Escritor mexicano. Un solo libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y una única
novela, Pedro Páramo (1955), bastaron para que Juan Rulfo fuese reconocido como
uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Su obra,
tan breve como intensa, ocupa por su calidad un puesto señero dentro del
llamado Boom de la literatura hispanoamericana de los años 60, fenómeno editorial que
dio a conocer al mundo la talla de los nuevos (y no tan nuevos, como en el caso de
Rulfo) narradores del continente.
Serie de diecisiete cuentos en los que Juan Rulfo trata entre otros asuntos, el problema
de la tierra. La tierra infértil como la del relato de Luvina y Nos han dado la tierra, en
dónde los personajes caminan por la tierra que les han dado haciendo referencia a ella
como un comal acalorado en donde si siembran, no crecerá nada, ni zopilotes. Dicho
cuento tiene como referencia el código histórico político y concretamente hace alusión
a la reforma agraria y a la repartición de la tierra incrementada durante el sexenio de
Cárdenas. Macario, primer cuento con el que arranca el libro, es un joven que por
órdenes de su madrina se dedica a matar ranas al salir de las alcantarillas, ya que ella
lleva días sin poder dormir a causa del escándalo.
Es que somos muy pobres trata la historia de una familia muy humilde por la que pasan
todas las desgracias y el temor de los padres de que Tacha, su hija más chica, se
convierta en una prostituta como sus hermanas mayores, que decidieron tomar ese
camino a causa de la pobreza y mala suerte que las perseguía.
Narrados la mayoría de ellos en primera y tercera persona, Rulfo recrea un ambiente a
lo largo de los cuentos con seres que viven en un estado de magia. El presente para
ellos es trágico y la nostalgia del pasado y el recuerdo es una constante. El autor logró
retratar la problemática del campo y la provincia jaliscienses a través de un realismo
mágico que autores como Jorge Luis Borges y García Márquez le reconocen
ampliamente.
En relación a El llano en llamas, encontraremos, en primer lugar, el estudio de Rafael
Olea Franco “Juan Rulfo, un maestro del cuento moderno”. En él se establece una
comparativa que sitúa a Rulfo junto a Horacio Quiroga pues, en palabras del crítico,
ambos consiguieron «otorgar a esta forma narrativa [el cuento] el estatuto de un género
mayor en el más amplio sentido de la palabra». Olea busca evidenciar la importancia
del cuento en la literatura mexicana y en la producción de Rulfo, valorando cómo la
novela ha podido eclipsar la importancia de El llano en llamas (originada por una
lectura que sólo observaba en que, en la visión de Olea, suponen la construcción
sintética de la narración, la invención de los personajes desde una perspectiva interna y
la aparición de complejas voces narrativas que evitan los juicios moralizantes sobre las
acciones de los personajes.
"Es en muchos sentidos un libro mestizo. Un libro de cuentos que parece un enorme
poema. Un testimonio cruento que parece un sueño. Un puñado de vidas que parecen
paisajes y paisajes que gritan, lloran y susurran. Nadie ha escrito después o antes así.
Sólo Rulfo en Pedro Paramo lo intento y logró. Después vino el silencio, el respetuoso
silencio que sigue a todos los auténticos milagros. Nadie que yo haya leído escribe
como Rulfo, todos los que lo hacemos en América Latina no hacemos más que dar
vuelta alrededor de dos o tres imágenes quemantes, un entierro, una mujer y unas
gallinas, la sequedad más seca de esa tierra de nadie que es nuestra”,
reconoce Rafael Gumucio.
"Entre otras cosas, Rulfo nos enseña que las cosas más terribles pueden ser contadas
con un lenguaje que no cae en el melodrama. Los personajes de El llano en
llamas suelen ser violentos porque es el modo que han encontrado para discurrir en el
mundo y toman al mundo como viene. Esa especie de resignación expresada en los
términos más precisos posibles -es decir: poéticamente- es la manera en que Rulfo
habló de un país en el que el estado de derecho era una fachada para la mayoría. Y
esa no es la primera razón, pero es una razón más por la que Rulfo sigue siendo
vigente", reflexiona Yuri Herrera.
Macario es un joven que al que su madrina, la señora que lo alberga en su casa, obliga
a exterminar cuanta rana salga de la alcantarilla, ya que ella no puede dormir por el
griterío que hacen estos animales. Por esta razón su madrina le ha dado un palo a
Macario para no permitir que las ranas canten, con la consigna de que si no lo cumple,
lo dejará sin comer, y lo maldecirá para que se pudra en el infierno. Y mientras, Macario
espera pacientemente a que salgan las ranas para cumplir con su misión, nos cuenta
su historia, nos habla del paso del tiempo donde vive, de sus deseos, anhelos,
desesperanzas y angustias. De su amor por Felipa y del sabor a flores del obelisco que
tiene la leche que bebe de ella. Nos han dado la tierra, habla del problema agrario, la
tierra dada a los campesinos es un llano desierto en dónde no se da nada y la lluvia
consiste en apenas unas escasas gotas. Llegan al pueblo que está del otro lado y que
representa la vida como contraparte a la tierra que les han dado, ya que representa la
muerte por su infertilidad. La cuesta de las comadres. Los Torricos son dueños del
pueblo del que todo el mundo empieza a emigrar. Un día aparece muerto Odilón Torrico
y sus hermanos investigan quién lo mató. Los asesinos, al parecer, son los Alcaraces
con quien el narrador recuerda haber presenciado una fuerte riña. Es que somos muy
pobres trata la historia de una familia muy humilde por la que pasan todas las
desgracias y la que más acapara la atención es que la vaca de Tacha, que le regalara
su padre al cumplir los doce años, se la ha llevado el río. Esta vaca representa para los
padres de la niña, el mejor camino para evitar que Tacha, imitando a sus dos hermanas
mayores, se convirtiera en prostituta: “La peligrosa es la que queda aquí, la Tacha, que
va como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que
prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para
llamar la atención”.Un hombre huye de las autoridades y se interna en las montañas
por haber dado muerte a la familia Urquidi constituye la historia de El hombre. Un
borreguero lo encuentra y sin saber la historia verdadera de aquel hombre, le ofrece de
comer y platica con él.San Gabriel es el pueblo en donde se desarrolla el cuento de En
la madrugada, y fue a esa hora cuando Esteban mata a su patrón Don Justo cuando
éste llega a detenerlo de la golpiza que Esteban le está dando a un becerro que mama
de una vaca. Esteban es encarcelado y alega no recordar haber dado muerte a Don
Justo. Talpa alberga a la milagrosa virgen del Rosario y Tanilo Santos desea ir a
curarse de la llagas que atormentan su cuerpo. Natalia, su mujer, y el hermano de
Tanilo planean llevarlo con el fin de que Tanilo muera en el camino a causa de su
enfermedad y la fatiga del camino. Este cuento narra los contratiempos y experiencias
de los peregrinos y de ellos mismos como tales. Llegan a Talpa y finalmente muere
Tanilo Santos. Natalia, arrepentida, llora en los brazos de su madre. El llano en llamas
es el cuento que le da nombre al libro, aquí la lucha armada revolucionaria se hace
presente entre los federales que son la gente de Petronilo Flores y el movimiento
rebelde con Pedro Zamora a la cabeza. Esta historia es narrada por el Pichón, uno de
los hombres de Zamora que termina en la cárcel, pero no por haber participado con los
rebeldes, ya que de eso las autoridades no se enteran, sino por su afición a robar
mujeres.Juvencio Nava es el narrador y personaje principal de ¡Diles que no me
maten!, quien pide a Justino que por caridad vaya a pedirles que lo perdonen. El viejo
asunto de la muerte de Don Lupe, a quien Juvencio mató por venganza, pues Don
Lupe había matado a su vez a un novillo de Juvencio que entró a tomar agua a las
tierras de Don Lupe. Don Lupe ya había amenazado de muerte a Juvencio, por lo que
años más tarde, uno de los hijos de Don Lupe, ahora coronel, pidió que fusilaran a
Juvencio: “No merezco morir así, coronel. Déjame que, al menos, el Señor me perdone.
¡No me mates! ¡Diles que no me maten!”. Luvina es tal vez el cuento más poético de
esta serie, por su magnífica descripción de un pueblo casi fantasmal, deshabitado y
seco: “Todo el lomerío pelón, sin un árbol, sin una cosa verde donde descansar los
ojos… aquellos cerros apagados como si estuvieran muertos y a Luvina en el más alto,
coronándolo con su blanco caserío como si fuera una corona de muerto”. Luvina nos
recuerda así, el ambiente de Cómala descrito en Pedro Páramo. Un profesor que se va
del pueblo le cuenta a otro, el cual lo va a sustituir, la vida en Luvina, se lo cuenta
bebiendo hasta caerse de borracho.La noche que lo dejaron solo cuenta como en el
marco de la revolución cristera, Feliciano Ruelas camina en la madrugada huyendo
junto con sus dos compañeros, a los que matan en una emboscada. Feliciano logra
cruzar el río y escaparse.A manera de recordatorio se cuenta la historia de Urbano
Gómez en Acuérdate. Urbano Gómez, hijo de Don Urbano y nieto de Dimas, fue
expulsado de la escuela por encontrarse jugando al marido y mujer con su prima detrás
de los lavaderos de la escuela. Don Fidencio, padre de la muchacha y tío de Urbano, le
da una paliza que por poco lo mata, lo que provoca que Urbano se vaya del pueblo de
puro coraje. Regresa tiempo después convertido en policía y odiando al pueblo que lo
expulsó. Mata a su cuñado Nachito y muere ahorcado en un árbol que él mismo
escogió.Ignacio, agonizante, es llevado a cuestas por su padre para salvarlo en No
oyes ladrar los perros, frase que significa la vida, la población y en casos como éste la
salvación están cerca, aunque su llegada a Tonaya sea demasiado tarde para ellos.
Paso del norte, trata la historia de un muchacho que va a hablar con su padre para
pedirle se haga cargo de su familia, ya que el irá en busca de mejores oportunidades al
país del norte. El papá, de mala gana, acepta argumentando que él no tiene ninguna
responsabilidad con ellos porque ya bastante hizo con el muchacho y su hermana que
en paz descanse. El muchacho regresa contándole a su padre que no pudo cruzar
porque mataron a su amigo y él logró huir de regreso. Al preguntar por su familia el
padre del muchacho le cuenta a éste que su mujer se fue con otro hombre y entonces
él decide ir a buscarla.Un grupo de mujeres provenientes de Amula va en busca de
Lucas Lucatero para tratar de convencerlo de ir con ellas al pueblo a testimoniar a favor
Anacleto Morones, a quien creían un santo e intentan canonizar. Lucas Lucatero
trabajó con él y además se casó con su hija. Lucas Lucatero, después de mucho rodeo,
confiesa a las mujeres que el niño Anacleto, a quienes todos creían un santo, era un
impostor y cómo él mismo presenció el día en que el pueblo, confundido por un
malentendido, empezó a venerarlo. Sin ni siquiera sospechar que el cuerpo de Anacleto
Morones está enterrado en casa de Lucas, Pancha ayuda a Anacleto a acomodar las
piedras encima de donde está enterrado el “santo cadáver”. El día del derrumbe, es
una de las historias más divertidas, la cual nos cuenta el día en que el presidente visitó
el pueblo de Tuxcacuexco recientemente afectado por un temblor. La reunión para
planear estrategias de apoyo a los afectados acabó en borrachera y balazos. Así, el
presidente se retiró dando la orden de encargarse del borracho que inició el tiroteo y
quedó dormido a causa de un botellazo.
En el Corazón de María se desarrolla el cuento La herencia de Matilde Arcángel. En
dicho pueblo habitaban padre e hijo. Euremio Cedillo grande y chico. Por todos era
sabido el odio de Euremio padre a su hijo, por considerarlo el asesino de Matilde,
madre del muchacho, ya que el día del bautizo del recién nacido, Matilde se cayó del
caballo y por proteger al bebé que llevaba en brazos, murió. Desde ese momento el
padre se encarga de destruir psicológicamente a su hijo, a quien juzga como el asesino
de Matilde. La historia es contada por el padrino del niño, quien fue el prometido de
Matilde antes de que ella conociera y se casara con Euremio Cedillo. Describe la
imagen casi celestial de Matilde y cómo se ofreció a bautizar al niño sólo por estar
cerca de ella. Euremio chico, toca la flauta, misma que interpreta al final del relato con
la mano izquierda y con la derecha sostiene, el cuerpo de su padre muerto.
OTROS PERSONAJES:
Felipa (or.griego, var.felipe= amante de los caballos) y la madrina= mujeres solas,
marginadas, alienadas por la religión católica.
TIPO DE NARRACIÓN
Monólogo interior: repetitivo, ondulante, arrullador. cuenta.
1.- Está escrito en primera persona en tiempo presente.
2.- No está dirigido a nadie (platica para no quedarse dormido).
3.- Su punto de vista es limitado.
4.- Discurso basado en asociaciones de contigüidad (exigen menos energía al cerebro).
Adentro= iglesia: –violencia -manos amarradas=la prédica del cura. "el camino de las
cosas buenas está lleno de luz. el camino de las cosas malas es oscuro."
alimentos marginales
flor del obelisco, leche de Felipa, granadas, arrayanes, ranas, sapos, garbanzo para
cerdos, maíz para cerdos, leche de chiva, su sangre, sobras (montoncitos de comida
que hace la madrina).
relación con la iglesia es negativa: va a misa y le atan las manos, teme morirse e ir al
infierno, cree estar lleno de demonios, le gusta más la chirimía que las palabras del
cura, los grillos cantan para anegar los lamentos de las ánimas en pena, él no mata a
los grillos, si la madrina no duerme, por su influencia con los santos, lo mandará al
infierno, no tendrá la oportunidad de ir al purgatorio y ver allí a sus padres.
Relación con la calle es negativa: dicen que está loco, si sale de día lo apedrean, lo
llaman a comer y le tiran piedras, dicen que trató de ahorcar a una señora.
Algunas apreciaciones
“El mexicano venera al Cristo sangrante y humillado, golpeado por los soldados,
condenado por los jueces, porque ve en él la imagen transfigurada de su propio
destino. Y esto mismo lo lleva a reconocerse en Cuauhtémoc, el joven Emperador
azteca destronado, torturado y asesinado por Cortés.” (Octavio Paz. El laberinto de la
soledad. pg.75).
Este cuento, contenido en su libro El llano en llamas, presenta una situación real y
objetiva en la cual luego aparecen algunos de los rasgos más característicos de la
narrativa de Rulfo: la transposición del tiempo presente en pasado, el punto de vista del
narrador testigo que adopta la posición del protagonista y el diálogo dramático.
I. Un hombre es amarrado a un horcón para ser fusilado. Éste implora a Justino (su
hijo) para que interceda y le salve la vida.
III. El coronel que ha mandado a los cuatro soldados es hijo de Don Lupe y vengador
ahora de la muerte de su padre.
La historia del asesino de su compadre y la del hijo vengador se cierran con el cadáver
que el otro hijo (Justino) lleva encima de un burro para el velorio en Palo de Venado.
LA IDENTIDAD DEL PROTAGONISTA
El narrador testigo ocupa el mismo lugar que el protagonista y esta dualidad ofrece una
perspectiva doble, en cuanto el lector no logra dilucidar si el relato está contado desde
adentro del personaje o simplemente desde afuera de él. Ambos, testigo y protagonista,
parecen ser la misma persona que narra.
Realidad subjetiva. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima,
sino porque tuvo sus razones. Él se acordaba...
En esa sucesión entre el relato de afuera y el relato desde adentro de la conciencia del
personaje, el narrador alcanza en su última acción narrativa el terreno del relato
enmarcado. Las comillas nos indican que el relato en primera persona ("Y me mató un
novillo") toma el punto de vista del protagonista a través del recuerdo.
Mediante esta técnica de interpolar, a) el diálogo entre Justino y su padre; b) narrador
testigo; c) narrador protagonista que recuerda su pasado, se une sutilmente el tiempo
real (presente) y el tiempo evocado (pasado).
“¡Diles que no me maten!” parece a primera vista una manifestación rezagada del
criollismo.
La intervención del autor como narrador se hace sutilmente con un estilo seudopopular
a la manera de Hemingway para no romper el tono. Las oraciones son breves y
contundentes, el vocabulario es sencillo y predominan los verbos. Los recuerdos de
Juvencio y del coronel, presentados a través del autor lo mismo que directamente,
sirven para aclarar la trama sin entrar en el mundo surrealista del subconsciente.
Las innovaciones de los modernistas fueron aplicadas a temas nacionales por los
primeros criollistas. Las innovaciones de los cosmopolitas ya se están aplicando a
temas nacionales también. Juan Rulfo, que publicó en 1953 su colección de cuentos, El
llano en llamas, dos años después publicó la novela Pedro Páramo que fundió a la
perfección temas, personajes y espacios nacionales con arquetipos universales
mediante una técnica experimental bastante novedosa y genial.
Bibliografía
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México, Praxis, 1998
García, Gabriel, Juan Rulfo. Rulfo y el cuento, México, Editorial Universitaria,
2007
Estrada, Julio, El sonido en Rulfo, México, UNAM-IIE, 1990
Fuentes, Carlos, Los caminos de la creación en Juan Rulfo, México, UNAM,
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Vital Díaz, Alberto, Noticias sobre Juan Rulfo, 1784- 2003, México, FCE, 2004