Al intentar dilucidar la categoría económico-social de “trabajo informal”, es necesario

especificar y delimitar el sector al que nos referimos. El sector informal urbano (SIU)
consideramos es apropiado -como una primera aproximación teórica- para desarrollar los
fines propuestos en concordancia al tema elegido en clases previas1. Dicho esto, proyectamos
nuestro análisis a interrelacionar los conceptos a modo de variables de: trabajo informal, y
trabajo formal.

El empleo formal como norma que reglamenta el trabajo en términos de “legalidad” está
dirigido a un grupo humano que debido a sus ventajas, de tipos educativas, económicas e
incluso culturales ha podido insertarse en el sector moderno de la economía. Sin embargo la
inserción de un grupo humano al sector moderno de la economía, deja por fuera a un
“contingente” humano que al verse en condiciones vulnerables opta por una forma de
"empleo alternativo”. En este sentido podríamos definir al empleo informal como aquellas
prácticas en las que el trabajo no se encuentra debidamente normado por acuerdos formales.
Estos acuerdos al ser invisiblizados suponen un elemento clave para la conservación y el
aumento de la desigualdad social.

Ahora bien, Mercedes Placencia nos menciona que “la informalidad en tanto autoempleo
hace relación a la unidad de producción y no al puesto o al trabajador” En este sentido
podemos relacionar y tomar como ejemplo, las mercancías provenientes del sector formal,
junto a las del sector informal. Este último, al tener una carencia del factor capital, intentará
competir en la economía de mercado, “ahorrando” cualquier otro factor productivo, dando
como resultado, la oferta de bienes que el sector moderno no ofrece.

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Reflexiones sobre trabajo informal infantil, a partir de entrevistas e historias de vida.