Las células de los mamíferos han desarrollado respuestas protectoras para tratar el estrés
generado por la hipoxia. La mejor definida es la inducción de un factor de transcripción
llamado factor 1 inducible por hipoxia que favorece la formación progresiva y se
producen una liberación generalizada de enzimas celulares al espacio extracelular y, a la
inversa, entrada de macromoléculas extracelulares que pasan del espacio extracelular a
las células en trance de muerte. Por último, las células muertas son reemplazadas por
grandes masas compuestas de fosfolípidos, en forma de figuras de mielina. Estas son
fagocitadas por leucocitos o degradadas a ácidos grados. En ocasiones se producen
calcificación de estos residuos de ácidos grasos, con la formación de jabones de calcio.
¿Cómo se produce la lesión por reperfusión? La respuesta más probable es que nuevos
procesos lesivos se activan durante la reperfusión, causando la muerte de células que, de
no ser por ellos, podrían recuperarse. En tal contexto se han propuesto diversos
mecanismos:
Estrés oxidativo. La nueva lesión puede iniciarse durante la re oxigenación, al
incrementarse la formación de especies reactivas del oxigeno y del nitrógeno. Es
posible que estos radicales libres sean producidos en el tejido reperfundido como
consecuencia de la reducción incompleta del oxigeno por parte de las
mitocondrias dañadas, o por acción de oxidasas en leucocitos o en células
endoteliales o parenquimatosas. Los mecanismos celulares en defensa
antioxidante pueden verse afectados por la isquemia, facilitando la acumulación
de radicales libres.
Sobrecarga de calcio intracelular. Como se ha indicado, la sobrecarga de calcio
intracelular y mitocondrial comienza durante la isquemia agua y se exacerba
durante la reperfusión, debido al flujo de entrada de calcio causado por el daño
de la membrana celular y la afectación del retículo sarcoplasmico mediado por
ERO. La sobrecarga de calcio favorece la apertura del poro de transición de la
permeabilidad mitocondrial, con la consiguiente disminución de ATP. Ello, a su
vez, incrementa el nivel de lesión celular.
Inflamación. La lesión isquémica se asocia a la inflamación, considerada como
resultado de las “señales de peligro” procedentes de las células muertas, las
citosinas secretadas por células inmunitarias residentes, como los macrófagos, y
el aumento de la expresión de moléculas de adhesión por parte de células
parenquimatosas y endoteliales hipoxicas, procesos que intervienen todos ellos
en el reclutamiento neutrófilos circulantes para el tejido reperfundido. La
inflamación causa lesión tisular adicional. La importancia del flujo de entrada de
neutrófilos en la lesión repercute pueden verse afectador por la isquemia,
facilitando la acumulación de radicales libres.
La activación del sistema de complemento puede intervenir en la lesión
isquemia – reperfusión. Por razones que no se conocen, algunos anticuerpos IgM
son propensos a depositarse en tejidos isquémicos y, cuando el flujo sanguíneo
se restablece, las proteínas del complemento se unen a los anticuerpos
depositados, se activan e inducen un mayor grado de lesión e inflamación
celulares.