Los embarazos no deseados son uno de los principales riesgos asociados a la práctica de la
sexualidad en la adolescencia. Los factores que aumentan este riesgo son:
La ausencia de información veraz. Más del 70% de los/as jóvenes consideran que
están bien informados en materia de sexualidad, pero la información que tienen
puede ser muy limitada y probablemente contaminada de los mismos prejuicios,
además que existe una gran diferencia entre la percepción subjetiva de estar bien
informado y estarlo realmente, es decir los jóvenes tienen la "ilusión de que saben",
y por lo tanto no ven la necesidad de buscar información, por lo que actúan en base
a dichas creencias erróneas.
A veces saben dónde acudir pero no lo hacen por vergüenza, porque no se atreven.
Con la misma dificultad se encuentran a la hora de adquirir el método
anticonceptivo, (por norma general el preservativo).
Otro factor es la ausencia de habilidades sociales o de autocontrol para exigir su
utilización a la pareja.
Está muy extendida la idea de que la norma entre los jóvenes es mantener
relaciones sexuales.
Los adolescentes se sienten presionados por los comentarios de los amigos, o por
series de televisión que muestras jóvenes actores que son activos sexualmente. Es lo
que se conoce como presión de grupo, y que puede ser el impulso para hacer algo,
aún sin estar plenamente convencido/a, por el simple hecho de creer que el resto del
grupo lo hace.
Otro factor que está presente es la ambivalencia ante un embarazo como fruto de
ese amor idílico y maravilloso de la adolescencia.
El afán por la búsqueda del riesgo, y la baja percepción del mismo, característico en
la adolescencia, podemos entender un poco mejor la situación que en muchos casos
desemboca en un Embarazo no deseado.
Riesgo de muerte y enfermedad, sobre todo para las niñas de 10 a 14 años de edad, quienes
tienen cinco veces mayores probabilidades de morir a causa del embarazo o el parto que las
mujeres de 20 a 24 años.
Oportunidades perdidas: Las madres adolescentes tienen más probabilidades de abandonar los
estudios secundarios, lo que menoscaba sus posibilidades de participar plenamente en la
sociedad, tener ingresos, cuidarse a sí mismas y cuidar a sus hijos. Estos factores la
convierten en una consecuencia de la pobreza y puede acentuarla.
Más hijos: El inicio temprano de la maternidad aumenta la probabilidad de tener más hijos
que las mujeres que comienzan a procrear más tarde. Esto influye en el tamaño de las familias
y en el total de la población mundial.
Más abortos: A escala mundial, al menos uno de cada diez abortos ocurre entre jóvenes de 15
a 19 años de edad.
Desde el momento en que sabe que se ha quedado embarazada, y tome la decisión que tome
(abortar o tener el hijo), está expuesta a importantes consecuencias, no sólo físicas, sino también
psicológicas, sociales, económicas educativas y laborales. Los efectos de muchas de ellas pueden
extenderse, incluso, hasta muchos años después del embarazo.
Conocer que está embarazada sin quererlo, supone un fuerte impacto psicológico para la chica. En general el
miedo, el estrés y la ansiedad son las reacciones iníciales. Son múltiples las dudas que se le plantean: ¿qué puede
hacer? ¿Cómo reaccionará su pareja? ¿Cómo se lo va a decir a sus padres y cómo lo tomaran? ¿Qué va a ocurrir
con su vida?
A este respecto, hay que tener en cuenta que lo más habitual es que la chica no disponga de estrategias adecuadas
de afrontamiento y resolución de este tipo de problemas.
CONSECUENCIAS FÍSICAS:
Detención del crecimiento, ya que las proteínas destinadas solamente para la madre, ahora se
tienen que compartir con el hijo.
Anemia, desnutrición y toxemia del embarazo.
Aumento de la mortalidad materna.
Mayor riesgo de abortos espontáneos y nacimientos prematuros o complicaciones durante el
parto, por falta de madurez sexual.
Aumenta la probabilidad de tener más hijos, ya que al empezar jóvenes a tener relaciones
sexuales, es más fácil que los hijos se sucedan rápidamente.
Aumenta la posibilidad de tener más relaciones sexuales, seguidas, con frecuencia con varias
parejas, lo que además aumenta el riesgo de enfermedades de transmisión sexual.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS:
"La madre adolescente es en cierto sentido una niña, que de pronto se ve arrojada al mundo adulto sin estar
preparada para ello". Esta nueva situación lleva a la adolescente a gran cantidad de problemas psicológicos, ya
que la aceptación de ser madre o del matrimonio son grandes pasos para los que no está preparada. Esto hace que
se sienta frustrada en sus expectativas de futuro.
Ya que se está en un proceso de identidad, que lleva a brincarse un paso muy importante, la auto
aceptación como mujer, con los cambios del cuerpo y funciones nuevas, por una figura
prematura de mujer embarazada.
Rechazo social si el embarazo es fuera del matrimonio y críticas si es aún estando casada.
CONSECUENCIAS EDUCATIVAS:
En las madres adolescentes las posibilidades de llegar a conseguir una buena formación se ven claramente
disminuidas, ya que son mucho más frecuentes los problemas escolares y el abandono de los estudios.
El menor rendimiento académico y las mayores probabilidades de abandono escolar interfieren seriamente en el
proceso de formación. Todo ello puede acarrear importantes consecuencias sociales y económicas.
En el caso de que la madre decida quedarse con el hijo, las responsabilidades parentales, su bajo nivel de
formación, y su habitualmente escasa o nula experiencia laboral, hacen más fácil que, o bien no encuentre un
trabajo o que, en el caso de encontrarlo, esté mal pagado. Como consecuencia de ello, muchas de estas chicas
viven en hogares con reducidos ingresos, incluso por debajo del nivel de la pobreza. En algunos casos, la situación
económica es tan precaria que pasan a depender de la asistencia social. La precariedad económica se mantiene
incluso varios años después del embarazo.
Ser madre puede ocasionar a la chica importantes problemas de rechazo social. La adolescente puede ser
rechazada, además de por su pareja, por algunos de sus amigos, vecinos o familiares. En casos extremos puede
llegar a ser rechazada incluso por sus propios padres. Este rechazo le priva de una parte muy importante de sus
fuentes de apoyo social en ocasiones, también económico, precisamente en el momento en que mas las necesita.
Por otro lado, esto hace más difícil que la chica se implique en una relación de pareja estable.
Hasta los años 80 ha existido un "olvido" casi total del papel del padre en el embarazo no
deseado.
Las consecuencias que afectan al padre parecen depender, en gran medida, del grado en que
asuman su parte de responsabilidad en el embarazo. Si su implicación es grande, es muy
probable que le afecten muchas de las consecuencias psicológicas, sociales, económicas y
educativas descritas al referirnos a la madre.
Algunos estudios han encontrado que en estos chicos son más probables la baja auto eficacia
personal percibida, la ansiedad y los sentimientos de culpa. Su rendimiento escolar y su situación
económica también se ven afectados.
Trabajar y recibir un menor nivel de ingresos que los demás de su misma edad.
Aumento del estrés y mayor frecuencia de trastornos emocionales por falta de recursos,
por tener que trabajar en lugar de estudiar, por el abandono a los amigos y por falta de
tiempo para divertirse.
Tener que actuar como adulto, cuando todavía debe gozar y vivir como adolescente.
Todas estas decisiones pueden afectar notablemente a su relación y de ellas se pueden derivar
distintas consecuencias para ambos. En concreto, aspectos como el fracaso matrimonial, el
logro educativo, el nivel económico y algunos efectos sobre el posible hijo pueden depender
de la decisión tomada.
En nuestra cultura es habitual, aunque cada vez menos, que el embarazo no deseado conlleve
un matrimonio posterior más o menos "forzoso".
Pero al igual que el embarazo, estos matrimonios tampoco suelen ser deseados, ya que
muchas veces obedecen a presiones sociales o familiares. Dado el estado de frustración y
malestar psicológico que suelen tener los cónyuges, su falta de habilidades para resolver
conflictos, los problemas económicos, el escaso conocimiento mutuo, y otra serie de factores,
estos matrimonios acaban, tarde o temprano, fracasando, añadiendo así un elemento más a la
secuencia de fracasos que suele iniciarse con un embarazo no deseado
Si la pareja adolescente decide vivir independiente, tienen, al igual que lo que ocurría al
hablar de las consecuencias para la chica. Grandes posibilidades de tener problemas
económicos, de vivir bajo el nivel de la pobreza y de acabar, incluso, dependiendo de la
asistencia social.
Al verse obligados a formar una pareja, la violencia, los reproches, los chantajes o los
celos, impedirán que su unión sea estable y permanente, lo que ocasiona también que
al separarse tengan problemas de estabilidad emocional con cualquier otra persona.
Vivir con los padres o con otros familiares, conviva o no también el padre del niño, ayuda a
mitigar las consecuencias del Embarazo NO Deseado.
El embarazo adolescente en el Perú: Situación actual
e implicancias para las políticas públicas
Adolescent pregnancy in Peru: Its current situation and implications for
public policies
RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
SITUACIÓN Y TENDENCIAS
Según se aprecia en la Tabla 3, son cada vez más las adolescentes embarazadas
que hubieran querido ese embarazo más tarde, cifra que llega cerca al 60% en el
2012, y que fuera casi la mitad de este valor hace dos décadas. Mientras,
quienes efectivamente buscaban quedar embarazadas bajaron de 52,6 a 31,7%.
Se trata de situaciones que responden a cambios en la mentalidad, en los planes
y expectativas de vida, y a una mayor educación y acceso a información en
múltiples medios (que por sí sola no es suficiente para prevenir los embarazos no
planificados).
Otro aspecto que considerar radica en la violencia sexual contra las mujeres,
incluso en menores de 15 años. En nuestro país, según la ENDES 2012, el 6% de
adolescentes unidas han sido víctimas de alguna forma de violencia sexual por
parte de sus parejas. Las situaciones de violencia tendrán mayor relevancia en
poblaciones en las que hay alta movilidad poblacional, asociados a ciclos
expansivos de explotación de recursos naturales o comercio, como sucede en
muchas áreas de la selva y ceja de selva. En estas zonas se trata de un negocio
cuya rentabilidad forma parte del comercio de bebidas alcohólicas y alimentos, y
no obedece a una lógica criminal organizada, sino a un conjunto de redes
familiares (10).
Por otro lado, en cuanto al análisis global del rango de edad adolescente,
también se debe considerar el hecho que el grupo de 15 a 19 años es
heterogéneo, lo que tendría implicancias para la prevención. En los últimos veinte
años el grupo de 15 a 17, que en su mayoría está en la escuela secundaria,
presenta porcentajes de embarazo relativamente estables, por debajo del 10%,
mientras que el grupo de 18 a 19, generalmente fuera del sistema educativo,
muestra prevalencias superiores al 20%. Obviamente, y tratándose de valores
nacionales, lo que también debemos considerar es que estos valores fluctúan
hacia arriba o hacia abajo según analicemos estratos, regiones naturales, etc.
Tanto a nivel individual como colectivo, son múltiples los impactos del embarazo
adolescente, sobre todo si no fue resultado de una decisión libre e informada
que, como vimos, son la mayoría. Algunos de los impactos más estudiados en
nuestro país, someramente esbozados en secciones anteriores, tienen que ver
con la limitación al ejercicio de derechos y oportunidades, que afectan los planes
de vida y la transición a la vida adulta, perpetuando la transmisión
intergeneracional de la pobreza (11). Menos reconocidos, pero no por falta de
evidencias, son sus asociaciones de riesgo con la desnutrición infantil y la muerte
temprana (de la adolescente y de sus hijos). En conjunto o por sí solos,
configuran un potencial efecto negativo para los intentos de capitalizar la
oportunidad derivada del cambio poblacional y hacer realidad el bono
demográfico.
El impacto sanitario tampoco será menor, sobre todo si consideramos que casi el
60% de los embarazos en adolescentes no fueron planificados. Entonces,
¿Cuántos de ellos terminan como aborto inducido? Según la Primera Encuesta
Nacional de la Juventud del 2011, cerca del 30% de adolescentes declaraba
“cercanía con algún conocido que se ha realizado un aborto” (18). A su vez,
estudios más especializados reportan datos por encima y por debajo a los
estimados realizados para el país en estudios internacionales (19,20). En todo caso,
prevenirlos habría costado bastante menos, tanto desde el punto de vista
sanitario, psicológico, social y familiar, como económico, el más invocado por
quienes optan por aborto (21). Según algunos estudios internacionales, en países
como el Perú, evitar cada embarazo no planificado en la adolescencia costaría
entre US$ 43 y US$ 63 (22).
Estrechamente vinculado con lo anterior están las muertes maternas evitables,
de no haberse producido estos embarazos o de no haberse producido su
deterioro. En las adolescentes de nuestro país las razones de mortalidad
maternas (RMM) son desproporcionadamente más altas que las registradas para
las mujeres en edad reproductiva, sobre todo en la sierra y selva, llegando en
esta última a valores de 453 muertes maternas por cien mil nacidos vivos en el
periodo 2007-2011, según lo muestra un reciente estudio de la Dirección General
de Epidemiología del Ministerio de Salud del Perú y el Fondo de Población de las
Naciones Unidas (UNFPA) (23). Estos valores demuestran claramente la inequidad
existente, lo que justifica no solo una atención en términos geográficos.
Adicionalmente, hay que considerar que, según registros de vigilancia
epidemiológica, algunas muertes maternas en este grupo de edad son producidas
por suicidios, situación sobre la cual la es escasa la información acerca de su
magnitud y contexto.
Luego del embarazo se pueden considerar los efectos vinculados con la nutrición
y desarrollo, no solo de la propia madre sino también la del recién nacido. En el
Perú es mayor la probabilidad de que los hijos de las adolescentes multíparas
(alrededor del 2% de las gestaciones entre las adolescentes) experimenten bajo
peso al nacer o que sean pequeños para la edad gestacional, comparadas con
quienes no son multíparas a esa edad (24). Resultados de otros estudios
evidencian una importante diferencia entre las madres adolescentes y las adultas
en términos de peso del recién nacido, más aun en la adolescencia temprana (25).
Los resultados nutricionales, sin embargo, pueden ser revertidos (26).
En otras regiones del mundo, aun más pobres, se han registrado logros
semejantes. Es el caso de una experiencia local en el marco del programa de
transferencias condicionadas en Malawi, en el que la probabilidad del embarazo
cayó en 30% en quienes en un principio no formaban parte de él, mientras que la
de unirse para formar alguna pareja descendió en 40%. A su vez, la iniciación
sexual resultó 38% menor que en quienes no formaban parte del programa (36).
Para hacer frente a la situación descrita en secciones anteriores, este plan tiene
una sólida propuesta de intervención de política pública, aunque su aprobación
está pendiente desde hace dos años. Recoge lo más avanzado de la investigación
internacional y nacional, a partir del balance de las intervenciones que tienen
efecto probado para disminuir embarazo no planificado en adolescentes (37), y
reconoce que solo las intervenciones simultáneas y multisectoriales, nunca
aisladas, habrán de tener un efecto sostenible. Su horizonte temporal alcanza el
año 2021 (bicentenario), siendo su objetivo general reducir en 20% la
prevalencia del embarazo en las adolescentes. Sus objetivos específicos son:
• Espacios de recreación y buen uso del tiempo libre para el desarrollo integral de
los adolescentes;
CONCLUSIONES
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