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Sergio A.

Uhart
Morgan-Mycogen

Hernán E. Echeverría
Unidad Integrada
INTA-FCA Balcarce

El rol del
nitrógeno y
del fósforo en
la producción
de maíz

Diagnóstico

de la fertilización

nitrogenada

y fosforada
introducción 3

capítulo 1
Absorción, asimilación y
removilización de N y P. 4
• Impacto sobre el crecimiento
y rendimiento. 9
• Eficiencia del uso del nutriente 15

capítulo 2
Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo 18
• Síntomas visuales 19
• Balance entre la oferta y la
demanda del nutriente 19
• Determinaciones en planta 27
• Determinaciones en suelo 34

capítulo 3
Síntesis de los aspectos relevantes 38

capítulo 4
Bibliografía 42
introducción
En este trabajo se presenta y discute como el
nitrógeno (N) y el fósforo (P) son absorbidos,
asimilados, acumulados y removilizados por
la planta y cuáles son sus efectos sobre los
componentes ecofisiológicos y numéricos
del rendimiento en grano. Finalmente, se
aborda el diagnóstico de deficiencias de
estos nutrientes y los criterios para decidir
la fertilización.
nitrógeno
1

Absorción,
asimilación y
removilización
de N y P
• Impacto sobre el
crecimiento y rendimiento

• Eficiencia de uso
del nutriente
nitrógeno El N llega a las raíces de la planta a través del proceso
denominado "flujo masal", o transporte en la solución del suelo
siguiendo un gradiente hídrico (el N es llevado por el flujo
transpiratorio de la planta). A mayor contenido de agua en el suelo,
concentración del nutriente en la solución, tasa transpiratoria de la
planta y temperatura del suelo y aire, mayor será la absorción de N
por la planta. La planta puede absorber N tanto bajo la forma de
nitrato (N03 ) como de amonio (NH 4 ). Estos iones llegan en primera
instancia al espacio libre de la raíz (paredes celulares) y luego
atraviesan las membranas entrando en las células vegetales. La
absorción de nitrato se realiza contra un gradiente electroquímico
(las raíces tienen carga negativa al igual que el ión nitrato, y la
concentración de este último es mayor en las células de la raíz que
en el suelo que la circunda), implicando, por lo tanto un gasto de
energía metabólica (ATP). La absorción de amonio se realiza a través
de mecanismos pasivos, sin gasto de energía (Novoa y Loomis, 1981).

La principal fuente de N para las plantas es la materia


orgánica del suelo, a partir de la cual se genera amonio y nitrato.
El nitrato, una vez absorbido es reducido con gasto de energía
proveniente de la fotosíntesis. El amonio no necesita ser reducido
y es incorporado rápidamente a aminas y amidas dado que no
puede ser almacenado porque es tóxico para la planta. Bajo
condiciones de baja irrandiacia, la absorción y reducción de N y
la fijación y reducción del carbono pueden entrar en competencia
por la energía disponible.

El P llega a las raíces por difusión, proceso que puede


estimarse conociendo el coeficiente de difusión de este nutriente
en agua y el cociente entre el diferencial de concentración de P
entre dos puntos y la distancia entre ellos. A mayor desarrollo y
penetración de raíces (menor distancia entre el punto de absorción y
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

provisión), mayor concentración del nutriente en la solución (mayor


diferencial de concentración) y mayor temperatura y humedad del
suelo habrá mayor absorción de P por la planta. Suelos con menor
capacidad buffer (resistencia a cambiar sus concentraciones de
equilibrio), menor tortuosidad de los poros (la misma aumenta a
partir de una densidad aparente superior a 1,3 g/cm3 ) y mayor
presión de oxígeno (varia de acuerdo al grado de compactación y
anegamiento del suelo) permitirán también una mayor absorción
de P por las plantas. El P es absorbido como ión ortofosfato o fosfato
mono o diácido contra un gradiente electroquímico, por lo que la
absorción es activa, con gasto de energía, y se realiza a través de
"carriers" o transportadores (Gardner et al.,1985).

El P absorbido no necesita ser reducido para su asimilación


integrándose rápidamente a compuestos orgánicos (en menos de 10
minutos el 80% del P absorbido pasa a formar parte de los mismos).
La acumulación de N en biomasa aérea bajo riego y
fertilización se presenta en la Figura 1 (Andrade et al., 1996).
La acumulacióm máxima de N en Balcarce osciló entre 240 y
-1
320 kg ha de acuerdo a los híbridos considerados, con tasas
máxima de acumulación que variaron entre 2,7 y 3,7 kg ha-1 d-1
de N. Dichas tasas se mantuvieron prácticamente constantes entre
los 25 y 120 d después de la emergencia (V5 a R4-R5).

El N acumulado en el momento de la floración varió


entre 55 y 65% del N total a cosecha. Resultados similares fueron
informadas en la literatura (Lubet y Juste, 1985). La relación entre el
N acumulado en pre y postfloración permite estimar la importancia
de la removilización del N durante el llenado de granos. El N es
acumulado en partes vegetativas hasta los 10-15 d posteriores a la
floración para luego ser removilizado hacia los granos. La relación
fuente-destino (capacidad de la planta para proveer asimilados a los
nitrógeno
granos / capacidad de los granos para acumular asimilados) es el
principal factor que puede modificar la removilización de N. No
obstante, debe señalarse que este nutriente es siempre removilizado,
aún ante limitaciones severas en el número de destinos reproductivos.

Figura 1: Acumulación
de N en biomasa aérea
en función del tiempo
para el híbrido de maíz
SPS240 conducido en
Balcarce sin limitaciones
hídricas ni nutrcionales.
(Andrade et al., 1996).

El cultivo puede removilizar durante el llenado de granos


-1
entre 28 y 100 kg ha de N de acuerdo a la relación fuente-destino
(Uhart y Andrade, 1995a). Estas cifras representan entre el 18 a 42%
del N presente en la biomasa vegetativa a los 15 d postfloración. Se
han informado diferencias entre híbridos en la capacidad de removi-
lización de N (Uhart, 1995). La contribución de la removilización de
N a la acumulación de N en grano durante el llenado de los mismos
puede oscilar entre 15 y 64%. Limitaciones por fuente conducen a
bajas cantidades de energía disponible para la absorción y reducción
de N durante el llenado de granos, incrementando la removilización
de N desde partes vegetativas. Ante buena disponibilidad de
asimilados por grano durante el llenado se privilegia la absorción
de N disminuyendo la removilización, y aumenta la concentración
de N en grano. Cuando la fuente es limitante ocurre lo inverso
(Uhart y Andrade, 1995a).
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

La dinámica de acumulación y removilización de N en la


planta se ve reflejada en el índice de cosecha de este nutriente (N en
grano/N en biomasa aérea), presentando valores que oscilan entre
0,59 y 0,69 de acuerdo a la relación fuente-destino y al híbrido
considerado (Uhart y Andrade, 1995 a). Por lo tanto, entre el 31 y
41% del N acumulado en la biomasa aérea permanece en el rastrojo
y, en planteos agrícolas, es devuelto al suelo.

La acumulación de P durante el ciclo del cultivo se muestra


en la Figura 2. El híbrido SPS 240 acumula más de 50 kg ha-1 de P
en la biomasa aérea con tasas máximas de acumulación de 0,9 kg
ha-1 d-1. A diferencia de lo observado para N, las tasas diarias de
acumulación de P en partes aéreas alcanzan valores altos y sostenidos
después de los 40 días de la emergencia. La mayor demora en arribar
a las máximas tasas de acumulación de P podría deberse a que este
nutriente llega a las raíces por difusión, por lo que es necesario un
buen desarrollo de las mismas, el incremento de la temperatura y
una buena disponibilidad hídrica (Barber, 1984). Hanway (1962),
Aldrich y Leng (1974) y Lubet y Juste (1985) mostraron curvas
similares de acumulación a las aquí presentadas, para cultivos sin
limitaciones hídricas ni nutricionales. El P acumulado en biomasa
aérea en floración representa aproximadamente el 50% del P
acumulado a cosecha.

El P también se acumula en partes vegetativas hasta la


floración para luego ser removilizado hacia los granos en crecimiento.
El valor máximo de removilización de P medido en un experimento
realizado en Balcarce ( Fontanetto, 1993) alcanza los 10,6 kg ha-1. La
eficiencia de removilización del P hallada para el híbrido SPS240 en
Balcarce es mayor a la del N (44 vs 34% respectivamente), y la
contribución del P removilizado al P acumulado en grano durante el
llenado es algo menor a la del N (26 vs 31% para el P y N
nitrógeno
respectivamente). Sin embargo, Cregan y Van Berkum (1984), en una
revisión, citan eficiencias de removilización de N que varian entre 39
y 53% por lo que, en general, puede considerarse que las eficiencias
de removilización de P y N suelen ser similares. El índice de cosecha
de P presenta valores mayores a los del N (0,75 vs 0,65-0,69) por lo
que en este caso la fracción que vuelve al suelo con el rastrojo es de
aproximadamente 25% del total acumulado en la biomasa aérea.

Figura 2: Acumulación
de fósforo en biomasa
aérea en función del
tiempo para el híbrido
SPS240 bajo riego y
sin limitaciones
nutricionales en Balcarce,
Argentina. La flecha
indica el 50% de
aparición de estigmas
(Andrade et al., 1995).

Efecto del nitrógeno sobre el desarrollo,


crecimiento y rendimiento del cultivo.
El N puede afectar las tasas de aparición y expansión foliar
modificando el área foliar y la intercepción de radiación solar por el
cultivo. Deficiencias severas de N no disminuyeron el número final
de hojas por planta y redujeron principalmente la tasa de expansión
foliar con un leve impacto sobre la tasa de aparición foliar.

Ello disminuyó el índice de área foliar (m2 de hojas por m2 de


suelo) hasta un 60%, así como también la duración del área foliar verde
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

(Uhart y Andrade, 1995b). Asímismo, reducciones en la


disponibilidad de N pueden producir desfases entre la liberación de
polen y la aparición de los estigmas, asociándose la magnitud de la
protandria al grado de estrés sufrido. Este desfase no es generalmente
la causa de la pérdida de granos ya que ante deficiencias de recursos
ambientales los destinos reproductivos tienden a ser abortivos
aunque se disponga de polen fresco durante la emisión de estigmas
(Otegui, 1992). Se informaron retrasos máximos de 9 y 11 d para las
fases vegetativas y la aparición de estigmas respectivamente con
intervalos máximos entre antesis y aparición de estigmas bajo estrés
nitrogenado de aproximadamente 8 d (Uhart y Andrade, 1995b).

La incidencia de la disponibilidad del N sobre el


rendimiento en grano puede ser analizada a través de sus componentes
ecofisiológicos: eficiencia de intercepción de la radiación incidente (ei),
eficiencia de conversión de la radiación incidente en materia seca (ec),
y eficiencia de partición de la materia seca producida hacia los órganos
cosechables.

La RFA interceptada por el cultivo (Figura 3a) y la ec


(Figura 3b), calculadas para el ciclo de crecimiento completo, fueron
disminuídas en proporciones similares por el estrés nitrogenado.
La intensidad del estrés nitrogenado se reflejó en la materia seca
acumulada tanto en órganos aéreos como en raíces. La deficiencia de
N aumentó la partición de la materia seca y del N hacia las raíces y
disminuyó la biomasa de raíces y la concentración y contenido de N
en las mismas (Tabla 1) (Uhart y Andrade, 1995b).

La partición de la materia seca hacia granos está vinculada


con la cantidad de destinos reproductivos fijados y con su actividad
durante el llenado de los mismos. En maíz, el factor más importante
en la regulación de la partición es el número de granos/m2 (NG).
nitrógeno La determinación de estos últimos está asociada con
la tasa de crecimiento del cultivo (TCC) alrededor del momento
de floración, la que a su vez puede ser modificada por la
disponibilidad de N. Las deficiencias de N pueden reducir la TCC
durante el periodo comprendido entre 15 d prefloración y 15 d
postfloración, lapso durante el cual se determina el número de
granos/m2. La tasa de crecimiento de espiga esta relacionada con la
TCC (ambas alrededor del momento de floración) a través de una
función lineal (r 2= 0,97, Uhart y Andrade, 1995b). La deficiencia
de N redujo la intercepción de la radiación y la ec durante los 30 d
alrededor del momento de floración. La ec durante este lapso se
asoció linealmente con la concentración de N en hojas 15 d
prefloración (Figura 2b) y con la TCC (Uhart y Andrade (1995 a).
Las deficiencias de N que disminuyen la TCC entre emergencia y
15 d prefloración, pero con una recuperación total de dicha tasa
durante la floración, no afectan el número de granos/m2 ni
el rendimiento (Uhart y Andrade, 1995b).

Figura 3: a) Intercepción
de radiación fotosintética-
mente activa por el cultivo
en función del tiempo
para alta (rombos), media
(círculos) y baja cuadra-
dos) disponibilidad de N
(Uhart y Andrade, 1995b)
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

Figura 3: b) Relación
entre la eficiencia de
conversión de la
radiación en materia
seca (ec) estimada
alrededor del momento
de floración y la
concentración de
nitrógeno en hoja
medida 15 días antes
de floración (Uhart y
Andrade, 1995b).

Tabla 1: Materia seca y nitrógeno total acumulado


en raíces y biomasa aérea a los 15 días postfloración
para diferentes niveles de oferta de nitrógeno
(Uhart y Andrade, 1995b)

* N0, N1 y N2 indican niveles crecientes de


disponibilidad de nitrógeno.
+ error standard de las medias
nitrógeno En síntesis, las deficiencias de N reducen NG y el rendimiento
en grano a través de la merma en la materia seca total, y también a
través de la caída en la partición de la materia seca hacia los granos.

Las diferencias en el NG en maíz parecen estar más


asociadas con variaciones en la fijación de granos (fertilización y aborto
de granos) que con variaciones en el número de espiguillas o granos
potenciales (Uhart,1995).

Las deficiencias de N reducen el rendimiento en grano


afectando tanto el NG como el peso de los granos (Uhart y Andrade,
1995c). Dentro de los componentes del NG, las espigas por planta y
los granos por espiga son los más afectados. La mayor parte de la
pérdida de granos se debe a fallas en la fertilización y/o incrementos
en el aborto de granos. La reducción del número potencial de óvulos
por espiga producida por el estrés de N osciló entre el 1 y 8% mientras
que la pérdida de granos por espiga debido a fallas en la fertilización
más aborto variaron entre 32 y 38% para los tratamientos no estresados
y entre 38 y 82% para los tratamientos estresados (Uhart y Andrade,
1995c). De manera similar, reducciones de luz, deficiencias de N,
sequía, alta densidad poblacional y retraso en la fecha de siembra
han aumentado principalmente el aborto de granos con ligeros o
nulos efectos sobre la morfogénesis.

Deficiencias de N redujeron el peso de los granos entre 9 y 25%


y el rendimiento en grano entre 14 y 80% respecto de los tratamientos
no estresados (Uhart y Andrade, 1995c). El N puede disminuir el peso de
los granos afectando la fuente de asimilados (menor tasa fotosintética y
duración del area foliar) durante el llenado y posiblemente el número
de células endospermáticas y gránulos de almidón en postfloración
temprana. El estrés de N afectó la duración del llenado de granos sin
modificar la tasa de llenado (Cordi et al., 1997).
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

El efecto de la disponibilidad de P sobre el desarrollo del culti-


vo ha sido menos estudiado que el efecto del N. Spence y Welch (1977)
y Darwich (comunicación personal) informaron que altas disponibili-
dades de P aceleraron el ciclo del cultivo, acortando tanto el periodo
emergencia-floración como floración-madurez fisiológica, en tanto que
Fontanetto (1993) no halló diferencias significativas en la fenología de
plantas que acumularon 40 y 54 kg ha-1 de P.

Las deficiencias de P pueden afectar la radiación interceptada


por el cultivo, la ec y la partición de la materia seca hacia estructuras
reproductivas. El P es parte integrante de las enzimas fotosintéticas
(RUBISCO, PEP carboxilasa) y de compuestos tales como ATP, NADP,
fosfolípidos, ADN, ARN, e interviene en procesos como la fotosíntesis,
absorción de iones, síntesis de proteínas y compuestos orgánicos,
traslocación de asimilados, etc.

La acumulación de materia seca en biomasa aérea fue


significativamente disminuída (-23%) por las deficiencias de P en
ensayos conducidos en Balcarce sin limitaciones hídricas
(Fontanetto, 1993). Si bien en estas experiencias no se estudió el
efecto del P sobre la radiación interceptada y ec, es esperable que
ambas hayan sido afectadas por la deficiencia de este nutriente.
La tasa de crecimiento del cultivo alrededor del momento de
floración fue reducida significativamente por la limitación de P
(-24%), por lo que NG y el rendimiento también cayeron. Sin
embargo, la reducción de TCC en floración no fue suficiente para
hacer caer el índice de cosecha, que no varió con la disponibilidad
de P. No se conoce si existen interacciones C-P en la determinación
de NG y del rendimiento.
nitrógeno Ensayos realizados en Balcarce sin limitaciones hídricas
en los que se alcanzaron diferentes niveles de disponibilidad de P
mostraron que deficiencias de este nutriente redujeron 20% el
número de granos m -2 y 17% el rendimiento en grano (Fontanetto,
1993). El peso del grano no cayó en el menor nivel de P, presentando,
por el contario, valores ligeramente superiores a los de las plantas sin
limitaciones de P debido al menor número de granos por espiga.
Entre los componentes de NG, la baja disponibilidad de P redujo
el número de espigas por planta en un 10% y el número de granos
por espiga un 12%. En estos ensayos no se contabilizaron los granos
potenciales por espiga por lo que no pudo establecerse el efecto
del P sobre la morfogénesis.

Eficiencia de uso del Nitrógeno


Nitrógeno
La eficiencia de uso del N por el cultivo y sus posibles variaciones es un
aspecto importante a considerar en el manejo de este nutriente.

La eficiencia agrónomica (kg de grano/kg de N aplicado)


resulta del producto de sus componentes: eficiencia fisiológica
(kg de grano/kg N absorbido) y fracción recuperada (kg N absorbido/
kg N aplicado) (Novoa y Loomis, 1981).

La eficiencia fisiológica puede presentar diferencias de


acuerdo al nivel de disponibilidad de N y al híbrido considerado. A
medida que la disponibilidad de N disminuye se eleva la eficiencia
desde, aproximadamente, 40 a 65 kg de grano/kg de N absorbido.
Ello se debe a una menor caida de la TCC alrededor de floración (y
por lo tanto de NG) que del N acumulado en biomasa aérea, y
a que a altos niveles de N disponible existe consumo de lujo (se
incrementa la concentración de N en grano y no el rendimiento).
1 Absorción, asimilación y
removilización de N y P

Se determinaron valores de eficiencia de uso de N para


diferentes híbridos que variaron entre 37 y 70 kg de grano por kg
de N absorbido (Uhart, 1995; Sainz Rozas, 1997).

El grado de aprovechamiento del N del fertilizante


aportado al suelo ha sido medido utilizando diferentes métodos:
15
el diferencial y el isotópico (emplea N). El primero se basa en
suponer que las plantas fertilizadas absorben del suelo la misma
cantidad de N que las plantas no fertilizadas y se calcula como la
diferencia de N entre ambos tratamientos. Sin embargo puede ocurrir
que las plantas fertilizadas absorban más N del suelo que las testigo,
debido a un mayor desarrollo radical inducido por la fertilización.
La metodología que utiliza 15N permitiría conocer más precisamente
el N recuperado por la planta bajo el supuesto que no se produce
intercambio isotópico entre el N del fertilizante y el del suelo.

La fracción recuperada puede variar de acuerdo al método


de aplicación del fertilizante, tipo de fertilizante utilizado, la dosis
empleada y el momento de aplicación. Estos factores, entre otros,
inciden sobre las pérdidas debidas a volatilización, lixiviación y
desnitrificación. En ensayos conducidos en Balcarce se obtuvieron
valores de fracción recuperada de N, calculada a través del método
diferencial, que oscilaron entre 0,40 y 0,80 de acuerdo a la dosis
aplicada, correspondiendo los primeros a las mayores cantidades de
nitrógeno
N. La fracción recuperada fue de 0,58 y 0,71 para la fertilización al
momento de la siembra y V6, respectivamente. Si bien en algunos
experimentos la fracción recuperada resultó similar en aplicaciones
a la siembra y en V6, la mayoría de los trabajos coinciden en señalar
una mayor captación de N en aplicaciones retrasadas (Uhart, 1995,
Sainz Rosas, 1997). Los valores más frecuentes de fracción recuperada
para la región pampeana se ubican entre 0,50 y 0,60 (0,43 en Rafaela;
0,57 en Paraná, 0,49 en Pergamino; 0,55 a 0,60 en Balcarce;
Echeverría, 1997).

Fósforo
En el caso del P, se pueden calcular, a partir de datos publicados en la
literatura (Andrade et al., 1995), eficiencias fisiológicas que varían
entre 214 y 290 kg de grano por kg de P absorbido por el cultivo,
con una media de 250 kg de grano por kg de P absorbido. La fracción
recuperada estimada a partir de datos obtenidos en Balcarce, oscila
entre 15 y 30%, dependiendo del tipo de suelos, la disponibilidad
hídrica y la adición o no de fertilizantes nitrogenados.•
Diagnóstico de
deficiencias
de nitrógeno
y fósforo

2
diagnóstico
Síntomas visuales
Nitrógeno
Los síntomas visuales de deficiencias de N no son
fácilmente detectables en estadíos tempranos del ciclo del cultivo,
pudiendo aparecer síntomas severos a partir de las 6 a 7 hojas
desarrolladas. El estrés nitrogenado hace que las hojas tomen una
coloración verde claro a amarillenta debido a la merma en el
contenido de clorofila. El amarillamiento y senescencia foliar
producido por la escasez de N comienza por las hojas basales
avanzando desde la punta hacia la base de las mismas en forma
característica de "V" invertida.
Es importante señalar que existen diferencias apreciables entre
híbridos en la intensidad del color verde de las hojas por lo que
la comparación entre genotipos puede conducir a errores en la
interpetación del estado nutricional del cultivo.

Fósforo
Las deficiencias de P generan tonalidades morado o
purpúreo en hojas y tallos, comenzando también por las hojas
basales ya que el P es un elemento móvil dentro de la planta. La
merma de P disminuye la traslocación de asimilados acumulándose
azúcares en hojas y tallos, los que a su vez generan antocianas, que
son los pigmentos que producen las tonalidades señaladas. La
misma coloración se observa en tallos y hojas cuando se elimina
total o parcialmente la espiga, generando una limitación por destinos
o un excedente de fuente que aumenta los azúcares en órganos
vegetativos y la producción de pigmentos.
a) Balance entre la oferta y demanda del nutriente
La necesidad de fertilizar con N debe ser establecida
analizando el balance entre la demanda y la oferta del nutriente en
el sistema suelo-planta. En general los requerimientos de un cultivo
se pueden expresar mediante la siguiente ecuación:
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

bY= Nin + Nmin + Nres + Nfer - Nper (1)

donde: b= N absorbido por unidad de producción,


Y= Objetivo de rendimiento,
Nin= contenido de N mineral del suelo a la siembra del cultivo,
Nmin= N mineralizado durante el desarrollo del cultivo,
Nres= N aportado por los residuos de cosecha,
Nfer= N aportado por los fertilizantes,
Nper= pérdidas de N del sistema en sus diferentes formas.

La Figura 4 (incluye datos locales y publicados en la


literatura) muestra el requerimiento de N del cultivo de maíz para
diferentes rendimientos (Andrade et al., 1996). La pendiente de la
regresión lineal indica que el maíz necesita absorber, como promedio
-1
general, aproximadamente 2 kg ha de N por quintal de grano
producido. Sin embargo, como ya se mencionara, este valor puede
variar de acuerdo a los híbridos y a la existencia o no de consumo
de lujo de N. El rango de valores comunmente encontrado en la
literatura varia entre 1,6 y 2,2 kg ha-1 de N acumulado en partes
aéreas por quintal de rendimiento en grano.

Figura 4:
Requerimientos de
nitrógeno en biomasa
aérea para distintos
niveles de producción
de maíz (Andrade et al.
1996). Las ecuacones
fueron forzadas por
el origen.
diagnóstico Los aportes de N del suelo (Nin y Nmin) dependen
esencialmente de la materia orgánica, textura y estructura del mismo,
de variables climáticas tales como temperatura y disponibilidad hídrica,
y de factores de manejo tales como tipo y oportunidad de labranzas,
y cantidad, naturaleza y tamaño de los residuos de cosecha
incorporados al suelo. Las variables mencionadas influyen tanto
sobre la disponibilidad de N a la siembra como sobre el N liberado
por mineralización durante el ciclo del cultivo.

El aporte de N proveniente de los rastrojos puede estimarse


conociendo el rendimiento en grano, los requerimientos de N por
quintal de grano producido y el índice de cosecha de N (N en grano/
N en biomas aérea). Sin embargo, para estimar la dinámica de
liberación del N de los residuos en el tiempo debe conocerce la
calidad (esencialmente la relación carbono/nitrógeno -C/N-) y
cantidad de los mismos. El rastrojo dejado por cada cultivo puede
calcularse conociendo el rendimiento en grano y el índice de cosecha
del mismo (materia seca de granos/materia seca de biomasa aérea).
A mayor relación C/N y cantidad de rastrojo habrá mayor inmovi-
lización de N por más tiempo. El maíz produce alta cantidades de
rastrojo de elevada relación C/N (70 a 80) e índices de cosecha que
oscilan entre 0,45-0,50 g g -1.

El N disponible a la siembra (Nin) puede ser estimado a


través de muestreo y análisis de los nitratos disponibles hasta la
profundidad de exploración radical, en tanto que la estimación del
N mineralizado durante la estación de crecimiento es más compleja.
Al respecto, se han realizado estimaciones del aporte de N por
mineralización en diferentes suelos del SE bonaerense durante
el ciclo de cultivos estivales mediante un modelo basado en los
potenciales de mineralización de N (No) y los efectos de humedad y
temperatura del suelo (Figura 5). Los valores de No de 300 ppm de N
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

corresponden a suelos provenientes de pasturas o campo natural con


altos contenidos de materia orgánica, mientras que suelos con uso
agrícola muy prolongado y bajos contenidos de de materia orgánica
presentan valores de No de 60 ppm. No intermedios representan
las condiciones más frecuentes en la región pampeana. Para estas
situaciones las cantidades de N mineralizado durante el ciclo del
cultivo varían entre 50 y 160 kg ha-1 de N, dependiendo del valor
de No y del contenido de humedad promedio del suelo y en menor
medida de la temperatura del mismo. De esta dos últimas variables,
la humedad edáfica es la que registra mayor variación entre años.
(Echeverría y Bergonzi, 1994). De no contar con modelos que
permitan estimar regionalmente la mineralización de N, es factible
emplear el método diferencial.

Figura 5: Estimación del


nitrógeno mineralizado
por suelos con distinto
N potencialmente
mineralizable (No),
durante el ciclo de los
cultivos de verano (19
semanas) en función
del agua útil (Echeverría
y Bergonzi, 1995)

El mayor inconveniente se presenta con la estimación


de las pérdidas de N (Nper), puesto que las mismas incluyen las
producidas por lavado, desnitrificación y volatilización, procesos
de difícil cuantificación aún en experiencias realizadas bajo
condiciones controladas.
diagnóstico La volatilización de amoníaco se produce por la conversión
de amonio a amoníaco (NH 3 ) y es particularmente importante
cuando se aplican fertilizantes amoniacales o formadores de amonio,
como la urea. La volatilización del amoníaco es favorecida por
características del suelo, como pH elevado, baja capacidad buffer
(resistencia del suelo a cambiar su pH), alta actividad ureásica (la
ureasa es una enzima presente en el suelo y en los restos vegetales
que acelera la hidrólisis de la urea a amonio), elevada temperatura
y rangos de humedad específicos (contenidos hídricos cercanos a
capacidad de campo en suelos que se van secando lentamente); y por
factores de manejo tales como el uso de fertilizantes amoniacales y
altas dosiss de N, la no incorporación del fertilizante y la aplicación
sobre el rastrojo en siembra directa. Para las condiciones de Balcarce
se determinaron pérdidas en siembra directa que oscilaron entre 2 y
11% (aplicación de urea sobre rastrojos a la siembra) y entre 5 al 13%
(aplicación de urea sobre rastrojo en 6 hojas desarrolladas) (Figura 6).
Experimentos realizados en maíz bajo siembra directa con un
inhibidor de la ureasa (nBTPT, hace más lento el pasaje de urea a
amonio) mostraron que el mismo redujo las pérdidas de N por
volatilización (pasaron de 10% a 0,5%). Estas menores pérdidas
gaseosas no se vieron reflejadas en incrementos significativos en el
rendimiento del cultivo (Sainz Rosas et al, 1997). Sin embargo, en
ambientes con condiciones propicias para la voltilización del N
(detalladas precedentemente) el efecto del inhibidor puede generar
incrementos significativos del rendimiento en grano.
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

Figura 6: Estimaciones
diarias de las pérdidas
medias de amoníaco en
un cultivo de maíz bajo
siembra directa en fun-
ción de dosis de N y
presencia de nBTPT.
a) Campaña 1994/1995
fertilización a la
siembra.

b) Campaña 1995/96
fertilización en 6 hojas
desarrolldas (Sainz Rosas
et al., 1997)

La desnitrificación es la reducción biológica de nitratos


a formas gaseosas, principalmente óxido nitroso y N2, que se pierden
en la atmósfera. La desnitrificación ocurre en anaerobiosis, en
presencia de bacterias desnitrificadoras y con disponibilidad de
carbono. Las pérdidas por desnitrificación del N aplicado como
fertilizante oscilan entre 2,5 y 50% con valores extremos de hasta
diagnóstico
un 70% (Nieder et al., 1989), puediendo ser particularmente
importantes en cultivos realizados en siembra directa y/o bajo riego.

En numerosos cultivos se han reportado pérdidas de N


hacia la madurez. Estas pérdidas han sido atribuídas principalmente
a volatilización de amoníaco y lavado de compuestos nitrogenados
solubles. En maíz se han informado pérdidas durante el llenado de
granos que oscilan entre 5 y 15% del N acumulado en planta en
floración (Farquhar et al., 1979; Ta y Weiland, 1992).

Una alternativa al planteo de incluir las pérdidas en la


ecuación 1 es considerar la eficiencia (Ef) con que cada una de las
fracciones de N es aprovechada por los cutivos (ecuación 2).

bY = (Nin x Ef) + (Nmin x Ef) + (Nfer x Ef) (2)

A los fines de orden práctico, los valores de eficiencia para


el N inicial y el proveniente de los fertilizantes podrían considerarse
similares (0,4 a 0,6), mientras que la eficiencia de utilización del N
mineralizado es mayor (0,7 a 0,8) (Meisinger, 1984). Sin embargo,
pueden existir importantes variaciones de acuerdo a las situaciones
de manejo e híbridos considerados.

Cuando no se emplean fertilizantes nitrogenados la


ecuación 2 se simplifica:

bY = (Nin x Ef) + (Nmin x Ef) (3)

Empleando la ecuación 3 es factible evaluar el aporte de N


y por consiguiente el rendimiento en grano a que es posible aspirar.
Para ello los contenidos de N a la siembra deben ser determinados
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

por muestreo y análisis. Como ejemplo puede mencionarse que, para


barbechos de 30 a 40 d de duración en Balcarce, los valores que
habitualmente se determinan a la siembra oscilan entre 50 y 70 kg
ha-1 de N. Para suelos en rotación agrícola de 6 a 8 años y labranza
convencional el aporte de N por mineralización durante el ciclo de
cultivos estivales sería de 140-150 kg ha-1 (Figura 4) cuando el No
es de 180 ppm y no se registran mayores limitaciones hídricas.

bY = (60 x 0,5) + (140 x 0,8) = 142 kg ha-1 de N.

Considerando una demanda promedio de 2,0 kg N por


quintal de grano, el rendimiento sería de aproximadamente 7100 kg
ha-1. Para superar este rendimiento deberá aplicarse fertilizante,
el que considerando una eficiencia de uso del 50%, permitiría un
incremento de una tonelada de grano por cada 40 kg de N
aportados (90 kg ha -1 de urea).

Fósforo
La relación entre el P acumulado en la biomasa aérea del cultivo y
el rendimiento en grano, calculada utilizando datos extraídos de la
literatura, muestra valores de 4 kg de P por tonelada de grano
(Andrade et al, 1995). Si se considera el rendimiento potencial a
campo en Balcarce (12.500 kg ha-1), el rendimiento promedio de
los mejores productores (7.500 kg ha-1) y el rendimiento promedio
del partido de Balcarce (5.000 kg ha-1 ) se pueden calcular
requerimientos de P (considerando variaciones entre híbridos)
de 48 a 54, 28 a 33, y 20 a 22 kg ha-1 de N para los tres niveles
de producción señalados (Andrade et al., 1995).
diagnóstico En cuanto a la oferta de P por parte del suelo, no es
posible efectuar un análisis similar al realizado con N debido a las
características propias de la dinámica de este nutriente (Halstead y
McKercher, 1975; Stevenson, 1986). La determinación de la cantidad
de P extraíble por el método Bray y Kurtz I ha probado ser un
indicador apropiado de la disponibilidad de este nutriente para los
cultivos (Berardo et al., 1980; Darwich, 1990; Garcia, comunicación
personal). Para cubrir los requerimientos de cultivos que produzcan
entre 8000 y 13000 kg ha-1 se requerirían concentraciones superiores
a las 13 y 18 ppm, respectivamente. Estos valores superan a los
generalmente hallados en la zona de Balcarce (7 a 10 ppm; Darwich,
1983; Echeverría y Ferrari, 1993) por lo que es necesario recurrir
frecuentemente al agregado de fertilizantes fosforados. Los umbrales
hallados en Balcarce coinciden con los reportados por Mallarino y
Blackmer (1992) para el estado de Iowa, EUA (13 ppm).

b) Determinaciones en planta
b1) Curvas de dilución

Nitrógeno
La concentración de N en la planta que permite alcanzar al
cultivo la máxima tasa de crecimiento es denominada, para esta
metodología, concentración crítica. A medida que la planta crece la
concentración de N en la misma tiende a disminuir debido a un
fenómeno de "dilución". Se han propuesto numerosos modelos que
describen la concentración de N en planta en función de la biomasa
por unidad de superficie (Greenwood et al., 1990). Las curvas de
dilución pueden llegar a ser únicas para diferentes genotipos de una
especie y hasta para un grupo de especies y serían válidas para
diferentes ambientes. Concentraciones menores a las determinadas
como críticas producen algún grado de estrés y por lo tanto tasas de
crecimiento de cultivo inferiores a las máximas. Sin embargo,
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo
29

disminuciones en la TCC en maíz no siempre se traducen en


disminuciones en el rendimiento (la relación entre rendimiento y
TCC está ajustada por una función lineal+plateau) por lo que la
relación entre el rendimiento en grano y el índice de estrés de N
(conc. de N en plantas con estrés/conc. de N crítica) puede no ser
lineal. Adicionalmente, el efecto del estrés de N sobre el rendimiento
no solo dependerá de su intensidad sino también del momento en
que este ocurra, por lo que debe establecerse una relación entre el
rendimiento y el índice de estrés de N para diferentes momentos del
ciclo del cultivo.
Al analizar la relación entre concentración de N en
biomasa aérea y el peso seco de la misma, incluyendo datos de
diferentes híbridos de maíz cultivados en diferentes regiones del
mundo (Greenwood et al.,1990, Uhart y Andrade, 1996), se obtuvo
una única ecuación de ajuste (Figura 7).

Figura 7:
Concentración de
nitrógeno en biomasa
aérea en función de la
materia seca aérea
acumulada (Uhart y
Andrade, 1997).

Cuando se estudió la relación entre el rendimiento relativo


(rendimiento en grano del cultivo con estrés de N/rendimiento en
grano del cultivo sin estrés de N) y el índice de estrés de N para
diferentes momentos del ciclo se halló que en 5-6 hojas desplegadas
se requiere de índices de estrés de 0,5-0,6 para reducir el rendimiento
diagnóstico
relativo por debajo de 0,9 debido a que el cultivo, si no es contínuo
el défcit de N, tiene oportunidad de recuperarse hasta la floración.
Por el contrario, índices de estrés de N menores a 0,7-0,8 a los 15 d
prefloración producen rendimientos relativos menores a 0,9.

Fósforo
La metodología de diagnóstico de deficiencias a través de
"curvas de dilución" puede ser aplicada también para el P, pero aún
no se cuenta con trabajos de investigación desarrollados en maíz
sobre este tema.

b2) Concentración del nutriente en diferentes


órganos de la planta.
La concentración de N en la biomasa aérea o en las hojas,
tallos o granos es un elemento diagnóstico que ha sido considerado
por numerosos autores en el determinación de las necesidades de
fertilización. De acuerdo al momento del ciclo en que se haga el
muestreo, este tipo de análisis puede ser útil para decidir las necesidades
de fertilización durante la estación de crecimiento o bien evaluar a
cosecha si hubo deficiencias o excesos de N con el objetivo de
replantear la fertilización para el próximo ciclo de crecimiento.

Las relaciones entre el rendimiento relativo y la


concentración de N en hojas y tallos respondieron a una función
lineal+plateau. Los umbrales de cambio de pendiente se ubicaron en
2,8% para hojas en la fenofase de 6 hojas desplegadas; en 2,4 y 1,3 %
para hojas y tallos a los 15 d prefloración; y en 0,35% para tallos a
cosecha. Por encima de estos umbrales no serían esperables cambios
en el rendimiento relativo con el aumento de la provisión de N
(Uhart, comunicación personal). En la literatura se han reportado
valores críticos de concentración de N en hoja en momentos
cercanos a la floración, que oscilan entre 2,5 y 3,2 %. Resultados
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo
31

preliminares obtenidos en la zona de Pergamino coinciden con


losumbrales mencionados (Melgar, com. pers.). La amplitud de los
valores mencionados limitan la confiabilidad de esta variable como
elemento de diagnóstico para la fertilización del cultivo. Cuando se
graficó el rendimiento relativo en función de la concentración de N
en grano a cosecha se obtuvo también una relación del tipo
lineal+plateau con un umbral de cambio de pendiente ubicado
aproximadamente en 1,2% de N en grano (Figura 8) (Uhart, 1995).

Figura 8: Rendimiento
relativo en función de la
concentración de
nitrógeno en grano a
cosecha. Datos
correspondientes al
híbrido DK636 cultivado
sin limitaciones hídricas ni
nutricionales (excepto N)
(Uhart, 1995).

Fósforo
Goodall y Gregory (1947) reportaron valores críticos de
concentración de P en tallo a madurez de 0,044 g kg-1, y Tyner
(1946), Jones, (1967); Neubert et al. (1969), Melsted et al. (1969),
y Hanway y Olson (1980) valores críticos en hoja alrededor del
momento de floración que oscilaron entre 2,5 y 2,95 g kg-1.
Lockman, (1969) determinó una concentración crítica de 4,0 g kg-1
en la planta entera a los 30-45 días después de la emergencia.
diagnóstico A partir de datos obtenidos en Balcarce, Argentina,
(Fontanetto, 1992) se calcularon concentraciones críticas de P en
diferentes órganos de la planta y momentos del ciclo: 2,6 g kg-1 en
biomasa aérea en plantas con 8 hojas desarrolladas; 2,5 g kg-1 en la
última hoja desarrollada en plantas con 10 hojas desarrolladas;
2,4 g kg -1 en la hoja de la espiga en 50% de aparición de estigmas;
2,1 g kg -1 en la hoja de la espiga en madurez fisiológica; y 2,9 g kg-1
en los granos a cosecha.

b3) Concentración de nitratos en tallo


La concentración de nitratos tiende a incrementarse
linealmente cuando la dosis de fertilización supera a aquella
necesaria para alcanzar los rendimientos máximos (Figura 9) (Binford
et al., 1992). Las determinaciones pueden realizarse en V6 o en
estadíos más avanzados del cultivo, a fin de efectuar aplicaciones
demoradas de N o diagnosticar a cosecha los eventuales excesos o
deficiencias de N del cultivo durante el ciclo. Esta prueba esta basada
en la determinación de la concentración de nitratos en la porción
basal del tallo a la madurez y permite evaluar adecuadamente el
status de N del maíz en el rango que va del óptimo a los niveles de
exceso, mientras que en los niveles de deficiencia presenta menor
sensibilidad. Actualmente se cuenta con información preliminar
sobre umbrales críticos o de suficiencia de nitratos en base de tallo
evaluados en diferentes momentos del ciclo del cultivo (Herfurth et
al, 1997 -Figura 9-., González Montaner, com. pers.) que requiere ser
validada en diferentes ambientes.
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

Figura 9: Rendimiento
relativo en función
del N-NO3 en
base del tallo de
maíz determinados
sobre base seca.
(Herfurth et al, 1997)

b4) Determinación de clorofila en hoja


Determinaciones realizadas con el medidor de clorofila (Minolta
Spad 502) en V6 permitieron diferenciar lotes con y sin respuesta
a la aplicación de N (Piekelek y Fox, 1992). Schepers et al.(1992)
determinaron en ambientes sin limitaciones nutricionales diferencias
entre híbridos de hasta un 10% en las lecturas absolutas con el
medidor de clorofila. Sobre 93 sitios donde se realizó la medición
de clorofila se determinó un umbral de respuesta a la fertilización
ubicado en 43,3 unidades de lectura del Spad con un error de
predicción de la respuesta de 25,8%. Este error fue disminuído
utilizando el cociente entre las lecturas del Spad en la parcela en
estudio y en parcelas donde el N no fue limitante, hallando un
valor umbral del cociente de 0,95 para separar sitios con y sin
respuesta (Fox et al.,1992). Debe asegurarse que el manejo, historia
cultural y tipo de suelo, y el híbrido, estado fenológico y la hoja
de la planta considerada sean los mismos en ambas determinaciones.
Las sensibilidad de las mediciones de clorofila en V5-V6 no es lo
diagnóstico
suficientemente elevada como para diferenciar niveles contrastantes de
disponibilidad de N. Por el contrario, en momentos más avanzados del
ciclo las diferencias en la nutrición nitrogenada del cultivo son
adecuadamente detectadas mediante este elemento diagnóstico
(Figura 10a). Los valores del cociente señalado o índice de suficiencia
de N oscilaron entre 0,92 en floración (Figura 10b,Uhart, com. pers.)
y 0,97, tanto en 15 d prefloración como en floración y 15 d
postfloración (Sainz Rozas y Echeverría, 1997).

Figura 10: a) Evolución


de los valores de
lectura del medidor de
clorofila en función
de los días desde la
emergencia del cultivo
en maíz para difer-
entes disponibilidades
de N(Sainz Rosas y
Echeverría, 1997).

b) Relación entre
rendimiento relativo y el
índice de suficiencia
calculado en base a
mediciones de clorofila
con el SPAD 502 como:
clorofila tratamiento
con limit. de N/
clorofila tratamiento sin
limit de N en floración.
(Uhart, com. pers.)
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

c) Determinaciones en suelo
c1) Prueba de nitratos en presiembra (PNPS)
Esta determinación se basa en la evaluación de los nitratos
presentes en el suelo a profundidades que oscilan entre 60 y 120 cm,
en momentos cercanos a la siembra. La prueba de nitratos en presiembra
es fundamentalmente una medida de los nitratos residuales, por lo
que resulta de utilidad cuando la mineralización en en el periodo
presiembra no es muy importante, no se producen inviernos con
excesos de precipitaciones y los suelos son profundos y de baja
capacidad de percolación , es decir cuando se dan factores que
reducen la variabilidad de los nitratos a la siembra (Bock et al., 1992).
Esta determinación es utilizada en regiones húmedas y subhúmedas
de EUA (Bundy et al., 1992) y de la Región Pampeana (Novello et al.,
1985; Gambaudo y Fontanetto, 1996), sin embargo no ha demostrado
ser una variable diagnóstico adecuda para el sudeste bonaerense (García
y Fabrizzi, com. pers. , Echeverría, com. pers., Uhart , com. pers.)

c2) Prueba de nitratos en preescardillada (PNPE)


En zonas de EUA con similares características de clima y suelo a las
del sudeste bonaerense, se ha implementado el diagnóstico de los
requerimientos de nitrógeno evaluando el contenido de las formas
minerales en el suelo durante el estadío vegetativo. El mismo se basa
en la determinación del contenido de nitratos en los primeros 30 cm
de suelo al estadío de 4 a 5 hojas desarrolladas del cultivo de maíz.
Esta metodología se fundamenta en que los nitratos en dicho
momento representan no sólo el nitrógeno mineral presente a la
siembra del cultivo, sino también el aporte por mineralización para
las condiciones ambientales y de manejo de cada lote en particular.
Esto es así puesto que en el estadío de 4 a 5 hojas la cantidad de N
absorbido por el cultivo hasta ese momento es muy baja.
diagnóstico Diferentes trabajos realizados en EUA determinaron
umbrales de nitratos en suelo en preescardillada a partir de los cuales
el rendimiento relativo alcanza un plateau que variaron entre 12
ppm para los estados del medio-oeste, 23 a 25 ppm para el estado de
Iowa, 22 ppm para los estados del Atlántico medio y 25 ppm para
los estados del NE. En base a experiencias realizadas en Balcarce se
ha podido determinar un umbral que oscila entre 15 y 25 ppm,
(Figura 11) correspondiendo los menores valores a cultivos de secano
y los mayores para cultivos bajo riego y siembra directa (Garcia y
Fabrizzi, com. pers.; Sainz Rozas et al., 1996). Melchiori et al. (1996)
encontraron niveles críticos de 17, 4 ppm en los primeros 40 cm de
profundidad para suelos de Entre Ríos.

Figura 11: Rendimiento


relativo de maíz en
función del nivel de
N-NO3 en los
primeros 30 cm de
profundidad en el
estadío de 5-6 hojas
desarrolladas de maíz.
(García, 1997)

Los métodos de diagnóstico precedentemente discutidos


permiten establecer umbrales y separar sitios con y sin respuesta
a la fertilización nitrogenada. Para establecer las dosis a utilizar en los
ambientes donde se predice respuesta es necesario ajustar funciones
que permitan estimar el aumento medio de rendimiento ante
variaciones de las variables diagnóstico consideradas. En general la
dispersión de puntos en la zona de respuesta a la fertilización es
2 Diagnóstico de deficiencia
de nitrógeno y fósforo

elevada y por lo tanto el coeficiente de determinación, o explicación


del rendimiento por la variable diagnóstico, bajo. A medida que
se mejora la disponibilidad hídrica el valor de los umbrales a partir
de los cuales no hay respuesta al agregado de N se incrementa y
disminuye la dispersión en la zona de respuesta al fertilizante.

Asimismo, la elección del modelo de ajuste de la relación


entre rendimiento relativo y la variable diagnóstico puede introducir
importantes diferencias en las respuestas obtenidas y fundamental-
mente en las dosis óptimas económicas calculadas. Cerrato y
Blackmer (1990) mostraron que de acuerdo a la elección del modelo
de ajuste (lineal+plateau; cuadrático+plateau; cuadrático; exponencial
y raíz cuadrada, todos ellos con r2 similares) la dosis óptima
económica estimada varió entre 128 y 379 kg ha-1 .

En planteos de alta producción donde sea posible diferir la


aplicación del N hacia momentos posteriores a V6 se propone utilizar
el método del balance como diagnóstico de fertilización y reservar
una parte de la dosis recomendada (por ejemplo un 30%) para luego
mediante el monitoreo del estatus nutricional del cultivo a través de
mediciones en planta (por ejemplo nitratos en la base del tallo y
clorofila en hoja) resolver si es necesario aplicar la cantidad reservada.

Fuentes de nitrógeno
En los últimos cuatro años el mercado de fertilizantes ha
triplicado su volumen en la Argentina y se estima que el consumo
continuará en aumento en los próximos años (Bertolasi, 1995). En la
actualidad, los productos nitrogenados más importantes pueden dividirse
en amoniacales (urea, amoníaco anhidro, sulfato de amonio), nítricos
(nitrato de potasio) y nítricos-amoniacales (nitrato de amonio, nitrato
de amonio calcáreo (CAN), urea-amonio-nitrato (UAN), sulfonitrato de
amonio). Las pérdidas de N debidas a volatilización se reducen
diagnóstico
por el empleo de fuentes nítricas o nítricas amoniacales con respecto
a las amoniacales. Debido a ello, en ambientes cuyas condiciones
favorecen las pérdidas por volatilización (aplicaciones sobre el
rastrojo en siembra directa, suelos de bajo poder buffer y pH neutro a
alcalino, etc.) es recomendable el empleo de fuentes tales como CAN,
UAN etc. De todos modos, para la correcta elección del fertilizante es
recomendable conocer aproximadamente la magnitud de las pérdidas
de cada fuente en nuestro sistema de produccción y el costo por
unidad de N de las mismas para con esta información efectuar un
balance que permita cotejar los mayores costos con las menores
pérdidas, debido a que las fuentes con componentes nítricos son
comparativamente más caras.

En ensayos realizadas en la región pampeana no se han


encontrado, en general, diferencias significativas entre fuentes de
N a igualdad de unidades de nutriente aplicadas (Baumer et al., 1997,
García, com. pers.), particularmente cuando los fertilizantes son
incorporados al suelo o aplicados bajo rastrojo en siembra directa.
En situaciones que favorecen las pérdidas de N por volatilización
esta situación se revierte (García, com. pers., Melgar, com.pers.). Si se
utiliza UAN, que es un formulado líquido, es conveniente aplicarlo
en chorro bajo el rastrojo, ya que el asperjado puede aumentar las
pérdidas de N por volatilización. •
3

Síntesis de
los aspectos
relevantes
síntesis El N llega a la raíz por flujo masal, proceso modificado
por factores del suelo, clima, planta y manejo. La asimilación de N
se realiza con gasto de energía metabólica por lo que ante un estrés
energético (baja radiación, sequía, etc.) este proceso puede ser
reducido significativamente. La acumulación de N en biomasa aérea
bajo condiciones potenciales puede variar entre 240 y 320 kg ha-1 .
Las tasas máximas de acumulación de N fluctuaron entre 2,7 y
3,7 kg ha -1 d-1 durante un periodo que se extendió entre los 25
y 100-120 d después de la emergencia, de acuerdo a los híbridos
considerados. La removilización de N varía de acuerdo a la relación
fuente/destino durante el llenado de granos, con valores extremos
de 100 kg ha -1 de N.

El P llega a las raíces por difusión. A mayor desarrollo y


penetración de raíces, mayor concentración del nutriente en la
solución y mayor temperatura y humedad del suelo habrá mayor
absorción de P por la planta. Suelos con menor capacidad buffer
(resistencia a cambiar sus concentraciones de equilibrio), menor
tortuosidad de los poros y mayor presión de oxígeno (varia de
acuerdo al grado de compactación y anegamiento del suelo)
permitirán también una mayor absorción de P por las plantas.
El P es absorbido en forma activa, con gasto de energía. El P
absorbido no necesita ser reducido para su asimilación integrándose
rápidamente a compuestos orgánicos. La acumulación de P en
biomasa aérea alcanza, bajo condiciones potenciales, 50 kg ha-1,
con tasas máximas de acumulación de 0,9 kg ha-1 d-1, . Las tasas
diarias de acumulación de P en partes aéreas alcanzan valores altos y
sostenidos después de los 40 días de la emergencia. El P acumulado
en biomasa aérea en floración representa aproximadamente el 50%
del P acumulado a cosecha. La eficiencia de removilización del P es
similar a la del N variando entre 39 y 53% y la contribución del P
removilizado al P acumulado en grano durante el llenado suele ser
3 Síntesis de los aspectos relevantes

algo menor a la del N. El índice de cosecha de P presenta valores


mayores a los del N (0,75 vs 0,65-0,69)

El estrés nitrogenado y las deficiencias de P disminuyen


la captación de radiación solar por el cultivo y la eficiencia de
conversión de la radiación interceptada en materia seca, produciendo,
por lo tanto, mermas en la materia seca total. Las deficiencias de N y P
reducen la partición de la materia seca hacia destinos reproductivos
solo cuando se generan disminuciones en la tasa de crecimiento del
cultivo alrededor del momento de floración. El rendimiento en grano
disminuye como consecuencia de las caídas en la materia seca total y
en la partición de la materia seca hacia los granos. El estrés de N y/o
de P no afecta la morfogénesis de las estructuras reproductivas
(número de granos potenciales) y puede disminuir las espigas por
planta, los granos fijados por espiga y el peso de los mismos.

Se determinaron eficiencias de uso de N, comparándolas


con datos de la literatura. Las fracciones recuperadas del conjunto de
datos variaron entre 0,40 y 0,80, y las eficiencias fisiológicas entre 37
y 70 kg de grano por kg de N absorbido. El conocimientro de estos
valores y de los factores que los condicionan permiten ajustar la
demanda del cultivo y las necesidades de fertilización. En el caso
del P la eficiencia fisiológica varía entre 214 y 290 kg de grano por
kg de P absorbido por el cultivo, con una media de 250 kg de grano
por kg de P absorbido. La fracción recuperada estimada a partir de
datos obtenidos en Balcarce, oscila entre 15 y 30%, dependiendo
del tipo de suelos, la disponibilidad hídrica y la adición o no de
fertilizantes nitrogenados.
síntesis Se presentaron y discutieron diferentes métodos de
diagnóstico de la necesidades de fertilización nitrogenada y fosforada,
contemplando tanto mediciones en planta como en suelo:
a) Se estableció el balance entre oferta y demanda de N.
Se aportaron estimaciones de la oferta de N de acuerdo a los suelos
considerados. La demanda por el cultivo se estimó en 2 kg de N y
0,4 kg de P absorbido por quintal de grano producido para P el
balance no es válido estimándose que para cubrir los requerimientos
de cultivos que produzcan entre 8000 y 13000 kg ha-1 se requieren
concentraciones de P en el suelo superiores a las 13 y 18 ppm,
respectivamente.
b) En planta: b1) Se presentó la curva de dilución del N
obtenida con datos de Balcarce. Dicha curva coincide con la obtenida
para otros híbridos y ambientes del mundo y permite establecer
niveles de deficiencia o exceso de N.
b2) Se establecieron concentraciones críticas
de N en hoja y tallo en 6 hojas desarrolladas y 15 d prefloración, así
como concentraciones críticas de N en grano y en tallo a cosecha.
Asímismo, se presentaron concentraciones cíticas de P en diferentes
órganos y momentos.
b3) Se discutió el método de diagnóstico que
mide la concentración de nitratos en la base del tallo presentando
datos preliminares sobre umbrales de suficiencia.
b4) Se presentó, asimismo, el diagnóstico
basado en la medición de clorofila en hoja mediante el SPAD (Minolta),
y los umbrales de suficiencia hallados localmente y en la literatura.
c) En suelo: c1) Se discutieron los métodos que miden la
concentración de nitratos en presiembra y preescardillada, aportando
para este último momento los umbrales de suficiencia hallados
localmente y en diferentes regiones de EUA. Se señalaron los umbrales
de P en el suelo para diferentes rendimientos, a partir de los cuales es
esperable encontrar respuesta a la aplicación de fertilizantes.•
bibliografía

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