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POLÍTICA

Maquillándose, no para la TV, sino antes de

presentar su libro en Kumamoto. Estudio montado
por Perry en el
hotel Princess
Garden Meguro,
donde reside el
protagonista.

En estos tiempos
Alberto Fujimori toma
clases de japonés todos
los días, sigue una dieta
vegetariana y usa ropa
escogida. La cineasta
norteamericana Ellen
Perry pasó un par de
años elaborando el
documental ‘La Caída de
Fujimori’, debido a que
primero dedicó mucho
tiempo tratando de
Escenografía
establecer contacto con
su protagonista. Después
pasó meses con él en
Japón. CARETAS
de Fujimori
en Japón
conversó con Perry y
estudió el resultado.
El documental ha sido
acusado de ser
fujimorista, pero la
verdad es que siembra
tantas sombras Documental ofrece la rara
sobre el ególatra
ex mandatario como
oportunidad de observar al prófugo
una denuncia llana. ex presidente en su refugio protegido.
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L
A polémica que rodea al docu-
mental ‘La Caída de Fujimori’
alcanzó ribetes candentes la
tarde del domingo último durante su
estreno en el Noveno Encuentro Lati-
noamericano de Cine. Durante el con-
versatorio posterior a la proyección
del film, las pifias y críticas del públi-
co contra la cineasta norteamericana
Cineasta Ellen Perry pasó tres meses alternando con Fujimori en Japón. Su próximo proyecto es hacer documental sobre Gadafi, de Libia.
Ellen Perry (‘fujimorista’ le gritaban)
eran contestadas por Jorge Trelles,
Carlos Raffo, Jorge Morelli y Martha
Chávez. Edgar Saba, director del
Centro Cultural de la Católica
(PUCP), tuvo que mediar: “este es un
festival de cine, no el Congreso”.
El enfrentamiento había comen-
zado minutos antes, durante la pro-
yección. Ante cada respuesta de Fuji-
mori, un coro de pifias retumbaba en
la Sala Azul del Centro Cultural de la
PUCP. La Chávez sonreía, Raffo
aplaudía y Perry se preparaba para
dar explicaciones.
El día anterior al estreno, Ellen
Perry, 34, graduada de la escuela de ci-
ne de la Universidad del Sur de Cali-
fornia, dijo a CARETAS que su inten-
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ción no fue asumir ningún bando. Lo
que buscaba era explorar al personaje,
al hijo de inmigrantes japoneses que
de la noche a la mañana se convirtió
en presidente del Perú en medio de un
clima político y social explosivo, y que
luego de diez años de gobierno fugó
arrastrando una serie de acusaciones
de corrupción, secuestro y asesinato.
Para los detractores del documental,
el trabajo es una apología de Fujimo-
ri. Perry retruca: “Fujimori era el per-
sonaje de la historia; por lo tanto, era
el entrevistado principal. Yo no hago
documentales políticos, no soy Mi-
chael Moore. Yo muestro al público los
elementos para que sean ellos los que
elijan si creerle o no a Fujimori”.
Perry no deja de mostrar el con-
En ciertas respuestas
sobre temas
escabrosos, el lente
se queda observando
reacciones delatoras.
trapunto crítico entre las declaracio-
nes triunfalistas a veces delirante-
mente egocéntricas del ex presidente,
imágenes de archivo de casos como la
masacre de Barrios Altos, La Cantuta
y el autogolpe del 5 de abril.
También son contundentes las en-
trevistas a personalidades críticas co-
mo Robert Goldman, presidente de la
Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos (1999-2000), a los periodistas
Gustavo Gorriti y Enrique Zileri, al
parlamentario Luis Iberico, así como la
inclusión de documentos desclasifica-
dos del Departamento de Estado de Es-
tados Unidos. Uno trata de los Barrios
Altos y otro sobre una bomba enviada a
un congresista opositor, al parecer, por
orden de Vladimiro Montesinos. Según
el documento, el entonces asesor del
SIN (Servicio de Inteligencia Nacional),
le habría contado este hecho a Fujimo-
ri durante una reunión. El ex presiden-
te negó en la entrevista haber partici-
pado en ese encuentro.
Sin embargo, el mayor logro de la
cineasta norteamericana fue el de po-
der ingresar al mundo de Fujimori, o
En su ‘set’ unipersonal, con cámara, micro, libreto y línea telefónica.
Residencia actual de Fujimori San está
situada cerca del aeropuerto de Tokio y es
de propiedad de la familia de su novia.
Está rodeada de un jardín diseñado
por el famoso Tunetarou Iwashiro.
¿Para qué mudarse?
en todo caso, al mundo que él quería
que sea visto.
Perry encontró a un Alberto Fuji-
mori envejecido, delgado gracias a una
dieta japonesa vegetariana y con el ca-
bello totalmente teñido de negro. En
vez de guardaespaldas y asistentes lo
seguían a veces dos muchachos jóve-
nes, ambos trabajadores del hotel Prin-
cess Garden Meguro, de propiedad de
la familia de su novia Satomi Kataoka.
Fujimori se vinculó a la señorita
Kataoka, de 37 años, poco después de
llegar a Tokio, pero ahora se les puede
llamar novios, porque han anunciado
su matrimonio para finales de año.
En el hotel Fujimori ha fijado su
residencia y pasa allí la mayor parte
del tiempo, ya que cuenta con una pe-
queña oficina. El Princess Garden
Meguro está ubicado en 23, Kami-
Osaki, 2-Chome Sinaguawaku, a diez
minutos del aeropuerto de Tokio, en
una zona residencial mesocrática.
La oficina de Fujimori es una habi-
tación blanca ubicada en el piso inferior
del hotel. El mobiliario incluye algunos
libros, la mayoría relacionados al Perú,
una computadora personal portátil con
Elegante novia Satomi Kataoka, 37,
brinda por el “presidente del Perú
otra vez”. Abajo, a su derecha,
Satomi, miembro de una familia
adinerada vinculada al juego, se
negó a ser entrevistada.
cámara web, parlantes y micrófono.
Desde ahí actualiza su página web y
envía sus mensajes para el programa
radial semanal ‘La hora del Chino’.
Pese a que Perry se vio con Fujimori
en Tokio durante aproximadamente
tres meses y lo filmó durante 23 horas,
nunca pudo conocer la habitación en
la que duerme en el hotel. Tampoco le
dieron mayor información sobre el pi-
so y número de dicho recinto. ¿Es un
cuarto monacal o la Suite de Satomi?
Lo que sí llamó la atención de la ci-
neasta norteamericana fue lo elegan-
te de su vestir. Su atuendo parecía ha-
ber sido escogido cuidadosamente por
una mano experta, quizá la de la no-
via, que a su vez es una mujer de apa-
riencia elegante y refinada.
Se sospecha también que ella ha-
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ya sido la responsable del cambio de
look que Fujimori mostró hace un año
y medio, cuando lucía una melena en-
trecana ondulada al estilo del primer
ministro Junichiro Koizumi.
Ella proviene de una familia pode-
rosa, con fortuna y vinculada al juego
de azar. Su abuelo inventó una máqui-
na electrónica de apuestas. La familia
Kataoka también es conocida en Tokio
por su marcado conservadurismo.
“Ambos parecían estar enamora-
dos. Él se portaba muy amoroso con
ella”, cuenta Perry.
Durante el tiempo que Perry com-
partió con Fujimori le pareció que en
esa relación la que llevaba las riendas
era Satomi y no el prófugo.
El año pasado, cuando Fujimori la
presentó por medio de un vídeo colga-
do en su página web, Satomi Kataoka
dijo eufóricamente: “Muy pronto esta-
remos con el pueblo peruano”.
En el documental de Perry, en los
minutos finales y durante una cena
en Kumamoto, Satomi lanza un brin-
dis: “Deseándole suerte al presidente
Fujimori para que sea el presidente
del Perú otra vez. ¡Salud!”.
Pese al gravitante papel que Katao-
ka juega en la vida de Fujimori, no qui-
so ser entrevistada para el documental.
Esos breves segundos donde se le ve ha-
ciendo el brindis y luego posando en un
grupo con Fujimori, son los únicos mo-
mentos en que permitió ser ponchada.
Cuando Fujimori llegó al Japón
era una personalidad muy conocida,
un hijo pródigo admirado y para cír-
culos políticos conservadores y otros
algo turbios, un político con futuro en
su país. A Fujimori en Tokio ya nadie
lo detiene en la calle para saludarlo ni
pedirle autógrafos. Sigue siendo pro-
tegido pero el lustre se ha gastado.
Cuando llegó a Kumamoto, para la
presentación de su libro “La Lucha
Contra el Terrorismo” en el 2002, no
había auto para recogerlo.
Pero, la cosa se entona cuando se
reúne con los círculos afines al dere-
chismo japonés. Ahí él es sin duda
considerado.
Durante la presentación de su li-
bro, en Kumamoto, ciudad provincia-
na de 1 millón 850 mil habitantes, se
puede apreciar cómo se forman largas
colas en espera de su autógrafo. Tam-
bién se puede ver cómo muchos alis-
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Su libro ‘La lucha contra el terrorismo’.
tan sus cámaras fotográficas para re-
tratarse con él.
En esa ocasión, Fujimori se explayó
cómodamente en una fluido japonés, y
hasta se permitió algo de humor. Esto
se debe a las dos horas diarias de cla-
ses de su idioma materno. El ex presi-
dente también se ha vuelto diestro en
el manejo de los palitos de comer.
‘LA CAÍDA DE FUJIMORI’
La travesía que Ellen Perry tuvo
que realizar para armar este docu-
mental no fue sencilla. Luego de casi
dos años de gestiones, mayormente
Si bien Fujimori se
despacha a su gusto,
los contrapuntos de
críticas y escenas
son efectivos.
Perry explica que trató de hacer un retrato del caso Fujimori sin sesgo.
en Lima y muchas con la familia, no
conseguía establecer contacto con el
propio Fujimori.
Pero todo cambió cuando entrevis-
tó a Keiko Fujimori. “¿Quieres entre-
vistar a mi padre?” le preguntó. La
respuesta fue obvia.
Poco después, Perry recibió el correo
electrónico clave: “Soy Alberto Fuji-
mori”, decía la primera línea y en
cuestión de meses ella viajó a Japón.
Si bien Fujimori no puso objeción
a ninguna pregunta y en el documen-
tal entra en temas espinosos, sus res-
puestas vinculadas a “escuadrones de
la muerte” y al destacamento Colina,
son escudriñadas por la cámara en
profundidad y la impresión que queda
es que no está diciendo la verdad.
Aproximadamente en la mitad del
documental, Perry le insistió en el te-
ma. “Durante 1990 y 2000 ocurrieron
asesinatos, torturas, espionaje telefó-
nico. Algunos creen que estos hechos
se llevaron a cabo con la aprobación
del Estado, es decir, de su gobierno.
Esa es la pregunta más importante”.
Fujimori contestó que había heredado
la existencia de estos grupos que ac-
tuaron subterráneamente sin su co-
nocimiento, y luego baja la vista
mientras el lente sigue fijo sobre él.
TUDELA PRESIDENTE
Fuera de cámara, Fujimori sor-
prendió a Perry cuando le indicó por
qué quería postular en el 2000. Dijo
FOTO: OSCAR MEDRANO
que su plan luego de ganar las eleccio-
nes no era permanecer en el poder,
sino esperar algunos meses y cederle
el cargo a su primer vicepresidente,
Alejandro Tudela.
Según Fujimori Tudela no era
buen candidato y no hubiera logrado
ganar la presidencia por sí solo.
Cuando Perry le preguntó si el enton-
ces candidato a la vicepresidencia es-
taba al tanto de este plan, el prófugo
ex presidente contestó que sí.
Este episodio no pudo ser incluido
en la versión final por no contar con
la confirmación de Tudela.
‘La Caída de Fujimori’ es un docu-
mental de muy buena factura fílmica,
financiado inicialmente por el Sun-
dance Institute, y ya ha sido exhibido
en varios festivales.
Parte del conflicto aquí se debe a
que ha coincidido con otro documental
sobre el Perú, ‘Estado de Miedo’, de
corte diferente, de denuncia y muy
vinculado al trabajo de la Comisión de
la Verdad. Varios simpatizantes de es-
ta versión de nuestra realidad esta-
ban en la audiencia y eran los más
fervientes críticos de Perry.
Pero habría que ver si ‘La Caída
de Fujimori’, con todo el espacio que le
da al ex presidente prófugo, no termi-
FOTO: ELLEN PERRY
na también, aunque de una forma
más sutil, pintando un retrato negati-
vo y patético de un político que se vi-
torea a sí mismo en términos insóli-
Kenya sigue siendo una personalidad en Kumamoto, la tierra de sus ancestros. tos. (Patricia Caycho) ■
FOTOS: OSCAR MEDRANO
En la PUCP se armó la trocatinta, durante y después de la exhibición. Parte de
la audiencia objetó con pifias las expresiones del ex mandatario, mientras fuji-
moristas como Martha Chávez lo defendieron.
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