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Escuela secundaria técnica 52

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SINOPSIS DE
“MÉXICO BÁRBARO”

Historia 2
(Historia de México)
Profesor: Moisés García Badillo

Por: Edgar Uriel Rodríguez Muñoz


Tercer Grado Grupo “E”
Ciclo Escolar: 2009-2010
INTRODUCCIÓN

El libro “México bárbaro” fue escrito por el periodista norteamericano John Kenneth Turner, en
el cual narra las barbaridades (valga la redundancia), abusos, discriminaciones e injusticias
que se vivían en México durante el régimen del Gral. Porfirio Díaz Mori, cuya finalidad era
atacar al presidente por medio de la libertad de prensa, que aunque se establecía en la
constitución, no se respetaba.

John era originario de Portland, Oregón y nació en 1878. Se dedicó al periodismo y trabajo
desde joven en muchos periódicos y revistas de prestigio en los Estados Unidos.
En el año de 1908 viajo a Los Ángeles para elaborar una entrevista, que requería el periódico
Record, a los dirigentes del Partido Liberal Mexicano, quienes se encontraban presos por las
acusaciones de “violar las leyes de neutralidad de los Estados Unidos” aunque el verdadero
motivo fue porque ellos querían derrocar a su gobierno de forma pacífica mediante
manifiestos en periódicos y revistas, pero al violar las “leyes” mexicanas fueron perseguidos,
encarcelados y sus bienes les fueron confiscados. Molestos por estas acciones y dándose
cuenta de que en su país no podían llevar a cabo sus planes, decidieron irse a Estados
Unidos y allí fundar su partido con la finalidad de mejorar la vida de las clases obreras, para
ahora tratar por el medio bélico el derrocamiento de su gobierno. Estas personas eran Ricardo
y Enrique Flores Magón, Antonio Villareal y Librado Rivera.

Desde entonces, y al oír los relatos de estas personas, John se intereso por los asuntos de
México y le parecía increíble que en pleno siglo XX existiera lo que le contaban.
Comenzó a viajar por la República Mexicana, acompañado por Lázaro Gutiérrez de Lara.
Visito principalmente la zona de los yaquis, en Sonora, el Valle Nacional, la región centro y la
península de Yucatán, confirmando lo que le habían contado en Los Ángeles.
Fueron tantas sus impresiones que las escribió para el American Magazine de Nueva York.
Realizo otro viaje a México en 1909 y al año siguiente publicó en Chicago el libro de México
Bárbaro, con el cual muchos norteamericanos cambiaron su visión respecto a México.
Después de esto mantuvo sus contactos con los Flores Magón y fue el redactor del periódico
de oposición Regeneración.

Al estallar la Revolución Mexicana siguió viajando a México. Entrevistó al entonces presidente


Francisco I. Madero y condeno a su embajador Henry Lane Wilson por meterse en los asuntos
que no le correspondían, al involucrarse en el Pacto de lo Canallas encabezado por Victoriano
Huerta y Félix Díaz, con el fin de sublevarse contra Madero y volver a imponer el régimen de
Díaz.

En el año de 1920 volvió a México para entrevistar a los zapatistas y siguió sus trabajos
periodísticos en prensa norteamericana y mexicana, hasta la fecha de su muerte en el año
1948.
CAPITULO 1
“LOS ESCLAVOS DE YUCATÁN”

El capitulo inicia con las ideas del autor sobre como, de manera generalizada, es la
perspectiva de los norteamericanos respecto a México. Dice que, según él, es una república
muy semejante a los Estados Unidos, pero con gente un poco diferente en cuanto a carácter y
posesiones económicas, gente que tiene leyes justas y también muy semejantes a las de su
país.
Menciona que México es una país dirigido por una sola persona que tiene el poder absoluto,
que todo lo decide el sin ningún aviso u opinión alguna, que ha llevado a su país al progreso,
y su pueblo por eso (y por su ignorancia) lo aclama.

Sin embargo, al viajar John a México se dio cuenta de que esas ideas estaban totalmente
equivocadas. Argumenta que el país, si es verdad, tiene su Constitución y leyes, muy justas,
liberales y democráticas, pero que por desgracia ambas son ignoradas por completo ya que el
gobierno y la administración no las llevan a cabo. Todas las libertades para los mexicanos que
no desempeñan un puesto en gobierno han sido por completo suprimidas. No existe la libertad
de prensa, de expresión, de asociación ni la de elegir a los gobernantes por medio del voto
LIBRE.

Dice también que la gente ha perdido por completo sus derechos, y tan hartos estaban de su
régimen que muchos ya estaban pensando en derrocarlo, de lo cual el autor se da cuenta y
dice que está a punto de estallar una revolución.
John, comenta también dice que se intereso por la vida en México por lo que los dirigentes del
Partido Liberal (mencionados ya en la introducción) le dijeron. Estos le comentaron que
estaban en prisión por que sus ideales de derrocar al régimen por medios pacifistas, criticando
al gobierno por medios escritos y publicaciones periodísticas, había hecho que las autoridades
los persiguieran y trataran de exterminarlos a toda costa, incluso hasta perseguirlos en los
Estados Unidos.

También le comentaron que el Presidente Díaz y todas las autoridades se habían corrompido
de manera tal, que habían convertido a los trabajadores mexicanos en lo más bajo, y a los
indígenas en esclavos.
John no daba crédito a lo que escuchaba, ya que el afirmaba que en pleno siglo XX no existía
la esclavitud como tal, que no era posible que se vendieran y trataran personas como si
fuesen verdaderos animales.

El caso mejor documentado es el de los esclavos mayas de Yucatán. Kenneth Turner inicio su
viaje en septiembre de 1908. Como él quería documentarse bien de todo lo que le habían
contado y decidió disfrazarse de rico inversionista, para hablar con los capataces y de alguna
manera con los “indios”, que mejor dicho son los mayas.

Al llegar Turner a la Península de Yucatán, se dio cuenta de que las características del suelo,
así como su tipo de relieve, eran perfectas para que se cultivara el henequén, un tipo de
agaves gigantes, de largas y delgadas pencas, que en los sembradíos se extienden los surcos
por varios kilómetros dentro de las haciendas, las cuales por tal motivo son tan grandes que
dentro de ellas llega a vivir alrededor de 500 a 2 500 personas, todas ellas propiedad del
hacendado, ya que casi todos ellos son esclavos.
Anualmente, según los reportajes de John, de Yucatán se exportaban aproximadamente 113
250 toneladas.

Para tener una idea de cuantos son los esclavos que había en el Estado, Kenneth hizo las
estimaciones de que si en el año de 1908 habitaban 300 mil personas, de esas 50 son los
llamados “Reyes del henequén” que en conjunto tienen bajo su control a mas de 100 mil
esclavos indígenas.
Turner, al estar disfrazado de inversionista, fue muy bien recibido por los reyes
henequeneros, el más importante de ellos era Olegario Molina.

Al estar en contacto con los reyes, se percató de cómo vivían en ricos palacios en la ciudad
de Mérida, tenían también varias casas en el extranjero, hablaban varios idiomas y viajaban
continuamente. Estos reyes le contaron que los esclavos estaban constituidos por tres clases:
los indios yaquis traídos desde Sonora, los “coreanos” que mas bien eran chinos y por último
los más numerosos, los mayas, que antes fueron los dueños de la tierra.

También le contaron que ellos no llaman a sus esclavos como tales, sino que les llaman gente
u obreros y su sistema no es esclavitud sino servicio forzoso por deuda, el cual se adquiere,
porque muchas veces los pobres indígenas piden prestamos a los reyes, y como no lo pueden
pagar, tienen que trabajar el equivalente a la cantidad de dinero que deben. De esta manera,
no solo el deudor pasa a ser propiedad del hacendado, sino que también toda su familia, y si
el padre moría, la deuda pasaba al hijo y el resto de la familia, de manera que nunca se
podían liberar de la hacienda, aunque las leyes constitucionales establecían lo contrario, en
sus artículos 1° y 5°

La cuota de trabajo era de acuerdo a lo que el patrón disponía, pero normalmente eran tan
grandes que el trabajador se veía obligado a llamar a toda su familia para que le ayude y
poder terminar su cuota.
Para iniciar su jornada se levantaban a las 3:45 de la madrugada y empezaban tan pronto
hubiera luz del sol, porque la jornada era desde que había luz hasta que la oscuridad ya no
dejaba ver para trabajar. Las labores consisten en cortar las mejores pencas del henequén y
limpiar el terreno de las hierbas.

Cuando corta las pencas, se encarga de cortar la penca desde su raíz, les quita las espinas,
las apila y las lleva hasta el principio de su surco, donde las recogen carros tirados por mulas,
que las llevan a un edificio en medio de la hacienda, donde se elevan por medio del
montacargas y se colocan en una banda móvil que las conduce a las desfibradoras, de las
cuales se obtienen largas fibras, parecidas a los cabellos: el henequén comercial. Después se
lleva al secadero y adquiere una tonalidad dorada. Luego se prensa en pacas y se mandan a
Puerto Progreso para su exportación.
Esto es lo que se tienen que hacer diariamente para poder exportar cada día
aproximadamente 312 toneladas.
Pero cuando alguno no cumple con su jornada completa, el capataz tiene varias formas de
castigar corporalmente. Lo mas usual son los azotes.
Kenneth Turner narra como uno de ellos, estaba a caballo, fumando un cigarrillo y dando la
orden de que se azotara al individuo con las fibras mojadas del henequén. Cada vez que daba
una fumada al cigarro, significaba una ronda de azotes y el castigo finalizaba cuando el
cigarro se acababa.
También era muy común que mientras estaban trabajando el capataz los azotara como
exigiéndoles mas trabajo.

Las condiciones donde habitaban eran muy miserables. Sus atuendos eran muy pobres y
estaban rotos, los hombres usaban pantalón y camisa de manta y las mujeres vestidos largos.
Para las jornadas, usaban sus pantalones hasta la rodilla, sombreros de palma y andan
descalzos. Vivian en chocitas construidas en lotes de 50 m 2 en los cuales hay una pequeña
huertita en la que cultivan algunos vegetales, además de que no pueden salir tampoco de la
hacienda, porque a diario se endeudan en la tienda de raya, porque cuando no hay para
pagar se les extiende crédito.
Era tal la prisión en las que los tenían, que algunas personas, según John, la comparaban con
Siberia, porque mientras los mayas y yaquis estaban encerrados en las haciendas para
siempre trabajando de manera brutal, lo mismo pasaba en Rusia en los campos de
concentración.

En su cena, cuando terminaban su trabajo, solo se les daban 2 tortillas grandes de maíz, una
taza de frijoles y un pescado añejo. Eso era toda su comida. No había más. En lugar de tener
sus tres comidas como se acostumbra hoy en día, solo disfrutaban (si se le puede llamar así)
de una sola, pero también se les daba una bola de masa agria para que la consumieran
durante sus 12 horas de trabajo

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