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Historia de la economía en Guatemala

En marzo de 1897, coincidiendo con el inicio de la Exposición Centroamericana la revista


cultura La Ilustración Guatemalteca publicó un análisis detallado de la situación
económica de Guatemala.9 Para entonces, los bancos del país presentían una mala
situación y habían querido mejorar sus créditos exigiendo garantías fiduciarias, retirando
créditos y pasando circulares con lo que consiguieron general el pánico entre la población
guatemalteca.10 Por otra parte, algunos bancos habían incrementado considerablemente
el tipo de interés aprovechando la concesión que tenían del gobierno para emitir
billetes.10

En ese momento, la cesación del alza de los precios de los valores públicos se había
convertido en un descenso rápido y desconsolador; por ejemplo, las acciones del Banco
Internacional bajaron de $5500 a $5000 entre junio de 1896 y febrero de 1897, mientras
que las bonos de la Exposición y del Ferrocarril del Norte bajaron de $90 y $44 a $80 y
$32, respectivamente en el mismo período.9 Sólo se mantuvieron estables las acciones
del Banco de Occidente y los bonos de la deuda flotante ya que las acciones del banco no
podían estar más bajas produciendo 11% por acción;9 de los bonos de la deuda flotante,
emitidos originalmente por tres millones de pesos, restaban ya solamente $380,000 que
se encontraban en un reducido círculo de personas acuadaladas, quienes no las ofrecían
porque no tenían ninguna necesidad de hacerlo por el momento.9 Finalmente, los bonos
del Ferrocarril del Norte fueron los que más cayeron, pues estaban en manos de
empleados y personas poco acaudaladas, que se habían visto en la necesidad de
venderlos para subsistir.
De acuerdo al análisis de La Ilustración Guatemalteca, en marzo de 1897 existía una
paralización completa en los negocios por carencia casi absoluta de efectivo, situación
muy grave que estaba empezando a afectar el comercio, la agricultura, la industria y
demás fuentes de riqueza.11 Las causas de este serio problema eran el excesivo
desarrollo que el gobierno de Reina Barrios había dado a necesidades ficticias -o sea, el
embellecimiento de la Ciudad de Guatemala, proyecto de Acatán y el gasto millonario en
la Exposición Centroamericana- sin haber tomado en cuenta el verdadero estado de las
cuentas nacionales y para las que necesitó de muchos recursos particulares obtenidos
por medio de bonos.11 Esta actitud se había trasladado a la población en general, ya que
las familias habían entrado en una época de lujo y vanidad en el que se buscaban coches,
caballerizas, lacayos con lujosa librea, visitas al teatro y otras cosas en las que se
gastaba más de lo que las familias tenían de ingresos; esto resultaba en que se hubiera
abusado del crédito y de la especulación.12 Se consideraba para entonces que la única
solución era una austeridad completa con un plan de economías y la abstención absoluta
de todo dispendio innecesario y se temía que se llegara a una bancarrota estatal.11

Por otra parte se indicaba que el país solamente producía café y no tenía ningún otro fruto
con qué hacer frente al sinnúmero de necesidades aumentadas por los bonos para el
Ferrocarril del Norte, para Acatán y para la Exposición, entre otros; por otra parte, todo
era importado y por consiguiente, el país era deudor no sólo por el importe de los bienes,
sino también por el cambio de moneda, los fletes y las comisiones. Las exporaciones
guatemaltecas no llegaban a veinte millones de pesos y como eran muchas la fincas en
manos extranjeras, no regresaba al país el valor total de las exportaciones.10
En resumen, no quedaba saldo alguno que pudiera equilibrar la balanza del comercio
guatemalteco en 189711 y se recomendaban medidas de austeridad y que se hiciera un
préstamo a largo plazo negociado en buenas condiciones, y que no fuera como los que
hasta entonces se habían hecho por los gobierno guatemaltecos que no solamente tenían
intereses excesivos, sino que no eran administrados de forma honrada.11
El 10 de marzo, el periódico opositor La República publicó que no existía regocijo entre la
población guatemalteca por la realización de la Exposición, a pesar de la majestuosidad
de la misma; dicha apatía se debía a la preocupación por los acontecimientos económicos
y políticos de los últimos meses.13 Se hizo ver que desde un principio la idea de hacer la
exposición no fue bien recibida -a pesar de que la situación económica del país era muy
buena en ese momento- y que en 1897 la crisis hacía por demás impopular a la
celebración: la escasez de dinero, la reducción de negocios y la imposición de mayores
sacrificios para sufragar la Exposición, hicieron que los ciudadanos la rechazaran por
completo.13
A finales de marzo de 1897 continuaron los fuertes editoriales contra el gobierno en La
República. En uno se indicaba que no se había concluido la línea del Ferrocarril del Norte
y que para ello se necesitan casi doce millones de pesos guatemaltecos y que si se
suspendían dichos trabajos, el costo del mantenimiento de lo ya construido costaría cerca
de cuatro millones y medio de pesos guatemaltecos. Los editores de La República
acusaron al gobierno de despilfarrar el erario pues trató de hacerlo todo a la vez: aparte
del Ferrocarril del Norte -que por sí solo hubiera traído grandes beneficios económicos a
Guatemala- se habían construido bulevares, parques, plazas, edificios suntuosos, aparte
de gastar tres millones de pesos guatemaltecos en la Exposición.14 La República fue
incluso un poco más allá y acusó al presidente de apropiarse de bienes del Estado.14 En
otro fuerte artículo contra el gobierno, acusan de deficiente el manejo de agua -la cual se
obtenía en parte del proyecto de Acatán- y que se estaba utilizando en las fuentes de la
Exposición dejando sin abastecimientos a la población de la Ciudad de Guatemala.14 Por
estas publicaciones, el periódico fue cerrado temporalmente por el gobierno de Reina
Barrios, aunque fue reabierto pocos meses después.

Siglo XX
República bananera
Artículos principales: Gobierno de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), Jorge Ubico
Castañeda y United Fruit Company.
A principios del siglo XX el gobierno guatemalteco del licenciado Manuel Estrada Cabrera
suscribió un contrato con la United Fruit Company (compañía estadounidense) para
cultivar y comprar banano, así como para mantener una línea de vapores con Nueva
Orleans. Este hecho como muestran los datos (entre 1900 y 1914 los TOT estuvieron
variando entre un 137% y un 121%) mantuvo más o menos estables los precios de las
exportaciones, y por encima de los precios de las importaciones con EE. UU..
Por otro lado, un aspecto que afectaba e, incluso hoy día, continúa afectando la
producción del café, son las fuertes fluctuaciones del sistema de precios en el comercio
internacional. Para tratar de corregir estas alteraciones, desde finales del siglo pasado
Brasil introdujo medidas restrictivas en la siembra de café, con el objeto de reducir la
oferta exportable y mantener precios altos. Esta política fue repetida por Brasil en 1907,
1909 y 1913, y que favoreció a Guatemala, ya que en las tres primeras décadas del siglo,
se disfrutaron ingresos provenientes de precios relativamente altos del café, hasta la crisis
económica de 1929, cuando, como resultado de la caída de los precios, muchos finqueros
quebraron y las propiedades pasaron a las manos de los extranjeros que les habían
otorgado créditos.
En las décadas de 1920 y 1930, Guatemala suscribió convenios y tratados comerciales
con varios países europeos, como Francia, Gran Bretaña y Noruega, así como con
Canadá; todos ellos ampliaron las posibilidades de colocar exportaciones adicionales de
café. Este acuerdo al igual que el que se suscribió a principios de siglo con la UFCO,
implicó que las exportaciones guatemaltecas tuvieran salida no solo ha Estado Unidos, y
que por lo tanto se mejorase la relación de intercambio existente con el resto del mundo.
La Gran depresión paró los mercados internacionales y esto afectó al intercambio de
bienes con todo el mundo, incluyendo a EEUU, lo que hizo que se encarecieran las
importaciones, y que los países que recibían los productos guatemaltecos dejaran de
adquirirlos. Este descenso del nivel de intercambio se mantuvo hasta bien entrada la
Segunda Guerra mundial.

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