Ello nos lleva a la necesidad de replantear todo nuestro utillaje intelectual, nuestros
hábitos mentales y nuestros mecanismos cognitivos. No va a ser ese el objetivo de
estas páginas ya que esas cuestiones las abordaremos en otras publicaciones que
preparamos [1]. Nos limitaremos aquí a tratar uno de los primeros problemas que
constituye el principal «obstáculo epistemológico» (Bachelard) para intentar una
clarificación de nuestro presente: el monoteísmo ontológico. La vieja distinción que
afirmaba que sólo había el ser (único, estable, desconocido, verdadero) y que lo
múltiple era la «realidad» aparente de los entes sometidos a la temporalidad, la
fugacidad y la muerte. Por tanto sólo había una realidad, una verdad, un bien, una
belleza, una justicia y sus correlatos empíricos y simbólicos «un monarca, un imperio y
una espada» [2].
Si hay alguna analogía que nos pueda ayudar a entender el concepto expresado sería
la de los lentes o anteojos. Los imaginarios tendrían una función semejante, ya que
nos permiten percibir a condición de que ellos -como los lentes- no sean percibidos
en la realización del acto de visión. Generan por tanto, a diferencia de otros conceptos
una distinción entre relevancia y opacidad que va a ser la que nos conduzca a través
de los procesos que hacen funcional este mecanismo.
«Observar es, como repetimos siempre, generar una diferencia con la ayuda de una
distinción, que deja fuera de ella lo no distinguible. En el medio verdad el sistema
comunicativo sociedad constituye el mundo como una totalidad, que incluye todo lo
que es observable y hasta el observador mismo. Con ese objetivo se establece en el
mundo un sistema observador que se observa a sí mismo, que tiene disponibilidad
sobre el valor reflexivo de la no-verdad [«Unwahrheit»] (y que dispone de él de una
manera observable, empírica, de hecho) y de ese modo puede marcar algo cuyo
correlato no puede ser atribuido al mundo. [...] Pues el observar no es otra cosa que
un señalar diferenciante» [9].
Nos interesa ahora para completar la primera parte de este escrito explicitar los modos
de análisis de las relevancias y cuáles son los campos en los que se producen. Hay una
permanente deriva histórica que va desde los objetos, símbolos y rituales propios de
cualquier culto, pasando por las que tienen la consideración de obras de arte, hasta la
producción cotidiana de los inciertamente denominados «medios de comunicación»
(más exactamente definidos como empresas del nuevo sector de fabricación de
realidad) [14], que nos proporcionan los materiales en los que descubrir las
relevancias que van a fijar las operaciones de los imaginarios en su función de
construcción de las múltiples realidades.
Las evidencias básicas, de las que vivimos y en las que creemos o estamos (como
afirma Ortega), no se generan mediante «representaciones» colectivas que los
individuos copiamos en nuestro comportamiento cotidiano, ni tampoco mediante
«conciencias colectivas» o «arquetipos» procedentes de estadios anteriores de la
humanidad. Nuestras evidencias provienen de las plurales referencias emitidas
recursivamente por las instituciones que pugnan entre sí por definir realidades creíbles.
No es cierto que nos hayamos quedado sin referencias, sin valores, sin ideales. Lo que
sucede es que han desaparecido los absolutos que les daban a unas u otros la
categoría de únicos. Vivimos en unas sociedades en las que las formas de entrelazarse
las experiencias y las ideas, los tiempos y los espacios, las historias y los proyectos no
sólo presentan diferentes tramas y figuras, sino que el primer derecho que reclama el
individuo es el derecho a la diferencia. No porque ya se haya conseguido la igualdad (y
la libertad, y la fraternidad), sino porque no nos sirven los caminos o modelos que
construyeron las anteriores generaciones sobre la exclusión de la mayoría de los tipos
de racionalidad que constituyen nuestra vida [15]. Estas sociedades en las que
vivimos son por ello policontexturales.
Los materiales sobre los que trabajamos son, pues, los productos que aparecen en el
tejido comunicativo múltiple. Abarcan lo que publican los periódicos y las revistas, lo
que emiten las radios y los canales televisivos, las películas, las músicas; las diferentes
formas del espacio que se expresan en la escultura y la arquitectura y la forma de
construirlo socialmente en el urbanismo; las poesías y las novelas, los cómics, los
sitios de Internet y la omnipresente publicidad. Especialmente la publicidad en todos
sus tipos y soportes, ese nuevo discurso moral que pretende monopolizar el sentido de
nuestras vidas. Ahí se generan las relevancias que construyen nuestras referencias y
que evitan contarnos sus opacidades.
Para ello estableceremos una rejilla de lectura que nos permitirá establecer las
diferencias entre los programas teóricos de tipo exclusivo, aquellos que definen la
realidad como única, y programas teóricos inclusivos, aquellos que permiten la
definición de más de una realidad. Los conceptos que emplearemos para realizar la
comparación entre ambos programas serán los siguientes: código, programas, medio y
forma. Como se puede comprender, esta analítica está vinculada a la teoría
constructivista sistémica.
Cuadro I
Crítica de la ideología,
Ideología / Diálogo -
1. Sociológico crítico Modernización, Opinión Praxis
Ciencia Argumentación
pública
Diferenciación funcional,
2. Constructivismo Relevancias / Imaginarios
Equivalentes funcionales, Comunicación
sistémico Opacidades Sociales
Policontexturalidad
Elaboración propia: Juan-Luis Pintos
La columna de los Códigos alude al modo de operar de la teoría como conocimiento. Define los dos lados
de la distinción con la que marca la limitación de la posición cognitiva. Y permite el desarrollo de
Programas que describen las operaciones fundamentales constructivas por las que se define la realidad
como una o múltiple. Esas operaciones sólo son posibles en un Medio determinado que es el ámbito en el
que se produce la comunicación; fuera de ese medio, los programas no tienen sentido. Finalmente,
empleamos el concepto de Forma para señalar la unidad de la distinción establecida por los códigos.
Las primeras construcciones de realidad son las elaboradas por los diferentes
programas teológicos. Estos programas no son exclusivos del ámbito propio del
sistema religioso, sino que se pueden encontrar en otros ámbitos del sistema social
tales como el político, el científico, el artístico, etc. Tampoco se pueden atribuir a
etapas fijadas en el pasado temporal de nuestras culturas, sino que pueden aparecer,
y de hecho aparecen en diferentes formulaciones teóricas actuales.
Estos dos programas se diferencian en primer lugar por los códigos que rigen las
operaciones de construcción de la realidad. El código propio de los programas
teológicos se expresa por la distinción entre inmanencia y trascendencia. La realidad
cotidiana, la experiencia individual, las referencias constatables pertenecen al campo
de la inmanencia, es decir, a las apariencias de realidad. Porque ese lado de la
distinción sólo adquiere realidad por la referencia al otro lado, al de la realidad fuerte,
más allá del espacio y del tiempo, más allá de la experiencia y el control de los
individuos, el campo de la trascendencia. Lo real es lo otro, o quizás, «lo
absolutamente Otro», denomínese «Dios», «Historia», «Espíritu Absoluto». Pero aquí
estaría la principal diferencia con el programa ilustrado: el código es más directo y
juega ya con los conceptos filosóficos de real y racional. Recordemos a Hegel: «Was
vernünftig ist, das ist wirklich; und was wirklich ist, das ist vernünftig» [17]. Este
principio de identidad entre lo real y lo racional es lo que va a definir en este programa
lo que deba considerarse realidad. Pero el eje de la definición no consiste precisamente
en la marcación de lo racional como el lado fuerte de la distinción, sino en el
mecanismo de la identificación como el determinante en la definición de la realidad. Se
conoce por asociación, por el contraposición y por síntesis que suprime (y «eleva»:
«Aufhebung») las posiciones asociadas, es decir, la diferencia. De ahí que, de nuevo la
realidad sólo pueda ser una.
Las posiciones teológica e ilustrada se diferencian también por los programas que
desarrollan a partir de los respectivos códigos [18]. Estos programas constituyen los
metarrelatos que subyacen a la construcción de evidencias de validez no discutida y
que producen sentido en la percepción, comprensión y explicación de las experiencias
individuales y colectivas en las sociedades pre-modernas y modernas. Por ello son
suficientemente conocidos todavía ya que han formado parte, y en algunos casos aún
forman parte, de la historia personal de millones de ciudadanos. No necesitan por ello
una prolija explicación. Todo tipo de programas teológicos tienen que justificar por qué
unos individuos (o todos) necesitan salvarse y por qué otros (escogidos) se la pueden
proporcionar. Ordinariamente siempre se han dado las explicaciones desde la parte
que salva, nunca desde los salvados. Si hay necesidad de salvación es porque algo
anda mal. ¿Cómo se introduce ese «mal» en la historia de los hombres? Aquí
comienzan los relatos acerca de «la situación original», una situación de máxima
perfección de la que se ha decaído por algún tipo de causas. Causas que se pueden
remediar en la actualidad si se siguen determinadas reglas. La primera de las cuales
consiste precisamente en creer en la fuerza explicativa presente de dichos relatos. Las
operaciones de «salvación» han sido múltiples en la historia y han asumido diferentes
representaciones literarias y artísticas, y diferentes grupos portadores de la salvación
para todos los hombres. Prácticamente todas coinciden en que no han preguntado a
«los necesitados de salvación» si querían ser salvados y de qué. Los salvaron «a pesar
de ellos». Probablemente porque estos relatos («Creación», «Paraíso», «Pecado
original», «Redención», «Alienación», «Revolución», «Ignorancia», «Progreso», etc.)
definían la realidad como única, y fuera de esa única realidad no había salvación.
Todo ello se produce en un determinado medio y a través de una forma que establece
la unidad de la diferencia señalada por los códigos. Se entenderá entonces que el
medio en el que se produce la comunicación de los programas teológicos es el medio
de fe o la creencia. Porque sin ese presupuesto los grandes relatos no tendrían que ver
con la definición de realidad sino con la construcción de bellas ficciones cuya fuerza
narrativa o descriptiva nos conmueve, nos emociona, incluso nos hace pensar (el
tópico tan utilizado de «Hombre, algo tiene que haber...», que suele acompañar un
tipo de confesiones tales como, «Yo no creo en los curas, pero...»). En ese medio se
despliega y reproduce la forma revelación. La revelación es la unidad de la diferencia
entre inmanencia y trascendencia, entre tiempo histórico cronológico y futuro
intemporal, entre situación de negatividad y promesa futura de restitución de la
positiva originaria.
Los programas a los que me voy a limitar, que no tienen pretensión de excluir la
pluralidad de realidades sino incluirlas en la reflexión sociológica, son los señalados en
el Cuadro I como «Sociológico crítico» y como «Constructivismo sistémico». En el
primero se incluyen aquel tipo de desarrollos del marxismo que dejaron atrás las
propuestas unilaterales de construcción de realidad y las interpretaciones positivistas
del discurso marxiano, en particular la «Teoría Crítica de la Sociedad» (conocida
posteriormente como «Escuela de Frankfurt»), diferentes corrientes europeas de lo que
se denominó el «marxismo cálido», y algunos autores actuales que se ocupan de los
fenómenos culturales desde esa perspectiva.
La realidad se construye, pues, en el medio de la praxis, pero la forma que unifica los
dos lados de la distinción (ideología y ciencia) y que permite una construcción
comunicativa de la realidad es la del diálogo o argumentación. No se trata aquí de
suprimir la otra parte de la distinción. No se trata de volver a una realidad única sino
de establecer una jerarquización de realidades sobre la base del «mejor argumento»
en una comunidad ideal de diálogo. Se trata de mantener aquellos criterios que se
consideran todavía válidos como constructores de realidades perceptibles en la
facticidad cotidiana [26]. Y esto se puede hacer a través del derecho, de la política, de
la soberanía y de la legitimidad y su reconocimiento en las sociedades concretas,
reconocimiento que aspira a la universalidad pero que se sabe carente de ella.
Sólo nos queda para empezar a concluir con nuestra reflexión el señalar que este
programa opera en el medio de la comunicación. No hay realidades fuera de ese
ámbito. Este proceso está hoy muy acelerado y se presta a confusiones. Una teoría de
la comunicación no es una teoría tecnológica de la señal [30], sino una teoría de los
sistemas sociales y sus operaciones. Lo que aquí nos interesa es que el medio de la
comunicación procede selectivamente. Se producen selecciones de información, se
selecciones diferentes versiones y se establece la selección de comprensiones. Sólo
aquella comprensión que se convierte de nuevo en información (pregunta) mantiene
abierto el proceso y mantiene operando al sistema. Y no hay realidades sin sistemas
que las construyan.
Una definición, aún sometida a revisión, de Imaginarios sociales sería la siguiente: son
aquellos esquemas, construidos socialmente, que nos permiten percibir algo como real,
explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada sistema social se considere
como realidad
Notas
[1] Una obra sobre «Orden e Imaginarios Sociales» donde expongo ampliamente una Teoría de los Imaginarios
sociales y una monografía sobre «La teoría sistémica constructivista de Niklas Luhmann».
[2] Hernando de Acuña, poeta de corte, escribió antes de 1556, el «Soneto al Rey Nuestro Señor» [Carlos I]: «Ya
se acerca, señor, o ya es llegada / La edad gloriosa en que promete el cielo / Una grey y un pastor solo en el suelo /
Por suerte a nuestros tiempos reservada. // Ya tan alto principio en tal jornada / Os muestra el fin de vuestro santo
celo, / Y anuncia al mundo para más consuelo, / Un monarca, un imperio y una espada. // Ya el orbe de la tierra
siente en parte / Y espera en todo vuestra Monarquía / Conquistada por vos en justa guerra, // Que a quien ha dado
Cristo su estandarte / Dará el segundo más dichoso día / En que, vencido el mar, venza la tierra.»
[3] Cfr. WEBER, Max, Economía y Sociedad, México, FCE, 1969, vol. I, p. 170.
[4] «La gran incógnita actualmente es: ¿quién ejerce el poder? y ¿dónde lo ejerce? [...] Hasta dónde se ejerce el
poder, por qué conexiones y hasta qué instancias, ínfimas con frecuencia, de jerarquía, de control, de vigilancia, de
prohibiciones, de sujeciones. Por todas partes en donde existe poder, el poder se ejerce» (FOUCAULT, M.,
Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1978, p. 83). Para una presentación sintética de sus posiciones últimas
sobre el tema puede verse: FOUCAULT, M., El poder y la norma, en MÁIZ, R., (Comp..), Discurso, poder sujeto.
Lecturas sobre Michel Foucault, Santiago, Universidad de Santiago, 1986, pp. 211-216
[5] En el último lustro se está dando un uso bastante frecuente de la expresión «imaginarios sociales», sobre todo
en el discurso mediático, pero también dentro del ámbito académico. Estos usos no suelen estar respaldados por
alguna elaboración conceptual sino que se suelen mover en el espacio de las nociones vagas y difusas del tipo: «lo
que la gente se imagina», «los deseos ocultos», los tópicos del sentido común, etc. En breve saldrá a la luz el
resultado de las investigaciones que vengo realizando para establecer las líneas básicas de una Teoría de los
Imaginarios Sociales, que aquí esbozo brevemente
[6] Editada primero como manuscrito interno para el Institut für Sozialforschung de Frankfurt en 1944, se publicó
por primera vez en la editorial Querido de Amsterdam en 1947. Una segunda edición algo ampliada aparece en
1969 y es considerada como la definitiva por los editores de las Obras Completas de Max HORKHEIMER (en Fischer,
1987) y de Theodor W. ADORNO (en Suhrkamp, 1981). Hay una antigua traducción castellana en la Editorial Sur de
Buenos Aires (Dialéctica del Iluminismo, 1971) y otra reciente en la Editorial Trotta (Dialéctica de la Ilustración,
1994) que ya está en la tercera edición.
[7] La crítica que ejerce aparece en las últimas páginas de la Teoría de la acción comunicativa (1981), cabalga
rampante en un capítulo central en su premiosa apología de la Ilustración que constituye El discurso filosófico de la
modernidad (1985) y concluye con algunas páginas dispersas por el Pensamiento posmetafísico (1988)
[8] Como mejor introducción a este autor puedo recomendar, por su solidez teórica y su perspectiva plural la
selección de textos realizada por GARCÍA BLANCO, José María y BERIAIN, Josetxo, publicada recientemente: N.
LUHMANN, Complejidad y Modernidad. De la unidad a la diferencia, Madrid, Trotta, 1998, 257 p. También son
interesantes la obra LUHMANN, N., Introducción a la teoría de sistemas. Lecciones publicadas por Javier Torres
Nafarrate, México/Barcelona, U.Iberoa./Anthropos, 1996, 303 p., y el monográfico con contribuciones de autores
españoles y latinoamericanos Niklas Luhmann. Hacia una teoría científica de la sociedad, ANTHROPOS, nº 173/174,
(julio-octubre 1997), 153 p.
[9] LUHMANN, N., Die Wissenschaft der Gesellschaft, Frankfurt, Suhrkamp, 1990, p.268 [Trad. castellana: p. 192]
[10] Cfr. Especialmente, HUSSERL, Edmund, 1913, Gesammelte Schriften 5: Ideen zu einer reinen Phänomenologie
und phänomenologischen Philosophie. 1.Buch & Nachwort(1930), Hamburg : Felix Meiner, 1992, 359 + 25 p. [hay
traducción castellana]
[11] Cfr. SCHÜTZ, Alfred, Das Problem der Relevanz, Frankfurt, Suhrkamp, 1971; "The well-informed citizen"
(1946), en Collected Papers, II: Studies in Social Theory, The Hague, Martinus Nijhoff, 1964, pp.120-134 [hay
traducción castellana en B.Aires, Amorrortu]
[12] Cfr. los siguientes escritos de LUHMANN, N., Erkenntnis als Konstruktion,Bern, Benteli, 1988, 74 p.;
Soziologische Aufklärung, Bd. 5. Konstruktivistische Perspektiven, Opladen, Westdeutscher, 1990, 234 p. y dentro
de este volumen en particular, „Das Erkenntnisprogramm des Konstruktivismus und die unbekannt bleibende
Realität«,en Soziologische Aufklärung, Bd. 5, pp. 31-58; Gesellschaftsstruktur und Semantik. Studien zur
Wissenssoziologie der modernen Gesellschaft, Bd.4, Frankfurt, Suhrkamp, 1995, 185 p. y dentro de este volumen
en particular, „Die Soziologie des Wissens: Probleme ihrer theoretischen Konstruktion«, pp.151-180. Hay edición
castellana de éstos y otros escritos temáticamente vinculados en LUHMANN, N., Teoría de los Sistemas Sociales II,
México / Osorno, U. Iberoamericana /U. De Los Lagos, 1999, pp. 67-145 (está editado en Chile y lleva una
introducción de J.Torres Nafarrate)
[14] Cfr. PINTOS, Juan-Luis, «Prólogo», en Casais, Eric y otros, Televisión e sociedade, Santiago, Lea, 1999, pp.7-
18
[15] Ver el capítulo 4º de mi libro Las fronteras de los saberes, Madrid, Akal, 1990, pp. 87-108, titulado «Conflicto
de racionalidades».
[16] Cfr. WEBER, Max, «El sentido de la libertad de valoración en las ciencias sociológicas y económicas» (1917) y
«La ciencia como vocación» (1919) publicadas originariamente en el volumen que recoge sus escritos sobre la
ciencia: Gesammelte Aufsätze zur Wissenschaftslehre (1922). Hay varias ediciones castellanas de ambos escritos.
[17] G.W.F.HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, Vorrede (1820). «Lo que es racional es real, y lo que es
real es racional» (Principios de la filosofía del derecho, Barcelona, EDHASA, 1988, p. 51)
[18] Sobre la función de los códigos en el constructivismo sistémico puede verse PINTOS, J.L., (1994),
Sociocibemética: marco sistémico y esquema conceptual, en GUTIERREZ, J. & DELGADO, J.M. (Ed.), Métodos y
técnicas cualitativas de investigación social, Madrid, Síntesis, 1994, pp. 571-572
[19] Sobre este punto puede verse PINTOS, Juan-Luis, La crítica de la Ilustración de Adorno a Habermas, en AGRA,
M.X. y otros (Coord.), EL PENSAMIENTO FILOSOFICO Y POLITICO EN LA ILUSTRACION FRANCESA, 1992,
Universidad de Santiago de Compostela, pp. 381-392.
[20] Es lo que Gyorg LUKACS denominaba «La destrucción de la razón» (1959), traducido por W. Roces como El
asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler, Barcelona, Grijalbo, 1976.
[21] Cfr. SCHÜTZ, Alfred, Collected Papers, I-III (1962-1966), The Hague ,Martinus Nijhoff (hay trad. Castellana en
B.Aires, Amorrortu); SCHÜTZ, Alfred, Das Problem der Relevanz,Frankfurt ,Suhrkamp, 1971, 234 p.
[22] Sobre el tema nos hemos ocupado en la ponencia «Husserl, Luhmann y los diferentes caminos de respuesta a
«la Crisis», leida en el Congreso «Fenomenología y Ciencias Humanas» celebrado en Santiago de Compostela en
setiembre de 1996
[24] El uso de este concepto se basa en los escritos de Antonio GRAMSCI. Pueden consultarse los desarrollos de
POULANTZAS, Nicos, 1978, Estado, poder y socialismo, Madrid, Siglo XXI, 1979, 326 p.; THOMPSON, John B., 1990,
Ideology and Modern Culture. Critical Social Theory in the Era of Mass Communication, Cambridge, Polity, 1992,
362 p.; WILLIAMS, Raymond, 1981, Cultura. Sociología de la comunicaci¢n y del arte, Buenos Aires, Paidós, 1982,
231 p., así como las contribuciones más recientes de Ernesto LACLAU y Chantal MOUFFE.
[25] Resulta interesante señalar que estos programas coinciden con las orientaciones del mercado capitalista en su
penetración en zonas geográficas y políticas previamente denominadas «subdesarrollados». Todavía hoy se
escuchan en los foros internacionales ecos de ese discurso desarrollista de «ayuda a los más atrasados».
[26] Cfr. HABERMAS, Jürgen, 1992, Faktizität und Geltung. Beiträge zur Diskustheorie des Rechts und des
demokratischen Rechtsstaats, Frankfurt, Suhrkamp, 667 p. (hay trad.cast. en Madrid, Trotta).
[27] Pueden verse unas referencias bibliográficas completas en nuestra página personal:
http://web.usc.es/~jlpintos/index.htm. Luhman prefiere hablar de su marco teórico como «constructivismo
operativo», para diferenciarse del denominado «radical» (Ver el Prólogo que escribió N. LUHMANN, 1990,
Soziologische Aufklärung 5, Opladen, Westdeutscher, 1990, pp. 9-10)
[28] No voy a entrar aquí en la polémica acerca del llamado «antihumanismo» luhmanniano. Un accidente editorial
(el título del libro de I. Izuzquiza, La sociedad sin hombres. Niklas Luhmann o la teoría como escándalo, libro valioso
por su contenido) y una nueva falsa polémica sobre el término «humanismo» han desorientados a incipientes
lectores y producido en rechazo. Para un planteamiento complejo y claro de la cuestión, ver la obra citada en la
nota 8, LUHMANN, N., Complejidad y modernidad. De la unidad a la diferencia, Madrid, Trotta, 1998, pp.215-256.
En esa misma obra está una introducción de J. BERIAIN y J.M. GARCIA BLANCO (pp. 9-21) que es uno de los textos
más breve, de mayor claridad y conceptualmente rico que conozco en castellano sobre la teoría luhmanniana. En el
ámbito latinoamericano, además de las excelentes Introducciones a la mayoría de las traducciones españolas de
Javier Torres Nafarrate, tenemos que celebrar la reedición (3ª) de la obra de Darío Rodriguez y Marcelo Arnold,
Sociedad y teoría de sistemas. Elementos para la comprensión de la teoría de Niklas Luhmann, Santiago de Chile,
Ed. Universitaria, 1999, 200 p.
[29] Venimos utilizando este término sin haber definido el sentido de su uso. Luhmann lo toma de G. GÜNTHER
(«Life as Poly-Contexturality», en Beiträge zur Grundlegung einer operationsfähiger Dialektik II, Hamburg, 1979).
En una sociedad policontextural la diferenciación no contempla un horizonte dentro del cual alguna actividad parcial
pueda pensar como esencial, pues todas lo son.
[30] Parece realmente increible que se haya tomado la teoría matemática de SHANON & WEAVER como modelo
para las teorías de la comunicación mediática, que subordinan así la reflexión y el pensamiento a la
instrumentalidad de la aplicación tecnológica. Para un planteamiento desde la perspectiva constructivista puede
verse N. LUHMANN, 1996, Die Realität der Massenmedien, Opladen, Westdeutscher, 219 p. (hay una muy reciente
trad. Cast.: Barcelona, Anthropos, 2000)
[31] Puede consultarse una amplia bibliografía en mi página personal en Internet, antes citada. La obra más
reciente, en castellano, que se ocupa ampliamente de la construcción de la realidad a través de los imaginarios
sociales es la del profesor de la Universidad de Concepción (Chile) y amigo personal Manuel Antonio Baeza, Los
caminos invisibles de la realidad social. Ensayo de sociología profunda sobre los imaginarios sociales, Santiago de
Chile, RiL, 2000, 160 p.
• ALBROW, Martin, 1991, Las sociedades como hechos construidos. El enfoque weberiano de la
realidad social, En Gonzalez de la Fe,T.(Coord.), Sociología: unidad y diversidad, Madrid, CSIC,
1991, pp. 75-92
• ANDERSON, Walter Truett, 1990, La realidad emergente. Ya nada es como era, Madrid, Mirach,
1992, 319 p.
• BAEZA, Manuel Antonio, 2000, Los caminos invisibles de la realidad social. Ensayo de sociología
profunda sobre los imaginarios sociales, Santiago de Chile, RiL, 2000, 160 p.
• BARTHES, R. y otros, 1968,Lo verosímil, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1970, 178 p.
• BARTHES, Roland, 1984, El susurro del lenguaje. Mas allá de la palabra y de la escritura, Barcelona,
Paidos, 1987, 357 p.
• BARTHES,R., BERSANI,L.,e.a., 1982, Littératura et réalité, Paris, Seuil, 1994, 185 p.
• BELTRAN, Miguel, 1990,La realidad social, Madrid, Tecnos, 1991, 185 p.
• BERGER, Peter L. & LUCKMANN, Thomas, 1966, La construcción social de la Realidad, Buenos Aires,
Amorrortu, 1976, 235 p.
• BERGSON, Henri, 1930, Le possible et le réel, En La pensée et le mouvant, Paris, PUF, 1946, 294 p.
• BLOCH, Ernst, 1969, Philosophische Aufsätze zur objektiven Phantasie, Frankfurt, Suhrkamp, 1985,
634 p.
• BLUMENBERG, Hans, 1981, Las realidades en que vivimos, Barcelona, Paidós, 1999, 175 p.
• CASTORIADIS, Cornelius, 1986, Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto, Barcelona,
Gedisa, 1994, 246 p.
• CEBERIO, M.R. & WATZLAWICK, P., 1998, La construcción del universo. Conceptos sobre
epistemología, constructivismo y pensamiento Sistémico, Barcelona, Herder, 1998, 222 p.
• ELLACURIA, Ignacio, 1984, Filosofía de la realidad histórica, San Salvador, UCA, 1990, 606 p.
• ESCOHOTADO, Antonio, 1985, Realidad y substancia, Madrid, Taurus, 1997, 417 p.
• FOERSTER, Heinz von, 1973, Construyendo una realidad, En Watzlawick [1981], 38-56
• FOERSTER, Heinz von, 1993, Wissen und Gewissen. Versuch einer Brücke, Frankfurt,Suhrkamp,
1993, 396 p.
• FOERSTER, Heinz von, u.a., 1985, Einführung in den Konstruktivismus, München, Piper, 1992, 187
p.
• FUSTER, Joan, 1955, El descrédito de la realidad, Barcelona, Ariel, 1975, 155 p.
• GLASERSFELD, Ernst von, 1995, Construtivismo radical. Uma forma de conhecer e aprender,
Lisboa, Instituto Piaget, 1996, 334 p.
• GONZALEZ REQUENA, Jesús, 1989, El espectáculo informativo o la amenaza de lo Real, Madrid,
Akal, 1989
• GRAMSCI, Antonio, 1977, Il materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce, Roma, Riuniti,
1977, 380 p.
• HEJL, Peter M., 1991, Ficción y construcción de la realidad. La diferencia entre ficciones en el
derecho y en la literatura, en Watzlawick, El ojo del observador, pp.97-110
• HENRY, Michel, 1976, Marx, I: une philosophie de la realité, Paris, Gallimard, 1991, 481 p.
• KAMPER, Dietmar, 1986, Zur Soziologie der Imagination, München, Carl Hanser, 1986, 216 p.
• KAMPER, Dietmar, 1995, Unmögliche Gegenwart. Zur Theorie der Phantasie, München, Wilhelm
Fink, 1995, 196 p.
• KRIEG, Peter, 1991, Puntos ciegos y agujeros negros. Los medios como intermediarios de las
realidades, en Watzlawick, El ojo del observador, pp.123-131
• LEDRUT, Raymond, 1984, La Forme et le Sens dans la Société, Paris, Librairie des Méridiens, 1984,
194 p.
• LEDRUT, Raymond, 1987,»Société réelle et société imaginaire,en CAHIERS INTERNATIONAUX DE
SOCIOLOGIE, 82 (1987) 41-56
• LEFORT, Claude, 1978, Les formes de l'histoire. Essais d'anthropologie Politique, Paris, Gallimard,
1978, 331 p.
• LOHMANN, Georg, 1994, «Beobachtung» und Konstruktion von Wirklichkeit. Bemerkungen zum
Luhmannschen Konstruktivismus, en RUSCH & SCHMIDT [1994],205-219
• LUHMANN, Niklas, 1981, Politische Theorie im WohlfahrtsstaatMünchen, Olzog, 1981, 158 p.,
• LUHMANN, Niklas, 1986,«Was ist Kommunikation?», en INFORMATION PHILOSOPHIE, 2 (1986) 4-
16
• LUHMANN, Niklas, 1988, Erkenntnis als Konstruktion, Bern, Benteli, 1988, 74 p.
• LUHMANN, Niklas, 1990, Soziologische Aufklärung, Bd. 5. Konstruktivistische Perspektiven,Opladen,
Westdeutscher, 1990, 234 p.
• LUHMANN, Niklas, 1995, Die Realität der Massenmedien, Opladen, Westdeutscher, 1996, 219 p.,
• LUHMANN, Niklas, 1999, Teoría de los sistemas sociales II: artículos, México, U.Iberoamericana,
1999, 231 p.
• MAFFESOLI, Michel, 1976, Lógica de la dominación, Barcelona, Península, 1977, 244 p.
• MATURANA R, Humberto, 1995, La realidad,¿objetiva o construida? I. Fundamentos biológicos de la
realidad, Barcelona, Anthropos, 1997, 162 p.
• MATURANA R, Humberto, 1996, La realidad,¿objetiva o construida? I I. Fundamentos biológicos del
conocimiento, Barcelona, Anthropos, 1996, 286 p.
• ORTEGA Y GASSET, José, 1947, En torno a Galileo (Esquema de las crisis), Madrid, Alianza, 1994,
235 p.
• ORTEGA Y GASSET, José, 1949, Ideas y creencias (y otros ensayos de filosofía, Madrid, Alianza,
1993, 197 p.
• ORTEGA Y GASSET, José, 1957, El hombre y la gente, Madrid, Alianza, 1988, 287 p.
• PERICOT, Jordi, 1987, Servirse de la imagen. Un análisis pragmático de la imagen, Barcelona, Ariel,
1987, 296 p.
• PIAGET, Jean, 1977, La construcción de lo real en el niño, Barcelona, Crítica, 1985, 355 p.
• RICHARDS, J. & GLSERSFELD, E. Von, 1987, Die Kontrolle von Wahrnehmung und die Konstruktion
von Realität, En SCHMIDT [1987], 192-228
• RICOEUR, Paul, 1985, Temps et récit, III: Le temps raconté, Paris, Seuil, 1985, 430 p.
• ROBLES, Fernando, 1999, Los sujetos y la cotidianeidad. Elementos para una microsociología de lo
contemporáneo, Concepción, Ed.Sociedad Hoy, 1999, 349 p.
• ROBLES, Fernando, 2000, El desaliento inesperado de la modernidad. Molestias, irritaciones y frutos
amargos de la sociedad del riesgo, Santiago de Chile, RiL, 2000, 150 p.
• ROSSET, Clément, 1985, Lo real y su doble. Ensayo sobre la ilusión, Barcelona, Tusquets, 1993,
120 p.
• RUSCH, G. & SCHMIDT, S.J. (Hg.), 1992, Konstruktivismus: Geschichte und Anwendung. Delfin
1992, Frankfurt, Suhrkamp, 1992, 314 p.
• RUSCH, G. & SCHMIDT, S.J. (Hg.), 1994, Konstruktivismus und Sozialtheorie. DELFIN 1993,
Frankfurt, Suhrkamp, 1994, 360 p.
• SAPERAS, Enric, 1987, Los efectos cognitivos de la comunicaci¢n de masas. Las recientes
investigaciones en torno a los efectos comunic.masas1970-1986, Barcelona, Ariel, 1987, 175 p.
• SCHMIDT, Siegfried J. (Hg.), 1987, Der Diskurs des Radikalen Konstruktivismus, Frankfurt,
Suhrkamp, 1987, 476 p.
• SCHÜTZ, Alfred & LUCKMANN, Thomas, 1979, Strukturen der Lebenswelt, Band 1, Frankfurt,
Suhrkamp, 1979, 396 p.
• SCHÜTZ, Alfred, 1962, Collected Papers, I. The Problem of Social Reality, The Hague, Martinus
Nijhoff, 1971, 361 p.
• STADLER, M. & KRUSE, P., 1990, Über Wirklichkeitskriterien, En RIEGAS, V. & VETTER, Ch. (Hg.),
Zur Biologie der Kognition. Ein Gespräch mit H.R.Maturana, Frankfurt, Suhrkamp, 1990, pp.133-
158
• WATZLAWICK, Paul & KRIEG, Peter (Comps.), 1991, El ojo del observador. Contribuciones al
constructivismo. Homenaje a Heinz von Foerster, Barcelona, Gedisa, 1994, 261 p.
• WATZLAWICK, Paul, 1981, La realidad inventada, Barcelona, Gedisa, 1989, 278 p.
• WATZLAWICK, Paul, 1976, ¿Es real la realidad? Confusión-Desinformación-Comunicación,
Barcelona, Herder, 5ª ed., 1992, 272 p.
• WHEELWRIGHT, Philip, 1962, Metáfora y realidad, Madrid, Espasa-Calpe, 1979, 182 p.
• ZUBIRI, Xavier, 1980, Inteligencia sentiente (*Inteligencia y realidad), Madrid, Alianza/S.E.P.,
1984, 314 p.
Juan-Luis Pintos