Se llaman aguas subterráneas a las existentes entre los intersticios del terreno, bajo su superficie. La
aparente falta de regularidad en la aparición de afloramientos de aguas subterráneas y la dificultad
de su previsión, unido a la enorme importancia que en algunas regiones ha representado su
existencia para la vida de los pueblos, han dado siempre un carácter curiosamente misterioso a los
estudios que se les han dedicado desde la antigüedad más remota.
La apertura de pozos para captar el agua de subsuelo es realmente una de las prácticas más antiguas
del hombre. La literatura de las más antiguas culturas abunda en descripciones, a veces
pintorescamente detalladas, de las técnicas constructivas o de las operaciones mágicas relacionadas
con los alumbramientos de aguas. De ellos son verdaderamente notables los kanats persas y
egipcios, galerías de enorme longitud excavadas en areniscas, en donde la escasez de medios de
perforación y transporte estaba a menudo suplida por el ingenio de sus constructores.
A pesar de la antigüedad de estos conocimientos prácticos sobre el alumbramiento de aguas
subterráneas mediante pozos, el verdadero desarrollo de las técnicas científicas de explotación y
captación de ellas ha tenido lugar, en los últimos sesenta años. Las modernas técnicas de sondeo,
el empleo de equipos de bombeo modernos, especialmente la bomba vertical sumergida, accionada
por motores eléctricos, han sido los factores determinantes del marcado incremento reciente del uso
de las aguas subterráneas, sobre todo en aquellos países de un desarrollo industrial elevado.
ANTECEDENTES
El ciclo del agua en la tierra o ciclo hidrológico, es la circulación continua del agua en sus diferentes
estados en el planeta. No tiene principio ni fin, pero el concepto de ciclo hidrológico suele describirse
normalmente comenzando desde los océanos porque éstos constituyen de lejos la fuente principal
del agua en circulación.
La radiación solar evapora el agua de los océanos y en la atmósfera el vapor de agua asciende
formando las nubes. Bajo ciertas condiciones, la humedad de éstas se condensa y cae a la superficie
como lluvia, granizo o nieve, las diferentes formas de precipitación.
La precipitación que cae en tierra es el origen de prácticamente toda el agua dulce. Parte de esta
precipitación, después de mojar las hojas y el suelo, corre por la superficie terrestre a los cursos
de agua constituyendo el escurrimiento superficial y otra se infiltra en el suelo. Mucha de esta última
es retenida en la zona de las raíces de las plantas y parte de ella vuelve a la atmósfera por la
evapotranspiración. El excedente percola de la zona de raíces hacia abajo por la fuerza de gravedad
y continúa su descenso hasta ingresar a un reservorio de agua subterránea.
El agua subterránea fluye a través de los materiales porosos saturados del subsuelo hacia niveles
más bajos que los de infiltración y puede volver a surgir naturalmente como manantiales y caudal
de base de los ríos. La mayoría de estos devuelve el agua a los mares o la lleva a cuencas cerradas
donde se evapora.
De esta manera, el agua subterránea representa una fracción importante de la masa de agua
presente en cada momento en los continentes. Éstas están almacenadas en acuíferos, ubicados a
diferentes niveles de profundidad, hasta sistemas confinados que están a varios kilómetros por
debajo de la superficie. Se pueden encontrar aguas subterráneas en casi cualquier parte, trátese de
zonas húmedas, áridas o semiáridas. El agua del subsuelo es un recurso importante, pero de
difícil gestión, por sus sensibilidad a la contaminación y a la sobreexplotación.
ORIGEN DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS
El origen de las aguas subterráneas es uno de los problemas que más han preocupado al hombre
desde los tiempos más remotos. La teoría de la infiltración, que supone que todas las aguas
subterráneas provienen bien de infiltración directa en el terreno de las lluvias o nieves, o indirecta de
ríos o lagos, no ha sido aceptada universalmente, sino desde tiempos relativamente recientes. Por
un explicable error colectivo, que duró decenas de siglos, los pensadores de la antigüedad aceptaban
como axiomático que las precipitaciones atmosféricas no eran suficientes para mantener los grandes
caudales subterráneos que emergían espontáneamente o eran alumbrados por la mano del hombre
en algunos puntos de la superficie terrestre. Y, lógicamente, se lanzaban a inventar las teorías más
ingeniosas, variadas y pintorescas para explicar su origen.
No se conservan datos sobre el pensamiento de las civilizaciones orientales antiguas en relación con
los orígenes de las aguas subterráneas. Sólo a partir de los antiguos griegos se conocen sus teorías
al respecto. Es sorprendente la falta de experimentación que acompaña a las teorías antiguas,
algunas de ellas realmente inteligentes e imaginativas, pero que hubieran sido fácilmente
abandonadas mediante alguna simple medición o experimentación directa.
El concepto "agua subterránea", tiene su origen entre la época de esplendor greco-romana y el año
1400, siendo también en esos años cuando se construyen los primeros pozos de Arabia y los Khanats
de Persia; en éste tiempo denominado Período de Especulación, el arquitecto romano Marco Vitrubio
estableció que el agua subterránea proviene de las infiltraciones de la lluvia y la nieve (Campos, op.
cit.) y que cuando ésta última se derrite a la altura de las montañas, se coloca hacia el subsuelo y
aparece o aflora a cierta distancia en forma de manantiales (Arreguín, 1998).
Entre los años 1400 a 1600 destacan las aportaciones de Leonardo da Vinci y Bernard Pelissy,
quienes lograron una correcta comprensión del Ciclo Hidrológico, especialmente a lo relativo a la
infiltración de la lluvia y al retorno del agua a través de manantiales (Campos, op. cit.); sin embargo,
es hasta la Edad Media que inicia la ciencia de la hidrología con los estudios de evaporación de
Perrault y los de infiltración de Marriotte, en los que se concluye que los manantiales eran alimentados
por agua de lluvia infiltrada hacia el subsuelo, demostrando el Ciclo Hidrológico (Arreguin, op. cit.).
Es en el siglo XVII cuando inician los primeros estudios de pozos artesianos; aunque de acuerdo con
Arreguín (op. cit.), el primer pozo artesiano se perforó en la ciudad de Artois, Francia en el año 1126,
de ahí su nombre.
Los dos siglos subsecuentes, XVIII y XIX conocidos desde el punto de vista hidrológico como “Periodo
de Experimentación” y “Periodo de Modernización” respectivamente, fueron fundamentales para el
avance de la ciencia, pero la mayoría de sus contribuciones se presentaron en materia de aguas
superficiales, salvo las leyes de Darcy sobre el flujo de aguas subterráneas (Campos, op. cit.).
Durante los “Periodos de la Racionalización” de 1930 a 1950 y el vigente de “Teorización” son donde
se han gestado los grandes análisis matemáticos para resolver problemas hidrológicos ente los que
destacan los trabajos de Sherman, Theism y Horton .
ORIGEN Y SITUACIÓN DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS EN LA TIERRA
La mayoría del agua subterránea se origina como agua meteórica que cae de precipitaciones en
forma de lluvia o nieve. Si no se pierde por la evaporación, transpiración de las plantas o escorrentía,
el agua se infiltra en el terreno. Al principio ciertas cantidades de agua de precipitación que cae en el
suelo seco se retienen fijamente como una película en la superficie y en el micro poros de las
partículas del suelo.
En un paso intermedio, las películas de agua cubren las partículas solidadas pero el aire esta todavía
presente en las zonas porosas del suelo. Esta zona es llamada zona insaturada o de aireación, y el
agua presente es agua gravitacional.
A profundidades menores y en presencia de volumen de agua adecuada, se rellenan todos los huecos
para producir una zona de saturación, el nivel superior es la mesa del agua o nivel freático (nivel del
acuífero). El agua presente en las zonas de saturación se denomina agua subterránea.
La porosidad y estructura del suelo determina el tipo de acuífero y la circulación de las aguas
subterráneas. El agua subterránea puede circular y almacenarse en el conjunto del estrato geológico:
este es el caso de suelos porosos como arenosos, de piedra y aluvión. Puede circular y almacenarse
en fisuras o fallos de las rocas compactas que no son en ellas mismas permeables, como la mayoría
de rocas volcánicas y metamórficas. El agua corre a través de la roca y circula en fisuras localizadas
y dispersas. Las rocas compactas de grandes fisuras o cavernas son típicamente caliza.
HIDROGEOLOGÍA
La hidrogeología es una rama de la geología aplicada, dentro de la geodinámica externa, que estudia
las aguas subterráneas en lo relacionado con su circulación, sus condicionamientos geológicos y su
captación, y su definición dice:
«La hidrogeología es la ciencia que estudia el origen y la formación de las aguas subterráneas, las
formas de yacimiento, su difusión, movimiento, régimen y reservas, su interacción con los suelos y
rocas, su estado (líquido, sólido y gaseoso) y propiedades (físicas, químicas, bacteriológicas y
radiactivas), así como las condiciones que determinan las medidas de su aprovechamiento,
regulación y evacuación». (Mijailov, L., 1985, Hidrogeología. Editorial Mir. Moscú, Rusia. 285 pp.)
Los estudios hidrogeológicos son de especial interés no solo para la provisión de agua a la población
sino también para entender el ciclo vital de ciertos elementos químicos, como así también para
evaluar el ciclo de las sustancias contaminantes, su movilidad, dispersión y la manera en que afectan
al medio ambiente, por lo que esta especialidad se ha convertido en una ciencia básica para la
evaluación de sistemas ambientales complejos.
El abordaje de las cuestiones hidrogeológicas abarcan: la evaluación de las condiciones climáticas
de una región, su régimen pluviométrico, la composición química del agua, las características de las
rocas como permeabilidad, porosidad, fisuración, su composición química, los rasgos geológicos y
geotectónicos, es así que la investigación hidrogeológica implica, entre otras, tres temáticas
principales: El estudio de las relaciones entre la geología y las aguas subterráneas; El estudio de los
procesos que rigen los movimientos de las aguas subterráneas en el interior de las rocas y de los
sedimentos; El estudio de la química de las aguas subterráneas (hidroquímica e hidrogeoquímica).
El agua subterránea representa una fracción importante de la masa de agua presente en cada
momento en los continentes, con un volumen mucho más importante que la masa de agua retenida
en lagos o circulante, y aunque menor al de los mayores glaciares, las masas más extensas pueden
alcanzar millones de km (como el acuífero guaraní). El agua del subsuelo es un recurso importante,
pero de difícil gestión, por su sensibilidad a la contaminación y a la sobreexplotación.
Acuífero cautivo: se encuentra encerrado entre dos capa impermeable y sola recibe el agua de lluvia
por una zona en la que existen materiales permeables. A esta zona de recarga se le llama zona de
alimentación.
Las aguas subterráneas son el agua situada por debajo de la superficie del suelo en los espacios
porosos del suelo y en las fracturas de las formaciones rocosas. Una unidad de roca o un depósito
no consolidado se denomina Acuífero cuando se puede producir una cantidad de agua utilizable.
La profundidad a la que los espacios de los poros del suelo o las fracturas y los vacíos en la roca a
ser completamente saturados de agua se llaman Capa freática. El agua subterránea es recargada
de, y eventualmente fluye hacia la superficie natural, la descarga natural a menudo se filtra, y se
pueden formar los oasis o los humedales. Las aguas subterráneas también son a menudo extraídas
para usos agrícolas, municipales e industriales mediante la construcción y operación de pozos de
extracción.
El estudio de la distribución y el movimiento de las aguas subterráneas es la hidrogeología.
Normalmente, las aguas subterráneas son consideradas como agua líquida que fluye a través de los
acuíferos poco profundos, pero técnicamente también puede incluir: La humedad del suelo, El
permafrost (suelo congelado), El agua inmóvil en el lecho de roca de muy baja permeabilidad. Y
profunda geotérmica, Agua de la formación del petróleo.
Los acuíferos Lo más importante de las aguas subterráneas
Un acuífero es una capa de sustrato poroso que contiene y transmite las aguas subterráneas. Cuando
el agua no puede fluir directamente entre la superficie y la zona saturada del acuífero, el acuífero está
confinado. Las partes más profundas de los acuíferos no confinados son generalmente más
saturados ya que la gravedad hace que el agua fluya hacia abajo. El nivel superior de esta capa
saturada de un acuífero confinado se denomina tabla de agua o tabla de la superficie freática. Debajo
de la capa freática, donde por lo general todos los espacios porosos están saturados con agua es la
zona freática.
El sustrato con baja porosidad que permite una transmisión limitada de las aguas subterráneas es
conocido como un Acuitardo.
Un Acuicludo es un sustrato con una porosidad que es tan baja que es prácticamente impermeable
a las aguas subterráneas.
PROBLEMAS CON LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS
Algunos problemas han afectado a la utilización de las aguas subterráneas en todo el mundo. Así
como las aguas de los ríos se han usado en exceso y contaminado en muchas partes del mundo,
también lo han hecho los acuíferos. La gran diferencia es que los acuíferos no están a la vista. El otro
gran problema es que los organismos de gestión del agua potable de la ONU prácticamente no hacen
nada. Este problema, aunque entiende por siglos, se ha mantenido, en parte por inercia y en parte
por la rivalidad y la falta de comunicación de los gobiernos. Lo que pone en gran riesgo las aguas
subterráneas.
VENTAJAS. El agua subterránea tiene ciertas propiedades importantes algunas de las cuales son
las siguientes:
2.1. Calidad Constante. Una de estas ventajas es la gran constancia de sus propiedades
físicoquímicas en el tiempo. Salvo excepciones (como el fenómeno artificialmente inducido de
intrusión salina), las aguas subterráneas tienen una composición química prácticamente constante
en el tiempo. Esto no debe significar que se descuide su monitoreo o control periódico.
2.2. Directamente utilizable. Otra cualidad importantísima es que en su estado natural las aguas
subterráneas presentan una composición química que las hace utilizables sin tratamiento previo en,
prácticamente, todos los usos a los que se les destina. Puede que algunas aguas subterráneas estén
excedidas en algunos compuestos, pero son la excepción.
2.3. Temperatura estable. La constancia en su temperatura es una propiedad destacable pues para
algunos de sus usos es una ventaja y en general la temperatura de un agua subterránea es muy
cercana a la temperatura promedio anual de la zona donde se capta.
2.4. Saludable. El estar exenta de gérmenes patógenos es una característica generalizada de las
aguas subterráneas. Hay situaciones excepcionales de contaminación biológica pero es debida a una
incorrecta localización del pozo.
2.5. Ausencia de masa biótica. Para ciertos usos es una ventaja importante la ausencia casi total
de masa biótica que pudiera requerir de pesticidas y similares en el caso de aplicarla al regadío
agrícola.
2.6. Sin sólidos. Una ventaja interesante es que el agua subterránea captada correctamente está
exenta de partículas como arenas las que causarían serios problemas en bombas, conductos y
artefactos.
2.7. Estabilidad de caudales. Si bien las sequías afectan los embalses subterráneos haciendo
descender los niveles, por el gran tamaño de los embalses estos registran su inercia de respuesta es
muchísimo mayor que la de los embalses superficiales. En una sequía un cauce superficial o un
embalse pueden secarse completamente. Un pozo no, en la inmensa mayoría de los casos.
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CONCLUSIONES
Finalmente, otro aspecto que sustenta la importancia de estudiar las aguas subterráneas es
la determinación de su calidad, para conocer la cantidad de sales que contienen, si son aptas
para el consumo de la población o si están contaminadas. Son fuentes de contaminación la
aplicación de agroquímicos en los cultivares, las aguas residuales domésticas e industriales
y los rellenos sanitarios mal instalados.
En 1998, la Organización de las Naciones Unidas declaró a las aguas subterráneas como un
recurso "invisible", no sólo porque están ocultas -no se pueden ver directamente-, sino porque
los problemas que se presentan por su escaso o excesivo uso se deben en parte a que no se
conoce cómo están distribuidas y a que se ignora la importancia de protegerlas en el marco
de una gestión integral de los recursos hídricos.
En el Perú podríamos decir que, además de invisibles, las aguas subterráneas han sido
ignoradas incluso por el propio Estado, que, desde 1991, como parte de la reforma liberal del
Estado, desactivó el organismo encargado de evaluar y monitorear la situación de los
acuíferos y abandonó los programas de recuperación de tierras, afectadas por mal drenaje,
basados en el aprovechamiento de las aguas subterráneas.
No hace mucho, el ingeniero Sebastián Santayana, de la Universidad Agraria La Molina,
reveló, en una conferencia en el Instituto de Promoción para la Gestión del Agua (IPROGA),
que en ese centro académico el estudio sobre aguas subterráneas era, hasta hace un par de
años, un curso opcional.
Pero además, con excepción de valles como los de Ica, Pisco, Chincha, o La Yarada en
Tacna, donde, por la escasez de aguas superficiales, necesariamente se debe recurrir a
explotar las de los acuíferos, en gran parte de los valles costeños las aguas subterráneas son
escasamente aprovechadas. El ingeniero Ricardo Turkowsky, profesional del Proyecto
Subsectorial de Irrigación (PSI), ha estudiado la situación en los valles de Chao, Virú y Moche,
antes y después de que el canal Chavimochic les llevara las aguas del río Santa.
BIBLIOGRAFÍA
Manual de Agua Subterránea. María Paula Collazo Caraballo, Jorge Montaño Xavier.
Montevideo Uruguay 2012.