Defensa
Derecho
Procesal III
(Procesal
Penal)
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* DERECHO DE DEFENSA:
Se trata de una garantía bilateral, es decir, que se da tanto para el imputado como
para la víctima. El derecho de defensa tiene una faz activa y una faz pasiva.
-FAZ ACTIVA: Cuando quiere hacer valer un derecho a través de una pretensión, a
través de una acción. Por ejemplo la víctima para hacer valer su derecho en el proceso
penal puede constituirse en querellante particular, lo que le permitirá aportar pruebas,
-Principio de congruencia: El imputado no podrá ser condenado por un hecho
distinto a aquel por el cual fue acusado, porque ese fue el hecho por el que el
imputado se defendió.
Tanto el imputado como su abogado, preparan la defensa en función del hecho
por el que se le acusó; por lo que no se lo puede condenar sobre un hecho del que no
pudo defenderse.
Ahora bien, no se vulnera el principio de congruencia si el Tribunal le da al
mismo hecho una calificación distinta que le dio el fiscal, por ejemplo, en la acusación
se describe que el imputado en tal día, hora y lugar fue con un arma cargada, amenazó
a distintas personas que estaban en el lugar y les sacó el dinero que llevaban. El
imputado se tiene que defender sobre ese hecho, pero puede suceder que el órgano
jurisdiccional le otorgue una calificación legal distinta a la efectuada por el fiscal. Lo que
prohíbe el principio de congruencia es la mutación del hecho en sus características
esenciales. Si el hecho describe un robo simple, el Tribunal no puede condenar por robo
calificado por el empleo de arma, toda vez que la existencia de un arma es un cambio
esencial del hecho. Para ello, deberá necesariamente intimarse y receptarle declaración
nuevamente al imputado y su omisión acarreará la nulidad de la sentencia por
afectación a la garantía constitucional de defensa en juicio.
-Prohibición de la reformatio in peius: Significa que no se puede empeorar la
situación del imputado que recurrió. Es decir, el imputado tiene un derecho (autónomo)
al recurso, aún antes de la existencia de los pactos internacionales. Este derecho se
consideraba como una derivación del derecho de defensa. La reformatio in peius
implica que en materia de recursos, la decisión que lo resuelve nunca podrá empeorar
la situación del recurrente. Por ejemplo: el imputado recurre por medio del recurso de
casación la sentencia que lo condenó por un robo simple expresando que en realidad
el hecho sería un hurto; el tribunal Superior advierte que no se trata ni de un robo ni de
un hurto sino de un robo calificado. En ese caso, como no se puede empeorar la
situación del imputado a lo sumo dejará asentada su posición expresando las razones
por las que considera que el hecho se trata de un robo calificado pero sólo podrá
confirmar la decisión que lo condenó por robo simple. De más esta decir que esta
prohibición se aplica si sólo el imputado recurrió ya que si también lo hizo el fiscal o el
querellante Particular solicitando una condena mayor, el tribunal de casación sí podrá
variar la sentencia en perjuicio del imputado.
El derecho de defensa también se integra con el derecho que le asiste al
imputado de que la decisión jurisdiccional que ponga fin al caso sea motivada, sobre todo si la
sentencia es condenatoria, en cuyo caso es necesario que se le expliquen los motivos o
razones que han dado base a tal decisión. Asimismo, también forma parte del derecho de
defensa, la posibilidad del imputado de recurrir todas aquellas resoluciones jurisdiccionales que
le sean desfavorables, más aún sobre la sentencia condenatoria.
* NON BIS IN IDEM:
No sólo impide ser juzgado dos veces, condenado dos veces sino que es mucho más
amplio porque impide inclusive ser perseguido más de una vez por el mismo hecho.
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poder participar en aquellas que ordene el fiscal, alegar sobre el mérito de la prueba,
peticionar una resolución al órgano jurisdiccional, etc.
-FAZ PASIVA: Es la fase de aquel que resiste esa pretensión o acción. Es el caso del
imputado en el proceso penal. Ese derecho se encuentra asegurado ante la imposición
obligatoria de la actuación junto a un defensor técnico (abogado) para que el imputado
pueda ejercer correctamente su defensa. El imputado siempre debe contar con la
presencia de un defensor al prestar declaración, que lo asesore correctamente. Si el
imputado no cuenta con los medios económicos suficientes como para poder contactar
un abogado de su confianza, el Estado deberá otorgarle uno de oficio (asesor letrado)
que deberá ejercer su defensa (art. 121 C.P.P.Cba.). Toda declaración que se lleve a
cabo sin la presencia de abogado defensor carece de toda eficacia, es nula (art. 258
C.P.P.Cba.).
Por otra parte, así como se prevé la asistencia técnica para el imputado que no cuenta
con medios para contratar a un abogado de confianza, la víctima del delito también
tiene derecho a contar con un asesor letrado provisto por el Estado cuando no posea
los medios económicos necesarios para poder contratar a uno particular que
represente sus intereses.
-La defensa material: que implica toda aquella actividad que el imputado puede
realizar personalmente, por ejemplo haciéndose oír, declarando en descargo o
aclaración de los hechos que se le atribuyen, proponiendo y examinando pruebas.
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contrapuestas respecto de un mismo hecho importaría un caos jurídico, y en lo que respecta a
la seguridad individual, la libertad no estaría protegida si las personas estuvieran expuestas a
soportar un ilimitado número de procesos por el mismo hecho.
Lo que diferencia un caso de otro es la excepción mediante la cual podrá hacer valer
la garantía del non bis in idem. Si la persecución es simultánea. ¿Qué excepción hará valer? La
de litis pendencia.
Para que funcione esta garantía es preciso que haya una triple identidad: identidad de
sujeto, identidad de objeto e identidad de causa.
-Identidad de sujeto: debe tratarse de una persecución contra una misma persona. El
principio sólo protege a quien ha sido perseguido (imputado) mientras dicha
persecución se mantenga o haya sido concluida por sobreseimiento o sentencia
absolutoria o condenatoria firme. Se excluye a los posibles partícipes en el mismo
acontecimiento que no estén perseguidos o cuya persecución haya concluido por acto
distinto al sobreseimiento o sentencia firme.
Es decir, si una persona fue absuelta porque el hecho no existió y luego se intenta
juzgar a uno que se encontraba prófugo, no importa que haya habido una sentencia
sobre la inexistencia del hecho, ya que se trata de una persecución penal en contra de
una persona distinta a la absuelta. Por ello, este principio no tiene el efectivo extensivo
propio de los recursos.
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solicitando una indemnización por los daños y perjuicios sufridos. Hay doble
persecución contra la misma persona por el mismo hecho pero son persecuciones por
distintas causas, no hay identidad de causa, no se está ejerciendo el mismo tipo de
acción.
Tampoco se dará la identidad de causa cuando en el primer proceso se ejercitó la
acción pública pero ahora se ejercita una acción privada.
Tenemos entonces:
-JUEZ NATURAL (art. 18 C.N.; art. 14 inc. 1 P.I.D.C.P.; art. 8 C.A.D.H.; art.. 1 C.P.P. Cba.);
-IMPARCIALIDAD DEL TRIBUNAL (art. 114 Inc. 6 C.N.; art. 8.1 C.A.D.H.; art. 10 D.U.D.H.);
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“MOMENTOS DEL PROCESO Y SANCIONES
PROCESALES”
INTRODUCCIÓN:
Ante la posible comisión de un hecho ilícito, es necesario la celebración de un proceso,
a través del cual los tribunales de justicia, siempre observando y respetando las garantías
constitucionales preestablecidas, van a determinar si en el caso concreto corresponde o no la
aplicación de la sanción prevista por la ley penal. Vemos así, que el derecho penal no actúa
automáticamente, sino que para su aplicación requiere necesariamente de un proceso por el
cual, se concluya sobre la existencia o no de un determinado ilícito, como así también sobre la
responsabilidad que en él les cupo a los partícipes –intervinientes- en el mismo, para así poder
imponerles –o no- la pena que estime conveniente.
Como el proceso penal está programado como un recorrido que desde un punto de
partida (la afirmación hipotética de la comisión de un delito) va avanzando hasta el final
(sentencia), lo transitado válidamente no puede serlo de nuevo: cada etapa cumplida es una
etapa superada y no puede volverse a ella, salvo en caso de nulidad.
Durante el transcurso del proceso, el imputado -en virtud del principio de inocencia tal
como ya lo vimos al desarrollar las garantías constitucionales-, no está obligado a probar nada,
pero podrá aportar pruebas si así lo desea, pruebas que el fiscal no podrá pasar por alto salvo
que considere que aquellas resultan impertinentes o inútiles.
Veremos en este capítulo, que el proceso penal está integrado por diferentes momentos:
el momento de la investigación penal preparatoria (que culmina con la fase crítica, en la cual una
vez incorporada la prueba, el Fiscal entra en una fase de reflexión y análisis en la que debe
resolver si la prueba reunida le permite elevar la causa a juicio), el momento del juicio, un
momento de recursos (eventual ya que puede o no existir según se planteen o no los recursos
previstos por la ley) y un momento de ejecución de la sentencia. Todos y cada uno de ellos
forman una parte importante dentro del proceso penal, en el que deberán respetarse las
garantías constitucionales reconocidas, como así también todos aquellos requisitos establecidos
para los actos procesales, ya que si alguno se cumple en inobservancia de aquellos, serán
pasibles de las sanciones previstas según el caso.
De esta manera, cumpliendo cada uno de los actos en los momentos previstos y de
acuerdo a lo establecido por la ley, lograremos reconstruir el hecho del pasado que pretendemos
probar, al cual podremos arribar a través de los rastros –físicos o materiales- que ha dejado el
delito.-
MOMENTOS:
- RECURSOS
- EJECUCIÓN DE SENTENCIA
A lo largo de estas etapas, el proceso penal siempre versará sobre las hipótesis de un
hecho que se presupone criminoso. En base a este supuesto hecho criminoso va a versar toda la
prueba a rendirse y sobre los que versará la acusación, la defensa y la decisión del tribunal.
Ahora bien, dijimos que el proceso penal es un camino, un recorrido, y que para que
este recorrido pueda seguir avanzando en contra del imputado, requiere que el valor convictivo
de la prueba incorporada a la causa vaya en aumento. Esto es lo que se llaman los grados
intelectuales: sospecha, duda, probabilidad y certeza (negativa o positiva).
Por eso se dice que durante la investigación penal preparatoria, el proceso penal tiene
rasgos más inquisitivos que acusatorios, en cambio durante el juicio es más acusatorio que
inquisitivo. Otros ejemplos que demuestran esto es el secreto de sumario (art. 312 C.P.P.), la
participación en las audiencias (art. 310 C.P.P.).
SANCIONES PROCESALES:
Tienen como finalidad, evitar que aquellos actos cumplidos o por cumplirse durante el
proceso y que carecen de los requisitos previstos por la ley, produzcan los efectos queridos por
los órganos públicos o por los particulares que lo realizaron.
Clases:
-caducidad,
-preclusión,
-inadmisibilidad,
-nulidad.
NULIDAD1
El proceso penal se integra con actos procesales que deben cumplir con determinadas
exigencias que condicionan su validez. De allí, que cuando esas formas que regulan la legalidad
del acto son inobservadas, se deba contar con una herramienta que posibilite invalidarlo. Esa es
la función que cumple el instituto de la nulidad.
La nulidad es, por tanto, el medio para invalidar un acto ya ingresado al proceso penal
que no ha observado en su realización, las exigencias impuestas por la ley. Pero su declaración
requiere además, que dicha inobservancia haya causado un perjuicio concreto para alguna de las
partes que tenga interés jurídico en esa declaración: el Código no admite la declaración de una
nulidad por la nulidad misma.
La nulidad indica que para el orden jurídico no vale el acto realizado en infracción a la
ley, sino que sólo es válido aquel que reúne las condiciones exigidas.
No sólo la nulidad es la sanción prevista por ley, existen también otro tipo de sanciones
procesales, tales como la inadmisibilidad, la caducidad, y la preclusión, la cuales, como veremos
a continuación se distinguen según los efectos y los actos para los cuales se haya previsto.
1
Cfr. Cafferata Nores José I. – Tarditti, Aída, “Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba – Comentado”, Tomo
1, pág 439 y sgte., edit. Mediterránea, Córdoba 2003.
2
Cita extraída de Cafferata Nores José I. – Tarditti, Aída, “ob. cit”, Tomo 1, pág 443, Nota nº 887.
oposición (art. 105 C.P.P.Cba.) o la oposición del actor civil a la intervención del demandado por
el citado (art. 114 C.P.P.Cba.). Se considera que también carece de autonomía ya que con
relación a la parte el veto contradictorio no será admisible y respecto del órgano judicial, causará
la nulidad del acto posterior contradictorio.
Volviendo a las nulidades, veremos que el código procesal penal cordobés, consagra el
sistema de la conminación taxativa, con arreglo al cual no hay más nulidades que las previstas
expresamente por la ley. Por ello, la interpretación judicial no puede ampliar esta sanción a otros
casos no previstos, ya que el legislador tiene el monopolio de las causales de invalidación de los
actos procesales. Sobre este sistema, Binder (2001) dice con razón que “no se percibe cuál es el
beneficio de mantener un principio que nadie sostiene en serio ya que toda la doctrina que lo
proclama admite al mismo tiempo las formas virtuales e implícitas de nulidad, o ha elaborado la
difusa categoría de acto inexistente”3.
Por cierto que la fuente de la nulidad no es exclusivamente la ley procesal local. Así, la
vulneración de las garantías constitucionales (sea de orden nacional o provincial) no
reglamentadas por el texto local, generará la nulidad del acto que las contraríe, como
consecuencia de la supremacía de aquellas reglas, aún cuando falte en la ley procesal tal
conminación. La previsión de nulidades en las leyes comunes del Congreso, dictado en ejercicio
de la competencia legislativa delegada por las provincias –como ocurre con la fundamentación de
la condicionalidad de la condena (art. 26 C.P.) o con la intervención del asesor para integrar la
representación del incapaz en relación de la acción civil (art. 59 CC) también como aspecto de la
supremacía, acarreará la nulidad de los actos procesales que contraríen esas disposiciones.
Asimismo, se han admitido las llamadas nulidades implícitas, que se configuran “cuando
en virtud de expresas o ineludibles prohibiciones o exigencias de la ley formal o sustancial, surge
sin dudas la improcedibilidad del trámite no obstante la ausencia de conminación de nulidad
expresa. Así, el T.S.J. de Córdoba, en el precedente “Maldonado, José Alberto” (Sent. Nro. 2 del
03/09/1989 –síntesis publicada en Foro de Córdoba, Cuadernos de Jurisprudencia, TI p.249)
sostuvo esto para anular la sentencia que había sido dictada en un proceso por un delito
dependiente de instancia privada en el que no había denuncia formulada por quien se
encontraba legitimado. En contra de la existencia de nulidades implícitas, Alfredo Vélez
Mariconde (Derecho Procesal Penal, T II, pag. 139/140).
Son nulidades genéricas por ejemplo las previstas en el art. 185 del C.P.P.de Córdoba,
también las disposiciones que consagran nulidades de cualquier acto procesal por defecto de
competencia material (art. 42 C.P.P.Cba.) o territorial (art. 46 C.P.P.Cba.) como también las que
3
Binder, Alberto, “Invalidez de los actos procesales y formas del proceso”, en Revista de Derecho Penal (Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2001, cita extraía de Cafferata Nores José I. – Tarditti, Aída, “ob. cit”, Tomo 1, pág 443 y sgte. Nota
nº 889.
se refieren a requisitos de forma para todos los actos, como idioma (art. 128 C.P.P.Cba.), fecha o
firma de actas (art. 137 C.P.P.Cba.).
Las nulidades absolutas se refieren a vicios de los actos procesales que afectan
sustancialmente garantías constitucionales (de origen nacional o provincial) indisponibles y por
ello pueden ser declaradas de oficio, es decir, sin necesidad de que sean instadas por la parte
perjudicada por el acto procesal viciado, no quedan subsanadas por el consentimiento del
agraviado, ni obsta a su declaración el estado o grado del proceso en que se produjo. Son
garantías constitucionales indisponibles. Por ejemplo, son garantías indisponibles la del imputado
a gozar de defensa material y técnica, a ser juzgado por un juez natural, independiente e
imparcial y que exista una acusación cuya modalidad de ejercicio garantice la defensa (material y
técnica), son indisponibles porque el imputado no puede renunciar a éstos derechos o garantías;
mientras que como disponible podemos mencionar el derecho a recurrir, en la que el imputado
puede optar por no recurrir sin que ello acarree alguna sanción procesal.
Por otra parte, también debemos recordar que si el fundamento de la nulidad absoluta es
el de evitar los efectos perjudiciales derivados de una violación constitucional esencial,
naturalmente este perjuicio debe concurrir en el caso concreto, tanto de modo real (ejemplo se
impidió al acusado conocer la acusación por la que luego fue condenado) como potencial (por
ejemplo la ausencia de la descripción del hecho sobre el que versa la sentencia impediría hacer
valer en el futuro la garantía del non bis in idem) no bastando, en consecuencia, que aparezca
como puramente hipotético.
El principio de interés también evita que la nulidad prevista como garantía de un derecho
reconocido al imputado pueda ser invocada para hacerla valer en su perjuicio (por ejemplo anular
una sentencia absolutoria, porque se recibió bajo juramento la declaración del imputado).
El Código establece (art. 186 C.P.P.Cba.), que la declaración de oficio corresponde a las
nulidades conminadas genéricamente en los inc. 1 a 3 del art. 185 (nombramiento, capacidad y
constitución del Tribunal; a la intervención del Ministerio Público en el proceso, y a su
participación en los actos en que ella sea obligatoria; intervención, asistencia y representación
del imputado, en los casos y formas que la ley establece); y en los casos de conminación
específica, cuando se establezca expresamente.
Resulta evidente que la nulidad genérica que atiende a la regular actuación del Tribunal
(nombramiento, capacidad y constitución –inc. 1-), se vincula con la garantía del juez natural, que
la concerniente a la intervención y participación del Ministerio Público –inc. 2- se relaciona con el
debido proceso legal, y que lo atinente a la intervención, asistencia y representación del imputado
–inc. 3-, resguarda la defensa en juicio y los demás derechos fundamentales (por ejemplo la
garantía del non bis in idem).
La declaración de oficio de las nulidades absolutas no obsta a que las partes puedan
oponerlas, pero como aquellas protegen garantías constitucionales indisponibles no rige la
caducidad (art. 188 C.P.P.Cba.), a diferencia de las nulidades relativas. De allí, que aún la parte
que concurrió a causarla pueda instar la nulidad (por ej.: el imputado aunque aceptó
voluntariamente prestar declaración en ausencia del defensor, puede luego pedir la nulidad).
Tampoco rige la preclusión, por lo que quien no instó la nulidad absoluta en una etapa
del proceso, puede luego deducirla en la siguiente (por ejemplo: la defensa del imputado no
dedujo la nulidad de la acusación en la fase crítica ni en el juicio, puede luego argumentarla como
vicio nulificante de la sentencia condenatoria en el recurso de casación).
Ahora bien, no obstante que, según la letra de la ley, la declaración de oficio puede ser
efectuada en cualquier estado y grado del proceso, ésta amplitud no es total. Un límite claro lo
coloca la pendencia del proceso, ya que si se ha operado la cosa juzgada no es posible declarar
la nulidad del acto perteneciente a un proceso ya concluido. En el supuesto de los recursos
extraordinarios, sólo es posible si se trata del recurso de casación, no así en los recursos de
inconstitucionalidad o revisión por la especificidad de los motivos de éstos dos últimos, ajenos a
la validez formal o conformidad con la ley sustancial propia del primero.
Las nulidades relativas, a diferencia de las absolutas, se vinculan con las conminadas
genérica o específicamente, que afecten garantías constitucionales disponibles (ej. recursos).
Las diferencias con las nulidades absolutas, consiste en que una nulidad relativa sólo
procede a petición de parte interesada que no haya concurrido a causarla, siempre que la
instancia sea formulada en tiempo oportuno y no medie alguno de los modos de subsanación.
Respecto del trámite de la instancia de nulidad –que dará lugar al incidente- se regulan
soluciones diferenciadas de acuerdo a la etapa o fase en que se encuentre el proceso (art. 188
C.P.P.Cba.). En la investigación penal preparatoria, se tramitará en la forma prevista para la
oposición (art. 338 C.P.P.Cba.).
Durante el debate, la sustanciación será oral por ser ésta la forma de actuación durante
esta etapa, pudiendo ser resuelta o diferida a la sentencia, según convenga al orden del proceso.
OPORTUNIDAD:
Las nulidades relativas deben ser instadas a término por la parte perjudicada, de
conformidad a las oportunidades establecidas en el art. 188 C.P.P.Cba., bajo sanción de
caducidad, ya que de lo contrario el acto viciado quedará convalidado.
MODOS DE SUBSANACION:
Mientras que las nulidades absolutas son insanables, aunque haya límites para su
declaración (cosa juzgada, principio de interés) las nulidades relativas son subsanables.
La conexidad es una relación normativa entre los actos procesales, en virtud de la cual
éstos se encuentran enlazados o concatenados por ser uno presupuesto legal de otro (por
ejemplo: la acusación es el presupuesto de la sentencia). Esta conexidad normativa es bien
diferente de la que produce la prueba obtenida en violación a garantías constitucionales, que se
conecta materialmente con otras que no pudieren ser requeridas sin aquella y son su
consecuencia necesaria. Así, no puede decirse que legalmente exista conexión normativa entre
la declaración de imputado y el secuestro de efectos, a diferencia entre aquella y la prisión
preventiva, ya que según el art. 281 la prisión preventiva sólo podrá disponerse –a más de los
requisitos expresamente requeridos- después de recibida la declaración del imputado BAJO
PENA DE NULIDAD.
La nulidad del acto exige, cuando fuera posible y necesario, la renovación o rectificación
de aquel. Renovar implica reproducir el acto. Rectificar es en cambio, modificar el acto, a través
de su complementación o reemplazo parcial, como ocurre con la resolución del tribunal de
apelación, que anula parcialmente la prisión preventiva y por tanto, esta decisión se
complementa con la dictada por la alzada.
Puede ser presentada por cualquiera de las partes, siempre que se cumpla con el
principio de interés, es decir, que el interés de las partes haya sido lesionado; procurando así
evitar el establecimiento de un sistema de nulidades puramente formales, acogiendo aquellas
que por su posible efecto corrector, resulten idóneas para enervar los errores capaces de
perjudicar realmente aquel interés.
Vemos así, que cada uno de los actos procesales que transcurren a lo largo del proceso,
deben ser cumplidos de conformidad con lo previsto para cada uno de ellos. Sólo de esta manera
podremos lograr la reconstrucción del hecho del pasado, cual es la finalidad del proceso penal.
FINES PROCESALES:
Dijimos entonces que en el proceso penal se busca reconstruir un hecho ocurrido en
pasado. Este se reconstruye a través de los rastros que ha dejado el delito, los que pueden ser
rastros físicos: por ejemplo lesiones, o materiales: por ejemplo daños en las cosas.-
El fin de descubrir la verdad real no es un fin que justifique los medios, es decir no se
puede obligar al imputado a declarar, como así tampoco se puede obligar a declarar en contra
del imputado a los parientes hasta cierto grado, a quienes, como vimos, se les brinda la facultad
de abstenerse de declarar; ni a aquellos que por razones profesionales (por ejemplo los
abogados), tienen la facultad de omisión de declarar. Dentro de estos limites, la finalidad es
descubrir la verdad real, si el hecho existió o no realmente y, en su caso, si participó o no el
imputado y las circunstancias penalmente relevantes. Todo ello para cumplir con el segundo fin
del proceso que consiste en la aplicación de la ley penal. La ley se aplica al caso concreto, por
ejemplo: la norma general establecida por el legislador en el art. 79 C.P., establece que el que
matare a otro tiene una pena de 8 a 25 años de prisión o reclusión. Si una persona mata a otra y
se comprueba, el tribunal –teniendo en cuenta las pautas de los arts. 40 y 41 del Código Penal-
le impondrá una pena para el caso concreto, por ejemplo, diez años de prisión, es decir, aplica la
norma al caso concreto. Ahora, si hubo una justificación, una legítima defensa, también aplica la
ley, porque existió una causa de justificación prevista por el ordenamiento jurídico. Del mismo
modo, también aplica la ley si absuelve por el beneficio de la duda, por el principio de inocencia
in dubio pro reo.
PARADIGMAS PROCESALES:
Los sistemas procesales varían según sea la sociedad en la que se inserte y el
momento o lapso de tiempo en que rija, ya que depende del valor que en ella se le reconozca al
individuo y al Estado, la escala de valores vigente, y las manifestaciones de la cultura. Así, según
veremos, tendrá más características del sistema acusatorio aquel sistema que otorgue mayor
valor al individuo y en el que el proceso resulte una garantía individual frente al intento estatal de
imponer una pena; mientras que –contrariamente- será inquisitivo aquel en que los derechos
reconocidos al individuo sean mínimos; resultando el proceso un castigo en sí mismo.
DIFERENCIAS:
*INQUISITIVO:
-el imputado es objeto del proceso y como objeto no tiene ningún derecho y esta obligado
a actuar, a colaborar;
-en lo funcional tanto el juez, acusador y defensor son la misma persona. Una sola
persona reúne todas esas condiciones y al imputado lo pueden obligar a declarar y no
tiene ningún derecho.
*ACUSATORIO:
-el acusado no es objeto del proceso sino sujeto y como tal tiene todos los derechos y
garantías. Entre estos derechos no puede ser obligado a declarar contra sí mismo ni
actuar como órgano de prueba. En consecuencia no puede ser obligado a colaborar y su
negativa no será considerada prueba alguna en su contra;
-la regla es la libertad, excepcionalmente se puede privar de libertad cuando el imputado
pueda entorpecer los fines del proceso (descubrimiento de la verdad y aplicación de la
ley);
Por otra parte, el derecho penal no puede realizarse directamente, ya que para aplicar
una pena a un caso concreto resulta indispensable el juicio previo (art. 18 C.N.). El proceso
tendrá que regularse de tal modo que permita la puesta en marcha del derecho penal frente a la
afirmación de que se ha cometido un delito y que durante su desarrollo los órganos de acusación
puedan demostrar su existencia, circunstancias penalmente relevantes, las relacionadas con la
fijación de la pena y lograr la individualización de los partícipes, a fin de lograr la condena de los
culpables.
De allí que se sostenga que el derecho penal necesita del derecho procesal penal y éste
de aquél. En este sentido, el derecho sustancial no podrá actuar sin el desarrollo previo de un
proceso; asimismo el derecho procesal penal no podrá iniciarse si el derecho penal no establece,
de forma general y abstracta, las conductas que resultan delictivas. Es decir, no puede haber
pena sin proceso y no puede haber proceso sin la posible comisión de un delito.