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NEUMONIA

La Neumonía provoca una inflamación del parénquima pulmonar perturbando el


intercambio de gases entre el espacio aéreo y el capilar sanguíneo, con descenso de Pa02,
cursando con dificultad respiratoria.

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a uno o ambos


pulmones, en particular a los alvéolos, pequeños sacos que en las personas sanas se llenan
de aire al respirar, es frecuente que la neumonía comience después de haber tenido una
infección en el tracto respiratorio superior (nariz y garganta). Los alvéolos de los
enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración
y limita la absorción de oxígeno 4.

La neumonía es la principal causa de mortalidad infantil en todo el mundo4. Esta


incidencia presenta variaciones según la edad, afecta más frecuentemente a niños entre
uno y 5 años5. Puede ser causada por diferentes tipos de gérmenes, incluyendo bacterias,
virus, hongos y parásitos6. La neumonía también puede ocurrir al inhalar alimentos,
líquidos, vómito o secreciones desde la boca hacia los pulmones, es decir, neumonía por
aspiración7.

La neumonía usualmente empieza con una colonización de la mucosa en la nasofaringe,


seguida de una diseminación al tracto respiratorio inferior o, menos frecuente por
diseminación hematógena8.

Las neumonías son más comunes en las edades extremas como son niños y ancianos4.
Los agentes infecciosos en la infancia son numerosos (Streptococcus pneumoniae,
Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila Pneumoniae, Staphylococcus aureus, virus
respiratorios como el respiratorio sincitial (VRS), para- influenza, influenza, adenovirus);
la frecuencia de cada uno ellos varía de forma importante en función de la edad9. Los
virus afectan en mayor medida a menores de 3 años. La neumonía puede propagarse por
diversas vías. Los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los
niños, pueden infectar los pulmones al inhalarse. También pueden propagarse por vía
aérea, en gotículas producidas en tosidos o estornudos, por medio de la sangre, sobre
todo en el parto y en el periodo inmediatamente posterior.

Los síntomas de neumonía son: respiración rápida o dificultosa, tos, fiebre, escalofríos,
pérdida de apetito, sibilancia (más común en infecciones víricas), diarrea, cianosis,
retracción xifoidea, aleteo nasal, tiros intercostales.
En casos de neumonía grave, los niños pueden presentar tiraje subcostal, es decir,
depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración (en una
persona sana, el pecho se expande durante la inspiración). En lactantes muy enfermos,
la neumonía puede ocasionar incapacidad para consumir alimentos o líquidos, así como
pérdida de consciencia, hipotermia y convulsiones4.

Dentro de los factores de riesgo, los niños inmunodeprimidos presentan un mayor


compromiso de contraer neumonía. El sistema inmunitario del niño puede debilitarse
por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente
con leche materna, el uso de leña como combustible para cocinar o calentar el hogar,
vivir en hogares hacinados y el consumo de tabaco por los padres.

La clasificación de la neumonía se basa en:

a) Según su localización anatómica: La cual puede ser

o Focal: cuando se localiza en un solo segmento pulmonar


o Multifocal: cuando afecta varios segmentos focales, denominada también
neumonía a "focos múltiples".

b) Según el lugar de adquisición de la enfermedad: Pueden ser:

o Adquiridas en la comunidad (o extrahospitalarias). Ha sido definida como una


infección de los pulmones provocada por una gran variedad de microorganismos
adquiridos fuera del ámbito hospitalario. Esta tipo de neumonía se desarrolla en
una persona no hospitalizada o en los pacientes hospitalizados que presentan esta
infección aguda en las 24 a 48 horas siguientes a su internación.
o Neumonías hospitalarias: Presentan mayor mortalidad que la neumonía adquirida
en la comunidad. Ocurre a las 48 horas o más después de la admisión hospitalaria,
se deben excluir las enfermedades que se encontraban en período de incubación al
ingreso. En el hospital se da la conjunción de una población con alteración de los
mecanismos de defensas, junto a la existencia de unos gérmenes muy resistentes a
los antibióticos, lo que crea dificultades en el tratamiento de la infección.

NEUMONÍA VIRAL: Suele deberse a la diseminación de una infección de las vías


respiratorias acompañada con una lesión.
Los virus necesitan invadir las células para su reproducción. Normalmente los virus
llegan al pulmón a través del aire, siendo inhalados por la boca o la nariz, o al ingerir un
alimento. Una vez en el pulmón, los virus invaden las células de revestimiento de las vías
aéreas y los alvéolos. Esta invasión a menudo conduce a la muerte celular, ya sea
directamente o por medio de apoptosis. Cuando el sistema inmune responde a la infección
viral provoca más daño pulmonar. Los leucocitos, principalmente los linfocitos, activan
una variedad de mediadores químicos de inflamación ―como son las citoquinas, que
aumentan la permeabilidad de la pared bronquio alveolar permitiendo el paso de
fluidos―. La combinación de destrucción celular y el paso de fluidos al alvéolo empeoran
el intercambio gaseoso.

Además del daño pulmonar, muchos virus infectan a otros órganos y pueden interferir
múltiples funciones. La infección viral también puede hacer más susceptible al huésped
a la infección bacteriana. Las neumonías virales son causadas principalmente por el virus
de la influenza, virus sincitial respiratorio, adenovirus. El virus del herpes es una causa
rara de neumonía excepto en recién nacidos. El citomegalovirus puede causar neumonía
en inmunodeprimidos.

Existen varios mecanismos de entrada de los agentes infecciosos:

 Por micro aspiración broncopulmonar a partir de las secreciones orofaríngeas: es


el mecanismo más frecuente en la producción de neumonías.
 Por inhalación desde el aire de aerosoles contaminados (mecanismo más
frecuente de neumonías víricas, por Coxiella, Legionella, Micoplasma o
Chlamiydia).
 Por diseminación sanguínea (neumonía por Stapilococcus en adictos a drogas por
vía parenteral).
 Por contigüidad, a partir de infecciones de estructuras u órganos cercanos al
pulmón desde el exterior, a partir de heridas o tras cirugía (excepcional).

Los síntomas de las neumonías son variables, sin que ello tenga siempre relación con el
tipo de germen causante de la neumonía. Algunos casos se presentan con lo que se llama
una "neumonía típica", que consiste en la aparición en varias horas o 2-3 días de tos con
expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, dolor torácico y fiebre
con escalofríos. Es la neumonía producida más frecuentemente por neumococo.
Otras neumonías, llamadas "atípicas" producen síntomas más graduales con décimas de
fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza.
La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico menos intenso. Algunos pacientes
pueden tener síntomas digestivos leves como náuseas, vómitos y diarreas. Estos
síntomas son más característicos de Micoplasma, Coxiella o Chlamydia.

LA NEUMONÍA BACTERIANA es una infección de los pulmones causada


por bacterias. El Estreptococcus pneumoniae, un organismo Gram positivo que a
menudo coloniza la garganta.

Generalmente una bacteria entra a los pulmones por inhalación, aunque puede llegar por
vía sanguínea habiendo entrado a la circulación por una infección en otra parte del
cuerpo. A menudo, estas bacterias viven en regiones del tracto respiratorio superior y
son inhaladas a los alvéolos. Una vez en los alvéolos, las bacterias viajan a los espacios
entre una célula y la otra e incluso a otros alvéolos por medio de poros. La invasión
estimula al sistema inmune a que responda enviando glóbulos blancos responsables del
ataque a microorganismos en los pulmones. Los neutrófilos rodean con su membrana
citoplasmática a las bacterias invasoras. Al mismo tiempo, liberan citoquinas que activan
al sistema inmune general produciendo la fiebre, escalofríos y fatiga que caracteriza a la
neumonía bacteriana. La combinación de los neutrófilos, bacterias y líquido proveniente
de los vasos sanguíneos circunvecinos se acumula en el alvéolo un efecto conocido como
consolidación y resulta en un intercambio de oxígeno deficiente.

Los microorganismos provenientes de la circulación sanguínea, o que desde los


pulmones migren a la circulación sistémica pueden con frecuencia causar enfermedades
serias como el shock séptico que causa una disminución en la presión arterial que
conlleva a daños en diversos órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro, riñón y el
corazón. De migrar al espacio entre los pulmones y la pared torácica, causan una
infección llamada pleuritis.

Las neumonías pueden complicarse con el desarrollo de un derrame pleural (acumulación


de líquidos entre las capas del tejido que recubren el pulmón y la cavidad torácica),
insuficiencia respiratoria o en los casos más severos fallo renal o cardíaco.

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