Las neumonías son más comunes en las edades extremas como son niños y ancianos4.
Los agentes infecciosos en la infancia son numerosos (Streptococcus pneumoniae,
Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila Pneumoniae, Staphylococcus aureus, virus
respiratorios como el respiratorio sincitial (VRS), para- influenza, influenza, adenovirus);
la frecuencia de cada uno ellos varía de forma importante en función de la edad9. Los
virus afectan en mayor medida a menores de 3 años. La neumonía puede propagarse por
diversas vías. Los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los
niños, pueden infectar los pulmones al inhalarse. También pueden propagarse por vía
aérea, en gotículas producidas en tosidos o estornudos, por medio de la sangre, sobre
todo en el parto y en el periodo inmediatamente posterior.
Los síntomas de neumonía son: respiración rápida o dificultosa, tos, fiebre, escalofríos,
pérdida de apetito, sibilancia (más común en infecciones víricas), diarrea, cianosis,
retracción xifoidea, aleteo nasal, tiros intercostales.
En casos de neumonía grave, los niños pueden presentar tiraje subcostal, es decir,
depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración (en una
persona sana, el pecho se expande durante la inspiración). En lactantes muy enfermos,
la neumonía puede ocasionar incapacidad para consumir alimentos o líquidos, así como
pérdida de consciencia, hipotermia y convulsiones4.
Además del daño pulmonar, muchos virus infectan a otros órganos y pueden interferir
múltiples funciones. La infección viral también puede hacer más susceptible al huésped
a la infección bacteriana. Las neumonías virales son causadas principalmente por el virus
de la influenza, virus sincitial respiratorio, adenovirus. El virus del herpes es una causa
rara de neumonía excepto en recién nacidos. El citomegalovirus puede causar neumonía
en inmunodeprimidos.
Los síntomas de las neumonías son variables, sin que ello tenga siempre relación con el
tipo de germen causante de la neumonía. Algunos casos se presentan con lo que se llama
una "neumonía típica", que consiste en la aparición en varias horas o 2-3 días de tos con
expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, dolor torácico y fiebre
con escalofríos. Es la neumonía producida más frecuentemente por neumococo.
Otras neumonías, llamadas "atípicas" producen síntomas más graduales con décimas de
fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza.
La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico menos intenso. Algunos pacientes
pueden tener síntomas digestivos leves como náuseas, vómitos y diarreas. Estos
síntomas son más característicos de Micoplasma, Coxiella o Chlamydia.
Generalmente una bacteria entra a los pulmones por inhalación, aunque puede llegar por
vía sanguínea habiendo entrado a la circulación por una infección en otra parte del
cuerpo. A menudo, estas bacterias viven en regiones del tracto respiratorio superior y
son inhaladas a los alvéolos. Una vez en los alvéolos, las bacterias viajan a los espacios
entre una célula y la otra e incluso a otros alvéolos por medio de poros. La invasión
estimula al sistema inmune a que responda enviando glóbulos blancos responsables del
ataque a microorganismos en los pulmones. Los neutrófilos rodean con su membrana
citoplasmática a las bacterias invasoras. Al mismo tiempo, liberan citoquinas que activan
al sistema inmune general produciendo la fiebre, escalofríos y fatiga que caracteriza a la
neumonía bacteriana. La combinación de los neutrófilos, bacterias y líquido proveniente
de los vasos sanguíneos circunvecinos se acumula en el alvéolo un efecto conocido como
consolidación y resulta en un intercambio de oxígeno deficiente.