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¿Futuro humano o mecánico?

La reacción del ser humano ante lo desconocido suele ser el miedo, el


rechazo al cambio, pero no es para todos así. Para los débiles es lo
inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes la
oportunidad. Entonces hubo quien vio en las maquinas, la oportunidad de
progreso y evolución de nuestra sociedades. Doscientos años después las
máquinas están integradas en nuestra vida y tendríamos muchas
dificultades para imaginar una vida sin ellas, pues cada vez somos más
dependientes, incluso en los actos más cotidianos de nuestras vidas. Pero
las seguimos viendo como eso, maquinas, herramientas que hacen más
sencilla la existencia y nos agilizan el trabajo. Pero ¿Qué tanto seguirá
siendo así?

La tecnología evoluciona cada vez más rápido, nuevas tecnologías como la


biogenética, la inteligencia artificial y la nanotecnología, avanzan, cogiendo
cada vez más fuerza. Todas con un mismo objetivo, superar los límites
humanos y desarrollar formas futuras de vida superior.

Hoy en día son más radicales y visibles los cambios vistos en un año, que
los visibles hace 200 años, lo que nos permite imaginar que en un futuro
veremos cambios más impactantes en una hora. Serán impredecibles,
quizás inadaptables, traerán nuevos problemas, nuevas necesidades, pero
aún más importante, nuevos retos, nuevas oportunidades.

Un futuro en el que el conocimiento, avanza a una velocidad infinita,


poniéndonos a pensar que tan dispuestos estamos a adaptarnos, nos
cuestiona, si todas estas tecnologías de inteligencia superior podrán
hacerse cargo del progreso. Pueden ser inteligencias artificiales, humanas
genéticamente mejoradas, o quizás una combinación de ambos… lo único
cierto es que de ser así, pasaríamos de ser una sociedad evolutiva a una
sociedad en caos; pasaríamos de crear a ser creados.

Una situación, así, es inimaginable, pues será un contexto donde se


rompen todas las normas, más comúnmente llamado inteligencia artificial,
pero tome el nombre que tome, estamos a la cúspide de un salto evolutivo
y radical hacia un orden superior de complejidad que los cambios y nuevas
necesidades del mundo nos ha proporcionado; estamos al borde de algo
no solamente impresionante, sino desconocido.
El ritmo de la aceleración en la evolución no solo puede llevar a la
desestabilización, si no que nos pondrá a la defensiva, será algo similar al
estrés, en parte se debe a la ansiedad del modo en que queremos vivir,
pues la maquina nunca será el problema, sino quien la controla,
imaginemos que dentro de 80 años, una maquina posee la capacidad de
decidir, experimentando nuevos niveles de razonamiento… ellas nunca se
preguntaran ¿Quién controlara al ser humano?, si no ¿Para qué servirán?

No es solamente pensar en cómo puedo innovar, si no en que impacto voy


a generar, pues si solo nos conformamos apreciando los efectos, sin medir
las causas, observaremos como la ingenuidad libera pero también
condena. Démonos cuenta como el ser humano, por adaptarse a un mundo
evolutivo, agota recursos a diario que vea necesarios para sobrevivir, ese
finalmente es su objetivo, sin importar si otras especies mueren y se
extinguen, por falta de estos recursos. Por un lado, construimos,
innovamos, evolucionamos, nos perfeccionamos; pero por otro lado
perdemos cualquier garantía y corremos el riesgo potencial de ser víctimas
de nuestros propios inventos tan superiores.

A diario, es normal, ver conflictos entre, países, naciones, culturas,


sociedades, eta. Todo nace de un desacuerdo; ahora imaginemos esta
misma situación con una maquina cuyo sistemas, sobrepasa los límites de
la robótica, los sistemas expertos, la lógica difusa, las redes neuronales y
los algoritmos genéticos… Su única solución será atacar, y si el uno ataca,
el otro responde, ahora según la magnitud del conflicto, será el caos del
ataque. Esto parte de la idea en que, en una máquina, primeramente, no
encontraremos, humildad, tolerancia y sentimientos que le permitan actuar
en consideración.

Finalmente, mi punto es, ¿vamos a conservar la carne de monos?,


¿permitiremos que nuestros hijos experimenten, vivan y se aferren al amor
de una familia? ¿Continuaremos unidos al vínculo con nuestros
conocimientos, virtudes y destrezas? O vamos a convertirnos en corrientes
de electrones que se mueven en realidades virtuales contenidas en
circuitos. Quizás será la frontera global la que abrirá campo a que cada ser
humano adapte una postura, entonces entenderemos si somos una especie
humana o mecánica.

¿Debemos parar? ¿Debemos poner un tope o nivel determinado? ¿Cabra


espacio, tiempo y lugar para contemplar un límite?... la verdad no. Como
detener un frente tan amplio que avanza considerablemente, donde la
genética es un aspecto, la información otra, las comunicaciones otra. Todo
cambia y más rápido, y no hay manera de detener un progreso que sin
importar su rumbo lo incorporamos a nuestras vidas, convirtiéndolo, mas
haya de una ayuda… en una necesidad.

Carlos Augusto Orjuela Bohórquez


Cód.: 0701092012
Programa: Ingeniería – Sistemas

Referencias

Haugeland John, 2008, La Inteligencia Artificial, Primera Edición, Siglo


Veintiuno Editoriales, México, 257pag.

Penrose R. “Shadows of the Mind: A Search for the Missing Science of


Consciousness” Oxford University Press 1994. (Traducción al castellano en
la editorial Crítica de 1996).

Bolter, J. David, El hombre de Turing, la cultura occidental en la era de la


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Pagels, Heinz R. Los sueños de la razón, el ordenador y los nuevos


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Sánchez y Beltrán, Sistemas expertos, una metodología de programación,


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Johnson-Laird, Phillip N. El ordenador y la mente, introducción a la ciencia


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1990.

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