De acuerdo con la OMS una de cada tres mujeres en el mundo (30%) ha sufrido
violencia física y/o sexual de parte de su pareja en algún momento de su vida. En
el caso peruano, la incidencia es mayor: de acuerdo con la OMS, 69% de mujeres
rurales y 51% de urbanas han sufrido violencia física o sexual por parte de su
pareja en algún momento de su vida. Más aun, la primera experiencia sexual del
24% de las mujeres rurales en el Peru ha sido forzada (OMS Estudio Multipaís
2005).
Entre los factores de riesgo de violencia contra la mujer identificados por la OMS
se encuentran (i) tener un bajo nivel de instrucción (tanto para los perpetradores
como en el caso de las víctimas de violencia); (ii) la exposición al maltrato infantil;
(iii) el trastorno de personalidad antisocial (autores); (iv) el uso excesivo del
alcohol; (v) el hecho de tener muchas parejas o de inspirar sospechas de
infidelidad en la pareja; (vi) las actitudes de aceptación de la violencia; (vii) las
costumbres que consagran los privilegios sexuales del hombre; (viii) la levedad de
las sanciones legales contra los actos de violencia sexual.
El Informe del Banco Mundial 2012 sobre Género y Desarrollo reconoce que si
bien ha habido progreso en el acceso de las mujeres a la educación, salud y al
mercado laboral, la equidad de género aún está lejos de ser una realidad. En
muchas partes del mundo, como en el Perú, las mujeres no tienen las mismas
posibilidades de lograr acceder a la justicia que sus pares masculinos. La lenidad
con la que la justicia trata la violencia contra la mujer lleva a que cada año ocurran
17,000 casos de violencia sexual, en el 90% de los casos las víctimas son mujeres
y en el 70% de los casos se trata adolescentes entre 13 y 17 años. El 42% fue
violada en su propia casa. Sin embargo menos del 48% de las sobrevivientes,
presenta una denuncia formal. Sea por miedo a represalias, o por vergüenza. El
día del censo nacional 2017, una voluntaria de 37 años fue violada sexualmente,
por un hombre al que llego a empadronar.
Pese a toda la evidencia que muestra la situación de riesgo y violencia que viven
las mujeres en el Perú, existe una marcada oposición al enfoque de equidad de
género, promovido y satanizado exitosamente desde el sector conservador de la
sociedad peruana, aliado estratégicamente con las Iglesias evangélicas y la Iglesia
Católica, que temen que el enfoque de equidad de género lleve a un mayor
empoderamiento de la mujer, que identifican como una de las razones de la
división de la familia. Una mujer empoderada, tiende a ser meno tolerante a la
violencia intrafamiliar. Más aun, se teme que el enfoque de equidad de género
logre a una mayor tolerancia de las poblaciones LGTBI.
Es así como la Iglesia Católica a través de la exhortación apostólica Amoris
Laetitia, sostiene que la ideología de género, “presenta una sociedad sin
diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”,
además procura una identidad humana que puede determinarse de forma
individual y ser cambiada en el tiempo. Esta ideología lleva a proyectos educativos
y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad
afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y
mujer.”
Solo durante el 2016, se reportaron 3,194 denuncias por violación sexual a niñas y
adolescentes. En el Peru, nueve niñas son violadas cada día. El embarazo
adolescente es un serio problema de salud pública, donde 14.5% de las niñas y
adolescentes (15-19) ya son madres o están embarazadas. A nivel mundial cada
año 2 millones de niñas entre 10 y 14 años dan a luz. En el caso peruano cada día,
4 niñas de entre 10 y 14 años se convierten en madres. Solo en el 2015, 1,538
niñas de entre 11 y 14 años tuvieron un hijo y 3,950 de 15 años. En el 71% de los
casos, las parejas de las niñas madres son hombres mayores de 18 años.
La evidencia demuestra que el retraso del primer embarazo está asociado con una
mejora en la salud de las mujeres, disminución de la mortalidad materna e infantil,
más años de escolaridad y educación de las mujeres así como de oportunidades
laborales y mejoras en la educación, nutrición y salud de sus hijos. Además, existe
correlación entre la reducción de la fertilidad y la mejora de las condiciones
socioeconómicas de la familia. Para reducir la pobreza, se necesita que las
mujeres y sobre todo las adolescentes tengan la posibilidad de controlar su
fertilidad.
pareja, lo denunció por violencia familiar. Sin embargo, no recibió ayuda. Nadie le
Coronado Barturén (27), un efectivo de Radiopatrulla a quien había dejado por sus
hace mucho tiempo en diversos lugares del país. Un estudio de la Defensoría del
Pueblo, que analizó 50 expedientes judiciales de 2011 a 2015, detectó que solo en
servicios estatales para denunciar la violencia que venían sufriendo. Sin embargo,
ante la falta de una respuesta efectiva, sus vidas continuaron en riesgo y siete
Las cifras de los Centros de Emergencia Mujer de este año corroboran que la
FALTA CAPACITACIÓN
Aunque la Ley 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres y el grupo familiar está vigente desde hace dos años y contempla diversas
En las comisarías, muchos de los efectivos que reciben las denuncias de violencia
Este documento es importante porque servirá de base para que el juez determine
en qué grado de riesgo está la víctima para que, según sea leve, moderado o alto,
“Un riesgo alto es por ejemplo cuando hay amenazas de muerte, cuando el
señaló Portal.
La PNP ha elaborado un instructivo con el protocolo a seguir en casos de violencia
inmediato con las mujeres que denuncian violencia y tener un mapa georeferencial
medidas se implementen.
MUCHA DESCONFIANZA
Sin duda esto está afectando la confianza de las víctimas. Silvia Loli, viceministra
De acuerdo con la Endes 2016, el 44.1% de todas las mujeres que experimentaron
recurrir a personas cercanas para buscar ayuda ante un hecho de violencia. Solo
el 27.2% buscó ayuda en alguna institución. Esto significa que solo 3 de cada 10
“Es probable que la víctima retroceda si encuentra que los operadores policiales u
Pero hay más. En la ruta de atención de las víctimas también hay dificultades en el
Instituto de Medicina Legal, por el embalse de casos, hacen que sea muy difícil
Aunque la ley señala que los centros de salud, los Centros de Emergencia Mujer o
hasta las clínicas particulares pueden elaborar los informes y certificar la violencia,
Además, faltan servicios de atención psicológica para las víctimas, así como
albergues para las mujeres que denuncian y no pueden volver a sus casas. En el
país, hay siete regiones sin ningún lugar para proteger a estas víctimas y, según el
tentativa, se identificó que las víctimas vivían con el agresor al momento de los
hechos.
BUENAS PRÁCTICAS
Ante la problemática, la viceministra Loli señaló que, considerando que más del
en igual número de comisarías y a fin de año se espera contar con 50”, dijo.
señaló que otra buena práctica que está mejorando el acceso de las mujeres a la
sus denuncias y a la vez pasar por la cámara Gessel y Medicina Legal, y solicitar
TENGA EN CUENTA:
comisión de alto nivel que elaborará medidas concretas para erradicar la violencia
contra la mujer. 
penas de cárcel.
más peligrosa para las mujeres a nivel mundial. Además, según Cepal, el Perú
Sin embargo, muchas de estas situaciones no salen a la luz. “Hay muchos casos
que quedan silenciados detrás de tantas paredes”, explicó Francisco. En nuestro
país el 85% de los feminicidios y las tentativas son cometidos por la pareja o
expareja de la víctima, según cifras de los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Desde enero hasta diciembre del 2017 se perpetraron 121 casos en todo el país y
las tentativas de feminicidio alcanzaron las 247. Ocho de cada diez hechos de
violencia se produjeron en un lugar íntimo.
“Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva
una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”, agregó. En
2015, se aprobó la Ley 30364, Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar, que obliga a las
autoridades a proteger a las víctimas.
De acuerdo a cifras del MIMP y del Ministerio Público, las mujeres entre 18 y 35
años son las más vulnerables a morir en manos de sus parejas o exparejas. Solo
en 2017, 66 mujeres entre esas edades fueron víctimas de feminicidio y 110 se
salvaron de ser asesinadas.