Lección 10
El comportamiento humano
El comportamiento humano como base de la teoría del delito
El art. 31 del CP dice: “el que actúe como administrador de hecho o de derecho de
una persona jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro,
responderá personalmente, aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o
relaciones que la correspondiente figura del delito o falta requiera para poder ser sujeto
activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre
o representación obre”.
La fórmula del actuar en nombre de otro fue introducida en el CP en 1983,
teniendo en cuenta los precedentes del Derecho alemán, pero fundamentalmente para
solucionar las dificultades de imputación que se presentan en algunos delitos cometidos
por una persona jurídica.
El art. 31.1 CP extiende la responsabilidad penal a sujetos no cualificados que
obran en representación de la persona jurídica. Se produce una disociación de los
elementos objetivos del tipo entre la persona jurídica y el administrador, quien se
convierte en destinatario de la norma. No se trata de un supuesto de responsabilidad
objetiva, pues el administrador de hecho o de derecho debe haber actuado. La actuación
debe ser llevada a cabo siempre en nombre de la entidad. Salvando la calidad exigida
del autor, que recae exclusivamente en la persona jurídica, el administrador debe
realizar efectivamente la conducta descrita en el precepto penal. Por otra parte, el art.
31.1 hace responder penalmente al representante de una persona física que actúe en su
nombre, siempre que se trate de delitos especiales.
El art. 31.2 establece la responsabilidad patrimonial solidaria para la persona
jurídica en cuyo nombre se ha actuado, respecto al pago de la multa.