participación y comunicación
Gabriel Kaplún en IAMCR - Porto Alegre 2004
Resumen - Abstract
Para impulsar transformaciones profundas en direcciones más democráticas e
igualitarias precisamos desmitificar, deconsturir -y a veces descartar- algunas de
nuestras ideas sobre el desarrollo, la ciencia y la tecnología, la sociedad civil, las ONGs
y los proyectos, la planificación y las redes. Y, en medio de todo eso, repensar la
comunicación. El trabajo busca deconstruir algunos mitos acerca de estas cuestiones y
propone formas alternativas de pensar procesos de comunicación comunitaria y
participativa.
Pensamos con palabras. Pero, también, el lenguaje nos piensa. Las palabras que usamos
están cargadas y no siempre sabemos de qué. Desarrollo, ciencia, tecnología, sociedad
civil, proyectos, redes, son palabras con las que solemos pensar algunas cosas
importantes para nuestro trabajo como comunicadores en ámbitos rurales (y también en
muchos otros). Muchas de esas palabras han devenido mitos.
Para hacer posibles cambios, para hacerlos incluso pensables, una operación útil,
necesaria, es desmitificar. Historizar otra vez las palabras, politizarlas de nuevo. En este
caso especialmente con palabras clave como desarrollo o tecnología. Hacerlo incluso
con algunos de los dispositivos intelectuales y organizativos que hemos creado para,
supuestamente, intentar cambios: sociedad civil, ONGs, proyectos, redes.
Como señala también de Rivero, en las actuales condiciones parece imposible que los
países “subdesarrollados” -o simplemente inviables como prefiere denominarlos-,
puedan atraer las inversiones y la tecnología necesarias para transformar sus economías,
dando empleo a sus poblaciones -con tecnologías que en verdad ahorran trabajo
humano- e ingresos que les permitan integrarse como consumidores al capitalismo
global. Pero aún suponiendo que esto fuera posible se plantea una pregunta todavía más
acuciante: “¿cómo podrán los 5000 millones de pobladores del mundo subdesarrollado
asumir los patrones de consumo que tienen hoy sólo mil millones de habitantes de las
sociedades capitalistas avanzadas, sin causar una verdadera catástrofe ecológica?” (de
Rivero 2001:20)