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a, arte, bajo,
cabe, con, contra,
de, desde...
Nociones para escribir un
proyecto de arte

Ekaterina Álvarez Jaime Soler Frost

Ilustraciones de
Luis Carlos Hurtado
La colección Puntal nace con la intención de seguir
propiciando encuentros entre artistas emergentes y
profesionales del medio del arte. Es una extensión impresa
de las actividades que lleva a cabo la Fundación Javier
Marín con el objetivo de profesionalizar, aproximar y
reflexionar en torno a las artes plásticas y visuales.

Nos ha parecido natural consolidar el impulso de registrar


en publicaciones las experiencias adquiridas, para
preservar y difundir este conocimiento de tal forma que
su resonancia alcance a lectores que de otra manera no
tendrían acceso a estos materiales.

El significado del nombre que hemos escogido para esta


serie de libros breves hace referencia al fundamento y
sostén que requiere lo que necesariamente es más grande
y valioso: el trabajo artístico. Los títulos que la componen
buscan ser instrumentos que ayuden a los artistas a
desarrollar diversas habilidades para la vida profesional.

Así, Puntal se propone como una vía de comunicación


trascendente que nos permita dar lugar a nuevos diálogos y
plantear escenarios distintos para la actividad creadora.
Índice

7 Hacernos de palabras

15 Instrucciones de uso

19 Cómo escribir un proyecto de arte

29 Glosario de términos

99 Bibliografía comentada

105 Epílogo: ediciones de arte u otra cosa


Hacernos de palabras

P
rocuramos ofrecer en este libro una guía sencilla que facilite
la construcción de un discurso para comunicar una idea.
Recurrimos al formato de glosario ilustrado debido a que este
tipo de estructura representa, para nosotros, la forma de acceso más
objetiva a la información, pues abre el camino hacia una aproximación
del conocimiento no mediado. Nos cautivan los sistemas como el
diccionario, por ejemplo, por ser formatos que permiten e invitan a
explorar o investigar con libertad algún tema en específico, es decir,
enfocar nuestra atención a partir de una inquietud, curiosidad o
necesidad, sin que esto signifique perdernos en la extensión de un
discurso o tratado que tal vez no estábamos buscando. Quisiéramos
destacar esa particularidad de este tipo de organizaciones de la
información para posibilitar su uso y puesta en práctica.
Nuestra experiencia descansa en la elaboración de impresos y
publicaciones relacionadas con el mundo del arte. Hemos traducido
en palabras ideas ajenas y propias, y tenemos una noción del valor
de comunicar de forma clara un discurso por medio de la escritura.
Entendemos también las relaciones y el sinfín de herramientas
necesarias para obtener buenos resultados en la aventura que
supone el ejercicio del lenguaje, no sólo porque del habla a lo
escrito se deben dar una serie de pasos para llegar a un buen
8 | Hacernos de palabras

resultado, sino porque existen términos y definiciones técnicas que


se relacionan entre sí y forman parte de un registro que pertenece
al campo cultural. Desarrollar estas definiciones y ejemplificarlas,
haciendo guiños desde nuestro ámbito de trabajo, para generar
una suerte de metodología que permita aterrizar una idea en un
determinado formato escrito es la misión que hemos decidido
llevar a buen puerto. Se trata de reagrupar y reinventar un catálogo
de instrumentos que se compone de términos vinculados con la
plataforma del arte.
Los términos reunidos para esta publicación funcionan como
un mapa de minúsculos territorios que se encuentran y se agrupan
en familias, o se desmiembran porque el orden alfabético no les
permite permanecer juntos. Pero antes de entrar de lleno a la
selección, nos gustaría introducir este viaje con una aproximación
concisa a las implicaciones y el origen de la escritura como reflexión
para hacerse de una perspectiva que, a partir de fragmentos literarios
y filosóficos, sirva para pensar en una coyuntura clave en nuestra
historia: la conformación de la palabra escrita. A manera de fábula,
aquello donde lo imaginario y lo maravilloso conforman sus
características narrativas, hemos creado un relato sucinto sobre
la palabra, el nombre, aquel que hemos protagonizado y escrito
nosotros mismos en el tiempo. A este relato introductorio le
sucederán unas instrucciones de uso y un breve texto sobre “cómo
escribir un proyecto de arte”, para luego dar paso al glosario de
términos que pretende ser el corazón estructural del libro, a partir
del cual el lector podrá orientar su línea de investigación para
producir su propio discurso escrito. En este contexto, invitamos
a explorar las definiciones y referencias cruzadas, el trazo de
los dibujos que ilustran algunos de los términos, la bibliografía
comentada que hemos desarrollado al final del glosario, que
esperamos sea útil y reveladora. Finalmente, hemos abanderado
nuestro epílogo con un texto sobre procesos editoriales, el recorrido
por las ediciones de arte en México desde la experiencia de quienes
hemos disfrutado y padecido un oficio que se reinventa conforme
cambian las necesidades y circunstancias políticas, económicas y
culturales del país y el resto del mundo.
9

Si (como afirma el griego en el Cratilo)


el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de ‘rosa’ está la rosa
y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

Y, hecho de consonantes y vocales,


habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Jorge Luis Borges, El Golem

Pensar en el origen de la escritura como mito fundacional de la


humanidad histórica es quizá muy arriesgado, tal vez sería más
propicio pensar en el lenguaje, aunque también produce una
atmósfera ambigua de superficies fangosas. La intención de este
breviario acerca de la palabra escrita es la de esbozar superficialmente
las implicaciones de este momento clave. Lejos de hacer un ejercicio
exhaustivo de recopilación de datos y referencias de índole histórica
que nos desvíen del propósito esencial de este libro, pretendemos
solamente generar conciencia del surgimiento de la palabra y rescatar,
desde diferentes voces narrativas y referencias autorales, la perspectiva
que hace de su origen una construcción, en esencia, poética.
Lo que nos convoca aquí es hablar de la palabra como
herramienta, como el instrumento para nombrar; una tecnología
que, como el fuego, pondría a las tribus que la poseían en ventaja
sobre las otras, pues serían capaces de construir, conservar y
evocar relatos, y así perpetuar el conocimiento y la experiencia
contenidos en ellos. La palabra escrita no sólo tiene implicaciones
en la evolución de nuestras sociedades sino que, en su esencia
más poética y literaria, representa el instante de preservación de la
experiencia. Es con el uso de las palabras que podemos nombrar
las cosas. Si lo vemos desde el punto de vista más simple, una
palabra puede incluso evocar la cosa en sí a partir de su sonido, si
pensamos en la onomatopeya, figura retórica que se define como “la
10 | Hacernos de palabras

imitación de un sonido para designarlo o referirse a él; las voces de


los animales, por ejemplo”,1 la palabra ronroneo define de inmediato
este reflejo sonoro. Es posible entender el cumplimiento de este
principio en su estado más primigenio, la evocación de la cosa a
través del sonido.
Primero hubo que dominar el habla y durante muchísimos años
la humanidad sólo habló, tiempo durante el que perfeccionó, varió
y evolucionó el lenguaje. Hasta que un día lo escribió. Aunque no
en todos los casos las lenguas habladas toman bien el momento
de ser domesticadas por la escritura. Cuenta Milorad Pavić en su
novela-léxico El diccionario jázaro:

Mientras que los eslavos sitiaban en 860 Constantinopla,


en el Olimpo del Asia Menor, Constantino, en el silencio
de la celda monacal, les preparaba una trampa: creaba
los primeros caracteres del alfabeto eslavo. Primero había
inventado letras redondas, pero la lengua eslava era tan
salvaje que la tinta no lograba retenerla, así que creó
otro alfabeto, con letras similares a una rejilla en la que
encerró, como si fuera un pájaro, esa lengua indomable […]
Entonces Metodio llamó la atención de su hermano sobre
cuatro jarros que estaban en la ventana de su celda, pero
fuera, del otro lado de las rejas.
—Si la puerta estuviese cerrada con llave, ¿cómo
podrías coger uno de esos jarros? —preguntó. Constantino
rompió uno, introdujo los pedazos uno por uno, a través
de la reja, en la celda, donde recompuso el jarro pegándolo
con saliva y la arcilla del suelo…
Así hicieron también con la lengua eslava, la hicieron
añicos, la introdujeron en la boca a través de la reja de
los caracteres cirílicos y los pegaron con saliva y la arcilla
griega que estaba bajo sus pies…2

1 María Moliner, Diccionario de uso del español j-z, Madrid: Gredos, 2007, p. 2112.
2 Milorad Pavić, El diccionario jázaro (versión femenina), Barcelona: Anagrama,
1989, p. 69.
11

Y aunque quizá sea cierto que la lengua se domestica mediante


la escritura, es decir, se llena de reglas, estructura y límites, es
solamente al escribirla que se le retrata. Como en un cuadro, esa
imagen apuntará a muchos ojos que podrán aprender lo escrito en
él. Entonces es posible comprender cómo este instrumento creado
en la invención de una lengua está, casi mágicamente, obsequiando
una nueva tecnología de comunicación y propagación de los
saberes, al tiempo que en su propia naturaleza lleva implícita una
carga limitante que nos vuelve cautivos frente a nuestro propio
recurso para comunicarnos. En esta paradoja se genera una tensión
constante que convierte la creación del lenguaje en una tragedia;
el límite de las palabras nos brinda estructura pero también nos
aprisiona.
Las palabras traducen el pensamiento y comunican las ideas. La
voz de Sócrates es precisa y constata el eco del poema que da inicio a
este texto a manera de epígrafe: es el nombre lo que nos inscribe en
el mundo. “Luego el nombre es un instrumento propio para enseñar
y distinguir los seres […]”.3 Sin dejar de lado la tradición oral, el
canto y otras manifestaciones de orden ritual, aprender a nombrar
es el acto que le ha permitido al hombre preservar sus experiencias
y construir memoria, así como establecer sistemas y metodologías
para ordenar y entender el mundo. En este punto es donde nos
interesa destacar la adquisición de esta poderosa herramienta. En
uno de los diálogos de Platón, Fedro o del amor, Sócrates explica a
Fedro la invención de la escritura.

Dícese que el rey alegó al inventor, en cada uno de los


inventos, muchas razones en pro y en contra, que sería
largo enumerar. Cuando llegaron a la escritura dijo Teut:
¡Oh rey! Esta invención hará a los egipcios más sabios y
servirá a su memoria; he descubierto un remedio contra la
dificultad de aprender y retener. Ingenioso Teut, respondió

3 Platón, “Cratilo o del lenguaje”, en Diálogos de Platón, Ciudad de México:


Porrúa, 1976 (“Sepan cuantos, 13”), p. 253.
12 | Hacernos de palabras

el rey, el genio que inventa las artes no está en el caso que


la sabiduría que aprecia las ventajas y las desventajas
que deben resultar de su aplicación. Padre de la escritura
y entusiasmado con tu invención, le atribuyes todo lo
contrario de sus efectos verdaderos. Ella no producirá sino
el olvido en las almas de los que la conozcan […] Tú no
has encontrado un medio de cultivar la memoria sino de
despertar reminiscencias.4

Para el rey, son obvios los límites de esta nueva invención,


que permite evocar, sí, mas no de forma tan precisa e integral
sensorialmente; así como tampoco sustituye la memoria. Pero él no
intuye que es la única manera que tenemos de conservar el relato, por
más inexacto, desapegado e intangible que sea. Otra de sus grandes
preocupaciones era la certidumbre frente al riesgo que representaba el
descubrimiento de Teut, pues cuando los hombres se den cuenta de
que pueden aprender y acceder al conocimiento sin la mediación
de los maestros, se creerán sabios. Lo que para Teut es justamente la
invención de una nueva tecnología que hará posible la perpetuación
del conocimiento, es decir, su permanencia en el tiempo, para el rey
significa la pérdida del control, hoy diríamos, un acceso democrático
al conocimiento. No olvidemos que los libros fueron casi inaccesibles
durante mucho tiempo, pues aunque se perfeccionó y desarrolló la
técnica de su producción manual gracias a los copistas, no fue hasta
la invención de la imprenta de tipos móviles diseñada por Gutenberg
que la concepción del acceso al conocimiento para la cultura
occidental se vio transformada, lo que cambió el panorama en el
sistema de circulación y transmisión de la información.
La intranquilidad del rey continúa vigente. Hoy podríamos
decir que, con la era digital, esta circulación masiva se agudiza
exponencialmente, pareciera poseer un efecto interminable de caja
china, una historia que no deja de repetirse y se cuenta para siempre
en este relato.

4 Platón, “Fedro o del amor”, en ibidem, p. 658.


13

Frente a la amenaza de destrucción total de los libros, los


hombres deciden memorizarlos para no renunciar a su propia
historia. George Orwell noveló con esta trama, parte de su libro
1984, en el que otra vez se condensa la estrecha relación entre la
tradición oral y la palabra escrita como preservadores de la memoria
y la experiencia. Es la humanidad que vela por su memoria y se
protege del peligro de desaparecer, de ser borrados poco a poco,
desdibujados de su propia representación. Y es que somos sujetos
hechos de palabras, emociones, pensamiento, memoria, relato. De
forma contundente, lo confirma Susan Sontag en su discurso de
aceptación del Premio Jerusalén: “Las palabras apuntan. Son flechas.
Flechas clavadas en la piel áspera de la realidad. Y cuánto más
solemnes, más generales son las palabras, más se parecen a salones o
a túneles”.5
A partir de las ideas del nombrar como instrumento y del
desarrollo de la escritura como técnica, concebimos la estructura de
este libro. Nos inspiramos en la catalogación, en lo que dio origen
a la tradición enciclopédica, su naturaleza objetiva y el modo de
presentar la información de manera universal. La parcialidad y
subjetividad de un texto conducen a crear otros géneros. El carácter
técnico del formato que hemos elegido, cercano a un diccionario,
un manual o un glosario de términos, parte de la necesidad de
disponer y crear una metodología muy sencilla que cumpla con la
función práctica de la transmisión de los saberes en su sentido más
literal. Para nosotros, la fuente del conocimiento no mediado de la
cultura moderna es herramienta fundamental para entenderla.

5 Susan Sontag, “La conciencia de las palabras”, en Al mismo tiempo: ensayos y


conferencias, Barcelona: Random House Mondadori, 2007, p. 155.
Instrucciones de uso

glosario (del lat. glossarĭum) m: Catálogo de palabras,



generalmente con una definición o explicación, sobre un
asunto determinado, específicas de alguna disciplina, con
alguna característica en común, etcétera.1

I
maginemos el taller de un carpintero, en cuya pared cuelga
un catálogo de innumerables piezas e instrumentos que sirven
para las diferentes aplicaciones y especialidades de su oficio.
Cada herramienta está pensada para conseguir un resultado
distinto. Inspirados en esta idea y desde nuestra experiencia como
editores, hemos creado un breve glosario en el que se mezclan los
términos de las artes y la edición, un área del conocimiento a la que
podríamos calificar como “híbrida” si pensamos que nuestro campo
obedece concretamente a las ediciones de arte.
Este glosario se caracteriza por reunir términos vastos en su
definición. En cada caso es claro entender cómo se debe escribir
cualquiera de ellos o con qué elementos contar para un uso

1 María Moliner, Diccionario de uso del español a-i, Madrid: Gredos, 2007, p. 1461.
16 | Instrucciones de uso

adecuado y su referencia directa a otro término con el que está


relacionado. Se trata de establecer una vinculación constante entre
cada definición que le permita al lector navegar libremente.
Además de recurrir a fuentes oficiales, hemos intentado dotar
a las definiciones de particularidades y anécdotas o referencias
cercanas que faciliten la aplicación de los ejemplos dados.
El uso de referencias cruzadas es una de las claves para hacer
una lectura simultánea en el orden que el lector lo requiera. Éstas
hacen posible resolver un caso particular sin que sea necesario
estudiar la totalidad del compendio. Por ejemplo, la búsqueda del
uso del término ‘prefacio’ puede desembocar en la explicación
y descripción de cuatro o cinco términos más señalados con
negritas.
Como ejes conductores de este breve compendio de
instrumentos útiles para construir una idea con palabras, hemos
destacado términos-guía dentro del orden propio de nuestra lista.
Los términos guía llevan consigo familias de palabras que completan
sus propias definiciones. Por ejemplo, el término ‘catálogo’
comprende también las definiciones de ‘catálogo de exposición’
y ‘catálogo razonado’. Si nos adentramos en la referencia del
término ‘cita’, se desata otra cadena de términos relacionados, como
‘bibliografía’, ‘fuentes’, ‘citas a bando’ y ‘extractos’. Es así como
hemos vertebrado la estructura, de manera que sea posible acceder y
entender el uso y aplicación de aquellos géneros en que los artistas
requieran trabajar con la palabra escrita.
El objetivo principal de mantener estos términos al frente es
ofrecer un camino claro y libre para entender los principios que
gobiernan y facilitan la elaboración de un texto. Se trata de que este
manual de uso sirva como un compañero en la tarea de producir
un manuscrito al estilo de “hágalo usted mismo”.
Hemos clasificado los términos en orden alfabético. Es muy
probable que hayamos dejado una infinidad de definiciones fuera
del compendio, sin embargo, la selección que hemos hecho para
este manual, fue pensada a partir del uso cotidiano que le damos
y se basa en nuestra experiencia de trabajo en el mundo de las
ediciones de arte.
17

Como cierre y última sección de este glosario de términos


se encuentra la bibliografía comentada que reúne un listado de
herramientas de apoyo para consulta e investigación. El objetivo
de esta sección es hacer uso óptimo de las fuentes y las referencias
cruzadas a los distintos formatos de salida para la presentación de
un trabajo escrito en sus distintas posibilidades de soportes: digital
o impreso.
Cómo escribir
un proyecto de arte

S
i estás leyendo esta sección del libro quizá tienes la necesidad
de escribir un proyecto con un fin específico, sea de carácter
académico, profesional o personal. Todo dependerá de tus
búsquedas propias. Por ejemplo, un proyecto académico tiene
exigencias específicas, generalmente establecidas por una serie de
convenciones internacionales y propias del ámbito y la institución
que lo alberga. Un proyecto personal puede ser más libre, pero tal
vez demandante en términos del involucramiento emocional. Uno
desarrollado para un espacio expositivo puede exigirnos mayor
claridad y concisión adicionales.
Es también posible que por un tiempo hayas contemplado
la idea de llevar a cabo ese escrito pero te hayas puesto piedritas
en el camino, por no decir saboteado, ante la complejidad que
imaginas. Y es muy posible que, en efecto, el transitar de las sesudas
reflexiones a la palabra escrita suponga un pequeño paso para
el hombre, pero un gran paso para tu humilde humanidad. Sin
embargo, no es misión imposible, pues no es una tarea que debas
emprender en solitario o sin herramientas de apoyo.
Toma en cuenta que en muchas universidades y escuelas se
imparten seminarios de tesis para llevar a buen puerto un trabajo
escrito. Existen también grupos de escritura creativa o talleres
20 | Cómo escribir un proyecto de arte

impartidos por gente de letras (y algunas luces) que te pueden ser


de utilidad. Pero desarrollar esta tarea por tu cuenta es también
factible si te desprendes de los prejuicios que a lo largo de los años
has elaborado acerca de ti en relación con el tema de la escritura, si
te persuades de tus capacidades y te comprometes con tu proyecto (y
no es regaño).
Antes que nada date cuenta de que la escritura es algo que
puede ejercitarse. Más allá de ser un don, es una actividad que se
perfecciona conforme más la pongas en práctica. Curiosamente
ponerla en práctica no significa solamente escribir: deberás también
leer. Una buena manera de relajar, hacer flexible y fortalecer la
pluma es mediante la lectura. Y no solamente de textos relacionados
con el tema específico que quieras abordar, sino de cualquier índole
(diarios, poemas, ensayos, cuentos, novelas, etcétera). Piensa la
lectura como otra amplísima ventana al arte (más que ventana, un
vasto y diverso vitral).

Así que las primeras recomendaciones


prácticas para escribir un proyecto de arte (redoble de tambores) son:

> Olvídate de los prejuicios que tengas sobre ti mismo en


relación con la escritura.
> Compromete tu tiempo y voluntad con tu proyecto.
No todo el tiempo que inviertas en él será estar sentado
frente a la pantalla o la hoja en blanco, también el tiempo
que pases reflexionando, divagando, de flâneur por la
ciudad, disfrutando o sufriendo exposiciones, asistiendo
a conversaciones sobre arte, leyendo o realizando
otras actividades a primera vista sin relación, en suma:
procastinando, serán significativas si lo haces con tu tema
en mente.
> No intentes escribir tu obra cumbre (el Everest no
se conquistó a la primera). Aunque la ambición es
importante, el ego puede ser muy mal consejero y, en el
peor de los casos, te dará una puñalada trapera si te das
cuenta de que no estás a la altura de tus expectativas.
21

> Establece una rutina de trabajo y un cronograma


en los que consideres el planteamiento, el periodo de
investigación, lapsos breves de escritura de entre dos y
cuatro horas, un tiempo de revisión y una fecha límite que
intentarás cumplir.
> Evita hablar con todo el mundo de un proyecto escrito
que no has llevado a cabo o siquiera empezado. Muchas
veces matamos el impulso en las conversaciones, debido
a los siempre atinados comentarios de nuestros amigos
interlocutores. O a fuerza de cacarearlo, perdemos el interés
y le restamos importancia. No olvides que el pez por la
boca… (¿cómo iba el dicho?). Es preferible intercambiar
opiniones acerca de un proyecto con personas que
respetemos y que sean especialistas en la materia, en un
tiempo y espacio dedicados exclusivamente a ello.
> Aunque trabajes bien bajo presión, no dejes todo para el
último momento, la calidad dependerá de este factor antes
que de la genialidad o la inspiración.

Selección del tema


Si el tema no viene exigido por un mandato exterior, es decir, por
una asignatura que cumplir o una solicitud profesional, elige uno
que te interese genuinamente, sobre el cual quieras investigar o sobre
el que conozcas lo suficiente debido a la experiencia personal.
Los temas que se abordan sin un interés real suelen dar como
resultado textos artificiales, cargados de lugares comunes y aburridos.
Si escribes un texto por encargo, tómate el tiempo de encontrar
los puntos en los que el tema se conecta con tus intereses. En este
mundo híper especializado, la aportación de cada uno de nosotros
vinculada a la experiencia vital es posiblemente lo más valioso que
podemos agregar a la conversación.
Haz que tu tema sea acotado mas no insignificante. Una y otra
vez sucede que la dimensión del tema elegido obliga a abortar el
proyecto o lo vuelve inviable. O bien ocurre que es tan acotado y
especializado que no tiene relevancia más que para un círculo muy
reducido. (Respira hondo y) pregúntate:
22 | Cómo escribir un proyecto de arte

{ }
• ¿Por qué me interesa?
• ¿Para qué lo investigo?
• ¿Qué tengo que aportar?
• ¿Por qué es relevante?
• ¿Cuál es el objetivo?

Análisis de la idea inicial


Una vez que has seleccionado el tema ponte tu disfraz de escéptico
o de cartesiano. Un buen ejercicio es poner a prueba tu postura
acerca de la idea que quieres desarrollar mediante los argumentos
contrarios, lo cual generalmente se conoce como ser “abogado
del diablo” (o, dicho coloquialmente, “picapleitos del chamuco”),
es decir, duda, intenta rebatirte, pásate de listo con tus propios
planteamientos.
Si tu tema resiste tu cuestionamiento despiadado, entonces
desarrolla las ideas primarias y secundarias como un índice. Las
primarias serán los capítulos de tu texto; las secundarias serán los
subtítulos de esos capítulos. Un tema puede también crecer como
un árbol de conceptos, en el que el tronco es la idea principal y,
las ramas, las secundarias. Por más obvio que parezca, visualizar el
planteamiento nos ayuda a definir una estrategia de investigación y
escritura.
Conforme avances te darás cuenta de que algunos de los
apartados que delineaste inicialmente tendrán ramificaciones
que no tenías contempladas. Puedes incluirlas si son derivaciones
lógicas de tu discurso y si son argumentos plausibles que llegan a
conclusiones pertinentes y sólidas. Pero toma en cuenta que acotar
será siempre mejor que ampliar. Evita desviaciones que propongan
temas o problemas paralelos, no consecuentes, sin importar cuan
interesantes o brillantes te parezcan.
Ahora bien, es posible que te encuentres con un tema que no
puedes dejar pasar y que te haga replantear tu objetivo. En este
punto es posible cambiar de opinión sobre las ideas iniciales, pues
la investigación y el análisis nos pueden llevar por caminos no
previstos y desconocidos (recórrelos sin miedo pero sin perder de
vista tus objetivos). Aceptar las desviaciones es prudente, siempre y
23

cuando no se convierta en un modus operandi que impida concluir


el proyecto.

Investigación
La originalidad es probablemente la cualidad más difícil de
conseguir en un proyecto. Pero contrariamente a lo que podemos
suponer, a mayor investigación, búsqueda de referencias teóricas y
prácticas, proyectos y artistas afines, mayor originalidad. Mientras
más amplia sea nuestra perspectiva, es más posible que nuestra
aportación sea única si nos acercamos de manera honesta y
comprometida.
En la era de la comunicación y la interconexión difícilmente
podremos sostener que hay materias independientes o puras. Por el
contrario, las problemáticas se ven afectadas o de plano surgen de
una articulación con otros temas. Mientras más capaces seamos de
encontrar, bordar o hasta proponer esas conexiones, más rica será la
propuesta. Buscar referencias es por eso una parte importante de
la escritura de un proyecto.
Para que la investigación sea fructífera, debemos lograr que
sea sistemática, es decir, que desarrollemos con ella un sistema
de trabajo y un andamiaje teórico. La manera de lograr esto es
mediante la lectura y la fabulosa actividad de tomar notas, hacer
apuntes y registrar las referencias; lo que equivale a desarrollar
un aparato crítico. Hay infinidad de manuales que explican
cómo debemos hacer esas notas y registros, en este libro podemos
encontrar también muchas de esas claves.
Lo importante es que lo hagamos al tiempo de nuestras
lecturas, sin posponer la anotación de la ficha o la referencia o la
idea que surge a partir de un texto recién leído. Te darás cuenta
que muchas veces este material es el más rico y oportuno y siempre
podrás volver a él para reelaborarlo. Hay pocas personas de memoria
privilegiada que recuerdan gran cantidad de datos o citas completas,
así que preservarlas por escrito en el momento es la mejor opción.
Las bibliotecas generales o especializadas, las hemerotecas y
salas de lectura son espacios idóneos para la investigación, pues
proporcionan ambientes que favorecen la concentración y muchas
24 | Cómo escribir un proyecto de arte

veces la investigación misma con sus catálogos. Actualmente las


“bibliotecas” en línea nos permiten investigar desde casa. Hay
museos y centros de investigación que han digitalizado y tienen
disponible para el público una parte considerable de su acervo.
Por despreciable que parezca, tener un espacio limpio y
ordenado para escribir puede servir para lograr un buen ritmo de
trabajo.

La escritura
Llegado este punto, te darás cuenta de que quizás el momento
temido en el que nos “sentamos a escribir” el proyecto no es algo
tan escalofriante porque la página en blanco en realidad no existe.
Es decir, para cuando comiences a escribir, si te has preparado
e informado sobre el tema que desarrollarás, tendrás un cúmulo de
información, apuntes, reflexiones, incluso imágenes e ideas nuevas
que quieras verter en el papel.
Pero si aun así te sientes paralizado, retoma el índice o la tabla
de contenidos que elaboraste y comienza a escribir por apartados.
Uno a uno. No es necesario que sigas el orden en el que planteaste
el esquema del proyecto. De hecho, es habitual que la introducción
o el prólogo sean lo último que se escribe, porque solamente
cuando el texto o el proyecto están concluidos se puede tener una
panorámica del mismo.
Encontrar el tono de nuestra escritura o el estilo personal es
uno de los mayores retos al que nos enfrentamos cuando escribimos
un texto de cualquier naturaleza. En este aspecto, solamente la
práctica y la prueba y el error pueden ayudarnos, la escritura es un
arte pero también un oficio.
Como vimos, para escribir hay que leer, pero también hay
que escuchar. Aunque escribamos prosa y sobre alguna cuestión
técnica, las palabras tienen un ritmo. Mucho del estilo personal
para escribir depende de ese ritmo y para encontrarlo tenemos que
desarrollar el oído (aun si para ello tenemos que hacernos de oídos
sordos a toda tentación). Así que por sorprendente que parezca, ser
fanático de la música ayuda. Tanto como lo hace leer poesía, sobre
todo en voz alta.
25

Finalmente, el crucial y más definitivo consejo que se puede


dar para escribir un proyecto es: ¡escríbelo! Toma el tiempo para
hacerlo. Selecciona tu tema, haz el cronograma, delinea el esquema
del contenido, nutre tu intelecto con actividades y lecturas paralelas,
investiga, pero, sobre todo, siéntate a escribirlo, a poner una palabra
tras otra de manera constante y consistente. Después podrás regresar
a él, corregirlo, cortarlo, ampliarlo o hasta destruirlo si consideras
que no merece permanecer en la misma dimensión que tú.

La revisión
Una vez que termines de escribir tu texto, toma distancia de él,
es decir, déjalo reposar, llena tu mente de otras ideas y olvídalo.
Pueden ser algunas horas, si el tiempo apremia, pero mejor si son
días o semanas. Lo importante es desprenderte de lo que has creado,
para regresar con una mirada que te permita ser crítico e identificar
errores o deficiencias que pasaron inadvertidas cuando creías estar
haciéndolo genial.
Te sorprenderá lo beneficiosa que puede llegar a ser una revisión
posterior. En esta fase, no tengas miedo de desechar o reelaborar
todo lo que consideres deficiente, oscuro o mera paja. Obtener una
versión final satisfactoria requiere dedicación, pero también grandes
tijeras y frialdad de corazón.
Esta versión más acabada y acotada puedes compartirla con
alguien cuya opinión respetes y te interese. Si prefieres tener el
punto de vista de alguien más conforme desarrollas el proyecto,
puedes hacerlo por etapas, te tomará más tiempo, pero irás más a
lo seguro. Sea cual sea la opción que elijas, si lo haces es porque
estás dispuesto a aceptar críticas y sugerencias (o eso crees). Cuando
compartes un proyecto en proceso, lo más seguro es que obtengas
retroalimentación, difícilmente alguien te dirá que todo es perfecto,
que no sobra ni falta y que no cambies nada. Procura aceptar con
gracia (o refinada hipocresía) los comentarios e incluir los que
consideres pertinentes sin llenarte de odio hacia el prójimo o, lo
que es peor, hacia ti mismo.
Al momento de iniciar la revisión es recomendable definir
cuánto tiempo te tomará y cuál será el proceso que seguirás.
26 | Cómo escribir un proyecto de arte

Idealmente debe formar parte de tu cronograma. Por ejemplo:


• Llevar a cabo la lectura final y las correcciones propias.
• Enviar el proyecto al lector invitado.
• Tiempo de lectura del lector invitado.
• Recibir los comentarios e incorporar los cambios.
• Hacer una revisión final conjunta.

La razón para fijar con anticipación un tiempo para la revisión es


que un texto o un proyecto siempre será perfectible. No importa
cuántas veces lo revises, siempre podrás revisarlo de nuevo y
mejorarlo (o entrar en un loop infinito de indecisión). Pero llegará el
momento en que debas poner un punto final y confiar en el proceso
y el trabajo que has llevado a cabo, desengancharte y dejar que siga
su propio camino.

La publicación
Estamos acostumbrados a que cuando algo se publica se haga a
gran escala, pero a fin de cuentas publicar es volver público ese algo,
compartirlo incluso con un grupo pequeño de personas. Al escribir
un texto casi siempre queremos que se lea, que tenga repercusión,
sea ésta amplia o pequeña, y contribuir así a nuestra comunidad.
Los medios electrónicos nos permiten publicar sin necesidad de
recurrir a un editor o a una casa editorial. También existen técnicas
de publicación en pequeña escala, para sólo unos pocos ejemplares,
como el mimeógrafo, la impresión digital o incluso la fotocopiadora.
Eso no nos exime de la calidad de nuestro trabajo. Por el contrario,
la autopublicación nos hace los únicos responsables. Por eso, echar
mano de profesionales (lectores, editores, correctores, traductores,
etcétera) para nuestro proyecto siempre será una opción viable y
efectiva si nuestros recursos económicos lo consienten.
Asimismo, no consideremos la publicación como un extra del
proyecto, sino como parte fundamental del mismo. Es muy común
que, al desarrollar una propuesta, la meta sea tener un libro impreso
o un texto terminado, sin considerar su distribución y difusión. Así
que la publicación debe formar parte de nuestro esquema de trabajo
y de nuestro presupuesto (si tenemos uno).
27

Esquema general para escribir un proyecto


La siguiente es una serie de puntos y cuestionamientos más
específicos que nos podemos plantear para llevar a cabo un proyecto
escrito.

• Elección del tema: ¿Qué quiero hacer?


• Definición de la extensión del proyecto: Ayuda a
encauzar la investigación, la intención y el esfuerzo. Suele
hacerse por número de cuartillas, caracteres (con espacios)
o palabras.
• Definición de un título: Puede ser provisional. Lo
importante es nombrarlo para referirnos a él y ordenar los
archivos relacionados que generemos.
• Descripción del tema en términos generales: ¿De qué
trata?
• Ubicación espacio-temporal del tema: ¿Dónde y cuándo?
• Diagnóstico o descripción del contexto: ¿De qué
manera y en qué contexto se da el tema, la cuestión o
problemática?
• Justificación: ¿Por qué lo quiero hacer?
• Objetivo: ¿Para qué lo quiero hacer?, ¿cuál es mi
aportación?
• Delimitación del problema e hipótesis: ¿Qué problema
o cuestión pretendo responder?, ¿cuál es la respuesta o la
propuesta para resolver dicha cuestión o problema?
• Metodología: ¿Cómo lo quiero hacer?, ¿con qué
herramientas?, ¿cuáles son las etapas de mi investigación?
• Marco teórico: ¿Cuál es el fundamento conceptual o las
bases teóricas de mi proyecto?
• Bibliografía: ¿Cuáles son la bibliografía y las fuentes del
aparato crítico (notas, referencias y citas)?
Glosario de términos

A
abreviaciones: Son la reducción de una palabra o expresión
suprimiendo una o algunas de sus letras. Las hay de
tres tipos: a) la abreviatura consiste en suprimir letras
de una palabra, en general finales o centrales, como en:
adj. (adjetivo), art. cit. (artículo citado), ed. (edición),
op. cit. (obra citada), p. (página), t. (tomo) o trad.
(traductor); b) las siglas consisten en formar una palabra
con las letras iniciales de una institución, un producto,
etcétera; por ejemplo: macg (Museo de Arte Carrillo
Gil), mnsc (Museo Nacional de San Carlos), mnv (Museo
Nacional del Virreinato) o muac (Museo Universitario
Arte Contemporáneo), se escriben en versalitas, y c) los
acrónimos, que se conforman a partir de la primera
sílaba de varias palabras o de la combinación de distintas
letras de esas palabras: Cecut (Centro Cultural Tijuana),
Ivec (Instituto Veracruzano de Cultura), Marco (Museo de
Arte Contemporáneo), Munal (Museo Nacional de Arte),
Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes).
30 | Glosario de términos

acentos: En español, sólo se utiliza el acento agudo (´) sobre las


vocales para marcar las sílabas tónicas o como acento
diacrítico, es decir, para diferenciar palabras que tienen la
misma forma (¿cómo dices?, es como dices). Otras lenguas
cuentan además con el acento circunflejo (^) o el acento
grave (`) y los utilizan también sobre consonantes, como
la y con acento agudo del guaraní (ý). Las mayúsculas,
en nuestra lengua, digan lo que digan los emisarios del
pasado, hace décadas que deben ir acentuadas.
agradecimientos: Decía Quevedo que “el agradecimiento es
la parte principal de un hombre de bien”, que es a lo
que todo artista que se precie de serlo debe aspirar. En
la página de agradecimientos, incluida entre las páginas
preliminares, tanto el autor
como el editor retribuyen a las
personas o instituciones que
colaboraron en la recopilación
o en la edición del material.
Si se trata de un catálogo de
exposición, dicho listado
puede llegar a ser todo un who is who del mundo cultural
y, en ocasiones, de manera poco profesional, puede incluir
hasta a la abuelita y el perico.
aparato crítico: Según el dle, se trata del “conjunto de notas
que registran las variantes de un texto y explican los
criterios utilizados para establecerlo”. De manera más
detallada, el aparato crítico se constituye por las citas,
referencias y notas aclaratorias que es preciso incluir en
un trabajo para dar cuenta de los aportes bibliográficos
sobre los que se apoya; es el andamiaje de referencias que
sostiene la investigación y el fundamento de un texto o
argumento. Así, más allá de su utilidad para ejercer una
crítica argumentada, resulta imprescindible para evitar
deshonrosas críticas por plagio.
argumento: Sin entrar en precisiones sobre las distintas clases
de argumentos que figuran, por ejemplo, en el dle,
31

las acepciones de este término apelan a dos grandes


campos: el de la lógica retórica, donde se define como el
“razonamiento para probar o demostrar una proposición,
o para convencer de lo que se afirma o se niega”, y el
de la narratología, donde se refiere a la “sucesión de
hechos, episodios, situaciones, etcétera, de una obra
literaria o cinematográfica” o bien al “resumen del
asunto” de la misma. Si se quiere hilar fino se podrían
establecer distinciones entre el “argumento de autoridad”,
el “argumento disyuntivo” e incluso el “argumento
ontológico” empleado por san Anselmo para demostrar a
priori la existencia de Dios —por mencionar sólo algunos
ejemplos—, pero ello excede los límites del argumento
propio de un glosario.
autor / autoría: El autor, la persona a la que se atribuye una
obra, tan ensalzado por siglos, falleció hace casi media
centuria, cuando Roland Barthes decretó su muerte, y
Michel Foucault, un par de años más tarde, consumó su
liquidación. Sin embargo, al igual que la pintura, tantas
veces declarada occisa, el autor insiste en firmar sus obras
y en arrebatarle la propiedad a la cultura en general o a
los lectores y espectadores, verdaderos artífices de toda
pieza. Y aun cuando hay autores que se aceptan muertos e
intentan borrar su mano, siempre habrá el crítico, curador
o historiador que se encargue de resucitarlos, aunque
sea, como en el caso de tantos artistas medievales, con la
leyenda “atribuido a” y nombres tan envidiables como el
del Maestro del Paramento de Narbona o el Maestro de
San Felices.
32 | Glosario de términos

B
bibliografía: Según el dle, puede referirse tanto a la “relación
o catálogo de libros o escritos referentes a una materia
determinada” como a la “relación de textos, procedentes de
diversos soportes, utilizados como fuente documental” en
una obra específica. Así, dentro de la inagotable bibliografía
disponible sobre Cervantes, lo más factible sería
seleccionar un grupo acotado de fuentes para desarrollar,
por ejemplo, un ensayo sobre un tema cervantino en
particular —pongamos por caso la ambigüedad de la locura
en el Quijote—, fuentes que habrían de ser debidamente
consignadas en la bibliografía al final de dicho ensayo

(sobre las posibles maneras de hacerlo hay, por supuesto,


una extensa bibliografía).
Existen muchas formas de organizar una bibliografía,
ya sea ordenándola de forma alfabética o bien, dividiéndola
o separándola por categorías, de acuerdo con la naturaleza
del proyecto. Una posibilidad es dividir o agrupar en libros,
catálogos de exhibición y artículos; o en monografías,
obras del artista, obras acerca del artista e historial de
exposiciones.
33

En el caso de las referencias digitales para ediciones


académicas, si el contenido incluido en la lista bibliográfica
se obtiene en Internet, es recomendable especificar el doi
(identificador digital de objeto, por sus siglas en inglés),
con el propósito de ubicar el artículo o el capítulo de
un libro electrónico sin importar su url, de forma que si
cambia, el objeto conserve la misma identificación. Los
sitios web tienden a caducar o desaparecer, por lo que es
más fiable recurrir al doi. Este identificador se obtiene por
medio de distintas agencias internacionales.
La bibliografía puede incluir todo aquello que
se ha citado en un texto, o puede ser solamente una
selección que funja como material de consulta, el cual
no necesariamente está citado en el cuerpo de texto. Para
este glosario, por ejemplo, hemos creado una bibliografía
comentada que no sólo ofrece las fuentes que hemos
utilizado como aparato crítico en nuestra investigación,
sino como herramientas de uso general para la aplicación
de la metodología que intenta ofrecer este manual.
La ventaja de hacer una lista con la bibliografía
seleccionada es que permite referir aquellas fuentes
relacionadas con el tema del proyecto. Cualquier referencia
no mencionada en la bibliografía general debe citarse en su
totalidad en las notas al pie de página.
Por último, un aspecto fundamental de la bibliografía
es utilizar siempre el mismo sistema, tanto para la lista
como para las notas al pie. Algunos de los sistemas más
frecuentes y recomendables son los de la apa (American
Psychological Association), los de las universidades de
Harvard y Chicago y el de la mla (Modern Language
Association). Es importante homologar todo el aparato
crítico de acuerdo con el criterio que se haya seleccionado
para trabajar y mantener la consistencia (véase la
“Bibliografía comentada” en la página 99 de la presente
edición).
34 | Glosario de términos

blog: Término proveniente del inglés web log (o bitácora web) y


definido como un “sitio web que incluye, a modo de diario
personal de su autor o autores, contenidos de su interés,
actualizados con frecuencia y a menudo comentados
por los lectores”. Así, la evolución del blog moderno es
indisociable del espíritu de nuestra época en su afán de
compartir, socializar y hacer públicos los registros íntimos,
de manera que su contenido puede ser tan diverso y
peculiar como las incontables subjetividades que optan
por expresar sus inquietudes sin necesidad de pasar —para
bien o para mal— por filtros editoriales. Publicar un blog
es como embarcarse en una aventura pirotécnica en una
noche de verbena; lo difícil no es encender la mecha del
cohete, sino conseguir que su luz brille en medio del cielo
incendiado.
El blog es un soporte muy seductor para darse a
conocer, pero si de presentar el trabajo artístico se trata,
elaborar un sitio web es ideal e indispensable para contar
con un portafolio de presentación editado y en constante
actualización (véase el título Portafolio de artista de esta
misma colección).1

1 Catalina Restrepo Leongómez, Portafolio de artista. Una herramienta clave para


una promoción exitosa, Ciudad de México: Fundación Javier Marín, 2017
(Puntal, 01), 92 pp.
35

C
carta: La primera acepción que de este término registra el dle
se refiere al “papel escrito, y ordinariamente cerrado, que
una persona envía a otra para comunicarse con ella”. Sin
embargo, si el hipotético receptor de una misiva recibe un
sobre con una invitación para jugar a las cartas en
casa del remitente, deberá imaginar en su mente “cada
una de las cartulinas rectangulares que, cubiertas con una
cara uniforme y otra con dibujos determinados, se usan
en distintos juegos de azar”. Tras sopesar el grado de su
afición a esa lúdica actividad, nuestro hipotético receptor
del mensaje bien pudiera meditar su respuesta en un
restaurante donde pediría consultar la carta, que en este
caso sería la “lista de platos y bebidas que se pueden
elegir”, para finalmente, con el estómago lleno y el paladar
contento, emborronar un papel tamaño carta con su
contestación, asumiendo ahora el papel de hipotético
emisor, para darle continuidad a esta aventura epistolar.
Hoy día, el formato más utilizado como herramienta
de trabajo para la comunicación inmediata es el correo
electrónico. Tal vez el término carta debería intercambiarse
por la palabra que usan los italianos (lettera), franceses
(lettre) y angloparlantes (letter): “letra”, porque si pensamos
en la etimología de la palabra (del lat. charta), que equivale
a documento, hemos dejado de recibir la materia prima
para quedarnos tan solo con el reflejo en otro lugar de
letras que al final son nada más que números en el mundo
digital, ceros y unos.
En la práctica, las cartas poseían cierta formalidad
que se ha ido diluyendo con el uso del correo electrónico,
sin embargo, prevalecen ciertos criterios propios del
formato que seguimos considerando. Así, a continuación
se presentan ejemplos de cartas de presentación breves en
español e inglés:
36 | Glosario de términos

Sr(a). [Nombre completo] Lugar y fecha


Institución
Dirección
p r e s e n t e

Según su convocatoria del [fecha] publicada en [nombre


de la publicación], me es grato adjuntarle mi solicitud y
propuesta para que tenga a bien tomarme en cuenta.
Creo satisfacer a cabalidad los requerimientos
señalados en ella y estoy a su disposición para concertar una
cita en la que se me permita aportar información adicional
respecto a mi trayectoria y proyecto, y resolver cualquier
duda que pudiera surgir.
A la espera de su respuesta, aprovecho la ocasión
para enviarle un cordial saludo.
Atentamente,
[Firma]
37

[Dirección, teléfono y correo electrónico del remitente]


Mr(s). [Nombre completo]
[Institución]
[Dirección]

[Fecha]

Dear Mr(s). [apellido del destinatario],

I would like to apply for your call currently published on


–––––. I enclose my request and proposal, for your
consideration.
I consider to fully satisfying the requirements set
out therein and I am available for an interview. I look forward
to taking the opportunity to talk with you further about my
project, and myself and to resolve any doubts that may arise.
Thank you for your time and consideration.

Yours sincerely,
[Firma]
38 | Glosario de términos

catálogo: En tanto “relación ordenada en la que se incluyen


o describen de forma individual libros, documentos,
personas, objetos, etcétera, que están relacionados entre
sí”, tal y como lo define el dle, un catálogo puede ser
también concebido como una recreación textual de los
rasgos objetivos más característicos de aquello que refiere,
dándole una vuelta de tuerca al lugar común según el cual
“una imagen dice más que mil palabras”. En el campo
artístico, por ejemplo, una serie de palabras en un cierto
orden aspira a ser una suerte de paráfrasis de una pieza
determinada, de manera que las entradas de un catálogo
incluyen la información descriptiva de una obra —título,
fecha, dimensiones, materiales; habitualmente en líneas
separadas— para después dar cuenta de su procedencia y
su historial de exposición o publicación. Los formatos por
supuesto pueden variar, al grado que se podría pensar en
un catálogo de catálogos.
catálogo de exposición: El catálogo de exposición, por lo general,
enlista las piezas contenidas en una exposición, junto
con ensayos relativos a dichas obras o a su creador. Su
contenido y formato pueden variar desde unas pocas hojas
impresas en la misma galería hasta un ostentoso coffee table
book. Aquellos catálogos creados por las galerías comerciales
tienen como fin la venta de las obras, mientras que los
producidos por los museos se acercan más (en general) a
la monografía de una época, un artista, un movimiento,
una técnica o del propio museo, cuando abordan sus
colecciones permanentes, y pueden ser resultado de
intensos proyectos de investigación, lo que les da un valor
añadido como fuentes en el tema o las obras que abordan.
Es habitual que incluyan, junto con la descripción y
explicación de las piezas, fotografías a color de las mismas,
así como ensayos exhaustivos, una bibliografía y un
aparato crítico. Pueden llegar a aparecer en varios
tomos. En México, normalmente, se imprimen en rústica
(con tapas blandas) y sólo en algunos casos cuentan
39

también con una versión de pasta dura, más costosa. Y


según el atractivo popular de una determinada exposición
varía el financiamiento para sus publicaciones paralelas, es
decir, según el sapo, la pedrada.

catálogo razonado: Es un material de consulta que pretende


documentar de la manera más exhaustiva posible todas
las obras creadas por un artista en particular, incluso
aquellas ya desaparecidas o en paradero desconocido. La
ficha de cada pieza suele incluir el título con el que se
la conoce, aquellos títulos alternativos que pudo haber
portado en determinado momento o exposición, las
fechas de su creación, la técnica, las colecciones a las que
ha pertenecido, la bibliografía al respecto, y, cuando se
trata de gráfica o fotografía, el tiraje, las imágenes de las
40 | Glosario de términos

distintas versiones de la misma pieza, así como un listado


de aquellas colecciones de las que forma parte.
catalogación: Dícese del “proceso de creación de metadatos (datos
que describen otros datos) que representan los recursos de
información, tales como libros,
grabaciones de sonido, imágenes
en movimiento, etcétera”.
La catalogación proporciona
información, como los nombres
de los autores, los títulos y
las materias que describen los
recursos, normalmente a través
de la creación de registros bibliográficos. Así pues, cuando
consultamos un fichero en una biblioteca nos enfrentamos
al resultado concreto de un trabajo de catalogación.
Otra cosa es que, una vez hallado el mapa, encontremos
también el tesoro.
capítulo: Según el dle, se trata de la “división que se hace en los
libros y en cualquier otro escrito para el mejor orden y más
fácil comprensión de la materia”. No es cuestión, pues, de
dividir por dividir o de otorgarle a una obra un aspecto
más complejo y sofisticado, sino que el concepto supone
un proceso de análisis al distinguir y separar las partes que
integran el conjunto de un texto, ordenándolas en función
de un determinado efecto cognitivo o estético. Así, a
diferencia de lo que ocurre con los factores en el ámbito de
las matemáticas, el orden de los capítulos que conforman
un texto indudablemente altera el producto y la recepción
que se tenga de éste; baste
para comprobarlo la gozosa
experiencia de leer Rayuela, de
Julio Cortázar, cruzando o no
los puentes entre sus capítulos
prescindibles e imprescindibles.
cédulas: Pueden incluir los siguientes datos: autor (con su fecha
y lugar de nacimiento y muerte, si es el caso); título
41

(primero, si es en otro idioma, el título original en cursivas,


seguido de su traducción al español entre paréntesis);
fecha de creación, que puede ser muy precisa (como
las de On Kawara, en las que se incluye aun el segundo
exacto del inicio de la obra) o abarcar un periodo de varios
miles de años (como es el caso, por ejemplo de las obras
paleolíticas, fechadas con radiocarbono); técnica; medidas
en centímetros; lugar donde se encuentra conservada,
expuesta o exhibida la obra: museo o colección y ciudad.

citas: Las citas, que el dle define como “nota de ley, doctrina,
autoridad o cualquier otro texto que se alega para prueba
de lo que se dice o refiere”, como casi todos sabemos,
deben entrecomillarse. Es aquello que alguien más dijo y
sustenta nuestro argumento, o lo contradice, pero merece
siempre su debido crédito. Las comillas, por su parte,
son el “signo ortográfico doble usado para enmarcar la
reproducción de citas textuales y, en la narrativa, de los
parlamentos de los personajes o de su discurso interior, y
para delimitar títulos de artículos, poemas, conferencias,
etcétera, así como las palabras y expresiones que se desea
resaltar por ser impropias, vulgares o de otras lenguas”. Hay
las comillas españolas, que tienen forma de ángulo (« »), las
llamadas inglesas, que pueden ser rectas (“ “) y tipográficas
(“ ”), y las simples (‘ ’), que se usan para resaltar un término
o expresión o cuando tenemos una cita dentro de otra.
Hay otros tipos de citas e incluso casas de citas, pero de
unas y otras ni hablar ni citarlas.
colecciones y coleccionistas / líneas de créditos: En estos
asuntos, estamos obligados a dar los créditos completos
42 | Glosario de términos

según nos los proporcione el museo, la colección o el


repositorio donde esté resguardada una pieza. Llegan a ser
extensísimos, especialmente en museos estadounidenses
como el Met o el moma de Nueva York. En otras épocas
bastaba con el nombre del museo y la ciudad donde éste
se encontraba, pero en los tiempos oscuros que corren es
más importante aquel que, quizá por consejo de un agente
de bolsa, quizá especulando, adquirió una obra que en su
fuero interno despreciaba. Así, por ejemplo:
Marcel Broodthaers, Vitrina blanca y mesa blanca, 1965,
Museo de Arte Moderno, Nueva York, obsequio parcial y
prometido de Jo Carole y Ronald S. Lauder, © 2017 Artist
Rights Society (ars), Nueva York / sabam, Bruselas.
comillas: Véanse citas y puntuación.
contraportada: En otros tiempos, la contraportada la constituía
un grabado (un retrato favorecedor del autor o una escena
clave del libro) a menudo impreso mediante un proceso
distinto (grabado en hueco o en acero, cromolitografía) e
insertado por el encuadernador enfrentado a la portada.
En épocas más recientes, en esta página aparece una lista
de otros títulos del mismo autor o de la misma colección.
A veces se deja esta página en blanco (véase páginas
preliminares).
copyleft: A raíz de las paradojas y dilemas que plantea la
modernidad informática y la posibilidad de reproducción
de las obras, se han generado nuevas propuestas basadas
en la circulación libre de la información. Es así como la
organización californiana Creative Commons aboga y
proporciona herramientas jurídicas para la construcción de
un dominio público más rico que permita la circulación
de contenidos, ideas y materiales de una forma menos
restringida, donde el fin descanse en el beneficio común.
La propuesta es una leyenda que de manera alternativa
y parcial reserve “algunos derechos”, a diferencia de la
protección total, en la cual están: “todos los derechos
reservados”. Estas licencias apelan al derecho a la
43

información y permiten la democratización y accesibilidad


de los contenidos. El término copyleft surgió en el ámbito
informático para ayudar al desarrollo del software libre
y se opone a las restricciones del copyright. Esta licencia
permite la libre copia, distribución y modificación de la
obra siempre y cuando se dé el crédito correspondiente
al autor original y se mantenga un registro de dichas
modificaciones. Es una expresión esencial de un ejercicio
nuevo en materia de derechos en el campo de la propiedad
intelectual que podríamos traducir como “creatividad
común”.
Para saber cómo utilizar las licencias, en el sitio
web de Creative Commons están disponibles las
herramientas que generan las diferentes leyendas de uso
(https://creativecommons.org/choose/) (http://www.
creativecommons.mx/). Un ejemplo es:
This work is licensed under a Creative Commons
Attribution 3.0 Unported License.
copyright: Tanto los derechos de autor como el copyright son
en esencia una herramienta para proteger la propiedad
intelectual, pero existen diferencias entre ambos. Las bases
que construyen las normas y principios del copyright están
fundamentadas en el derecho anglosajón y se concentran
en la defensa de los derechos patrimoniales, es decir, atañen
a la obra exclusivamente y, a diferencia de los derechos
morales, sí pueden cederse. Como su nombre y traducción
literal indican, el “derecho de copia” cuenta con atributos
en materia de reproducción, distribución, comunicación,
colección y transformación de la obra. El símbolo © se
usa para designar casi indistintamente tanto el copyright
como los derechos de autor. Sin embargo, en cada país el
uso queda sujeto a su respectiva legislación y a los tratados
internacionales vigentes en la materia. Actualmente, varias
nociones de los derechos de autor se encuentran en crisis,
práctica e ideológicamente. Y no falta quien afirma que en
países como México el copyright es en realidad el right to copy.
44 | Glosario de términos

corrección de estilo: De acuerdo con la definición de la Unión


de Correctores, este término se refiere a la “revisión de
un texto para eliminar defectos de redacción, errores
gramaticales, impropiedades léxicas y rasgos no genuinos
de la lengua empleada”. A diferencia del corrector
ortotipográfico, cuyo cometido específico es “subsanar
tanto los errores ortográficos como de tipografía en un
texto”, el corrector de estilo va más allá y, desde una
perspectiva literaria, “actúa sobre los planos sintáctico,
gramatical y expresivo con el fin de pulir el texto y
optimizar sus recursos”. No se trata de que el corrector
pretenda reconducir el discurso del autor hacia su propio
estilo, sino de procurar que la voz de éste pueda leerse
limpiamente, libre de los detalles que bien pudieran
habérsele escapado impidiendo o dificultando su
comprensión. Por ello es deseable que en el proceso se
produzca una comunicación fluida entre autor y corrector,
para lo cual no viene mal cierta dosis de corrección
política.
cotejo: El dle define la acción de cotejar como “confrontar algo
con otra u otras cosas, o compararlas teniéndolas a la
vista”. Si bien el término puede llevarnos a pensar en una
contienda deportiva (en la que dos contrincantes se miden
entre sí o “comparan” sus aptitudes), para la materia que
nos ocupa hemos de considerar principalmente el ejercicio
comparativo entre dos o más objetos (habitualmente dos
o más textos) para establecer similitudes y diferencias,
con la finalidad de desarrollar algún tipo de valoración.
Se puede cotejar, por ejemplo,
la traducción de un texto con
su original para determinar su
exactitud o grado de fidelidad,
o bien, en el proceso de edición
y publicación de una obra, se
pueden comparar las versiones
resultantes de las diversas fases
45

de pruebas, para evitar alteraciones que puedan llevar


a malentendidos, como confundir la gimnasia con la
magnesia o el cotejo con el cortejo.
créditos: Aunque el dle registra diversas acepciones del término
en su forma singular (desde el “crédito” como medio de
pago hasta una manera de aludir a la reputación o fama de
una persona), en su variante en plural lo define como la
“relación de personas que han intervenido en la realización
de una película o un programa de televisión, que aparece
al principio o al final de su proyección”. Dicho sentido
podemos hacerlo extensivo a cualquier obra artística que
sea reproducida en un medio, ya sea audiovisual o impreso,
y de cuya responsabilidad autoral se ha de dejar constancia.
Así, cuando en un libro se incluyen fotografías, imágenes
o incluso pasajes extensamente citados de otro texto, los
respectivos autores y dueños de los derechos deben ser
escrupulosamente mencionados en un apartado especial
de créditos (ubicado normalmente al final del volumen), o
bien como pie de foto inmediatamente después de la obra
referida, tal y como lo prefieren algunos creadores. Como
reza el dicho, “honor a quien honor merece”.
créditos: imagen y prestador: Véase colecciones y
coleccionistas.
cronograma: En la mitología griega Chronos o Cronos, el dios de
las edades o del tiempo, se enlazó con Ananké, diosa
de la necesidad y de lo inevitable. Uno de sus hijos fue
Kairós, dios del tiempo oportuno. Para planear un escrito
o un proyecto y poder concluirlo puntualmente sin ser
víctimas de la ineludible fecha límite, se puede diseñar un
cronograma, que no es más que un calendario de trabajo.
Los conceptos que abarca están sujetos a las necesidades
y el objetivo del proyecto, pues en ocasiones se pide
que se presente uno si la gestión es ante una institución
patrocinadora. Así, podrá ser tan detallado o general como
se desee, aunque idealmente debe incluir las fechas (día,
mes y año) de inicio y fin y de los procesos principales
46 | Glosario de términos

de cada una de las etapas (preparatoria, de desarrollo, de


conclusión y de evaluación, en caso de que ésta sea
pertinente). Mientras más específico sea, mayor será su
utilidad para prever eventualidades. Debe procurarse que
los tiempos sean realistas y ceñirse a ellos una vez que se
han planteado.
cronología: Se trata, según el dle, de una “serie de personajes
o sucesos históricos por orden de fechas”. ¿Qué tipo de
cronología requiere un artista? Quizá le baste con un
historial de exposiciones, o quizás a éste pueda añadir
algunos sucesos más: estudios, publicaciones o cualquier
otro que considere, aunque sea sólo para sí, histórico.
Esta serie o relación puede ir de la fecha más reciente a la
más antigua, o viceversa, según si el inicio de su carrera
fue más sonoro y espectacular o si su trayectoria apenas
comenzó a tomar forma durante los últimos meses.
Hay tres formas básicas de redactarlas: con enunciados
sujeto-predicado: “Fulano de Tal expuso en Roma”; con
enunciados predicado-sujeto, como los que acostumbra el
diario Reforma para sus cabezas: “Recibe premio Fulano de
Tal”, o mediante un sintagma nominal: “Beca otorgada por
la Fundación Viajera”.
currículo: En el ámbito educativo, según el dle, se refiere al
“plan de estudios” o “conjunto de estudios y prácticas
destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus
posibilidades”. Pero si nuestra intención es dar cuenta de
la experiencia acumulada y las habilidades adquiridas en
nuestras andanzas profesionales y académicas, entonces
el término equivale a la locución latina curriculum [vitae]
—literalmente “carrera [de la vida]”—, todavía hoy día
admitida y a la que es posible referirnos simplemente con
la abreviatura cv, en referencia a la “relación de títulos,
honores, cargos, trabajos realizados, datos biográficos,
etcétera, que califican a una persona”. El currículo, en
calidad de carta de presentación, resulta un requisito
casi ineludible al solicitar un empleo, y si bien existen
47

varios modelos o plantillas, es recomendable respetar


ciertas pautas para brindar un acceso simplificado a la
información, priorizando los datos más relevantes en lo
que podría considerarse un ejercicio de autopromoción.
cursivas: Denominadas también itálicas por influencia del inglés,
fueron creadas por el tipógrafo e impresor veneciano Aldo
Manucio (y físicamente por su tallador de cabecera, Francesco
Griffo) para su edición en octavo de las obras de Virgilio,
aparecidas en 1501. La intención era contar con una fuente
que permitiera aprovechar mejor el papel sin perder legibilidad
en ediciones que hoy llamaríamos de bolsillo (como era la
encuadernación en octavo en su momento). Las cursivas se
distinguen por su inclinación y sus trazos más curvos que los
de la letra redonda. Hoy es raro hallar un libro compuesto
sólo en letra cursiva. Se utiliza para las siguientes funciones:
nomenclatura científica de animales y plantas; extranjerismos;
palabras mal pronunciadas o mal escritas; construcciones
impropias y palabras inventadas; apodos y alias de personas;
títulos de libros, obras de arte (piezas musicales, pinturas,
etcétera), entre otros; nombres populares de objetos, lugares;
palabras usadas en metalenguaje. Es decir, en general se usan
para indicar aquellas palabras con un sentido especial o ajeno
al léxico habitual de la lengua. Las normas relativas a su
uso no son ortográficas, y por ello las indicaciones de la más
reciente Ortografía de la Real Academia Española debemos
considerarlas como de orientación general. Cuando componemos
un texto en cursivas, aquellas palabras que deseemos destacar
debemos escribirlas con letras redondas.
48 | Glosario de términos

D
declaración de principios: Más que aludir a una cuestión de
temporalidad (como la demarcación del “primer instante
del ser de algo”) o de espacialidad (como el acto de señalar
el “punto que se considera como primero en una extensión
o en una cosa”), una declaración de principios o statement
apunta a una dimensión ético / programática, en la que
un individuo o una organización expresa las creencias
esenciales que guían su misión y visión. En este sentido,
un principio ha de ser entendido como una “norma o idea
fundamental que rige el pensamiento o la conducta” (una
de las numerosas acepciones del término que refiere el dle);
esto a pesar de que en tiempos veleidosos y pragmáticos
como los que corren se acentúe su maleabilidad y a
menudo resuene el eco de esa frase atribuida al siempre
elocuente Groucho Marx: “Éstos son mis principios. Si no
le gustan, tengo otros”.

dedicatoria: Las dedicatorias personales suelen ocupar la primera


página impar después de la portada, aunque para ahorrar
espacio en ocasiones se ubican en la página par enfrentada
al inicio del texto. Es aquí y en los agradecimientos
49

donde el autor, en ocasiones, da rienda suelta a sus más


melosos pensamientos (en general, intrascendentes para
el lector).
derechos de autor: La creación de estas normas ha permitido
regular y proteger el trabajo de los autores por mucho
tiempo. Evitar situaciones de plagio o robo de las ideas
artísticas o intelectuales, por ejemplo, ha sido una de sus
facultades. Sin embargo, los tiempos modernos y la era
digital han obligado a modificar las reglas del juego y estos
principios se han ajustado frente a distintos fenómenos
sociales y tecnológicos como las fuentes de información
que se empezaron a difundir de manera abierta dentro
del mundo de la informática. En términos legales, “la ley
reconoce al autor de una obra intelectual o artística para
autorizar su reproducción y participar en los beneficios que
ésta genere”. En México, el Instituto Nacional del Derecho
de Autor (Indautor) establece diferencias entre “derechos
morales” y “derechos patrimoniales”. Los primeros atañen
principalmente a la divulgación de la obra y van “unidos”
al autor, sin prescribir ni poder ser transmitidos. Los
“derechos patrimoniales” en cambio, se relacionan con
la explotación de la obra y su transmisión, ser objeto de
licencias de uso, exclusivas o no exclusivas. Para prevenir
situaciones incómodas y registrar la obra con el nombre y
año en la que se ha publicado, se recomienda recurrir a la
leyenda de “derechos reservados”:
D. R. © Nombre, año
Esta publicación no puede ser fotocopiada ni reproducida total
o parcialmente por ningún medio o método sin la autorización
por escrito de los editores.
Indautor señala que estos derechos son vigentes
durante “la vida del autor y, a partir de su muerte, cien
años más. Cuando la obra pertenezca a varios coautores
los cien años se contarán a partir de la muerte del último, y
cien años después de divulgadas”, después de los cuales la
obra pasará al dominio público.
50 | Glosario de términos

desarrollo: Aunque al ser aplicado a una comunidad de seres


humanos este término se refiere al progreso o crecimiento
en el sentido social, económico, político o cultural, para la
materia que nos ocupa conviene remitirnos a la acepción
que, según el dle, lo define como el acto de “exponer
con orden y amplitud una cuestión o un tema”. En esta
línea, el desarrollo también hace referencia a la definición
y dilucidación de una teoría o una propuesta, mediante
una exposición que con perspectiva analítica dé cuenta
de las partes que la integran y de las fases que conforman
su evolución. En los textos como entre las naciones, el
subdesarrollo es causa de promesas incumplidas y objetivos
no alcanzados.
descripción: De acuerdo con el dle, se define como el acto de
“representar o detallar el aspecto de alguien o algo por
medio del lenguaje”. Una descripción es susceptible de
extenderse en función del nivel de detalle con el que se
realice, y, en principio, es posible distinguir entre dos tipos:
la descripción objetiva (o denotativa), empleada en
textos de carácter científico y técnico, que consiste en la
reconstrucción de la realidad sin que interfieran cuestiones
personales, como el gusto y las opiniones; y la descripción
subjetiva (o connotativa), que a diferencia de la anterior
agrega a la información una apreciación personal, como
es común en los textos literarios. Así, por ejemplo, en
una novela, un pasaje descriptivo puede extenderse varias
páginas en favor de la creación de una determinada
atmósfera, al tiempo que dilata el desarrollo de la trama,
lo cual no es el caso en la descripción de un término en un
glosario como éste. Y por ello mejor pasemos a lo que nos
concierne, que sería la descripción de una pieza artística,
la cual debe comenzar por su aspecto físico (forma,
dimensiones, materiales), sus características esenciales, de
la manera más objetiva posible; continuar con el tema,
si lo tiene y sin extenderse demasiado en los detalles, los
planos, las formas, figuras y colores, y terminar con la
51

transcripción de los textos o epígrafes que pueda contener,


y su iconografía, si es posible determinarla.

E
edición: La primera acepción del término que recoge el dle lo
caracteriza como la “producción impresa de ejemplares
de un texto, una obra artística o un documento visual”.
Nada más cierto y al mismo tiempo despiadado. Parece
un proceso simple pero la perspectiva cambia si antes
consideramos los pasos a seguir para llegar a este resultado.
La raíz de la palabra en latín define el término de manera
clara (del lat. editio, -onis, parto).2 La acción de editar es
un proceso complejo e interdisciplinario que involucra a
diversos profesionales y constituye un puente fundamental
entre el creador de una obra y sus potenciales lectores.
De la calidad de dicho trabajo de intermediación puede
depender que una obra o un texto sean bien recibidos
por un lector. Nada más lejos que considerar una obra
terminada cuando su creador le pone el punto final; bien
mirado, se trata de puntos suspensivos que le abren la
puerta a un editor.
Desde el punto de vista formal, la obra original se
pone a disposición de un editor o consejo editorial y tras su
aceptación, tienen lugar entonces las fases subsiguientes:
revisión y corrección de estilo de los contenidos,
diagramación (puesta en página) y las llamadas “artes
finales” de cara a la impresión o materialización de la obra.
Las ediciones de arte son casi siempre elaboradas
como un espacio de registro o memoria de la obra
misma, los libros suelen legitimarla. El libro no sólo debe

2 María Moliner, Diccionario del uso del español a-i, Madrid: Gredos, 2007, p. 1100.
52 | Glosario de términos

manifestarse como un mero “depósito” de imágenes y


palabras, sino como un espacio de acción y creación que
permite indagar los límites que enfrentan el editor, el
artista, el curador y el diseñador ante una nueva percepción
de este formato y los mecanismos editoriales y artísticos
que resultan del entrecruzamiento de sus respectivas
disciplinas.
Desde luego, también existe la edición de imágenes
y sonido, especialmente en cine y video; se refiere a las
distintas uniones y cortes que se hacen al material filmado
o grabado, modificando su orden, su ritmo, su extensión,
etcétera, de la manera que mejor sirva al conjunto. Otra
acepción, que puede relacionarse con la curaduría de una
exposición, es la que se refiere a la selección de materiales y
textos para conformar una publicación o una serie de
publicaciones, incluso el catálogo completo de una editorial.
edición ampliada: Se trata de versiones actualizadas que agregan
y modifican la información de primeras ediciones.
edición crítica: Proceso de publicación y fijación de textos de
obras que han sufrido modificaciones; con ello se intentan
reconstruir los contenidos originales, añadiendo a la
edición nuevas investigaciones críticas o datos concisos y
de contexto que sumen al mejor entendimiento del texto
original.
segunda edición: Estrictamente se define como la “repetición de
cierta cosa”,3 pero son aquellas que han sufrido alguna
modificación sustancial respecto de la primera, sea ésta
una ampliación, supresión o actualización, entre otras
diferencias. Las ediciones anotadas, en cambio, no alteran
el contenido de la original.
ensayo: Se define, en palabras del dle, como un “escrito en prosa
en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema
con carácter y estilo personales”. Ya en esta definición

3
Idem.
53

confluyen dos aspectos que permiten concebirlo como un


género híbrido: por un lado su carácter argumentativo y
reflexivo (que apunta a una dimensión epistemológica, es
decir, está determinado por el afán del saber y el estudio
del conocimiento), y por el otro, la importancia que le
confiere al plano de la expresión (lo que pone de relieve
su dimensión estética, determinada por su voluntad de
estilo). Cuando hablamos de dimensión estética, nos
referimos a imprimir un estilo en el uso y las formas del
lenguaje. Como dice María Moliner, la acción de ensayar,
fuera de la disciplina de la escritura, es “someter una cosa
a determinadas condiciones para ver cómo se comporta
en ellas y averiguar sus cualidades o el grado de cierta
cualidad o aspecto…” En este sentido, nos interesa como
una acción que produce resultados en distintos registros.
Es decir, es posible ensayar visualmente o materialmente
un discurso como forma de comunicación para generar un
concepto. Aquí entra, por ejemplo, el concepto de ensayo
fotográfico, que por lo común es narrativo, y aborda en
una secuencia, en una serie, y no en un solo encuadre, un
tema predefinido.
En una inspirada caracterización, Alfonso Reyes
consideró el ensayo como “el centauro de los géneros”,
poniendo énfasis en este carácter dual que lo ubica dentro
de lo que llamaba una literatura “ancilar”, donde “las
bellas letras le prestan al ensayo sus atributos para tratar
temas que no son necesariamente literarios”. A diferencia
del tratado, el ensayo no se propone agotar el tema que
aborda ni adopta una estructura sistemática, sin embargo,
54 | Glosario de términos

esta flexibilidad y su marcado carácter subjetivo no lo


vuelven un género fácil de dominar. Para ello hace falta
ensayar, ensayar y ensayar. Recomendamos insistir en
la práctica como ejercicio de aprendizaje, la repetición
como disciplina de formación y perfeccionamiento. Por
supuesto, no sin dejar de lado la tarea de leer al padre de
este indispensable género literario, Michel de Montaigne.
entrada: Si bien éste no es propiamente un diccionario, si lo fuera,
este breve texto podría considerarse como lema o entrada.
Una entrada es cada uno de los términos que se definen (o
se traducen, si fuera un diccionario bilingüe). En general,
el artículo de cada entrada incluye el vocablo en sí; su
etimología; las acepciones, es decir, las definiciones que
pueden dársele, numeradas en negritas o separadas por una
doble barra; las locuciones y frases hechas; y los ejemplos
(siempre muy útiles).

F
fechas / datación: Datar es determinar el periodo o la fecha
de un acontecimiento o un objeto, en este caso artístico
(un escrito, una obra, una serie). También se refiere al
establecimiento aproximado de la edad de minerales, seres
vivos o restos arqueológicos. En muchas ocasiones, cuando
no se conoce la fecha precisa se utiliza la palabra latina
circa, abreviada como ca., que quiere decir “hacia, alrededor
de, cerca de”. Y si se trata de periodos extensos, incluimos
guiones: 1490-1512.
ficha técnica: Recurso fundamental para describir las
características técnicas de una obra en cualquiera de sus
soportes. Los elementos que se deben registrar en una ficha
técnica son: autor o autores, título de la obra, año de
elaboración, medidas, extensión o duración, materiales
y créditos. Por ejemplo, el dle registra el término en
55

relación con su uso en los ámbitos del cine y la televisión,


y lo define como la “lista en la que se enumeran los
componentes del equipo técnico que han intervenido en
la realización de una película, como los operadores, los
ingenieros de sonido, los ayudantes, los maquilladores,
los electricistas, etcétera”. Generalmente, las fichas nos
permiten encontrar un libro dentro de una biblioteca o una
obra en un catálogo. En un contexto más amplio puede
ser entendida también como un documento en forma de
sumario que contiene la descripción de las características
de un objeto, material, proceso o programa de manera
detallada.
Dentro del contexto artístico, como lo hemos referido
antes, una ficha técnica reúne los datos que informan
acerca de la materialidad de una obra. En cualquier
caso, no hace falta tener profundos conocimientos
para su redacción; basta con poner “buena letra” y
especial atención en ser precisos al hacer el registro
(véanse abreviaciones y medidas. Así, de acuerdo
con lo anterior, proporcionamos los siguientes ejemplos
correspondientes a obras de diversas disciplinas:
Ficha de una pintura:
Gunther Gerzso (1915-2000)
Estructuras antiguas, 1955
Óleo sobre aglomerado de madera
89 x 60 cm
Museo de Arte Carrillo Gil, inba / Secretaría de Cultura
Ficha de una pieza conceptual:
Joseph Kosuth (1945)
One and Three Chairs, 1965
Silla plegable de madera, fotografía montada de una
silla y ampliación fotográfica de la definición del
diccionario de “silla”
Museo de Arte Moderno, Nueva York
56 | Glosario de términos

Ficha de una fotografía:


Manuel Álvarez Bravo (1902-2002)
Bicicletas en domingo, 1963
Plata sobre gelatina
20 x 25 cm
Colette Urbajtel / Archivo Manuel Álvarez Bravo, s.c.
Ficha de una pieza audiovisual:
Julio Pliego (1928-2007)
Un cumpleaños, 1965
Edición 1997
Dirección, texto, producción, fotografía y edición:
Julio Pliego
Transferencia de 16mm a dvd / 7’32”
tv unam
foliación: La primera acepción del término que figura en el dle
se refiere a la acción y el efecto de “numerar los folios de
un libro o de un cuaderno”, mientras que en la segunda
se define como la “serie numerada de los folios de un
escrito o de un impreso”. En los procesos de organización
archivística la foliación resulta imprescindible, tanto para
controlar la cantidad de folios de una carpeta o expediente
como para la conservación de la integridad de la unidad
documental. En las publicaciones impresas, la foliación
aparece por lo general en una de las esquinas de cada
página (exceptuando las páginas de cortesía, las falsas, las
del índice general y la del colofón). Se trata en cualquier
caso de un ejercicio práctico destinado a procurar un orden
secuencial, muy distinto en su finalidad a los propósitos
cosméticos de una exfoliación.
folleto: De acuerdo con el dle, consiste en una “obra impresa, no
periódica, de reducido número de hojas”. Tan básica y
tan sencilla, esta definición resultaría sin embargo escasa
e insuficiente como para explicar el término, pues no
obstante la breve extensión que caracteriza a este tipo
de documentos, debe reunir una serie de características
para cumplir cabalmente su función comunicativa. Como
57

primer objetivo, un folleto debe llamar la atención del


lector mediante títulos y subtítulos claros y atractivos. En
apoyo a lo anterior, los textos pueden ir acompañados
por imágenes, fotografías, dibujos y diagramas, de
preferencia con un diseño vistoso. En cuanto a su formato
y diagramación, los hay de diversos tipos. Dos de los
más populares son los dípticos y los trípticos, aunque
también puede considerarse como tal el volante (cuadrado
o rectángulo de papel impreso de un lado o ambos). En
cualquier caso, su común denominador es la intención de
generar atracción inmediata por parte de los receptores, lo
que convierte al folleto en una herramienta ideal para fines
publicitarios o de propaganda.
formato: Con independencia de los matices introducidos por
cada una de las acepciones de este término que figuran
en el dle, éste apela de manera general a las dimensiones
y características técnicas y de diseño de un impreso. En
cuanto a su tamaño, puede ser expresado “en relación con
el número de hojas que comprende cada pliego, es decir,
folio, cuarto, octavo, dieciseisavo, o indicando la longitud
y anchura de la plana”. Asimismo, puede referirse al
“conjunto de características técnicas y de presentación de
una publicación periódica o de un programa de televisión
o radio”. Por otro lado, en los tiempos actuales, con el
desarrollo de la tecnología y la informática, los contenidos
en formato digital han cobrado cada vez más protagonismo
—y variedad, sean de texto (doc, txt, pdf, epub), audio (wav,
mp3, ogg), imagen (raw, tiff, jpeg, gif, png) o imágenes en
movimiento (avi, mpeg, mov), entre otros. Esto ha significado
un cambio en las experiencias de recepción tradicionales,
tal y como podrá comprobarlo el usuario que acaso lea
estas líneas en una computadora, una tableta o cualquier
otro dispositivo electrónico, y que bien pudiera decidir
modificar el tamaño de la letra o el brillo de la pantalla.
fotografías y obras de arte: Por increíble que parezca, y aunque
para una mayoría pueda resultar evidente que la fotografía
58 | Glosario de términos

de una pieza, o su reproducción, no son la pieza en sí,


menos aún si la pieza es tridimensional, si está compuesta
por imágenes en movimiento o se trata de un performance
o happening, hay quienes pretenden obtener una copia,
un clon, la pieza misma, en una simple reproducción, sea
impresa en papel o compuesta por pixeles en una pantalla.
Y sabemos que un trasunto, por más exacto que sea, por
más fiel que se pretenda, no deja de ser un trasunto. Y
en esta mediación de la obra a su reproducción influyen
muchos factores, como las condiciones y el equipo con
que se tomó la foto. La impresión de imágenes a color se
realiza utilizando cuatro tintas: cmyk, que equivalen a cyan,
magenta, yellow, black, o a los tres colores primarios más el
negro. En cambio, las hoy predominantes cámaras digitales
registran las imágenes en rgb (red, green, blue), es decir,
carecen de un color esencial, el amarillo. Y esta ausencia de
origen no es realmente compensable por más megapixeles
que se tengan. En cuanto al video, su reproducción sobre
papel está aún más alejada del original, puesto que sólo
imprimiremos unos cuantos cuadros, de los veinticuatro
por segundo que en general los componen, y dado que,
de entrada, cada uno de los cuadros que conforman un
video no tiene, por separado, la resolución suficiente para
su reproducción correcta (al menos 300 dpi o ppp). Así que,
por principio, aceptemos nuestros alcances modestos y
no pretendamos convertir un libro o el registro de una
exposición en la exposición en sí porque esto no será
posible.
fuente: Aunque las acepciones más comunes y cotidianas del
término lo asocian con brotes de agua —ya sea el caso de
un manantial o de una obra de arquitectura con uno o más
caños dispuestos para que salga este líquido vital—, para
el área de nuestro interés hemos de relacionarlo más bien
con brotes de información, como las referencias de las que
puede “beber” un texto para elaborar su propio discurso,
y que deberán, sin faltas ni ausencias, ser acreditadas en
59

notas al pie o en el correspondiente apartado en el que se


consigne la bibliografía. Otra acepción que nos atañe es
la que caracteriza a una fuente como el “conjunto de signos
gráficos de un tipo y tamaño determinados”, con los cuales
se elige presentar un texto independientemente de si éste
ha bebido de muchas fuentes o se ha autoabastecido con el
agua de ideas puramente originales.

G
glosario: En la primera acepción que figura en el dle, queda
definido como un “catálogo de palabras oscuras o
desusadas, con definición o explicación de cada una de
ellas”. Ahora bien, llegados a este punto, y de acuerdo
con la finalidad del libro que el lector tiene entre sus
manos, nuestra intención sería que los conceptos que
aquí abordamos no cayeran en desuso, sino que, muy al
contrario, el presente apartado fuera un digno y a la vez
refrescante ejemplo de la segunda acepción del término,
que lo caracteriza como “catálogo de palabras de una
60 | Glosario de términos

misma disciplina, de un mismo campo de estudio, de una


misma obra, etcétera, definidas o comentadas”. Ahora bien,
no por el énfasis que hacemos en este aspecto mediante
estas líneas metalingüísticas dejaremos de lado la tercera
acepción, según la cual un glosario puede referirse al
“conjunto de glosas o comentarios, normalmente sobre
textos de un mismo autor”, y que bien pudiera ser el objeto
de interés de quien consulte este término.
grafía: Dice el dle que se trata del “modo de escribir o representar
los sonidos, y, en especial [del] empleo de tal letra o
tal signo ortográfico para representar un sonido dado”.
Cabe precisar que en la lengua española dos o más letras
(o grafías) pueden representar un mismo sonido, como
ocurre en el caso del fonema /k/, al que refieren las letras
c, qu, k (así, por ejemplo, en las palabras casa, queso y
kilo). Dichas correspondencias pueden cambiar, además,
en función de las variantes del español que se hablen en
determinada región geográfica. Las faltas de ortografía,
en su gran mayoría, se deben a estos desajustes entre
letras y fonemas. Por otro lado, no está de más mencionar
que el uso del sufijo -grafía es uno de los más extendidos
en nuestro idioma, y puede referir una condición de
escritura, descripción e imagen. De tal suerte, está contenido
en la denominación de muchísimas ciencias (geografía,
hidrografía, demografía, etcétera), géneros literarios
(biografía, hagiografía), conceptos relacionados con la
escritura (ortografía, tipografía, caligrafía, entre otros) o las
artes visuales (fotografía, serigrafía, litografía).
gramática: Constituye, de acuerdo con el dle, la “parte de la
lingüística que estudia los elementos de una lengua, así
como la forma en que éstos se organizan y se combinan”.
Así pues, los componentes básicos de la gramática son
la morfología (“rama que estudia la estructura de las
palabras y de sus elementos constitutivos”) y la sintaxis
(“rama que estudia el modo en que se combinan las
palabras y los grupos que éstas forman para expresar
61

significados, así como las relaciones que se establecen entre


todas esas unidades”). Algunos especialistas consideran
que la fonología, cuyo objeto de estudio es el plano de
los sonidos, tiene también su papel en ciertas reglas
gramaticales. Lo cierto es que seamos o no especialistas de
la lengua, tengamos o no idea de los más de diez tipos
de gramática que pueden aplicarse (desde la estructural
hasta la generativa, pasando por la histórica), resulta
indispensable tener nociones básicas de esta disciplina si
aspiramos a ser capaces de articular un discurso claro e
inteligible. Los aspectos más esenciales de la gramática (el
artículo, el sustantivo, el pronombre, el verbo, el adverbio,
el adjetivo, la preposición, la conjunción, la interjección)
son de obligado conocimiento incluso cuando la intención
sea transgredir sus reglas
en busca de determinado
efecto estético (como
ocurre con la figura
retórica del hipérbaton,
basada en la alteración
de la sintaxis), de lo cual
es ejemplo el popular
personaje de Yoda de la
saga cinematográfica Star
Wars, en cuyo peculiar
estilo podríamos sugerir:
“Gramática saber debes
si la fuerza y la claridad
contigo tener quieres”.
guiones: El verdadero guion (que en la última Ortografía de la
rae perdió la tilde y aún la extrañamos) es una breve raya
horizontal, a media altura de las letras minúsculas, que se
utiliza para unir y separar: unir, por ejemplo, dos nombres
propios, dos nombres de pila, dos apellidos, dos fechas;
separar palabras al final del renglón o palabras compuestas.
No debemos confundirlo con el signo menos (–), utilizado
62 | Glosario de términos

para identificar números negativos o sustracciones, ni


con la raya o guion largo (—), que se usa para introducir
un diálogo o para separar oraciones incidentales —como
podría ser ésta, que sólo sirve de ejemplo. Famoso en los
tiempos digitales es el guion bajo, que en informática sirve
para sustituir el bello espacio blanco, allí donde no puede
haberlo, como en las direcciones electrónicas.

H
hemerografía: Con base en su etimología, este término es un
neologismo formado con las siguientes raíces griegas: la
palabra “hemero” (derivada del griego hemera = día) y
el sufijo -grafía (que, como hemos visto en la definición
de este término, refiere una condición de escritura). La
hemerografía es, pues, una de las ramas de las ciencias de la
comunicación cuyo objetivo es recolectar las características
más relevantes de un documento hallado en un diario o en
una publicación periódica, como una revista. Una de sus
finalidades es elaborar reportes sobre el tipo de información
de la cual se encarga determinada publicación, o bien, la de
realizar el seguimiento de una
noticia específica. Un elemento
estrechamente emparentado con
la hemerografía es la elaboración
de fichas en las que se anotan
los detalles y la información
más trascendente del periódico
o revista consultados. Como
ocurre con la bibliografía,
las fuentes que en este sentido son mencionadas en la
elaboración de un nuevo texto deben acreditarse en un
apartado al final del mismo, para evitar dar pie a un
deshonroso titular en torno a una acusación por plagio.
63

hipótesis: En su acepción más general, según figura en el dle, se


define como una “suposición de algo posible o imposible
para sacar de ello una consecuencia”. Más específicamente,
como parte fundamental del método científico, la
hipótesis es una solución provisoria, formulada a través
de la recolección de datos, que sirve para responder de
forma alternativa a un problema. Las hipótesis son, pues,
el punto de enlace entre la teoría y la observación, y su
planteamiento guía el rumbo de una investigación que
a la larga habrá de arrojar los resultados necesarios para
determinar su validez, obteniendo, en cualquier caso, una
cuota de conocimiento respaldada por bases científicas.
En el lenguaje coloquial es sumamente común el uso
indiscriminado de este término, pero conviene tener claro
que la formulación de una hipótesis no puede producirse
por generación espontánea ni ser fruto de la casualidad,

sino que es el resultado de una fase previa de estudio y


documentación. Y para comprobar esto último no hace
falta llevar a cabo ningún experimento.
historial de exposiciones: Si de resumir una trayectoria artística
se trata, no hay quizá mejor manera de hacerlo que
mediante el historial de exposiciones, es decir, un listado
64 | Glosario de términos

de todas aquellas muestras, individuales o colectivas, en


las que el autor haya participado. Pueden ordenarse de la
más reciente a la más antigua o viceversa, pero siempre es
prudente que incluyan al menos los siguientes datos: título
de la exposición, sede, ciudad, fechas de inauguración
y cierre. Si la exposición fue itinerante, debemos desde
luego proporcionar dicha información para cada una de las
sedes. Además de exposiciones individuales y colectivas,
pueden incluir otros apartados como instalaciones,
performances o piezas realizadas in situ. En algunos casos, de
ser posible, es recomendable añadir también el nombre del
curador de la exposición (si lo hubo), el número de piezas
presentadas y, si lo amerita, fragmentos de reseñas críticas
que sean pertinentes. Lo que no es aconsejable es inflar
de manera artificial este listado con aquellas exposiciones
cuya existencia no se puede comprobar, como la que
hicimos aquella madrugada after hours en casa del antiguo
amigo cuando ya todo mundo dormía, aunque haya sido
epifánica.

I
índice(s): Quizás los índices, esa “lista ordenada de los capítulos,
artículos, materias, voces, etcétera, en él contenidos, con
indicación del lugar donde aparecen”, puedan parecer
intrascendentes, pero son en buena medida el esqueleto o,
mejor dicho, el sistema nervioso de toda publicación. Más
allá del índice de contenido,
es posible elaborar índices
de nombres, lugares, obras y
temáticos, que le permitirán
al lector localizar aquello y
sólo aquello que le interesa,
como, por ejemplo y dados los
65

hipotéticos casos, las referencias de Duchamp al ajedrez, de


Walter Benjamin al kitsch o de Robert Smithson al no-lugar.
introducción: Es sumamente sencillo pervertir una introducción
cuando se desconoce su función. Una buena introducción
debe brindar el contexto al texto, establecer las pautas del
tema que se desarrollará a continuación, exponer en forma
muy sucinta lo que encontrará una vez que se adentre en
las páginas del libro. O, si el libro aún no le pertenece y lo
encuentra abierto y sin retractilado en el estante de una
librería, saber si vale la pena gastar tantos pesos en él o
no. Una mala introducción, en cambio, es aquella que se
centra en la persona
y no en el contenido,
aquella que entrecruza
(auto)agradecimientos
y (auto)elogios y contra
la que no hay defensa
alguna, fuera de la
digna indiferencia. Que
con su pan se lo coma.
invitación: A pesar de su sencillez, o por ella misma, abundan las
invitaciones equivocadas, sean impresas o electrónicas,
compartidas en las redes sociales. Es usual que falte algún
dato esencial: la hora o la fecha de la inauguración, la
dirección correcta de la sede, el nombre o logotipo de
algún patrocinador o incluso, a posteriori, el año en que se
llevó a cabo (dato importante cuando, décadas después,
requerimos reconstruir nuestra trayectoria personal). Así
pues, necesitamos que la invitación pueda responder las
siguientes preguntas: qué, quién (uno mismo o su grupo),
cuándo (fecha completa y hora), dónde,
con el apoyo de quién y, last but not least,
si habrá coctel de cortesía. En caso de
que la duda prevalezca y desconfiemos de
nosotros mismos (algo que la humildad
recomienda), no olvidemos incluir
66 | Glosario de términos

los datos correctos de quien sí pueda informar lo que la


invitación no contesta.

J
justificación: En El arte de vivir del arte, Felipe Ehrenberg
aclara: “No se debe explicar la obra, se debe hacer un
complemento para contextuar. Toda información es
info-visual y debe de presentar invitaciones, catálogos,
tarjetas postales y lo que la imaginación proponga”. Y,
sin embargo, a pesar de la
justificada razón de nuestro
neólogo de cabecera, siempre
habrá la institución o el maestro
que solicite como requisito
indispensable la justificación
de la obra o proyecto. Ésta debe
ser honesta y sencilla, responder a nuestras motivaciones
más francas, por muy oscuras que sean, de la manera más
transparente y luminosa de la que seamos capaces. El
lenguaje críptico no ayuda, pues nos aleja del lector y lo
que debemos buscar es una comunicación llana y directa,
como si explicáramos lo que hacemos a un amigo querido
al que no hemos visto en un buen tiempo. Más es menos.

L
lectura de pruebas: La lectura de pruebas es el largo, arduo y
en ocasiones muy tedioso proceso de leer una y otra vez
los contenidos de una publicación ya puestos en página y
cuando pasaron por la corrección de estilo. Estas lecturas,
que no son nunca una sola, también tienen distintos
67

niveles. Uno es el ortotipográfico; en éste, el lector se fija


en la disposición del texto, su cuerpo e interlineado, los
cortes de palabras y sangrías, la numeración de las páginas
y sus cornisas, cuando las llevan; además, busca callejones
(las repeticiones de palabras al inicio o final de dos o más
renglones consecutivos), viudas (la línea con que finaliza
un párrafo, pero que erróneamente inicia la página o la
columna siguiente) y huérfanas (la línea que inicia un
párrafo pero queda sola al final de una página o columna,
separada de su continuación).
Otro nivel de lectura es el que se hace relacionando el
texto con las imágenes, las imágenes con sus pies, el texto
con sus notas, es decir, corroborando que los elementos de
la puesta en página sí corresponden con esa página o doble
página en particular. Y otro más es el de la lectura corrida
del texto, concentrado en el fondo y no en la forma. Las
lecturas de pruebas pueden ser muchas, pero tres deberían
bastar, cada una precedida del correspondiente cotejo que
confirme que las correcciones marcadas en la lectura previa
han sido incorporadas al texto de manera correcta.
libro: Es una obra impresa, manuscrita o pintada en un conjunto
de hojas de papel, pergamino, vitela u otro material
semejante que, encuadernadas (unidas por uno de sus
lados), forman un volumen protegido con tapas, forros o
cubiertas. Según la definición de la Unesco, un libro debe
68 | Glosario de términos

poseer cuarenta y nueve o más páginas (veinticinco hojas


o más), mientras que si tiene entre cinco y cuarenta y ocho
páginas es un folleto (entre tres y veinticuatro hojas) y si
son menos de cuatro páginas se consideran hojas sueltas
(en una o dos hojas).
lista de obra: Al igual que las cédulas de una obra en particular,
las listas de obra deben registrar la siguiente información
de cada una de las piezas incluidas, sea en una exposición
o una publicación: el autor (con su fecha y lugar de
nacimiento y muerte, si es el caso); el título (primero el
título original en cursivas, seguido, si es en otro idioma, de
su traducción al español en redondas y entre paréntesis); la
fecha de creación; la técnica; las medidas en centímetros
(y también en pulgadas, si la mirada es más ambiciosa);
el lugar donde se encuentra conservada, expuesta o
exhibida la obra: museo o colección, ciudad, o su precio,
si la intención es venderla. Toda esta información puede
organizarse de manera cronológica, alfabética, por series,
temas o técnicas o por autores, si se trata de una exposición
colectiva.
listado de abreviaturas: Incluye las siglas, los acrónimos y otras
abreviaciones que hayamos utilizado con frecuencia a lo
largo del cuerpo de texto o en alguna de sus partes, como
puede ser la lista de obra o la bibliografía.
listado de exposiciones: Véase historial de exposiciones.

M
manifiesto: Es, nos dice el dle, el “escrito en que se hace pública
una declaración de doctrinas, propósitos o programas”. Y
la definición aplica para manifiestos políticos o artísticos,
que en general parten de grupos que comparten una
visión del mundo y del arte o una voluntad de estilo.
Por lo regular, se trata de declaraciones contundentes,
69

radicales, a rajatabla. El primer manifiesto artístico fue,


posiblemente, el realista, escrito por Gustave Courbet
como introducción a su exposición individual de 1855;
tres décadas después vino Le Symbolisme, publicado en
1886 en el diario francés Le Figaro por el poeta y ensayista
Jean Moréas. A éste siguieron, a todo lo largo del siglo xx,
los manifiestos futurista, cubista, vorticista, suprematista,
dadaístas, De Stijl, surrealista, Cobra, Fluxus y, entre los
más recientes, el Dogma 95, de
los cineastas daneses Lars von
Trier y Thomas Vinterberg. En
México, destacan sin duda, los
del movimiento estridentista, y
con ellos, casi cien años después,
podemos seguir afirmando:
“¡Viva el mole de guajolote!”.
mayúsculas: En el alfabeto romano, originalmente, sólo
existían las mayúsculas, así que, por un largo tiempo,
era el único alfabeto disponible en ese mundo. Fue hasta
que aparecieron las minúsculas que aquéllas pasaron a
denominarse mayúsculas. Parecerá obvio, pero la letra
mayúscula tiene mayor tamaño que la minúscula y por lo
general una forma distinta (más recta, dado que su origen
se relaciona con el cincel y, por lo mismo, con la escultura).
Como adjetivo, se refiere a algo mayor que lo ordinario,
grandísimo, enorme: “un error
mayúsculo”. El Diccionario
panhispánico de dudas enlista
más de treinta usos para la
mayúscula inicial, entre los
principales están los nombres
propios de personas, animales
y cosas singularizadas (Juan, Rocinante); los nombres de
divinidades (Dios, Alá, Minerva); los apellidos (Álvarez,
Pérez); los sobrenombres, apodos y seudónimos (Gritón,
El Pájaro, Dr. Atl); los nombres propios geográficos (el mar
70 | Glosario de términos

Caribe, la cordillera de los Andes); los nombres de vías y


espacios urbanos (la avenida Paseo de la Reforma, la plaza
de la República); los nombres de galaxias, constelaciones,
estrellas, planetas y satélites (la Vía Láctea, Saturno); los
signos zodiacales (Tauro, Aries); los sustantivos y adjetivos
que componen el nombre de todo tipo de entidades,
edificios y monumentos (Los Pinos, el Museo Nacional de
Historia, la Universidad Nacional Autónoma de México).
En cambio, no deben usarse para los días de la semana,
los meses, las estaciones (lunes, octubre, otoño); las notas
musicales (do, re, mi); los nombres propios que se usan
como nombres comunes (un donjuán); los objetos que
llevan el nombre de su descubridor o inventor (zepelín,
braille); los vientos (el norte, el tehuano); las religiones
(animismo, judaísmo); las etnias o gentilicios (purépechas,
franceses); los tratamientos (señor, don, fray); los títulos,
cargos o nombres de dignidad (rey, papa, licenciado,
presidente, secretario). Y, muy especialmente, las
mayúsculas no deben usarse como un recurso para resaltar
o darle importancia a una voz, aunque ésta en sí misma sea
muy importante, pues gráficamente, las frases escritas por
completo en mayúsculas equivalen a gritos desaforados.
medidas: Dice el dle que son “cada una de las unidades que se
emplean para medir longitudes, áreas o volúmenes de
líquidos o áridos”. Aquí lo que nos incumbe no es si
podemos medir la vastedad del desierto, sino el orden
71

en que pondremos las longitudes de una pieza. Si es


bidimensional, se indica alto × ancho; si cuenta con tres
dimensiones, alto × ancho × profundidad (a diferencia
de otro tipo de objetos, como libros o imágenes digitales,
que se miden ancho × alto). Las dimensiones se indican
en centímetros, para los que existe el signo cm, que no
requiere plural ni punto al final y basta con que aparezca
una vez: 67 × 11 × 21 cm. Otros signos a usarse son el
de “por”, que, como notarán por el ejemplo, no es una
equis minúscula; y para una pieza cilíndrica, se emplea el
de diámetro Ø, que es una vocal de las lenguas nórdicas.
En las publicaciones en inglés, las medidas por lo general
vienen dadas en pulgadas. Si estamos traduciendo una de
estas obras (o utilizando la información que brinda), lo
mejor es hacer la conversión a centímetros (considerando
que una pulgada equivale a 2.54 cm, y un pie a 30.48 cm).
movimientos, periodos y estilos artísticos: Dentro del ámbito
que nos atañe, la acepción del dle que conviene recuperar
para emprender la caracterización de este apartado
es el de “desarrollo y propagación de una tendencia
estética”. Ahora bien, un determinado movimiento
artístico, caracterizado por una filosofía o estilo común,
se encuentra inevitablemente condicionado por la época
histórica en la que tiene lugar, de manera que es posible
ubicarlo o delimitarlo dentro de un “periodo” específico.
Así, por ejemplo, se puede hablar del “manierismo”
como movimiento o estilo artístico en el contexto del
“Renacimiento”. Conviene aclarar asimismo que el término
“estilo” puede ser bastante elástico, pues así como puede
referirse al “conjunto de características que identifican la
tendencia artística de una época”, también puede hacer
alusión al “carácter propio que da a sus obras un artista en
particular” —con el énfasis en la categoría de autor—, lo
que nos permitiría hablar del estilo de Cézanne dentro del
movimiento impresionista o del estilo de Picasso dentro
del cubismo. En lo que se refiere a la manera correcta en
72 | Glosario de términos

que se han de consignar en un texto, “las denominaciones


de movimientos artísticos y culturales llevan mayúscula
inicial sólo cuando abarcan todas o la mayor parte de
las disciplinas artísticas e identifican grandes periodos
históricos culturalmente diferenciados y anteriores al
siglo xx”. Así, por ejemplo: el Renacimiento, el Barroco,
el Neoclasicismo… Sin embargo, los especificadores de
dichos movimientos van con minúscula: el Barroco tardío,
el Romanticismo alemán, el Renacimiento temprano…
En cuanto a las denominaciones de escuelas específicas,
movimientos del siglo xx y posteriores, así como de géneros
que se dan en las distintas disciplinas artísticas, han de
escribirse con minúscula: el art nouveau, el dadaísmo, el
simbolismo, la escuela holandesa, la novela pastoril,
el cine negro, la pintura abstracta y un sinfín de términos
considerando incluso los que estén por venir, asumiendo
que, si hay una constante en la dinámica historia del arte,
es precisamente la del movimiento.

N
nota al pie: La remisión a una nota al pie de página aparece como
un número superíndice (1), un asterisco (*) u otro tipo
de signo (†) justo después de la porción de texto que la
requiere, sea una cita textual o no. A esta remisión se le
conoce como llamado. Posteriormente, en la parte inferior
de la misma página, se inserta la nota a la que remite el
número o signo. Suelen incluir referencias a la fuente o
información adicional de interés para el lector, que no se
menciona en el cuerpo de texto con el fin de no afectar la
fluidez, pero puede complementarlo o matizarlo. Se supone
que sólo aparecen cuando son necesarias, pero abundan los
textos en los que se abusa de ellas, tal vez para simular un
dominio del tema. A veces se las encuentra después de cada
73

capítulo o agrupadas al final del libro, una ubicación sin


duda incómoda para el lector.
números: Este término es uno de los que más acepciones posee en
el dle, así que nos remitiremos a las dos primeras para su
comprensión esencial, al menos desde lo que podríamos
llamar una perspectiva lingüística o semiótica. Así, cuando
definimos al número como “expresión de una cantidad
con relación a su unidad” lo abordamos desde la arista
del significado (resaltando un sentido más abstracto y
conceptual), mientras que al caracterizarlo como “signo
o conjunto de signos con que se representa el número”
enfatizamos su dimensión de significante (en su calidad de
representación concreta y perceptible). No es el caso, para
fines de este glosario, entrar en consideraciones propias de
un tratado matemático, sino aportar elementos que aclaren
la manera correcta de consignar los números en un texto
(sobre todo en apoyo a aquellos lectores que se mueven en
el campo de las artes y las humanidades y que pudieran
mirar con recelo, cuando no con franca hostilidad, a estos
signos que erróneamente pueden ser considerados como
elementos exclusivos del lenguaje de las ciencias). Así
pues, partamos de que se escribirán preferentemente con
palabras: a) los números que pueden expresarse en una
sola palabra, esto es, del cero al veintinueve, las decenas
(treinta, cuarenta, etcétera) y las centenas (cien, doscientos,
etcétera); b) los números redondos que pueden expresarse
en dos palabras (trescientos mil, dos millones, etcétera); c) los
números inferiores a cien que se expresen en dos palabras
unidas por la conjunción “y” (hasta noventa y nueve); d) en
textos no técnicos es preferible escribir con palabras los
números no excesivamente complejos referidos a unidades
de medida (veinte kilómetros); e) las fracciones, fuera de
contextos matemáticos (dos quintos de los encuestados);
por mencionar los casos más comunes. En cambio, se
escribirán con cifras: a) los que exigirían el empleo de
cuatro o más palabras en su escritura con numerales
74 | Glosario de términos

(32 423 solicitudes; más claro y de comprensión más rápida


que treinta y dos mil cuatrocientas veintitrés); b) los números
que forman parte de códigos o identificadores de cualquier
tipo (códigos postales, números telefónicos, documentos
de identidad, etcétera); c) los números que indican una
fecha (23 de septiembre de 2016); d) la numeración de las
vías urbanas y carreteras (carretera comarcal 713); e) los
números formados por una parte entera y otra decimal,
las cuales deberán ser separadas preferentemente por
puntos (el índice de natalidad es de 1.5 niños por mujer);
f) los números que aparecen en documentos técnicos y en
formulaciones matemáticas, físicas o químicas (3x = y); g)
los números referidos a unidades de medida, cuando van
seguidos del símbolo correspondiente (inauguraron una
central solar de 42 kW); h) los números que indican horas
(14:30 h, 6:00 p.m.), por mencionar también en este caso
las situaciones más habituales. Asimismo, conviene tener
en cuenta que al escribir números de más de cuatro cifras
se agruparán de tres en tres, empezando por la derecha y
separando los grupos por espacios en blanco (8 327 451).
Los números de cuatro cifras se escriben sin espacios de
separación (2458).
Mención aparte merecen los números romanos,
basados en el empleo de siete letras del alfabeto latino
a las que corresponde un valor numérico fijo. Aunque
en textos antiguos se usaban a veces letras minúsculas
para representarlos, hoy día deben escribirse siempre en
mayúsculas. Actualmente se utilizan: a) en monumentos o
lápidas conmemorativas para indicar los años (MCMXCIX
= 1999); b) para indicar los siglos (siglo xxi); c) para
indicar las dinastías en ciertas culturas (los faraones de la
XVIII dinastía); d) en las series de papas, emperadores y
reyes de igual nombre (Juan XXIII, Napoleón III); e) en la
numeración de volúmenes, tomos, partes, libros, capítulos
o cualquier otra división de una obra; f) en la denominación
de congresos, campeonatos, certámenes, etcétera
75

(XXIII Feria del Libro de Buenos Aires); g) para numerar las


páginas de secciones preliminares de una obra (prólogo,
introducción, etcétera); h) para representar el mes en la
expresión abreviada de las fechas (12-IX-1978), aunque
actualmente es más habitual emplear para ello números
arábigos.
Otro tanto se podría agregar sobre los números
ordinales, los números fraccionarios, los números
multiplicativos y la expresión de porcentajes, pero sin duda
ello nos obligaría a excedernos del número de páginas
apropiado para desarrollar una entrada de un glosario, de
manera que para más detalles se recomienda consultar
algún texto especializado (o dos o tres o cuatro, según el
grado de exhaustividad con el que se aspire a saciar esta
curiosidad).

O
objetivo: Es el fin o intento de una empresa, una labor, así, el
objetivo debe ser claro y asequible, y no producto de
ensoñaciones guajiras o de estupores mezcálicos. No
pueden ser tampoco juicios de
valor; y se expresan comenzando
con verbos en infinitivo:
analizar, catalogar, criticar,
explicar, expresar. Los hay
generales, que dan el marco
de lo que se pretende,
y específicos, los cuales
descentralizan el tema y son
partes de un todo.
oración gramatical: Es la estructura gramatical formada por
un sujeto y un predicado. Podemos definirla como la
unidad comunicativa con sentido completo, independencia
sintáctica y que termina en pausa o punto, es la expresión
76 | Glosario de términos

de un juicio o pensamiento
completo. Sujeto es la persona,
animal o quimera que realiza
la acción del verbo o del que se
dice algo. Predicado es aquello
que se dice del sujeto.
ortografía: Es el conjunto de normas que regulan la escritura
de una lengua. Nace de una convención aceptada
por una comunidad con el fin de preservar la unidad
de una determinada lengua escrita y forma parte de la
gramática normativa, que establece las reglas para el
uso correcto de las letras y los signos de puntuación. En
general, las reglas ortográficas no son necesarias para
la comprensión del texto, pero sí permiten transmitir
el mensaje de forma más clara, como nos demuestra el
consabido ejemplo del “ola k ase”, que se entiende sin
problemas, no obstante que su escritura correcta sea:
“Hola, ¿qué hace?”.

P
página legal: También llamada página de créditos. Por lo general,
se trata de una de las primeras páginas pares de un libro
(según lo define la Unesco). Allí aparece la información
reglamentaria requerida: número de la edición; título
original (si es traducción); los nombres de autores,
traductores, ilustradores, fotógrafos, diseñadores y otros
colaboradores; el copyright (con el símbolo ©, la fecha de
aparición y el nombre del propietario de los derechos
de la publicación) y el isbn (International Standard
Book Number), que codifica en trece dígitos el país de
edición, la editorial y demás características de esa edición
específica. En España, principalmente, hay editoriales que
acostumbran unir la página legal con el colofón, es decir, al
77

final del libro (véanse páginas preliminares y la página


115 de la presente edición).
páginas de cortesía: Se trata de hojas en blanco que se colocan al
principio y al final del libro. Su número varía y en general
no pasa de cuatro, tanto al principio como al final. Su vacío
minimalista puede ser llenado por todo tipo de marcas
o pegotes: las anotaciones del dueño del volumen; la
dedicatoria manuscrita del autor
o de quien obsequia el libro; el
exlibris o sello de la biblioteca
que conserva el ejemplar; la
papeleta de préstamo de la
biblioteca; la lista de compras
dictada por teléfono durante
el trayecto en el transporte
público.
páginas preliminares: Pueden incluir, aunque no
necesariamente, y por lo general en este orden: páginas
de cortesía, portadilla, contraportada, portada, página
legal, dedicatoria, agradecimientos, prefacio, presentación,
índice, prólogo, introducción, listado de abreviaturas.
pie de foto: Es un texto que aparece dispuesto, en general, bajo
una imagen, cuyo fin es brindar al lector información
precisa, no excesiva ni
insuficiente, sobre la misma.
Acompaña a la fotografía o
ilustración para identificar su
contenido (salvo que éste sea de
una suprema obviedad). Debe
ser explicativo pero no obvio,
a la fotografía de la Coatlicue
no le pondremos por pie
“Piedra tallada azteca”, sino que
proporcionaremos su nombre
y significado, sus materiales y
medidas, su datación y dónde
78 | Glosario de términos

se conserva, y, quizá, además, quién era, quiénes fueron


sus hijos, dónde, por quién y cuándo fue hallada o el
simbolismo de su representación.
plagio: En su origen latino se utilizaba para referirse al hecho de
comprar o vender como esclavos a personas libres, hoy se
refiere al uso de las ideas, la obra o las palabras de alguien
más sin acreditar su verdadero origen. Hay pues una
relación entre el uso antiguo y el contemporáneo. Y si bien
definido por el dle como “copiar en lo sustancial obras
ajenas, dándolas como propias”, es posible ser más precisos
y especificar que se considera plagio citar o parafrasear el
trabajo de otro autor sin incluir la referencia a dicho autor,
aunque esa omisión haya sido, y uno pueda jurarlo, un
mero descuido y no una trampa premeditada. Por otra
parte, cada día es más fácil detectar el plagio e incluso es
posible contratar servicios en línea que hacen el cotejo o
comparación aun con textos ocultos dentro de repositorios
de textos de paga. Desde la aparición de Internet, el plagio
se ha multiplicado de manera exponencial, pero también
han surgido herramientas anti-plagio como las siguientes
(algunas gratuitas, otras no): http://turnitin.com,
http://www.ithenticate.com y http://www.urkund.com/en/
about-urkund.
portada: Es la primera plana de los libros impresos, en la que se
consigna el título (si lo tuviera, también el subtítulo),
los nombres del autor y la editorial (y en la mayoría
de los casos su logotipo), el lugar y año de la impresión. No
va foliada, aunque pudiera ser la página uno del libro (si
no la preceden las páginas de cortesía, la portadilla
y la contraportada) y, en Occidente, está siempre a la
derecha. Las líneas de texto en esta página son unidades de
información que se presentan en forma visual, por ello no
siguen las reglas gramaticales de puntuación ni estructura
oracional. El diseñador establece una jerarquía entre los
elementos y dispone sus cuerpos, sus familias tipográficas,
el orden y la composición de la página.
79

portadilla o anteportada: Es la primera página impar impresa


tras las páginas de cortesía. Precede a la portada y
en ella sólo se presenta el título de la obra resumido, el
nombre del autor y, a veces, la colección a la que pertenece
el libro. Originalmente era una hoja de protección. Impresa
en el recto (lado delantero), en ocasiones se aprovecha su
verso o contraportada para enlistar novedades u otros
libros de la colección o del mismo autor. Dicha página no
se numera, aunque la paginación empiece secretamente
en ella.
predicado: Desde una perspectiva gramatical, el predicado
es uno de los dos componentes básicos de la oración,
junto con el sujeto. De hecho la primera acepción que
recoge el dle de este término lo define como “aquello
que se afirma del sujeto en una proposición”. La función
fundamental del predicado es “unir la acción (el verbo)
con quien la realiza (el núcleo del sujeto), utilizando para
ello una serie de complementos (directo, circunstancial,
de régimen y predicativo)”. Así, en la oración: “Juan
consulta el glosario”, Juan es el sujeto y consulta el glosario
es el predicado, la parte que nos indica la acción realizada
por el sujeto. No obstante la sencillez que pudiera sugerir
este ejemplo, la identificación del predicado se puede
complicar en casos en los que entran en juego oraciones
subordinadas, o en textos en los que una sintaxis rebuscada
pueda poner al lector en serios predicamentos.
prefacio: Aquí el autor explica las motivaciones del libro y, en
ocasiones, puede incluir los agradecimientos. Debe ir
después del prólogo y antes de la introducción (véase
páginas preliminares).
presentación: De acuerdo con la extensión de la publicación, y de
si se trata de un catálogo, folleto o libro, la presentación
puede asemejarse a un prólogo, producto del pensamiento
de algún especialista o autoridad en la materia, o tratarse de
una serie de textos autocomplacientes y elogiosos, firmados
por todo tipo de autoridades y personajes con poder, pero
80 | Glosario de términos

escritos en realidad por un negro o, como le llaman en


inglés, ghostwriter, es decir, según el dle, la “persona que
trabaja anónimamente para lucimiento y provecho de otro,
especialmente en trabajos literarios”.

prólogo: Nota elogiosa (aunque busca disimular) elaborada, en el


mejor de los casos, por una autoridad en la materia o, en
su defecto, por algún amigo afamado del autor, en lo que
se conoce como intercambio de favores. Forma parte de las
páginas preliminares.
puntuación: El dle define este término, en su segunda acepción,
como el “conjunto de signos ortográficos utilizados
para puntuar”, es decir, “para facilitar la comprensión
de un texto y señalar las relaciones sintácticas y lógicas
entre sus constituyentes o el carácter especial de algunos
fragmentos”. Los signos de puntuación son, por lo
tanto, indispensables para “marcar el final de una frase
y establecer pausas”. Los más importantes son el punto,
la coma, los dos puntos, las comillas, los paréntesis,
el punto y coma, los puntos suspensivos, el guion, los
signos de exclamación y los de interrogación. Si bien se
pueden observar variantes en el uso de la puntuación,
debido a factores como el estilo personal del autor de
un determinado texto, es importante y recomendable
considerar ciertas reglas básicas, entre las que destacamos
las siguientes: a) el punto y final se coloca al final de
un enunciado para cerrarlo; b) la coma, además de para
81

permitir el establecimiento de una enumeración, sirve


para determinar una aclaración; c) los dos puntos se deben
utilizar para introducir ciertas palabras o citas textuales de
alguien; d) el punto y coma debe emplearse para permitir
una enumeración en la que, a su vez, se incluyen comas;
e) las comillas se deben usar para enmarcar citas textuales,
o se pueden usar para destacar una palabra en otro
idioma, indicar el sentido irónico de un término o hacer
hincapié en una expresión; f) los paréntesis tienen como
función intercalar un texto dentro de otro o bien realizar
una aclaración determinada. De manera indiscutible, el
dominio del arte de la puntuación resulta fundamental
para otorgarle claridad a un discurso y facilitar su
comprensión, con lo que la correcta utilización de estos
signos le concederá al autor de un texto “muchos puntos”
ante los ojos de un agradecido lector.
puntos suspensivos: Son signos de puntuación representados
por tres puntos alineados horizontalmente en el nivel
de la línea base de escritura (…), y su función es marcar
una interrupción de la oración en un final impreciso,
dejando en suspenso un discurso. En la pronunciación
representan una pausa y una entonación suspendida. En
los textos impresos aparecen siempre pegados a la palabra
o al signo que los precede, y separados por un espacio de la
palabra o signo que los sigue (a menos que se trate de otro
signo de puntuación, como un paréntesis). Si los puntos
suspensivos cierran el enunciado, la palabra siguiente ha
de escribirse con mayúscula inicial, pero si no lo cierran,
la palabra siguiente se inicia con minúscula. Por ejemplo:
No sé si ir o no ir… No tengo… muchas ganas de salir. En lo
que respecta a su uso, destacamos los siguientes casos:
a) al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con
el mismo valor que la palabra “etcétera” (evitemos en
tal caso el uso de la misma para no ser redundantes); b)
cuando se quiere expresar que antes de lo que va a seguir
ha habido un momento de duda, temor o vacilación, o
82 | Glosario de términos

para sorprender al lector con una salida inesperada; c) para


dejar un enunciado incompleto y en suspenso; d) cuando
se reproduce una cita textual, sentencia o refrán, omitiendo
una parte bajo el entendido de que el lector sabrá
completarla; e) se escriben tres puntos dentro de paréntesis
(…) o corchetes […] cuando al transcribir literalmente un
texto se omite parte de él. Así pues, los puntos suspensivos
son un recurso expresivo que nos permite generar una gran
cantidad de efectos en un discurso, como indicar duda,
extrañeza, temor, sorpresa, sensación de infinitud… Y por
ello conviene saber utilizarlos, manejarlos, colocarlos…
Todo con tal de sacarles… el mayor provecho.

R
recursos en línea (medios y dispositivos electrónicos):
No cabe duda de que en la actualidad la información que
puede obtenerse de medios digitales, fundamentalmente
de Internet, adquiere cada vez mayor protagonismo. Por
lo tanto es recomendable conocer la manera adecuada de
consignar este tipo de referencias cuando se han utilizado
como fuentes en la elaboración de un texto. En este
sentido, el patrón básico para una referencia electrónica
es: “Apellido, Nombre del autor, Título, día, mes, año.
Dirección en Internet (url) o doi (si lo tiene)”. Así,
por ejemplo:
Alexander, Jan y Marsha A. Tate, Evaluating Web Resources,
Windener University, Wolfgram Memorial Library, s.f.
http://www.widener.edu/Wolfgram_Memorial_Library/
webevaluation/webeval.htm. Consultado el 21 de agosto
de 2001.
Por otro lado, hay que considerar algunas variantes
en función de los datos disponibles: a) si no se puede
identificar la fecha en que el documento fue publicado, ha
83

de utilizarse la abreviatura n.d. o s.f. (es decir, no date o sin


fecha); b) si no es posible identificar al autor, la referencia
ha de comenzar con el título del documento; c) si el
documento se ubica dentro de una página institucional,
como la de alguna universidad o departamento
gubernamental, se ha de citar primero el nombre de la
organización o departamento en cuestión, antes de la
dirección electrónica (como es el caso en el ejemplo
anteriormente citado). Asimismo, se recomienda corroborar
que la dirección electrónica que se menciona (url) remita
directamente a la fuente, y procurar que ésta no se corte
después de un guion o antes de un punto, y por otra parte
anotar al final de la referencia, entre paréntesis, la fecha
en que se consultó el recurso, dado que las páginas web
tienen una enorme facilidad para desaparecer de la noche
a la mañana. Por supuesto, para ahondar en este asunto, es
posible encontrar gran cantidad de información en la red
antes que en cualquier otro medio impreso.
redonda: Es la “letra de mano o de imprenta que es vertical
y circular” o que, al menos, tiende a ser vertical en la
mayoría de sus trazos, a diferencia de la cursiva, que es
inclinada. En ella está compuesta la gran mayoría de las
publicaciones actuales.
referencias bíblicas: Independientemente de las creencias
religiosas que se puedan o no tener, la importancia de la
Biblia como patrimonio cultural la hace susceptible de
ser citada en una gran variedad de textos. En cuanto a la
manera adecuada de consignar este tipo de referencias,
puede haber pequeñas diferencias dependiendo del manual
de estilo que se consulte, pero en general se respetan
tres criterios básicos: 1. primero se menciona en forma
abreviada el libro de la Biblia al cual se hace referencia
(seguido de punto); 2. a continuación se menciona el
número del capítulo (seguido de coma o punto); 3. por
último se refiere la numeración del versículo o versículos
(finalizando con punto). Así, por ejemplo: “Mt. 7, 1-15.” Lo
84 | Glosario de términos

que significa: “Mateo


capítulo 7, versículos
1 al 15”. Asimismo, en
la primera referencia
bíblica que aparezca
en un texto se debe
señalar la traducción
o versión de la Biblia
que ha sido consultada.
Por ejemplo: “De la
misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la
vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial”
(Nueva Traducción Viviente, Mt. 5, 16). Dicho esto, antes
de encomendarse a Dios para asentar correctamente una
referencia bíblica, no está de más documentarse sobre la
mejor manera de hacerlo, para lo cual será más revelador
un manual de estilo que la propia Biblia.
referencias clásicas: Aunque parecieran quedar lejanas en el
tiempo, las obras clásicas seguirán teniendo siempre una
influencia determinante en
el desarrollo de la cultura en
general y de la creación artística
en particular. Es decir, seguirán
siendo obras de referencia
y fuente de inspiración. Las
referencias a autores y obras
clásicas suelen realizarse
mediante abreviaturas en latín,
las cuales pueden consultarse
en obras como A Greek-English
Lexicon (para autores griegos),
A Latin Dictionary y el Oxford Latin Dictionary (para autores
latinos), o el Oxford Classical Dictionary para autores griegos
y latinos por igual. Por lo general, una referencia completa
de un pasaje proveniente de una obra clásica debe contener
los siguientes datos: “Nombre del autor (abreviado o
85

completo), nombre de la obra (abreviado o completo,


en latín o en español), número de libro (si la obra está
compuesta de dos o más libros, puede escribirse
con número romano o con arábigo). Número de capítulo
(en número romano con minúsculas o en número arábigo).
Número de parágrafo (siempre en arábigo)”. Así, por
ejemplo: “Cicerón, De natura deorum, I. CXXI. 44”,
referencia que podría consignarse también con otras
variantes, como: “Cic. ND. I. CXXI. 44” o “Cicerón, Sobre
la naturaleza de los dioses, I. CXXI. 44”, fórmula esta última
que es la más recomendada para textos literarios o de
divulgación. Por otro lado, es tradición que los autores
clásicos de los que se conoce sólo una obra se citen sólo por
su nombre (pues se da por sentado que se hace referencia
a la única obra de dicho autor). Independientemente de
las variantes y las particularidades que hay que tomar en
cuenta si se trata de obras en prosa o en verso, o de obras
filosóficas y teológicas, lo importante es tener claro que
este tipo de referencias se consigna de forma especial, para,
dado el caso, consultar la mejor manera de hacerlo según
las especificidades del texto al que se alude, con la consigna
de que el clásico, si es bien citado, es dos veces clásico.
referencias de figuras: Cuando un documento incluye alguna
figura, es decir, una “ilustración que acompaña a un texto
para adornarlo o explicarlo gráficamente” —según una
de las acepciones del dle para este término—, es necesario
referenciarla. La información que se debe incluir puede
variar según el manual de estilo que se consulte, pero en
general se suele mencionar fundamentalmente la autoría,
el título y la fuente. Así, por ejemplo, hay otras normas
que establecen que en dicha referencia debe señalarse la
siguiente información: “Apellido, Nombre del autor, Título
del trabajo, año. [Tipo]. Recuperado de (mencionando la
fuente de la que se obtuvo la imagen)”. De acuerdo con
dicho formato, un ejemplo válido sería:
86 | Glosario de términos

Gutiérrez, Martha, Ilustración de los sistemas difusos, 2016


[Figura]. Recuperado de http://normasapa.com.
Cuando en el cuerpo del texto se haga referencia a una
determinada ilustración reproducida en el mismo, hay que
indicar el número de figura que se le haya asignado con la
finalidad de que el lector pueda identificarla. Por ejemplo:
“La pintura de Matisse Armonía en rojo (fig. 2) subordina el
tema y las formas al color”. Así pues, es muy recomendable
tener en cuenta la necesidad de incluir este tipo de
referencias cuando en un texto se echa mano de imágenes,
con tal de evitar “desfiguros” metodológicos y editoriales.
registro: Es la superposición exacta de las distintas planchas
de impresión sobre el pliego de papel. Por lo común, se
utiliza una plancha por cada color (generalmente, en
impresión offset, son cuatro, que corresponden a cmyk
[véase fotografías y obras de arte]), por lo que la
“falta de registro” indica un desplazamiento (en ocasiones
apenas perceptible) de alguna de las planchas en la
superposición de los colores. Para mantener las planchas
o placas en registro, éstas llevan unas marcas especiales
llamadas “cruces de registro” que facilitan su colocación y
comprobación exacta. En cada proceso de impresión hay
un ligero margen de tolerancia del registro considerado
satisfactorio y que se soluciona mediante el reventado
(trapping), aunque el registro exacto es el ideal.
resumen: El dle define este término como la “exposición
resumida de un asunto o materia”, es decir, aquella que
lo reduce a “términos breves y precisos” y repetimos
abreviadamente sus aspectos esenciales. Este proceso,
en el que tiene especial importancia la capacidad de
síntesis de quien lo emprenda, se limita, pues, a citar las
“ideas más importantes” de un determinado material,
sea escrito o audiovisual, excluyendo datos irrelevantes
y sin brindar espacio a interpretaciones subjetivas. Así,
un buen resumen se distingue por su carácter objetivo y
esquemático. Se puede hablar de tres tipos de resumen: a)
87

el informativo, en el que se “abrevia un texto y el mensaje


de la comunicación”; b) el descriptivo, que “profundiza
en la estructura del escrito, con sus partes fundamentales,
fuentes y estilo”; y c) el resumen documental o abstract
(término anglosajón aceptado internacionalmente), una
variante del resumen descriptivo que suele encabezar los
artículos científicos y que refiere de manera concisa cuatro
elementos principales: el enfoque de la investigación,
los métodos empleados para la misma, los resultados
obtenidos y las principales conclusiones a las que ha dado
pie. Para resumir: todo es cuestión de explicar el bosque sin
andarse por las ramas de cada uno de sus árboles.

S
semblanza: El dle aclara que se trata del “retrato o bosquejo
biográfico de una persona”. A diferencia de la biografía,
que abunda en datos y anécdotas relativos a la historia
de vida del personaje en cuestión (a menudo ahondando
incluso en su contexto), la semblanza se concentra en
el carácter y la personalidad del individuo, ofreciendo
un perfil resumido que puede abarcar tan sólo dos o tres
párrafos. Para compensar esta brevedad, la semblanza
puede valerse de descripciones cercanas a la literatura
para sugerir sentidos que van más allá del texto, y que
con una sola frase pueden transmitir más sobre la esencia
de una persona que lo que se pudiera llegar a percibir
tras leer páginas repletas de datos. Uno de los tipos más
comunes de semblanza es la “curricular”, que reúne
datos relacionados con la experiencia profesional de una
persona. Como ocurre con el currículo o curriculum vitae,
este tipo de semblanza exige una notable capacidad de
síntesis, de manera que, una vez reunida la información
que consideramos pertinente, conviene descartar aquello
88 | Glosario de términos

que no resulte relevante. La redacción de una semblanza


requiere entonces de una mirada perspicaz para captar los
rasgos esenciales de una tercera persona (o bien de nosotros
mismos en un ejercicio de autoconocimiento), así como de
una sensibilidad especial para expresarla. En este sentido,
se podría decir que la semblanza es a la biografía lo que el
ensayo al tratado.
sinopsis: Este término procede del latín synopsis, cuyos orígenes se
remontan al griego, y se refiere al “resumen o sumario de
una obra creativa” (trátese de un libro, una película, una
obra teatral, etcétera). Al apelar a un enfoque objetivo y a
una capacidad de síntesis, la sinopsis aspira a presentar las
líneas más importantes del asunto en cuestión, dejando
de lado los detalles y ofreciendo una visión general de
manera resumida. Por lo general, la sinopsis no incluye
una visión crítica del tema o historia que pretende resumir,
sino que se guía por un mero afán informativo. Ahora bien,
la complejidad en la redacción de una sinopsis radica en
buena medida en la dosificación de la información, pues
mientras que debe ser capaz de aportar una idea general
de una trama, debe omitir detalles relativos al desenlace
o a giros sorpresivos en la misma, dejándole al lector o al
espectador la oportunidad de descubrirlos por sí mismo. A
fin de cuentas, el cometido último de una buena sinopsis es
generar expectativas, invitar al lector a que se adentre en el
texto, pero jamás ahorrarle la lectura.
sintaxis: Según el dle, la sintaxis es la “parte de la gramática que
estudia el modo en que se combinan las palabras y los
grupos que estas forman para expresar significados, así
como las relaciones que se establecen entre todas esas
unidades”. De tal suerte, la sintaxis ofrece pautas para
saber cómo “unir y relacionar palabras a fin de elaborar
oraciones y expresar conceptos de modo coherente”. Así,
por ejemplo, una de las principales reglas que establece
la sintaxis en lengua española tiene que ver con la
correspondencia entre género y número, de manera
89

que construcciones como “el escritoras y las pintor”


son inmediatamente identificadas como incorrectas y
sustituidas por una variante válida como “las escritoras y el
pintor”. Un buen conocimiento de la sintaxis nos permite
no solamente distinguir este tipo de inconsistencias en una
frase, sino que favorece nuestras posibilidades de analizarla,
reconocer sus partes y entender cómo se interrelacionan,
para así alcanzar una mejor comprensión. Además
constituye una herramienta indispensable para generar
discursos claros y comprensibles. En ocasiones, en aras
de un efecto estético, se puede recurrir a figuras retóricas
como el hipérbaton (que se basa precisamente en la
alteración de la sintaxis), pero es condición necesaria en
tales casos conocer la norma para dirigir su transgresión
en un sentido, pues de otro modo se corre el riesgo de caer
en la total ininteligibilidad. Un buen dominio de la sintaxis
favorece una expresión clara, comprensible y ordenada, sin
duda el mejor reflejo de un pensamiento con las mismas
características.

sitio web: Resulta habitual utilizar el concepto de página


web cuando en realidad uno quiere referirse a un sitio web.
Una página web es un documento adaptado para la red (es
decir, técnicamente, un documento html/xhtml accesible
mediante el protocolo http de Internet) y casi siempre
90 | Glosario de términos

forma parte de un sitio web, es decir, comparado con un


libro, éste sería el libro entero y la página sólo uno de
sus apartados. El sitio web, por lo tanto, es una colección
de páginas y los sitios, en su conjunto, forman la world
wide web. Para todo artista contemporáneo, un sitio web
propio es una oportunidad inmejorable de difusión de su
obra, su pensamiento, sus actividades o, si así lo prefiere,
sus exabruptos (véase el título Portafolio de artista de esta
misma colección).4
soporte: Es el material en cuya superficie se registra información,
sea pergamino, papel, madera, tela, muro, cinta de video,
disco compacto, la arena del desierto o, quizá, la nube. Si
hablamos de pintura, el soporte cumple la misión de portar
el fondo (la capa de preparación o imprimación) y las
capas pictóricas. El lienzo ha sido el de uso más extendido,
pues su superficie puede ser muy extensa y, sin embargo,
ser ligera de peso. Sus características, como la textura y
la absorción, varían de uno a otro y determinan el tipo
de pigmento y su tratamiento. Pero la pintura ya ha sido
declarada muerta muchas veces y, en cambio, ahora es un
término cada vez más relacionado con la existencia virtual.
Así, cuando hablamos de soporte digital, nos referimos
a información que no puede ser aprehendida de manera
directa, pues toda ella ha sido codificada de forma binaria
y no podemos distinguir si se trata de texto, imagen, video
o audio y requerimos de un dispositivo (una computadora,
por ejemplo) que medie entre nosotros y esa información a
la que queremos acceder.
subtítulo: Este título secundario se pone en ocasiones a continuación
del título. Sirve de énfasis, de complemento o incluso
como contradicción, agregando inestabilidad al título.
Subtítulos son también, desde luego, los textos que

4 Catalina Restrepo Leongómez, Portafolio de artista. Una herramienta clave para


una promoción exitosa, Ciudad de México: Fundación Javier Marín, 2017
(Puntal, 01), 92 pp.
91

aparecen en el borde inferior de la imagen cinematográfica,


pretendiendo traducir, pero en la realidad resumiendo o
simplificando el diálogo expresado en pantalla.
sujeto: En lo que se refiere al ámbito de la gramática, el sujeto
se define como “el sustantivo, pronombre o sintagma
nominal que cumple una función oracional en
concordancia obligada de persona y de número con el
verbo”. A menudo, de manera más simple, se plantea que
el sujeto es “quien realiza la acción de la oración”. Sin
embargo, si bien esto es cierto en un gran número de casos,
hay oraciones, como las pasivas, en las que el sujeto no
realiza la acción del verbo, sino que la padece. Por ejemplo,
si decimos: “La escultura fue destruida por el artista”. El
sujeto es la escultura, pero la acción de destruir la realiza el
artista. Asimismo, hay verbos que no expresan una acción
sino un estado, como en los casos “estar” o “parecer”,
que estrictamente no son “realizados” por el sujeto. Otro
tipo de situaciones en las que no es tan fácil identificar
al sujeto tienen que ver con el llamado sujeto “omitido o
tácito”. Si bien muchas veces las conjugaciones verbales
indican claramente la identidad del sujeto (como en la
oración “Leo un glosario”, donde queda claro que se trata
de la primera persona del singular, “yo”), en otros casos
las conjugaciones pueden ser ambiguas en este sentido
(como en la frase “Escribía un poema”, donde se podría
pensar en la primera persona del singular, pero también
en la tercera persona “él” o “ella”, e incluso en la forma
de cortesía “usted” de la tercera persona). Ahora bien, más
allá de estos matices,
es recomendable tener
un concepto básico
de lo que constituye
el sujeto, para así
poder distinguirlo del
predicado y saber, por
ejemplo, que no se
92 | Glosario de términos

escribe coma entre ambas partes, a menos que haya un


inciso (“Fortunata, la rival de Jacinta, entrega a su hijo
antes de morir”), vocativo (“Juan, ven acá”) o similar. Todo
esto nos permitirá elaborar frases con un mínimo rigor
sintáctico, que las haga comprensibles y que nos libre de
ser “sujetos de burla” para los expertos en gramática.

T
técnica: Este término proviene del vocablo de raíz griega téchne,
que se puede traducir como “arte” o “ciencia”. Sirve para
describir un tipo de acciones regidas por normas o por un
cierto protocolo con la finalidad de llegar a un resultado
específico, ya sea a nivel científico, tecnológico, artístico
o de cualquier otro campo. En pocas palabras, la técnica
puede ser entendida, tal y como la define una de las
acepciones del dle, como un “conjunto de procedimientos
y recursos”. Desde una perspectiva histórica, se puede
decir que el desarrollo de la técnica es fruto de la necesidad
del hombre de modificar su entorno, lo que nos permite
considerarlo como un concepto dinámico, susceptible de
innovaciones, pese a que al mismo tiempo su continuidad
responde a la repetición de patrones y procedimientos a
lo largo de la historia. La técnica es, pues, como el propio
lenguaje, uno de los componentes de la cultura en los
que mejor se puede apreciar la dialéctica entre lo viejo
y lo nuevo, según la cual no puede haber tradición sin
invención ni invención sin tradición.
términos teológicos: Si bien no hay una serie de reglas
establecidas respecto a la correcta escritura de los términos
relacionados con la teología o la religión, cabe señalar
que en los textos que se refieren a imágenes, objetos
o asuntos de carácter religioso, se suelen escribir en
mayúscula los términos teológicos de la tradición cristiana.
93

Así, por ejemplo: Apóstoles,


Arcángel Gabriel, el Bautista,
la Crucifixión, Dios Padre, el
Evangelio, el Cielo, la Sagrada
Comunión, la Inmaculada
Concepción, la Madre de
Dios, el Pecado Original, las
Virtudes y los Vicios, etcétera.
Sin embargo, en otro casos, se escriben sólo en mayúscula
los términos teológicos que formalmente fungen como
nombres, dejando en minúsculas aquellos de carácter
genérico. Por ejemplo: arcángeles, nacimiento y muerte
de Cristo, comunión, discípulos, sacramento. Así pues,
ante la falta de convenciones
claras para la escritura de este
tipo de términos, lo que parece
imponerse es la división entre
el ámbito profano de la palabra
humana y la esfera sagrada de
la palabra divina: al corrector lo
que es del corrector y a Dios
lo que es de Dios.
tipografía: Desde una perspectiva etimológica, este término
procede de la unión de tres componentes de raíz griega: el
vocablo tipos que significa “molde”, el concepto graphos
que puede traducirse como “escribir o grabar” y el sufijo
-ia que es equivalente a “cualidad o acción”. Se conoce
pues, como tipografía, a la “destreza, el oficio y la industria
de la elección y el uso de tipos” (las letras diseñadas con
unidad de estilo) para desarrollar una labor de impresión.
El tipógrafo Stanley Morison elaboró, por su parte, una
definición que pone especial énfasis en la finalidad del
trabajo tipográfico, resaltando el papel del lector como
su destinatario final. La definía como el “arte de disponer
correctamente el material de imprimir, de acuerdo con
un propósito específico: el de colocar las letras, repartir
94 | Glosario de términos

el espacio y organizar los tipos con vistas a prestar al


lector la máxima ayuda para la comprensión del texto
verbalmente”. Resulta imposible dar cuenta en un glosario
de todos los aspectos que intervienen en el proceso
tipográfico, por no hablar de su evolución a lo largo de la
historia, que hoy día registra importantes cambios con
la irrupción de la tipografía digital, la cual ha ampliado
en gran medida la gama de tipos (también llamados
incorrectamente “fuente”, por influencia del inglés). Sin
embargo, a grandes rasgos se puede hablar de cuatro ramas
o divisiones en este arte: a) la microtipografía o tipografía
del detalle, que se centra en el interlineado, el interletrado
y la marca visual; b) la macrotipografía, especializada en el
tipo, el estilo y cuerpo de los símbolos; c) la tipografía de
edición, vinculada con las propiedades normativas de las
familias de tipos, y d) la tipografía creativa, que explora las
formas gráficas más allá de la finalidad lingüística de los
símbolos. En última instancia, lo cierto es que la tipografía
constituye un vastísimo campo del cual no somos del
todo conscientes cuanto estamos ante un texto, y que
sin duda condiciona más de lo que pudiéramos imaginar
nuestra experiencia de lectura, al influir directamente en el
vestuario, más o menos seductor, que lucirán las palabras al
desfilar ante nuestros ojos.
título: Curiosamente, el dle lo define como “palabra o frase con
que se da a conocer el nombre o asunto de una obra o de
cada una de las partes o divisiones de un escrito”, pero
no considera a otro tipo de obras artísticas, sean visuales,
cinematográficas o musicales. Y, sin embargo, sabemos que
a las piezas expuestas en museos, galerías u otros espacios,
también las acompaña una palabra o un conjunto de
palabras con el que se da a conocer el nombre o asunto de
la obra (si bien, más que en la literatura, abundan las obras
sin título). El título responde a las reglas ortográficas de
la lengua en que está dado; si en inglés, con abundancia
de mayúsculas; si en alemán, con mayúscula inicial en
95

cada sustantivo; si
en español, sólo con
mayúsculas al inicio y
allí donde, dado el caso,
incluya un nombre
propio: Las señoritas
de Aviñón o The Young
Ladies of Avignon. Los
títulos por lo general se
escriben en cursivas,
no entrecomillados,
salvo excepciones como
las que pueden leerse en las entradas siguientes.
títulos de exposiciones: Tradicionalmente los títulos de las
exposiciones se escribían de redondo y con mayúsculas,
como podían ser el Salon des Refusés, la Segunda
Exposición de la Academia de San Carlos o la Exposición
Internacional del Surrealismo. Más tarde, cuando los títulos
comenzaron a dejar de ser meramente descriptivos, se
pusieron entre comillas: “Cotton Pickers”, “Im Spazio”. En
fechas recientes, quizá porque abundan los títulos extensos
o porque en ocasiones el conjunto de la exposición se
concibe como una obra en sí, es cada vez más frecuente
que se escriban en cursivas. Sin embargo, tal vez sea mejor
mantenerlos entrecomillados para conservar la distinción
de los títulos de las obras individuales.
títulos de obras: Los títulos de obras totales se ponen siempre en
cursivas nunca entre comillas, sean obras escritas (libros,
revistas, folletos, etcétera) o los nombres de pinturas,
esculturas, obras dancísticas, fotográficas, musicales,
etcétera, por ejemplo: Farebeuf; El laberinto de la soledad;
Los mil y un años de la lengua española; La divina comedia;
La Victoria de Samotracia; Señor de Papantla; Les animaux
de la ferme; Preludio a la siesta de un fauno; El paraíso de los
ahogados. En cambio, los títulos de obras que se considera
que constituyen parte de una obra mayor, como sería
96 | Glosario de términos

el caso de poemas o canciones, sí se escriben en letras


redondas y entre comillas, por ejemplo: “El sermón del
fuego”, “La muerte se escribe sola”, “Soneto 116” o “Llegó
borracho el borracho”, “El andariego”, “Mr. Tambourine
Man”, “Dazed and Confused”. Por su parte, los nombres
de los libros de la Biblia se escriben también con redondas
pero sin comillas: Génesis, Deuteronomio, Cantar de los
Cantares, Evangelio según san Mateo, Apocalipsis, etcétera,
así como los nombres de otros libros sagrados: Corán,
Popol Vuh, Principia Discordia, Talmud, entre otros.

V
verbo: En el principio era el verbo, dice san Juan, pero en gramática
es el núcleo del predicado y ocupa un lugar central en la
oración, por lo común después del sujeto. Verbos son las
palabras que expresan acciones o movimientos, procesos,
estados, condiciones o existencias que afectan al sujeto, es
decir, a las personas o las cosas; tienen variación de tiempo,
modo, voz, género, número y persona.
97

versalitas: Se llama así a las letras mayúsculas cuyo tamaño es


similar al de las minúsculas. Su nombre es diminutivo del
de las letras versales (o mayúsculas) utilizadas para iniciar
cada verso en la composición poética. Las versalitas se
usan para desplegar textos escritos originalmente sólo en
mayúsculas, y cuya lectura, de ser muy extensa, puede ser
tediosa o molesta para el lector; para los números romanos
cuando éstos expresan siglos (siglo xviii), pero no en los
nombres de reyes, papas y otras rancias figuras de poder
(Felipe VI, Isabel II), y para las distintas siglas, cada vez más
usadas en un mundo acelerado y empequeñecido (véase
abreviaciones).
Bibliografía comentada

Alonso, Martín, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la


lengua española (siglos xii al xx). Etimológico, tecnológico, regional e
hispanoamericano [1958], 3 tomos, Madrid: Aguilar, 1991.
Obra monumental que recoge muchísimas más palabras que el
Diccionario de la lengua española y explica sus significados, evolución y
acepciones en distintas épocas a partir de más de 1 500 autores.

American Psychological Association (apa): http://www.apastyle.org/index.aspx?_ga


=1.160623613.1347428359.1476143225.
El sistema de referencias de la Asociación Psicológica de Estados
Unidos se basa en el binomio autor / fecha, es decir, que es a partir
del autor y de la fecha de publicación que se identifica una obra
específica.

Bringhurst, Robert, Los elementos del estilo tipográfico, Ciudad de México: Libraria /
Fondo de Cultura Económica, 2008 (Libros sobre libros), 445 pp.
Una completísima historia de la tipografía y un estupendo
manual para la creación tipográfica y el diseño editorial que
Hermann Zapf predijo se convertiría en la biblia de los tipógrafos.

Buen Unna, Jorge de, Manual de diseño editorial, 3ª. ed., Gijón: Trea, 2008, 694 pp.
A este manual, el título se le ha ido quedando corto con cada
nueva edición y abarca desde un análisis del texto como medio
de comunicación hasta cuestiones de oftalmología y optometría,
pasando por estudiar la lectura y la legibilidad, las letras y sus
variaciones, el papel, la ortografía o cómo abordar proyectos
editoriales.
100 | Bibliografía comentada

Darnton, Robert, Las razones del libro. Futuro, presente y pasado, traducción de
Roger García Lenberg, Madrid: Trama Editorial, 2010 (Tipos
móviles, 8), 204 pp.
“Este es un libro sobre los libros y una descarada apología del
pasado, presente y futuro de la letra impresa. Su objetivo principal
es plantear un debate sobre el lugar que deben ocupar los libros en
el entorno digital”, explica su autor, director de la Biblioteca de la
Universidad de Harvard y creador del proyecto Gutenberg-e.

Diccionario de la lengua española (dle) de la Real Academia Española:


http://dle.rae.es/?w=diccionario.
El Diccionario de la lengua española es el diccionario de referencia
y consulta del español y la obra lexicográfica académica por
excelencia. En él colaboraron todas las academias con el propósito
de recoger el léxico general utilizado en los países hispanohablantes,
a los que, de manera natural, está dirigido. Desde 1780, se han
publicado veintitrés ediciones de la obra. La más reciente salió de
imprenta en octubre de 2014 y se encuentra disponible en línea
desde 2015.

Diccionario panhispánico de dudas, Madrid / Bogotá: Real Academia Española /


Asociación de Academias de la Lengua Española, 2005, 833 pp.
El Diccionario panhispánico de dudas (dpd) fue también elaborado por
consenso de todas las academias y pretende responder, desde la norma
culta actual, las dudas lingüísticas más habituales (ortográficas, léxicas
y gramaticales) que plantea el uso del español a sus hablantes.

Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de México [1964], 6ª. ed., 4


tomos, Ciudad de México: Porrúa, 1995.
Una de las últimas grandes obras de referencia realizadas en
México a la usanza pre-internética, dirigida en sus primeras dos
ediciones por Ángel María Garibay K. y esta sexta y última por
Miguel León-Portilla. Todo lo que incluye (“hechos consumados”)
está relacionado con México, y aunque a los nacidos en este milenio
pueda parecer una obra añeja y caduca, no lo es de ninguna manera,
y la prueba está en cuantas obras posteriores, impresas o digitales,
siguen abrevando en ella.

Fundéu. Buscador urgente de dudas: http://www.fundeu.es/


La intención del sitio web de la Fundación del Español Urgente
(Fundéu), en la que participan la agencia efe y la Real Academia
Española, es resolver dudas urgentes que podamos tener quienes
hablamos y escribimos en español. Resulta especialmente útil para
quienes laboran en los medios de comunicación. Cuenta también
101

con distintos micrositios, un aplicación gratuita para dispositivos


móviles, así como con guías y glosarios de diversos temas (instrumentos
musicales del mundo o palabras de la Semana Santa, por ejemplo) en
formato pdf descargables.

Guía de estilo de la Association of Art Editors de Estados Unidos:


https://artedit.org/style-guide.php.
Una utilísima guía de estilo pensada para los autores de textos
sobre arte y para los editores de dichos textos. Pretende, como este
glosario, brindar lineamientos respecto a la escritura en este campo.
Quizá algún día nuestro país cuente con una asociación similar en
este ámbito anfibio que es la edición de arte.

Libro de estilo El País, 20ª. ed., Madrid: El País, 2007, 677 pp.
La más reciente edición de este libro de estilo —nacido en un
primer momento para uniformar los textos de quienes laboraban
en el diario que le da nombre— data de 2014 e incluye ya muchos
de los tecnicismos y anglicismos que en los últimos años han
inundado nuestra lengua. Muy útil sobre todo para el ámbito de
la comunicación y el periodismo (especialmente si uno radica o ha
nacido en España, pues aún no refleja a la mayoría de los hablantes
del español, los americanos).

Milla, Antonio, Manual de estilo de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá:


Universidad Externado de Colombia, 2003, 231 pp.
Breve y conciso, este manual de estilo de una universidad
colombiana permite resolver rápidamente las dudas más frecuentes
en la edición académica, aunque, desde luego, hay secciones que
responden sólo a sus lineamientos internos.

Modern Language Association (mla): https://www.mla.org/MLA-Style.


El sistema de referencias de la Asociación de la Lengua Moderna se
utiliza sobre todo para la redacción de textos académicos, en especial
en las esferas de las artes y las humanidades. En el verano de 2016 vio
la luz su octava edición.

Moliner, María, Diccionario de uso del español, 2 tomos, Madrid: Gredos, 1992.
Este diccionario fue la obra de vida de su autora, quien lo inició en
1952. Agrupa las palabras etimológicamente e indica las relaciones
entre ellas. Es la biblia de los escritores en nuestra lengua. Sin
embargo, sólo las ediciones previas a 1998 son obra exclusiva de la
lexicógrafa española, pues ese año la editorial decidió actualizarla y
fue demandada por los herederos. Resuelto el litigio en 2007, circula a
partir de ese año una tercera versión aún más revisada.
102 | Bibliografía comentada

Nueva gramática de la lengua española. Manual, Madrid / México: Real Academia


Española / Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010,
993 pp. http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/buscar.cgi.
La Nueva gramática de la lengua española sustituye a la anterior
gramática académica, publicada en 1931, y es una obra consensuada
por todas las academias de la lengua, por lo que recoge las
modalidades de todos los países de habla española y distingue entre
el “español general” (común a todos los hispanohablantes) y los
“españoles específicos”, y ya no entre “el español” (de España) y sus
“variantes”.

Ortografía de la lengua española, Madrid / México: Real Academia Española/


Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010, 745 pp.
http://aplica.rae.es/orweb/cgi-bin/buscar.cgi.
La primera edición de la Orthographia apareció en 1741. La
edición más reciente, de 2010, es la Ortografía de la lengua española,
la cual, aunque consensuada por todas las academias de la lengua
española, desató una fuerte polémica cuyos ecos continúan e incluso
hubo quien se declaró en rebeldía contra ella en ese momento, entre
otras razones porque decretó la desaparición de la ch y la ll, por la
eliminación de la tilde en monosílabos con diptongo ortográfico
(como guion y truhan) y por cambiar los nombres de algunas letras
(una norma que, ante las protestas, terminó en mera recomendación).

Sharpe, Leslie T. e Irene Gunther, Manual de edición literaria y no literaria,


traducción de Gabriela Ubaldini, Ciudad de México: Libraria / Fondo
de Cultura Económica, 2005 (Libros sobre libros), 185 pp.
Un muy ameno y útil manual para quien desee iniciarse en las
artes de la edición o incluso para quien ya domina el oficio. Aborda
las funciones y características de la edición de muy distintos libros,
desde infantiles hasta académicos.

The Chicago Manual of Style, 16ª. ed., Chicago / Londres: The University of
Chicago Press, 2010, 1066 pp. http://www.chicagomanualofstyle.org/
home.html.
Su propio lema o subtítulo lo dice, se trata de la guía esencial
para escritores y editores. Es una guía muy completa y perfectamente
estructurada que va en su decimosexta edición. Lástima que buena
parte de sus lineamientos no podamos aplicarlos por estar pensados
para la lengua inglesa (o lástima, más bien, que no exista algo
similar para nuestra lengua).

Universidad de Harvard: http://libweb.anglia.ac.uk/referencing/files/Harvard_


referencing_2016.pdf.
103

El sistema de citación de la Universidad de Harvard es muy


similar al de la apa y recomendado en el área de las humanidades.
Por razones que desconocemos, es más usado en el Reino Unido y
Australia que de este lado del Atlántico, donde se creó. El pdf referido
aquí fue elaborado por la biblioteca de la Anglia Ruskin University, en
Cambridge, Inglaterra.

Zavala Ruiz, Roberto, El libro y sus orillas, Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 2012 (Libros sobre libros), 429 pp.
Obra ya clásica, editada originalmente por la unam en 1991, sigue
siendo referencia obligada en muchos temas (tipografía, composición,
redacción, ortografía, traducción, corrección), pero ha sido ampliada
para abarcar otros más debatidos en tiempos recientes (medios de
comunicación, nuevas tecnologías).
Epílogo:
ediciones de arte u otra cosa

S
i editar sigue siendo un hacer, un oficio que elegimos tal vez
por casualidad, si bien una casualidad buscada, es a partir de
la experiencia como actores en la elaboración y producción
de los libros de arte en México que se vuelve imposible evitar
“hacernos de palabras” para construir una memoria de lo que
este trabajo nos ha dejado atestiguar en el camino del quehacer
editorial. Omitir este relato sería turbio si contenemos el impulso
de comunicar el continuo placer agónico de la profesión que
escogimos. Es por lo tanto subjetivo y teñido un tanto de nostalgia,
a veces de pesadumbre, otras de orgullo, las menos de un leve
rencor. Intentaremos, a partir de ellos, definir las dificultades
particulares que enfrentan las ediciones de arte en México y, por
el otro, comenzar a esbozar una historia de la edición de arte en el
país a lo largo de las últimas décadas, una historia que, de entrada,
refleja también la de su vida artística y cultural y, por extensión,
su vida social y política: la relación entre Estado e iniciativa
privada, el adelgazamiento del propio Estado y el crecimiento
de los monopolios (abiertos o disfrazados), la voraz entrada de
la globalización y de sus instrumentos (como el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte y su puesta en vigor simultánea
a la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional), el
papel desempeñado por el arte contemporáneo y su crítica en
estos procesos o el desarrollo del diseño editorial y de los procesos
106 | Epílogo: ediciones de arte u otra cosa

técnicos que conforman la edición, incluso refleja la corrupción,


los espaldarazos y la cooptación, por ejemplo. Para empezar,
intentaremos trazar algunas definiciones y hacer un poco de
historia, antes de abordar varias dificultades que se presentan en las
ediciones de arte en México.
Un editor es, antes que nada, un mediador: entre quienes crean
el contenido del libro y quienes lo leerán, entre su concepción ideal
y su realidad, entre el conocimiento enciclopédico de algunos y
su capacidad para expresarlo, entre quienes están interesados en
producirlo o financiarlo y quienes desean adquirirlo y conservarlo.
Y el editor de arte, durante esa mediación, o debido a esa mediación,
trata con todas las partes, todos los egos: desde el coleccionista,
el director de un museo o el artista en todas sus variantes (del
ermitaño al protagonista) hasta el más modesto prensista o
distribuidor de papel. El editor es así partícipe y testigo directo y
privilegiado de cómo las decisiones de unos afectan los horarios de
trabajo de los otros, de cómo la experiencia y las soluciones calladas
de unos salvan la inversión de los otros, de un proceso que se da
simultáneamente en muchos niveles y con repercusiones en todas
direcciones (y mucho más allá del mero producto). La labor del
editor es de bajo perfil, similar a la de los antiguos “cácaros” de las
salas de cine. Es decir, si realiza su trabajo de manera ordenada y
correcta, si las erratas no abundan, si no hay saltos en los textos,
si los pies corresponden a las imágenes y las notas a sus llamados, si
la edición es, en suma, digna (nunca perfecta), su presencia pasa
inadvertida. Pero si insiste en un error, si alguna obra aparece de
cabeza o un par de páginas no han sido foliadas, si la bibliografía
no incluye todo lo citado o si el descuido es notable y notorio,
entonces, como cuando el proyeccionista ponía el tercer rollo antes
que el segundo, o cuando la cinta empezaba a chamuscarse, la
imagen aparecía cortada o el ritmo era muy rápido o excesivamente
lento, entonces comienza la rechifla, se nota su presencia. Es decir,
la labor de un editor reside en su ausencia.
Los libros y catálogos de arte se cuecen aparte. Poseen su
propio lenguaje, su propia dinámica, sus propias luchas de egos
y poderes. Casi siempre ligados a una fecha muy precisa, la de la
107

inauguración de la exposición, no son un maratón como la edición


de enciclopedias, pero sí una carrera corta a campo traviesa. Son
además lo que queda, lo que permanece, el registro de la obra
de un creador en un momento dado. Y esa obra debe traducirse de
la mejor manera posible —en los textos, las reproducciones, el
objeto mismo— en un libro. Pero la mejor manera posible no
es la misma para el artista, para el patrocinador, para el curador
o el investigador, para el editor o incluso para el impresor
(acostumbrado muchas veces a los colores vivos de la propaganda
comercial y no a los tonos fúnebres de la obra de algún videasta
contemporáneo). Está también un lenguaje, muchos lenguajes, en
proceso de definición: abundan los anglicismos (como en otra
época los galicismos), las citas de los autores más oscuros, o las
referencias a las personalidades más peculiares, a las invenciones
más recientes, a las creaciones más polémicas. Hay entonces un
estira y afloja constante entre los distintos egos, entre delimitar
o ser subjetivos, y no sabemos de un caso en que todas las partes
quedaran plenamente satisfechas. Pero por eso mismo hay algo
intensamente estimulante en la edición de catálogos de arte,
en especial de arte contemporáneo: la posibilidad, a veces, de
improvisar o de darle a la edición un enfoque creativo, abierto, de
estar participando en la creación de una obra aparte, original.
Pero cuando hablamos, desde México, de ediciones de arte,
¿de qué estamos hablando? ¿De catálogos de exposiciones, de libros
de artista, de libros sobre arte de venta masiva o de libros sobre
arte de corte académico? ¿O hablamos de carpetas de grabado, de
fotolibros, de lo que se ha dado en llamar múltiples? ¿Hablamos
de tirajes masivos o hablamos de ediciones limitadas, en ocasiones de
un solo ejemplar, irrepetible? ¿Hablamos de miniaturas artesanales
en papel de reúso o de libros de gran formato, impresos en papeles
satinados, de los que los angloparlantes llaman coffee table books?
¿Hablamos de crítica y teoría, de elucubraciones extensas y
complejas o de tributos, alabanzas y retrospectivas?, ¿de la difusión
impresa de las manifestaciones de la cultura nacional por parte de
las instituciones estatales o del encumbramiento fomentado
de ciertos artistas por parte de las fundaciones privadas que los
108 | Epílogo: ediciones de arte u otra cosa

coleccionan?, ¿de grandes presupuestos o de ediciones dignas y


modestas?, ¿de diseño editorial arriesgado o de tradición y rancio
conservadurismo? Pues bien, hablamos de todo ello y más aún: de
libros en los que participan artistas, curadores, editores, traductores,
fotógrafos, diseñadores, correctores, impresores; de obras concebidas
y creadas en México, montadas y fotografiadas en Europa, de textos
escritos en Brasil o Sudáfrica, papeles fabricados en Finlandia, libros
impresos en China o Colombia o en un barco en altamar para evadir
impuestos y reducir costes; o de libros de páginas circulares de papel
hecho a mano en un lavadero de azotea que son la obra en sí, única.
Englobamos todo ello y más, pues las ediciones de arte son un
mundo tan variado y complejo como el arte mismo, y que no es,
ni ha sido, un mundo estático, sino en constante cambio. Y sin
embargo, cuando pensamos en ediciones de arte por lo común nos
viene a la mente un tipo de libro, grande y llamativo, lujoso, caro,
que compite con ediciones similares en las mesas de las tiendas de
los museos, que no está pensado para entrar en los estantes de los
libreros, y que en general está dedicado, por otro lado, a alguna
disciplina de las artes visuales, no a la danza ni el teatro (quizá sí a
su fotografía), mucho menos a la música o a la literatura.

Los sellos editoriales, su creación


Hace más o menos un cuarto de siglo, las ediciones de arte en
México aparentaban ser un mundo pequeño, casi familiar, habitado
por un manojo de diseñadores editoriales (casi todos formados
en la ya mítica Imprenta Madero con Vicente Rojo, heredero a su
vez del exiliado manchego Miguel Prieto), unos cuantos editores y
correctores (que en su mayoría vivían de otro tipo de libros), pocos
fotógrafos, y sólo un par de imprentas parecían interesarse en buscar
el matiz preciso, los tonos justos, de alguna obra pictórica. Casi
nadie pensaba aún en imprimir en el extranjero, y sólo unos pocos
libros llegaban de fuera, a Sanborns, a las librerías alemana o italiana
o a la American Book Store, en general de decoración o ediciones en
inglés dedicadas a las haciendas de México, por ejemplo. Existían,
desde luego, las publicaciones del Instituto de Investigaciones
Estéticas de la unam y unas pocas más también de tipo académico.
109

La mayoría de los catálogos se debía a los museos e instituciones


públicas, que rascaban sus de por sí polvorientas arcas para dejar
constancia de la exposición de algún artista, sobre cierta época
o una determinada conexión espacial o temporal entre obras.
Las galerías realizaban su labor editorial, más bien modesta, sin
pretensiones.
Pero hacía unos pocos años que un gran cambio había
comenzado a gestarse por debajo: la participación en distintos
niveles de la iniciativa privada en la vida cultural del país. Algunos
bancos, como Comermex, publicaban un libro al año para obsequiar
en Navidad, Fomento Cultural Banamex era ya la decana de las
fundaciones privadas (fundada en 1971, pasó a manos del Estado
entre 1982 y 1991, cuando la banca volvió a ser privatizada) y
Televisa había creado tras el Mundial de Futbol su Centro Cultural /
Arte Contemporáneo (cc / ac, en noviembre de 1986), después de
haber manejado junto con el Grupo Alfa, por un lustro, el Museo
Tamayo (1981-1986). Aun así, muy pocos museos tenían algún
patronato que los financiara y seguían dependiendo, en gran
medida, del presupuesto estatal. Vendría entonces la nueva época de
la revista Artes de México (septiembre de 1988), y otras revistas como
Saber Ver (publicada por el cc / ac a partir de 1991) y Poliéster (1992),
museos como el Marco de Monterrey —que abrió sus puertas con
esa enorme exposición titulada Mito y magia en América: los ochenta
(junio de 1991) y con un catálogo proporcional al tamaño de la
muestra— y el Maco de Oaxaca (1992); también exposiciones como
México: esplendores de 30 siglos, presentada en el moma en 1992. Era el
sexenio de Carlos Salinas de Gortari (su hermana Adriana fundaría
por entonces la editorial Grupo Azabache, dedicada también a los
libros de arte), la tutela del Estado comenzaba a menguar (o, podría
decirse, a encaminarse de otro modo, pues en 1988 nació el
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y un año más tarde
el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) y la globalización
mostraba ya sus rostros, el amable y el insaciable. Con altibajos,
según el sexenio o la crisis en curso, ese cambio no se ha detenido
y hoy no existe prácticamente museo público que no cuente con
un grupo de Amigos del Museo, ni empresa (desde las de jugos,
110 | Epílogo: ediciones de arte u otra cosa

electrodomésticos o tiendas de autoservicio hasta los bancos,


televisoras y telefónicas) que no haya creado alguna fundación,
una sala de exposiciones o por lo menos costeado algunas
publicaciones, que buscan vencer en ostentación y derroche a las de
sus contrapartes trasnacionales. Incluso estuvimos cerca de contar
con una sede (¿una sucursal?, ¿una franquicia?) del Guggenheim
en Guadalajara. Hoy existen algunas editoriales dedicadas casi
exclusivamente a la producción de libros de arte, como RM, Turner,
Arquine o Artes de México, y algunas de ellas son incluso pequeñas,
como Trilce, Alias, Ediciones mp, Ediciones Acapulco, entre muchas
otras que se van encendiendo y subsisten. Hoy, además, algunos
artistas, como Frida Kahlo, son ya marcas registradas. Y en el mismo
sentido, el arte contemporáneo ha pasado de ser la cenicienta de la
familia a convertirse en el rock star del circuito internacional. Casi
no hay artista vivo que no anhele desde el momento mismo en que
concibe una obra o exposición un gran catálogo que lo inserte en
el mainstream (o en sus márgenes, que a estas alturas difícilmente
se distinguen). Y así como se diversificaron y multiplicaron los
patrocinios y financiamientos (y el dinero, bien o mal habido,
dedicado a estos menesteres), también lo hicieron las imprentas
interesadas, los estudios y talleres de diseño y fotografía, las
especializaciones universitarias en diseño editorial, los curadores
metidos a editores.

Trances editoriales: el mundo de la producción


En estos años, con este proceso de diversificación, pero sobre
todo de privatización, se han sumado nuevas dificultades a la
edición de libros de arte: comunicarse con algún impresor asiático
cuando uno no habla mandarín y él no conoce ni la luz del
altiplano ni los colores que utilizaba Luis Barragán; convencer a
algún artista de que mantenga una sana distancia con la producción
del libro o a algún diseñador (en el peor de los casos inflado por sus
relaciones personales) para que contenga sus ansias protagónicas;
explicar a algún curador foráneo las reglas gramaticales castellanas,
o lidiar con las imágenes en baja resolución extraídas de un video
digital e intentar inútilmente convertir sus tres colores básicos en
111

una aceptable cuatricromía. Entre los trances de la edición de libros


de arte, además de estas dificultades, hay tres que quizá ya existían,
pero que se han acrecentado durante las últimas dos décadas y
media, obstaculizando, a nuestro parecer, la buena marcha de la
producción de estos libros.
Uno es el espejismo que hace creer a muchos artistas, curadores
e incluso diseñadores editoriales que el libro es más que el registro
que queda de una exposición y que debe ser calca fiel de la misma.
Esto lo entendemos como una cierta falta de respeto hacia el libro
en sí, como objeto, en su contenido y como continente. Pretenden
hacer caso omiso del traslado de una obra a su reproducción
impresa (como si ojear un libro fuera una experiencia idéntica a
observar una pieza de forma directa). Pareciera elemental, pero con
mayor frecuencia de lo deseable hay que recalcar que este traslado
supone varias etapas de mediatización de la pieza y de los materiales
con los que fue elaborada, que pasa por la iluminación de la sala y
el ojo del fotógrafo, por el equipo de éste (quizá más aún ahora que
predominan las cámaras digitales y las analógicas entraron en la
obsolescencia), por los diversos formatos de los archivos digitales,
por la diferencia de escalas entre la obra y su imagen (no digamos
si la obra es tridimensional o está conformada por imágenes en
movimiento), por las tintas que emplea cada imprenta y los grados
de saturación del papel, sin dejar de mencionar todos los humanos
errores que podemos cometer quienes participamos en la edición.
Este espejismo, al igual que el sueño de la razón de Goya,
produce monstruos (como insinuábamos antes, no imaginamos
nada más desafortunado que un libro sobre video en el que las
pobres imágenes extraídas se amplíen a página completa como si se
tratara de pintura de gran formato) y desaprovecha las posibilidades
que brindan el libro y cinco siglos y medio de historia de la
imprenta. Este espejismo se ha acentuado a medida que el entorno
a su alrededor ha ido dejando atrás su edad de la inocencia, su
amateurismo (en el sentido digamos primigenio del término) y que
ha descubierto que el dinero invertido en arte es mucho, tanto
que incluso se derrama en sus productos derivados o secundarios,
como los libros. Este espejismo entorpece la buena planeación de la
112 | Epílogo: ediciones de arte u otra cosa

publicación como tal, lo que nos lleva al segundo de los tres trances
que queremos destacar aquí.
El segundo trance es justamente la falta de planeación de este
tipo de publicaciones, al menos en México. Muchos de estos libros
se crean a marchas forzadas. Se inician porque alguien “necesita” un
libro: un funcionario, un coleccionista, un empresario, un artista o
varios de ellos a la vez, si sus intereses convergen. Así, se empiezan
sin una idea clara de la extensión de los textos (en ocasiones
incluso de quiénes serán los autores), del número de imágenes y del
costo de los derechos de reproducción, de la cantidad de páginas
del objeto final, aun del tiraje que tendrá. Si hacen falta patrocinios,
se consiguen sobre la marcha y lo único medianamente claro (que
no meridianamente, pues esto incluso llega a variar) es la fecha de
aparición del libro, que se debe a la inauguración de la exposición
o a algún tipo de presentación oficial, y que pesa cada día más
sobre las energías y las horas de sueño de quienes colaboran en su
edición. Aquí inciden también, principalmente pero no solamente,
los caprichos de artistas y curadores por multiplicar los detalles
de una obra y engrosar el libro mediante este artificio, por utilizar
determinado tipo de papel o por extender el supuesto alcance del
libro con ediciones trilingües e incluso cuatrilingües (cuando de
entrada no se cuenta siquiera con una distribución eficiente) y luego
reducirlo de nuevo a sólo dos lenguas, porque el tiempo apremia
y no importa si ya se dilapidaron recursos (quizá porque de donde
vienen sobran o ya se calculó lo que se podrá exentar ante el fisco).
Y esto engendra el tercer trance mencionado: una cierta falta
de rigor producto de las circunstancias descritas antes. Cuando
no se tiene una idea clara de qué es un libro, de cuáles son sus
partes fundamentales, de cuál es su utilidad y su función, de qué
mensaje transmite y a quién está dirigido; cuando no se sabe dar
prioridad a la ficha técnica de una pieza por encima de su enésima
reproducción, antes que a su imagen mediadora (es decir, a los datos
que describen sus procesos, modos, materiales, medidas y fechas
de creación y que, cuando somos afortunados, incluyen también la
bibliografía de lo que se ha escrito sobre ella desde que fue creada,
su historiografía); cuando no se ha considerado de antemano,
113

de manera objetiva, qué clase de publicación se quiere obtener,


independientemente de los anhelos, intereses o antojos de dueños
de empresas, funcionarios públicos, curadores, artistas, diseñadores,
editores, e incluso de los impresores (algunos de ellos ven en estos
libros, de manera legítima, la oportunidad no sólo de un buen
negocio sino de obtener mayor reconocimiento para sus talleres),
entonces esa falta de rigor termina por asomar la cabeza, por hacerse
evidente. El diablo está en los detalles, dicen que le gustaba decir a
Aby Warburg.
Dejamos así trazadas dos vías someras para un trabajo más a
fondo: una vía práctica que corre paralela a una vía histórica, si
bien tan cerca la una de la otra que cuando no corren unidas se
entrelazan. Una es la manufactura de libros mexicanos de arte
y sobre arte a lo largo de las últimas dos décadas: cómo y dónde
se conciben, se hacen, se diseñan, se imprimen, qué dificultades
sortean, sean crónicas o recién surgidas; la otra abarca su entorno, su
contexto inmediato y aquel en apariencia distante; es una historia,
no del arte, sino de su registro y dispersión impresa: quiénes hacen
estos libros, quiénes los financian, a qué intereses responden, qué
artistas van quedando reflejados en ellos, dónde se distribuyen y
venden.
El antiguo mundillo casi familiar de la edición de arte en
México se ha extendido y enriquecido en estos veinticinco años.
Semana con semana salen de las prensas muchas, muy variadas
y bellas ediciones de arte, limpias y ordenadas, bien diseñadas e
impresas, con mayor rigor del que dictarían las circunstancias. Se
ha profesionalizado, ha dejado atrás su inocencia y amateurismo,
pero también ha perdido parte de un compromiso más auténtico,
digamos, tanto con la edición como con la difusión del arte
nacional, y no son pocos los improvisados, casi mercenarios, que
por distintas razones se han montado en él.
a, arte, bajo, cabe, con, contra, de, desde...
Nociones para escribir un proyecto de arte
d.r. © Ekaterina Álvarez, 2017
d.r. © Jaime Soler Frost, 2017

Ilustraciones
d.r. © Luis Carlos Hurtado, 2017

© 2017, Fundación Javier Marín, a.c.


www.javiermarin-fundacion.org.mx

Fundación Javier Marín

Presidente Javier Marín


Vicepresidente Eduardo Mier y Terán
Representante legal Jorge Reza Maqueo
Consejera Silvia Zárate

Coordinadora de comunicación institucional


María Luisa Marín
Coordinadora cultural Guadalupe Celis
Coordinadora del programa educativo Tamara Ibarra

Colección Puntal

Edición Sara Schulz


Diseño editorial Deborah Guzmán
Equipo editorial Jorge Solís, Graciela Anaya
y Andrea Villers

Impresión
Offset Rebosan s.a de c.v.

Esta publicación no puede ser fotocopiada ni reproducida


total o parcialmente por ningún medio o método sin la
autorización por escrito de los editores.

isbn de la colección: 978-607-97508-0-0


isbn: 978-607-97508-2-4

El precio de venta al público es exclusivamente


de recuperación y tiene como fin el desarrollo de otros libros
de la colección.
— 02
a, arte, bajo,
cabe, con, contra,
de, desde...
Nociones para escribir un
proyecto de arte

Este manual, que busca ser una modesta


pero útil herramienta de apoyo, se
terminó de imprimir en marzo
de 2017 en la Ciudad de México.

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