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OM-119-02

EL SURYA YOGA
EL YOGA DEL SOL

Cinco Conferencias
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Bonfin, 5 de Agosto 1962

VIDA Y TRABAJO
EN LA ESCUELA DIVINA
Obras Completas – Tomo 30

EL HRANI YOGA
EL SURYA YOGA - I

Hay dos prácticas, dos yogas en los que debéis insistir en vuestra
estancia aquí, en el Bonfin: Hrani-yoga, el yoga de la nutrición, y
Surya-yoga, el yoga del Sol.

Actualmente, los
hombres, desequilibrados
por una vida trepidante,
buscan los medios de
recobrar su equilibrio, y
hacen yoga, zen,
meditación trascendental,
o bien aprenden a
relajarse. No digo que
todo esto no esté bien, no.
Pero yo he encontrado un
ejercicio más fácil y más
eficaz: aprender a comer.
Los hombres comen de cualquier forma, en medio del ruido, con
nerviosismo y precipitación. Hablan cuando comen, incluso a menudo
se pelean. ¡Y después quieren ir a hacer yoga! ¿Por qué no
comprenden que cada día, dos o tres veces por día, tenemos la ocasión
de hacer un ejercicio de relajación, de concentración, de armonización
de todas nuestras células?

Desde hace años os pido que hagáis el esfuerzo de comer en


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silencio (no sólo no hablar, sino no hacer tampoco ningún ruido con
los cubiertos), masticando durante mucho tiempo cada bocado,
haciendo, de vez en cuando, algunas respiraciones profundas, y, sobre
todo, concentrándoos en el alimento y dando gracias al Cielo por toda
esta riqueza; os expliqué que estos ejercicios, tan insignificantes en
apariencia, eran de los mejores para adquirir un verdadero autocontrol.
Porque, en realidad, es difícil concentrar nuestra atención durante toda
una comida en el alimento y en los gestos que debemos hacer al comer
para que haya silencio y armonía. Y es justamente el control de estas
pequeñas cosas lo que os dará la posibilidad de controlar las grandes.
Por eso, cuando veo a alguien que es descuidado y torpe en las
pequeñas cosas, no es difícil para mí saber, no sólo en qué desorden
ha vivido en el pasado, sino también cómo van a reflejarse
negativamente todas estas deficiencias en su futuro. Porque todo está
conectado.

Si continuáis haciendo ruido, a pesar de todo lo que os he dicho,


es porque no sabéis empezar bien. Meditamos unos instantes,
pronunciamos la fórmula, y empezamos la comida; pues bien, es en
este momento cuando debéis estar atentos y acordaros de que tenéis
que evitar hacer ruido. Si no. empezáis a hacer chocar los cubiertos
con los objetos que hay en la mesa, y una vez que habéis empezado
así ya será inevitable continuar de la misma manera durante toda la
comida. Claro que entonces os podría decir: "Acordaos, queridos
hermanos y hermanas, ¡estad atentos!" Sí, pero así ya no tendríais
ningún mérito. Esta vigilancia debe venir de vosotros.

Empezad, pues, por el principio, y no esperéis grandes cosas


mientras este punto no esté resuelto. Algunos ni siquiera se dan cuenta
de que procuramos guardar silencio en la sala, hacen ruido con los
cubiertos y hasta se les cae el cuchillo o el tenedor, sin darse cuenta de
que perturban toda una atmósfera. Están tan inmersos en los asuntos
de su pobre pequeña personalidad que no ven nada, no oyen nada.
Puedo predeciros, entonces, que estas personas vivirán quizá miles de
años en la Tierra y recorrerán todas las regiones del universo sin darse
cuenta de nada. Preguntadles a algunos de qué color son los ojos de su
bienamada: no lo saben. La han abrazado durante años, y ni siquiera
se han dado cuenta del color de sus ojos. ¡Pobres humanos!
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Ya sé que muchos se extrañan cuando me oyen decir que las


comidas son una ocasión de perfeccionamiento psíquico y espiritual.
Sin embargo, es la verdad. ¿Cómo hacer para que los humanos
comprendan la importancia y el sentido de las cosas? Se les oye
siempre decir: "Eso no es importante... Eso no es importante..." Y
entonces, ¿qué es lo importante? Las catástrofes, ¡eso es lo
importante! Pero las catástrofes son el resultado de detalles que eran
defectuosos. ¿Acaso el universo no está hecho de electrones, de
elementos minúsculos? Si prestásemos atención a ejecutar
correctamente las pequeñas cosas, tendríamos también éxito en las
grandes cosas. Por eso hay que acostumbrar a los niños desde muy
pronto a respetar todas estas reglas de la nutrición gracias a las cuales
aprenderán a disciplinarse. Porque cada ser humano está habitado por
una naturaleza tan caótica y anárquica que, si no hace esfuerzos para
dominarse, más tarde va a crearle dificultades sin cesar.

Cuando volváis a vuestra casa podréis hacer lo que queráis, pero


mientras estéis aquí os pido que respetéis las reglas que os he dado
para no molestar a los demás, que también tienen necesidad de
serenarse, de concentrarse. Muchos piensan: "Los demás, ¿pero qué
me importan los demás?" Y por eso el mundo entero periclita: porque
no piensan en los demás. Los humanos son incapaces de vivir juntos
porque no se tienen ningún respeto, ninguna atención, los unos con los
otros. Por eso la vida colectiva es una ocasión magnífica para
desarrollarnos y ensanchar nuestra conciencia. Cuando llevamos una
vida solitaria podemos ser egoístas, no hay nadie para quien debamos
hacer el esfuerzo de mejorarnos. Si la naturaleza empuja a los
hombres y a las mujeres a buscarse para fundar un hogar es,
justamente, para obligarles a pensar en alguien más; y ni siquiera así
lo consiguen. Muchas parejas viven cada uno como si el otro no
existiera, o como si existiera solamente para servirles y satisfacer sus
caprichos. Y, de esta manera, muchos no pueden, ni siquiera en una
colectividad, desembarazarse de sus tendencias egocéntricas.

Una colectividad todavía no es una fraternidad. Una colectividad


es una reunión de personas que puede que no sientan ninguna
conexión entre sí. Tomad una aldea, o una ciudad, son una
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colectividad, claro, pero los hombres que hay en ellas, ¿acaso se


conocen, acaso se aman, acaso trabajan unos para otros? No, todos
están separados; no son aún, pues, una fraternidad. Una fraternidad es
una colectividad que tiene una conciencia amplia, luminosa, cuyos
miembros están unidos entre si y trabajan unos para otros En realidad,
eso no basta todavía: trabajan para el mundo entero. Una verdadera
Fraternidad es universal.

El signo de la evolución de un ser humano es la consciencia que


posee de pertenecer a un todo mucho más vasto que él, cuya armonía
procura no perturbar con su actividad, sus pensamientos, sus
sentimientos, su ruido interior. Diréis: "¿Cómo?, ¿ruido interior?" SI,
todo ruido es el resultado de una disonancia, y el ruido que hacemos
interiormente, con nuestros sentimientos, con nuestros tormentos, con
nuestras rebeldías, perturba la atmósfera psíquica.3 El que hace este
ruido no sabe que es muy malo para él, y que un día este ruido
aparecerá en él bajo la forma de una enfermedad psíquica, o hasta
física.

Y ahora, si os digo que las leyes de la nutrición son idénticas a


las de la concepción también estaréis asombrados, porque no veis
entre las dos ninguna correspondencia. En realidad, la
correspondencia existe: desde el instante en que coméis, creáis las
condiciones para el nacimiento de pensamientos, de sentimientos y de
actos. Si no coméis, ¿qué podéis hacer? Lo mismo que el estado del
padre y de la madre durante la concepción determina el destino del
hijo que va a nacer, el estado en el que coméis va a determinar la
naturaleza de vuestra actividad física y psíquica. Cuando habéis
comido en un estado de turbación, de ira o de descontento, y después
vais a trabajar, sentís en vosotros una febrilidad, unas vibraciones
desordenadas que se transmiten a todo lo que hacéis. Aunque tratéis
de dar una impresión de calma, de control, sale de vosotros algo
agitado y tenso. Mientras que si habéis comido en un estado
armonioso, este estado va a mantenerse; aunque toda la jornada os
veáis obligados a correr a derecha e izquierda, sentís en vosotros una
paz que vuestra actividad no puede destruir.

No os pongáis, pues, a la mesa con preocupaciones, dejadlas de


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lado (¡después, las volveréis a coger!) y, como habréis comido en un


buen estado, resolveréis más fácilmente vuestros problemas. Lo
repito, debéis considerar las comidas como ejercicios. Empezad, pues,
por expulsar de vuestro espíritu todo aquello que pueda impediros
comer en unas condiciones de paz y de armonía. Y. si no lo conseguís
inmediatamente, esperad al momento en que hayáis logrado calmaros,
porque, si no, vais a envenenar el alimento, y después os encontraréis
en un estado caótico que será el resultado de vuestra forma defectuosa
de comer.

¡Pero tratad de hacer comprender esto a los humanos, cuando


algunas parejas, incluso en el momento en el que crean un hijo se
están detestando! No saben qué abominaciones están introduciendo en
el niño que va a nacer, y más tarde este niño sufrirá y envenenará su
entorno. El Cielo os hace responsable de lo que ponéis en el alma y en
el corazón de vuestra pareja. Lo demás no cuenta demasiado. Si
abrazáis a vuestra bienamada cuando sois desgraciados, cuando estáis
deprimidos, para sentiros consolados, como sucede a menudo, hacéis
algo criminal, porque le
habéis dado todas vuestras
suciedades. No había que
escoger este momento.
Amad a quien queráis,
abrazad a quien queráis,
pero antes debéis
desarrollar lo mejor de
vuestro corazón y de
vuestra alma, lo más
luminoso que poseéis,
para dárselo al ser que
amáis. Si hacéis eso, el Cielo no os condenará. Quizá los humanos os
condenen, pero el Cielo os aplaude, mientras que en todos los demás
casos está asqueado de las suciedades que emanáis y transmitís.

Retened, pues, que la nutrición es una forma de concepción.


Después de haber pasado nueve meses en el seno de su madre, se corta
el cordón umbilical del niño y éste se alimenta de forma
independiente. Pero, en realidad, ni siquiera en este momento ha
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salido todavía el hombre del seno de la Madre Naturaleza, y se sigue


alimentando aún a través de otro cordón umbilical, el plexo solar. En
la India, en China, en Japón, existen técnicas muy antiguas para
aprender a alimentarse a través del plexo solar. ¿Pero cómo podéis ser
capaces de utilizarlas si aún no sabéis tomar vuestras comidas de
acuerdo con las reglas que os he dado?

Comemos unas frutas, y este alimento, una vez digerido y


asimilado, contribuye a la vida de todo el organismo. ¿Qué
inteligencia es ésta, que es capaz de aportar a cada órgano de nuestro
cuerpo aquello que necesita para que podamos continuar actuando,
sintiendo y pensando? Gracias a este alimento vamos a poder seguir
viendo, oyendo, respirando, saboreando, tocando, hablando, cantando,
caminando... Y también nuestros cabellos, nuestras uñas, nuestros
dientes, nuestra piel, etc., van a recibir su alimento para poder
continuar su trabajo. Pero los humanos comen inconscientemente.
Para ellos todo eso es normal; ni siquiera se han sentido sobrecogidos
ni un minuto ante esta Inteligencia divina que lo ha ordenado todo tan
maravillosamente. ¡Están preocupados por sus propios asuntos que
son mucho más importantes!

Únicamente los Iniciados piensan sin cesar en esta Inteligencia,


tratan de descubrirla, de conectarse con ella, de darle las gracias, e
incluso, de vez en cuando, le piden autorización para poder asistir al
trabajo que se hace en toda la naturaleza. Sí, porque el día que
estemos preparados, la Inteligencia cósmica puede aceptarnos en sus
innumerables talleres para mostrarnos cómo trabaja, en nosotros
mismos o en las entrañas de la Tierra, allí donde se forman los
minerales, los metales, los cristales, las piedras preciosas.

Así que, mis queridos hermanos y hermanas, decidíos a utilizar


el momento de las comidas para serenaros, para desarrollar vuestra
atención y llegar a ser dueños de vosotros mismos. Procurad que los
objetos no choquen unos con otros al desplazarlos, o cortar los
alimentos sin hacer ruido; eso exige cualidades de atención, de
precisión, de previsión, que después podréis utilizar a lo largo de toda
vuestra vida. Si no, vais a seguir cometiendo errores, chocando con la
gente o las cosas, pronunciando palabras torpes que os harán perder
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amistades y os cerrarán puertas... Si empezamos por el principio, por


las pequeñas cosas,
podemos llegar muy
lejos. Aprender a
comer es tan
importante como ir a la
salida del Sol. Gracias
a la nutrición, a la
salida de Sol, a la
respiración, a la
meditación, poco a
poco muchas cosas en
vosotros van a
armonizarse. Éste es el
camino luminoso de la
Enseñanza de la Fraternidad Blanca Universal.

Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
www.omraam.es
Primer Centro
De difusión de la obra
Del Maestro OMRAAM
En lengua Española
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Bonfin, 22 de Julio 1971

VIDA Y TRABAJO
EN LA ESCUELA DIVINA
Obras Completas – Tomo 30

EL HRANI YOGA
EL SURYA YOGA - II

¿Cómo os sentís hoy, mis queridos hermanos y hermanas? ¡Qué


bendición esta salida de Sol! ¡La atmósfera es tan dulce, tan pura, tan
límpida! Imposible no sentir la magia de este ambiente... Hoy no
tengo ganas de hablar, pero no obstante, os diré unas palabras.

Como sabéis, la ciencia descubrió, hace ya varias décadas, la


existencia de ondas que
recorren el espacio. Este
descubrimiento estuvo en el
origen de la radio, del teléfono,
del radar, etc., sólo había que
resolver el problema de
encontrar los aparatos
susceptibles de captar las ondas
o de emitirlas. ¿Pero por qué
dejar que sólo la ciencia o la
técnica exploten este descubrimiento? El espacio no sólo está
recorrido por ondas que nos permiten telefonear o seguir un programa
de radio o de televisión... Otras ondas, más sutiles aún, lo atraviesan y
debemos aprender también a captarlas, ya que tenemos los medios
para hacerlo. El Señor ha puesto en el hombre los aparatos que le
permiten recibir las ondas que envían los Iniciados, los Ángeles, los
Arcángeles, todo el Cielo. Pero, en vez de recibir estos mensajes, en
vez de captar estas corrientes y de extraer de ellas todo lo que
necesitamos para mejorar su salud o su comprensión de las cosas, los
2

humanos tienen la cabeza en otra parte, y están conectados con otras


estaciones que se llaman Infierno, que sólo les hacen oír ruidos de
peleas y gritos de rebeldía. Y, como no saben cambiar de estación, o
apagar el aparato, siempre están inquietos, perturbados, siempre se
sienten desgraciados.

El trabajo del discípulo consiste, pues, en despertar su conciencia


a todas estas riquezas del universo que están ahí, a su disposición. Si
no se aprovecha de ellas aún, es porque está ciego, cerrado, dormido;
es como aquél que, sumergido en el agua hasta el cuello, se estuviese
muriendo de sed. Los humanos se pasan el tiempo quejándose de que
les falta eso, de que les falta aquello. No, no les falta de nada, es en su
consciencia donde les falta algo. Por eso yo tengo un aparato emisor
(se encuentra en las altas montañas) y, de vez en cuando, voy allí
arriba con el pensamiento para decir al mundo entero: "Despertaos,
despertaos, el Sol se levanta ya sobre el mundo. Habéis venido a la
Tierra para hacer un trabajo gigantesco, para preparar el advenimiento
del Reino de Dios".

Cuando venís a la Roca, por la mañana, pensad que podéis captar


estas ondas que el Sol os envía. En lugar de rumiar cada vez vuestros
rencores y vuestros problemas mal resueltos, pensad en sintonizar con
las estaciones celestiales, porque, si no, seguiréis siendo siempre el
mismo pobre desgraciado que no ve provecho alguno en ir a
contemplar la salida de Sol

Sé muy bien, por otra parte, que algunos se preguntan: "¿Para


qué ir por la mañana a la Roca? No me sirve de nada". En realidad,
todo depende de cómo se plantean la cuestión. Si se dijesen
honestamente: "En la vida no tengo más que problemas y dificultades,
me siento acorralado...", y fuesen por la mañana a la Roca a exponer
todos estos problemas para encontrarles una solución, quizá allí,
justamente, llegasen a resolverlos. Si, por la mañana, a la salida del
Sol, estudiad todas vuestras dificultades, y el Sol, que también os ve,
va a decir: "He ahí un pobre desgraciado. Iluminémosle, ayudémosle".
¿Cómo puede venir a ayudaros el Sol? Con sus ondas luminosas,
justamente.
3

Pero todavía no habéis comprendido que la luz sirve para ver


claro y que si esta luz no puede penetrar en vosotros es porque no os
habéis ocupado de lavar vuestros "cristales" para dejarla penetrar.
Nadie tiene derecho a pronunciarse mientras su conciencia no esté
despierta, porque en estas condiciones no puede hacer otra cosa que
equivocarse. Por eso os he repetido miles de veces que debéis
prepararos desde el día anterior para asistir a la salida de Sol, dormiros
con los mejores pensamientos y con los mejores sentimientos. De esta
manera, despejáis el terreno durante la noche y llegáis el día siguiente
ante el Sol despiertos, bien dispuestos, pensando: "El Cielo habla, los
Ángeles hablan, nos envían mensajes... Señor Dios, gracias... Hoy
puedo adquirir un poco más de sabiduría, un poco más de salud, un
poco más de amor." Si pudieseis tan sólo captar algunas de estas
ondas, oiríais a todas estas entidades celestiales que os hablan de
vuestro futuro, de las riquezas que poseéis, de lo que será vuestra vida
cuando vuestra conciencia se despierte.1 Sí, el Cielo os habla, os
canta... ¿Cómo podéis decir después que no hay nada?

El Sol debe ser el primero al que dirijamos nuestras miradas por


la mañana, porque así influenciará benéficamente toda nuestra
jornada. A estas cosas no se las da ahora casi ninguna importancia, y
es un error; si al salir de vuestra casa, por la mañana, os encontráis con
tal o cual persona, es algo muy significativo, porque ciertas personas
os aportan la felicidad, el éxito, y otras la desgracia, el fracaso.

Cuando estaba todavía en Bulgaria (era evidentemente antes de


la última guerra) existía allí una costumbre muy bonita, muy
conmovedora: la mañana de Año nuevo enviaban a los niños pequeños
a las calles y a las casas del vecindario a desear un buen año; porque
los niños son puros y se piensa, por tanto, que sólo pueden aportar
buenas cosas. Cada niño llevaba una pequeña rama de árbol (no puedo
daros el nombre de este árbol en francés), a veces con cintas
colgantes; con esta rama debían tocar a las personas pronunciando
buenos deseos para la salud, el éxito, las cosechas... Les daban las
gracias y les daban frutas, bombones, bollos; por eso los niños
llevaban consigo un saco casi tan grande como ellos para poder meter
en él todas estas cosas.
4

Y yo también, cuando era pequeño, fui a desear un buen año a


todo el vecindario con mi pequeña ramita. No sé cómo había
encontrado la gente que yo podía aportarles bendiciones, pero había
muchas familias que le habían pedido a mi madre que me enviase muy
pronto, por la mañana, antes que a casa de los demás. Así que me
despertaba, me vestía... y para mí era todo un sufrimiento, porque
tenía sueño y había que salir con el frío, en medio de la nieve (porque
los inviernos de Macedonia, ¿sabéis?, ¡no son como los inviernos de
la Costa Azul!) Pero lo hacía, de todos modos, y entraba medio
dormido en las casas para tocar a toda la familia con mi pequeña
ramita, y murmuraba unas palabras que me habían hecho aprender de
memoria cuyo significado ni siquiera comprendía. Pero era, de todas
formas, una bonita costumbre.2

Lo mismo sucede con el Sol. Él debe ser el primero que entre


para saludaros, para deciros buenos días, y todos vuestros asuntos
andarán bien. Por eso es tan importante que os preparéis desde el día
anterior, pensando que a la mañana siguiente vais a encontraros ante el
mejor servidor de Dios, que podréis beber su luz, su calor y su vida.
Procurad dejar de lado vuestras preocupaciones, vuestros tormentos,
para poneros enteramente a disposición del mundo divino, para
comulgar con las fuerzas benéficas que hay en vosotros y alrededor
vuestro.

¡Mirad cuántas personas pueden comunicarse entre sí, desde que


los humanos han inventado las conexiones con las ondas de radio! Si
algunos se encuentran en peligro en los barcos, los aviones o las
grutas, pueden pedir socorro; y todos los días la radio, la televisión,
nos envían mensajes del mundo entero. Todo eso está muy bien, ¿pero
por qué estar siempre en comunicación con unos humanos que no nos
hacen oír más que gritos, reivindicaciones, protestas y amenazas? Hay
que utilizar los aparatos que Dios nos ha dado para entrar en
comunicación con el Sol, con los seres superiores a nosotros,
armonizarnos con su longitud de onda, entrar en su aura, en su
felicidad, en su luz, en su paz, y, una vez que nos hemos reforzado
junto a ellos, podemos permitirnos entrar en relación con los pobres
humanos.
5

Algunos estarán pensando: "¿Pero cuándo va a terminar?


Mientras usted nos habla del Sol nos está cociendo la cabeza". Bueno,
mejor, estaréis cocidos, ¡bien cocidos para ser comidos! Porque hay
espíritus inteligentes que son como jardineros que vienen a visitar su
huerta para recoger los frutos y deleitarse con ellos. Dicen: "¡Ah!, esta
sandía, este melón, este melocotón... ¡qué magníficos frutos!" Sí,
cuando ven que un ser se despierta por fin a la vida espiritual, se
ocupan de él, deleitándose con todo lo que irradia y emana de
luminoso. De esta manera, todas las mujeres y todos los hombres son
visitados por jardineros del Cielo. Alguno dirá: "Pero yo no quiero dar
nada, no soy una huerta, ¿cómo pueden venir a buscar algo en mi?" en
realidad, siempre hay algún elemento útil que aprovechar, incluso de
las plantas venenosas, aunque sólo sea para hacer medicamentos.

Pero si me pongo ahora a hablaros sobre este tema no


terminaríamos nunca, porque es una de las cuestiones más
apasionantes. Los humanos no sospechan, que les visitan criaturas del
otro mundo; incluso visitan a las chicas y a los chicos, porque todos
son como laboratorios llenos de elementos químicos. Pero todavía no
ha llegado el momento de extendernos sobre este tema. Espero a que
al menos las cuestiones más elementales estén a punto, porque, si no,
no podréis llegar a asimilar cuestiones más importantes Cuando veo
que todavía no sabéis estar vigilantes para la salida de Sol, no voy a
embarcaros en otros dominios en los que son necesarios el mayor
control del pensamiento y de las energías.

En la vida espiritual, todavía más que en otras cosas, es


peligroso querer quemar las etapas. Si os digo: "Ahí tenéis un talismán
gracias al cual podéis evocar los espíritus", como sois todavía tan
débiles e inexperimentados, seréis triturados. ¿Y qué bien os habría
hecho? Sólo estaréis preparados cuando hayáis tomado en
consideración todos estos temas que encontráis ahora insignificantes y
sin importancia. No son interesantes, ya lo sé, pero os salvarán la vida,
mientras que lo que os interesa os traerá todas las desgracias. Tenemos
que comprendernos, porque, si no, no hay nada que hacer; yo también
soy testarudo, tenaz, irreductible, no hay nada que hacer. Debéis
revisar, pues, todas las cosas en las que insisto y no dejarlas de lado
como cosas secundarias. Para vosotros nunca nada es importante.
6

¿Qué es importante entonces en la vida?...

Sin embargo espero mucho de vosotros, porque no habéis venido


aquí por casualidad, ni los que
mas tarde leerán esta
conferencia.. tampoco será por
casualidad ; Dios os ha
enviado a este mundo para
crear una nueva humanidad,
para formar un núcleo de seres
portadores de una nueva
manera de pensar y de vivir.
Hasta el día en que, igual que
la levadura hace subir la masa,
influenciaréis al mundo entero.

Que el Señor bendiga a todos los que habréis oido estas


palabras.

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OMRAAM
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Del Maestro OMRAAM
En lengua Española
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Bonfin, 4 de abril 1980

VIDA Y TRABAJO
EN LA ESCUELA DIVINA
Obras Completas – Tomo 30

EL HRANI YOGA
EL SURYA YOGA - III

Lectura del pensamiento del día:

"El más alto ideal es tomar al Sol como modelo. Si queréis


imitar a un sabio, a un filósofo, o incluso a un héroe, a un santo, a
un Iniciado, recibiréis, sin duda, algunas partículas de sus
virtudes, pero nunca tantas y de una calidad tan pura como si
vuestro modelo es el Sol.

La imagen de la
perfección es el Sol y,
si le tomáis como
modelo, si, lo mismo
que él, sólo pensáis en
iluminar, calentar y
vivificar a las criaturas,
entonces es cuando
verdaderamente vais a
transformaros. Porque,
aunque nunca
obtengáis la luz, el
calor y la vida del Sol, tan sólo el deseo de adquirirlos ya os
proyectará a las regiones celestiales en las que haréis
verdaderamente maravillas. Este deseo de iluminar, de calentar y
de vivificar a las criaturas hará que os volváis más luminosos,
2

más cálidos y más vivos."

He ahí un pensamiento que escandalizará un poco a algunos


y asombrará a otros. ¡Tomar al Sol como modelo! Todo el mundo
me dirá: "Pero escuche, esto es algo inverosímil. ¡El Sol no es un
ser inteligente ni consciente!" Y ahí se equivocan. Claro que el
Sol se presenta bajo la apariencia de una bola de fuego. Pero el
ser humano, ¿bajo qué apariencia se presenta? Un cuerpo, que es
como una máquina. Ha habido incluso algunos cerebros geniales
que han dicho que el hombre era fruto del azar. Pero, un azar tan
inteligente, tan perspicaz, ¿es un poco raro, no?

Para que una máquina funcione hace falta que alguien la


ponga en marcha. Nunca habéis visto que una máquina se ponga
en marcha si no hay una energía, una inteligencia que provoque
esta puesta en marcha. Porque, en cuanto hay materia, hace falta
que haya un espíritu que la anime. Por eso es una estupidez
pensar que el Sol no es más que una bola de fuego incandescente.
El Sol es una Tierra magnífica, habitada por las criaturas más
evolucionadas que dirigen los planetas. Son las vibraciones de
estas criaturas las que se transforman en el espacio en calor y en
luz, pero en el mismo Sol reina una temperatura extremadamente
moderada. ¿Pero quién me creerá? Los niños, quizá. ¿Y los
demás?... Pues bien, os aconsejo que vayáis a verificarlo. Por otra
parte, incluso en el fuego viven unas entidades que se llaman
salamandras, y son las más evolucionadas de todas las criaturas
que viven en los elementos Muchos Iniciados las han visto, han
hablado con ellas y han recibido unas revelaciones
extraordinarias.

No disminuyo el valor de ninguno de los grandes Maestros


de la humanidad al decir que tenemos que tomar al Sol como
modelo, porque ellos también le tomaron como modelo. Puesto
que iluminaron al mundo entero con su sabiduría, que calentaron
los corazones del mundo entero con su amor, que vivificaron al
mundo entero con su vida pura, eso prueba que tomaron al Sol
como modelo. Por otra parte, si el Sol no cesa de enviar su luz y
su calor, si sostiene sin desfallecer la vida en el universo, es
3

porque él también tiene un modelo al que imita: el Señor.

La imitación es una tendencia innata en el ser humano, lo


mismo que en todas las criaturas. Sólo que, ¿a quién quieren
imitar? A un actor o a una actriz de cine, a un campeón de fútbol,
a un cantante... No saben a quién tomar como modelo y, sobre
todo, no saben lo importante que es para la vida psíquica esta
cuestión del modelo. Tenéis un amigo: sólo con frecuentarlo ya
recibís algunas partículas de él y, de esta manera, incluso aunque
no lo sepáis, ya os da algo de sus virtudes y de sus vicios. De la
misma forma, pues, "frecuentando" al Sol, maravillándoos cada
día de su belleza, de su limpidez, de su poder, de toda esta vida
que brota, al cabo de algún tiempo, os dais cuenta de que se
producen transformaciones en vosotros, en vuestras células: algo
en vosotros empieza a vibrar de otra manera y os volvéis cada vez
más luminosos, más cálidos, más vivificantes.1

Si queréis tener una influencia benéfica sobre los humanos,


entrad cada día en contacto con el Sol para recibir de él algunas
partículas que podréis después comunicar a los demás. El Sol es
el único que puede poneros en las mejores disposiciones para
ayudar y amar a los humanos. Si no lo tenemos como modelo de
calor y de luz, nos dejamos llevar por las manifestaciones
inferiores. Mirad lo que sucede en el mundo: ¡sólo se ve gente
que quiere aprovecharse de los demás, esclavizarles, aplastarles!
¡No es muy glorioso todo eso! Mientras que con el Sol tenéis la
imagen de un ser irradiante, generoso, y sois influenciados. Aun
admitiendo que no fuese una criatura inteligente y razonable, en el
sentido en que nosotros la entendemos, el contacto con su calor y
con su luz no puede sino inspirarnos unos sentimientos más
fraternales con respecto a los demás: paciencia,2 indulgencia,3
perdón.4

Para conocer la filosofía del Sol, un día le pedí una cita. Sí,
nos encontramos en una taberna, pedimos unos aperitivos, y
después le dije: "Querido Sol, hay algo que quisiera pedirte,
porque todavía no lo tengo muy claro en mi corazón. ¿Cómo
puedes ser tan luminoso? -Porque ardo de amor, dijo, y el amor
4

hace que la luz resplandezca. -Pero, explícame, ¿cómo haces para


seguir amando e iluminando a los humanos, cuando tú ves mejor
que nadie lo malvados que son? - ¡Ah!, ¿sabes?, hace ya mucho
tiempo que decidí no ocuparme más de saber cómo son. Me
ocupo solamente de mí, y, como a mí me gusta derramar el calor
de mi amor, continúo haciéndolo, y me alegro por ello. Pero me
da igual que los humanos me aprecien o no, y te aconsejo que
hagas lo mismo, porque, si empiezas a tener en cuenta lo que son
los humanos, nunca podrás permanecer junto a ellos. -"

Así que decidí, pues, imitar al Sol, y por eso puedo


continuar mi trabajo. Porque, si creéis que hay muchos que me
aprecian y que vienen a ayudarme, os equivocáis; hay muchos a
quienes molesto y que estarían muy contentos de desembarazarse
de mí. Y os confieso que, viendo lo bribones, lo malvados, lo
interesados e ingratos que son algunos, a veces encuentro que
verdaderamente es como para coger el sombrero y largarse y no
ocuparse más de los humanos. Pero, gracias a Dios, el Sol está ahí
y me dice al oído: "Acuérdate de nuestra conversación en la
taberna. - ¡Ah sí, sí!", digo, y continúo. Y vosotros también, ¿por
qué no imitáis al Sol?

Siempre han existido, desde luego, seres excepcionales a los


que podemos tomar como modelos por su pureza, su bondad, su
inteligencia, su honestidad. Pero la perfección es otra cosa. La
perfección presupone el desarrollo ideal de estos tres factores que
son el intelecto, el corazón y la voluntad, lo que es muy raro,
justamente. Existen personas extraordinariamente inteligentes e
instruidas que no tienen ningún amor por los demás. Y otras que
están llenas de amor, pero que no tienen ninguna voluntad, y así
sucesivamente. La vida no cesa de mostrarnos a seres
verdaderamente notables en ciertos dominios, pero muy
defectuosos en otros. Mientras que el Sol nos da la imagen ideal
de la perfección. Porque su luz nos muestra que lo conoce todo,
su calor nos habla de su amor, y la vida que aporta al universo nos
revela su omnipotencia.

El Sol está ahí, calienta, ilumina, pero los humanos tienen


5

otra cosa en la cabeza, y eso es lo que les impide ser cálidos,


luminosos, inmortales. El Sol está ahí, es maravilloso, es
magnífico, pero nadie se ocupa de él... salvo, desde hace algún
tiempo, porque buscan medios para reemplazar el petróleo. Si no
hubiese estos problemas de energía nadie se ocuparía del Sol.
Pensarán, pues, en el Sol para utilizarlo, para ponerlo en botellas,
para venderlo, pero nunca para mejorarse. Los humanos deben
comprender que no deben contentarse con servirse del Sol con
fines lucrativos, sino que deben aprender a ser como él, y
entonces habrá abundancia y paz en la Tierra.

Tomad al Sol como


modelo. Incluso durante
la jornada, cuando ya no
estáis ante él, vigilaos,
analizaos y preguntaos:
"¿Estoy irradiando y
proyectando luz? ¿Estoy
calentando y dilatando el
corazón de las criaturas?
¿Estoy aportándoles
vida?" Si, en cada
momento de la jornada
preguntaos eso, porque ésta es la llave de vuestro
perfeccionamiento.

Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
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Del Maestro OMRAAM
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Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Bonfin, 8 de abril 1980

VIDA Y TRABAJO
EN LA ESCUELA DIVINA
Obras Completas – Tomo 30

EL HRANI YOGA
EL SURYA YOGA - IV
Lectura del pensamiento del día:

"Estamos aquí, en el Bonfin, en esta sala, entre estas cuatro


paredes, pero estamos también en la comuna de Fréjus, Fréjus
está en el Var, el Var está en Francia, Francia en Europa. Europa
es un continente que forma parte de la Tierra. Y la Tierra forma
parte de la familia de
planetas del sistema
solar: o sea que
estamos en el sistema
solar. El sistema solar,
a su vez, forma parte de
una galaxia, y esta
galaxia es una pequeña
parte del cosmos... Sí,
es prodigioso, nosotros,
que estamos en esta
sala, ¡estamos al mismo tiempo en el cosmos!

¿No tenemos que sacar de todo esto una conclusión? Puesto


que somos seres cósmicos, no debemos limitarnos eternamente,
sino abrir los ojos y decirnos que debemos hacer trabajos
cósmicos. ¿De qué sirve pertenecer a la gran Fraternidad Blanca
Universal si no es para trabajar en un sentido mucho más amplio
y vasto... para el mundo entero? Así que, de ahora en adelante,
2

tratad de cambiar un poco vuestra manera de pensar, tratad de ser


menos limitados y de tomar conciencia de que vivís en el cosmos,
de que estáis conectados con todo el Universo, y que esto supone
un nuevo comportamiento, nuevas actividades.

Al escuchar este pensamiento algunos dirán: "Pero todo esto


ya lo sabemos, ¡no es nada nuevo!" Claro que no es nuevo, pero
es una cuestión de una importancia tal que hay que volver a ella
sin cesar para estar en armonía con este universo en el que
vivimos, para tener con él los mejores intercambios. Porque el
universo está vivo, vibra, irradia, y el que no sabe armonizarse
con sus vibraciones es destruido. No basta con saber que estamos
sumergidos en el universo, debemos tomar conciencia de esta
inmensidad, de la que somos una parcela, para que la vida
cósmica contribuya a nuestro florecimiento.

En este pensamiento se dice, por ejemplo, que la Tierra en la


que vivimos forma parte de la familia de los planetas del sistema
solar. Todo el mundo lo sabe, claro, pero no basta con saberlo,
sino que se trata de poder entrar en contacto con el Sol para
beneficiarnos plenamente de su vida, de su calor y de su luz.

Tenemos un cuerpo físico cuyas partículas se renuevan cada


siete años. Y, evidentemente, podemos plantearnos la cuestión:
puesto que nos renovamos, ¿por qué seguimos teniendo los
mismos hábitos, las mismas debilidades, las mismas
enfermedades? Porque las nuevas partículas reciben las
influencias de los clichés que ya están grabados en la materia viva
y se ven obligadas a obedecer a las viejas directivas. Por eso las
nuevas partículas no logran cambiar nuestro temperamento,
nuestras debilidades.1

Lo que sucede es comparable a la forma de funcionamiento


de una administración, por ejemplo. De vez en cuando, debido a
enfermedades, vejez o fallecimientos, se ven obligados a
reemplazar a ciertos miembros del personal, y recurren a nuevos
empleados, más jóvenes, más vigorosos. Pero éstos se ven
obligados a hacer el trabajo de la misma manera que lo hacían los
3

trabajadores que les precedieron. Así pues, aunque las personas


sean nuevas, la actividad sigue siendo la misma. Eso es lo que
sucede también con las nuevas partículas que recibimos gracias a
nuestras diferentes actividades: nutrición, respiración, reflexión,
sensación... etc. Por eso, si queremos que estas nuevas partículas
sean verdaderamente nuevas y produzcan efectos nuevos,
debemos cambiar los clichés, los hábitos, y yo os he dado
métodos para hacerlo.

Pero vayamos más lejos. Estáis delante del Sol, que envía
por todas partes en el espacio partículas luminosas de una gran
pureza. ¿Quién os impide entonces concentraros para expulsar de
vuestro organismo las viejas partículas que ya están gastadas,
apagadas, y reemplazarlas con estas nuevas partículas que vienen
del Sol? Éste es un ejercicio sumamente útil que podéis hacer en
la salida de Sol. Con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma,
procuráis tomar estas partículas divinas y ponerlas dentro de
vosotros; de esta manera, poco a poco, renovaréis completamente
la materia de vuestro ser, pensaréis y actuaréis como hijos de
Dios, gracias al Sol.

¿Comprendéis por qué la religión del futuro será la religión


solar?: porque a través del Sol podemos comulgar cada día con la
Divinidad. Un Dios lejano y abstracto no puede ayudar a los
humanos a transformarse. Mientras que el Sol está ahí, real,
poderoso, formidable. Es Cristo quien trabaja a través del Sol.2
Puesto que Hermes Trismegisto dijo; "Abajo es como arriba, y
arriba es como abajo", ¿por qué no comprender que el Sol, que
está abajo, es como el Cielo, que está arriba, como el Señor?
Detrás del Sol, que es para nosotros algo visible y tangible, está el
Señor. El mundo físico, concreto, visible, es a imagen del mundo
abstracto, invisible. Cuando sabemos observar lo que hay en la
Tierra, podemos descubrir lo que hay en el Cielo. Esto es lo que
yo he hecho. Todo lo que os revelo no lo he encontrado en los
libros de los humanos, sino en el gran libro de la naturaleza
viviente, que es el reflejo del mundo de arriba. Hay que saber leer
este libro de la naturaleza del que nosotros mismos somos una
parte.
4

Queridos hermanos y hermanas, debéis decidiros a trabajar


divinamente, con la luz y el calor del Sol, para reemplazar todas
vuestras viejas partículas. La enfermedad no es otra cosa que una
acumulación de materiales extraños de los que el organismo no
puede desembarazarse; y, para curaros, debéis expulsarlos. Ésta es
la verdadera concepción de la salud: la limpieza. Si es tan
importante saber recoger, por la mañana, las partículas que nos
aporta el Sol, es porque estas partículas son las únicas que no
producirán en nosotros ninguna obstrucción, ninguna impureza.
Todo lo que coméis, bebéis, respiráis, deja siempre algunos
desechos, es inevitable. Sólo los rayos de Sol no dejan desechos.
Por eso hay que aprender a alimentarse con este elemento
superior que es la luz.

El estómago se alimenta con materia sólida y liquida, los


pulmones se alimentan con aire, y el cerebro se alimenta con luz.
Diréis: "Sí, pero comiendo, bebiendo, también alimentamos al
cerebro." Es verdad, pero solamente su parte menos sutil. Porque
el cerebro, que es un órgano jerarquizado, está constituido por
varias zonas: unas contienen unos centros que nos permiten
desenvolvernos en las realidades del mundo material e intelectual,
y otras contienen otros centros capaces de entrar en relación con
las realidades del mundo espiritual, del mundo divino. Diréis: "Sí,
claro, pero para reemplazar todas estas partículas harán falta quizá
varios siglos." No, podéis acelerar esta transformación con la
intensidad de vuestro amor. Cuanto más amáis a la luz, más la
atraéis a vosotros.

La mayoría de los humanos tienen con respecto al Sol la


misma actitud que con respecto al alimento. No se preocupan de
su forma de comer. Incluso se pasan la comida hablando,
gesticulando, peleándose, y piensan que el organismo se
encargará de recibir y de seleccionar los elementos necesarios
para su buen funcionamiento. Y es verdad, el organismo se
encarga de eso; pero, lo que no saben, es que el alimento contiene
unas fuerzas y unos elementos sutiles venidos del espacio que
únicamente una nutrición consciente nos puede permitir
5

recibirlos. Estos elementos, que pertenecen al plano etérico, al


plano astral, e incluso al plano mental, pueden ayudarnos a
mejorar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, y todo
nuestro comportamiento. Sí, pero, una vez más, sólo si sabemos
comer correctamente.

Y eso es exactamente también lo que se produce cuando


asistimos a la salida de Sol. Si estáis sentados ahí, delante del Sol,
ocupados en pensar en
otra cosa, recibiréis
siempre algunos
beneficios físicos de su
calor y de su luz, pero no
recibiréis los elementos
más sutiles que pueden
ayudaros en vuestra
evolución espiritual.
Siendo consciente de
que, a través de sus
rayos, el Sol le transmite
su vida, su amor, su sabiduría, su belleza, el discípulo se prepara
para recibirlos, abre en si mismo miles de puertas por las que
estos rayos pueden entrar a depositar sus tesoros, y, de esta
manera, llena todo su ser con los regalos que el Sol le envía.

Por eso es tan importante ser conscientes de lo que


representa el Sol; sólo así podréis recibir los elementos que van a
ayudaros a profundizar las leyes y los misterios de la naturaleza, a
saborear la paz y la felicidad. Pero, mientras no seáis conscientes,
iréis a la salida de Sol, desde luego, pero volveréis después tan
tontorrones como antes. Incluso he recibido cartas de algunos
hermanos y hermanas que me dicen que nunca han descubierto ni
sentido nada delante del Sol, y que no vale la pena, por tanto,
perder el tiempo para ir a verlo por la mañana. ¿Y qué puedo
hacer yo? ¡Dios mío!, ¿Cómo hacer ver las cosas claras a los
humanos para que puedan llegar a recibir y almacenar todos estos
tesoros que podrían transformar su existencia?
6

Pero, igual que os digo con respecto a la nutrición y a la


salida de Sol, os diré que para comprenderme y transformaros,
todo depende de vosotros, de vuestra actitud hacia mis palabras.
Si estáis distraídos, o si las juzgáis sin importancia, no actuarán,
seguiréis toda la vida inconscientes, cerrados ante el esplendor del
mundo divino. Pero, si tomáis mis palabras en consideración,
habrá cambios extraordinarios. He ahí otra cosa que no habéis
comprendido. La prueba está en que desde hace años oís unas
verdades capaces de remover el mundo entero, pero no producen
en vosotros ningún resultado, porque no sabéis escucharlas ni
retener lo esencial para ponerlo en práctica. Y, así, ¿qué queréis
que haga yo? Yo no puedo transformaros si vosotros no hacéis
nada.

Es posible incluso que mas tarde lleguen otros hermanos que


al oírlas os superen... Entonces no os dejéis avanzar. Tomároslo
en serio, nada supera este ejercicio del Surya Yoga.

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OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Bonfin, 9 de Julio 1980

VIDA Y TRABAJO
EN LA ESCUELA DIVINA
Obras Completas – Tomo 30

EL HRANI YOGA
EL SURYA YOGA - V
Cuando estudiamos la estructura del universo constatamos
que ésta, igual que la estructura del hombre, obedece a la ley de
jerarquización, desde abajo (donde se encuentran las regiones más
groseras), hasta la cima, la materia se vuelve cada vez más sutil,
más pura, más luminosa. Para obtener las partículas de esta materia
sutil hay que subir. Y nosotros podemos hacerlo. Porque, de la
misma forma que nos ha dado los medios de entrar en contacto con
las regiones densas
de la materia, el
Señor nos ha dado
también los medios
para poder alcanzar
las regiones sutiles.
Pero para
alcanzarlas
tenemos que
desplazarnos, y la
oración es,
justamente, el acto
de subir con el
pensamiento hasta este mundo luminoso en el que el Señor ha
puesto los más grandes tesoros y así poder beneficiarnos de ellos.
Quizá el Señor mismo no esté al corriente de que tenemos
necesidad de algo, y, por otra parte, no es necesario que esté al
corriente: puesto que todo está a nuestra disposición, no tenemos
2

más que servirnos.

La oración no es, pues, una ocupación para personas crédulas


a las que han contado que el Señor no tenía otra cosa que hacer que
venir a oírles mascullar. La verdadera oración está basada en una
ciencia relativa a la estructura del universo y los diferentes estados
de la materia. Más
allá de la tierra, el
agua, el aire y el
fuego y de sus
habitantes, existen
un gran número de
regiones cada vez
más sutiles, pobladas
por seres luminosos
(ángeles, arcángeles,
etc.) Y, de la misma
manera que podemos
extraer cosas de la
tierra, el agua, el aire, etc., también podemos extraer de estas
regiones sutiles todo aquello que necesitamos para nuestra salud,
nuestra felicidad, nuestro desarrollo.

Debemos saber primero, pues, que el universo está


jerarquizado, y después debemos también saber que en la cima de
esta jerarquía hay un Ser que es todo amor y que lo ha distribuido
todo para que no le falte de nada a ninguna criatura en el espacio. A
nosotros nos corresponde ejercitarnos para alcanzar estas regiones
con el pensamiento y tomar en ellas todos los elementos que
nuestro corazón y nuestra alma desean, e incluso refugiarnos en
ellas.

Tomemos una imagen: sois perseguidos por enemigos y


corréis, corréis para escaparos. Y he ahí que, finalmente,
polvorientos, jadeantes, os encontráis con un grupo de personas que
están comiendo, bebiendo y alegrándose en medio de cantos, de
danzas, de perfumes... Nadie os dice: "¡Eh! ¿Qué vienes a hacer
aquí? Eres un intruso, ¡fuera!" Al contrario, os acogen, os dan con
3

qué lavaros, vestiros, y os invitan al banquete. Vuestros enemigos


están fuera, en la puerta, mientras tanto, y no pueden haceros
ningún daño... Pues bien, la oración es eso; corréis, corréis, es decir,
os escapáis de las dificultades y de los obstáculos del plano físico, y
llegáis a un lugar en donde el Señor está alegrándose en compañía
de los Ángeles y de sus amigos. Lo único que quiere el Señor es
acogeros. Y os quedáis
allí
tanto tiempo como
queráis; mientras tanto,
vuestros enemigos se
retiran con el rabo entre
las piernas, ¡y después
os volvéis a vuestra
casa, felices,
1
colmados!

Diréis que lo que os digo parece un cuento... Si, es posible,


pero al menos lo comprendéis. De ahora en adelante, pues, cuando
os sintáis perturbados, desgraciados, ¿por qué no cambiáis de
región para encontrar algo que os ayude? ¡Ah! no, no, iréis a
lloriquear y a quejaros por todas partes, a tomar calmantes, pero no
recurriréis a este medio maravilloso y tan eficaz que los más
grandes Maestros nos han enseñado: la oración. Cada vez se
abandona más. ¿Cómo iba a servirse un hombre inteligente, en el
siglo veinte, de unos medios que eran buenos para la Edad Media,
cuando la gente era ignorante, crédula y supersticiosa? Ahora la
ciencia ha reemplazado la oración con píldoras, y la gente cree que
las píldoras son eficaces para todo. Pero no, desgraciadamente, no.

Si queréis, pues, tener todas las posibilidades para resolver


vuestros problemas, habituaos cada día a elevaros con el
pensamiento. Sois vosotros los que os tenéis que desplazar, y no
esperar a que el Señor, con su clemencia y su misericordia, venga a
visitaros. Diréis: "Aquí hay algo que no encaja. Hemos leído en las
Escrituras que el día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió
sobre los Apóstoles en forma de lenguas de fuego," En realidad,
aquél que recibe el Espíritu Santo se ha elevado ya interiormente
4

hasta las regiones celestiales en donde se fusiona con la Divinidad.


El que se purifica, el que vibra al unísono con la voluntad del
Señor, vive ya en las regiones más luminosas, y aunque se diga
entonces que el Espíritu Santo ha descendido a él, en realidad, no,
es él quien ha subido hasta el Señor que le ha llenado con su
presencia.2

Podéis encontrar todo en el universo: el Cielo, la Tierra, y


hasta el Infierno; vosotros sois los que debéis saber a dónde queréis
ir. Pero, si por imprudencia habéis caído en el infierno, no por eso
debéis eternizaros en él. Puede ser que os hayáis visto obligados a ir
a la taberna a brindar con los
amigos, pero eso no quiere decir
que debáis permanecer allí para
siempre... Os paseáis por el bosque
y habéis querido recoger fresas; de
acuerdo, pero no debéis eternizaros
ahí, porque, si no, llegará la noche y
ya no encontraréis el camino...
Alguien se lamenta: "¡Ah!, ¡he
dicho una palabra torpe que lo ha
demolido todo!" No importa, di
ahora otras palabras que lo puedan
reparar. "Si, ¡pero también he
lanzado una mirada espantosa!"
Pues bien, aumenta la proporción de
buenas miradas para restablecer el
equilibrio.

Alguien viene a lamentarse, porque dice que está condenado.


No le contradigo, porque es inútil, cree que está condenado sin
remedio. Pero le explico solamente que no es para toda la eternidad.
Estamos condenados por unos momentos, vale, pero después hay
que ir más lejos. Alguien cae en una ciénaga infestada de
serpientes, de mosquitos, de avispas, de sapos, de saltamontes, y
grita, reza, pero no mejora su situación. "Desplázate, hombre, hay
otras regiones más habitables y más tranquilas." En las peores
situaciones, pensad que nunca nada es definitivo, y que hay que
5

pensar solamente en desplazarse.

Os lo aseguro, si la mayoría de los que tienen el hábito de


rezar no son atendidos en sus peticiones es porque ven las cosas de
una manera errónea. Piden al Señor que venga a verles en el lugar
donde están, es decir, que sin cambiar nada en su comportamiento o
su forma de pensar, se imaginan que Dios va a sacarles del Infierno
y a instalarles en el Cielo.

Suponed ahora que os encontráis en una gruta, o en un


subterráneo, y que suplicáis al Sol que venga a alumbraros. Nunca
seréis escuchados, porque el Sol no va a desplazarse para entrar en
la gruta. Sois vosotros los que debéis salir para recibir su luz. ¿Qué
representan las grutas, los subterráneos, los sótanos? Ciertos
placeres, ciertos malos
hábitos a los que no
queréis renunciar.
Continuáis viviendo,
pues, como en el
pasado, mientras pedís
al Cielo que venga a
considerar vuestro caso,
que os ilumine, que os
ayude, que os cure, que
os enriquezca. Esto es
imposible, no lo hará. Sois vosotros los que debéis decidiros a vivir
una nueva vida.

Tomemos ahora este ejercicio que hacemos cada día. ¿Por qué
nos levantamos muy pronto por la mañana para subir a la Roca a
ver la salida de Sol? Pues bien, justamente, es algo simbólico. Ya
por el solo hecho de levantarnos de la cama, de salir de nuestra
habitación, de nuestro "sótano", para ir a la salida de Sol,
mostramos que somos conscientes de la necesidad de desplazarnos
para poder ser iluminados, calentados, vivificados.

Los humanos que se niegan a abandonar sus viejas formas de


vivir y piden cosas al Señor, como si pidiesen al Sol que viniese a
6

alumbrarles en el fondo de una gruta, están perdiendo el tiempo.


Son ellos los que tienen que desplazarse, cambiar su existencia.
Aquéllos que han aprendido a desplazarse reciben la luz del Sol, el
calor del Sol, y, como el Sol es el símbolo del Señor, reciben las
riquezas que el Señor ha difundido a través del espacio. Todo está
ahí, dispensado a profusión, pero hay que ir a cogerlo. ¡Qué orgullo
pensar que todo debe venir a nosotros y que el Señor debe
desplazarse! El orgullo es la mayor estupidez que existe; y la mayor
sabiduría, la mayor inteligencia, es la humildad. Humillarse es
desplazarse; vosotros hacéis el primer gesto, y entonces recibís.
¿Veis qué claro y lógico es todo?

El que quiere verdaderamente que su oración sea escuchada


debe dejar de aferrarse a su cuerpo físico, a los instintos, a la Tierra,
y elevarse hacia las regiones del espíritu. Así pues, de la misma
manera que tenemos
que dejar
físicamente nuestra
cama y nuestra casa
para ir a ver la
salida de Sol,
debemos también
desplazarnos
interiormente,
porque, si no, ni
siquiera delante del
Sol recibiréis gran
cosa: un poco de luz, de calor y de vida, y nada más; las verdaderas
riquezas se os escaparán. Debéis ir más lejos aún, más arriba aún,
subir hasta la Fuente en la que bebe el Sol mismo. No basta, pues,
con estar en la Roca y mirar al Sol, porque algunos que lo miran
desde hace años siguen siendo los mismos: egoístas, injustos,
crueles. Hay que ir más lejos, hay que llegar a ser ahora un servidor
de Dios y no tener otra cosa en la cabeza que ser un modelo. Un
conductor de todo lo que el Señor nos envía... sí, haciendo como el
Sol.

Voy a daros un método que yo practico y que os permitirá


7

conectaros mejor con el Sol. Todavía no os lo había revelado


porque siempre hay que verificar un método cientos de veces antes
de dárselo a los demás.

Supongamos que os encontráis en la salida de Sol y esperáis


el primer rayo... Estáis vigilantes, atentos, y, cuando aparece el
primer rayo, lo bebéis, lo aspiráis; así empezáis a beber el Sol. En
lugar de respirarlo solamente, lo bebéis, lo coméis, y os imagináis
que esta luz, que está viva, se propaga por todas las células de
vuestros órganos, y
que las refuerza, las
vivifica, las purifica.
Este ejercicio os
ayuda a
concentraros y los
resultados son
fantásticos: todo
vuestro ser se
estremece, y llegáis
a sentir que bebéis
verdaderamente la
luz. Así que, bebed
el Sol, eso os ayudará a permanecer vigilantes, con la conciencia
despierta: la necesidad de continuar bebiendo os mantendrá
despiertos.

Cuando Zaratustra le preguntó a Ahoura Mazda cómo se


alimentaba el primer hombre, éste le respondió: "Comía fuego y
bebía luz." ¿Por qué no aprendemos también nosotros a comer
fuego y a beber luz para volver a la perfección del primer hombre?

Aprended a alimentaros de luz, porque detrás de esta luz se


encuentran las más grandes bendiciones. Os sentiréis entonces tan
ricos que empezaréis a amar a todas las criaturas. Es la pobreza la
que engendra el odio. Los ricos, en cambio, no detestan nunca a
nadie. Pero, comprendedme bien; hablo de los verdaderos ricos, que
son los grandes Maestros. Viven en una abundancia tal que
desborda. ¿Cómo podrían experimentar odio viviendo en este
8

estado de plenitud? Es el que se siente desprovisto el que empieza a


ser huraño, envidioso, y a detestar a los demás. Cuando veis a
alguien al que no le gustan los demás, que no muestra interiormente
nobleza, ni generosidad, es que es pobre y miserable.

Mis queridos hermanos y hermanas, no olvidéis nunca esto.


Cuando somos conscientes de todas las riquezas que Dios nos ha
dado, sentimos que nuestro corazón se llena de amor, y sólo
pensamos en ayudar a los demás, en iluminarles. Puesto que somos
ricos y que todo desborda, nos vemos obligados a distribuir.
Mientras que, si pensamos que somos pobres, evidentemente, no
queremos a los ricos y tenemos ganas de atacarles para
desvalijarles. Por eso la pobreza es (la pobreza bajo todas sus
formas) el origen de la criminalidad.

Que el Señor bendiga a


todos los que habréis leído estas
palabras. Pues tampoco será una
casualidad, que hayan llegado
hasta vosotros, otro día alcancen
toda la tierra y más tarde todo el
Universo. El Maestro.

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