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APRENDER SOBRE NUESTRAS EMOCIONES

Si nuestro pasado hubiese sido diferente, habríamos observado a


nuestro padre escuchando en forma satisfactoria y afectuosa a
nuestra madre cuando le expresaba sus frustraciones y
decepciones.

Habríamos observado a nuestra madre confiando en nuestro padre


y compartiendo sus sentimientos abiertamente, sin desaprobarlo y
sin echarle culpas.

Habríamos experimentado el hecho de ver que una persona podría


sentirse perturbada sin rechazar a nadie con desconfianza,
manipulación emocional, desaprobación, prevención,
condescendencia o frialdad.

A lo largo de nuestros años de crecimiento habríamos estado


gradualmente en condiciones de dominar nuestras emociones del
mismo modo en que dominábamos la facultad de caminar o las
matemáticas. Habría sido una habilidad aprendida como caminar,
saltar, cantar, leer y efectuar el balance de nuestra chequera.

Pero no sucedió así para la mayoría de nosotros. Por el contrario,


pasamos años -los primeros de nuestra vida, cruciales para nuestra
educación intelectual y emocional- aprendiendo a comunicarnos
insatisfactoriamente y a ignorar, manejar mal o reprimir nuestras
emociones.

Por el hecho de que carecemos de educación para comunicar


nuestros sentimientos, nuestras relaciones no alcanzan el máximo
potencial de armonía y sinergia que podrían alcanzar.

Para poder entender hasta qué punto resulta esto difícil, considere
sus respuestas a las siguientes preguntas:

1. Cuando se siente enojado o resentido, ¿cómo expresa amor


si, mientras usted estaba creciendo, sus padres o bien
discutían o bien evitaban conscientemente la discusión?

2. ¿Cómo logra que sus hijos lo escuchen sin gritar ni


castigarlos, si sus padres gritaban y lo castigaban para
mantener el orden?
3. ¿Cómo pide más apoyo si, aun siendo niño, usted se sintió
permanentemente desatendido y decepcionado?

4. ¿Cómo se abre y comparte sus sentimientos si teme ser


rechazado?

5. ¿Cómo le habla a su pareja si sus sentimientos dicen "te


odio"?

6. ¿Cómo dice "lo lamento" si, de niño, usted era castigado por
cometer errores?

7. ¿Cómo puede admitir sus errores si le teme al castigo y al


rechazo?

8. ¿Cómo puede mostrar sus sentimientos si, de niño, usted era


permanentemente rechazados o juzgado por sentirse
perturbado o por llorar?

9. ¿Cómo se supone que usted pida lo que quiere si, de niño, lo


hacían sentir mal por querer más?

10. ¿Cómo se supone siquiera que sepa lo que está sintiendo si


sus padres no tenían el tiempo, la paciencia o la sabiduría
para preguntarle cómo se sentía o qué era lo que lo
molestaba?

11. ¿Cómo puede aceptar las imperfecciones de su pareja si, de


niño, usted sentía que debía ser perfecto para merecer amor?

12. ¿Cómo puede escuchar los sentimientos de dolor de su


pareja si nadie escuchaba los suyos?

13. ¿Cómo puede perdonar si usted no era perdonado?

14. ¿Cómo se supone que usted llore y alivie su dolor y su pesar


si, de niño, le decían siempre 'No llores' o ¿Cuándo vas a
crecer?'

15. ¿Cómo puede escuchar la decepción de su pareja si, de


niño, lo hacían sentir responsable por el dolor de su madre
mucho antes de que pudiera comprender que usted NO era
responsable?
16. ¿Cómo puede escuchar la ira de su pareja si, de niño, su
madre o su padre le adosaban a usted sus frustraciones a
través de gritos y exigencias?

17. ¿Cómo se abre y confía en su pareja, si las primeras


personas en las que confió con su inocencia lo traicionaron de
alguna manera?

18. ¿Cómo se supone que puede comunicar sus sentimientos en


forma respetuosa y afectuosa si no ha tenido la práctica de
dieciocho años sin la amenaza de ser rechazado o
abandonado?

La respuesta a estas dieciocho preguntas es la misma: es posible


aprender sobre nuestras emociones, desarrollar nuestro cociente
emocional, pero tenemos que trabajar para ello.

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

La Inteligencia Emocional, un término acuñado por dos psicólogos de la


Universidad de Yale (Peter Salovey y John Mayer) y difundida mundialmente
por el psicólogo, filósofo y periodista Daniel Goleman, es la capacidad de:

1) Sentir
2) Entender
3) Controlar y
4) Modificar

estados anímicos

a) Propios y
b) Ajenos.

¿CUÁLES SON LAS HABILIDADES PRÁCTICAS DE LA


INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia


Emocional soncinco, y pueden ser clasificadas en dosáreas:

1) INTELIGENCIA INTRAPERSONAL (internas, de autoconocimiento)

2) INTELIGENCIA INTERPERSONAL (externas, de relación)

Al primer grupo pertenecen tres habilidades:


a) La autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en
nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo)

b) El control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o


modificar un estado anímico y su
exteriorización).
c) La capacidad de motivarse y motivar a los demás.

Al segundo grupo pertenecen doshabilidades:

a) La empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver


cuestiones y situaciones desde su perspectiva), y

b) Las habilidades sociales (habilidades que rodean la


popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal, y que
pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y
resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en
equipo).

Como se puede advertir por la amplitud de estas habilidades, la


Inteligencia Emocional es útil en tiempos de bonanza, e
imprescindible en tiempos difíciles.

¿QUÉ SE APRENDE Y/O SE PRACTICA EN LOS SEMINARIOS Y


EN LOS TALLERES?

En los Seminarios, según el origen etimológico de la palabra, las


personasadquieren información básica –con algún ejercicio práctico-
respecto al origen y al alcance de la Inteligencia Emocional, además
de aprender las 5 Habilidades Prácticas.

En los Talleres, se aprenden en profundidad cada una de las 5


Habilidades Prácticas, participando de las dinámicas de grupo y de
los ejercicios que acompañan el desarrollo de cada una de las
Habilidades.

¿ES BUENO CONTROLAR LAS EMOCIONES?

Si por controlar se entiende la capacidad de adecuar la expresión


emocional al contexto (situación y persona/s implicadas), la respuesta
es afirmativa. Si por controlar se entiende reprimir continuamente el
sentimiento y/o manifestación de una o varias emociones que ‘no nos
gustan’, esto puede conducir a desarreglos de la personalidad que no
pueden ser considerados positivos.

¿PUEDE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL MODIFICAR NUESTRO


TEMPERAMENTO?

No, nuestro temperamento no puede ser modificado, pero muchas de


nuestras expresiones temperamentales podemos aprender a
controlarlas, bien reduciendo su intensidad o su duración, o ambos
aspectos simultáneamente.

¿ES BUENO, EN ALGUNA CIRCUNSTANCIA, REPRIMIR LAS


EMOCIONES?
Si por reprimir se entiende ahogar toda manifestación de un
sentimiento o emoción, la respuesta es que, a juzgar por las
evidencias somáticas y psicológicas, no es bueno reprimir las emoción
es, salvo en casos extremos en donde sea imperioso hacerlo, pero en
estos casos se trataría de reprimir la manifestación exterior de la
emoción, y no su llegada a la conciencia.

¿QUÉ OCURRE CUANDO SE REPRIMEN LAS EMOCIONES?

En primer lugar, no podemos sacar ningún provecho de ellas. En


segundo lugar, al igual que una herida, un sentimiento o emoción
reprimida puede ‘infectarse’ (hacerse más virulenta). Al crecer en
intensidad, o al enconarse aún más un sentimiento negativo, puede
llevar al estallido, cuya principal característica es aparecer de
improviso, a veces sin relación con el objeto u ocasión del sentimiento.

¿EXISTEN EMOCIONES NEGATIVAS Y POSITIVAS?

No podemos calificar a las emociones como ‘negativas’ o


‘positivas’ prescindiendo de todo contexto en el que ellas se
producen.

En principio, podríamos pensar que la ira, por ejemplo, es una emoción


negativa que, idealmente, sería bueno no experimentar jamás.
Sin embargo, las emociones son un mecanismo de
supervivencia implantado por la inteligencia y manifestado en la
evolución de las especies, la cual ha permitido a nuestros antepasados
mamíferos sobrevivir hasta hoy, y que también a nosotros nos permite
seguir sobreviviendo.

¿EN QUÉ ESFERAS DE MI VIDA ES APLICABLE LA INTELIGENCIA


EMOCIONAL?

La Inteligencia Emocional tiene cinco habilidades prácticas. Estas


cinco habilidades prácticas son útiles para cuatro áreas fundamentales
de nuestra vida:

1) Propenden a nuestro bienestar psicológico, base para el


desarrollo armónico y equilibrado de nuestra personalidad.

2) Contribuyen a nuestra buena salud física, moderando o


eliminando patrones y/o hábitos psicosomáticos dañinos o
destructivos, y previniendo enfermedades producidas por
desequilibrios emocionales permanentes (angustia, miedo,
ansiedad, ira, irritabilidad, etc.).

3) Favorecen nuestro entusiasmo y motivación. Motivación y


emoción tienen la misma raíz latina (motere), que significa
moverse (acercarse hacia lo agradable o alejarse de lo
desagradable). Gran parte de nuestra motivación en
distintas áreas de la vida está basada en estímulos
emocionales.

4) Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con


las personas, en el área familiar-afectiva, social y laboral-
profesional. En este último plano, la Inteligencia Emocional
significa llevar a un nivel óptimo la relación entre las
personas: determina qué tipo de relación mantendremos
con nuestros subordinados (liderazgo), con nuestros
superiores (adaptabilidad) o con nuestros pares (trabajo en
equipo). Las emociones determinan cómo respondemos,
nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el
trabajo y/o la empresa.

¿CÓMO USAR LA IE PARA LOGRAR UN EQUILIBRIO ENTRE MI


TRABAJO, MI FAMILIA Y MIS ESTUDIOS?
El célebre filósofo Bertrand Russell escribió:“Vivir como uno desee:
sólo eso merece llamarse éxito”.

La inmensa mayoría de las personas concebimos el éxito como un


equilibrio, en nuestra realización personal, respecto a las distintas áreas
de la vida: la de la salud, la profesional, la afectiva, la familiar y la
social.

Sin embargo, hace unos años, se impuso cierto culto al éxito que no
medía los costos, irónicamente, en términos del valor más importante:
nuestra propia vida.

Pero, ¿es este tipo de éxito - que daña la salud, las relaciones y la paz
de la mente - el que vale la pena lograr? ¿Puede alguien que termina
sufriendo de úlcera o del corazón, o que se haya divorciado por culpa
de las presiones laborales, o que no tenga compañeros que se hayan
convertido en amigos porque sólo se persiguió las mejores notas,
considerarse plenamente exitoso?

Hoy existe una creciente tendencia a definir el éxito en términos de una


vida balanceada, en la cual los objetivos materiales comparten espacio
con los ‘valores intangibles’: relaciones y roles familiares
enriquecedores y de apoyo mutuo, un cuerpo saludable que pueda
controlar el stress, gran participación en la vida comunitaria, y
oportunidades para satisfacer deseos altruistas y creativos. Una vida
balanceada no puede alcanzarse sin Inteligencia Emocional, un
componente que nos permite poner en marcha y sostener lo que se ha
dado en llamar ‘el sistema del éxito total’.

¿LAS EMOCIONES PUEDEN MODIFICARSE A VOLUNTAD?

No siempre. Existen emociones tan fuertes y repentinas que no


pueden disociarse de su manifestación física, y esto es un mecanismo
que la evolución ha impuesto a nuestro organismo, por razones de
supervivencia, y obviamente no podemos modificar a voluntad. En
cambio, las emociones que se basan en sentimientos y/o procesos de
pensamiento y razonamiento (rencor, ansiedad, tristeza, etc.) sí
pueden ser controlados y cambiados, pero también dentro de los
límites impuestos a cada temperamento.

¿QUÉ ES UN ESTALLIDO EMOCIONAL?

Se considera ‘estallido emocional’ a aquella conmoción psíquica y


física que se encuentra, por un determinado tiempo, libre de todo
control de la corteza cerebral: sea a través del razonamiento, o por la
toma de conciencia del contexto en el que se produce el estallido, o
por las consecuencias del mismo, etc.

¿DE QUÉ MANERA LAS EMOCIONES PUEDEN AFECTAR LA


SALUD?

La mayoría de las emociones implican cambios fisiológicos notables,


cuya frecuente repetición lleva comúnmente a trastornos somáticos (o
físicos), y de hecho buena parte del stress (si no la mayoría) no es otra
cosa que stress emocional.

¿INFLUYEN LAS EMOCIONES EN MI RENDIMIENTO LABORAL?

Sí, no hay prácticamente esfera alguna de la actividad humana que no


se vea influida (para bien o para mal) por las emociones: ni el
aprendizaje, ni el rendimiento laboral, ni el rendimiento deportivo, ni la
creación artística.

¿DE QUÉ MANERA INFLUYEN MIS EMOCIONES EN MI


TRABAJO/PROFESIÓN?

Las emociones determinan, como se señaló en la respuesta anterior, el


nivel de rendimiento de que somos capaces, en estado de equilibrio o
desequilibrio emocional, así como determinan qué tipo de relación
mantendremos con nuestros subordinados (liderazgo), con nuestros
superiores (adaptabilidad) o con nuestros pares (trabajo en equipo). Las
emociones determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos
comportamos y funcionamos en el trabajo y/o la empresa.

LAS EMOCIONES

as Emociones

Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción


subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos
(fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.
Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo
que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en
forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra


un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que
utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en
el modo en el que se percibe dicha situación.

Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco


importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más
racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos,
indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades
e incluso objetivos. De todas formas, es difícil saber a partir de la
emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede
ayudar a intuirla.
Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas
como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con
nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van
haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos,
signos y significados.

Cada individuo experimenta una emoción de forma particular,


dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de
la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y
comportamentales que desencadenan las emociones son innatas,
mientras que otras pueden adquirirse.

Charles Darwin observó como los animales (especialmente en los


primates) tenían un extenso repertorio de emociones, y que esta
manera de expresar las emociones tenía una función social, pues
colaboraban en la supervivencia de la especie. Tienen, por tanto, una
función adaptativa.

Existen 6 categorías básicas de emociones.

 MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce


ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
 SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy
transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué
pasa.
 AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos
produce aversión.
 IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
 ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una
sensación de bienestar, de seguridad.
 TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.

Si tenemos en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones,


podríamos decir que tienen diferentes funciones:

 MIEDO: Tendemos hacia la protección.


 SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
 AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos
delante.
 IRA: Nos induce hacia la destrucción.
 ALEGRÍA: Nos induce hacia la reproducción (deseamos
reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien).
 TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.

Los humanos tenemos 42 músculos diferentes en la cara. Dependiendo


de cómo los movemos expresamos unas determinadas emociones u
otras. Hay sonrisas diferentes, que expresan diferentes grados de
alegrías. Esto nos ayuda a expresar lo que sentimos, que en numerosas
ocasiones nos es difícil explicar con palabras. Es otra manera de
comunicarnos socialmente y de sentirnos integrados en un grupo social.
Hemos de tener en cuenta que el hombre es el animal social por
excelencia.

Las diferentes expresiones faciales son internacionales, dentro de


diferentes culturas hay un lenguaje similar. Podemos observar como en
los niños ciegos o sordos cuando experimentan las emociones lo
demuestran de forma muy parecida a las demás personas, tienen la
misma expresión facial. Posiblemente existan unas bases genéticas,
hederitarias, ya que un niño que no ve no puede imitar las expresiones
faciales de los demás. Aunque las expresiones también varían un poco
en función de la cultura, el sexo, el país de origen etc. Las mujeres
tienen más sensibilidad para captar mejor las expresiones faciales o las
señales emotivas y esta sensibilidad aumenta con la edad. Otro ejemplo
son los rostros de los orientales, especialmente los japoneses, son
bastante inexpresivos, pero es de cara a los demás, porque a nivel
íntimo expresan mejor sus emociones.

Las expresiones faciales también afectan a la persona que nos está


mirando alterando su conducta. Si observamos a alguien que llora
nosotros nos ponemos tristes o serio e incluso podemos llegar a llorar
como esa persona. Por otro lado, se suelen identificar bastante bien la
ira, la alegría y la tristeza de las personas que observamos. Pero se
identifican peor el miedo, la sorpresa y la aversión.

Las emociones poseen unos componentes conductuales particulares,


que son la manera en que éstas se muestran externamente. Son en
cierta medida controlables, basados en el aprendizaje familiar y cultural
de cada grupo:

 Expresiones faciales.
 Acciones y gestos.
 Distancia entre personas.
 Componentes no lingüísticos de la expresión verbal (comunicación
no verbal).

Los otros componentes de las emociones son fisiológicos e


involuntarios, iguales para todos:

 Temblor
 Sonrojarse
 Sudoración
 Respiración agitada
 Dilatación pupilar
 Aumento del ritmo cardíaco

Estos componentes son los que están en la base del polígrafo o del
"detector de mentiras". Se supone que cuando una persona miente
siente o no puede controlar sus cambios fisiológicos, aunque hay
personas que con entrenamiento sí pueden llegar a controlarlo.
¿Qué es lo que nos produce el miedo a nivel fisiológico?

Cuando nos encontramos ante un estímulo que nos provoca miedo o


temor, nuestro cuerpo reacciona activándose, de manera que estemos a
punto para cualquier reacción de lucha o huída que sea preciso a fin de
protegernos, ya que nuestro impulso más básico es el de la
supervivencia.

La activación se produce de la siguiente manera:

1. El lóbulo frontal de la corteza cerebral por la acción del hipotálamo


activa la glándula suprarrenal.
2. La glándula suprarrenal descarga adrenalina.
3. Las pupilas se dilatan.
4. El tórax se ensancha.
5. El corazón se dilata, aumenta la provisión de sangre.
6. Se produce un aumento de la tensión arterial.
7. Los músculos se contraen.
8. El hígado libera glucosa, el combustible de los músculos.
9. La piel palidece.
10. Los bronquios se dilatan para aumentar el volumen de
oxigeno.
11. En casos extremos la vejiga urinaria se vaciará.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

De la misma manera que se reconoce el CI (cociente intelectual), se


puede reconocer la Inteligencia Emocional. Se trata de conectar las
emociones con uno mismo; saber qué es lo que siento, poder verme a
mi y ver a los demás de forma positiva y objetiva. La Inteligencia
Emocional es la capacidad de interactuar con el mundo de forma
receptiva y adecuada.

Características básicas y propias de la persona emocionalmente


inteligente:

 Poseer suficiente grado de autoestima


 Ser personas positivas
 Saber dar y recibir
 Empatía (entender los sentimientos de los otros)
 Reconocer los propios sentimientos
 Ser capaz de expresar los sentimientos positivos como los
negativos
 Ser capaz también de controlar estos sentimientos
 Motivación, ilusión, interés
 Tener valores alternativos
 Superación de las dificultades y de lasfrustraciones
 Encontrar equilibrio entre exigencia y tolerancia.

Goleman explica que la Inteligencia Emocional es el conjunto de


habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la
manera más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por
tanto, un buen manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia,
empatía o agilidad mental. Justo las cualidades que configuran un
carácter con una buena adaptación social.

El psicólogo W. Mischel hizo un experimento con niños de 4 años: les


daba un caramelo y les decía que tenía que irse un momento, pero que
debían esperar a que él volviera antes de comérselo, si lo hacían así él
les daría otro caramelo como premio. El tiempo que permanecía fuera
era tan sólo de 3 minutos. Habían niños que no esperaban y se comían
el caramelo. Posteriormente hizo un seguimiento de los niños y observó
que los que no se habían comido el caramelo, eran más resistentes a la
presión, más autónomos, más responsables, más queridos por sus
compañeros y mejor adaptados en el medio escolar que los otros.

Todas las personas nacemos con unas características especiales y


diferentes, pero muchas veces la manera que tenemos de comportarnos
o de enfrentarnos a los retos de la vida son aprendidos. Desde pequeños
podemos ver como para un niño no está tan bien visto llorar y expresar
sus emociones como en una niña, además a los varones se les exige ser
más valientes, seguros de sí mismos. También podemos observar como,
según las culturas, las mujeres son menos valoradas, tanto en el ámbito
personal como en el laboral, lo cual es el origen de opresiones y malos
tratos. Todo esto lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento
en que venimos al mundo: nos comportamos como nos han "enseñado"
a comportarnos. Quererse a uno mismo, ser más generoso con los
demás, aceptar los fracasos, no todo depende de lo que hemos
heredado, por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y
mejorando nuestras actitudes día a día, aprender a ser más inteligentes
emocionalmente, en definitiva a ser más felices.

Bibliografía:

Goleman, D. (1996). La inteligencia emocional. Barcelona. Kairos.

Reeve, J. (1994). Motivación y emoción. Madrid. Mc Graw Hill.

Vila, J., Fernández, M. (1990). Activación y conducta. Madrid. Alhambra.

APRENDER DE LAS EMOCIONES

Cada vez se habla más de las emociones y de la importancia que tienen en nuestra
vida. Hasta hace poco este tema ha sido en cierta manera tabú ya que por desgracia
en los colegios no se enseña educación emocional y la manera en que se han tratado
socialmente ha sido mediante su represión y ocultamiento principalmente, si son
emociones calificadas como negativas

Es necesario comprender que no son ni buenos ni malas, son humanas, y pueden


servirnos para aprender de las situaciones tanto externas como internas. Es como si
fueran unos sentidos adicionales aparte de los físicos, que nos informan qué está
realmente pasando conmigo y con una determinada situación.

Ciclo de una emoción

Cuando tenemos un determinado pensamiento o alguna circunstancia externa, es posible


que nos produzca un cambio emocional, es como si una energía entrara de repente en
nosotros al igual que cuando tomamos aire al respirar. Para completar el ciclo
necesitamos vivirla y devolver parte de dicha energía al exterior como cuando
expiramos. Si no la devolvemos al exterior nos empezaremos a cargar internamente de
presión y tendremos que emplear energías para contenerla. La vía natural para devolver
dicha energía al exterior es mediante su expresión. Lo más importante de este ciclo
probablemente es el aprendizaje que obtenemos de dicho movimiento. Por ejemplo si
sentimos rabia nos podría indicar que nos están invadiendo nuestros límites, o si
sentimos tristeza nos podría decir que hay alguna necesidad importante en nosotros que
no estamos atendiendo. El miedo nos indicaría que está en juego nuestra supervivencia,
que no estamos protegidos adecuadamente, que tenemos que recuperar nuestro centro, o
que tenemos que enfrentar aquello que tememos y que aún desconocemos.
Si sabemos interpretar dicho lenguaje nos haremos conscientes de qué es lo que pasa en
nuestro interior actuando de la manera adecuada, en el caso de la rabia poniendo los
límites adecuados y haciéndolos respetar, con la tristeza poniendo los medios para
satisfacer nuestras verdaderas necesidades. Con el miedo sería defendiéndose o
retirándose del peligro.

Resistencias

En el camino de aprendizaje a través de las emociones, éstas no siempre se viven de


manera armónica, usando diversos mecanismos defensivos de control o resistencias para
no completar dicho ciclo.
Un mecanismo que se puede usar es la desconexión de la situación, sabemos por
ejemplo, que algo nos puede emocionar o mover y hacemos todo lo posible para evitar
dichas situaciones; como el miedo a hablar en público o hablar de nuestros
sentimientos. Es una huida, a veces puede ser adecuado escapar de determinadas
situaciones, pero es posible que se convierta en un patrón repetitivo.
Otro mecanismo es el no reconocer como propio lo que sentimos al conectar con una
determinada emoción, rechazándola en nosotros como forma de protección y
proyectándola en los demás, haciendo ver que es una emoción que es de los otros.
Seguidamente nos queda aceptarla como propia y darle un espacio para vivirla. Aquí la
respiración juega un papel muy importante ya que podemos usarla para no sentir
plenamente. Si no queremos aceptar dicha emoción, bloqueamos la respiración o la
hacemos muy superficial, así conseguiremos que la emoción pierda intensidad pero
también información útil de lo que está pasando. Un aspecto muy importante de esta
etapa es el dar un tiempo suficiente para que dicha emoción impregne todo nuestro
cuerpo y seamos así conscientes corporal y mentalmente.
Si la aceptamos como propia y nos permitimos sentirla el tiempo suficiente, llegara el
momento de expresarla.
Tenemos tres canales para expresar las emociones: el cuerpo, la voz y la mirada. Si no
las expresamos adecuadamente, estas se pueden somatizar en bloqueos físicos o
vocales, que son reflejo de los mecanismos que usamos para contenerlas. Es muy
importante llegar a expresar con totalidad para poder sacar la energía retenida de una
manera eficaz.

Si la expresamos correctamente nos quedaría dar un espacio para aprender de la


situación. Aquí de nuevo podemos resistirnos e ignorar la lección, con lo cual
probablemente comencemos un nuevo ciclo repetitivo del que no saldremos hasta que lo
integremos dentro de nosotros, transformando nuestra forma de pensar y poniendo los
medios adecuados con nuestras acciones.
Una forma de comprobar que tenemos ya integrada la lección, es observando que si se
repite una determinada situación, ésta deja de emocionarnos o lo hace de una manera
muy diferente.
Tenemos que tener presente que nos podemos hacer adictos a alguna emoción y
quedarnos enganchados en alguna parte de este ciclo vital sin que queramos resolverlo
aunque sea molesto, es un miedo a sentir cosas diferentes. “Más vale lo malo conocido
que lo bueno por conocer”.

¿Qué hacer?

Al comienzo se suelen ver nuestros mecanismos mejor desde fuera por otra persona o
los vemos más fácilmente en otros. Una vez que vamos cogiendo dominio podemos
trabajar de manera autónoma.
Unas técnicas muy útiles y directas para trabajar el plano emocional son las
Meditaciones Activas Osho®. Nos permiten conectar muy fácilmente con lo que
necesitamos expresar, dándole una vía en la fase activa. Después en la fase de quietud
creando el espacio suficiente para poder integrar y observar lo que se ha movido. Se
pueden practicar individualmente o en grupo.
Otra técnica que se puede usar como autoconocimiento emocional es el Shiatsu.
Mediante el diagnóstico energético obtenemos información de qué meridianos están
más desquilibrados y trabajar sobre ellos. Estas energías son reflejo de determinadas
funciones en cualquiera de los planos (físico, emocional, mental), se desequilibran
cuando usamos un mecanismo de defensa o protección de manera constante. Cuando
equilibramos estás energías mediante el Shiatsu, empezamos a sentir cosas diferentes,
tomando conciencia de cómo usamos dichos mecanismos y así poder decidir usarlos o
no, adaptándonos de manera más apropiada a cada situación. Al desactivar dichos
bloqueos, que son reflejos de nuestras resistencias, sentiremos que tenemos más
energía.

Conclusión

El plano emocional está íntimamente relacionado con el cuerpo y la mente. Si sentimos


que se repiten continuamente determinadas situaciones, dolencias físicas, etc., el poner
atención en ellas nos ayudará a comprender mejor nuestra realidad, poder poner
remedio, y saber fluir de una manera más armónica y satisfactoria por la vida.

Cada vez se habla más de las emociones y de la importancia que tienen en nuestra vida. Hasta hace
poco este tema ha sido en cierta manera tabú ya que por desgracia en los colegios no se enseña
educación emocional y la manera en que se han tratado socialmente ha sido mediante su represión y
ocultamiento principalmente, si son emociones calificadas como negativas
Es necesario comprender que no son ni buenos ni malas, son humanas, y pueden
servirnos para aprender de las situaciones tanto externas como internas. Es como si
fueran unos sentidos adicionales aparte de los físicos, que nos informan qué está
realmente pasando conmigo y con una determinada situación.

Ciclo de una emoción

Cuando tenemos un determinado pensamiento o alguna circunstancia externa, es posible


que nos produzca un cambio emocional, es como si una energía entrara de repente en
nosotros al igual que cuando tomamos aire al respirar. Para completar el ciclo
necesitamos vivirla y devolver parte de dicha energía al exterior como cuando
expiramos. Si no la devolvemos al exterior nos empezaremos a cargar internamente de
presión y tendremos que emplear energías para contenerla. La vía natural para devolver
dicha energía al exterior es mediante su expresión. Lo más importante de este ciclo
probablemente es el aprendizaje que obtenemos de dicho movimiento. Por ejemplo si
sentimos rabia nos podría indicar que nos están invadiendo nuestros límites, o si
sentimos tristeza nos podría decir que hay alguna necesidad importante en nosotros que
no estamos atendiendo. El miedo nos indicaría que está en juego nuestra supervivencia,
que no estamos protegidos adecuadamente, que tenemos que recuperar nuestro centro, o
que tenemos que enfrentar aquello que tememos y que aún desconocemos.
Si sabemos interpretar dicho lenguaje nos haremos conscientes de qué es lo que pasa en
nuestro interior actuando de la manera adecuada, en el caso de la rabia poniendo los
límites adecuados y haciéndolos respetar, con la tristeza poniendo los medios para
satisfacer nuestras verdaderas necesidades. Con el miedo sería defendiéndose o
retirándose del peligro.

Resistencias

En el camino de aprendizaje a través de las emociones, éstas no siempre se viven de


manera armónica, usando diversos mecanismos defensivos de control o resistencias para
no completar dicho ciclo.
Un mecanismo que se puede usar es la desconexión de la situación, sabemos por
ejemplo, que algo nos puede emocionar o mover y hacemos todo lo posible para evitar
dichas situaciones; como el miedo a hablar en público o hablar de nuestros
sentimientos. Es una huida, a veces puede ser adecuado escapar de determinadas
situaciones, pero es posible que se convierta en un patrón repetitivo.
Otro mecanismo es el no reconocer como propio lo que sentimos al conectar con una
determinada emoción, rechazándola en nosotros como forma de protección y
proyectándola en los demás, haciendo ver que es una emoción que es de los otros.
Seguidamente nos queda aceptarla como propia y darle un espacio para vivirla. Aquí la
respiración juega un papel muy importante ya que podemos usarla para no sentir
plenamente. Si no queremos aceptar dicha emoción, bloqueamos la respiración o la
hacemos muy superficial, así conseguiremos que la emoción pierda intensidad pero
también información útil de lo que está pasando. Un aspecto muy importante de esta
etapa es el dar un tiempo suficiente para que dicha emoción impregne todo nuestro
cuerpo y seamos así conscientes corporal y mentalmente.
Si la aceptamos como propia y nos permitimos sentirla el tiempo suficiente, llegara el
momento de expresarla.
Tenemos tres canales para expresar las emociones: el cuerpo, la voz y la mirada. Si no
las expresamos adecuadamente, estas se pueden somatizar en bloqueos físicos o
vocales, que son reflejo de los mecanismos que usamos para contenerlas. Es muy
importante llegar a expresar con totalidad para poder sacar la energía retenida de una
manera eficaz.

Si la expresamos correctamente nos quedaría dar un espacio para aprender de la


situación. Aquí de nuevo podemos resistirnos e ignorar la lección, con lo cual
probablemente comencemos un nuevo ciclo repetitivo del que no saldremos hasta que lo
integremos dentro de nosotros, transformando nuestra forma de pensar y poniendo los
medios adecuados con nuestras acciones.
Una forma de comprobar que tenemos ya integrada la lección, es observando que si se
repite una determinada situación, ésta deja de emocionarnos o lo hace de una manera
muy diferente.
Tenemos que tener presente que nos podemos hacer adictos a alguna emoción y
quedarnos enganchados en alguna parte de este ciclo vital sin que queramos resolverlo
aunque sea molesto, es un miedo a sentir cosas diferentes. “Más vale lo malo conocido
que lo bueno por conocer”.

¿Qué hacer?

Al comienzo se suelen ver nuestros mecanismos mejor desde fuera por otra persona o
los vemos más fácilmente en otros. Una vez que vamos cogiendo dominio podemos
trabajar de manera autónoma.
Unas técnicas muy útiles y directas para trabajar el plano emocional son las
Meditaciones Activas Osho®. Nos permiten conectar muy fácilmente con lo que
necesitamos expresar, dándole una vía en la fase activa. Después en la fase de quietud
creando el espacio suficiente para poder integrar y observar lo que se ha movido. Se
pueden practicar individualmente o en grupo.
Otra técnica que se puede usar como autoconocimiento emocional es el Shiatsu.
Mediante el diagnóstico energético obtenemos información de qué meridianos están
más desquilibrados y trabajar sobre ellos. Estas energías son reflejo de determinadas
funciones en cualquiera de los planos (físico, emocional, mental), se desequilibran
cuando usamos un mecanismo de defensa o protección de manera constante. Cuando
equilibramos estás energías mediante el Shiatsu, empezamos a sentir cosas diferentes,
tomando conciencia de cómo usamos dichos mecanismos y así poder decidir usarlos o
no, adaptándonos de manera más apropiada a cada situación. Al desactivar dichos
bloqueos, que son reflejos de nuestras resistencias, sentiremos que tenemos más
energía.

Conclusión

El plano emocional está íntimamente relacionado con el cuerpo y la mente. Si sentimos


que se repiten continuamente determinadas situaciones, dolencias físicas, etc., el poner
atención en ellas nos ayudará a comprender mejor nuestra realidad, poder poner
remedio, y saber fluir de una manera más armónica y satisfactoria por la vida.

Cada vez se habla más de las emociones y de la importancia que tienen en nuestra
vida. Hasta hace poco este tema ha sido en cierta manera tabú ya que por desgracia
en los colegios no se enseña educación emocional y la manera en que se han tratado
socialmente ha sido mediante su represión y ocultamiento principalmente, si son
emociones calificadas como negativas

Es necesario comprender que no son ni buenos ni malas, son humanas, y pueden


servirnos para aprender de las situaciones tanto externas como internas. Es como si
fueran unos sentidos adicionales aparte de los físicos, que nos informan qué está
realmente pasando conmigo y con una determinada situación.

Ciclo de una emoción

Cuando tenemos un determinado pensamiento o alguna circunstancia externa, es posible


que nos produzca un cambio emocional, es como si una energía entrara de repente en
nosotros al igual que cuando tomamos aire al respirar. Para completar el ciclo
necesitamos vivirla y devolver parte de dicha energía al exterior como cuando
expiramos. Si no la devolvemos al exterior nos empezaremos a cargar internamente de
presión y tendremos que emplear energías para contenerla. La vía natural para devolver
dicha energía al exterior es mediante su expresión. Lo más importante de este ciclo
probablemente es el aprendizaje que obtenemos de dicho movimiento. Por ejemplo si
sentimos rabia nos podría indicar que nos están invadiendo nuestros límites, o si
sentimos tristeza nos podría decir que hay alguna necesidad importante en nosotros que
no estamos atendiendo. El miedo nos indicaría que está en juego nuestra supervivencia,
que no estamos protegidos adecuadamente, que tenemos que recuperar nuestro centro, o
que tenemos que enfrentar aquello que tememos y que aún desconocemos.
Si sabemos interpretar dicho lenguaje nos haremos conscientes de qué es lo que pasa en
nuestro interior actuando de la manera adecuada, en el caso de la rabia poniendo los
límites adecuados y haciéndolos respetar, con la tristeza poniendo los medios para
satisfacer nuestras verdaderas necesidades. Con el miedo sería defendiéndose o
retirándose del peligro.

Resistencias

En el camino de aprendizaje a través de las emociones, éstas no siempre se viven de


manera armónica, usando diversos mecanismos defensivos de control o resistencias para
no completar dicho ciclo.
Un mecanismo que se puede usar es la desconexión de la situación, sabemos por
ejemplo, que algo nos puede emocionar o mover y hacemos todo lo posible para evitar
dichas situaciones; como el miedo a hablar en público o hablar de nuestros
sentimientos. Es una huida, a veces puede ser adecuado escapar de determinadas
situaciones, pero es posible que se convierta en un patrón repetitivo.
Otro mecanismo es el no reconocer como propio lo que sentimos al conectar con una
determinada emoción, rechazándola en nosotros como forma de protección y
proyectándola en los demás, haciendo ver que es una emoción que es de los otros.
Seguidamente nos queda aceptarla como propia y darle un espacio para vivirla. Aquí la
respiración juega un papel muy importante ya que podemos usarla para no sentir
plenamente. Si no queremos aceptar dicha emoción, bloqueamos la respiración o la
hacemos muy superficial, así conseguiremos que la emoción pierda intensidad pero
también información útil de lo que está pasando. Un aspecto muy importante de esta
etapa es el dar un tiempo suficiente para que dicha emoción impregne todo nuestro
cuerpo y seamos así conscientes corporal y mentalmente.
Si la aceptamos como propia y nos permitimos sentirla el tiempo suficiente, llegara el
momento de expresarla.
Tenemos tres canales para expresar las emociones: el cuerpo, la voz y la mirada. Si no
las expresamos adecuadamente, estas se pueden somatizar en bloqueos físicos o
vocales, que son reflejo de los mecanismos que usamos para contenerlas. Es muy
importante llegar a expresar con totalidad para poder sacar la energía retenida de una
manera eficaz.

Si la expresamos correctamente nos quedaría dar un espacio para aprender de la


situación. Aquí de nuevo podemos resistirnos e ignorar la lección, con lo cual
probablemente comencemos un nuevo ciclo repetitivo del que no saldremos hasta que lo
integremos dentro de nosotros, transformando nuestra forma de pensar y poniendo los
medios adecuados con nuestras acciones.
Una forma de comprobar que tenemos ya integrada la lección, es observando que si se
repite una determinada situación, ésta deja de emocionarnos o lo hace de una manera
muy diferente.
Tenemos que tener presente que nos podemos hacer adictos a alguna emoción y
quedarnos enganchados en alguna parte de este ciclo vital sin que queramos resolverlo
aunque sea molesto, es un miedo a sentir cosas diferentes. “Más vale lo malo conocido
que lo bueno por conocer”.

¿Qué hacer?

Al comienzo se suelen ver nuestros mecanismos mejor desde fuera por otra persona o
los vemos más fácilmente en otros. Una vez que vamos cogiendo dominio podemos
trabajar de manera autónoma.
Unas técnicas muy útiles y directas para trabajar el plano emocional son las
Meditaciones Activas Osho®. Nos permiten conectar muy fácilmente con lo que
necesitamos expresar, dándole una vía en la fase activa. Después en la fase de quietud
creando el espacio suficiente para poder integrar y observar lo que se ha movido. Se
pueden practicar individualmente o en grupo.
Otra técnica que se puede usar como autoconocimiento emocional es el Shiatsu.
Mediante el diagnóstico energético obtenemos información de qué meridianos están
más desquilibrados y trabajar sobre ellos. Estas energías son reflejo de determinadas
funciones en cualquiera de los planos (físico, emocional, mental), se desequilibran
cuando usamos un mecanismo de defensa o protección de manera constante. Cuando
equilibramos estás energías mediante el Shiatsu, empezamos a sentir cosas diferentes,
tomando conciencia de cómo usamos dichos mecanismos y así poder decidir usarlos o
no, adaptándonos de manera más apropiada a cada situación. Al desactivar dichos
bloqueos, que son reflejos de nuestras resistencias, sentiremos que tenemos más
energía.

Conclusión

El plano emocional está íntimamente relacionado con el cuerpo y la mente. Si sentimos


que se repiten continuamente determinadas situaciones, dolencias físicas, etc., el poner
atención en ellas nos ayudará a comprender mejor nuestra realidad, poder poner
remedio, y saber fluir de una manera más armónica y satisfactoria por la vida.

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