Anda di halaman 1dari 106
Hlay acaso algén otro fendmeno que, como el de la |, pueda exhibirsecomo propio y exclu relaci6n madre vvo de la mujer de maneea tan indiscutble? Ciertamente no, Sélo ls mujeres conocen en primera persona los lazos de intenso placer y violencia” que definen ese relai6n; slo ella son capaces de entender y explicar su complejidad, y mbivalencias del nexo poner de manifesto todas materao-filil, nunca ajeno al dolor, a menudo sombrio y con efetosa veces devastadores De esto nos hablan vente escritoras chilenas, que evocan ja en busca de una cx us ficiones ora ala madre oral definicin de sf mismas, en la conge buscando escapar de una relaciéa que s6lo sea une modal dad mis enl amplo especto delosintercambios humanos. ‘Un repertorio de selatos notable, indicativos dl grado de maduree que ha aleanzado en Chile la narrativa seria JM | _SALIDAS ~DE MADRE LATOS Janos Bastar, NARTA BUNS Dit Rio, Canusa Diz, + Guco, Sosa Gonzi V. Montécin, CaRoue Riv ft MAL SUREAND Uae ALLINDE Pa Banwos, Argan Costatsgns A MY 5 Dinati Ee Lika Mena, So Last SUBERCASEAGX, Ms PROLOGO DE ALEJANDRA RO FJUAGVW Jd SVATIVS PLANETA * BIBLIOTECA DEL SUR A I ‘Salida de madve wine en torso an tema cul de la condi femenina ‘Tes do polos ge cosfoumnan ites tora gut esd, oy, ls mujeres de Chile Por uns pre en lasesrtorae consradas es dei ls que enen une etoria por toa crs publiada y gnean yadeun grado de econocimien to pico, y por ota part, ls que tmpczan, pero cuyo tea indi ‘ode allegaainmineatedeosreevos 1a presencis de Iabel Allende er, por desida de alga edo, oblgnorio ta unlibocomodae, NosSloporguces Ia ecrtora chiens mie letda en mand, sino porque ell escibié con Pavia uno de lox bos mis inenss 3 cearemecedaret que 4e hasan publi ado en anchor aos sobre la rca tmatij. Noes caus por 20, tayamos elagido un frapmento de esa novela para que cumliera aqui en una medida lfuncion de palabras pre Fine, leads al terse gue Ioego teatanveine woes dlerctes in ete ven rabid, como es de preven ontis Marcela Serano, Diane Et, Alkjandes Rojas, Sonia Gonzi, Asa Maris Del Rio, Eliza beth Suberasenss, Pia Bacon, Agats Ghigo, Mata Hance Sonia Mosted 0, Mi Rodsgue, Lilian Eli, Ale jandrs Basu, Sonia Gurl y ls nie nuevas: Alejandra Costamagna, (Caroling Diaz, Lina Mersane, Caro Tine Rivas, Ana Marfa Sanbuer3, } 1 Salidas de madre Prologo de Ausra Rows Joa. Aun, Pla Basso, Apo Bast, Masta Bao As Manta Rl, Ausannna Commu, Catone Diz Linn, Duets Ba, Acata uc, Sowa Gone, Sera Gat, Lau Manca, Sonn Monro, ‘Carouna Ras Ma Reon, Axa Mast Sst, Manca. Seseano, uzser SECA, Mau Vauos PLANETA, Iibloteca de Sur Denckos excl de nn estan ‘sradey ara el mundo Satara ants Cir ‘ovat 128 pn Santag he) "Snpo na Pes an 962071075 Distode cubits out Baie Died store: Pit Aad Compare Seg age isi vent 96 “Seen sheers 7 Impsso scree ‘ingena pat desta publican, ncleideel eo da cabier ‘spe ner moc, ince ons eh ars guna por ning mein ya ses lace gum mctrcn, Spin degeabactn ode otarpi sn pecs prove dl eos fo Por qut wna asrorocta de excritoras y por qué sobre tun tema tan especifco? Lo esencial de las respuestas etd en el prologo de Alejandra Rojas, 2 quien le ped- ‘mos que, a propésito de los cuentos, relatos y frag. mentos de novela reunides en este valumen, 08 hat blara de las razones o sinrazones de Ia literatura es crita por mujeres en Chile y de las Iuces y sombrae ‘que proyectan sobre la relaciin madte-hija estos tex tos. A sus consideraciones remitimos al lector. Por nuestra parte, agreguemos «nicamente que presentar una mostra de la narativa de las escrito ras chllenas de hoy es, en s{ mismo, un objetivo val do y hasta de notable interés, més als de los temas que pueda abordar. Es, qué duda cabo, "la iteratera ‘que nuestras mujeres se merecen” lo que hay que en tender como rasgo de una cert coherorcia con lates Tidad cultural que vivimos. Esa produccidn literaria ‘std ali, motiva de verdad por igual a quienes la es- ‘exiben y'a quienes la lee, crecey se perfeccions, pe de alcanzar ecos importantes y verdadero, arrebatan- ddo a veces. privlegio de la notoriedad reservado teadicionalmente —entre nosotros, al menos a los cscrtores varones. En algunas ccationes hasta ha lo sao tna resonancia planetaria, como en el caso més {que espectacular de Isabel Allende. Las escritoras estén muy activas en Chile, eaba jando de modo perseverante, con fervor, en no pocos «casos con rigurosa autoexigeneia profesional Las con sagradas —es deci, las que ya han publicado y haa conseguido un grade mayor o menor de reconacimsien- to—y las que apenas empiezan. La presencia de Ins primeras en nuestra antologia era, por at decile, bli- storia, aunque no pudiéramos contar sino con textos ya publicados, que es el caso cectamente slo de dos autoras, Las segundas estén generosamente represen tadas es una decisin deliberada, la voluntad de los ceditores para que los talentos que comienvan ents” bien, en compania de quienes ya han accedido a Ia titulardad, 1a necesaria comanicacion com los lecto- ‘Un aleance final. "Madresebijas" es un tema cuyo desarrollo literario acaso sirva también pare aportar lementos e reflexion nesperados al debate recren- te, no siempre amable ni esclarecedor, sobre el papel contomporéneo de In familia. Los Barrons INDICE Alejandra Rojas Mujeres de palabra Ibabel Allende Peale Pia Barros Muertos Alejandra Basuslto Pajarita que eas ‘Marta Blanco / Ana Matia del Rio Pera quererte mejor Alejandra Costamagna Miro Carolina Diaz Mandarinas de Estab Lilian Blphik Jeg de cuatro etaciones iamela Elst CConsagras Agata Ghigo ue horas de fio u uv a ® a 5 105 Sonia Gonzsler Valdenogro Nada se pend con vivir Sonia Gurainik El chagueténzacfo Lina Meruane Fancion triple Sonia Montecino Elf de dos deseo (Carolina Rivas Custin de prtcn Mil RodaiguerVillouta Hotel, dulce hotel ‘Ana Moria Sanhuera Habis anteadentes lzabeth Subercaseaux Por fi mand en el convent MariotaValljos Olvicada! junto te preteen junio Notisia biobibiogeiica 3 ma 1 M5 155 163 75 183 189 205 AumanDra Rojas: Mujeres de palabra Se ha vuelto una odioss tadicién —easi una mala os- tumbte, podria decirse— anteponer a cada texto lite rarlo escrito por mujer sna oscura parrafada que cons- tituye ane suerte de bandera en Ia cima de ee Everest siempre inconquistable del mundo de las letras, un golpe de estado académico que vaide nuestro diseur 50 paralelo, marginado, castigado ya antes de sus or ‘geries por [a cultura patiarcsl. No hay cuento, crix fc o novela que no proclame haber sido escrito con lagrimas e impreso con sangre, en una gesta heroics {que debe celebrarse tanto en Tos aciertos como en los firos al aire. Que hayan patedo 35 afos desde que ‘MarcecesValdivies publicara por primera vez La Bre- ‘hs, no parece impresionar 2 nadie, Que Ia obra de nuestras esritoras sea acogida con un éxito de ventas Ya sin procedentes,tampoco demuestra ser suf ciente para modificar el discurso, EI hipotético lector ain necesita que le recuerden que las mujeres escri- ben, la mujeres atin necesitan justificarse por hacer rs or motives complejas de analizar, nuestro géne= ro-no parece haber tomado nota que somos mujeres ‘quienes constituimos an 80% del mercado editorial ‘ale decir, que somos nosotras las que validamos con a Aide nuestra aceptacién el ctterio cxtico oficial, las que levamos a tal 0 cual autor ala categoria de estrella, Ise que dictamos indirectamente los géneros que ma- ‘hana vetemos publicados. Habituadas a cargarculpas ‘ajenas y desconocer las propia, seguimos consideran- {do In escena litersria an club de acceso restingido ‘donde ls mujeres jams seremos bienvenidas, Esa bel Allende, entonces? ZY Marcela Serrano, Ana Ma- ria del Rio, Diamela Eltity tants otras presentes en ‘esta antologa? ZHan logredo ellas su prestigio por la ‘vin de la colaboracion seril com el patriacado? Mis bien lo contrario. Todas han abrazado pablicamente la cause social y cultural de la mujer, sin sufir una ‘penalizacign ni critica ni comercial por este motivo, (Creo llega ef momento de admitt que las ms {eres tenemos la literatura que merecemos. Fs nuest Ia posibilidad y tambien le responsabilidad de priv leglar wna literature en movimiento, que ensanche nuestros horizontes y provogue nuestra reflexion, ‘como er mitesta la culpa si elegimos una literatara facilista, plageda de lugares comunes,destinads a re- forzar el consenso y tefasear Io ya dicho, Mis que shondar en los largs siglos de silencio a que ha sido ‘sometida In condicién femenina, reo oportano ese ‘har fo que la mujer tiene que decir cuando hace, por fin, uso de la palabra. Y qué mejor territorio para ex- plorar este diseurso qu el nico fendmeno que n0s es propio en forme indisputable: a elacion madre-hij. {Con qué argumentos podemes suponer que este tema nos pertenccs? El primero es obvio ys refine 2 la experiencia. Selo as mujeres conacemas en prime- ra persona los Iazos de "Intenso placer y violencia™ (Cixious) que definen dicha rlacién. No es un vineu- 2 Salida lo simple, que pueda calculase ficilmente desde el ‘exterior, como descubrirs evalquier lector que se dente en las paginas de esta antologsa. Con su ime placable ferocidad, estos relatos no son rosas ene fas en colin para dejar en el volador de nuestras smaclres en su dia, 0 pergaminos en letra gotics como aquellos que soliamos escribir en la tecera preparate- in: hay ta mujer que tiene algo de Dis porta inmens- dd desu amor y mucho de énge! por la incansable slic bud de sus cuiades'. Sacrificando la etiqueta familiar lenaras de una mayor honestidad, Sales de madre nos smuostra un penorems sombrio de Ta relacion mater novflial, nunca indolora, siempre ambivelente y a menudo francamente devastador Hl segundo aspecto que convierte esta temstica ‘en un asunto eminentemente femenino, es més com- plejo y tiene que ver con la identidad de rvsestro ge nero en s{ isto, con percibiros a nosotras como él "Otro" (De Beauvoir), con la carencia de una defini- én positiva de Jo que es "sr mujr’-Si comulgamos ‘con Freud —al menos de ver en cuando — tendremas ‘que sceplar que es una engustis inspirada por nies. ‘ra madre —Ia angusta de cstecn— la que ini el movimiento de diferenciaeign genérica (ver Consagrs- dias, de Diamela Eli) Es un armistiio y no una vic tora, miedo y no admiracién, lo que nos hace mae res. Si aceptamos con Lacan que el ser mujer” no exis- te, tendremos que admitie que es una deficiencia Ia clon contenido simbélico asociado a ferineided— Ta que nos leva a emular a nuestras progenitoas, la primera estacion en una eterna brisqueda ce modelos {que nos permita defini, en tltimo término lo que so- ‘mos. Sea cual fuere nuestro marco terico, hablar de 3 Ande Rae nuestros madres es hablar de nosotras mismas, defi- rimos en la congruencia 0 la diferencia, responder con una proyeccién a esa otra indvidualidad que al- guna vez se proyects en nuestras concienclas para 'guedar grobaca a fego, No es esta relacion ina mo- dalidad mis en un amplo especteo de intercambios hhumanos. Una mujer aislada es siempre una mujer y sit madre. Esto queda de manifesto en el grueso de los textos que conforman la antologta —en su mayo- rin asumidos desde I posicion filial, aunque es mis ‘explicit en algunos de ellos. En Muerte, de Pia Bar tos, la narradora concluye: "som 10 que somos, madre, enue yo camineyrspireymueraadaro, padecimos {ele sma via ylagravemos tocarns en a wise rer fe En label, de Marcela Serrano, Ia protagonist afit- sma: "No siento que twieramingincuelo propo, ninguna ert. Coma si Mi histor ese solamente el results eta historia de ela (su madre”. En Funcion triple, de Lina Meruane, los pronombres para madee e hija se confunden en un permanente juego de suplantacion de identidades. En Para guererte mejor, de Ana Maria del Rio y Marta Blanco, la protagonistaFenicia, yo nombre sélo se distingue del de la madre en una Te- tra, duplica la historia de dolor y deseo de su progenitora ‘Lama la atencién la presencia de la muerte en estos relatos. Cuando no constitiye el ee central de In narrativa (Mucrles, Nueve horus de fol, Mier, Por fit ‘mama ene convents}, es cas siempre un elemento cae inal en su desenlace (label para querete mor) En aquellas raras ocasiones en que la madre sobrevive en Te narracin, su ausencia suele convertrseen un equi valente simbélico de la muerte. Reflejamente, sila “ Sas de te narradora asume la posicion de madre sla hija quien falta 0 esté por mori (Palo, El chagueton vat). Mas alld de la simple coincidencia, algo deberia suger ros en cuanto # In complejdad de este vinculo que, ain en ficin,s6lo pueda explorérselo a través del twauma de su pérdida. Podriaplantearse, quizis, que In succién de identidades es tan intense que m0 deja espacio para un posible escenario donde madre e hija ‘oncurtan como dos individualidades separadas, Uno de los pocos textos que consituye sina excepcin a Ia narrativa ex pare, ahonda precisamente en esta impo- sibilidad (Haba antecedents) (tro aspecto a destacnr es Ia discrepancta en Ia percopeiénfemenina del rol materno, Mientras las n3- ‘radoras como hija tenden a poner a sus madres en 1 banque de los acusados, cuando asumen el papel fnverso lo hacen con una abnegacisn casi sospechoss, 2s posible que las mismas mujeres que juzgan a sus progenitoras con una dureza sin paliatives puedan ‘verse asf mismas coma portadoras de un sentimienta sin mezquindades, in tesentimiento, sin rvalidad? Ls falta de una visidn intogeada (emadre-buena/ma- ddre-mala) s6lo puede ser indicaci6n de la etema in- fancia en que nos sume esta relacién. Cuando mencs fen To representado por nuestra literatura, el perdén {que nace de la culpa atin no ha sido concedid. Un limo comentario, Suds de madre no es s6lo tan compendio de historias de madres e hija. Es tam Didn una galeria de retratos femeninos vstos desde Ia Sptica de una neva generacién. En ella deberiamos ‘encontrar indicos dela participacion de la mujer chi- lena en la histori, su compromiso coa fos ideale co- lectivos, sus esfuerzos por definir una identidad mais 15 alls del embito fae reconocimiento, Que no sea asi me parece una de las -mayores fortalezas de esta antologia, I linea donde la ‘eaidad se separa del programa, la literatura del pen Aeto, el espejo donde una mirada exitca permite nues- fro crecimiento Si creomos en el valor testimaniat de ‘en que por primera vez sutimos la pesada carga de Ja ibertad, Salas de madre resulta una antologia ple- ‘namente necesaria. Dejo al lector, © probablemente la Tectora, la tatea de roconciierse con un pasado que ‘aparece marcado por la pasividad y la derota, para reinvent una manera de ser mujeres que nuestras Iijas puedan mirar con respeto. Boss, 18 de Octubre de 1956 16 IsapeL ALLENDE Paula’ Soxe cus teas boce 480s, Paula, Vestias un abrigo a ‘cuadtos, evabas el pelo en media cola stado con una cinta blanca y el resto suello sobre los hombros, tae bbs de peal contro de una torre hueca, como wn silo para guardar granas, donde volaban centos de palo- ‘mas. La var dela Memé me decia: Paula ha mucrto. Yo corra a sujetate por el cnturin del abrigo, pero co- rmenaabas a elevate arrastrindome contigo y flotaba- ‘mos liviana, ascendiendo en circulos; me Voy cont- 0, llevame, hij, te suplicaba, De nuevo la vor de mi buela resonaba en la tree: Nae puede icon ella, Debida a pocién de Ia muerte. Segulamos subiendo y subiendo, tl alada y yo decidida a rtenerte, nada me separaris de fi, Arriba habia una apertura peqwera esd donde se vela un cielo azul con una nube bla ‘@ yperfeca, como un cuadro de Magritte yentonces ccomprendia horrorizada que tt podias slit, pero el ‘ventanuco era demasiado estrecho para mi Itentabe sujetarte por la ropa, te amaba y no me sala la voz. Sonriendo vagamente escapabas haciéndome uns so- Fal de adiés con I mano. Durante nos instantes pre= Zana. Imaginaba yo que iba estar toda la vida rom: piendolanzas por #, que habra que acunarte mucho aL Agee Best y regnrte en abundancia pues las flores de octubre se ‘en ficles con las lavas improvistas, que tendia ‘que despejar las nubes para que el sol te abrigera, que yo era omnipotente. Peliculas. Puras peliculas de mu- jor eriada en los rigores del desierto, TH no exes yo. Acabo de comprender que soy apenas fa jandinera y laungue las plantas no se me den —no tengo dedo verde dicen estoy segura de que ti no te vas a se- ‘ar. De pronto recuerdo a ese curandero loco a quien los ubros le srbieron el seso —no es que no sta yo el mismo curieso mal pero siento que hay que leerse por dentro también, aque que al verte recomend ‘quejamés labara tu bellera, que no era bueno, que te Inara mal y tuve que enfarecerme. El instinto me gri- taba que eta absurdo. La hermosura hay que cantata para que se mantenga. Jamis he credo en la tempe- ancl, est la vista ¥ note atrevas, muchacha, a bur- Iaete demi ‘Cuando te vi por primera vez, toda gelatina y pliegues, labios grussos,y est mueca de asombro ante paraiso perdido, re haber devuelto a este mundo tuna diosa azteca en pie de guerra, Pero después re- sgresiste sonrosada, rubicunda y pestafds. A quién Saliste Te pareces 2 tu abuela. Que no, dijo tu padre, {que tal vex a esas walkiris enredadias en los laberin- tos del stbum familiar Rca In maternidad, te lo adelanto, Mezcla de maravilla ypavor Yel instinto maternal nk por aso mo, Aunque tal ver se equivacé de tren y anduvo ‘medio perdido en algun ramal de provincia o no qui- so darse por eludido todavia que tambien era su no- che de estreno. A lo mejor viene en camino, deseaba Yo con toca mi esperanza, casi colgando de la ventax na. ET no tuvo Ia culpa de que te presentaras entre gallos y medianoche. Maleducada, sabes que no me bust las soxpresas ‘Cuando bajo mi ala te acurrucaron, un garrotazo sme abi Ios ojos y Ia conciencia de par en par. Ta

Anda mungkin juga menyukai