Opinión
La estructura de un buen artículo de opinión podría ser como se detalla a continuación:
Tesis: Idea en la que el autor cree y que inmediatamente es defendida con una serie de
argumentos. (En ocasiones este orden puede aparecer invertido, presentándose en primer
lugar los argumentos para terminar con la tesis que se defiende). Tu opinión.
Argumentos a favor (y en contra, es decir, los que defenderían la tesis contraria para
refutarlos) Es importante presentar los argumentos a favor y en contra de la tesis.
Conviene agrupar todos los puntos positivos en un párrafo. Si simplemente se trata de
enumerar consejos, por ejemplo, y no hay ningún argumento en contra, cada uno debería
ir en un párrafo separado. Si hay puntos negativos, argumentos en contra, no deben
situarse en el mismo párrafo que los puntos a favor. Y deben presentarse encabezados por
alguna frase del tipo “también podría argumentarse que…, hay quien defiende que…”
seguido de un “pero/sin embargo” que desmonte de antemano el valor de esos
razonamientos. A eso se le llama contraargumentar.
I.- Introducción:
En el presente artículo compartimos información sobre el Caso de
Puno que tiene de protagonistas a los pueblos indígenas aymaras de
su región sur, que para los locales lo llaman “El Aymarazo”, ya que
estos pueblos en el año 2011 se levantaron en legitima “protesta
social”, rechazando un proyecto minero (el proyecto Santana de la
empresa Bear Creek Mining Company), que de hecho atentaba contra
los recursos de la tierra, los derechos que les reconoce el Convenio N°
169 de la OIT, sus creencias, costumbres y criterios propios de
desarrollo que tienen éstos pueblos para el buen vivir.
Después de esto, el referido proyecto minero de la empresa fue
revocado por el propio Estado Peruano, por verse advertido ciertos
vicios que de acuerdo con la Constitución Política y la ley, debían
revocarse. Ente estos, podemos decir que como empresa extranjera,
no se le podía otorgar una concesión dentro de los 50 kilómetros del
límite de frontera. Por otro lado, la concesión fue rechazada por no
haberse respetado el derecho a la consulta previa de éstos pueblos y
por verse amenazado el medio ambiente tras la explotación del
proyecto.
Estas medidas, colocaron a los “dirigentes aymaras” en la silla de los
acusados a modo de condenar a un pueblo por ejercer el “derecho a
la protesta social” que junto a otros casos nacionales e
internacionales, hoy ya integran una gran lista. El fin de este artículo
consiste en visibilizar este caso como uno de los tantos que
criminalizan la protesta de los pueblos indígenas para proteger a las
grandes empresas extranjeras y por otro lado comentarles, qué es lo
que se está haciendo desde la defensa contra esta denuncia que en la
actualidad ha entrado en su etapa de juicio.
Lo hemos denominado como: “Aymarazo” este hecho social, en alusión y la relación en analogía
como movimiento social (que por cierto tiene matices diferentes) de lucha de reivindicación social
del “Baguazo” de nuestros hermanos de la región del oriente peruano. El conflicto social generado
por nuestros paisanos aymaras del sur de nuestra región Puno tiene una explicación percibida
desde motivaciones culturales, económicas, ecológicas y sociales hasta políticas; que por cierto, ha
traído consecuencias en las mismas dimensiones.
Tal como lo describe BIGIO, I. (2002), los aymaras han mantenido una serie de instituciones
comunitarias y ritos religiosos propios. Posiblemente son el pueblo andino que más haya mantenido
los cultos cósmicos, como a los cerros (’apus’), al sol (’inti’) y la madre tierra (’pachamama’). Tienen
su propio calendario y por ejemplo el 21 de junio del año 2004, celebraron el inicio de su año 5510.
Los aymaras reivindican las insurgencias campesinas anti-blancos de Zárate Willca (1899) y de
Túpak Katari (fines de 1700).
Uno de los preceptos que inmola sobre todo a la intelectualidad Aymara (incluido el suscrito –siendo
Quechua-) es el poema “Orgullo Aymara” de Dante Nava que dice:
Uno de los aspectos más importantes para la vida de los aymaras está en relación a su saber
andino como conocimiento que está en relación a sus valores y creencias ancestrales: por cuanto,
para ellos los cerros (Apus) se constituyen como los guardianes tutelares de custodia de su vida y
su cosmovisión andina ; es decir de su cultura. Además que consideran que la tierra y las especies
de flora y fauna tienen vida propia, de ahí sus ritos del pago a la “Pachamama” que le da sus frutos
no sólo para su subsistencia en relación a sus necesidades básicas de alimentación sino algo más
místico y espiritual.
Este movimiento social generado por los aymaras como conflicto tuvo todo un proceso, desde el
agotamiento de todos los recursos administrativos como sendos memoriales, reclamos, proyectos
de ley, perfiles de proyectos, etc. que han sido canalizados esterilmente a través del gobierno central
y gobierno regional de Puno. Quienes iniciaron este movimiento social por cierto fueron los aymaras
del distrito de Quelluyo que exigían el cierre de la mina “Santa Ana”, luego se propagó este
movimiento social que duró 21 días a las provincias de Desaguadero, Juli y Yunguyo como reguero
de pólvora, aún más frente a la negativa de la firma de la Ordenanza Regional de cese a las
concesiones mineras por parte del presidente del Gobierno Regional de Puno, quién en su oferta
electoral había prometido no a las exploraciones y concesiones mineras y a su vuelta de una
reunión de minería a nivel mundial realizado en Toronto Canadá había cambiado radicalmente su
discurso y oferta electoral que era contraria al Consejo Regional que ya había emitido una
Ordenanza Regional que satisfacía inicialmente las exigencias y expectativas del pueblo aymara.
Este movimiento social terminó en radicalizar sus medidas y estrategias de lucha al enterarse que
su Dios tutelar; es decir, su Apu “Kaphia” estaba incluído dentro de los lotes de concesión para la
exploración y explotación minera. Este cerro que se constituye “sagrado” dentro de su cultura no
sólo resulta ser un Dios tutelar, sino les provee a varias comunidades campesinas y centros
poblados de varios distritos de la región sur del líquido elemental agua tanto para su consumo como
para sus actividades agropecuarias. Esencialmente ésta es la causa que dio origen al movimiento
social de los aymaras que terminó con consecuencias negativas de dimensiones económicas,
sociales y políticas que todos sabemos.
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RESUMEN
La condena a Aduviri por el Juzgado Penal Colegiado de Puno, trajo reacciones
diversas, sin embargo hacemos ver la “protesta social” y sus actos de violencia fueron
absolutamente innecesarios por cuanto nuestro ordenamiento jurídico nacional y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha previsto mecanismos y acciones
legales, en caso concreto el proceso de amparo y el proceso de inconstitucionalidad
ambos con la posibilidad de solicitar medida cautelar y de manera excepcional, sin
haber agotado el derecho interno, ante una demora en emitir una decisión final sobre
el caso sin que exista una razón válida, se habilita la posibilidad de ir a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos vía medida cautelar, ante gravedad y urgencia),
mecanismos que no se activaron.