Esta colección de ebooks puede ayudarte a diseñar un plan personal, mantenerlo, trazar
el esquema completo de los pasos necesarios para lograr tu deseo de ser un escritor
conocido. En este ebook explico muchas cosas desconocidas por la gran mayoría de los
escritores españoles y latinos, los resortes del mundillo editorial y del mercado que
pueden ayudarte a optimizar tu carrera de escritor o escritora.
ebook v1.0
Portada: @editorlibre
No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y
dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro. Oriana Fallacci me dijo
en una ocasión que escribir mata más que las bombas, sin que tampoco eso
garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende
sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo
mismo talento que vocación. Y cuenta, sobre todo, el adiestramiento. Y la
suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a
quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los
que no.
Era 1974 y yo tenía doce años. Cursaba quinto de la Educación General Básica o
EGB, creo que recién aplicada, y teníamos varios profesores, según la asignatura. El de
Lengua y Literatura se llamaba Don Faustino, no recuerdo su apellido pero sí que
todavía los llamábamos así, con el don delante. Era un asturiano de pelo rizado y
entrecano, con los ojos saltones y la cara rojiza, con una voz recia y un punto metálica,
como de locutor de radio amigo del vino tinto, como tantos por entonces en que no
estaba de moda beber cerveza. Después de las clases de la mañana, siempre se tomaba
unos vinitos en el Euskalduna, frente al colegio, el bar de un antiguo pelotari que ganó
mucho dinero con las apuestas. Lo acompañaba Don Luis, el profesor de Francés, del
que se decía que había sido boxeador y que un tortazo de sus manos te podía dejar la
cara achicharrada para dos días. Pero nunca vimos a Don Luis pegar a nadie.
Entonces se pegaba a los niños. Se les pegaba en el colegio, con una regla o
tirándoles el borrador a la cabeza; en casa, con la zapatilla, el cinturón, o la escoba; y
en la calle, a puñetazos y pedradas con otros niños.
Don Faustino me caía bien. Siempre me han caído bien los profesores de Lengua y
Literatura salvo una, en Vitoria, pero eso es otra historia. Como decía, con la estrenada
EGB se aplicó el sistema de fichas ya impresas con preguntas y ejercicios, y una tarde,
distribuyéndolas Don Faustino por las mesas, nos dio una ficha en blanco.
—Tenéis que escribir una redacción sobre las vacaciones de verano. Y tenéis que
rellenar la ficha por las dos caras. Valdrá para la nota del trimestre y la mejor la leerá
su autor en el encerado.
A la semana siguiente, Don Faustino nos entregó las fichas con la nota en rojo en
una esquina. Se detuvo en mi mesa, me miró, dejó la ficha con un nueve grande y rojo
delante y solo dijo:
—Te ha tocado.
Y aquella tarde leí en voz alta, para toda la clase, mi redacción de una aventura de
verano, y me sentí bien. Sentí el poder que da contar historias y mantener a los
espectadores y los lectores pendientes de tus palabras. Lo sentí y supe por fin qué era
lo que quería ser de mayor: Escritor.
En casi treinta y cinco años escribiendo, editando para editoriales y por libre, y
asesorando, he conocido infinidad de escritores y escritoras. Unos escribían porque
algo les impelía a hacerlo: a expresar, bien en forma de historia o en un diario, sus
pensamientos; otros, porque habían imaginado o soñado una buena historia y querían
verla impresa, negro sobre blanco, y publicada. He conocido incluso a quien ha querido
escribir para ganar mucho dinero con sus libros y retirarse. Y todos ellos, finalmente,
escriben porque les gusta escribir y creen que no lo hacen mal.
Charlando una noche sobre este proyecto con unos amigos escritores surgieron algunas
pautas y me dieron su permiso para exponerlas. Todas las razones son válidas, para mí.
Todos hemos escrito por la sencilla razón de que, si no lo hacíamos, nos faltaba el aire.
"Llevo días sin escribir porque tengo mucho trabajo. Hoy he sentido que me
faltaba el aire y necesitaba escribir, me ahogaba sin poder hacerlo." Carolina
Márquez Rojas. @Carolinamaiko
Incluso desde muy jóvenes, como Luz Olier: "A los nueve años escribí mi primer
cuento. Y así sigo. Escribir para mí es un truco para mantener la cordura". @luzolier
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Y aquí recuerdo ahora uno de mis primeros cuentos, una venganza, escrito a los diez
años contra otro niño que me había roto las gafas. Afortunadamente no guardo aquel
texto, el niño no salía muy bien parado. Así que también se escribe por venganza. O
como terapia, más barata que un psicoanalista y más benigna que una venganza.
Dickens escribió "Oliver Twist" para acabar con los orfanatos de su época y Victor
Hugo "Los Miserables" harto de la insolidaridad humana que veía a diario en las calles
de París. Son los escritores que yo llamo "reformistas", puedes añadir a Balzac,
Dostoiewski, e incluso a Kundera. Se escribe por muchas razones y cada escritor tiene
las suyas:
Parece que hay algún denominador común ¿No crees? Es muy posible que si estás
leyendo estas líneas tú también lo tengas. Todos los que escribimos habitualmente
tenemos ese algo en común. Y lo mejor de todo es que los escritores también podemos
ser dioses, demiurgos creadores de vida. Viene de muy atrás en el tiempo, cuando ni
siquiera la escritura existía y sólo se entretenía el miedo y la oscuridad contando
historias alrededor de una hoguera.
"Supongo que escribimos por el instinto del creador. Es algo que llevas dentro.
Me gusta contar historias, darles forma, "crear", como cuando de niños nos gustaba
dibujar o modelar con plastilina, hacer cosas, siempre crear, terminar con algo en
las manos donde antes no había nada" Carlos Sisi @carlossisi
"Porque los personajes y lugares que habitan en nuestra mente necesitan invadir
la realidad. Los escritores somos el puente que usan para hacerlo". Joaquín
Revuelta.
Escribimos por todo eso, pero sobre todo, como apuntó otro escritor en el blog:
"Escribimos porque siempre hemos creído que estaba dentro de nosotros. En lo más
profundo de nuestro ser, y tenemos que dejarlo salir".@WilliamEFleming Y también
porque a algunos se les da bien :-)
Como dijo Flannery O'Connor, porque se me da bien. Resulta que ordenar las
ideas y saber contarlas es una virtud; nunca me había dado cuenta de ello, pensaba
que era algo que vamos incorporando, como el niño incorpora la técnica de andar
erguido, y por lo visto es algo que mis lectores me dicen que hago bien. Me gusta
hacer algo más o menos bien, yo que, siempre fui un gran perdedor de deportes
infantiles. Por otro lado, el recogimiento interior que produce el acto de escribir no
se puede comparar a ninguna otra cosa. Como una placidez sostenida, que tiene que
ver con ir superando la tensión creativa, como una cierta lucha con uno mismo.
Escribir como un gran solitario. Un juego solitario que cobra sentido una vez se
comparte. Eduardo Laporte.
¿Y para mí? ¿Qué es ser escritor? Pues ser escritor, o escritora, es escribir. Pero de
un modo determinado: Con ambición literaria y de entretener. Con dolor a veces. Con
pasión, siempre. Siempre mejorando, buscando, aprendiendo, sin autoindulgencia, sin
fiarse de lo que diga nadie salvo el número de ventas, el de lectores fieles, y alguna
opinión realmente autorizada (unas pocas). Ser escritor es escribir, conmover, hacer
llorar y hacer reír, asustar, amar, y sobre todo, pensar. Hacer amar, y que algo de ese
amor te caiga un poco, para que te amen.
Al escritor tampoco lo definen los editores, ya sea que publique con ellos o no.
Kafka ordenó quemar toda su obra a su muerte (Max Brod no le hizo caso y la
publicó). El prestigio literario, los premios, las publicaciones académicas, o el
reconocimiento de los colegas, tampoco nos dirá qué o quién es escritor. Y por el
mismo motivo.
El cliente de un escritor no es otro escritor, son sus lectores. Quizá me hayas leído
esto en Twitter, lo digo a menudo. Ni siquiera es escritor el que haya publicado muchos
libros. Juan Rulfo, por ejemplo, sólo publicó dos, y Harper Lee, sólo uno "Matar a un
ruiseñor" (El segundo siempre he creído que ha sido un manejo editorial). Ni la crítica
literaria, más o menos autorizada, puede dictar quién es escritor. Harold Bloom podrá
publicar su canon, pero cientos de escritores y escritoras seguirán entreteniendo y
dando placer en la lectura de sus escritos y sus obras, y al margen de los cánones y de
Profesional o no.
Sentirse escritor.
Ser escritor es también tener una actitud. Es difícil de explicar pero Mike Sager,
escritor en Esquire, Rolling Stone, Playboy y otras, y editor de varios proyectos
multimedia, lo hace bastante bien: Durante casi cuatro décadas, en la práctica
continua del oficio, he buscado cada vez más convertirme en el escritor más vívido y
dominante posible. Ser leído es un privilegio. Hay tantas cosas por ahí para elegir
explorar y leer... Cuando un lector me lee, me siento agradecido. Y también me siento
responsable. Escribir, para mí, es una llamada a las armas. La publicación debe ser
una promesa a un lector de que su tiempo (y su dinero) estará bien gastado. No se
puede complacer a todos, pero se puede intentarlo una y otra vez.
Luis Sepúlveda, amigo y autor de "El viejo que leía novelas de amor", "Un perro
llamado Leal", y otros libros, me comentaba otra noche que él depende de las
estaciones del año. En invierno le gusta levantarse temprano, dar un paseo junto al mar,
volver a casa con el pan fresco, desayunar y escribir más o menos entre las nueve de la
mañana y las cuatro de la tarde. Luego, dice, el día es para vivirlo. En verano prefiere
El método de Italo Calvino era bastante original, y reconozco que lo uso para
algunos proyectos por aquello de Nulla dies sine linea, ni un día sin escribir.
«Cuando escribo procedo por series: tengo muchas carpetas donde meto las
páginas escritas, según las ideas que se me pasan por la cabeza, o apuntes de cosas
que quisiera escribir. Tengo una carpeta para los objetos, una carpeta para los
animales, una para las personas, una carpeta para los personajes históricos y otra
para los héroes de la mitología; tengo una carpeta sobre las cuatro estaciones y una
sobre los cinco sentidos; en una recojo páginas sobre las ciudades y los paisajes de
mi vida y en otra ciudades imaginarias, fuera del espacio y del tiempo. Cuando una
carpeta empieza a llenarse de folios, me pongo a pensar en el libro que puedo sacar
de ellos.»
El joven escritor Jesús Cañadas, del que ya habrás oído hablar, escribe cuando le
dejan salir del trabajo. "Mejor por la noche, pero cuando estaba sin trabajo escribía
por la mañana en la biblioteca. Intento dedicar todos los días el mismo tiempo a leer
que a escribir".
Maite Nuñez me dice que "Dispongo de poco tiempo al día para escribir, de
manera que lo más común es que lo haga por la noche, sin música, con los demás
viendo la tele o durmiendo. Las ocasiones en que, por cualquier motivo, puedo estar
todo el día en casa, sola, prefiero la primerísima hora de la mañana. En la práctica,
escribo cuando puedo, muchas veces en los bares".
Jesús Esnaola es también de los que escriben en los bares, "Necesito ese
murmullo, ese ruido indefinido de fondo. Me da igual la hora del día. Y eso sí, un
tipo de boli rollón negro muy sencillo que últimamente me cuesta encontrar, así que
cuando lo hago me llevo unas docenas".
Es curioso pero cuando Jesús me decía eso pensé en el tiempo en que yo escribía a
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mano. Ha pasado mucha agua bajo el puente desde entonces y ahora apenas uso un
bolígrafo salvo para tomar alguna nota. A veces ni eso, ya que en muchas ocasiones
utilizo la grabadora de Google Keep en el teléfono móvil y el estupendo programita la
escribe y me la guarda en mi drive. Hable de la técnica de la grabadora y del software
especializado en el ebook de cómo planificar una novela.
Manías y rituales
Lo cierto es que los rituales ayudan a mucha gente a centrarse y enfocar ese tiempo
que vamos a dedicar a escribir. A pesar de no escribir con ellos, comprendo
perfectamente a los escritores que NECESITAN un bolígrafo especial. Hay bolígrafos
que "corren" más que otros, y con los que se escribe más fluido. Pero también hay
papeles especiales, o pautados de determinada manera, con la trama tenue o muy
marcada. Como hay libretas cuadriculadas de trama sutil y preciosas moleskine. De
escritores de cuaderno y libreta recuerdo que Antonio Tabucchi sólo escribía en
cuadernos escolares y Truman Capote lo hacía exclusivamente en papel de color
amarillo.
Nabokov no usaba cuadernos, utilizaba las tarjetas que empleaba como experto en
mariposas, para escribir sus novelas. Una escena, una tarjeta. Y Mark Twain y Robert
Louis Stevenson escribían tumbados.
Enrique Vila-Matas
El quid de la cuestión
Reconozco que he estado dudando bastante tiempo sobre cómo abordar este
capítulo pero tenía que respetar las grandes preguntas: qué, cuándo, cómo, etc. Y es
que, sobre cómo escribir una obra de ficción que sea buena, literaria, y comercial; es
decir, del agrado de los agentes literarios, los editores y los lectores; podría extender
esta serie hasta los cincuenta libros. Y quizá lo haga. Por eso es un capítulo largo.
Disculpa las molestias.
Y, sin embargo... Un escritor que se precie de serlo, que no sea autoindulgente con
su prosa y que lea diariamente, atenderá al detalle de las palabras, a su significado
preciso, a su sonoridad, a su cadencia, a su precisión buscando la palabra precisa, a su
relación con las que la acompañan, a la economía en las frases y en sus adjetivos;
evitará lo innecesario (Todos esos nexos innecesarios: "incluso, de hecho, es decir, por
cierto...) y escribirá sus escenas de forma que el lector pueda visualizarlas, huirá de los
clichés ("honda raigambre", "marco incomparable", "genuino sabor local"), cuidará la
puntuación, sus diálogos los escribirá de manera original y, al mismo tiempo, logrará
que sean creíbles. Tendrá una voz propia e incluso diferentes registros, y pondrá
especial cuidado en todos sus párrafos para que su escritura, y por tanto la lectura, sean
fluidas. El párrafo es la unidad de medida narrativa que propone Daniel Cassany en
"La cocina de la escritura". En definitiva, "cómo se escribe" es, en realidad...
EL ESTILO
El estilo es la forma en la que un autor plasma lo que escribe usando unos rasgos
propios y particulares. Construcciones recurrentes de frases y temas, por ejemplo. Una
voz propia con una manera diferenciadora de contar las cosas. Cuando lees a Gabriel
García Márquez, sabes que es él, el autor de lo que estás leyendo por su forma de
contar (Y eso que tenía al menos tres registros diferentes, el periodista de "Crónica de
una muerte anunciada", el cuentista de la mama grande y "Ojos de perro azul", y el
narrador de "Cien años de soledad" o "El amor en los tiempos del cólera")
1. Incompetencia inconsciente.
Es la etapa en la que todos empezamos a escribir. Escribimos y escribimos. Páginas
enteras, miles de palabras al día y pensamos que todo es una maravilla. Que no nos
critiquen una sola palabra o señalen un error o una inconsistencia, o una frase mal
escrita o un error en el párrafo, porque les arrancaremos la cabeza… o algo. Consejo:
Si eres escritor, editor, o corrector, además de amigo, huye de ellos. Habla de otras
cosas y nunca de sus escritos, al menos hasta que superen esta fase.
2. Incompetencia consciente.
Es el momento de abrir los ojos, de darse cuenta que no todo lo escrito vale.
Algunos abandonan en este momento, cuando se dan cuenta de la cantidad de trabajo
que significa reescribir y corregir para ofrecer algo que se pueda leer. Un gran error.
Pero mayor error es el que se comete con la autoindulgencia. Sobre todo en la era de
la autopublicación en Amazon. Es decir: SABES que tus textos son perfectamente
mejorables, sabes que no están bien y que tienen fallos, y aun así, porque te has fatigado
por ellos, porque no quieres o no puedes acudir a un editor o un corrector, porque
confías en el bajo nivel lector... los PUBLICAS tal cual. Los profesionales, escritores,
editores y agentes, consideran que es una falta total y absoluta de respeto hacia el
lector, y es el motivo de que miren con cautela a los autopublicados cuando se dirigen a
ellos. Por otro lado, los lectores NO SON TONTOS. Cuanto más leen, más cuenta se
dan de que aquello que leyeron en un pasado reciente estaba mal escrito. Y no van a
volver a comprar tus obras si aquellas estaban mal.
3. Competencia consciente.
Es el momento en que te das cuenta de que algo falla, cuando sonríes al ver lo que
realmente funciona. En esta fase se trabaja muy duro examinando la prosa para
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reconocer los fallos y arreglarlos. Es cuando buscas un buen profesional que cuide tu
estilo, pero respetando tu tono. Cuando te fías de los comentarios de colegas que saben
más que tú o llevan más tiempo escribiendo, y corriges de acuerdo con sus
indicaciones... O no. Pero las tienes presentes y las agradeces, porque se han interesado
y han invertido su tiempo en ti.
4. Competencia inconsciente.
Ah… Esos momentos… ¿Recuerdas? Fue aquella tarde en silencio, tras la ventana.
Afuera llovía y hacía frío pero las palabras salían de tus dedos sin apenas pensar en
ellas. Bien formadas, sin necesidad de corrección apenas o de volver atrás. Escribías a
toda velocidad. Las ideas fluían y el texto brillaba. Estabas hallando tu propia voz.
Así que una vez llegados al nivel 3 o 4, si tienes talento ¿ya tienes un estilo
formado? No.
Ahora toca hacer un poco de investigación detectivesca. Mira tus escritos y escucha
tu instinto. ¿Qué palabras destacan? ¿En qué lugar los diálogos de tus personajes dicen
exactamente lo que tienen que decir? ¿Qué escenarios añaden belleza trascendental a la
historia, o incluso funcionan como un personaje más? ¿Qué estructuras empleas de
forma recurrente sin llegar a la reiteración aburrida? Y la pregunta del millón: ¿Con
cuántos registros de tu propia voz cuentas?
Aquí es donde se esconde tu estilo. Lee esos párrafos una y otra vez. Intenta
descubrir qué los hace tan fascinantes, por qué funcionan. Después, con cuidado,
empieza a ubicar esos descubrimientos en otros sitios. Cuanto más lo hagas, más fácil te
resultará y al final encontrarás tu estilo, la destilación de tu mejor escritura,
enriqueciendo cada una de tus páginas.
El estilo no se consigue siguiendo las reglas, a pesar de lo que hemos dicho sobre
el dominio de la técnica con anterioridad. Pero para romper las reglas, hay que
conocerlas muy bien antes. Todos hemos leído cosas correctas gramaticalmente e
incluso bien estructuradas que nos dejaban fríos. La calidez en la escritura se consigue
a través de nuestra habilidad para saber cuando romper una convención para añadir
impacto, incluso usando uno o cientos de pleonasmos, como hace por ejemplo Ruiz
Zafón en "fragmentos de un vidrio roto" y cosas así. Será duro, pero también
gratificante, y no hay atajos para el trabajo duro. Pero el momento en que nos damos
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cuenta que hemos escrito algo que nosotros reconocemos como propio, y los demás
también lo reconocen como nuestro, es un momento que recordarás siempre.
Escribir bonito
“Escribir bonito” es una expresión que leí a una amiga, Gusa Pira, en uno de sus
posts en Facebook, y que adopté para hablar del estilo depurado en literatura.
Por otro lado, por el lado escritor, son pocos los que ejercen este "escribir bonito".
Y es una de las causas de publicación o rechazo editorial. No hablo de prosa poética.
Hablo de comunicar la historia, de transmitirla, de que el lector se pierda en su interior
y viva las vidas de los personajes y de pronto, de forma fugaz, encuentre un símil, una
metáfora, o algo bonito que le haga pensar “me gusta esto”. Un like rápido y mental que
le hace repetir, verbalizando en su mente, la frase en cuestión.
Es una de las bases de la fidelización del lector (Algo que tampoco ejercen muchos
escritores) pero no estriba solo en una buena frase o un concepto o tema bien llevados.
Escribir bonito es también la fluidez en la lectura. Escribir de forma tal que cada pausa
y cada ligamento de un párrafo sea tan flexible que el autor desaparezca de la historia y
sea reconocido solo por su estilo especial al escribir, conseguir que el lector se pierda
en las palabras, seducido por ellas y por la historia que cuentan. Eso es el estilo, para
mí. Escribir con música, como verás más abajo.
Para terminar este capítulo, dos incisos, uno largo y otro corto. El primero es para
que aprendas a escribir música:
«Esta frase tiene cinco palabras. Aquí hay otras cinco palabras. Está bien
escribir frases así. Pero muchas juntas suenan monótonas. Escucha lo que está
ocurriendo. La lectura se vuelve aburrida. El sonido empieza a zumbar. Es como un
disco rayado. El oído pide más variedad.
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»Ahora, escucha. Varío la longitud de la frase y creo música. Música. La
escritura canta. Tiene un ritmo agradable, una cadencia, una armonía. Uso frases
cortas. Y uso frases de tamaño medio. Y, a veces, cuando estoy seguro de que el lector
está descansado, le engancho con una frase de longitud considerable, una frase que
se incendia con energía y que crece con todo el ímpetu de un crescendo, del redoble
de tambor, del tintineo de los platillos; sonidos que dicen escucha esto, es
importante.
»Así que escribe con una combinación de frases cortas, medianas y largas. Crea
un sonido que agrade el oído del lector. No escribas sólo palabras. Escribe música.»
Gary Provost
Cuando hablé de la premisa de las obras literarias en "Cómo crear una novela,
Planificación", expliqué que casi siempre es la clave para que un editor decida si
publicará o no una nueva novela, y también es lo que ayudará a decidir a un lector-
comprador. Muchos escritores no saben enfocar esta premisa hacia sus lectores por el
mero hecho de que no saben cómo son sus lectores, ni qué quieren o buscan en los
libros. Este es un dato que un buen editor —con editorial de prestigio— sí tiene; bien
porque lo ha hecho a lo largo del tiempo, con su catálogo, descubriendo autores e
historias y fidelizando a los lectores, o bien porque conoce perfectamente los resortes
del mercado lector, las tendencias, el número aproximado de lectores interesados en un
género o un título, o algunas de sus colecciones, y otras variables. Más adelante hablo
de estas editoriales o editores de prestigio.
No contemplo escribir como terapia o para uno mismo, hablamos siempre de tener
lectores.
El cuarto supuesto habrá enarcado alguna ceja, pero la explicación es sencilla: Hay
muchos escritores imitadores de estilos y temas, por ejemplo de Dan Brown,
J.K.Rowling, King, E.L.James, Meyer, y otros. Al margen de la suerte y el talento, hoy
Conocer el mercado
Hace un tiempo, hablando con una agente literaria y un escritor español del género
de fantasía, comentamos el tamaño aproximado de las tiradas para una nueva edición
de este escritor emergente y casi desconocido y, por tanto, del número de lectores
nacionales (Compradores de libros) a los que podía acceder de la mano de una
editorial de prestigio con una distribución nacional fluida y un anticipo editorial de
1.500 euros. 2.000-2.500 ejemplares de tirada, sin apenas promoción, y al albur de
venderlos todos.
Los factores de los diferentes mercados editoriales varían de año en año y los
medios de comunicación y los expertos ofrecen noticias sobre ellos para las que
tendríamos que tener los ojos bien atentos en una alerta de google news. Y no solo los
medios y expertos nacionales: Lo que esté ocurriendo en el mercado editorial de EEUU
vendrá a España en dos-tres años, según los expertos en tendencias. En la segunda parte
hablaré de este monstruo, el mercado editorial.
Recuerda: una persona muy bien informada se ahorra mucho tiempo y algún que
otro quebradero de cabeza o decepción. En el siguiente capítulo explico cómo
investigar el mercado, ahora seguiremos con el target, los lectores.
Hay cierto tipo de escritor que cree con ingenuidad que su libro es para todo el mundo.
Nada menos cierto que eso. Para promover un libro con cierto éxito hay que enfocar los
esfuerzos en los lectores más proclives en convertirse en nuestros lectores. Un target
concreto. El anglicismo se utiliza como sinónimo para designar al destinatario ideal de
una determinada campaña, producto o servicio. Es difícil, pero hay varias pautas que
podemos llevar a cabo:
Ahora bien, no hay que olvidar que todo bien, producto, o servicio, tiene diferentes
audiencias. Cuando la Meyer escribió Crepúsculo no pensó en las señoras, sino en las
jóvenes lectoras de quince a dieciocho años. Intenta buscar y medir tu público objetivo
primario en función del feedback o respuesta que recibas en diferentes acciones. Te
sugiero unas cuantas:
Ahora ya te has decidido: Quieres escribir. Tu mente rebosa ideas. Pero cuando te
sientas frente al ordenador (o la máquina de escribir, la libreta o el folio en blanco, la
herramienta que uses para plasmar tus ideas) tienes problemas para concentrarte en una
sola idea. Quizás es que no sabes qué es lo que quieres escribir. Un día piensas en una
novelita para niños, al día siguiente en un ensayo y al cabo de una semana en un relato
policíaco.
Si esta situación te resulta familiar quizá haya algo que te consuele: No estás solo.
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Ocurre con mucha frecuencia. Sabes que la escritura te está llamando, que te produce un
cosquilleo cada vez que piensas en ti mismo frente a tu ordenador pero no tienes nada
claro como vas a darle forma a tus ideas ni cuales de ellas priorizar sobre las demás.
Encontrar lo que mejor se te da, y que guste a un target determinado, puede resultar un
reto demasiado grande si no sigues unas pautas.
Las respuestas te darán pistas sobre aquello a lo que debes dedicarte. Olvídate de
escribir una novela erótica por muy bien que se vendan si no estás motivado por el
tema. Ten en cuenta que si disfrutas leyendo un libro es fácil que también disfrutes
escribiendo uno parecido.
Hay que intentar emparejar esas respuestas con lo que hemos visto antes sobre el
público objetivo. Por lo demás, la mayoría de los escritores —que además tenemos
otros trabajos— tenemos el tiempo muy limitado. Los relatos requieren menos tiempo
que una novela, aunque se venden mucho menos, y tener un producto acabado siempre
ayuda a la autoestima de un escritor. Una novela, en cambio, significa como mínimo un
año de trabajo tenaz y estable. Y hasta el final de ese año no se verán los frutos. Lo que
es seguro que ayuda son estas pautas, que recomiendo seguir, sin fallar a ninguna, a
todos los escritores que he asesorado.
Se específico: “Escribiré más” es demasiado vago. Es mucho mejor algo así como
“Escribiré una hora diaria con mínimo 500 palabras” (aunque el objetivo te
parezca mínimo, es mejor algo realizable y concreto).
Se razonable: ¿Escribir una novela en seis meses? Si te marcas un objetivo
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demasiado ambicioso puede ser contraproducente. Piensa también en el trabajo, la
familia, los amigos y tus otras aficiones que requerirán tiempo. El tiempo que no
dedicarás a escribir.
Se compasivo contigo mismo: ¿Has malgastado una semana sin hacer nada? No te
maltrates por ello. Escribe de nuevo otra vez.
Se responsable: Si compartes tus objetivos con otras personas (otros escritores,
un buen amigo, tu pareja) puede ayudarte a mantener tu rumbo.
En resumen: HAZ LOS DEBERES. Ten en cuenta que sin una buena plataforma de
autor, de lectores fieles, en alguna red social o en tu blog, lo tendrás más difícil. He
hablado de esto en el libro "Twitter para escritores". Y lo haré también en la segunda
parte, donde comienza el baño de realidad sobre publicar tu obra. Espero que no me
odies demasiado :-).
"Los escritores que publican se presentan voluntariamente ante el público con los
pantalones bajados.
Si se trata de un buen libro, nada nos hará daño. Si es malo... nada podrá ayudarte."
Edna St. Vincent
Un escritor que haya hecho los deberes sabe que no podrá vivir de escribir, salvo si
dispone de una renta o accede al logro de ser un éxito de ventas; para lo que tienen que
confluir diversos y numerosos factores, y el azar siempre es uno de esos factores.
En realidad, los escritores casi siempre tenemos otro oficio, o escribimos al mejor
postor. Los anticipos que permitían vivir un año de escribir el siguiente libro pasaron a
la historia, salvo para unos pocos, e incluso el mercado sucedáneo de colaboraciones,
columnas, prólogos, conferencias, seminarios, charlas y artículos, está bajo mínimos o
lo hacen GRATIS becarios y aficionados, como los programas de televisión que se
nutren gratis de interpretaciones del propio público. Hablo en 2016.
Las ventas de libros han descendido muchísimo y las cifras reales, que nunca se
publican, superan a las que sí se publican, y estás dan casi un 50% de pérdidas en los
libros más vendidos de 2008 a hoy. Y son cifras de los propios editores. Ahora,
imagina el resto de libros. ¿Recuerdas la anécdota del anticipo que conté más atrás de
1500 euros y su tirada? Luego volveremos a ello en un capítulo dedicado, soy de la
opinión de que hay que cambiar este estado de cosas, y solo lo podemos hacer los
escritores, los que mantenemos el tinglado y el mercado editorial con nuestras obras e
historias.
Es así, somos nosotros, los autores, los que mantenemos la industria. Los que
creamos las obras y los que menos porcentaje recibimos de su venta. Ya sabes que el
escritor recibe del 8 al 10% del precio PVP del libro, del que tienes que descontar un
15% si tienes agente literaria, y no olvides los impuestos; el distribuidor se lleva el 53
%. Haz las cuentas: 2 euros por ejemplar, si tu libro vale 20, así que si el editor calcula
que venderá 2.000 ejemplares, te pagará un anticipo COMO MÁXIMO de 4.000 euros
por el trabajo de uno o dos años, el tiempo que te costó escribir la novela. El editor te
La cifra:
según el último informe del comercio interior del libro,
sólo el 1,9% de los 70.000 libros de todo tipo
que se publican en España
superaron los 5.000 ejemplares.
Sí, incluidos los libros de zombis, los de Young Adult, y muchos otros. Los de
terror ni siquiera llegan a 2.000 ejemplares. Consulta las noticias. Busca los medios
fiables. Haz los deberes. Para que compares: un bestseller dirigido al Young Adult
como "Los Juegos del Hambre" de Suzanne Collins vendió en españa, el primer libro,
86.000 ejemplares (Luego fueron más porque los segundos y terceros de una serie
arrastran al primero)
Otro dato: "En el año 2013 se publicaron en España 13.071 obras de literatura,
de las que 4.841 fueron novelas contemporáneas, con una tirada media de 4.108
ejemplares. Las editoriales facturaron 468 millones por la venta de obras literarias
y, según cálculos, pagaron un máximo de 35 millones al conjunto de autores
españoles o a sus herederos en concepto de derechos de autor, una cuarta parte de la
cantidad anterior a la crisis." Fuente: La Vanguardia.
La explicación de estas cifras (y cada maestrillo tiene la suya) rodea año tras año,
desde 2008, los argumentos de la Piratería de libros, la Crisis económica, el bajo
poder adquisitivo del lector medio, la ya no compra de libros por las bibliotecas (Venta
institucional de las editoriales, casi doscientos millones en su día), los empleos
precarios, las librerías que cierran, y un largo etcétera. Si te doy mi explicación puedo
asustarte más. Pero se basa en tres grandes puntales y ninguno de ellos suele
mencionarse por los gurús de la cosa: el bajo nivel educativo y lector (la comprensión
lectora) de la media de personas o lectores potenciales, la multiplicación de
entretenimiento vía teléfono móvil y ordenador, y los malos procesos editoriales que
han convertido los libros en material de segunda, salvo honrosas excepciones.
Antes de los setenta y ochenta del siglo pasado, los editores eran unos caballeros, y
señoras (pero menos) que hablaban varios idiomas, dominaban disciplinas
heterogéneas como la imprenta, la maquetación, el diseño, el estilo, la pintura, la
fotografía, y otras; y además, tenían un buen gusto exquisito y olfato para los negocios.
Ya no quedan muchos. Eran nombres como Gallimard, Grijalbo, Shiffryn, Muchnik,
Mayer, Bruguera, Tusquets, Vallcorba, Feltrinelli, Kraus, de Moura, Reich-Ranicki,
Herralde, Porrúa y unos pocos más. Las prácticas comunes de aquellos editores eran
las siguientes: crear un catálogo literario de buen gusto; descubrir nuevas voces
locales, aunque tuvieran pocas ventas; aportar belleza, debate, entretenimiento y cultura
al mundo; y todo ello sostenido con los beneficios de longsellers, o novelas de culto, y
ocasionales bestsellers de calidad, además de las ventas institucionales (bibliotecas) y
las de derechos subsidiarios, como el cine.
Hoy en día, desde finales de los ochenta hasta hoy y siempre en continuo cambio, de
momento a peor, la edición de libros ha pasado a otras manos, más ávidas por la
rentabilidad que por la prescripción del gusto del público o descubrir nuevos talentos.
Los grandes imperios de la edición han devorado muchas editoriales independientes de
fuste (La última, la Anagrama de Herralde, comprada por Feltrinelli) y aunque hayan
mantenido los viejos nombres y sellos, la realidad es que los modos de hacer han
cambiado. Para mal. Es decir, como todos los medios de comunicación, incluidos los
públicos. Guillermo Schavelzon, agente literario, en sus artículos sobre el mundo de la
edición, lo dice bien claro: Prima la búsqueda del entretenimiento y el ocio a través del
libro, antes que la de servir de elemento cultural, uno de sus principales valores. El
axioma preeminente es: Da al público lo que quiere, aunque sea mierda, porque la
mierda vende (Con perdón) y al menor costo posible. Lo que explica los procesos que
verás más abajo. Quedan, sí, islas de náufragos independientes, refugio de lectores
habituales, algunos modos de hacer... Editores independientes o casi independientes que
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pelean mes tras mes con sus novedades por los espacios en las librerías y grandes
superficies.
Y, sin embargo, solo un 2% de los lectores eligen los libros teniendo en cuenta al
editor o la editorial.
Entonces, como ahora, la búsqueda de editor para un autor novel o emergente era y
es algo complicado. Pero entonces, al menos, los criterios eran otros y casi todos se
basaban en la calidad literaria y la voz propia del autor. Ahora no. La llegada de
internet ha significado una considerable mejora en la vida de los escritores. Las labores
de documentación, antes tediosas y llenas de obstáculos, ahora son ágiles y rápidas; y
para algunos escribir ya no es una tarea solitaria, como has visto. Aunque el potencial
de este medio aún no ha sido plenamente explorado (Sobre todo por los editores),
algunas cosas no han cambiado y también hay que tenerlas en cuenta si queremos ver
nuestra obra en letras de imprenta. En este capítulo solo voy a contemplar un supuesto
de los que vimos en el capítulo sobre "Por qué escribir": VENDER EJEMPLARES DE
TU OBRA A LOS LECTORES.
Para todo lo que sigue, vamos a suponer una editorial de prestigio con buena praxis.
Te preguntarás cuáles NO son estas editoriales; para no caer en ellas, supongo.
Probablemente muchas de las que conoces. No voy a dar nombres. Haz los deberes,
entra en sus webs, observa el catálogo, qué publican, cuántos títulos al año, observa
esos títulos en las librerías, etc.:
Un ejemplo sería "La Discreta", que comercializa por suscripción y publica doce
libros al año, o "La Pastilla Roja" de Athman M. Charles Ath, que publica y coordina
antologías de género o temáticas y comenta que "Yo soy un aficionado al que su hobby
se le ha ido de las manos, nada más..."
—Hum...
La única ventaja para el autor de esta propuesta editorial concreta es que los
derechos se le retornan al fin de ejemplares. Conozco autores con sus primeras obras
esclavizadas por una editorial que no las reedita, como Mercedes Pinto o Virginia de
la Puente, porque en el contrato cedieron los derechos por diez o quince años.
Lo que queda después de esta criba de empresas serán las editoriales de prestigio,
pequeñas o grandes. Si son pequeñas, tampoco esperes el máximo de anticipo editorial.
Pero incluso en las editoriales de prestigio se da en ocasiones la mala práxis que verás
más abajo.
Buscando editor
Los escritores que buscamos una editorial de prestigio buscamos cinco cosas
básicas, (y me incluyo, pero yo he rechazado varias propuestas editoriales que no me
convenían):
Escribas lo que escribas, las técnicas de documentación son las mismas que vimos
en el capítulo sobre "Qué y para quién escribir". Debes pensar a qué tipo de editorial
puede interesar tu obra. Para la ficción, el género es importante. Por muy bueno que sea
tu romance de escoceses faldas al viento, si lo envías a una editorial que sólo publica
novela negra dura, irá a la papelera. Hay que llamar a la puerta indicada, no a todas.
Otra fórmula son los intermediarios directos de las editoriales. No los agentes
literarios, me refiero a los scouts y lectores editoriales. Si tienes la suerte de conocer
a alguno quizá esté encantado de leer tu obra, recomendarla a su editor, y ponerse la
medalla cuando te publiquen.
Aunque existen desde hace 20 años, los scouts han cobrado mayor importancia y
los editores coinciden en que ahora, en la jungla en la que se ha convertido el sector,
es difícil sobrevivir sin ellos. En España ya existen dos scouts. "Somos espías",
Antiguamente, hace diez años (El tiempo corre, sí), los lectores editoriales estaban
en plantilla, como los correctores o editores de mesa y los traductores, hoy somos todos
freelance subcontratados a tanto la lectura o el trabajo, pero ellos tienen un pie en la
editorial y tú aún no.
Si tu obra reúne los requisitos necesarios para enviarla a una editorial concreta,
tómate un tiempo para leer algo de lo que ya han publicado. Documéntate e investiga el
estilo que prefieren. Cada editor tiene sus gustos y se inclinará más hacia un tipo de
escritura o hacia otro. No malgastes tu tiempo ni tu dinero enviando tu obra a editores
que no estarán interesados en ella. Y envía antes una buena propuesta a la espera de que
te soliciten el original o una muestra del texto.
La hoja de ruta
Por supuesto, nunca envíes tu trabajo sin saber cómo desea recibirlo la editorial. Si
en papel, si en PDF, si en la antigüalla de word y a doble espacio, etc. También es una
buena idea NO enviar un manuscrito de mil páginas y 2 gigas a través del correo
electrónico a no ser que el editor lo haya solicitado específicamente. Lo único que
harás es colapsar su correo e irritarlo. No pongas fotos ni dibujitos ni gráficos en el
manuscrito. Si lo haces es muy posible que tiren el trabajo que tanto esfuerzo te ha
Ten en cuenta que, si tienes una agente literaria, será ella quien mantenga este
recuadro y siempre puedes preguntarle a cuántos editores ha enviado tu manuscrito y
qué respuestas ha obtenido.
La propuesta al editor
Los manuscritos, las historias, llegan a los editores por cuatro cauces.
El primer paso es lo que se denomina la cata editorial, que la hace una persona
solamente. Esta persona leerá tu carta de presentación y decidirá entonces si MIRA tu
manuscrito: El inicio, algo del medio y el final. Lo primero que se descartan son las
obras equivocadas. Si la editorial es de narrativa se descarta el ensayo, la poesía,
etc. Si le llama la atención pasará a la criba editorial, que se realiza entre varias
personas, entre ellas el editor, el secretario/a de la editorial, el asesor, generalmente
marketing, y dos o tres lectores de confianza.
Es difícil que en la criba se "escape" alguna obra maestra. El peligro para los
escritores está en la segunda parte, cuando los lectores hacen los informes. A los
lectores se les pueden pasar buenas novelas, son humanos. Para ilustrar esta afirmación
se cuenta la anécdota de la ya clásica Cien años de soledad, de García Márquez, que
estuvo "pululando" por distintas editoriales hasta lograr publicarla. O el rechazo de
André Gidé, en Gallimard, a la obra de Marcel Proust. Alguna vez he contado cómo
Paul Auster vio rechazada la "Trilogía de Nueva York" diecisiete veces.
Pero hay lectores editoriales y scouts que han descubierto magníficos escritores,
por ejemplo Sergi Viciana, que cuenta: Hace unos años, de vacaciones en Dublín, me
compré por casualidad el 'Nocturnes', de John Connolly. Por entonces era lector
para Minotauro, y cuando me leí esa joya de libro se lo dije inmediatamente. No sólo
era buenísimo, sino que incluía una novela corta de Charlie Parker, el personaje fijo
de Connolly. Al editor le gustó y propuso publicarlo, pero los mandamases le dijeron
que no, porque los libros de relatos no venden. No importaba que fueran a robarle un
autor a la competencia (Conolly publica con Tusquets y entonces aún no era del
grupo Planeta). Pasaron los meses y salieron los resultados de ventas. El libro más
vendido de Minotauro ese año fueron los cuentos completos de Dick. Pero es que
entre los cinco primeros también estaba el volumen 1 de "50 en 50", los cuentos de
Harry Harrison. Aunque dudo que los mandamases se dieran cuenta, ni les
importará. También recomendé publicar a John Scalzi, y a Emilio Bueso".
Por mucho de ti que hayas puesto en tus palabras, esas palabras forman parte de un
negocio y tú, como autor, estás vendiendo un producto, tu trabajo, al editor. Los editores
no están para darte palmaditas cariñosas en la espalda y decirte lo bueno que eres.
Están en el negocio de la edición. Es su trabajo. Si al editor le gusta tu obra y decide
publicarla, este reconocimiento debería bastarte, además del dinero. Ya entrarás luego
en las cláusulas del contrato. Pero ten en cuenta que a nadie le gusta relacionarse con
personas complicadas, especialmente a los editores y los agentes.
Cuando te comuniques con una editorial vía correo electrónico, no uses un tono
coloquial. Escribe las cartas exactamente como lo harías si las enviaras por correo
ordinario. Tu carta de presentación es tu curriculum. En ella debes demostrar al editor
lo serio que eres y tu capacidad para comportarte como un profesional. En mi trabajo
de asesor he redactado varias de estas cartas o dossiers de autor con bastante éxito
(traducido en envíos de manuscritos SOLICITADOS) y siempre son elementos
personalizados y diferenciadores.
Cuida el tono de voz al teléfono y en persona. Cuanto más cuides tu tono, más
puedes exigir al que te escucha. No envíes nada antes de pensarlo bien. Las prisas no
son buenas, ni la impaciencia. Antes de hacer clic en el botón "enviar", piénsatelo dos
veces, diez veces si tu correo es una queja. Las quejas en internet suelen convertirse en
más grandes de lo que son en realidad.
Cuida tus relaciones. Un autor con una gran red de contactos tendrá más
posibilidades de construir su carrera profesional. Pero cuidado no sobrepases los
límites. Muérdete la lengua. Si no te gusta la manera en que te trata un editor, dilo de
manera formal y por los canales apropiados. No lo esparzas por todo el mundillo
literario. Si otros editores te oyen criticar a un compañero se lo pensarán antes de
contratarte. Huye siempre de los "flames" y las "cazas de brujas" en internet. Los
editores también están ahí, no dejes que se hagan una idea equivocada de tu
profesionalidad y seriedad.
Por encima de todo, sé humilde. He aquí la ironía: Los autores que empiezan se
sienten dioses y capaces de todo y que nadie tiene nada que enseñarles. El ego, la
vanidad, y los elogios de mamá y de los amigos del bar les consumen la razón. Sin
embargo, los autores con tablas reconocen un buen ojo cuando lo ven, y aceptan
Hace quince años André Schiffrin escribió ‘La edición sin editores’, un libro
estupendo que expone cómo los grandes grupos editoriales estaban sacrificando la
calidad literaria y el oficio editorial. El tiempo le ha dado la razón: Esta es una de las
causas, muy importante, que inclinan a un escritor hacia la autopublicación, o a
malvivir asintiendo y firmando cualquier contrato editorial, cuando no escribiendo
gratis. Ten en cuenta que aquí voy a hablar de España. Desconozco cómo está el sector
en América Latina. La lista sería muy larga pero creo que debes conocer al menos
varias de las cosas que están ocurriendo de un tiempo a esta parte. Si no las reconoces
ya al leerlas. Es fruto de una larga experiencia como editor en otros tiempos y ahora
freelance, escritor siempre, asesor de otros escritores y escritoras, amigo de agentes
literarios, lectores, editores y jefes de prensa, y observador cercano del sector editorial
español.
1.- Editores y Escritores que no se manejan con las Redes Sociales, sobre todo
Twitter, cuando es la red social que más incide en la compra de un libro. Muchos no
están Goodreads, o en Amazon, cuando Amazon vende el 60% de los libros en todo el
mundo.
2.- En una editorial, la materia prima es el escritor que vende. Se le trata mal, como
a una vaca en el matadero, en lugar de a cuerpo de rey. Tampoco se le aconseja si no
vende. Imagina a los que no venden. No es de recibo que editores, traductores,
diseñadores, correctores, comerciales, distribuidores, y libreros, vivan (Unos mejor
que otros) de tus historias, y el escritor se lleve solo un 10% de regalías sin anticipo.
En el capítulo siguiente me extenderé sobre esto.
3.- Editores sin experiencia. Los hay. Y sin reflejos, o sin liquidez para tener esos
reflejos. Me refiero a los reflejos que hacen posible que un buen título venda en un mes
y medio la primera tirada de 1000 ejemplares pero la segunda no salga hasta tres meses
después, (lo que tarda en facturar la distribuidora) mientras los estantes de las librerías
4.- Distribuidores a los que nadie convence de llevar entre manos un buen producto
de largo recorrido. La mayoría de los libros de género, por ejemplo. En un país en que
las editoriales grandes tienen sus propias distribuidoras, es curioso. Y es que el libro
ya no tiene los tiempos de antes. Si no vendes la primera tirada en el primer mes de
publicación, ya no te harán caso.
5.- Jefes de prensa jovencitos y con palmito pero que no saben hacer un comunicado
de prensa que incite a la entrevista y la promoción. Lo sé porque he redactado varios
para ellos.
7.- Derechos digitales imposibles de gestionar bien por el miedo de los editores a
la piratería. Esto es así ahora mismo. Y tampoco es de recibo que las regalías sobre los
ebooks no sean mínimo del 50%. Los derechos digitales deberían negociarse aparte, y
lo mejor es que el autor, si es un poco vivo, los gestione personalmente.
8.- Escritores que no hacen sus deberes y desconocen los mecanismos de una buena
historia, llegar a las emociones del lector y todo el sector editorial y su mercado. Ya,
¿Creías que solo eran los editores, eh? Pues no. Los escritores también tenemos parte
de culpa.
9.- Lectores editoriales y scouts que dan por buenas historias llenas de defectos o
con flecos, y que saldrán a la calle tal cual porque…
11.- Traducciones de 900 páginas o más realizadas entre varios traductores y nunca
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coordinadas por un corrector de estilo. Con lo que esas malas traducciones pueden
fastidiar para siempre la carrera en lengua hispana de un buen autor inglés, francés,
alemán, o sueco.
12.- Series (Nunca sagas, por favor) suspendidas y lectores fieles a esas series
colgados, porque la editorial decide no comprar los derechos de terceras partes o
continuaciones a los autores extranjeros. Ha ocurrido sobre todo con autores de género
fantástico. (John Aaronovitch, Jasper Fforde, Libba Bray, Jim Butcher, etc)
13.- Editores de grandes editoriales que llevan varios sellos al mismo tiempo. Por
los recortes. Pero con la incapacidad material y de tiempo de llevar a cabo una buena
gestión.
15.- Ediciones con tipos minúsculos (fuentes tipográficas) para ahorrar papel. Y no
precisamente las ediciones de bolsillo (Ya apenas se venden libros de bolsillo con los
ebooks) Hablo de libros en tapa dura. Y cuando quiero leer uno me inclinaré siempre
por su versión digital, con la que puedo ampliar la caja de texto al gusto exquisito de
mis ojos cansados.
17.- Ediciones con tiradas ínfimas, publicadas sin haberlas leído, solo para
mantener puestos en las mesas de novedades de las librerías. (Esto se llama editar en
sucio o ensuciar papel) "La expresión “ensuciar papel” designa la obligación de
publicar cada año un cierto número de títulos que la editorial debe imprimir a la fuerza
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para no ceder espacios a la competencia en las mesas de novedades, sin esperar
obtener ganancias con ellos." Letras Libres.
18.- Antologías de aficionados que solo dan de comer a sus editores con el cuento
de la visibilidad y el curriculum. Ojo. No me refiero a las editoriales bienintencionadas
mencionadas más arriba. Sino a otras en las que el lucro es básico. Una vez más, haz
las cuentas.
20.- Agencias literarias que, con suerte, solo venden bien derechos de traducción.
Algunas de ellas, famosas, tienen tan poco personal que no pueden promover como
debieran a sus autores de longsellers. Hay capítulo dedicado más adelante.
22.- Diseños gráficos para vender libros propios de un almacén de suministros para
la construcción, con suerte. Seguro que recuerdas aquel tuit en el que puse varias
portadas de diferentes libros con el mismo cuadro de Hopper. Hay muchísimas
muestras de esta desidia. Y eso en un país que dio grandes diseñadores de libros como
Daniel Gil para Alianza Editorial. Una vez más, desidia y ahorro en costes.
23.- Pocas editoriales señalan la autoría de las traducciones, y las tarifas se han
desplomado. Un gran grupo editorial español, europeo e internacional, ha decidido
rebajarlas unilateralmente. Eso repercute en la calidad de las traducciones.
Estos anticipos sobre tu obra suelen abonarse de una vez o en cuotas, a menudo en
momentos importantes en el proceso de publicación: al firmar el contrato, cuando el
manuscrito completo es aprobado por el editor, cuando se publica el libro. Si tienes
agente literario, los pagos se envían a ella, que descontará su porcentaje (normalmente
el 15 por ciento) y luego te abonará el resto. Si no tienes una agente, los pagos serán
directos.
Como ya hemos visto, es muy importante para un escritor tener la certeza de que la
editorial INVIERTE en su trabajo y dispone de los recursos necesarios para colocar la
obra literaria en el mercado con cierta ventaja, inalcanzable para un escritor
autoeditado en libros en papel. Como dice John Scalzi, la mejor manera de tener esa
certeza es que la editorial pague por adelantado. Es decir, tú vales por lo que te pagan.
Si los editores pagan a sus proveedores (Imprentas, papel, software, etc) y a sus
colaboradores (traductores, diseñadores, correctores y editores de mesa, etc.) POR
QUÉ NO A LOS AUTORES.
Piensa. ¿Con dos mil euros de anticipo sobre una primera tirada de 2000 o 2500
libros. cómo va a invertir el editor en promoción y publicidad?
Y si los editores esperan a pagar al autor en las regalías están jugando con nuestro
trabajo, como cuando metes dinero en un banco y lo dejas ahí.
Acabas de escribir una novela, un relato o una propuesta para un libro de no ficción.
Ahora comienza una nueva duda ¿Necesitas un agente literario o deberías enviar tu
trabajo directamente a los editores? ¿Para qué sirve realmente un agente?
El auge de los agentes literarios se sitúa a finales del siglo XX, principios del XXI,
cuando el poder de los creadores de contenidos cobró mayor importancia. Surgen como
figura intermediaria entre el editor y el autor que no quiere dedicarse a negociar, sino a
crear.
Pero hay muchas otras funciones además de las básicas, y muchas veces son tanto o
mas esenciales. Esto depende de cada agente y de cada escritor. Por ejemplo, dar a sus
clientes la concentración que la tarea creativa requiere, seguir la evolución de su
escritura, muchas veces leyendo y opinando, aportando ideas, y en general ayudando a
construir la carrera profesional de un escritor.
En EEUU, las agencias literarias sirven como una primera criba para las
editoriales. Las editoriales norteamericanas NO ACEPTAN manuscritos no solicitados
sino se los propone un agente literario. Se supone que un manuscrito aceptado en una
agencia de renombre tendrá una cierta calidad o algún gancho que pueda llamar la
atención del público.
Otra función que desempeñan los agentes, en España, es asegurar a las editoriales
que sus representados concurrirán a determinado certamen literario para darle prestigio
tanto al autor (si es primerizo) como al certamen (si necesita a algún escritor con cierto
renombre). Y no, no voy a hablar de los concursos literarios. Pero te estarás
preguntando...
Los agentes literarios en general ganan dinero, el 15% de todos tus ingresos a través
de ellos, con los manuscritos completos de novela y las propuestas de libros de no
ficción aceptadas por las editoriales. En general no suelen aceptar artículos, relatos
cortos, ni poesía, aunque pueden moverlos como cortesía a un autor ya cliente.
Alicia Gonzalez Sterling, de Bookbank, por ejemplo, lleva sobre todo novela. No
relatos. Nunca al principio, ya que apenas se venden. No llevan poesía ni teatro. Pero
en no-ficción, tocan todo tipo de temas.
Tendrás que entrar en sus webs o iniciar una conversación con propuesta, de la
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misma manera que a un editor. El agente conoce los resortes del mercado, está
actualizado y al día, y sabrá si tu obra tiene mercado y cuánto dinero puede suponer.
Pero...
Es fácil empezar una novela pero es mucho más difícil acabarla. Los agentes y los
editores saben que la mayoría de las primeras novelas se quedan encalladas hacia
la página 50 y no pueden permitirse el lujo de apostar que la tuya será una
excepción.
Incluso aunque acabes tu primera novela, no hay ninguna garantía de cómo
mantendrás la historia, y el interés de los lectores durante unos centenares de
páginas. La prueba es tu manuscrito acabado y corregido.
En cambio, la no ficción es otro cantar. Si has escrito una propuesta con ejemplos
de capítulos ya escritos y un esquema detallado de lo que quieres contar tienes buenas
oportunidades de ser aceptado por un agente.
Tasas de lectura e informes. No hay nada malo en pedir una pequeña cantidad
(unos 30 euros) para cubrir gastos de envíos y labor administrativa. En Estados Unidos
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se hace habitualmente e incluso se paga una tasa suplementaria por el informe editorial
generado. Seamos realistas, las agencias suelen estar inundadas de propuestas y
manuscritos, la mayoría de los cuales son impublicables. El cobrar una pequeña tasa de
lectura es la única manera en la que una agencia puede permitirse el lujo de leer los
manuscritos de los nuevos escritores. (La palabra clave es modesta o nominal. Si un
agente me pidiera más de 120 euros por leer y valorar un manuscrito, buscaría otra
agencia). Las tasas suelen ser más habituales en el mercado anglosajón (sobre todo
americano) que en el mercado hispano, aunque también podemos encontrar agencias
que las cobren.
Buscar el si de un agente.
Asumiremos que has decidido que quieres representación, has conseguido una lista
de posibles agentes y estás listo para el reto de convencer a un agente literario para que
te represente. Pero seguramente te encontrarás en el dilema de pensar que si supieras
como vender tu manuscrito no necesitarías un agente. Tienes razón. Es un cul-de-sac.
Pero es como funciona a no ser que seas un escritor que ya ha publicado con éxito;
entonces los agentes vendrán hacia ti.
El truco consiste en escribir una carta que llame la atención del agente. Cuando
asesoro escritores realizamos un dossier en PDF, entre los dos, que funciona bastante
bien. Recuerda que las agencias pueden ser literarias pero que también son negocios.
Los agentes pagan sus impuestos y alimentan a sus familias gracias a las comisiones en
la venta de manuscritos. No buscan solo magníficos libros, sino magníficos libros que
se vendan bien, y escritores que no vayan a morirse al año siguiente. (Es humor negro,
sí, pero también realidad).
Los hechos: Los principales editores parece que se hayan puesto de acuerdo para
atornillar el lector, con historias planas o mal escritas y publicadas, y han ofrecido cada
vez peores contratos de libros para atornillar el escritor. Además se han resistido a la
innovación, como la industria musical en su día, en un intento de conservar los viejos
modelos de negocio. Precios más altos, menos derechos a los autores, y menor número
de canales de venta. Y algunos escritores han pensado: deja que se hundan.
Las quejas: La evidencia de que los editores ya no pueden impulsar las ventas es una
triste excusa, que no deja de ser cierta. El año pasado, el más vendido fue un borrador
rechazado de Harper Lee, autora de "Matar a un ruiseñor", y publicado en contra de los
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deseos de la autora. Este año, un juego escrito por JK Rowling. Y en los últimos dos
años, los libros para colorear ocultan la caída en las ventas de los libros en papel.
La autoedición
Quizá ahora quieras realizar todos los pasos por tu cuenta. Son las cinco PES.
Planificar
Producir
Pulir
Publicar
Promocionar
Para decidir lo que es mejor para ti y para tu obra, hay una clave:
Cómo y dónde vas a vender el libro. Por ejemplo, edité y asesoré en su día a un
CEO de empresa que daba conferencias y charlas sobre gestión de equipos y liderazgo.
Tenía la oportunidad de vender sus libros en los eventos, y entonces, para él, tenía
también sentido invertir en una pequeña tirada de 500 ejemplares. Si no es tu caso, la
venta y envío personalizado desde tu domicilio no te la aconsejo.
Ventajas: Sin costo inicial, o muy escaso (siempre que se evite paquetes de
servicio completo). El libro puede estar disponible para la venta como una edición
impresa en todos los puntos de venta en línea (Amazon, BarnesandNoble.com, etc). La
mayoría de los lectores no pueden decir la diferencia entre un libro POD y un libro
impreso en offset.
La impresión Offset
Desventajas: Va a ser muy difícil vender los libros en papel. Y recuerdo aquí a
Eloy Moreno, que transitó por todas las librerías de españa, los fines de semana, con
el maletero del coche lleno de ejemplares de "El bolígrafo de gel verde" allá por el
2009. La inversión inicial va a ser considerable, los 2000 euros es el mínimo probable,
que incluirá los costes de impresión y envío. Además, el riesgo aumenta, ¿y si los
libros no se venden o necesitas llevar a cabo una nueva edición antes de que la anterior
se haya agotado? Necesitarás capacidad de almacenamiento, también.
Por muy bueno que sea un libro, la promoción es crucial. Ha de ser VISIBLE. Las
editoriales tradicionales de prestigio juegan con grandes tiradas iniciales y copan las
mesas de novedades. Por el contrario, los autores autopublicados han de pelear cada
venta. Hace algunos años, a punto de publicar en papel uno de mis libros en una
editorial mediana, antes de firmar el contrato quise asegurarme de las acciones de
promoción que le dedicarían. La respuesta fue bastante decepcionante: “No podemos
garantizar acciones específicas de publicidad o promoción, porque no podemos
permitírnoslas. Confiamos en el boca-oreja de las recomendaciones de los lectores,
para ir extendiendo el conocimiento del libro.” Grave error.
La Marca. El Branding.
Para tener éxito como autores hay que incluir la marca en ese plan de marketing muy
temprano. Una marca fuerte ayuda a un autor de la misma manera que ayuda a una
empresa. Da nombre y reconocimiento y ayuda a vender los productos: tus libros.
La foto del perfil, como mi gato negro, o el avatar, las fotos que "cuelgas", tus
comentarios, tus estados de Facebook, tu filosofía personal y tus valores, todo eso hace
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TU MARCA de escritor o escritora. Y hay que cuidarlo. Te remito a Twitter para
escritores donde me extiendo con estas ideas.
A propósito de mi gato negro y las marcas. Si te fijas, firmo con ese gato cada libro
que edito, está en mi firma de email, en mi telegram, y en mi contacto. En todas partes.
Y tiene su propio storytelling su propia historia, basada en los colores, rojo y negro, en
un gato modernista pintado por un francés, en el gato negro de uno de los mejores
editores españoles del siglo pasado, y otras pequeñas historias que me decidieron a
diseñar a este gato
La actitud de venta.
Esta actitud natural, combinada con un producto de buena calidad, es todo lo que
necesitamos. Es el secreto del marketing de contenidos. Si creemos en lo que estamos
escribiendo y en el el resultado final que ofrecemos a los lectores, no es difícil
conseguir interesarles y persuadirles con un gráfico, una foto ilustrativa o un lindo
gatito. Eso sí, sabiendo quienes pueden ser los lectores adecuados para cada libro.
El trabajo previo.
Necesitas una plataforma donde ser visible. Como sabes, yo abogo por Twitter, y lo
explico en el libro "Twitter para Escritores", sus ventajas como red social son
múltiples, cuando se usan de forma profesional y no conversacional, y las explico
pormenorizadamente. Y en esa plataforma están tus lectores, has de elegir las cuentas
que sigues cuidadosamente. Recuerda: Los clientes de un escritor de ficción no son
otros escritores, son los lectores que compran libros o ebooks. Y esta plataforma de
lectores es mejor hacerla ANTES DE PUBLICAR TU OBRA. De hecho, en los
curriculums literarios que se envían a agentes y editores, estos querrán saber cuántos
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seguidores tienes en tus redes sociales.
blogs de autor
los blogs de otras personas
grupos de Facebook y páginas
grupos de discusión en LinkedIn
Twitter y listas
Grupos sociales especializados como Ning, etc.
Márketing de contenidos
Hasta aquí el libro sobre Escribir y Publicar. Espero que, si recién comienzas a
escribir o llevas poco tiempo, te sirva para afrontar todo el proceso que implica, ahora
de una manera más profesional. En otros ebooks trato de otros múltiples aspectos sobre
todo lo que conlleva crear una buena novela y venderla de forma ventajosa a las
editoriales, para escritores emergentes y los ya profesionales. Sigue esos libros.
De igual manera, si aprovechas mis contenidos para dar tus propios cursos o
talleres, ponte en contacto conmigo vía email. Te haré una oferta que no podrás
rechazar. :-)
Gracias por haberme seguido hasta aquí, y te espero en los próximos títulos de la
serie "Cómo crear una novela" y en los títulos de las ediciones que realizo para el
proyecto Horizonte y otros amigos.
Títulos en Preparación