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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y POSTGRADO


ESPEC IALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS
CENTRO LOCAL: YARACUY
CATEDRA: PROBLEMAS ACTUALES EN MATERIA
DE DERECHOS HUMANOS
CÓDIGO (957)

ENSAYO

RELACIÓN ENTRE LOS DERECHOS ECONÓMICOS,


SOCIALES Y CULTURALES Y LOS DERECHOS CIVILES Y
POLITICOS DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS
HUMANOS.

Presentado por:
Wormes Richard.

Profesor:
José Guevara.

Mayo, 2017

1
Índice

Pág.

Introducción ..................................................................................................................... 3

Relación entre los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos civiles y
políticos desde la perspectiva de los derechos humanos................................................ 4

Defensa de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales ..................................... 9

Conclusiones ................................................................................................................. 11

Bibliografía y Páginas Electrónicas Consultadas .......................................................... 12

2
Introducción

El presente trabajo de investigación tiene como finalidad primordial estudiar la


relación que existe entre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en lo
adelante DESC) y su relación con los Derechos Civiles y Políticos (en lo adelante
DCP), todos desde la perspectiva de los Derechos Humanos. Como todo bien
sabemos los DESC, nacen del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.

En dicho Pacto, se compromete a las partes a trabajar para la concesión de los


derechos económicos, sociales y culturales de las personas, incluidos los derechos
laborales y los derechos a la salud, la educación y un nivel de vida adecuado. Para el
año 2008, el Pacto tenía 160 partes. Otros seis (6) países habían firmado, pero aún no
han ratificado el Pacto.

El Pacto es parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, junto con la


Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, incluida la última del Primer y Segundo Protocolos Facultativos. El
Pacto es supervisado por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas. Ahora bien en cuanto a los DCP, igualmente nacen del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto a la firma, ratificación
y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre
de 1966, entrada en vigor: 23 de marzo de 1976, de conformidad con el artículo 49
Lista de los Estados que han ratificado el pacto.

Teniendo como finalidad ambos pactos, el reconocimiento que, con arreglo a la


Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede realizarse el ideal del ser
humano libre en el disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado del temor y de
la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de
sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y
culturales.

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Relación entre los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos
civiles y políticos desde la perspectiva de los derechos humanos.

Primeramente veamos que son esos DESC, notemos, los derechos


económicos, sociales y culturales (siglas DESC) son los derechos humanos
socioeconómicos, que se diferencian de los derechos civiles y políticos. Los
derechos económicos, sociales y culturales se incluyen en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948 (DUDH) y se desarrolla su protección en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de 1966.
Ejemplos de estos derechos incluyen el derecho a la alimentación, el derecho a la
vivienda, y el derecho a la salud. Según la teoría de Karel Vasak acerca de las tres
generaciones de derechos humanos, estos derechos se consideran como derechos de
segunda generación, y la teoría de los derechos negativos y positivos considera que los
DESC son derechos positivos.

Por otro lado, tenemos los Derechos Civiles y Políticos, cuando hablamos de
Derechos Civiles, son los derechos que protegen las libertades individuales de su
quebrantamiento ilegal (represión) por parte del poder (sea el de los gobiernos o el de
cualquier otro agente político público o privado), y garantizan la capacidad del
ciudadano para participar en la vida civil y política del Estado en condiciones de
igualdad, y sin discriminación. No hay que confundir el término "derechos".

Los derechos no están creados para otorgarle bienes materiales o inmateriales


a las personas, sino para evitar que las personas sean privadas de él bien que protege
el derecho. Un ejemplo muy común es el de la salud. Al hablar de derecho a la salud
no hablamos de que todas las personas deban recibir salud, sino que al momento que
una persona solicite atención médica, está no puede ser privada de esta atención.
Derechos civiles son los reconocidos a todos los ciudadanos por la ley; y en ello se
distinguen de los derechos humanos y de los derechos naturales.

Los derechos civiles son concedidos dentro de un Estado, mientras que los
derechos naturales o los derechos humanos son internacionales, y, se tienen, o bien
por el mero hecho de nacer, según la teoría iusnaturalista, o bien por la mera
constitución de la sociedad, según la teoría contractualista (el ius positivismo, que
separa moral y derecho, no se plantea la existencia de derechos naturales). John

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Locke sostuvo que los derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad debían
ser convertidos en derechos civiles y protegerse por el Estado soberano como aspecto
del contrato social (derechos constitucionales).

Los derechos políticos constituyen la primera porción de la Declaración


Universal de Derechos Humanos de 1948 (así como los derechos económicos, sociales
y culturales comprenden la segunda parte). La teoría de las tres (3) generaciones de
derechos humanos considera a este grupo de derechos como los "derechos de primera
generación", y la teoría de los derechos negativos y positivos (libertad negativa y
positiva) los designa como derechos negativos.

No obstante, en cuanto los derechos sociales o positivos se justifican en la


reparación de deficiencias que obstaculizan gravemente el ejercicio de la plena
condición de ciudadano, son también "civiles", al tener su correspondiente definición
precisa en la contrapartida de una obligación establecida por parte de los poderes
públicos. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, incluye el
"derecho de libre determinación" de "todos los pueblos". Los llamados "derechos
colectivos", por oposición a los "derechos individuales", están entre los "derechos de
tercera generación" según la teoría de las tres (3) generaciones de derechos.

Visto lo anterior, debemos preguntarnos ¿Son los derechos económicos,


sociales y culturales fundamentalmente diferentes de los derechos civiles y
políticos?. Veamos que nos dice al respecto un informe emitido por la Oficina del Alto
Comisionado de los Derechos Humanos de la Naciones Unidas (2016), en dicho
informe se dice que No son diferentes. Años atrás se solía considerar que los derechos
económicos, sociales y culturales eran totalmente diferentes de los derechos civiles y
políticos. Si bien la Declaración Universal de Derechos Humanos no hacía ninguna
distinción entre derechos, ésta apareció en el contexto de la intensificación de las
tensiones de la guerra fría entre el Este y el Oeste.

Las economías de mercado del Oeste solían hacer más énfasis en los derechos
civiles y políticos, en tanto que las economías de planificación centralizada del bloque
oriental destacaban la importancia de los derechos económicos, sociales y culturales.
Eso dio lugar a la negociación y aprobación de los pactos: uno de derechos civiles y
políticos y otro de derechos económicos, sociales y culturales.

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Sin embargo, esa rígida separación se ha abandonado y se ha producido un
restablecimiento de la arquitectura original de la Declaración Universal. En los últimos
decenios, los tratados de derechos humanos, como la Convención sobre los Derechos
del Niño o la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, han
integrado todos los derechos.

En segundo lugar, se considera que los derechos económicos, sociales y


culturales requieren un mayor grado de inversión, en tanto que los derechos civiles y
políticos requieren que el Estado se abstenga de interferir en las libertades individuales.
Es cierto que muchos derechos económicos, sociales y culturales requieren en
ocasiones grandes inversiones -tanto financieras como humanas- para garantizar su
pleno disfrute.

No obstante, los derechos económicos, sociales y culturales también exigen que


el Estado se abstenga de interferir en las libertades individuales, como las sindicales o
el derecho a elegir el trabajo que se desee. Paralelamente, los derechos civiles y
políticos, aunque abarcan libertades individuales, también requieren inversiones para
lograr su plena efectividad. Por ejemplo, los derechos civiles y políticos exigen ciertas
infraestructuras, como un sistema judicial que funcione, un sistema penitenciario que
respete condiciones de vida mínimas para los reclusos, asistencia letrada, elecciones
libres e imparciales, etc.

Por último, en realidad todos los derechos humanos están relacionados entre sí.
Por ejemplo, suele ser más difícil para las personas que no saben leer ni escribir tomar
parte en actividades políticas o ejercer su derecho a la libre expresión. Del mismo
modo, las hambrunas es menos probable que ocurran cuando las personas pueden
ejercer sus derechos políticos, como el derecho al voto. En consecuencia, cuando se
analizan con detenimiento, hay ciertas clasificaciones de derechos, como los "derechos
civiles y políticos" o los "derechos económicos, sociales y culturales", que tienen poco
sentido. Por esa razón, cada vez es más frecuente referirse a los derechos civiles,
culturales, económicos, políticos y sociales.

Finalmente, en cuanto a la defensa de dichos derechos, es obligación dirigirnos


a lo estipulado en la Carta de las Naciones Unidas, ya que es esta la que impone a
los Estados la obligación de promover el respeto universal y efectivo de todos los

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Derechos Humanos y en ella los estados firmantes se declaran y se obligan a promover
el progreso social y elevar el nivel de vida de sus condescendientes.

Los derechos económicos, sociales y culturales están plenamente reconocidos


en la legislación internacional de derechos humanos. El Pacto Internacional de los
DESC, proporciona el marco jurídico internacional más importante para la protección de
estos derechos humanos básicos. El PIDESC entró en vigor en México el 23 de junio
de 1981, y desde entonces, por el artículo 133 constitucional, es ley suprema de la
Unión.

Ahora bien en Venezuela, la defensa de los Derechos Humanos en los cuales


como es lógico están incluidos los Derechos Económicos, Sociales y Culturales al
igual que los Derechos Civiles y Políticos, están plenamente protegidos en nuestra
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela cuando en ella se especifica
que Venezuela por ser parte activa de la comunidad de las naciones, no ha sido
indiferente a estos cambios.

Ello se refleja en la nueva Constitución de 1999, en el Código Orgánico Procesal


Penal, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente y otros
instrumentos. El principio de la preeminencia de los Derechos Humanos frente a los
Estados y sus funcionarios, es una manera de prevenir abusos, delitos y crímenes de
cualquier naturaleza. Los distintos Tratados Internacionales y específicamente el
Estatuto de Roma de la Corte Internacional, establecen las fórmulas preventivas, y
hasta represivas, que han encontrado la mayoría de la Naciones que integran la ONU
para investigar, procesar y castigar los peores hechos punibles que puedan imaginarse
y, tristemente, ejecutarse; a mi manera de ver hace falta que se faciliten los procesos
de cambio de paradigma, a los fines de hacer viable el principio de preeminencia de los
derechos humanos.

Para ello, es necesario la divulgación de los Tratados, su discusión y


comprensión. Más que un cambio de normas, se trata de una transformación cultural
hacia la modernización y el desarrollo humano.

En nuestro país, desde su máxima expresión e instrumentalización jurídica,


representada en su Carta Magna vigente (1999), se destaca un especial tratamiento
jurídico en materia de derechos humanos. Esta acogida constitucional, se asoma desde

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la propia Exposición de Motivos, con una declaración en sus Principios Fundamentales
alusivos a los derechos humanos al señalarse que dentro de los propósitos del Estado
está el de garantizar el libre desarrollo y disfrute a las personas de los derechos
humanos (Título I) y a continuación en su Preámbulo, destaca el carácter de
universalidad e indivisibilidad de los mismos. Luego en forma puntual los rotula en un
capítulo especial, acompañados con varios capítulos (Titulo III, Capítulos I al IX).

Con propiedad puede afirmarse, que la Constitución Venezolana se


considera una de las mas avanzadas y completas en cuanto a referencia de derechos
humanos; desde sus primeras invocaciones, aperturamiento y arranque, hace
señalamientos esenciales sobre estos derechos, a los cuales en su transcurrir le da
una perspectiva integral, como también llega a precisar a algunos de ellos, difusamente
referidos en los anteriores textos constitucionales e incorpora derechos hasta ahora
totalmente omitidos.

En éste seguimiento se observa en el desarrollo del articulado de La


Constitución Nacional y en particular dentro de los “Principios Fundamentales”, un
conjunto de dispositivos (Arts. 19 al 31) que guardan relación con los principales rasgos
de caracterización de estos derechos, concretamente con alusiones a sus notas de:
preeminencia; la obligatoriedad del Estado venezolano de velar por su cumplimiento y
protección: interdependencia; progresividad; no discriminatoria; indivisibilidad;
irrenunciabilidad y jerarquía constitucional; como se dijo, es evidente el acentuado
reconocimiento constitucional de los derechos humanos, cuyo desarrollo se
esquematiza en el Titulo II en el orden siguiente:

Derechos Civiles: el derecho a la vida, a la libertad personal, a la integridad


física, a la inviolabilidad del hogar doméstico, a la inviolabilidad de las comunicaciones,
al debido proceso, al libre tránsito, a asociarse, a reunirse pública y privadamente, a
tener una identidad propia, a la libertad de pensamiento, a una información oportuna y
veraz, a la libertad de religión, a la protección del honor; Derechos Políticos: el
derecho al sufragio, de asociarse con fines políticos, a manifestar pacíficamente, a no
ser extraditado; Derechos Sociales: el derecho de protección a la familia, a la
paternidad y maternidad, a la protección del matrimonio, a la protección de niños, de
ancianos; a una vivienda; a la salud; al trabajo; Derechos Culturales y Educativos: el

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derecho a la propiedad intelectual, protección del patrimonio cultural, a la educación, al
deporte; Derechos Económicos: derecho a la libre actividad económica, a la
propiedad, del consumidor; Derechos de los Pueblos Indígenas: derecho al
reconocimiento a su organización social, a su integridad cultural, a desarrollar su
identidad étnica, a la salud integral, a la propiedad intelectual, a la participación política
y Derechos Ambientales: derecho a disfrutar de un ambiente sano libre de
contaminación, a la participación ciudadana en los asuntos referentes al desarrollo
sustentable.

Defensa de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Una manera


muy efectiva de defender derechos económicos, sociales y culturales de un
colectivo, e incluso de todos los habitantes del país, es interponiendo los recursos
contenciosos administrativos de nulidad y anulabilidad, es decir, por
inconstitucionalidad o por ilegalidad de los actos administrativos generales.

Ahora bien, la Administración Pública, es decir, los entes del Poder Público
Nacional, estadal o municipal, pueden dictar actos administrativos que afecten a una
persona en particular (actos administrativos de efectos particulares) o a un grupo de
personas y colectividad en general (actos administrativos de efectos generales).

Dichos actos pueden dictarse en violación de normas de rango constitucional y


en violación de normas de rango infra-constitucional (Ley, ordenanza, decreto,
reglamento), De la misma manera, así como pueden generar derechos subjetivos,
también pueden afectar alguna el disfrute de las garantías o derechos.

En el caso de los recursos de nulidad y/o anulabilidad de actos administrativos


de efectos generales, o incluso de normas, basta con que una persona sin interés
directo y personal pueda interponer el recurso contencioso. En el caso de los actos
administrativos de efectos particulares quien interpone el recurso debe demostrar un
interés legítimo, directo y personal; es decir, debe demostrar que el acto lo afecta
personal y directamente en sus derechos e intereses. Cuando se trate de una ley,
ordenanza, decreto o resolución, podemos impugnar todo el articulado o uno o varios
de sus artículos.

Finalmente en cuanto a la defensa de los Derechos Civiles y Políticos,


debemos hacer referencia al Informe presentado por el Observatorio de Políticas

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Públicas de Derechos Humanos del MERCOSUR (2016), el cual indica que los
tratados referidos a derechos civiles y políticos suelen exigir a los Estados la
adopción de políticas públicas, ya sea para evitar violaciones, ya sea para
promocionarlos, ya sea para garantizarlos.

Así, la no discriminación en el disfrute de estos derechos, por ejemplo, requiere


de acciones afirmativas y no meras abstenciones. La Convención para la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial, para citar un caso, consagra la
obligación de establecer políticas públicas para luchar contra la discriminación racial:
“Los Estados Parte condenan la discriminación racial, y se comprometen a seguir, por
todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la
discriminación racial en todas sus formas (…)” así como a “adoptar medidas efectivas
para revisar las políticas gubernamentales nacionales y locales”, etc. (artículo 2.1).

Igualmente, la Convención contra la Tortura y otras Penas o Tratos Crueles,


Inhumanos o Degradantes, destinada a proteger el derecho civil a la integridad física y
psíquica, obliga a los Estados a tomar «medidas legislativas, administrativas o
judiciales o de otra índole para impedir los actos de tortura […]» (artículo 2); a velar
«por que todos los actos de tortura constituyan delito conforme a su legislación penal
(artículo 4); a velar para que se incluyan una educación y una información completas
sobre la prohibición de la tortura en la formación profesional del personal encargado de
la aplicación de la ley […]» (artículo 10), etc.

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Conclusiones

Las principales conclusiones que se derivan del presente trabajo las podemos
resumir de la siguiente manera:

En materia de defensa de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la


Constitución de 1999 introduce garantías que sin duda refuerzan el catálogo de
derechos fundamentales de que dispone el individuo para hacer valer sus intereses,
ello pues incorporó por primera vez en nuestro Carta Magna al Principio de
Progresividad de los derechos humanos; con lo cual se impide que a través de algunos
de los medios para modificar la Constitución vigente, se proceda a desmejorar algún
derecho humano ya existente.

No solamente en nuestro ordenamiento jurídico interno sino en las


convenciones, pactos y tratados suscritos y ratificados por la República que se
encuentren en vigencia y además le exige al Estado la garantía eficaz de tales
derechos y en este mismo sentido, resulta verdaderamente plausible la incorporación
de obligaciones estadales, existentes ya en instrumentos internacionales, que le exigen
al Estado venezolano investigar y sancionar las violaciones de derechos humanos sean
económicos, sociales, culturales, civiles y políticos, y además indemnizar a la o las
víctimas, según corresponda, pero lamentablemente el Estado venezolano no ha sido
eficaz en investigar y sancionar a los responsables de violaciones de derechos
humanos, como claramente ha dejado constancia la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en los casos de El Amparo y El Caracazo; por ejemplo.

En fin, consideramos que sin duda la Constitución de 1999 representa un avance


concreto, positivo y definitivo en materia de protección de los derechos humanos, pero
la letra de la Constitución de 1999 no puede generar por sí sola a las instituciones
necesarias ni puede pretenderse que altere la realidad de las cosas, de allí que queda
en manos de nosotros, los individuos, de manera colectiva, hacer verdaderamente
eficaces a estas normas de corte garantista en beneficio de las generaciones futuras.
Muchas Gracias…!

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Bibliografía y Páginas Electrónicas Consultadas

 Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela (1999)


 http://www.ohchr.org/SP/Issues/ESCR/Pages/AreESCRfundamentallydiffere
ntfromcivilandpoliticalrights.aspx
 http://www.bantaba.ehu.es/obs/files/view/Los_derechos_econ%C3%B3mic
os%2C_sociales_y_culturales.pdf?revision%5Fid=55540&package%5Fid=5
5527
 https://www.derechos.org.ve/web/wp-content/uploads/Mecanismos-de-
DefensaDESC.pdf
 https://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_Internacional_de_Derechos_Econ%C3%
B3micos,_Sociales_y_Culturales
 http://usi.mforos.com/969099/4998344-los-derechos-humanos-en-la-
constitucion-de-1999-preeminencia/
 http://www.derechoshumanos.net/derechos/index.htm?gclid=CLfMy7ns1N
MCFcJDhgod0tQFKw
 http://www.observatoriomercosur.org.uy/libro/derechos_humanos_y_politi
cas_publicas_1.php

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