ciudadanía
LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Repensar la
ciudadanía
LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
ISBN 978-607-501-065-6
1. Ciudadanía – Aspectos morales y éticos. 2. Democracia. 3. Participación ciudadana I. Ayala Enriquez, Pablo. II.
Leetoy López, Salvador.
JF801.R474 2011
ISBN 978-607-501-065-6
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada
en, o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea
mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito
del editor.
AGRADECIMIENTOS
Los editores de este libro agradecemos el apoyo de diversas personas que hicieron
posible la realización de esta obra compilatoria. Agradecemos a los directivos
del Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara, especialmente a su director,
Víctor Gutiérrez Aladro, y a la directora de la Escuela de Negocios y Humanidades,
María Elena Vázquez Lira, quienes creyeron en este proyecto y nos facilitaron su
realización. De la misma manera, agradecemos a los estudiantes organizadores del
Segundo Congreso de Relaciones Internacionales y a su directora de carrera, Zazil
Romero Echevarría, por su entusiasta participación en dicho congreso del cual se
incluyen un par de ponencias. Agradecemos también a Ingrid López Inzunza por
su cuidadoso trabajo de edición y a Carlos Roque Pineda, asistente de la Cátedra
de Investigación en Comunicación, Globalización y Estudios Culturales, por su
labor y esfuerzo durante estos arduos meses de trabajo.
Los editores
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 13
Pablo Ayala Enri quez
Una primera aproximación a la complejidad que encierra el término 14
La necesidad de superar las miserias del liberalismo 16
La estructura del libro 17
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PERFIL DE LOS AUTORES
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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INTRODUCCIÓN
1. Antonio Bolívar señala que ese mismo interés se suscitó en el marco de las políticas educativas, tra-
tando de “responder a la necesidad de formar ciudadanos más competentes cívicamente y compro-
metidos, mediante la participación en las responsabilidades colectivas” (2007, p.9). El planteamiento de
Bolívar se inscribe en lo que él denomina la ciudadanía comunitaria, propuesta que busca recuperar el
conjunto amplio de la comunidad educativa mediante una renovada articulación entre la escuela y la
sociedad.
14
INTRODUCCIÓN
Sin embargo, el estatus pleno de ciudadanía, más allá de los tenues acuerdos
que encontramos entre republicanos, liberales y comunitarios2 respecto al signi-
ficado y sentido de la noción, parece aún estar muy lejos de ser una condición
de vida para todos los seres humanos. Creemos que no basta sólo con pertenecer
a una comunidad, ser representado por quienes encabezan y dirigen las institu-
ciones políticas o tener reconocidos derechos tan básicos como el de la libertad,
la igualdad o el de elegir a quién deba representar nuestros intereses en el seno
de la comunidad política. Ser ciudadano implica mucho más. Nuestras sociedades
latinoamericanas enfrentan un grave déficit de ciudadanía. Déficit que, en gran
medida, es generado por una serie de circunstancias que rodean el devenir de la
política democrática, a saber: el estallido de la globalización económica, su deter-
minante y creciente protagonismo en el terreno de lo político (Beck, 2008), han
convertido el consumo en el único telos de la existencia humana, imposibilitando
la formación de ese tipo de persona que se sienta partícipe y comprometida con
los valores y principios éticos que encarna la vida en democracia y en comunidad
(Camps, 2010).
Por otro lado, la democracia representativa, misma que pareciera la más viable
para sociedades tan complejas como las nuestras, no sólo ha sofocado el genuino
interés ciudadano por deliberar sobre los problemas y asuntos comunes, sino que
también ha degradado en una democracia mediatizada que prioriza los intereses
partidistas y no los de la sociedad en su conjunto. Pareciera que el gran aporte
del Estado moderno liberal, el reconocimiento de los derechos civiles y políticos,
juega en contra de la conformación de una ciudadanía fuerte y sólida, volviéndola
mediante el sistema de representación, al menos para el caso latinoamericano,
una ciudadanía débil y deficitaria, debido a que el preciado e inalienable valor de
2. A decir de Flor Cabrera Rodríguez (2002), la dificultad para acceder a una definición unánime de la
ciudadanía está asociada a las características del proceso de globalización, la crisis del Estado de bien-
estar, la multiculturalidad, el aumento de los procesos migratorios, la aspiración a alcanzar una mayor
equidad, la emergencia de nuevas voces minoritarias y la necesidad de acceder a un mayor desarrollo
sostenible, ha dado como resultado el surgimiento de ideas tales como: la ciudadanía cosmopolita (Cor-
tina), ciudadanía global (Bank, Olu, Marryfield), ciudadanía responsable (Bell, Spencer y Klug), ciudadanía
activa (Osler y Bárcena), ciudadanía crítica (Girox, Mayordomo e Ingleheart), ciudadanía social responsable
(Carneiro), ciudadanía multicultural (Kymlicka), ciudadanía intercultural (Cortina), ciudadanía diferenciada
(Young), ciudadanía económica (Conill), ciudadanía ambiental (Carneiro).
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
La comunión entre los intereses individuales y los comunitarios es, sin lugar a
dudas, uno de los principales retos que enfrentan tanto nuestras democracias libe-
rales como los programas de estudio que tratan de promover de manera trans-
versal competencias ciudadanas.
La entronización de la libertad individual en las democracias liberales ha deri-
vado en un déficit del capital social que se requiere para la satisfacción de inte-
reses y necesidades comunes. De ahí que aún mantenga su vigencia la crítica que
los pensadores comunitaristas han venido planteando durante dos décadas a los
liberales:3 la construcción de lo moral resulta impensable al margen de las comuni-
dades, en donde las personas desarrollan sus capacidades para que la comunidad
sobreviva y prospere. La pérdida de la dimensión comunitaria “ha provocado la
situación en que nos encontramos, en la que los seres humanos son más indivi-
duos desarraigados que personas, átomos disgregados en una masa informe, que
pueblo. Y, por si faltara poco, ignoran qué tareas morales han de desarrollar” (Cor-
tina, 1996, p.106).
3. Específicamente nos referimos a los autores defensores del neoliberalismo (en su vertiente economi-
cista) y al liberalismo libertario.
16
INTRODUCCIÓN
Así pues, el ciudadano que ha estrechado sus “lazos cívicos” y la fuerza de los
vínculos comunitarios, no sólo se considera como una parte más de la comunidad,
sino que se sabe reconocido e identificado con ella y se esfuerza por mantenerla y
mejorarla. De este modo, en el marco de una sociedad global, la ciudadanía sub-
yace como ese soporte del conjunto de identidades, culturas y particularidades
que confluye en el seno de una comunidad, suavizando los conflictos derivados de
la convergencia de diferentes ideologías, culturas, valores, aspiraciones e identi-
dades en un mismo espacio político.
Por tanto, la superación de las miserias de esa forma de liberalismo que sólo
exalta la búsqueda del bienestar del yo, y que a la vez obstruye el florecimiento de
la solidaridad y la vida en comunidad, obliga a que cualquier esfuerzo por formar
ciudadanos atienda a: la necesidad de promover la autonomía personal, haga
efectivos los derechos humanos, en especial, los sociales, y que posibilite el for-
talecimiento de los lazos cívicos y capacidades que permiten la puesta en marcha
de proyectos con beneficios e impactos comunes. Las condiciones institucionales
están puestas, ahora falta el arresto, el valor y el coraje ciudadano para transformar
todo aquello que impide su florecimiento.
La presente obra tiene su origen en una serie de reflexiones que hemos recogido
en las discusiones sostenidas en el seminario permanente que auspicia la Cátedra de
Investigación en Comunicación, Globalización y Estudios Culturales del Tecnoló-
gico de Monterrey, campus Guadalajara, así como en el encuentro que en 2011
sostuvimos con algunos colegas que participaron en el Segundo Congreso de Rela-
ciones Internacionales 2011 “El nuevo orden mundial: reconfigurando escena-
rios”, que organizó el grupo de estudiantes que cursa la Licenciatura de Relaciones
Internacionales. Su origen dialógico definió la estructura del libro. La primera
parte contiene siete ensayos donde se reflexiona sobre las bases que constituyen
una democracia con vocación deliberativa y la ciudadanía que este tipo de demo-
cracia exige. La segunda parte del libro está conformada por la transcripción de
las conferencias que dictaron Julio Hernández, autor de la columna “Astillero”
del periódico La Jornada, y Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, Colombia.
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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en su Canal 6 de julio, a decir de Diego Zavala, se nos ofrece como una forma de
deconstrucción social, que va más allá de una “visión simple de la realidad social
del país [que] intenta comentar, cuestionar y minar el trabajo de construcción de
las representaciones oficiales. Tiene un componente transgresor al tiempo que
reinstaura la posibilidad de abordar el pasado y el presente político desde otro
punto de vista”. Por su potencial demoledor de la verdad oficial, el documental de
Mendoza, más allá del preciosismo estilístico, literario y la experimentación van-
guardista, se presenta como el vivo ejemplo de una ciudadanía que, por su indig-
nación, activa su poder transformador mediante una nueva cartografía ideológica
visual que tiene por blanco de mira los afanes, excesos, desatinos y consecuencias
de la acción hegemónica gubernamental y empresarial que aquejan a “esa gran
cantidad de voces de personajes excluidos de los registros representacionales de
la historia oficial”.
La historia reciente que recoge y retrata Canal 6 de julio, es complementada
por la crítica sin concesiones que se plasma en la conferencia que dictó Julio Her-
nández López, autor de la siempre presente columna “Astillero” del periódico La
Jornada ante los estudiantes de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Mon-
terrey, campus Guadalajara. Si en Operación Galeana, Tlatelolco: claves de la masacre
y 1968: la conexión americana, Carlos Mendoza expone la crudeza de una etapa
recientísima de la historia de México, Hernández López completa el cuadro al
advertirnos que en México “estamos viviendo y participando en una verdadera
emergencia nacional”, derivada de una violencia sin control que representa no
sólo un peligro para los ciudadanos mexicanos, sino también para los de Norte,
Centro y Sudamérica.
A decir del columnista, la política de seguridad promovida por el presidente
Felipe Calderón Hinojosa está errada, ya que a quien debió haber declarado la
guerra era a “la pobreza, la insalubridad, la educación deficiente y la injusticia ins-
titucionalizada”. El espectáculo inhumano de los muertos destazados, los secues-
tros, los asesinatos en masa y demás formas en que se manifiestan los ajustes de
cuentas entre bandas y entre éstas y las fuerzas castrenses, no ha hecho más que
cercenar las garantías individuales y los derechos humanos, así como hundir en las
fosas de la muerte el prestigio, la historia y el futuro de nuestro país. Ante la anomia
y lo indecible de la violencia, pareciera que una suerte de “anestesia social” se apo-
22
INTRODUCCIÓN
deró de los mexicanos, ya que “pase lo que pase, en este país podemos asumirlo
con una sonrisa que puede ir desde el cinismo, hasta la incomprensión y la burla”.
Una parte de la solución al “abatimiento” cívico descrito por Julio Hernández,
lo encuentra en la promoción de una mayor participación política de los jóvenes
y la generación de un nuevo pacto nacional que posibilite la reconfiguración ins-
titucional (incluido el Congreso). Las acciones señaladas son impostergables ya
que corremos el grave riesgo “de que la violencia, la intolerancia, la apatía y la
manipulación triunfen”.
Sergio Fajardo Valderrama, exalcalde de Medellín, Colombia, en su conferencia
nos comparte una historia que podemos calificar de éxito, donde el compromiso y
activismo ciudadano dio sus mejores frutos. La experiencia vivida por Fajardo nos
permite recoger algunas ideas para articular una serie de acciones ciudadanas que
conduzcan a reducir la violencia.
Los pasos dados por Fajardo Valderrama en Medellín inician con la determina-
ción de la complejidad de la problemática que envolvía la realidad social de aquel
lugar. Posteriormente hubo que definir los principios que posibilitarían abordar
las aristas de la realidad, y de entre los que destacan los principios éticos. Así pues,
la búsqueda de la confianza, la transparencia, la honestidad, la congruencia entre
el decir y el actuar, la comunicación incluyente y la solidaridad, entre otros más, se
presentan, para el caso de Medellín, como los principales motores del desarrollo
social.
No es mediante la fuerza del ejército, ni la de una policía única, sino a través
de la dignificación de las condiciones de vida, más y mejor educación, el trabajo
formal, la cultura, el respeto a la legalidad y el combate a la desigualdad, que la
violencia se puede combatir. Hoy, a decir de Sergio Fajardo, “es el momento para
Latinoamérica, desde Argentina hasta México, de que se plantee una posición
ante el mundo con respecto al tema del tráfico de drogas”. La fórmula, continúa
Fajardo, consiste en varias cosas: “en primer lugar hay que erradicar la violencia.
Hay que disminuirla y luchar contra las desigualdades. Así como generar oportuni-
dades para quitar la maleza que representa la cultura de la ilegalidad. Esto se hace
mediante una nueva política basada en principios”. Principios, en suma, dirigidos
hacia la generación de un mayor “capital social”, el capital al que, dadas las condi-
ciones actuales, deberíamos apostar en un país como el nuestro.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Referencias bibliográficas
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN
LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
de Adela Cortina, parecen manejar la cosa pública como Cosa nostra (1998). Los
déficit en la representación de los intereses ciudadanos tienden a profundizarse
en el marco de un mundo global y financieramente interconectado, que está gene-
rando profundos cambios sociales e institucionales y en el que se ha debilitado la
soberanía de los Estados.
Lo que preocupa en general es que tal y como está planteada hoy en día la
democracia no parece cumplir en grado suficiente con su objetivo fundamental
que es garantizar que los procesos de toma de decisiones cuenten con mecanismos
de participación que representen con justicia las demandas y necesidades de
los ciudadanos. La distancia que se genera entre representantes y representados
y la diferencia en la manera que tienen de percibir lo urgente y lo necesario, es
preocupante porque puede restar legitimidad a la democracia. Recordemos que
el apoyo y el respeto que muestran las personas por un régimen político está muy
relacionado con la percepción que tienen de que sólo viviendo bajo tal orden de
cosas pueden llevar adelante sus proyectos de vida, porque éste proporciona las
circunstancias más favorables para el desarrollo personal, la paz y la felicidad de
cada cual. Si esta percepción disminuye la democracia se erosiona y el orden polí-
tico se vuelve injusto.
La inconformidad sentida en relación con las promesas de soberanía y legiti-
midad de la democracia representativa, ha generado una nueva línea de reflexión
en la teoría política contemporánea denominada ya por algunos autores como
“el giro deliberativo de la teoría democrática” (Dryzek, 2002; Macedo, 1999). Este
derrotero aparece a partir de la década de los noventa e intenta revitalizar la demo-
cracia a través del rescate de su sentido más genuino, la deliberación asociada a los
procesos de formación de la voluntad ciudadana.
El propósito de este ensayo es describir brevemente los retos que enfrenta la
democracia en la actualidad y presentar al modelo de democracia deliberativa como
una vía para complementar los déficit del modelo representativo y para recuperar el
papel protagónico que está llamada a desempeñar la ciudadanía si efectivamente
aspira a ser soberana en la definición de los asuntos que le afectan.
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
1. Decimos en la mayoría de los casos, porque en las democracias los ciudadanos gozan del derecho a
la desobediencia civil, cuando se niegan a cumplir con leyes que consideran inaceptables a pesar de que
hayan sido aprobadas democráticamente. John Rawls la define por ejemplo, en estos términos: “como un
acto público, no violento consciente y político, contrario a la ley, cometido habitualmente con el propósito
de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno” (1997, p.332).
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Una política del interés estático, nunca una política de transformación; una
política del negocio y del intercambio, nunca una política de creación e inven-
ción; y una política que concibe a las mujeres y hombres bajo su peor rostro
–con la finalidad de protegerlos de ellos mismos–, nunca al amparo de su mejor
potencial –para conseguir que sean mejores de lo que son (2004, p.84).
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
permita que los ciudadanos puedan pedir cuentas y responsabilidades a las fuerzas
y los poderes transversales que afectan sus elecciones de vida (Peña, 2010, p.259).
Los defensores de esta postura entienden que se trata de un planteamiento en
construcción que requiere de un complejo diseño institucional. Anthony Giddens
propone una democratización que actúe por encima y por debajo del nivel de la
nación (2003, pp. 81-95). Javier Peña coincide con este señalamiento y habla de
una política que debe desarrollarse en varios niveles: “de lo local a lo global, con
diversos ámbitos de deliberación, acción y responsabilidad. A ella ha de correspon-
derle una membresía entrecruzada, una ciudadanía múltiple, no ya coextensiva a
una entidad política única, y exclusiva, sino desplegada simultáneamente en los
diversos espacios de la acción humana” (Peña, 2010, p.285).
La realización de este tipo de planteamientos requiere, como parte del pro-
ceso, de una comunidad de comunidades democráticas y para lograr esto es tam-
bién necesaria una renovación del modelo de democracia representativa, para que
sea capaz de resolver con mayor justicia y eficacia las demandas democratizadoras
y de derechos que plantean los nuevos ciudadanos y también de una ciudadanía
cosmopolita. En definitiva, necesitamos de más y mejor democracia a nivel local si
aspiramos a que ésta se consolide a nivel global.
El tercer reto que enfrenta la democracia hoy día, tiene que ver con el tema
de la desigualdad. Según Zamagni, en las sociedades actuales enfrentamos la
paradoja de vivir en un mundo donde cada año aumenta la riqueza y, al mismo
tiempo, aumenta también la desigualdad. En las últimas tres décadas, y a pesar
el vertiginoso crecimiento económico que hemos presenciado, la desigualdad se
ha incrementado cuatro veces más que en los últimos doscientos años (Zamagni,
2010, p.59). Este aumento ha venido acompañado, en muchos casos, de la dismi-
nución de las inversiones dirigidas a promover el bienestar social, que tal y como
expone Ayala, éstas son las que contribuyen a disminuir la pobreza, la incerti-
dumbre y las que generan seguridad, confianza y apoyo ciudadano a la democracia
(2009, pp.35-41). No olvidemos que el respaldo de los ciudadanos a un sistema de
gobierno, está también vinculado a su percepción de que tal sistema les permite
llevar adelante sus proyectos de vida, porque les proporciona las circunstancias
más favorables para su desarrollo personal.
El cuarto reto de la democracia en la actualidad es el hecho del pluralismo
cultural generado por las migraciones. Las limitaciones del Estado liberal tienden
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
la usa (y el que la usa es el dueño)” (Aristóteles, La política, Libro III, 89). Esta
idea de construcción de lo justo a través de un proceso argumentativo en el que
participa la ciudadanía es la que inspira la discusión actual en torno a un modelo
deliberativo de democracia.
El rótulo apareció por primera vez en 1980 en un artículo publicado por Joseph
Bessette titulado “Deliberative Democracy: The Mayority Principle in Republican
Government” (pp.102-116). En 1987, Bernard Manin emplea el término para
reflexionar sobre el problema de construcción de la legitimidad en las democra-
cias contemporáneas y en 1989 Joshua Cohen publica “Deliberation and Demo-
cratic Legitimacy”, un artículo que intenta recuperar una noción de democracia
donde se le considera un valor político fundamental.
Podemos definir a la democracia deliberativa como un modelo político de toma
de decisiones cuyo rasgo central es que indica que para ser legítimas éstas deben
tomarse mediante un proceso de deliberación. Como afirma Cohen, la democracia
deliberativa pone “el razonamiento público en el centro de la justificación polí-
tica” (1996). Para exponerlo con mayor claridad recurrimos a Elster quien explica
el concepto de democracia deliberativa definiendo por separado cada uno de sus
componentes: uno de ellos, el aspecto democrático, que exige que en los procesos de
toma de decisiones participen todos aquellos que resultarían afectados por la
decisión o sus representantes, y otro, el aspecto deliberativo, que exige que la deci-
sión sea tomada a través de argumentos ofrecidos por y para los participantes, que
están comprometidos con los valores de racionalidad e imparcialidad (2001, p.21).
El concepto de Elster es bastante claro, pues desgrana los elementos que son
condición de posibilidad para que la decisión política pueda ser considerada legí-
tima desde la perspectiva democrática. La primera condición es la inclusión directa
o indirecta de todos los afectados. La segunda exige que las decisiones se tomen
en un proceso en el que se ponderen argumentos, se intercambien razones, se
reflexione sobre las ventajas y desventajas de un curso de acción y se elija la que
se considere más razonable, pues se parte del supuesto de que los participantes
en la deliberación persiguen la imparcialidad.
Estos elementos, que son la clave del modelo, también están presentes en la defi-
nición que propone Cortina, quien afirma que en el planteamiento deliberativo:
“la legitimidad de la democracia estriba en la capacidad o la oportunidad que tienen
los sujetos de las decisiones colectivas de participar en deliberaciones efectivas; las
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
exigencias tienen que justificarse de modo que la gente, reflexionando sobre ellas,
pueda aceptarlas” (2007). A esta definición la autora añade un tercer elemento
que es fundamental, se trata de “la convicción de que las preferencias de los indivi-
duos o los grupos pueden transformarse a lo largo del proceso de deliberación, en
el que las gentes emplean la persuasión, más que la manipulación o la coerción”
(2007, pp.143-161).
Efectivamente muchos defensores del modelo hacen hincapié en el proceso
de razonamiento mutuo que está contenido en la deliberación porque entienden,
que si éste se practica correctamente es posible que las personas reflexionen sobre
sus posturas iniciales y terminen por conformar una voluntad colectiva capaz de
justificar coherentemente y con razones sus opciones y decisiones (Dryzek, 2002;
Nino, 1997).
Estos tres elementos: el democrático –de la inclusión de los afectados–, el deli-
berativo –que exige el razonamiento desde un compromiso con la imparcialidad– y
el relativo al proceso de formación continua de la voluntad común, están inextri-
cablemente unidos a la finalidad del modelo que es estimular el uso público de la
razón, no sólo en el marco de las instituciones democráticas, sino y sobre todo en
el ámbito de la ciudadanía y la sociedad civil.
En relación con el liberalismo, la perspectiva deliberativa rescata la importancia
de retornar a procesos que permitan realizar de manera más eficaz la justificación
pública de las decisiones políticas, pues considera que en las democracias repre-
sentativas se ha instaurado el mal hábito de evadir la conflictividad que se aloja en
el seno de las sociedades complejas. Gutmann y Thompson, consideran que esta
carencia del Estado liberal se debe a tres características: 1) su pretendida neu-
tralidad, 2) su obsesión por la imparcialidad y 3) la tendencia a la inacción antes
que intervenir para resolver cualquier asunto (1990, pp.64-88). Según los autores,
estos principios de funcionamiento del Estado liberal promueven una aplicación
precaria del principio de la tolerancia, la banalización de la discusión pública y
política, la progresiva despolitización de la sociedad civil, la incapacidad de las ins-
tituciones públicas para articular exigencias colectivas en prácticas que estimulen
la convivencia y la solidaridad y, en especial, la evasión paulatina de los conflictos
morales que atraviesan la vida democrática, reduciendo la política a un juego des-
carnado en el que sólo interesa el equilibrio de poder (Gutmann y Thompson,
1990, p.69).
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Si esperamos que los ciudadanos sean los autores y destinatarios de sus leyes,
que las decisiones políticas cuenten con un mayor grado de legitimidad y que la
sociedad tenga herramientas para pronunciarse colectivamente sobre asuntos con-
cretos, es fundamental superar al menos, uno de los más importantes obstáculos
del modelo representativo: el agregacionismo.
La regla de la mayoría es uno de los procedimientos más utilizados en la demo-
cracia, su general aceptación es producto de algunas de sus ventajas: permite la
participación de todos a través del voto, al dar por válido el criterio de la mayoría,
garantiza un satisfactorio nivel de consenso para la aprobación de normas públicas
y se aplica asumiendo el compromiso de establecer mecanismos de control que
garanticen el respeto de los derechos políticos de las minorías. Además, genera
resultados definitivos aunque de carácter provisional pues siempre pueden volver
a legitimarse a través de un nuevo consenso.
Ahora bien, los deliberativistas coinciden en señalar que el problema de la
regla de la mayoría es que agrega preferencias sin considerar el valor moral de los
puntos de vista que se defienden. Se considera que las preferencias expresadas por
los votantes son el material originario y privilegiado para la toma de decisiones
y no necesitan justificación alguna. Esta neutralidad otorga validez a cualquier
tipo de decisión, siempre que tenga el máximo respaldo y esto es problemático
justamente porque el apoyo mayoritario a una decisión no la convierte en moral-
mente correcta.
Gutmann y Thompson cuestionan esta postura por relativista (2000, p.28). Si
todo vale, si cada argumento es exactamente igual a otro, ¿qué importancia tiene
entonces dar la razón a unos u otros? El planteamiento de estos autores es que la
regla de las mayorías atenta contra el respeto que proclama, porque vota sobre las
perspectivas morales como si se tratara de preferencias de igual valor. No hay una
menos o más racional que otra sino que todas son iguales. Desde esta perspectiva,
la manera más democrática de tomar una decisión es votando por las preferencias
de cada quien, sin que medie deliberación alguna. Con esto se evade la delibera-
ción moral y se considera en fin de cuentas, que los desacuerdos morales no tienen
solución, que lo moral es un asunto subjetivo y privado sobre el que no es posible
llegar a ningún acuerdo.
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
En primer lugar, las preferencias que las personas eligen expresar pueden no
ser una buena referencia de lo que realmente prefieren [...] puede que lo que
realmente prefieran sea en todo caso, un frágil fundamento para la elección
social.” En segundo lugar: “las preferencias que se expresan dependen cau-
salmente de las alternativas disponibles”. En otras palabras, las preferencias
pueden ser el resultado de la adaptación a aquello que es posible, a lo que otra
gente hace o a aquello que uno ha estado haciendo en el pasado –o pueden
estar determinadas por el deseo de diferenciarse de lo anterior tanto como sea
posible–. En todos estos casos, el origen del cambio en las preferencias no está
en las personas sino fuera de ellas (1997, pp.6-9).
A partir de este análisis, queda claro que las preferencias no son necesariamente
expresión de una opción racional elegida por convicción y porque se tienen
buenas razones para apoyarla, sino que pueden ser en muchos casos una reac-
ción frente a poderosos condicionantes externos, una adaptación al medio. Un
esclavo puede ser feliz porque satisface todo aquello a lo que puede acceder
como esclavo y, sin embargo, carece de la libertad necesaria para alcanzar otras
metas –ni siquiera puede plantearse metas (Bohman, 1999, pp.326-327). Por lo
tanto, una preferencia adaptativa no debe ser a priori considerada como expresión
de libertad individual.
Al sumar preferencias, los votantes o los participantes en los procesos demo-
cráticos no se ven forzados a convencer a sus interlocutores de sus exigencias,
ni tampoco a señalar que tales exigencias son las más justas para todos los parti-
cipantes en el proceso (Miller, 2005, p.83). Esta incapacidad del modelo agrega-
tivo para dar cuenta de la justicia de sus decisiones hace que los deliberativistas se
ocupen de reflexionar sobre otras formas de definición de la voluntad colectiva,
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
que trasciendan la mera suma de preferencias y que abran espacio para la libre
discusión y el debate de las opciones e intereses comunes.
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
...una norma es válida para todos –no porque se acceda a ella en un monólogo
trascendental– ni porque todos decidan limitar su comportamiento a lo que
dicta la fuerza de la costumbre y la tradición convertida en ley, sino cuando la
norma tiene un sentido de aceptabilidad racional: todos los posibles afectados
tienen que poder asentir a ella por buenas razones.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMO PILAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA
racionales para hacerlo. Además, en tanto las decisiones deben tener en consi-
deración las exigencias de todos los afectados por las normas, se prevé que los
ciudadanos que consideren que este requisito no se ha cumplido, deben tener
siempre la libertad de replantear o de confrontar el tipo de razonamientos en que
se sustentan las decisiones (Habermas, 2005, p.187).
En esta propuesta, el lugar de realización de la soberanía popular se realiza en
tres ámbitos: el moral, el político y el del derecho. Es decir, en el seno de las insti-
tuciones políticas y en la sociedad civil, que son los lugares donde tienen lugar los
procesos de formación de la opinión pública y la voluntad común. Por esa razón
hemos señalado, que la propuesta deliberativa de la democracia intenta comple-
mentar el modelo de democracia representativa, poniendo énfasis en la calidad de
los procedimientos deliberativos en los que se forma la voluntad común, tanto en
el ámbito de la sociedad civil como en el de las instituciones políticas.
Ahora bien, para que este procedimiento pueda llevarse a cabo conforme a
estas exigencias se necesita poder contar con un ethos deliberativo, es decir, con
una cultura de la deliberación que haga posible que los ciudadanos se entrenen
en la práctica de dar razón de sus exigencias teniendo presentes los argumentos
de sus interlocutores.
Como afirma Gutmann (2001), ser ciudadano significa ser soberano. Pero la
soberanía es un ejercicio que se aprende y es responsabilidad de la democracia
garantizar que sus ciudadanos estén lo suficientemente capacitados para poder
participar e influir efectivamente en el proceso democrático.
Deliberar no es tarea fácil, sobre todo si estamos acostumbrados a escuchar y
leer sólo a quienes tienen opiniones parecidas a las nuestras. Este hábito dismi-
nuye nuestra tolerancia y capacidad de dialogar con quienes sostienen puntos de
vista distintos al propio y dificulta en muchos casos que las deliberaciones estén
orientadas al entendimiento mutuo. De manera que para que la deliberación sea
posible es necesario cultivar un ethos deliberativo, en el que los ciudadanos se edu-
quen en la práctica de algunos hábitos y actitudes esenciales para que haya deli-
beración.
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son los autores y destinatarios de la ley, incorpora a la sociedad civil, pues en ella
es donde tienen lugar los procesos de formación de opinión y de coordinación de
la acción ciudadana. La aspiración de esta propuesta democrática no es politizar
el conjunto de las relaciones de los ciudadanos, sino invitar a que se delibere en
aquellas organizaciones o grupos no gubernamentales cuyos miembros se com-
prendan a sí mismos como libres e iguales y comprometidos todos a cooperar en la
consecución de acciones concretas (Crocker, 2008, p.315). Piénsese, por ejemplo,
en un hospital que define las normas con las que deben cumplir los aspirantes al
tratamiento de diálisis o en una escuela en la que se están fijando los criterios de
asignación de becas o en una asociación de vecinos en la que se están determi-
nando las necesidades para las que prioritariamente se necesita financiamiento.
La sociedad civil aparece entonces no sólo como una esfera distinta o contra-
puesta al Estado, sino como un espacio donde hacen vida un conjunto impor-
tante de instituciones en la que los ciudadanos discuten, en muchos casos, asuntos
vinculados a sus derechos y obligaciones. En los términos de García-Marzá, la
sociedad civil es un “ámbito de interacciones estructurado en torno a una red de
asociaciones y organizaciones posibles gracias al libre acuerdo de todos los par-
ticipantes, con el fin de alcanzar conjuntamente la satisfacción de determinados
intereses y la resolución consensual de posibles conflictos de acción” (2008, p.40).
Cada una de esas asociaciones se agrupa en torno a actividades específicas, que
tienen sus fines y su lógica propia y en cada uno de ellas es donde los individuos
deben exigir el respeto a intereses universalizables.
Atendiendo a esa lógica propia de las actividades sociales, el modelo delibe-
rativo entiende que en el marco del procedimiento democrático se encuentran
diversos tipos de discurso, el de la negociación, el de la autocomprensión colectiva
y el de la definición de las cuestiones de justicia. Lo importante es que en las deli-
beraciones se cumpla, en la medida de lo posible, con las condiciones de comuni-
cación que exigen el principio del discurso y el principio democrático, pues esto
es lo que otorga legitimidad a las demandas de los ciudadanos.
En la medida en que la democracia potencie la forja de ciudadanos educados en
las virtudes deliberativas y su articulación en el marco de una sociedad civil extensa,
densa y entrelazada, estará en condiciones de garantizar la formación espontánea
de la opinión y de una voluntad colectiva capaz de apropiarse de su propio futuro,
capaz de plantear exigencias claras a la administración y de comprometerse en
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Referencias bibliográficas
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versiales fuera de la agenda y por tanto no son considerados para la toma de deci-
siones, puesto que provoca que grupos no privilegiados sean aislados de decisiones
de poder que les incumben directamente (por ejemplo, los movimientos en lucha
por equidad racial, étnica, racial y sexual), al limitar las temáticas de discusión
pública y excluir posiciones subalternas.
A pesar de que Lukes considera pertinente la apreciación de los anteriores
autores, expone en su obra que aún queda una tercera dimensión del poder por
considerar. Sigue, primeramente, una ruta marxista1 para argumentar que existen
ciertas fuerzas ideológicas que no permiten que las controversias de las relaciones
de poder sean siquiera perceptibles, lo cual se desarrolla al normalizar formas de
poder que evitan que el conflicto emane y las prácticas de dominación se man-
tengan. Es en este punto donde se encuentran desbalances de justicia social que
incluso en sociedades democráticas no son resueltos ni atendidos, pues ni siquiera
tienen cabida en el debate público o son percibidos como formas de subordina-
ción, debido a que han sido naturalizados como relaciones sociales y a su vez justi-
ficadas ideológicamente por la cotidianidad.
Ante ello surge la necesidad de buscar canales de comunicación que expongan
falsas conciencias y exhiban desbalances en las relaciones de poder que minan las
libertades del subalterno. Una ruta obvia que toca este ensayo es el de la demo-
cracia: “radicalizarle como discurso revolucionario que contrarreste enfoques que
aproximan a los semejantes, pero que separa a los diferentes” (Cortina, 1998, p.40,
mi énfasis). Al respecto, parece correcta la apreciación de Laclau y Mouffe cuando
comentan que en el momento en que el discurso democrático se encuentra dispo-
nible para articular las diferentes formas de resistencia contra la subordinación,
surgen las condiciones de lucha en contra de la desigualdad (1985, p.154). La
deliberación, llevada a ámbitos radicales de pluralidad en tanto a la apertura de
avenidas de participación para todas las subjetividades, potencialmente ventila y
reconoce dinámicas de poder que agravian la existencia social de los sujetos, y puede
asimismo trazar las rutas por las cuales sean integrados como ciudadanos plenos
y activos en la construcción de acuerdos políticos que les incumben o con los que
1. En los capítulos agregados a la segunda edición, Lukes se extiende a una disertación filosófica más
compleja y diversa (por ejemplo, Spinoza, Foucault, Elster, Sen, Nussbaum, Scott).
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ha acarreado varias críticas por su falta de definición (Cota, 2001; Krauze, 2001;
Viqueira, 2004). A pesar de que estas críticas provienen de posiciones intelectuales
conservadoras e identificadas con un tipo de liberalismo convencional, hostil a
planteamientos procedimentales (Leetoy, 2008; Morrow, 2010), hay una parte
de razón en ellas: el neozapatismo no ha acabado de ofrecer una postura clara
acerca de las posibilidades de la democracia electoral, con todas sus insuficien-
cias, y eso puede ser interpretado como una invitación al abstencionismo. En todo
caso tendrían que apoyar el fortalecimiento de esta aún incipiente democracia
en tránsito hacia una propuesta alterna, ya que su negación nos condenaría a esa
poesía del pasado que Marx denunció en “El 18 brumario de Luis Bonaparte”
(2001), donde los revolucionarios podrían convertirse en los culpables del retorno
de los monstruos del pasado y con ello de la instalación de autoritarismos reno-
vados y antidemocráticos que, bajo la promesa de estabilidad y paz social, se con-
viertan legalmente en gobierno, como sucedió con el mandato de Napoleón III en
Francia, bajo cuyo supuesto velo de legalidad no había más que un vulgar dictador.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México fundó su autoritarismo en
esta legalidad maquiavélica. No hay que olvidar que la democracia deliberativa, a
la cual aspira el proyecto neozapatista a través de sus acciones, no es propiamente
una alternativa de la democracia representativa, sino más bien una extensión de la
misma (Chambers, 2003, p.308).
Para entender esto se requiere de una reflexión más profunda. El neozapa-
tismo ha reaccionado ferozmente en contra de los partidos políticos como opción
de transformación democrática debido a la falta de transparencia con la que éstos
tradicionalmente se han conducido en México. En el caso concreto de las comuni-
dades indígenas, la supuesta afiliación democrática del país no se ha traducido en
una más amplia inclusión social. De igual manera han sido claros en decir que no
buscan emular ninguno de los modelos de izquierda en Latinoamérica, ya que
consideran que esos gobiernos han llegado desde “arriba”, es decir, que nacieron
a partir de una opción partidista, lo que, según el EZLN, no da ninguna garantía de
cambio social al no estar conectados del todo con bases fundamentalmente ciuda-
danas. Ello, aunado a su rechazo frontal a acceder al poder político y constituirse
netamente como un movimiento social, los ha llevado a declarar que el modelo
propuesto no nacerá de los partidos políticos, sino del diálogo ciudadano. Y bajo
este modelo, son los indígenas quienes fungen como anfitriones del debate al ser
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Una vez que se han expuesto los argumentos en torno a la necesidad de radicalizar
la democracia para encontrar rutas de participación ciudadana más incluyentes,
que cuestionen el acotamiento que se hace del empoderamiento civil a través de
fuerzas discursivas, es importante reflexionar en torno al concepto de justicia
social y sus implicaciones en la propia democracia. Con esta intención, se vuelve
a plantear el caso del movimiento neozapatista en su lucha por la instauración de
mejores condiciones de justicia social para las poblaciones indígenas en México.
Desde su inicio, el neozapatismo emprendió una lucha constante por incluir
dentro del marco constitutivo el respeto de las particularidades de los pueblos indí-
genas. Algo que antes de la insurrección prácticamente había estado conminado
dentro de “lo privado”, como mero elemento autóctono y folclórico sin recono-
cimiento legal. He ahí el reclamo de este movimiento: elevar sus demandas a un
nivel legislativo, con un alto sentido de la inclusión que ofreciera certeza jurídica
a los pueblos indígenas. Bajo la excusa de que se estaría cayendo en un régimen de
excepción, el rechazo histórico del Estado mexicano a legislar al respecto parece
obedecer a un enraizado sentimiento de discriminación e indiferencia, aunado
a la incompetencia gubernamental. Los Acuerdos de San Andrés, firmados el 16
de febrero de 1996, en un esfuerzo por conciliar las diferencias entre el EZLN y el
gobierno mexicano, y que tenían por objetivo revertir las condiciones de injusticia
histórica a la que eran sometidos los pueblos indígenas, serían categóricos al res-
pecto. En el documento “Pronunciamiento Conjunto que el Gobierno Federal y el
EZLN enviarán a las Instancias de Debate y Decisión Nacional” se lee:
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La historia confirma que los pueblos indígenas han sido objeto de formas de
subordinación, desigualdad y discriminación que les han determinado una
situación estructural de pobreza, explotación y exclusión política. Confirma
también que han persistido frente a un orden jurídico cuyo ideal ha sido la
homogeneización y asimilación cultural. Confirma, finalmente, que para
superar esa realidad se requieren nuevas acciones profundas, sistemáticas, par-
ticipativas y convergentes de parte del gobierno y de la sociedad, incluidos, ante
todo, los propios pueblos indígenas.
...[S]e requiere un nuevo esfuerzo de unidad nacional, que el actual Gobierno
Federal, con la participación de los pueblos indígenas y el conjunto de la
sociedad, se compromete a impulsar, para que no haya mexicanos con poten-
cialidades restringidas, que debe servir para que México se engrandezca asu-
miendo con orgullo la historia milenaria y la riqueza espiritual de los pueblos
indígenas, y para que desarrolle a plenitud todas sus potencialidades econó-
micas, políticas, sociales y culturales.
El conocimiento de las culturas indígenas es enriquecimiento nacional y un
paso necesario para eliminar incomprensiones y discriminaciones hacia los
indígenas.
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aunque alguna de las partes no salga beneficiada. Esto es, las partes involucradas
se encuentran en un proceso consciente y totalmente libre, sin coerción ni obliga-
toriedad, que se rige por las leyes de oferta y demanda, por lo que la posición de
Nozick se centra en mantener esa misma libertad sin intromisión gubernamental.
El gran problema de esta perspectiva es que Nozick deja el asunto de la equidad
al margen del debate, es decir, no toma en cuenta las circunstancias de desven-
taja en las que ciertos individuos pueden estar con respecto a otros. Por ejemplo,
no considera que existan elementos de prejuicio (raza, religión, sexo, posición
socioeconómica) que no les permiten a individuos oprimidos estar en posibili-
dades de competencia.
La separación del Estado de la sociedad civil ha sido uno de los asuntos más
problemáticos del liberalismo clásico, fundado en los derechos individuales, por lo
que el Estado es convertido en un instrumento de validación de las garantías indi-
viduales, pero que pone en segundo término los derechos colectivos. Ante ello,
los principios democráticos de igualdad y soberanía popular son muchas veces
contrapuestos como conceptos antagónicos, incluso polarizando la discusión. Se
privilegia la concepción de los derechos individuales mientras los colectivos o
comunitarios no son tomados en cuenta, como si pudiesen estar desvinculados.
Décadas más tarde, Rawls (1993) revisó su propia obra y reflexionó sobre los con-
ceptos de consenso superpuesto y razón pública, en los cuales incluye una visión
plural de puntos comunes entre distintas doctrinas de pensamiento. Trataba así de
llegar a un acuerdo en el debate de las diferencias, acusando una mayor participa-
ción de la sociedad civil y un diálogo directo con el Estado. A partir de la “posición
original” se buscarían los preceptos que conciliaran dichas diferencias de pensa-
miento (culturales, religiosas, filosóficas, etc.) y se enfatizaría el uso de mecánicas
procedimentales, al igual que Habermas (1996), para alcanzar y mantener el con-
senso en derechos y libertades civiles.
Así pues, las sociedades modernas aún siguen debatiendo sobre la posibilidad
de conciliar lo individual con lo colectivo. Es decir, por un lado, el respeto del indi-
viduo como individuo y, por otro, la valoración de sus vínculos con su vida comuni-
taria (Foucault, 2003, p.129). No hay que olvidar que las libertades individuales, o
más bien la homologación de la individualidad bajo el unilateralismo de discursos
dominantes, muchas veces está más dirigida a funcionar como base ideológica de
legitimación de un sistema jerárquico y elitista, que como una real defensa del
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Por su lado, Charles Taylor hace una férrea crítica a ciertas posiciones liberales que
engloban una política de igualdad donde todos los ciudadanos son regulados bajo
una misma óptica, sin distinciones. Lo problemático de estas perspectivas, según
Taylor, es que es “inhospitalaria a la diferencia porque (a) insiste en la aplicación
uniforme de reglas definiendo derechos sin excepción y (b) desconfía de los obje-
tivos colectivos” (en Taylor et al, 1994, p.61). La crítica en este caso va encaminada
a la poca flexibilidad legislativa de esta interpretación del liberalismo en torno a su
aplicación en distintos contextos culturales. Taylor opta por una versión moderada
que centra sus ambiciones legislativas precisamente en la preservación del derecho
a la diferenciación y del respeto a las metas colectivas. Es decir, Taylor avala un tipo
de democracia procedimental que reconozca las diferencias colectivas y en el que
sea posible “pesar la importancia de ciertas formas de trato uniformes en relación
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por lo que a pesar de la posibilidad radical de esta idea, lo que en el mundo aún
subsiste –en menor o mayor grado– es un régimen de privilegio que sigue for-
jándose a través de discursos dominantes. Por tanto, lo que en primera instancia
puede ser visto como un problema político, en realidad es un problema ideológico
donde prácticas de exclusión hacen que la participación democrática se convierta
sólo en una buena intención, pero sin aplicación real. Por ello, la democracia, vía
las esferas públicas y la deliberación, debe de constituirse también a sí misma como
un espacio de resistencia, lo que podría denominarse como agencia democrática
que opere como catalizadora de la participación social e inclusión igualitaria.
Para lograrlo, el primer paso es reconocer las prácticas de discriminación y la
necesidad de entendimiento, por medio del diálogo, de las diferencias culturales
prevalecientes en la nación: no a través del aislamiento cultural o de la supresión
de las diferencias, sino a través de la integración de todas esas diferencias como
elementos constructores de un proyecto de nación multicultural. Es por eso que
las demandas presentadas en los Acuerdos de San Andrés representan una posibi-
lidad para esa integración: no para acordarlas con meros fines proselitistas, sino
para atenderlas y discutirlas. Esto puede iniciar a través de los propios aparatos
ideológicos de Estado en un sentido subversivo, es decir, contrario al manteni-
miento del establishment. Se puede emprender una serie de presiones al Estado
para que la lucha hegemónica se dé dentro de él mismo, no en su exterior. El
aparato ideológico de Estado sería un espacio más en competencia donde los anta-
gonismos estarían en disputa para lograr un mayor grado de poder ciudadano.
El sistema educativo sería uno de esos lugares idóneos en competencia. Por
eso no es extraño que los Acuerdos de San Andrés hayan enfocado varias de sus
baterías a la modificación de la enseñanza en México en términos de la cons-
trucción de un programa más plural. En el apartado de “Propuestas Conjuntas
que el Gobierno Federal y el EZLN se Comprometen a Enviar a las Instancias de
Debate y Decisión Nacional”, correspondiente al punto 1.4 de las “Reglas de Pro-
cedimiento”, se establecen los siguientes puntos con respecto al conocimiento y al
respeto a la cultura indígena:
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EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
ciertamente, esto aplica tanto a los asuntos internos como internacionales (Rourke
et al., 1992, p.20, mi traducción). Sin embargo, dicha participación se encuentra
muy limitada en lo que a la conducción de la política exterior se refiere.
La escuela realista sostiene que la política internacional se basa en el poder, no
en derechos ni en la justicia u otras ideas moralistas que motivan de forma diaria
a los ciudadanos y agrega que “dadas las complejidades y peligros que implica, es
más razonable dejar la política internacional a los expertos” (Rourke et al., 1992).
Además, la concelebrada frase “secreto de Estado” parece tener todavía vigencia,
sobre todo ahora que las filtraciones hechas a través del portal Wikileaks permi-
tieron conocer el tenor de los informes que las representaciones diplomáticas
hacen a sus Cancillerías y, por lo tanto, considerar que el manejo de este tipo de
asuntos sigue requiriendo, aún en tiempos de efervescencia por la transparencia,
sigilo, cautela y discreción.
No obstante, con la participación popular se han decidido cuestiones que han
tenido una incidencia directa en la política internacional y en el escenario mun-
dial: se pueden señalar como ejemplos que: i) de esa manera los chiapanecos
decidieron su incorporación a México (1824), ii) El Sarre pasara de ser un terri-
torio autónomo administrado por Francia, a uno incorporado a Alemania (1935)
y después de la Segunda Guerra Mundial a ser nuevamente un territorio adminis-
trado por el gobierno francés. La población rechazó –por referendo– un acuerdo
franco-alemán para dotar a Sarre de un estatuto europeo que incluso podría haber
llegado a convertirlo en la sede de las instituciones europeas, en lugar de Bruselas
(1954).
También por consulta popular, Singapur se incorporó a la Federación Malasia
(1962) de la que se separó tres años después. Los noruegos, por referendo, han
rechazado su ingreso a la Unión Europea en dos ocasiones (1972 y 1994); los pana-
meños mostraron su beneplácito a los términos del Tratado para la Transferencia
de soberanía del canal (1977). Quebec ha intentado fallidamente en dos ocasiones
independizarse de Canadá (1980 y 1995); los norirlandeses aprobaron el Acuerdo
del Viernes Santo por el que gobierno británico e irlandés, con la anuencia de los
actores políticos del Ulster, negociaron resoluciones para poner fin al conflicto en
el norte de Irlanda. En este caso debe destacarse que se aprobó en dos referendos
distintos, tanto en Irlanda del Norte como en la República de Irlanda (1998). En
2004, a los bolivianos se les preguntó, entre otras cosas, si estaban de acuerdo con
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política internacional son utilizados como sinónimos, con el uso más generalizado
de referéndum.
Norberto Bobbio señala que la democracia directa no es suficiente cuando se
considera que sus instituciones comprenden sólo dos: la asamblea de los ciuda-
danos deliberantes, sin intermediarios y el referendo. Además, considera al refe-
rendo como la única institución de la democracia directa que se aplica concreta
y efectivamente en la mayor parte de los Estados de democracia avanzada y que
es un expediente extraordinario para situaciones excepcionales (Bobbio, 2001).
Por otra parte, se ha afirmado que la democracia representativa no excluye la par-
ticipación ni el referendo, lo considera, pero les da el tratamiento de elementos
subordinados. Además implica quitar la decisión a los parlamentarios, es decir, a
los representantes electos (Sartori, 2003).
En cuanto al uso del referendo, Giovanni Sartori señala que con su utilización,
el ciudadano no se limita a elegir quién decidirá, sino que decide cuestiones
por decidir, y resulta como consecuencia de esta transformación la llegada de
una democracia de suma cero. El referendo es un mecanismo decisional con
suma cero, puesto que cada vez que se aprueba o se rechaza una propuesta prefi-
jada, un grupo resulta vencedor y otro derrotado. El referendo no da margen a la
negociación o al intercambio, no hay concesiones recíprocas, debe decidirse por
una opción u otra. Quien pierde, pierde todo. La derrota hostiga, por lo que el
mecanismo de solución de conflictos a la larga puede agravarlos. Los referendos
violan el derecho de respeto a las minorías (Sartori, 2003). Adicionalmente, se
ha argumentado que grupos organizados con recursos financieros podrían fácil-
mente dominar referendos por sus habilidades para organizar los esfuerzos de
recolección de firmas y su capacidad para montar astutas campañas de publicidad
para influir en los votantes (Rourke et al., 1992). Independientemente de los argu-
mentos anteriores, es muy cierta la afirmación de Sartori en el sentido de que para
el referendo no basta la opinión, es necesario que exista cognición (2003).
La democracia directa requiere de hábitos de participación y apertura, caracte-
rísticas no siempre asumidas automáticamente en la práctica de la política exterior
(Rourke et al., 1992). No obstante, con todas las ventajas o desventajas que este
tipo de ejercicios pueda representar, su uso en materia de política internacional
se ha incrementado. Hay diversas razones para pensar que el uso de la democracia
directa en general y el uso de la democracia directa para decidir asuntos interna-
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cionales en particular pueden crecer. Dos de estas razones están enfocadas domés-
ticamente: la expansión de los sistemas democráticos y la persistente y, en algunos
casos, creciente desconfianza de los ciudadanos hacia su gobierno (Rourke et al.,
1992).
Los realistas mantienen reticencia a la práctica de estos ejercicios y concluyen
que debido a que los ciudadanos tienen la lamentable tendencia a moralizar
acerca de los temas, incluyendo aquellos de política internacional, “la prudencia
dicta que la política externa debe ser dejada a los expertos” (Rourke, et al., 1992).
Por otra parte, se señalan ventajas de la democratización de la política interna-
cional y la generalización de este tipo de prácticas en el diseño de la política exte-
rior y la toma de decisiones de los asuntos internacionales. Rummel argumenta
que “la investigación teórica y empírica establece que las libertades civiles demo-
cráticas y los derechos políticos promueven la no violencia y establecen el acceso
a un mundo sin guerra” (en Rourke, et al., 1992). Reforzando la doctrina que le
favorece, Gino Germani asegura que debiera tenerse en cuenta que la actual situa-
ción del sistema internacional, de estrecha interdependencia y de internacionali-
zación de la política interior, tiende a favorecer las soluciones de tipo autoritario
más que las democráticas (1979).
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
de una disposición legal. En la práctica, muchas veces se señala que lo que puede
ser sometido a referendo es un tema que sea de suficiente importancia nacional
que pueda dar lugar a amplias interpretaciones o bien constreñirse a temas bien
definidos.
En el caso suizo, la Constitución establece dos tipos de referendo: el obligatorio
y el facultativo. El primero comprende las reformas a la Constitución y la adhe-
sión a organismos de seguridad colectiva o de comunidades supranacionales. En
el segundo quedan comprendidas las leyes y los tratados internacionales que: a)
sean de duración indeterminada o no sean denunciables; b) prevean la adhesión
a un organismo internacional y; c) contengan disposiciones importantes que fijen
las reglas de derecho o cuya aplicación exija la adopción de leyes federales (Cons-
titución suiza arts. 140 y 141).
Otro caso singular es Belice, que a través de su Referendum Act, dispone que se
debe realizar un referendo cuando la Asamblea Nacional considere que un tema
es de la suficiente importancia nacional, pero deberá consultarse de forma obliga-
toria a la población si se trata de reformas a la Constitución o “cualquier acuerdo
propuesto para la solución del diferendo con Guatemala”.
Se puede entonces apreciar que sí se puede contemplar la posibilidad de con-
vocar a referendo, para que la población determine su parecer en asuntos de polí-
tica internacional, porque, de hecho, la legislación ordinaria lo prevé, o cuando se
emite legislación especial para un caso específico.
Convocante
La consulta puede tener diversas fuentes para su convocatoria, puede ser una dis-
posición legal permanente o un decreto.
En el caso de Costa Rica, de acuerdo con la Ley sobre la Regulación del Refe-
réndum, existen tres tipos de referendos según su convocante: i) el referendo de
iniciativa ciudadana que se convoca por al menos 5% de los ciudadanos inscritos
en el padrón electoral; ii) el Legislativo, si es convocado por la Asamblea Legisla-
tiva mediante la aprobación de las dos terceras partes del total de sus miembros
y iii) el Ejecutivo, que debe ser convocado de forma conjunta con el Legislativo,
para cuyo caso deberá haber sido votado por mayoría absoluta.
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Organizador
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
por sus siglas en inglés) el 11 de junio de 1999. En agosto de ese año se celebró el
referendo y resultó triunfadora la postura de la independencia.
En otros casos, Naciones Unidas sólo ha fungido como órgano supervisor
del ejercicio de consulta y, por lo tanto, legitimador de dicho proceso. Ejemplos
podrían ser Eritrea o Sudán del Sur. Eritrea fue anexada a Etiopía en la década
de los sesentas. Tras tres décadas de insurgencia, a mediados de 1991, el Frente
para la Liberación del Pueblo de Eritrea capturó la capital Asmara y proclamó
el control de toda la región. Se estableció entonces el Gobierno Provisional de
Eritrea (GPE) quien anunció la realización de un referendo para determinar si Eri-
trea debiera ser independiente. En un apropiado ejercicio de cabildeo, el GPE con-
siguió que diversas instancias internacionales se involucraran en la supervisión
del referendo. La Asamblea General de Naciones Unidas dio su aprobación y se
comprometió a la observación de la consulta, lo mismo la Organización para la
Unidad Africana (hoy Unión Africana), la Liga Árabe y diversas organizaciones no
gubernamentales. Naciones Unidas nombraron al Jefe de la Oficina de Asuntos
Políticos para que llevara a cabo el cometido de la observación del referendo y se
constituyó la Misión de Observación de Naciones Unidas para Verificar el Refe-
réndum en Eritrea (UNOVER). Los preparativos del referendo llevaron más de dos
años y su organización se encomendó a una Comisión constituida para el efecto de
la participación de cinco distinguidos eritreos; medida que desde luego no fue del
agrado de Etiopía y sin embargo, debió resignarse a sólo contar con una misión
de observación.
Finalmente, debe recordarse el caso del Sahara Occidental. En él también las
Naciones Unidas tienen como mandato la realización de un referendo que, por
determinadas circunstancias no se ha podido llevar a cabo, pero que ejemplifica
cómo se puede obstaculizar este tipo de ejercicios.
El Sahara Occidental es uno de los dieciséis territorios no autónomos supervi-
sados por el Comité de Descolonización de Naciones Unidas. Fue territorio sujeto
a la jurisdicción española hasta 1975 cuando España lo dejó a su suerte en manos
de Mauritania y Marruecos. El primero ya ha abandonado sus pretensiones terri-
toriales, pero Marruecos insiste en controlar el territorio bajo una figura de cierta
autonomía. Los saharauis se han organizado para resistir a los marroquíes en el
Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (POLISARIO) y
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Los votantes
Costa Rica prohíbe el uso de recursos públicos para las campañas de un referendo,
pero si los recursos son de carácter privado y con ciertos topes (veinte salarios
base), los medios de comunicación quedan obligados a reportar los montos com-
prados al Tribunal Superior de Elecciones.
En el Sahara Occidental para comprar espacio en los medios de comunicación
marroquíes es necesario obtener un permiso del Gobierno, y Marruecos siempre
había negado a la ONU el permiso para comprar espacio en los periódicos o en la
radio marroquíes con el objeto de poder informar a la gente que tenía que regis-
trar su voto (Ruddy, 2007). De esta manera se impide la participación de muchos
potenciales votantes debido a la falta de información.
El referendo de Timor Este se vio empañado por la presencia de entre ocho y
diez mil miembros de fuerzas paramilitares respaldados abiertamente por el Ejér-
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
La jornada de la consulta
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
Obligatoriedad
La antigua Atenas era una ciudad abierta al mundo, sus debates sobre cualquier
tema como la paz o la guerra eran conducidos públicamente y escuchados por los
ciudadanos y visitantes (Rourke et al., 1992). Lo anterior nos habla de que esta
práctica no es nueva, pero que ha cobrado importancia en los años recientes.
Como ya se ha señalado, se analizarán algunos casos de referendos realizados
en temas de política internacional, agrupados en cuatro rubros: cuestiones de
autodeterminación y soberanía; ratificación de tratados; ingreso o permanencia
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Montenegro
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
a los albaneses y a los croatas con el objetivo que los eslavos ortodoxos votaran en
contra de la independencia. Los unionistas inclusive realizaron toda su publicidad
en alfabeto cirílico, en tanto que los independentistas usaron el alfabeto latino y
publicidad en albanés.
Los medios y ciertos grupos enfatizaron la corrupción en la administración del
Primer Ministro de Montenegro, Milo Djukanovic, lo que se tradujo en que el refe-
rendo fuera como la aprobación o no a su gobierno y no sobre la independencia.
Los partidarios de la Unión, acusaron a Djukanovic de querer crear su propio
Estado privado. Éste, por su parte, promovió el referendo afirmando que un Mon-
tenegro independiente tendría más oportunidades de acceder a la Unión Europea
que haciéndolo de forma conjunta con Serbia.
Las campañas cerraron con mítines a los cuales se calcula asistieron 19 mil par-
tidarios del NO, (16 de mayo, 2006) y unos 40 mil simpatizantes del SÍ (dos días
después, en el mismo lugar). La pregunta formulada en el caso de Montenegro
señalaba: ¿Quiere usted que la República de Montenegro sea un Estado indepen-
diente con una completa sujeción internacional y legal?
La jornada de votación fue de un solo día, el 21 de mayo de 2006. El escrutinio
oficial reportó que sufragó el 86.5% del padrón, del cual el 55.53% se pronunció a
favor de la independencia, resultado que por sí solo evidencia el grado de división
que existía en la población y con la cual arrancó el nuevo Estado independiente.
En Belgrado, quedó un profundo resentimiento al ver como la otrora Yugoslavia
se reducía, sin contar con el advenimiento de la secesión de Kosovo (2008). Adi-
cionalmente, con la separación de Montenegro, Serbia perdió su acceso al mar.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Dado que los tratados son la principal fuente del Derecho Internacional, la certeza
de muchos de los actos que se realizan en la arena diplomática tienen, la mayoría de
los casos, que expresarse a través de este tipo de instrumentos jurídicos interna-
cionales. En este contexto, el siguiente apartado “Referendo para ingreso o per-
manencia en un Organismo Internacional” pasa forzosamente por la ratificación
del tratado, toda vez que es una característica imprescindible de los organismos
internacionales. Sin embargo, en este capítulo se les analizará de forma separada.
Un ejemplo muy evidente de este ejercicio lo han constituido el Tratado por
el que se establece una Constitución para Europa y el vigente Tratado de Lisboa,
ambos en el marco de la Unión Europea.
El tratado relativo a la Constitución europea fue aprobado en abril de 2004
siguiendo con el procedimiento de la normatividad internacional respectiva.
Tocaba que los estados parte lo ratificaran, para cuyo caso algunas legislaciones
internas disponen la consulta a la población vía referendo. Así, el 20 de mayo de
2005, España lo sometió a una consulta popular no vinculante cuyo resultado fue
positivo por el 76.7% de los votos. También arrojó un resultado positivo el refe-
rendo de Luxemburgo (10 de julio de 2005) con el 57%. Sin embargo, en los casos
de Francia y los Países Bajos la población manifestó su rechazo por 54.87% y 61.6%
respectivamente (en el caso de los Países Bajos tenía el carácter consultivo). Esta
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
postura negativa generó una crisis institucional que derivó en un cambio de estra-
tegia que apartaba el tratado vigente y proponía uno nuevo que fue suscrito en
Lisboa en diciembre de 2007 y al cual se le conoce con el nombre, precisamente,
de la capital portuguesa (Tratado de Lisboa).
El Tratado comenzó su proceso de ratificación y, en la medida que era apro-
bado por los órganos legislativos no tuvo problemas, pero sufrió su primer des-
calabro cuando fue sometido al referendo del pueblo irlandés, el 12 de junio de
2008, donde arrojó un resultado de 53.4% en contra, por 46.6% a favor y contó
con una participación del 53.6%. Al realizar una segunda consulta, el 2 de octubre
de 2009, un 67.1% se pronunció a favor y el 32.8% en contra. Finalmente, el Tra-
tado de Lisboa entró en vigor el 1° de diciembre de 2009.
Otro interesante ejercicio en este apartado fue la consulta hecha a la población
costarricense sobre la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre Estados
Unidos, Centroamérica y la República Dominicana, mejor conocido como CAFTA.
Las negociaciones de este tratado iniciaron en 2003 y fue suscrito en mayo
de 2004 en la sede de la Organización de Estados Americanos. La Asamblea de
El Salvador fue la primera en ratificarlo, seguida por los órganos legislativos de
Honduras, Guatemala, Estados Unidos, Nicaragua y la República Dominicana. En
Costa Rica el escenario fue muy diferente, la suscripción del tratado generó una
gran polémica y debate. En este contexto, se aprobó la Ley sobre la Regulación
del Referéndum (Ley 8492 del 9 de marzo, 2006) y se utilizó por vez primera
precisamente para que el pueblo costarricense manifestara su opinión sobre la
ratificación del CAFTA.
La solicitud provino de la ciudadanía que tiene dicha prerrogativa si se pre-
senta el consentimiento del 5% de los inscritos en el padrón electoral. El Tri-
bunal Supremo de Elecciones le dio entrada y autorizó la recolección de firmas.
Ante tal situación y previendo que dicho proceso dilatara aún más la ratificación
de Costa Rica, el Ejecutivo, en uso de las facultades –que también le concede la
legislación del referendo– propuso uno, cuyo nombre es Referéndum Legislativo y
por Gestión del Ejecutivo. Esto fue objeto de polémica, puesto que el Tribunal no
había respetado el principio general de derecho: “El que es primero en tiempo, es
primero en derecho”.
Una vez autorizado el referendo, se fijó para 7 de octubre de 2007 y estuvo
precedido de una accidentada campaña de descalificaciones por parte de ambos
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
1. Los opositores basaron su campaña en señalar que se ponía en riesgo la neutralidad del país al parti-
cipar en la Organización (Suecia, Irlanda, Finlandia y Austria también mantienen el estatuto de neutralidad
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
fueron los que más votaron afirmativamente. Destaca en particular el resultado del
cantón de Ginebra donde la votación por el sí alcanzó el 67%.2
La votación se encontraba empatada y sólo faltaba el resultando del cantón de
Zúrich que se inclinó por el sí. La participación alcanzó el 60%, mucho más que
en las últimas consultas populares llevadas a cabo en los diez pasados años, que sólo
movilizaron entre 40 y 50% de los electores. En septiembre de 2002, Suiza se con-
virtió en el país 190 de las Naciones Unidas y presidió el 65° periodo ordinario de
sesiones de la Asamblea General (2010-2011).
Referendos diversos
Los tres anteriores apartados muestran los asuntos de política internacional que
son sometidos a la consulta de la población de forma más recurrente. Sin embargo,
existen temas que no son muy comunes, pero que también se validan a través de
la manifestación de la voluntad popular. Así tenemos que en Eslovaquia se le ha
consultado a la población su parecer sobre el despliegue de armas nucleares o la
instalación de bases militares en su territorio. Los suizos fueron consultados sobre
si estaban de acuerdo con el ingreso al Espacio Schengen (que permite la libre
circulación de personas en veintinueve países de Europa). En Nueva Zelanda, los
partidarios del establecimiento de un sistema republicano, particularmente Keith
Locke, del Partido Verde, propusieron una iniciativa de ley, que aprobada, convo-
caría a la población neozelandesa a determinar, a través de un referendo vincu-
lante, si la reina Isabel de Inglaterra debiera continuar siendo su Jefa de Estado o
tener un Jefe de Estado propio bajo dos modalidades: nombrado por el 75% del
Parlamento o en votación directa por la población. La ley se presentó en octubre
y pertenecen a la ONU). Su lema fue “Sí a la Cruz Roja y la paz, No a las Naciones Unidas y la guerra”
(Sheehan, 2006).
2. Ginebra es sede de un gran número de organismos especializados de Naciones Unidas, pero los vín-
culos de Suiza con la ONU no se limitan a ser sede del Palacio de las Naciones u otras oficinas, ya que este
país había tenido el estatuto de observador desde 1946, contribuía al presupuesto general y participaba
en las fuerzas para el mantenimiento de la paz; participación que había sido consentida por sus ciuda-
danos a través de dos referendos (sostenidos en junio de 2001) y en los que mediante sendas consultas
1) se permitió a los soldados suizos participar armados en misiones de la paz internacional; y 2) se autorizó
al ejército integrarse a ejercicios de entrenamiento militar con otros países.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
de 2009 y fue derrotada en primera lectura en sesión del 21 de abril de 2010 por 68
votos contra 53. La ley contemplaba que, de no obtener el 50% de los votos ninguna
de las tres opciones, se convocaría a un segundo referendo con las dos opciones más
votadas en el primero.
En ese mismo país, actualmente, hay un debate sobre el diseño de la bandera
nacional. En agosto de 2010, el diputado Charles Chauvel introdujo un proyecto
de ley de bandera de Nueva Zelanda que crea una Comisión que debe consultar
si se debe adoptar una nueva bandera nacional. La Comisión fue nombrada
por el Primer Ministro tras consultar a todos los líderes del partido en el Parla-
mento. Como parte de sus funciones, la Comisión celebrará un concurso nacional
para nuevos diseños de bandera y elegirá los tres que mejor reflejen la identidad
nacional de Nueva Zelanda, sus aspiraciones, su cultura y patrimonio.
Posteriormente, la ley, convocará un referendo para que los votantes decidan si
quieren conservar la actual bandera, o adoptar uno de los tres diseños derivados
del concurso público.
Malawi cambió su bandera en 2010. El nuevo diseño no fue del agrado de la
mayoría de la población que lo manifestó utilizando el viejo pabellón, lo que pro-
vocó que el gobierno advirtiera que el que lo hiciera sería objeto de arresto. El
partido de oposición Alianza para la Democracia pidió al gobierno que reconsi-
derara restablecer la anterior bandera nacional y que se tomara la decisión defini-
tiva a través de un referendo.
En Australia hacia 1999, se votó la propuesta de conversión en república y, en
consecuencia, eliminar la figura de la Jefatura de Estado en la persona de la reina
Isabel II del Reino Unido representada por un Gobernador General.
En 2003, se debatió en Suecia la adopción del euro como moneda corriente en
el país. Se fijó para el día 14 de septiembre la celebración de un referendo donde
la población daría su anuencia a la nueva unidad monetaria. El debate fue ríspido
e intenso. La Confederación Empresarial Sueca se convirtió en uno de los princi-
pales aliados del gobierno en la campaña por la aceptación del euro, al difundir
que su adopción significaría simplificación aduanera y generación de empleos. La
participación de corporativos como Ericsson o Volvo fue muy significativa.
Aunado a ese clima de competencia, el día 10, cuatro días antes de la consulta,
fue apuñalada la Ministra de Asuntos Exteriores y activa partidaria del sí, Anna
Lindh, mientras se encontraba en una tienda en el centro de Estocolmo. Como
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
así, que el Senado convocó a seis reuniones en igual número de ciudades para dis-
cutir las relaciones comerciales en forma regional. La discusión podía hacerse por
escrito y hasta en un máximo de veinte cuartillas y quedaban invitados a participar
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Conclusiones
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LA INCIDENCIA DE LA DEMOCRACIA DIRECTA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL
Como fuere, la utilización del referendo para decidir temas de política interna-
cional, implica un ejercicio de democratización del diseño y ejecución de la polí-
tica exterior, uno de los asuntos de gobierno con el mayor carácter de indelegable
y secrecía. Sin dejar de reconocer que ciertos temas aún reclaman mayor apertura,
la ciudadanía poco a poco va ganando espacio.
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA
FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
Aun y cuando ya suman cientos de miles las páginas que se han escrito en torno al
sentido de la democracia, no hemos alcanzado un consenso pleno sobre sus logros
y función. La disputa entre liberales, republicanos y comunitaristas, con motivo de
los fenómenos migratorios a escala global, los efectos de la crisis económica de 2008
y la reciente generada por la recesión en Estados Unidos (EEUU), vuelve a acre-
centarse, pero en lo que sí parece haber un acuerdo generalizado es que sin ciu-
dadanía la democracia es imposible. ¿Hasta dónde, digámoslo así, esta convicción
resulta cierta? Nuestra tesis es que, las condiciones bajo las cuales la democracia
liberal se desarrolla y expresa en México, imposibilitan el florecimiento de una
ciudadanía activa, fundamentalmente por dos causas: la cultura del hiperconsumo
ha sofocado nuestro ethos ciudadano, y el impacto que la actual crisis de la demo-
cracia tiene en la construcción de una idea de ciudadanía fuerte.
Nuestra valoración la realizaremos desde una perspectiva ética. Partimos de
la idea de que es justo y deseable que todos los miembros que conforman una
sociedad sean capaces de alcanzar en la vida práctica aquello que entienden por
vida buena, con sentido, plena, realizada, felicitante. La dimensión moral desde la
que dirigimos nuestro análisis no se deduce de lo-que-ya-es, puesto que, tal como
dijera Emanuel Lévinas, la ética es anterior a la ontología, de ahí que se presente
ante nosotros como “la auténtica filosofía primera”. Ante la incapacidad de Dios,
la naturaleza o las leyes para hacer realidad las condiciones que posibiliten la cons-
trucción de principios universalistas, que a su vez promuevan la convivencia en la
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
100
¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
PEA aumentó al 5.75%.1 Dicho incremento señala el Consejo Nacional para la Eva-
luación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha llevado al alza el Índice
de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), provocando “un aumento en la pro-
porción de la población cuyos ingresos laborales son insuficientes para adquirir
una canasta alimentaria básica” (CONEVAL, 2011, p.2). Lo anterior significa que a
los más de 20 millones de personas que viven en condiciones de pobreza alimen-
taria (superviviendo mediante el empleo informal o la caridad gubernamental y
privada), hay que sumar los nuevos pobres alimentarios que forman parte de la PEA
del país para abonar una categoría más a la taxonomía de la pobreza en México:
los trabajadores pobres que surgieron con la crisis económica global de 2008.2
Así pues, en México los más de 40 millones de pobres en cada contienda elec-
toral pasan de ser un dato estadístico para volverse el blanco de las campañas polí-
ticas hasta terminar convertidos en votos efectivos para el candidato con “mayor
carisma”. En nuestro país, “el día de la democracia” (el de las elecciones), las
distintas tendencias e ideologías políticas utilizan por igual al pobre: aquel partido
que el día de las elecciones provea de comida, dinero en efectivo o alguna prenda
de ropa, muy probablemente verá la mágica transformación del “acarreado” en
un fiel y ferviente prosélito capaz de conducir al partido y a su candidato hacia
la victoria electoral. Gran parte de la eufemísticamente llamada “clase política”
mexicana, desde la época independentista hasta nuestros días, ha encontrado en
las franjas de pobreza un filón dorado para el “ejercicio ciudadano”.
Pero, ¿qué hay del compromiso ciudadano y democrático de esa parte de la
población a la que no se le puede obligar a echar vítores en un mitin o comprar
su voto con una comida corrida, 500 pesos o una camiseta con el logotipo del
1. Según el INEGI, la cifra aproximada de la PEA oscila entre los 47 millones de personas. Por tanto, el
incremento referido en el número de personas desempleadas representa alrededor de dos millones 700
mil (Rodríguez, 2011).
2. Este hecho tiene una relevancia mayúscula en el ámbito de la comprensión del fenómeno de la pobreza
en el contexto de las democracias liberales, debido a que la condición de pobreza se asocia a una deci-
sión personal, a la pereza, a la suma de vicios, a la falta de aspiraciones, etcétera. Las cifras que presenta
INEGI son una muestra empírica de la falacia que encierran las anteriores explicaciones sobre las causas
de la pobreza: en México, al igual que en algunos países que forman parte del llamado G-20 (Francia,
España e incluso EEUU), los trabajadores a nivel operario de fábrica con gran dificultad acceden a una
canasta básica de alimentos, con lo cual se ven obligados a buscar ayuda gubernamental para subsanar
su condición socioeconómica.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
partido? Si bien es cierto ni a todos los pobres se les compra el voto, ni todos los
que no lo son se muestran apáticos con lo que ellos entienden por compromiso
ciudadano, ¿qué podría motivar un mayor compromiso y nivel de participación ciu-
dadana similar entre los pobres (alimentarios, de capacidades o patrimoniales), con
aquellos otros que, al igual que en la Grecia de Pericles, tienen ingresos suficientes
para poder deliberar sobre la res publica, pero que por desánimo o negligencia
no lo hace? ¿qué papel y peso tiene la educación en la dinámica descrita? En la
definición de los niveles de participación y responsabilidad con el propio devenir
y el de la comunidad inmediata, ¿qué resulta más determinante, la educación o la
condición socioeconómica?
Sin lugar a dudas tanto la educación como el nivel socioeconómico ejercen
una enorme influencia en el ejercicio activo de la ciudadanía; sin embargo, la
segunda variable determina la práctica de ésta. Tal como afirma Kliksberg, una de
las peculiaridades que enfrenta la mayor parte de los países latinoamericanos es su
acentuado índice de desigualdad social.3 La población latinoamericana que forma
parte del 5% de la cresta de la pirámide social, accede a la misma o a una mayor
cantidad de lujos y confort que una persona rica que vive en Europa o EEUU. Sin
embargo, tal nivelación material en las condiciones de vida se encuentra invertida
en lo que respecta a los niveles de participación ciudadana.4 Lo más paradójico
de este déficit de compromiso ciudadano surge en el momento de comparar las
condiciones de inseguridad, desempleo y corrupción política que prevalecen en
nuestros países frente a las vividas en Europa o EEUU. Si bien es cierto que al día
de hoy en países europeos o EEUU el desempleo y la falta de acceso a otros dere-
chos sociales como la vivienda o los fondos económicos para el retiro, son más
3. Según el índice GINI, el índice de desigualdad en México que mide la concentración del ingreso tomando
en cuenta que un valor más cercano a cero significa que la distribución del ingreso es mejor, mientras que
el más próximo a uno refleja mayor desigualdad, fue de 45.6 en 2002; de 44.3 en 2004; 46.6 en 2005
y en 2006 de 44.8. Es decir, en 2006 el 10% de los hogares mexicanos acumulaba el 36.04% del
ingreso total mientras que el 60% de los hogares menos favorecidos acumulaba tan sólo el 26.05%
del ingreso, www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/2008/cefp0092008.pdf
4. Cf. En las elecciones federales de 2006, el 41.45% de los ciudadanos mexicanos no salió a votar, http://
www.ife.org.mx/documentos/proceso_2005-2006/cuadernos/inicio.html. Mientras que el nivel de abs-
tencionismo en las elecciones federales de 2009 fue de 55.39% http://www.ife.org.mx/documentos/
RESELEC/SICEEF/principal.html
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
5. Por ejemplo, el movimiento de los indignados en España ha movilizado tanto a los afectados directos
(personas que han sido recortadas de sus puestos y ahora se encuentran en el paro, los llamados ninis
o quienes están en riesgo de perder sus derechos sociales) como a muchas personas que, además de
un empleo, tienen una posición económica solvente. Un movimiento espontáneo, sin fines partidistas que
implique a todos los estratos sociales aún no ha sido visto en México. El movimiento que más se aproxima
al de los indignados es el “Movimiento por la paz con justicia y dignidad” que encabeza el poeta Javier
Sicilia, y que dio inició con motivo del asesinato de su hijo a manos de una banda de sicarios implicados en
el narcotráfico. Al igual que en otros muchos casos, en México las manifestaciones sociales que mueven la
conciencia nacional son generadas por personas que han sufrido un daño directo (en este caso también se
encuentra el movimiento que organizó Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace o los padres y madres que
perdieron a sus hijos en el incendio de la guardería ABC, ubicada en Hermosillo, Sonora, México).
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
6. La metáfora de lo líquido con la cual Bauman caracteriza la vida individual y la de la sociedad en general,
no debe ubicarse en el discurso defendido por autores posmodernos como Vattimo, Lyotard, Derrida o
Huyssen. Más bien, el planteamiento de Bauman abona las investigaciones emprendidas por autores
como Habermas y Beck, quienes consideran que la modernidad (para el caso de Habermas) se encuentra
en una etapa algo más avanzada a como la imaginaron filósofos ilustrados como Kant, Hegel, Hume o
Smith, o bien, como nos recordará Beck, se encuentra en una fase que mejor podría ser denominada
como una “segunda modernidad”.
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
que marcan los gurúes del mercadeo, sino que también se desechan las vidas que
ya no abonan al proceso de comprar, usar y tirar a la basura según lo marca la pre-
mura de las modas y los estados financieros. La renuncia a la segunda formulación
del imperativo categórico kantiano que defiende el hecho de que ninguna persona
puede ser usada sólo como medio para ninguna otra cosa que no sea el cultivo de
su propia humanidad, queda nulificada en el justo momento que el estado de resul-
tados financieros indica al director de la empresa que es momento de “deslocali-
zarse” y reubicar la empresa en un país con mejores condiciones para continuar
haciendo efectivo uno de los principales cánones empresariales de la economía
neoliberal: la maximización de la utilidad. Los costos sociales derivados de esta
forma de hacer y mantenerse en el negocio, propio de la racionalidad financiera,
son (o por lo menos así lo consideran los entusiastas de la economía neoliberal)
responsabilidad del gobierno. Por tanto, la producción de residuos humanos (los
parias de la modernidad, dirá Bauman) en la economía global resulta ser una
parte inevitable que tiene su origen en una devaluación de la dignidad humana,
en la superficialización de la condición humana.
En la sociedad postindustrial o informacional, a decir de Bauman, ser alguien
superfluo
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
una etapa de la humanidad donde, como nos recordará Bauman, “la política de la
vida está ocupando el lugar de la Política con mayúsculas” (2010), la participación
y el compromiso ciudadano se debate entre el funcionalismo derivado de la lógica
del comprar, usar y tirar a la basura, y la apatía de un ciudadano que sabe que es
posible vivir “en democracia” aún y cuando se hace muy poco por sostenerla.
Lo que hasta el momento hemos expuesto nos deja una certeza: la construcción de
una ciudadanía fuerte en las sociedades con democracia liberal no resulta ser una
empresa sencilla de realizar. La crisis de la eficacia política encuentra una de sus
más claras explicaciones, al menos para el caso mexicano, no sólo en los altísimos
niveles de corrupción que aceitan y ponen en marcha la maquinaria de la politi-
quería en México, sino en la pérdida de confianza y de credibilidad en el papel de
la “casta” política. La advertencia hecha por Norberto Bobbio (1989) de que es un
error pensar que en los regímenes liberal-democráticos, democracia y liberalismo
son nociones interdependientes, o que un Estado liberal sea por fuerza democrá-
tico, o que un gobierno democrático forzosamente genere un Estado liberal. La
suma de despropósitos promovidos por quienes ocupan las curules de la Cámara
Alta y Baja ha derivado, y esto quizá es lo más grave e inquietante, en una cre-
ciente desafección ciudadana que aumenta día con día y que, como señala Victoria
Camps, se expresa en “la falta de credibilidad que tiene la política, el aumento de
comportamientos incívicos en las concentraciones urbanas, la decreciente parti-
cipación en las contiendas electorales, la ausencia de una auténtica deliberación
sobre las decisiones públicas, la reincidencia en la corrupción” (2010, p.11). Con
este telón de fondo la apuesta republicana donde el sujeto, más que objeto de
derechos se vuelve poseedor de una serie de virtudes cívicas que le hacen actuar
conforme a los deberes de un ciudadano activo, para el caso mexicano, se antoja
sumamente difícil. En un México “sin sentido”, tal como lo ve Guillermo Hurtado,
donde “hemos perdido el sentido de nuestra existencia colectiva” (2011, p.13),
el quehacer y responsabilidad ciudadana también pierden su rumbo y sentido.
Hurtado encuentra que el origen de esta pérdida de rumbo colectivo reside en el
aumento de la falta de cohesión, dirección y confianza que aqueja a los mexicanos.
107
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
El interés por descubrir la crisis del ethos del mexicano, como bien señala Hur-
tado, a lo largo del siglo XX, osciló entre el psicologismo y el ontologismo promo-
vido por Samuel Ramos, Emilio Uranga, Antonio Caso, José Vasconcelos y Luis
Villoro entre otros más. Hurtado resume esta parte de la filosofía de la mexica-
nidad del siglo XX en los siguientes términos:
Y aunque los planteamientos de Ramos y Uranga han sido durante casi 50 años
visiones inspiradoras para otros filósofos y antropólogos latinoamericanos,
el mexicano de hoy pareciera que está más próximo al hombre descrito por
Zygmunt Bauman en La sociedad sitiada y en Miedo líquido, diagnóstico que ajus-
tado a nuestra realidad nacional revela, tal como señala el mismo Hurtado, un
estado emocional colectivo donde se entrecruza “una combinación de emociones
y sentimientos como el miedo, la impotencia, la desconfianza, la indignación y la
desorientación” (2010, p.16). ¿Cómo recuperar el sentido y el espíritu ciudadano
cuando se encuentran presentes el miedo, la falta de confianza y la indignación
que provoca vivir bajo las precarias condiciones que aquejan a más de la mitad
de los 112 millones de habitantes del país? ¿Cómo superar el legado del autorita-
rismo-paternalismo de nuestra reciente historia democrática, para transformarlo
en cuotas de participación responsable? ¿Cómo no sucumbir ante los efectos psi-
cológicos y materiales de los actuales niveles de violencia que nos han conducido
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
7. Javier Sicilia es el vivo ejemplo de la valentía al denunciar públicamente (mediante el Movimiento por
la paz con justicia y dignidad) la coligadura existente entre el gobierno y algunos cárteles de la droga. Sin
embargo, este hecho responde, en parte, como el propio Sicilia señala, “cuando se pierde un hijo ya poco
se tiene que perder”. Por tanto, dadas las condiciones actuales de inseguridad, no muchas personas se
atreven a hacer públicas sus manifestaciones de repudio ante el narco, ya que la propia vida se pone en
juego.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
entendida de manera hegeliana como una superación del estado actual que
no nos devuelva al anterior, sino que, en un movimiento de espiral, nos lleve a
un estado que recoja elementos del estado actual pero que también lo supere
(2011, pp.33-34).
Evitar que nuestra democracia navegue como lo hiciera un barco a la deriva exige,
pues, descubrir cómo transitar del estado actual de nuestra democracia y ciuda-
danía mexicana, a una etapa superior. Como decíamos al inicio del capítulo, la
construcción de una ciudadanía fuerte, en sí (o al menos así debería ser con-
cebida), representa la superación de aquellas formas de participación ciudadana
previos a las elecciones de 2000. ¿Qué debe caracterizar a la democracia del día
de hoy para que sea considerada como una democracia más fuerte de aquélla que
pudo organizarse y hacer valer su rechazo a un régimen de partido que ya no cum-
plía sus expectativas? ¿Qué principios de participación democrática debe asumir
el ciudadano común para definir el rumbo de la democracia actual cuando todos
los mexicanos tenemos clara esa dura lección que nos enseñó que la democracia
que nos trajo el Partido Acción Nacional (PAN) no pudo resolver nuestros más acu-
ciantes problemas políticos, económicos, sociales y, ahora, de seguridad pública?
Tal como dice Adela Cortina, el problema de una democracia como la nuestra
no es que vivamos bajo el régimen de gobierno que de ella se deriva, sino que
aún no hemos sido capaces de democratizar nuestro recién estrenado sistema
democrático. Si como bien apunta Hurtado, la democracia ha sido uno de los
ideales sociales más arraigados tanto en el México independiente como en la Revo-
lución de 1910, “el peligro es que ahora, cuando tenemos más democracia que
nunca antes en nuestra historia, ese ideal se pierda”. Por tanto, continúa nuestro
autor, “no son las leyes, ni los tribunales, ni las comisiones electorales los que
por sí solos mejorarán la democracia mexicana. Son los ciudadanos y sólo ellos
los que podrían remediar sus males” (Hurtado, 2011, pp.35-36). Así pues, ante la
falta de capacidad efectiva de las instituciones de antaño para resolver las actuales
demandas ciudadanas, es la educación, y en particular, la formación de una ciu-
dadanía con carácter republicano cosmopolita, la que podría contribuir a la for-
mación de la democracia liberal que queremos y necesitamos construir. Sobre las
claves para promover una educación de este tipo dará cuenta el siguiente epígrafe.
111
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
...nos hablan de sociedades que niegan la exclusión, en las que todos tienen
su lugar y todos son objeto de consideración. Nos recuerdan sin declararlo
expresamente, que la democracia es el poder del pueblo real, que se ejerce
allí donde los hombres viven y trabajan y no puede ser sustituida por ningún
grupo de representantes que los suplantan. Nos hacen patente la posibilidad de
una vida social donde la solidaridad en la realización de un bien común puede
prevalecer sobre los mezquinos intereses individuales. Con su mera presencia,
113
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
chos económicos, sociales y culturales (DESC). Pensamos que las aspiraciones que
encarnan los principios de las distintas posturas liberales poco pueden abonar a
la conformación del espíritu cívico que requiere nuestro país, especialmente en
aquellas personas que no tienen acceso a funcionamientos tan básicos como la
comida, salud, vestido, techo, un empleo remunerado y la seguridad social. Como
decíamos, en México los pobres se cuentan, pero no suman ciudadanía. Vistas así
las cosas, ¿es responsabilidad del Estado revitalizar el espíritu ciudadano?
Si bien es cierto el Estado tiene tanto la responsabilidad de asegurar los funcio-
namientos humanos que posibiliten el ejercicio ciudadano, así como de promover
una educación de calidad que nos instruya y posibilite la construcción de una base
ciudadana, los miembros del país también tenemos una cuota considerable de res-
ponsabilidad que cumplir si acaso queremos ver en el horizonte próximo acciones
propias de una ciudadanía activa. La acción del Estado se vuelve prácticamente
nula al momento de pretender un retiro y futuro digno para todos los jubilados,
si los empresarios (con el justificable o no pretexto de que los fondos desti-
nados al pago de impuestos y al funcionamiento de las instituciones públicas
se desvían y malemplean con total impunidad) mantienen a parte de su plantilla
fuera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); tampoco es posible ofrecer
servicios públicos de calidad (transporte, pavimentación, drenaje, agua potable,
etc.) cuando la evasión fiscal va al alza. Sobra decir que la “casta” política, a la par
de representante, también es una parte más de la ciudadanía, de ahí que su res-
ponsabilidad con la honestidad y transparencia en el uso de los recursos públicos
no debería ser objeto de sospecha. El círculo vicioso en México está cerrado: el
ciudadano corriente no paga impuestos porque los políticos roban y desvían los
recursos para fines personales y partidistas.
Tampoco es posible erradicar la inseguridad en las calles, si continuamos com-
prando productos piratas, más aun si tenemos claro que la venta informal es otro
de “los negocios” de los que últimamente se han apoderado los cárteles del nar-
cotráfico. Acabar con la corrupción policíaca resulta imposible, si nosotros no res-
petamos las normas mínimas de tránsito y urbanidad y ante cada falta evitamos la
multa sobornando al policía que nos debiese castigar. Lo mismo sucede con la susten-
tabilidad ambiental. No será posible vivir en un entorno ecológicamente sustentable
si no modificamos nuestros hábitos en el manejo de nuestros desperdicios caseros,
ahorramos o evitamos en la medida de lo posible el uso de recursos no renovables.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
8. México es uno de los países del mundo con mayor sobrepeso entre su población infantil y adulta. El
costo para el tratamiento de la diabetes y demás trastornos alimenticios es demasiado elevado para una
sociedad con tan escasos recursos económicos. Lo mismo sucede con algunas adicciones como el
tabaquismo y el alcoholismo.
9. Así denominó Octavio Paz al Estado asistencial benefactor.
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
s %L ESPÓRITU PÞBLICO LO QUE INCLUYE LA CAPACIDAD PARA VALORAR LA ACTUACIØN DE LAS
personas que ocupan un cargo político y la disposición a implicarse en un dis-
curso público.
s 5N CIERTO SENTIDO DE LA JUSTICIA Y LA CAPACIDAD DE DISCERNIR Y RESPETAR LOS DERE-
chos de los demás, unida a la de moderar correspondientemente las propias
reclamaciones.
s #IVILIDAD Y TOLERANCIA
s 5N SENTIMIENTO COMPARTIDO DE SOLIDARIDAD O LEALTAD P
Por lo que hemos expuesto al inicio del presente epígrafe, la vivencia de dichas
virtudes, si bien necesarísimas para el devenir de la ciudadanía en México, resultan
ser más un ideal regulativo al que debemos tender en el futuro próximo. Nosotros
creemos que tomando en cuenta las peculiaridades por las que atraviesa nuestro
país, es necesario primero promover otras virtudes puente que nos sirvan de
base para alcanzar las señaladas por Kymlicka. Entre las virtudes más urgentes que
resulta prioritario promover desde la educación básica hasta la universitaria (aten-
diendo los distintos enfoques y énfasis que en cada nivel educativo es necesario)
se encuentran:
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
s ,A responsabilidad consigo mismo y quienes nos rodean, la entendemos como una
virtud que contrarrestaría los efectos perniciosos de la apatía que por tantos
años ha distinguido a esa parte de la población mexicana que no accede a
unas condiciones de vida y bienestar por entero dignas, pero que le permiten,
mediante la activación de ciertas preferencias adaptativas sobreponerse a la
precariedad bajo la cual trascurre su vida (Ayala, 2010, pp.174-176). En 1776,
Adam Smith, el padre de la economía liberal moderna, defendió que ninguna
sociedad puede ser próspera y feliz si sus miembros no se empeñan, primero,
en mejorar su propia condición. De ahí que resulte necio creer que los demás
por mera convicción se ocupen de los problemas de los infortunados. Escapar
de los vicios que nos ha legado nuestro Ogro filantrópico no ha sido una tarea
fácil y, al día de hoy, aún pagamos el costo social que ello involucra.
s ,A FORMACIØN PARA implicarnos con el otro es un imperativo para una sociedad
formada por el mosaico cultural que nos distingue. Entre el México profundo y
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¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA CIUDADANÍA FUERTE EN NUESTRA DEMOCRACIA LIBERAL?
el aparente como lo calificó Guillermo Bonfil, se libra aún la batalla interna por el
reconocimiento de la identidad del otro. La implicación que proponemos no
se deriva de lo que definimos como respeto activo, sino como una vía para su
complementación y enriquecimiento.
Referencias bibliográficas
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
1. Una de las características centrales de porqué la ciudadanía es hoy uno de los conceptos de mayor dis-
cusión en la filosofía política, es debido a que la estabilidad de la democracia depende de las cualidades
y actitud de los ciudadanos, ya que en una sociedad democrática los ciudadanos son los protagonistas.
Pues “el vigor y la estabilidad de una democracia moderna no depende solamente de la justicia de su
«estructura básica» sino también de las cualidades y actitudes de sus ciudadanos. Por ejemplo, su sen-
timiento de identidad y su percepción de las formas potencialmente conflictivas de identidad nacional,
regional, étnica o religiosa; su capacidad de tolerar y trabajar conjuntamente con individuos diferentes; su
deseo de participar en el proceso político con el propósito de promover el bien público y sostener autori-
dades controlables; su disposición a autolimitarse y ejercer la responsabilidad personal en sus reclamos
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Sentidos de la ciudadanía
Al interior de la filosofía política se presentan hoy por hoy tres teorías hegemónicas
que implican cada una de ellas un sentido sobre la ciudadanía. Estas concepciones
son la filosofía política republicana, liberal y comunitarista. Desde cada una de
estas teorías se hace énfasis en un aspecto significativo de lo que a manera general
es posible considerar que es un ciudadano. Si un ciudadano es quien pertenece y
participa de una comunidad política y por lo cual se adquieren unos deberes y obli-
gaciones, entonces, es posible afirmar que el republicanismo resalta el sentido de
participación. El liberalismo, por su parte, los derechos que gozan los ciudadanos,
y el comunitarismo el sentido de identidad y pertenencia. Claro está que estas tres
económicos, así como en las decisiones que afectan a su salud y al medio ambiente. Si faltan ciuda-
danos que posean estas cualidades, las democracias se vuelven difíciles de gobernar e incluso inestables”
(Kymlicka y Norman, 1994, p.6).
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
Sentido republicano
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
...una virtud para hombres y mujeres que quieren vivir con dignidad y, sabiendo
que no se puede vivir dignamente en una comunidad corrupta, hacen lo que
pueden y cuando pueden para servir a la libertad común: ejercen su profesión
a conciencia, sin obtener ventajas ilícitas ni aprovecharse de la necesidad
o debilidad de los demás; su vida familiar se basa en el respeto mutuo, de modo
que su casa se parece más a una pequeña república que a una monarquía o una
congregación de desconocidos unida por el interés o la televisión; cumplen sus
deberes cívicos, pero no son dóciles; son capaces de movilizarse con el fin de
impedir que se apruebe una ley injusta o presionar a los gobernantes para que
afronten los problemas de interés común; participan en asociaciones de dis-
tinta clase (profesionales, deportivas, culturales, políticas y religiosas); siguen
los acontecimientos de la política nacional e internacional; quieren comprender
y no ser guiados o adoctrinados, y desean conocer y discutir la historia de la repú-
blica, así como reflexionar sobre la memoria histórica (Bobbio y Viroli, 2002,
pp.15-16).
124
LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
ricio Viroli y Philip Pettit, historiadores como John Pocock (1960, 1975, 1985) y
Quentin Skinner (1978, 1998), quienes permiten concebir una ciudadanía repu-
blicana moderna que se piensa desde la participación como compromiso virtuoso
cívico en la esfera pública, sin perder de vista la autonomía individual, gracias a la
garantía de la libertad como no-dominación.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
Pienso, sin embargo, que no se debe dejar pasar por alto que es válido apelar al
ejercicio de la virtud cívica para el buen funcionamiento de una ciudadanía capaz
de romper con la apatía y la indiferencia a la que pueda llevar una democracia
representativa, donde los ciudadanos no son los protagonistas, sino sus repre-
sentantes. En este sentido, cabe resaltar el papel de una democracia participa-
tiva o radical donde los ciudadanos participan del gobernar y del ser gobernados,
actitud propia del ciudadano expuesta por Aristóteles y donde las virtudes juegan
un papel fundamental. El problema, como bien lo señalan Bobbio o Habermas, es
hacer depender el buen funcionamiento o la estabilidad del Estado y sus institu-
ciones solamente de las virtudes de los ciudadanos. Sin lugar a dudas, es necesaria
una constitución que permita promover normas que garanticen la estabilidad y el
buen funcionamiento del orden social, como también la práctica de virtudes polí-
ticas propias de ciudadanos libres e iguales. Un problema que no logra abordar
el republicanismo, es si los ciudadanos gozan de las capacidades que les permitan
alcanzar un nivel de participación en la administración, la legislación y la delibe-
ración, pues ciertas condiciones como la pobreza, la exclusión social, la ausencia
de libertades de participación y expresión no permiten que se realice este ideal de
ciudadano.
Sentido liberal
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
3. Una sociedad democrática es una forma de comunidad política donde los ciudadanos se reconocen
como libres e iguales y participan en la toma de decisiones de la vida pública. Ya desde Aristóteles, que no
fue un defensor del sistema democrático, distinguía a la democracia como un régimen político que con-
tribuye a la libertad fundada en la igualdad: “El fundamento básico del sistema democrático es la libertad
(pues esto suelen decir, en la idea de que sólo en este régimen se participa de libertad, pues éste es, como
dicen, el objetivo al que tiende toda democracia). Una característica de la libertad es gobernar y ser gober-
nado por turno. De hecho la justicia democrática consiste en tener lo mismo según el número y no según
el mérito, y siendo esto lo justo, la muchedumbre forzosamente debe ser soberana, y lo que apruebe la
mayoría, eso tiene que ser el fin y lo justo [...] Otra característica es vivir como se quiere; pues dicen que
esto es obra de la libertad, si precisamente es propio del esclavo vivir como no quiere. Este es, pues, un
segundo elemento definidor de la democracia, y de ahí vino el no ser gobernado preferentemente por
nadie, y si no es posible, por turno. Y de esta manera se contribuye a la libertad fundada en la igualdad”
(Aristóteles, Política, Libro VI 2, 1317b-5). Así, pues, desde el pensamiento político griego la libertad y la
igualdad se perciben como fundamentos que identifican y constituyen a la democracia. De tal manera que
Alexis de Tocqueville, en 1840, expone como ideal para realizar en las sociedades democráticas la libertad
y la igualdad, en tanto que “los hombres serán perfectamente libres porque serán enteramente iguales, y
serán perfectamente iguales porque serán enteramente libres. Éste es el ideal que busca realizar los pue-
blos democráticos” (2002, p.123). Se percibe, entonces, que la libertad y la igualdad son dos valores que
se complementan al interior de las sociedades democráticas, constituyéndose en su deber-ser. El estatus
de ciudadano se adquiere al pertenecer a una comunidad política, con independencia del modo interno de
organización del poder político o del Estado; es decir, se puede ser ciudadano en un Estado monárquico,
porque se pertenece a esa forma de comunidad política y por ende se adquieren unos derechos y obliga-
ciones. Pero, cuando se habla de ciudadanía democrática se entiende que la legitimidad y organización
del poder político se encuentra en la ciudadanía que conforman dicha comunidad política, para ello los
ciudadanos se conciben como libres e iguales.
130
LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
ción frente a las actuaciones estatales que vayan más allá de las reservas legales
de intervención. Los derechos subjetivos son derechos negativos que garan-
tizan un ámbito de elección dentro del cual las personas jurídicas están libres
de coacciones externas. Los derechos políticos tienen esa misma estructura:
otorgan a los ciudadanos la posibilidad de hacer valer sus intereses privados de
modo que éstos puedan agregarse con otros intereses privados para configurar
una voluntad política que influya de manera efectiva en la administración
mediante la celebración de elecciones, la composición de las cámaras
parlamentarias y la formación del gobierno. De este modo, los ciudadanos en
su papel de ciudadanos políticos controlan si el poder del Estado se ejerce en
interés de los ciudadanos en tanto sujetos privados (Habermas, 1999, p.233).
131
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
manera que cada uno pueda razonablemente esperar que los demás acepten como
consistentes con los valores de libertad e igualdad.4
4. Éste es un aspecto valioso para la elaboración de una teoría de la ciudadanía que debe ser profundi-
zado, por ahora simplemente lo señalo y no profundizo en él pues desborda los límites de este ensayo.
5. El ensayo de T.H. Marshall es una conferencia pronunciada en Cambridge en 1949. Véase: Marshall (en
Marshall y Bottomore, 1992), seguiré esta versión.
133
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Cada uno de estos tres elementos o derechos de la ciudadanía, para seguir con el
lenguaje de Marshall, se configuró en un período distinto. Los derechos civiles se
ubican históricamente en el siglo XVIII, los derechos políticos en el siglo XIX y los
sociales en el XX. La conquista de los derechos civiles no es otra cosa que la expre-
sión de la conquista de la libertad individual, pues las libertades conquistadas
como libertad de pensamiento, conciencia, expresión, entre otras, se convirtieron
en libertades del individuo como derechos. Así, plantea Marshall, libertad y ciu-
dadanía eran intercambiables, “cuando la libertad se hizo universal, la ciudadanía
pasó de institución local a institución nacional” (en Marshall y Bottomore, 1998,
p, 29). De esta manera para el siglo XIX la ciudadanía como expresión de dere-
chos civiles era universal, mientras que un derecho político como es el sufragio no
formaba parte de los derechos de ciudadanía, pues era un privilegio de una clase
económica reducida.
La ciudadanía para el siglo XIX, de todas maneras, no carecía del todo de
implicaciones políticas, ya que ningún ciudadano respetuoso y en su sano juicio
se le excluía del voto en razón de su estatus personal: “era libre de ganar dinero,
de ahorrarlo, de adquirir propiedades o alquilar una casa, así como de disfrutar
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
todo derecho político vinculado a esos logros económicos. Sus derechos civiles
le facultaban para hacerlo, y la reforma electoral se lo facilitaba cada vez más”
(en Marshall y Bottomore, 1998, p.30), sin embargo, los derechos políticos no se
reconocieron universalmente, sino hasta inicios del siglo XX cuando se aprobó el
sufragio para “todos los hombres”.
Los derechos sociales como el derecho al trabajo, a una renta real, a vivienda,
salud, educación, entre otros, buscan luchar contra las desigualdades sociales
y la pobreza al interior de la sociedad. Los derechos sociales no son otra cosa
que el deber social emprendido por una comunidad para mejorarse y civilizarse,
para velar por la salud de la sociedad gracias al bienestar que alcanzan sus miem-
bros. Por esta razón, Marshall afirma que “el aumento de la educación elemental
durante el siglo XIX fue el primer paso decisivo en el camino que iba a conducir
al reconocimiento de los derechos sociales de la ciudadanía en el siglo XX” (en
Marshall y Bottomore, 1998, p.35), pues la educación es para este autor el requi-
sito previo imprescindible de la libertad civil y medio indiscutible para que los ciu-
dadanos reconozcan sus derechos sociales. Los derechos sociales son importantes
porque buscan un enriquecimiento general de la vida civilizada, una reducción de
las situaciones de riesgo e inseguridad que pueda vivir la ciudadanía, una iguala-
ción entre los menos y más aventajados en la lotería natural.
Demandas de la ciudadanía
135
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
6. Para profundizar sobre el tema de la ciudadanía y la igualdad véase mi ensayo: Urquijo (2004).
136
LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
Por otra parte, si se quieren analizar y evaluar los derechos de los ciudadanos no
se puede dejar de lado la diversidad de los orígenes de los derechos y las caracte-
rísticas propias de la ciudadanía moderna que desconoce el análisis de Marshall:
137
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Por último cabe resaltar que analizar la ciudadanía estrictamente en clave de dere-
chos no garantiza que los ciudadanos tengan las capacidades reales para ejercer
tales derechos, ni siquiera el aumento de los derechos sociales garantiza la calidad
de la ciudadanía que puedan vivir algunos ciudadanos o un grupo mayoritario de
ciudadanos:
Los derechos no dejan de ser cartas en papel hasta que los ciudadanos no
demanden su realización ante las distintas instituciones de la sociedad, como
podría ser el Estado. Sin embargo, para ello es necesario el desarrollo de la capa-
cidad corporal, mental, social, de singularidad y agencia de los ciudadanos que
les garanticen una libertad real para alcanzar dichas demandas. Desde la teoría
de las capacidades humanas que se inserta en los planteamientos esbozados tanto
por Amartya Sen como por Martha Nussbaum y complementando su posición es
posible señalar que la “capacidad corporal” se constituye por los funcionamientos
de un ciudadano al estar alimentado, vestido, tener salud, cobijo, movilidad, no
padecer enfermedades evitables, ni mortalidad prematura; así como estar libre de
sufrimiento físico y agresiones corporales. La “capacidad mental” la conforman
los funcionamientos de percibir, imaginar, razonar, juzgar, decidir de forma autó-
138
LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
noma, ser capaz de disfrutar del placer de la salud física, el arte, la naturaleza y la
bondad moral. La “capacidad social” se asienta en funcionamientos como ser capaz
de establecer relaciones personales de familia y amistad, la participación en la vida
social y las relaciones ecológicas de la comunidad. La “capacidad de singularidad”
se establece por funcionamientos como ser capaz de elegir la propia vida en lo
referente a la identidad, la amistad, la sexualidad, el matrimonio, la paternidad, el
empleo y, en general, nuestra propia concepción de la vida buena. La “capacidad
de agencia” que se establece por los funcionamientos de un ciudadano al actuar y
provocar cambios e impactar en el mundo, y cuyos logros pueden juzgarse en fun-
ción de sus propios valores y objetivos.7 Estas capacidades son fundamentales para
la realización de un ideal de ciudadanía, deben ser tenidas en cuenta y constituirse
en demandas políticas si se quiere una sociedad de ciudadanos libres e iguales.
Estas capacidades se conciben como mínimos morales que los ciudadanos tienen
derecho a exigir a sus gobiernos para fortalecer su libertad y dignidad.8
7. Dejo claridad que al señalar unas capacidades como centralmente importantes me distancio de la pers-
pectiva de Sen sobre su enfoque, ya que él no ve unas capacidades como centralmente importantes, por
otra parte existe una diferencia significativa con la posición de Sen, pues él denomina su propuesta como
“Capability Approach”, mientras que mi propuesta la denomino “la teoría de las capacidades humanas”,
más acorde con los desarrollos de Nussbaum. Pero me diferencio de ésta pues no ve a la agencia como
una capacidad, asimismo tampoco asumo toda su lista de capacidades. Para ampliar esta discusión
véase mi tesis doctoral: Urquijo (2007).
8. Para las sociedades democráticas fundadas en Estados democráticos sociales de derecho se cons-
tituye en una demanda moral y política permitir el desarrollo de las capacidades de los ciudadanos si se
quiere una sociedad libre. Aquí representa un papel central la democracia participativa, pues el debate
público y la participación social son fundamentales para la elaboración de la política económica y social
que evite la privación de las capacidades para funcionar como la pobreza, el hambre y la carencia de
medios de subsistencia. Sen refiriéndose al papel central que debe jugar la democracia advierte que si
una sociedad vive en privaciones económicas, algunos podrían pensar ¿por qué preocuparse por las
libertades políticas si hay cosas tan graves como las acuciantes necesidades económicas? ¿Qué es
lo primero que hay que hacer? ¿Erradicar la pobreza o garantizar las libertades políticas y los derechos
humanos que de poco les sirven a los pobres? Desde la perspectiva del desarrollo de la ciudadanía en
clave de capacidades las libertades políticas pueden contribuir de manera extraordinaria a dar incentivos
y a suministrar información para solucionar las necesidades económicas. La conceptualización de las
necesidades económicas depende fundamentalmente de las discusiones y debates públicos que realizan
los ciudadanos, cuya garantía requiere la asistencia en las libertades políticas y de los derechos humanos
básicos. Así, se pueden establecer dos consideraciones que nos indican la primacía general de los dere-
chos políticos: 1) su importancia directa en la vida humana relacionada con las capacidades básicas, y 2)
su papel instrumental y constructivo en la mejora de las posibilidades y necesidades de los ciudadanos
para expresar y defender sus demandas políticas y económicas. El papel instrumental de los derechos
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Sentido comunitarista
políticos y entre ellos el poder elegir democráticamente es central, pues Sen muestra que nunca ha habido
grandes hambrunas en ningún país independiente que tuviera un sistema democrático, donde se cele-
bren elecciones con regularidad, que se tengan partidos de oposición para expresar las críticas y que se
permita que la prensa informe libremente y ponga en cuestión el acierto de las medidas de los gobiernos
sin una censura general. Además, tenemos razones para valorar los derechos humanos y las libertades
de expresión y de acción en nuestra vida, ya que somos seres sociales y valoramos la libre participación
en las actividades políticas y sociales. La formación de nuestros valores requiere la posibilidad de comuni-
carnos y de debatir los argumentos, y las libertades políticas y los derechos humanos son fundamentales
para este proceso. Así como para expresar públicamente lo que valoramos y para exigir que se le preste
atención, necesitamos tener libertad de expresión y poder elegir democráticamente. Las libertades polí-
ticas ejercidas a través de una democracia participativa aumentan las probabilidades no sólo de que los
poderes públicos respondan a las necesidades económicas, sino también de que la propia conceptuali-
zación de las necesidades económicas requiere el ejercicio de las libertades políticas. Para saber cuáles
son las necesidades económicas es necesario el debate y el intercambio de ideas. Por esta razón Sen
nos dice que “los derechos políticos y humanos, sobre todo los que garantizan la discusión, el debate, la
crítica y la disensión abierta, son fundamentales para los procesos de decisión documentada y reflexio-
nada. Estos procesos son cruciales para la formación de los valores y para las prioridades” (1999, p.152).
Por otra parte, una democracia participativa tiene especial éxito en la prevención de los desastres que
son fáciles de comprender y en los que la solidaridad puede ser inmediata. Y puede ser de mucha ayuda
en problemas de desigualdad entre los sexos, el analfabetismo, las hambrunas, entre otros. Por ejemplo,
una política abierta y de oposición de un país con democracia participativa tiende a obligar al gobierno de
turno a tomar medidas a tiempo y eficaces para prevenir las hambrunas, algo que no ocurre en sistemas
no democráticos. La democracia participativa, en últimas, tiene que concebirse como una de las vías que
expresa y desarrolla las capacidades para funcionar de los ciudadanos para alcanzar aquello que valoran.
140
LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
la que pertenece, pues a ella debe su identidad. Esta comunidad le permite tener
una concepción del bien y a la cual debe lealtad y compromiso. Así, el ciudadano
más que un sujeto de derechos como lo pregona el liberalismo, es un integrante
de una comunidad.9
El comunitarismo, en últimas, critica al individualismo que tiene en el liberalismo
su mejor expresión. En este sentido, el origen del individualismo está en el libera-
lismo clásico que se asocia con Hobbes, Locke, Adam Smith, J.S. Mill y en los liberales
modernos como Rawls, Dworkin y Nagel. Para los comunitaristas lo que define cla-
ramente al liberalismo es su individualismo, y ello consiste en que abraza al individuo
como el fin de la sociedad y el Estado. Para los individualistas una sociedad florece
cuando a los individuos se les garantizan el máximo de autonomía posible, por esta
razón sostienen la primacía de los derechos individuales sin otorgar valor a la vida
en comunidad y al bien común.
9. Los autores relevantes en esta tradición son MacIntyre (1987), Walzer (1993), Taylor (1997), Etzioni
(1999), entre otros.
141
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
que, más que la maximización de orden o autonomía, lo que una buena sociedad
requiere es un equilibrio cuidadosamente mantenido entre uno y otra” (1999,
p.24). Desde esta perspectiva hay un profundo interés por los derechos indivi-
duales, la individualidad y la autonomía que son conceptos que defienden los libe-
rales y, por otro lado, el orden social virtud fundamental para el comunitarismo
defendido por Etzioni. En este sentido la mejor frase que sintetiza su propuesta es
“la libertad individual requiere de una comunidad” (Etzioni, 1993, p.15), es decir,
los ciudadanos no existen al margen de los contextos sociales particulares y descri-
birlos como agentes en libertad absoluta es un error. Somos animales sociales y nos
pertenecemos recíprocamente (Etzioni, 1993, p.25).
La teoría de la ciudadanía propuesta por Etzioni ve la necesidad de un orden
social, de lo contrario nos veremos abocados a la anarquía, a la delincuencia o la
guerra. Es necesario un orden social que tiene como razón de ser un conjunto de
valores compartidos que enseñan a los ciudadanos a respetar. Pero esto en ningún
momento quiere decir que los ciudadanos no cuestionen, desafíen o transformen
este orden social. Esto es, una buena ciudadanía requiere un orden coherente con
los compromisos morales de sus miembros. Ya que cualquier orden social por sí
mismo no constituye una buena ciudadanía.
El orden social que promueve Etzioni es un orden moral voluntario, que se
construye a través de medios normativos como la educación, el consenso, la pre-
sión de los pares, las voces morales de la comunidad. Y para que ello ocurra es
necesario que los miembros de la comunidad compartan un compromiso con un
conjunto de valores nucleares.
La autonomía propia de una ciudadanía comunitaria se construye socialmente
y se encuentra íntimamente ligada al ciudadano, ya que ésta se constituye social-
mente y lleva siempre consigo una gran carga cultural, de influencias sociales,
morales y de muchas otras índoles. En este sentido, la autonomía se percibe como
un atributo social, “atributo de una sociedad que proporciona oportunidades
estructuradas y legitimación a la expresión individual y de subgrupos acerca de
sus valores, necesidades y preferencias particulares” (Etzioni, 1993, p.44). Esto
quiere decir que la autonomía lejos de carecer de límites, tiene que estar contex-
tualizada dentro de un tejido social de vínculos y valores y ese tejido social lejos de
disminuir la individualidad, la sostiene, la alimenta y la permite.
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
siva, que no pretende ser oficial, sino efectiva, porque “ciudadano es el que es su
propio señor junto a sus iguales en el seno de la comunidad. No sólo aquel al que
la comunidad política se lo reconoce oficialmente, sino el que lo es efectivamente
porque comparte la vida social económica y política de la comunidad” (Cortina,
2002, p.267).
Esto es lo que significa analizar la ciudadanía ya no simplemente como per-
tenencia a una comunidad política donde se adquieren derechos y deberes,
sino desde la capacidad de autodeterminación, de actuar y provocar cambios y
cuyos logros pueden juzgarse en función de sus propios valores y objetivos. La
concepción de ciudadano como aquel que es su propio señor se expresa de una
mejor manera cuando se reconoce que un ciudadano es quien tiene capacidad de
agencia. Esta manera de concebir al ciudadano es un ámbito de comprensión que
complementa el sentido liberal, republicano y comunitarista. Y permite llevar el
análisis de un espacio formal a uno real. Como también, el elaborado por Cortina
al referirse al ciudadano como su propio señor. Luego, pensar la ciudadanía debe
llevarnos a indagar por la capacidad de agencia que complementa el concepto
formal de ciudadanía.
La capacidad de agencia
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LA CIUDADANÍA ECONÓMICA DE LOS INMIGRANTES
¿Qué significa ciudadanía económica dentro de lo que quiera decir “ser ciuda-
dano”? Si nos atenemos a la exposición de Adela Cortina en su libro Ciudadanos
del mundo (1997), entre los diversos sentidos y usos de la noción de ciudadanía se
encuentra el de ciudadanía económica. Pues precisamente de ese aspecto es del
que queremos tratar en este contexto y, además, aplicado a los inmigrantes.
En primer lugar, debemos preguntarnos si se puede hablar con pleno sentido
de ciudadanía económica y qué significa realmente tal cosa, qué tipo de noción es
ese híbrido. Y, en segundo lugar, pensar la ciudadanía económica en la situación
concreta de los inmigrantes.
Normalmente la ciudadanía se entiende como una noción ético-política, y por
eso a mucha gente le extraña de entrada que se hable de ciudadanía económica.
Se suele dar por sentado que es imposible combinar la ciudadanía (las exigen-
cias etico-políticas) con el ámbito económico, de tal manera que muchas veces
se interpreta la situación actual expresando la convicción de que lo económico
ha vencido a lo político; lo cual lleva implícito, al parecer, el supuesto siguiente:
el de que lo político de por sí es bueno y lo malo es lo económico. Este supuesto
implícito opera en el consciente o en el inconsciente individual y colectivo de una
época determinada (¡en su imaginario!), funcionando como canon axiológico a
la hora de ordenar nuestros espacios de interpretación de la realidad social. Pero,
entonces, ¿qué sentido tendría hablar de ciudadanía económica? Más bien habría
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representa el 11% de la población total del país. Por otra parte, el número de
nacidos en el extranjero que vive en España creció a lo largo de doce años (1996-
2007) de un 1% hasta 10% aproximadamente, según el Instituto Nacional de Esta-
dística.
Algunos factores que han guiado o impulsado esta tendencia son: 1) la instau-
ración de la democracia, 2) el rápido crecimiento económico impulsado por la
incorporación en 1986 de España al Mercado Común Europeo, 3) la laxa aplica-
ción de las leyes de inmigración, 4) los estrechos lazos culturales y lingüísticos con
América Latina (aunque España es destino preferente también de inmigrantes
africanos, sobre todo de Marruecos), y 6) la ampliación de la Unión Europea de
quince a veinticinco integrantes en 2004 y a veintisiete en 2007; ello ha contri-
buido con un importante aumento de los inmigrantes de los doce nuevos países
llamados neocomunitarios.
Pero lo decisivo es que estos flujos migratorios han tenido un significativo
impacto en el mercado laboral español y en las otras instituciones socioeconómicas
encargadas de desarrollar las políticas de protección social. Porque la inmigración en
España ha sido principalmente económica y ha influido positivamente en el
crecimiento del producto interno bruto (PIB) entre 1995 y 2007, a pesar de que no
haya contribuido a mejorar la productividad (Lacuesta y Puente, 2009, pp.25-48).
Veamos pues, esas instituciones económicas modernas en las que ejercen su pecu-
liar ciudadanía económica los inmigrantes, junto con todos los demás ciudadanos:
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
A estas cuatro instituciones habría que añadir todavía alguna otra como la opinión
pública, que se expresa a través de los cada vez más influyentes medios de comu-
nicación, y que a su vez, son empresas cada vez más multimedia y mundializadas.
En todas estas instituciones económicas es donde se lleva a cabo nuestra auto-
nomía y pertenencia; es decir, los principales aspectos de la ciudadanía moderna;
también la de los inmigrantes.
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
mica (Cortina, 2002), también en el caso de los inmigrantes, para quienes se han
llegado a crear marcas propias que les resulten más atractivas. Esto constituye otra
forma de elegir y votar.
En tercer lugar, somos ahorradores o no ahorradores (gastadores). De acuerdo
con el momento y hasta la época, unas veces se ha estimulado el ahorro y otras el
gasto, incluso hasta gastar lo que no se tiene. Según los vaivenes de la actividad
económica, se estimula el gasto o el ahorro mediante una serie de incentivos en
una dirección u otra. Ahora bien, en cualquier caso, tanto el ahorro como el gasto
son expresiones básicas del ejercicio de la ciudadanía económica, en las que ni
gozamos de una soberanía absoluta, ni tampoco estamos sometidos a una coer-
ción imperiosa, sino que somos condicionados por las necesidades de vida y los
incentivos. Pero, sea como fuere, en este ámbito podemos desarrollar más o menos
–como siempre en la vida– la dimensión económica de la ciudadanía. Y es éste un
aspecto sumamente relevante en el caso de los inmigrantes, como muestra el fenó-
meno de las remesas (Informe Anual..., 2008, pp.60-76), que son el fruto del ahorro.
Las remesas constituyen un potente factor de desarrollo, por cuanto posibilitan
el ahorro, el consumo y la inversión. De hecho, hasta algunos medios de comu-
nicación recogieron la siguiente noticia: Se intensifica la batalla por el ahorro de
los inmigrantes. Por tanto, a mi juicio, en este ámbito todavía cabría promocionar
los posibles microcréditos específicos que constituyen una vía muy eficiente para
superar la exclusión financiera (Fuertes y Chowdhury, 2009, pp. 235-262).
En cuarto lugar, somos potenciales inversores y cada vez más. En efecto, se ha
hecho habitual recibir por cualquier medio de comunicación las más variopintas
invitaciones de las entidades financieras para que cada cual invierta aquello de
lo que disponga. Se ha extendido la promoción de la inversión mediante los más
variados reclamos de ganancia, desgravación, ventajas fiscales u ofertas y regalos.
Este impulso ha alcanzado a los pequeños inversores y a los inmigrantes. Lo impor-
tante en este campo de la inversión consiste en saber ejercer la autonomía en
relación con los propios ahorros para dedicarlos a la inversión. Hay que ser cons-
cientes de que los ahorradores son los potenciales inversores y que esa inversión es
un aspecto de la ciudadanía económica, en la medida en que puedes elegir entre
invertir o no y, en el caso de invertir, entre las diversas posibilidades de inversión.
Por ejemplo, invertir en los fondos convencionales o en fondos éticos, en fondos
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EL CIUDADANO COMO AGENTE
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN
EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA
CANAL 6 DE JULIO
Esta primera parte, el ensayo pretende dar cuenta de una confluencia de tres ele-
mentos que son fundamentales para la creación de historias en cualquier sociedad:
1) una necesidad, 2) una tecnología vinculada a la necesidad y 3) una forma narra-
tiva que, usando dicha tecnología, intente satisfacer la necesidad social (Altman,
1999).
En este caso, la necesidad social es la búsqueda del cambio democrático mexi-
cano iniciado en 1988, surgida de una elección disputada y fraudulenta que dio
por ganador a Carlos Salinas de Gortari. La tecnología vinculada a esta necesidad
fue, sin duda alguna, el video. La forma narrativa propuesta fue el documental de
corte político, emprendido por Carlos Mendoza y un equipo de colaboradores, que
darían lugar a la productora Canal 6 de julio. El nombre es el recordatorio perma-
nente de ese día de 1988 en el que la televisión mintió al anunciar como triunfador
a Salinas de Gortari.
Se puede decir que el trabajo de Mendoza hace eco de una larga tradición en
Latinoamérica, como es el documental de corte social. El compromiso reflexivo de
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
este tipo de trabajos está presente en grupos como Cine Liberación, el Tercer Cine,
el Cine de la Base, el Cinema Novo brasileño y el Cine Revolucionario cubano.
Nombres como el de Octavio Getino, Raymundo Gleyzer, Pino Solanas y Santiago
Álvarez pueden ser evocados a través de estos esfuerzos por hacer del cine una
herramienta antiimperialista, una forma de liberar al pueblo oprimido; necesidad
social que encontró en el documental cinematográfico su vehículo de expresión
para el momento sociohistórico en el que surgieron.
En otros países y bajo otros contextos también ha existido la necesidad de
vincular al cine con su dimensión política, lo que lo volvió un mecanismo repre-
sentacional muy poderoso. Como bien lo señala Jean Louis Comolli:
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
convivir con el megacorporativismo sin problemas. Esta disparidad tiene eco en las
prácticas informativas y comunicativas, por lo que la participación ciudadana de
los mecanismos de producción mediática es casi nula.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
1. Ofrezco la traducción de los fragmentos en inglés (la traducción es mía): Los artistas y activistas con-
temporáneos de Latinoamérica siguen apropiándose del documental como un instrumento de explora-
ción cultural, de definición de la identidad nacional, de cuestionamiento epistemológico y de transformación
social y política. El documental provee una fuente de “contrainformación” para aquéllos sin acceso a las
estructuras hegemónicas de la comunicación y las noticias mundiales; un medio para reconstruir eventos
históricos y poner en duda interpretaciones elitistas y hegemónicas del pasado; un modo de develar,
preservar y utilizar el testimonio de individuos y grupos que, de otro modo no tendrían forma de registrar
sus experiencias. Un instrumento para capturar la diferencia cultural y explorar la compleja relación de uno
con lo diverso, del mismo modo que sucede entre las sociedades; y, finalmente, un medio para consolidar
identificaciones culturales, divisiones sociales, sistemas de creencias políticas y agendas ideológicas.
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
Si el historiador del futuro tuviera que caracterizar con un solo rasgo al documental
de las últimas dos, casi tres, décadas, la irrupción de la primera persona como
elemento privilegiado de enunciación sin duda sería el más conspicuo y defini-
torio [...] Entre lo público y lo privado: identidad, familia y memoria / Nuevas
(y viejas) luchas, nuevos (y viejos) lenguajes: el documental político (Ortega,
2007).
Creo que hay una metamorfosis del documental en América Latina. Hay algo
nuevo que ha ocurrido en estos últimos años. Yo le he dado el título general de
desideologización del documental. Creo que el documental en América Latina
ha perdido una parte de sus características de fuerte compromiso político que ha
tenido en los años sesenta y setenta (2010).
El trabajo de Mendoza en los años ochenta, noventa y hasta el día de hoy con-
serva esta potencia ideológica y su compromiso político, trabaja con materiales
históricos y evita la entrada de la subjetividad como temática preponderante en su
narrativa. Se sigue tratando de lo mismo, de mostrar que los procesos de cambio,
modernización y democratización en México son proyectos inacabados, aletar-
gados o negados por las clases dirigentes y económicamente poderosas.
Mientras la tendencia se mueve hacia las formas subjetivas de la narración
documental, hacia la experimentación, el videoarte, el documental para museo
(como si de una pieza de arte contemporáneo se tratara), el trabajo de Mendoza y
sus colaboradores continúa con la reflexión sobre las miradas elitistas del pasado
y busca deconstruirlas, desestructurarlas. Labor nada simple si se piensa en las
condiciones que suele producir Canal 6 de julio.
Crear una memoria audiovisual del país en las últimas dos décadas es resultado
de un trabajo sistemático, hecho desde un sitio marginal de la representación de la
sociedad, opuesta a las visiones editorializadas, desde el Estado, y ofrecidas por las
televisoras. La cuestión es que es una producción documental íntimamente ligada
a estas formas del discurso de la sobriedad creadas desde sitios hegemónicos. El
trabajo de Mendoza es una confrontación constante a las formas de operar la
agenda de los medios, coludidos con el gobierno.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Los documentales no son una visión simple de la realidad social del país,
intentan comentar, cuestionar y minar el trabajo de construcción de las represen-
taciones oficiales. Tiene un componente transgresor al tiempo que reinstaura la
posibilidad de abordar el pasado y el presente político desde otro punto de vista.
Por eso, a pesar de su aparente rol minoritario y marginal es muy potente.
Teflon sees hope, however, in the diffusion of low-end technologies, which des-
troy the barriers to entry erected by more corporate media.
Media piracy, then, is a high-stakes affair of global proportions, manufacturing
sanctuaries from the privatization of public culture by democratizing the means
of production, now refashioned as a mode of information and image making.
It is not the same thing as postmodernism, although they share some formal
strategies. If postmodernist documentary appropriates images for deconstruc-
tion, pirate media appropriate both images and technologies, infiltrating old
spaces and producing new spaces, consuming and producing, deconstructing
and reconstructing. It moves between history and the future in a double move,
as exemplified by pirate radio broadcasts (Zimmermann, 2000, p.157).2
2. Teflon ve, de cualquier modo, esperanza en la difusión de tecnologías de bajo coste, pues destruye
las barreras erigidas para obstaculizar la entrada a los medios corporativos. La piratería mediática es un
asunto riesgoso de proporciones globales, crea santuarios en los que evita la privatización de la cultura
popular al democratizar los medios de producción, ahora reconstituidos como modos de información
y creación de imágenes. La piratería mediática no es lo mismo que el posmodernismo, a pesar de que
comparten ciertas estrategias formales. Si el documental posmoderno se apropia de imágenes para su
deconstrucción, la piratería mediática se apropia de imágenes y tecnología por igual, infiltra viejos espa-
cios y produce unos nuevos; consume y produce, deconstruye y reconstruye. Se mueve entre la historia y
el futuro en un doble movimiento como lo hiciera ejemplarmente la transmisión de radios pirata.
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DZ: ¿Cuál sería el curso o la tradición del documental en México o si pudiéramos hablar de
América Latina? ¿tú sientes que hay aquí algún filo temático o cultural?
CM: Yo creo que hay una especie de conexión histórica del documental latinoa-
mericano con las ciencias sociales y me parece que es, como te decía, regional la
historia del documental y el desarrollo de México en el documental.
Pienso que en México responde a una piedra angular como es el trabajo de
Salvador Toscano. Me parece que es mucho más fuerte esa tradición que otras
en el ámbito del documental mexicano sin descalificar las otras. Me parece que
deben de convivir, pero en la historia del documental mexicano sí está presente
esa historia desde Gabriel Veyre que viene enviado por los Lumière, a hacer el
negocio del cinematógrafo, hasta Eduardo López Areche. Luego hay un periodo
muy oscuro, inducido. Nos echaron al foso de los cocodrilos unos años porque el
documental es mal visto. Y me parece que resurge, aunque la orientación guberna-
mental quiere auspiciar otro tipo de documental, sigue habiendo una fuerza, una
vertiente muy fuerte que es la de lo social.
Aunque no se le abran espacios de financiamiento, aunque no le abran espa-
cios de exhibición, se hace y se hacen documentales muy interesantes sobre temas
verdaderamente sorprendentes. Aunque uno conozca sobre la realidad del país,
te sorprendes de ver documentales sobre temas que dices: “bueno yo no sabía
que eso era de esta magnitud”. Entonces creo que es una característica propia, que
las escuelas o las tradiciones inglesas en México no tienen un efecto como podrías
decir el impacto del cine de Hollywood, precisamente porque el documental es una
expresión todavía regional gracias a que no se trata de un modo de hacer cine
ligado a un esquema industrial.
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
DZ: Justo ahí en ese periodo que hablas del foso de los cocodrilos, el inicio de Canal 6 de julio.
Lo que dices de la forma artesanal de pasar las copias de mano en mano, ¿cómo ha sido la
transición del Canal 6 de Julio, de ese momento que era muy oscuro a ahora que tiene una
distribución oficial, la búsqueda del formato al DVD, la creación de la página, el armado del
equipo... ¿cómo ha sido todo ese paso del ’88 hacia acá, en medio de esta tradición?
CM: Bueno, ha sido un paso que yo creo que hemos dado legítimamente... digamos;
pero es el espectador, quien nos ha permitido sobrevivir. No es demagogia, es abso-
lutamente cierto.
Si no nos compraran copias no estarían ustedes aquí. Entonces, ése es un factor.
La tecnología ha contribuido un poco. Sin embargo, seguimos viviendo en una
paradoja que es inexplicable. En una sociedad de comienzos del siglo XXI traba-
jamos con tecnología digital en el siglo XXI y difundimos con tecnología del siglo
XI, con la imprenta de los chinos y de mano en mano. Esto es absurdo porque hay
cable, hay tantas opciones tecnológicas de mucha mayor cobertura, y seguimos
con el video de mano en mano porque sigue existiendo cierta exclusión, siguen
haciéndote a un lado. Ya no es tan fácil como en el ’88 pero siguen dificultándote
la existencia y, sobretodo, la distribución y la recuperación de lo que inviertes en
cada producto.
DZ: De esta idea primera del ’88, de trabajo contrainformativo cuyo enfoque político y elec-
toral era muy claro en un principio ¿cómo ha ido creciendo?
CM: Sí, digamos que se ha enriquecido mucho. De hecho te puedo decir que
estamos haciendo un trabajo –no sé si lo conoces– se titula “Que se haga la luz
sobre la huelga del SME” y tiene ese carácter contrainformativo. A lo mejor ya
más maduro, ya más reposado, pero es básicamente eso, un trabajo urgente para
decir: “esto está lleno de mentiras.” No descarto tampoco la posibilidad de abrir
un tema y de dedicarle cuatro o cinco años de estudio, de investigación, y decir:
“ahí va nuestra versión de los que pasó el 2 de octubre del ’68 o el 10 de junio en
San Cosme; de hacer ensayos más o menos complejos sobre la perversión de la vida
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
democrática en el país o temas de ese tipo. Yo creo que sí nos hemos ganado esa
diversidad.
DZ: Y la diversidad, por ejemplo, incluye temas que sí que son como temas de tradición
mexicana, como podrían ser las cuestiones de denuncia o de participación, pero entran
también las cuestiones ecológicas, humanistas...
CM: Digamos que ya llevamos atestiguando más de veinte años de embate neoli-
beral. Al final de cuentas, los fraudes electorales están originados de forma inter-
nacional, igual. Entonces, estamos encontrándonos con que hay nuevas formas de
expoliación y nuevas formas de agresión a la sociedad.
Yo estoy... bueno tú sabes que hemos hecho el trabajo sobre Zimapan, el tra-
bajo sobre el cerro de San Pedro, pero ahora mismo soy jurado del premio José
Rovirosa y estoy sorprendido de la cantidad de documentales sobre temas aná-
logos. Por ejemplo: la presa de La Parota en Guerrero, es interesantísimo el pro-
ceso; sobre las inundaciones en Tabasco en donde hay un serio argumento de que
se deben a un manejo negligente o malintencionado de la presa de Malpaso o, en
fin, otros temas que son agresiones a comunidades que estaban muy tranquilas
ahí, muy quitadas de la pena, y que les llegan a decir: te voy a poner un desecho de
basura tóxica, te voy a hacer una presa y te voy a arrasar de la faz de la tierra. Te voy
a poner una planta de no sé qué...que son los nuevos rostros de la agresión de estas
corporaciones que cuentan siempre con la bendición de estos gobiernos, pues cómo
llamarles, digamos neoliberales –podríamos ponerles calificativos peores pero neoli-
berales más o menos los definen– y que son, de pronto, el titular de la Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL), el que va a argumentar a favor de la empresa, o sea,
la defensa de la empresa la hace el propio gobierno. Entonces, bueno, ésta es una
nueva problemática que aunque no quisieras te llega a tocar a la puerta. Entonces,
yo por ejemplo... voy a contar una confidencia. A mí cuando se acerca gente de
Zimapan, pues resulta que mi madre era de Zimapan, Hidalgo –un pueblo olvi-
dado pero olvidado, olvidado–, y eso me motiva mucho para decir: “bueno hay que
hacer un documental sobre esto”.
Ahí había una razón sentimental, pero al rato resulta que ya el ése es un mil.
Ahora nos estaba buscando gente del sur poniente del Distrito Federal por el tema
de la vía que quieren construir, que parece ser una catástrofe ecológica en ciernes,
y la gente nos busca para decirnos: “oye ayúdanos a parar esto”, porque es una
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
agresión tras otra. Los gobiernos entendidos como bolsas de negocios, de negocios
de la índole que sea, aunque se mueran los niños envenenados de lo que sea... “no
importa, hay que hacer negocios y hay que favorecer estos intereses” y me parece
que es un asunto que va al alza, vamos a tener mucho más de esto en los próximos
años.
DZ: Digamos, eso sería, como en amplitud, los temas de la productora. Ahora, tú, como rea-
lizador dentro de este grupo, tu línea siempre ha sido más o menos consistente. ¿Cómo viene
a abordar este nuevo documental Como haiga sido?
CM: Mira, es un poco la vocación que tú mencionabas como la primera. Tardamos
mucho en ocuparnos de este tema porque –como todos los mexicanos– veíamos al
narco hace años como algo que nos es ajeno. Sabemos que hacen su negocio, pero
sabemos que los que no tenemos nada que ver con eso somos ajenos.
Sin embargo, el crecimiento y el manejo mediático tan insistente, la violencia
exacerbada que estamos viviendo, empieza a llamar la atención. Entonces, te
empiezas a acercar a ver qué es lo que realmente está pasando ahí, detrás de
ese discurso tan contradictorio del gobierno. Estaba leyendo una información:
el auge de la violencia viene a la par del aumento del gasto para combatirlo, es
una nota de la semana pasada... 83 mil millones de pesos, no sé cuánto, y cada
vez hay más violencia... y este discurso: sí vamos a seguir con el ejército en la calle
y todas estas tonterías que se han dicho a propósito de asesinatos viles. Entonces,
bueno, eso nos lleva a asomarnos a un tema que nos ha interesado –y creo que en
un futuro trabajo podríamos profundizar– que es la sospecha que hay un manejo
doloso de esta situación para otros fines. Ahora estamos comenzando a trabajar
sobre este gobierno del miedo; los medios asediándote, todo es para que te asustes,
tienes que estar asustado todo el tiempo, tienes que estar con miedo, tienes que
estar con agobio hasta de la lluvia. Si llueve y hay veinte casas destruidas o mil en
Monterrey, te las presentan como si fueran veinte mil. Entonces cuando va a llover
tú ya estás preocupado, cuando el cambio climático ya es que... Entonces, todo
el manejo de la información tiende a agobiar y, desde luego, el manejo de la vio-
lencia cotidiana. Yo no le encuentro ninguna lógica a que un grupo de narcotrafi-
cantes vaya y acribille, en una fiesta de Torreón, a gente... ¿qué beneficio pueden
tener, qué lógica tiene?
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Entonces estamos investigando esta vertiente que puede ser oscura, que puede
ser parte de provocaciones o de montajes deliberados para conseguir otros fines.
Cosa sobre la que me parece –desgraciadamente– sí hay muchos indicios de que
así sucede.
DZ: Hay algo que particularmente me gusta mucho: que aunque hagas tú como realizador
en Canal 6 de julio, obras sobre un tema, nunca será una puerta cerrada, ni acabada. El
caso particular de la matanza de Tlatelolco ¿crees que este tema, de esta nueva película que
presentas, tenga esta posibilidad de reinterpretación, del matiz, de la complejidad?
CM: Mira, te voy a confesar algo que, tampoco habría porqué ocultarlo, si no me
lo preguntas yo creo que no hubiera salido. A este trabajo le quité una secuencia
completa sobre las granadas de Morelia, el 15 de septiembre de hace dos años,
porque me parece que va a quedar mejor en el próximo proyecto.
O sea, tan ligados están, sentimos que éste está bastante sólido aun sin esa
secuencia y ya tenemos muy sustentada la hipótesis –bueno, tenemos toda la cer-
teza– de que los detenidos no son los que pusieron las granadas, entonces, ¿quiénes
son? ¿por qué el gobierno se da por satisfecho si ellos saben que no son? ¿quién
está yendo a tirar granadas a la población civil el día que es la verbena popular
por excelencia? ¿quién y para qué? Entonces, tan ligados están los productos que
decidimos eso, porque me parece que esto es el primer paso hacia una investiga-
ción mucho más profunda sobre algo que a lo mejor no ha sido tocado por ningún
medio todavía de esa manera.
DZ: Digamos que este documental está fijado en el presente y en el pasado un poco más inme-
diato, respecto del pasado un poco más lejano, ¿crees que todavía haga falta seguir intensifi-
cando el trabajo documental?
CM: Bueno, si ves el trabajo vas a ver que inevitablemente se remite al pasado
no tan inmediato, digamos... a tres sexenios atrás. Finalmente, hay gente que sigue
actuando, que sigue haciendo cosas y que tiene que ver con algo que estamos viviendo
ahora o, aparentemente, podría tener que ver. Entonces, yo creo que es la gran dife-
rencia entre este tipo de trabajos y el manejo que te hacen los medios masivos que es...
pues el no dar seguimiento, no contextualizar, de mostrarte sucesos aislados. Aquí,
en la medida que vas siguiéndole el hilo a los temas, pues vas a encontrar impli-
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
DZ: Digamos, el tiempo de vida de la productora Canal 6 de Julio, la mitad del tiempo ha
sido priísta, la otra panista, ¿cómo se ha decidido la línea editorial entonces...? ¿cómo no se
sirvió del antipresidencialismo o por el antipriísmo radical? ¿cuál es el tono ahí?
CM: Yo creo que hace tiempo que a las veinte familias que gobiernan a México
en realidad les da lo mismo el color y el logotipo que sea, siempre que les sea
funcional el gerente o el mandadero que ponen ahí, yo no sé a éste cómo lo con-
sideren.
Yo creo que no llegamos tan rápido a esa conclusión. Yo creo que nos faltó
avizorar que en el año 2000 ya no eran los partidos lo que estaban decidiendo.
Cuando Ernesto Zedillo se quiere vestir de prócer de la democracia y reconoce a
Vicente Fox, no tengo ninguna duda, ya el Fondo Monetario, el Banco Mundial,
el Departamento de Estado habían dicho que el bueno era Vicente Fox, aunque
evidentemente la gente votó por Fox. En esa ocasión salió todo bastante cuadrado,
por eso José Woldenberg, se consideró el segundo prócer de la democracia, el pri-
mero es Zedillo. A nosotros nos llevó un tiempo caer en la cuenta de que los que
decidían ya no eran ellos. Creo que este proceso de desmantelamiento del Estado
que empieza en el ’88 con Salinas, en el gobierno de Fox es desaceleradísimo, es
muy caótico, y tenemos prácticamente la entrega descarada de los controles del
Nintendo a los grandes empresarios, cuyos nombres más o menos conocemos.
DZ: Vi el otro día, el documental éste de Vivos los llevaron, vivos los queremos, no sé si
los has visto... Sí, del colectivo Eureka... y que todavía hay desaparecidos políticos a pesar
de que ahora haya gobiernos panistas, incluso las prácticas más extremas, el manejo político
desde el poder, incluso con Fox hubo más desaparecidos que con Zedillo.
CM: Estamos viviendo otro tipo de guerra sucia que todavía no alcanzamos a iden-
tificar en sus rasgos fundamentales, pero ya empezamos a acercarnos. Yo creo que
ya empieza a haber muchas voces, de manera muy desordenada, porque desgra-
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
Algo que tiene que ver también con el advenimiento de tecnologías mucho
más baratas, de mucha mejor calidad, mucho más accesibles, que están facilitando
que se formen documentalistas por cuenta propia. Tampoco se forman tan fácil-
mente, pero esto contribuye a que haya de pronto documentalistas que no vienen
de escuelas, que no vienen de una formación, digamos, escolar y que empiezan a
dar buenos resultados.
DZ: Respecto a esta cuestión del cine en las aulas, ¿tú estás a favor de la tradición autodi-
dacta? ¿estás a favor de la formación del documentalista con un fuerte conocimiento de la
historia y de la tradición del documental mexicano, latinoamericano e internacional? ¿crees
que se valen los dos?
CM: No, yo creo que se valen las dos. Yo he visto que se forman documentalistas
en la práctica que están bien formados. Incluso, conforme van desarrollando sus
trayectorias van enriqueciendo su propia visión, se van acercando por su cuenta
a cuestiones teóricas, a lecturas, a esa formación que se supone te da la escuela. Y
en la escuela me parece que hace falta más discusión teórica, hay demasiada pro-
pensión a la práctica. Esta prisa que les infunde el festival de Timbintín, entonces
tienen que tener su documental, no leen nada, no reflexionan. Exagero, pues,
pero no es tan rico ese aspecto como tendría que ser sobre todo hablando de
formación universitaria, de muchas de estas que en algunas partes son carreras
universitarias.
DZ: Hablas de que no leemos, en tu caso el libro de La invención, editado por la Univer-
sidad Nacional, hay muy poca bibliografía especializada...
CM: Sí, hay muy poca bibliografía y es muy heterogénea además. Sin embargo, a
los documentalistas siempre nos ha dado por escribir. Hay escritos más o menos
sueltos o hay trabajos, digamos, con más cuerpo de muchos documentalistas. Lo
que sucede es que el documental por su propio desarrollo no tiene la homoge-
neidad industrial que tiene la ficción, o más bien no tiene la homogeneidad que
el carácter industrial de la ficción le da para hablar más precisamente. Y luego por
ser un fenómeno regional, a final de cuentas el documental sigue siendo un fenó-
meno regional, también es como una muestra de métodos, de maneras distintas
de concebir el documental.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Cosa que se va remontando, tampoco puede ser tan dispersa la idea de una
disciplina, del método de una disciplina, se va avanzando en eso pero lentamente,
justo por estas carencias de textos que unifiquen o que tiendan a meter discusiones
que son pertinentes en el medio. Sin embargo, en los últimos años hay textos muy
importantes que empiezan a... por lo menos, a provocar una discusión ya a otro
nivel en el ámbito del documental.
DZ: Dejando de lado la parte académica y volviendo a la producción, ¿qué proyectos nuevos
estás desarrollando?
CM: Mira estamos terminando un trabajo que creo es muy necesario. Es el recuento
de la resistencia de los electricistas del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)
que yo creo ha sido un movimiento muy bien incrustado en este manejo de los
medios. Hay un desprestigio, hay una percepción generalizada de que lo que hizo
el gobierno está más que bien porque eran unos trabajadores corruptos y llenos
de privilegios aunque no haya necesariamente ninguna prueba en ese sentido, es
notable.
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VIDEOACTIVISMO Y CONTRAINFORMACIÓN EN MÉXICO: EL CASO DE LA PRODUCTORA CANAL 6 DE JULIO
Entonces, yo creo que tal vez sea la empresa más ambiciosa del gobierno de
Felipe Calderón. La encomienda más alta que le han asignado y que está tratando
de sacar que es privatizar la industria eléctrica, que es inocultable, que es ridículo
que hablen que no es una privatización a costa de dejar sin empleo a 44 mil y sin
ingreso a 44 mil familias, que hay unos que aceptaron la liquidación y ya se la
habrán gastado para estas fechas, imagínate una liquidación por buena que sea. A
cambio le están ofreciendo que pongan una tienda de abarrotes o una franquicia
de donitas. Entonces yo creo que es un episodio muy importante y tenemos termi-
nado un segundo trabajo sobre esto, que ya rescata más toda la resistencia, digamos,
toda la historia del conflicto, poniéndole énfasis en temas que nos parecen han
sido manejados de forma engañosa para la opinión pública. Esos trabajos son los
que estarían por salir.
Tenemos un tercer trabajo, también ya muy avanzado, que hicimos con Paco
Taibo, de su libro “el Che”, es otra vertiente pero yo creo que es muy interesante.
Un acercamiento al “Che” bastante libre, bastante antisolemne, bastante hetero-
doxo, pero yo creo muy interesante, o sea que estamos produciendo bastante.
Esperemos... si unos narcos nos atacan, yo te digo desde ahorita que no tenemos
nada que ver con el narco, no fue el narco –más que hablar un poco de ellos, ¿no?–
o de sus padrinos que creo que no se han tocado.
Referencias bibliográficas
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO:
INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO*
Creo que el signo distintivo del México de hoy es la violencia sin control. Vivimos
en una diaria emergencia; con esos avisos y señalamientos de alarma o voces de
alerta que por desgracia no son simulacros, ni alertas fallidas; sino que estamos
viviendo y participando en una verdadera emergencia nacional.
A partir de diciembre de 2006, y en una espiral que parece imparable, cada
vez más inhumana y más generalizada, los mexicanos hemos sido inmersos en
una peculiar guerra contra el narcotráfico que constituye el programa central de
gobierno de Felipe Calderón, y que ha colocado a nuestro país en las coordenadas
más oscuras del planeta, como un pueblo sin respeto por las leyes, ni el Estado de
derecho, sometido a las peores agresiones por parte del nuevo poder constituido
que es el del narcotráfico y su contraparte gubernamental.
México se ha convertido, incluso, en un peligro para Estados Unidos; baste
recordar que hace unos días, una subsecretaria adjunta de Estado de ese país
informó que los cárteles mexicanos tienen presencia en cuando menos unas 230
ciudades de Estados Unidos.
México constituye un peligro para Centroamérica, donde los capos mexicanos
se refugian, se extienden y van controlando también el entramado institucional de
aquellos países. Países de donde, además, provienen miles de viajeros indocumen-
* Conferencia dictada el día 15 de abril de 2011, en el marco del Segundo Congreso de Relaciones Inter-
nacionales en el Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara.
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
tados que terminan asesinados, dejados o masacrados a su paso por México; tal
como hemos visto en el caso terrible de las fosas de San Fernando.
México representa un peligro para naciones de Centro y Sudamérica, África y
Europea porque las bandas mexicanas van extendiendo su imperio empresarial y en
algunos casos especiales como el de Francia se ha vivido un conflicto diplomático
altamente dañino para México como lo es el proceso y la sentencia de una per-
sona francesa acusada de formar parte de una banda de secuestradores, pero cuya
consignación judicial fue adulterada por las autoridades policíacas mexicanas al
ofrecer una recreación de los hechos para las cámaras de televisión, como si en ese
momento estuviera sucediendo en vivo la operación de rescate de los plagiados y
la detención de los supuestos responsables.
La violencia desatada en suelo mexicano proviene de 1) un cuestionable sobre
dimensionamiento del factor del narcotráfico en los problemas nacionales, 2)
ríos de dinero público y 3) una muy difícil auditoría real. Esto significa mucho
dinero –con altas probabilidades de corrupción– que es invertido en pelear contra
un negocio sabido e históricamente tolerado que a fin de cuentas acaba suminis-
trando satisfactores estupefacientes a millones de enviciados extranjeros, sobre
todo estadounidenses, que no sufren en su propia tierra, ni la cienmilésima parte
de la violencia vivida de este lado.
Llegado al poder luego de un accidentado proceso electoral, en el que se le
acusó de fraude electoral, Felipe Calderón no consideró prioritario declararle la
guerra a la pobreza, a la insalubridad, a la educación deficiente, o a la injusticia
institucionalizada, sino al narcotráfico. A lo largo de este sexenio lo que hemos
tenido es a un comandante policíaco o militar que en pocas palabras se la ha
pasado en una campaña bélica permanente rindiendo partes de guerra, repor-
tando detenciones de delincuentes identificados con apodos, declarando enemigos
a los delincuentes y, por tanto, validando su exterminio y no su procesamiento judi-
cial, y mucho menos la rehabilitación social que es obligación de cualquier Estado
medianamente civilizado. Calderón rompió los históricos acuerdos pragmáticos
que durante décadas permitieron en México la continuidad de un negocio ilegal.
Arreglos ejercidos inclusive por su antecesor panista Vicente Fox Quesada, y cla-
ridosamente relatados meses atrás por el ex gobernador priísta de Nuevo León,
Sócrates Rizo.
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
Calderón decidió por sí mismo, sin consultar a ningún otro poder constitu-
cional, ni a la sociedad en general, el arranque de una guerra a la que llegó sin
estrategia ni capacidad y con ello sumiendo a la sociedad en un evidente proceso
de descomposición. Pero además sin que se haya logrado la disminución del trá-
fico de drogas, ni el volumen de ganancias por esa actividad. No se han golpeado
las estructuras empresariales y financieras de lavado de dinero y se ha llevado a
policías y militares a combates desiguales. Y en el caso de soldados y marinos se
ha pervertido el sentido original de su función pública al exponerlos y usarlos,
de una manera contraria a la letra constitucional, a futuros juicios históricos y
jurídicos que les condenarán por las arbitrariedades y crímenes cometidos por
órdenes verbales de autoridades civiles fallidas.
Lo cierto es que la presunta guerra contra el narcotráfico ha trastocado grave-
mente la vida de la sociedad mexicana, ha cercenado garantías individuales, dere-
chos y libertades, ha abierto la puerta a la consolidación de una narcocultura que
enaltece valores criminales y que ha instaurado formas de control social mediante
el miedo institucionalizado. En ese esquema ha sido fundamental la militarización
del país.
Desde que tomó el poder –en una Cámara de Diputados sitiada– Felipe Cal-
derón ha ido desplegando un proyecto de expansión castrense. Es el primer
presidente civil que usa uniforme militar en ceremonias públicas. El panista
michoacano se ha apoyado en el color verde olivo para extender en el país redes
armadas que enfrentan el narcotráfico, pero que también están lesionando el
tejido social y violando derechos como lo acaba de documentar un grupo de tra-
bajo de las Naciones Unidas sobre desapariciones forzadas o involuntarias. Este
grupo recomienda al gobierno federal mexicano el retiro de las calles, en el corto
plazo, de los contingentes militares que son acusados fundadamente de infringir
el Estado de derecho y cometer, entre otras cosas, esas mismas desapariciones for-
zadas e involuntarias de civiles.
El gobierno de Estados Unidos por su parte aseguró en su informe sobre Dere-
chos Humanos correspondiente a 2010 que el Ejército mexicano se sigue resis-
tiendo a una política de rendición de cuentas ante un sin número de denuncias
relacionadas con asesinatos, maltrato, detenciones arbitrarias y desapariciones for-
zadas. Y el director de Human Rights Watch para las Américas, José Miguel Vivaco,
ha dicho que los casos de tortura y ejecuciones, así como la impunidad en las
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
en México nada se mueve ni se conmueve, vemos que las historias de horror del
narco van formando la instauración interna de la convicción de que todo puede
suceder y que todo horror es admisible. Porque a fin de cuentas las generaciones
de mexicanos que han sido dañadas por todo un sistema de opresión, no sólo
física, sino también espiritual y cívicamente parecieran hoy sólo dispuestas a ana-
lizar y a llenarse de información, pero no a actuar, ni a participar.
Dentro de todo este esquema de anestesia social los medios de comunicación
masiva han sido amordazados por los factores nuevos de poder como el narcotrá-
fico. Las historias que relatan la mayoría de los que participan en la confección
de los espacios informativos de muchos lugares del país son historias de horror
en las que el ejercicio informativo no puede ser cumplido más que, lamentable-
mente, arriesgando, la propia vida. Pero los medios de comunicación históricamente
hablando han sido sólo una forma de manejo empresarial, de intereses de la élite para
mantener esos negocios a flote y para ayudar a que se mantenga una situación que
conviene a esos intereses.
La mayoría de los medios de comunicación (porque las excepciones las puedo
contar con los dedos de una mano) son simplemente entidades empresariales que
utilizan la posibilidad del manejo informativo y análisis de la comunicación para
sus propios negocios, como formas de presión y negociación ante el poder y para esta-
blecer una élite que se dedica a construir la percepción social de las cosas: lo que
no está en la pantalla no existe.
El verdadero poder en México hoy está en las televisiones, y particularmente, en
el duopolio de Televisión Azteca y Televisa. Los medios de comunicación generan
la idea de lo que sucede y aportan el acento del análisis y la interpretación. De tal
manera que hoy podemos ver cómo el propio poder público se acomide a servir
a esos intereses. Porque el aparato constitucional mexicano está devastado, ya no
sirve, ya no representa, ya no ayuda a verdaderamente llevar a buen puerto las
inquietudes de la ciudadanía.
En este país de las percepciones, en esta República de las pantallas, las cámaras
que mandan no son las Cámaras de Diputados o de Senadores, sino las cámaras de la
propia televisión. Y vivimos una paradoja porque cualquiera puede decir que hay
más información, más datos disponibles que en momentos anteriores, pero lo que
hoy se tiene es mucho ruido, poco análisis, contexto controlado.
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
cipales, un gabinete federal constituido por personajes que hoy están peleándose
entre ellos para ver quién puede ser el próximo candidato presidencial; ya está
Javier Lozano diciendo que él es el gallo azul y se autodefine como “el mero mero”
y Alonso Lujambio promotor de la educación mediante las telenovelas ya está
puesto diciendo que a fin de cuentas él será quien pueda llegar a ese cargo. A
como vamos el tribunal electoral y las elecciones van a quedar en la “señorita
Laura” que decidirá quién es el que queda en el poder y cuál es el desgraciado que
pasa a segundo lugar.
Los gobernadores están acorralados porque tienen normalmente la situación
de lo que hoy sucede en México: plata o plomo. ¿Te quieres llenar de dinero o
te quieres llenar de plomo del fuego de los narcotraficantes? La mayoría de los
gobernadores favorece a un grupo u otro, hace negocios y protege a determi-
nados cárteles.
En el caso de la policía y el ejército –donde también se dan fuertes casos de
corrupción y de colusión con estos mismos niveles de la delincuencia organizada–
lo que estamos viendo es quemar el último cartucho de la esperanza y la confianza
ciudadana. A pesar de que es evidente que las situaciones de desbordamiento de la
delincuencia obligan a que haya medidas más fuertes y que hoy el ejército parece
ser el último valladar de contención contra esa delincuencia desbordada. Lo cierto
es que el error en el que estamos cayendo es el de no entender que mientras las
autoridades civiles no alcancen a cumplir con sus obligaciones, toda sustitución
por la vía castrense solamente será un engaño que puede llevarnos a peores cir-
cunstancias como históricamente se ha visto en los casos de dictaduras militares
que se establecieron en Centro y Sudamérica donde la gente empezó aplaudiendo
la salida del ejército a las calles porque provisionalmente, en la primera lectura,
ayudaba a controlar ese colapso político de la autoridad civil.
¿Se puede hacer política en México? ¿Se puede participar? Cualquiera de
ustedes ¿puede hoy salir y con un grupo de compañeros tratar de empujar para que
las cosas cambien en México? Por desgracia no es nada fácil. Los partidos políticos
que son la vía institucional para que pueda constituirse esa representación pública
se han convertido en grandes negocios de vivales secuestrados por camarillas que
impiden que lleguen voces frescas, que haya ciudadanos nuevos en la participación
política y que normalmente sujetan sus conductas al más extremo de los sentidos
del mercantilismo y el oportunismo.
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
Hoy estamos en México ante un escenario en el que los problemas que vivimos
parecieran llevarnos a la expectativa de que la solución pudiese estar en el regreso
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder. Pero el PRI durante 70 años
fue un compendio de muchos de los errores y los problemas que hoy tienen así
a nuestro país. Y hoy por efecto de la mercadotecnia del poder multiplicador de
la imagen de la televisión, en primer lugar de las encuestas se encuentra Enrique
Peña Nieto, el ahijado y sobrino político de Arturo Montiel, uno de los grandes
gobernadores metidos en la corrupción.
Enrique Peña Nieto trata de aparentar que es una figura fresca y distinta
cuando lo que representa es todo el conjunto de intereses y complicidades que
tanto daño le han hecho al país. Enrique Peña Nieto significa regresar al pasado
para pensar en el futuro, creer que la solución está en un retorno al parque
jurásico renovado, los dinosaurios pero bien peinados, ahora de copete con gel.
Del otro lado tenemos a un Partido Acción Nacional (PAN) que durante muchos
años constituyó un baluarte de humanismo, de sentido jurídico y de esfuerzo por
la participación política. El PAN fue un partido que durante décadas luchó desde
abajo en la construcción de su particular sentido de lo que es la ciudadanía y la
participación política. Campañas a base del pueblo, con la gente, metidos en el tra-
bajo cotidiano. Pero una vez llegado al poder, el PAN parece haberse convertido en
una especie de reedición, sólo pintada de blanco y azul de muchos de los peores
defectos del PRI. Doce años de gobiernos panistas, casi doce años ya a nivel federal,
han sintetizado muchas de las peores cosas que se hicieron durante siete décadas
de priísmo. El PAN se ha convertido en muchos casos, y por lo que leo en Jalisco
hay bastantes ejemplos de ese tipo, en una plataforma de proyección de grupos
que llegan al poder y para mantenerse en él son capaces de mantener redes clien-
telares, usar los recursos públicos en el pago de favores, servicios y grupos y hacer
a un lado cualquier proyecto verdadero de renovación nacional.
De la izquierda ni qué decir. En la izquierda la historia tradicional es la divi-
sión. Se dice que hay grupos de izquierda que pueden ser metidos adentro de un
Volkswagen y ahí se pueden formar tres partidos diferentes al mismo tiempo.
La división es uno de los principales lastres de la izquierda mexicana, al igual
que el oportunismo.
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Bofo”, con las declaraciones de Jorge Vergara, con los éxitos de las Chivas (si le van
a ese equipo como yo), con las vicisitudes de un torneo deportivo de poca monta
y de poca calidad y que nos ofrecen dos veces al año para que pueda haber más
publicidad y más anuncios, que pueda haber más negocio del poder real que es el
de la televisión.
O nos ponemos a ver los espectáculos y los artistas menores de telenovelas y
demás asuntos, a conocer los detalles de sus matrimonios y sus infidelidades, de
los abusos, de las violaciones y que llegue el momento en que las operaciones esté-
ticas en los glúteos de Alejandra Guzmán sean más importantes que lo que suceda
en Hermosillo con los niños del ABC, o que las acusaciones de violación contra
Kalimba releven cualquier otro interés que se tenga de asuntos importantes.
Noticieros televisivos y radiofónicos dominados por esos intereses empresariales
llenos de ruido y enjundia trazando caminos de presunta reivindicación nacional.
Los mexicanos ya nos hemos enterado, hemos ido aprendiendo que cuando hay
enjundia televisiva contra algún personaje o alguna empresa es porque tienen con-
flicto contra ese personaje o esa empresa y usan las frecuencias de la telecomuni-
cación para ajustar cuentas entre ellos. Cuando yo veo en Televisión Azteca que
van con toda la enjundia del mundo contra algún negocio o algún personaje lo
que me pregunto es ¿qué concesión le negaron al grupo empresarial de los Salinas
Pliego? ¿qué asunto se les cayó? Y cuando vemos a Televisa peleando terrible e
hipócritamente contra Reforma y denunciando los avisos de contenido sexual en
las planas de ese periódico –a pesar de que en Telehit podemos ver y escuchar
iguales o peores cosas– nos damos cuenta de que esa hipocresía empresarial de
presunta defensa de los valores de la decencia y de las buenas costumbres obedece a
que Reforma y otros medios han denunciado las gangas que ha recibido Televisa y que
le permiten ahorrar miles de millones de dólares en negocios asignados desde el
poder para conservar ese mismo esquema en el que las próximas elecciones son
el punto central. Las televisoras como el instrumento que habrá de moldear la
opinión pública para las futuras elecciones.
Así pues, tenemos dominada a una “República de Pantalla”, nuestro poder y
libertad máxima es lo que se llama constituirnos en el homo sapiens, sólo tener
control sobre el control de la televisión, poder pasar de canal en canal, de asunto
en asunto, pero solamente seguir anclados y metidos en esa dinámica que nos van
marcando las frecuencias, el radioespectro y sus telecomunicaciones. Llegamos
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
así a una especie de abatimiento cívico, hay un “valemadrismo”, una apatía, hay
cinismo y hay burla. La gente y sobretodo las nuevas generaciones se burlan de la
política y de la participación porque creen que todos los políticos son corruptos
y que todo esfuerzo es innecesario. Y entonces se vive la sesión, la concesión de la
condición ciudadana hacia los otros, hacia los corruptos, hacia los sucios, hasta los
que sí se meten en esas cosas horribles que son la política. Pero la política sigue
adelante y la política es la construcción de los escenarios que deben responder
al interés de la comunidad. En este abatimiento cívico se desarrolla la gran pola-
rización social que vive México desde 2006, hay una percepción de que la lucha
política, la crítica, la oposición, la movilización son actitudes que corresponden a
sectores sociales bajos y de una incultura política manifiesta mientras que del otro
lado lo que hay es una conformidad con lo que va sucediendo.
Se da uno cuenta en circunstancias como las de instituciones como esta misma,
donde dos estudiantes fueron abatidos en Monterrey y acusados inicialmente de haber
sido narcotraficantes o sicarios cuando está documentado que las propias autoridades
–particularmente el Ejército– movieron el escenario de los hechos e impidieron
que hubiera una correcta investigación. Hubo una movilización nacional de los
jóvenes estudiantes del Tec de Monterrey para denunciar lo que pasaba y para que
no se repitieran –cuando menos en su propio ámbito– esas circunstancias.
O seguimos callados todos esperando que las cosas se resuelvan por sí mismas o
esperando que no nos afecten, por lo menos en nuestra persona.
Todo esto: la erupción del narco, el cercenamiento de derechos y libertades,
la militarización como forma de control, la anestesia social inducida, los arreglos
políticos contrarios al interés de la gente nos sitúa en un escenario verdadera-
mente lamentable. Pero el conocimiento de este tipo de hechos no debe llevar ni
a la inmovilidad, ni a la parálisis. El sistema tal como está hoy –creo yo– no da para
más, tiene que ser cambiado a fondo para poder permitir que el espíritu de participa-
ción y las capacidades del pueblo mexicano se manifiesten ahí. Pero la acumulación
de agravios, de problemas sin resolver está abriendo las puertas a opciones que
podemos sintetizar en lo siguiente: hoy en México hay guerrillas, hay gente que cree
cerrado el camino de la participación pacífica y que es el momento de –mediante
las armas– tratar de que haya un cambio en las estructuras de nuestro país. Creo
que ése es un camino fallido y que nos puede llevar a más lamentaciones, a más
desgracia y a más tristeza de lo que hoy ya existe.
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LA CIUDADANÍA EN PELIGRO: INSEGURIDAD Y VIOLENCIA EN MÉXICO
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LA TRANSFORMACIÓN DE MEDELLÍN, LA NUEVA
POLÍTICA Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO*
* Conferencia dictada el día 14 de abril de 2011, en el marco del Segundo Congreso de Relaciones Inter-
nacionales en el Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara.
REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
máticas y hacer un doctorado en ella para luego ser profesor, probar teoremas,
evaluar estudiantes, dictar clases, escribir y hacer la vida de un académico. Ése era
mi sueño y mi proyecto de vida, pero había un componente adicional: la preocupa-
ción por el mundo donde vivía. Estaba inmerso en una sociedad en la que iba cre-
ciendo como individuo, pero con la curiosidad e interés por lo que me rodeaba.
Ese mismo sentimiento lo compartía con un amplio grupo de personas en
Colombia que se interesa en lo público, pero que tiene un desagrado muy grande
por la forma tradicional de hacer política. Estoy seguro que en México sucede igual.
Tenía esa preocupación por lo que ocurría en la sociedad, pero no me gus-
taba la política, trataba de aportar por fuera, y no desde el mundo donde se toman
las decisiones. Porque, nos guste o no, son los políticos quienes toman las decisiones
más importantes de una sociedad. Mi grupo y yo quedábamos entonces, atrapados en
este dilema: nos interesa lo que pasa, pero nos fastidia la forma en que trabaja la
mayoría de los políticos (porque es injusto decir que todos son iguales).
Había distintas opciones ante este dilema: la primera era quedar en paz con
uno mismo después de tratar de aportar algo para cambiar este mundo, pero al
final del día, terminábamos todos diciendo: “debería ser”, “esto se debería hacer
de esta o aquella manera”. Nuestras voces nunca tenían eco porque, como les
comenté, son los políticos quienes deciden. Y nosotros estábamos fuera de ese
mundo. Otra opción era frustrarse y decir que no había nada que hacer.
Mis amigos y yo tomamos la decisión hace once años de que no nos íbamos a
morir diciendo “debería ser”. Decidimos, con todo lo que implicaba, entrar a la
política. Nos propusimos buscar el poder, participar, y una vez en el poder, decir
“así se hace”. Esto significaba dar un salto en la forma de relacionarnos y de orga-
nizarnos, ya que necesitábamos crear un movimiento cívico independiente que
lograra ganar la alcaldía de Medellín. Ése era nuestro primer reto.
Era posible llegar al poder como independientes, ya que había (a partir de
1991) una nueva constitución política que abría la posibilidad de romper con la
estructura política anquilosada y permitía la aparición de nuevos partidos y nuevas
expresiones políticas para fomentar la participación. Cabe destacar que la situa-
ción de México en este sentido es muy distinta, puesto que la estructura del sistema
político es muy rígida, por decirlo en términos estándares. El punto es que, legal-
mente, teníamos las puertas abiertas para contender.
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LA TRANSFORMACIÓN DE MEDELLÍN, LA NUEVA POLÍTICA Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO
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REPENSAR LA CIUDADANÍA. LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO PACTO GLOBAL
Estos principios tienen un valor muy importante para nosotros porque aquí inicia
la nueva forma de hacer política. Si hacemos una analogía con el mundo de las
matemáticas, podríamos decir que esos principios son nuestros axiomas. Los
axiomas son un conjunto reducido de hechos básicos que aceptamos y que no
son contradictorios entre sí. Es sobre los axiomas que se comienzan a construir las
teorías matemáticas.
Los ochos principios eran los ejes fundamentales sobre los que se iba a cons-
truir nuestra relación con el mundo, sobre esos principios íbamos a actuar para
resolver los problemas que se nos planteaban: desigualdades sociales profundas,
violencia, cultura de la ilegalidad y la corrupción.
Acordamos también ser coherentes y consistentes con nuestros principios.
¿Qué significa esto? Que no cambiamos los principios con cada problema, sino
que cada paso que damos es coherente con todo lo que hemos construido y no
podemos dar un paso que contradiga lo que habíamos hecho. Ésa es la esencia
1. Las veedurías son órganos de vigilancia ciudadana. Son grupos organizados por personas elegidas
por la comunidad o que se constituyen libremente para ejercer el control social en la vereda, el barrio o
el municipio donde habitan, con el fin de vigilar el diseño y la ejecución de los programas, proyectos y
servicios ofrecidos por las entidades públicas.
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LA TRANSFORMACIÓN DE MEDELLÍN, LA NUEVA POLÍTICA Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO
de lo que nosotros hemos hecho en política. Por eso digo que rompimos con el
esquema tradicional de la ideología.
Nos preguntan habitualmente si éramos de derecha o de izquierda. Yo siempre
he dicho que somos cívicos independientes porque si digo que soy de izquierda,
entonces hay un porcentaje de ciudadanos que no me va a escuchar por nada
del mundo. Si digo que soy de derecha, entonces otro tanto no me pondrá aten-
ción. Nosotros nos basamos en nuestros principios, y si alguien quiere trabajar
sobre ellos, trabajamos. Ésa es la forma de la nueva política que nos identifica.
Y esta forma nos permite ser cívicos, amplios, construir, refrescar lo que estamos
haciendo y empezar a trabajar.
A pesar de tener nuestros principios claros, seguía la duda sobre cómo hacer
para que la gente votara por nosotros y mantener la coherencia. Porque si algo
sabíamos, era que nunca en la vida compraríamos votos, nunca en la vida compra-
ríamos a un líder. Nuestra postura era que, de la forma en que se llegara al poder,
así se iba a gobernar. Los que negociaban para llegar, llegaban a pagar y a negociar.
Y esto da entrada a la corrupción. Nosotros no compramos, ni negociamos. “Noso-
tros no tenemos precio”, fue una expresión que repetimos muchas veces. Y sobre
eso empezamos a hacer nuestra política.
Comenzamos a caminar. Nuestro mecanismo de comunicación era un volante.
Nos decían ridículos por creer que entregando volantes íbamos a ganar unas elec-
ciones. En ese volante estaban nuestros principios, los elementos básicos de los
problemas identificados, y nuestras propuestas. El volante tenía una fotografía
donde yo aparecía. Nunca en mi vida me había imaginado en un volante, ni convi-
viendo con la gente, pero necesitábamos llegar a las personas para entregarles un
mensaje y pedirles que votaran por nosotros.
En una ciudad como Medellín, con dos millones y medio de personas, de gran
extensión y con algunas montañas, lo que hacían los políticos tradicionales (con
algunas excepciones) era pagarles a líderes en distintos barrios, de acuerdo al
número de votos que podían generar. Se conseguía un autobús y se llevaba a las
personas a votar. Eso es comprar votos. A mí se me acercaron líderes que me decían
“tengo tanta gente doctor, con el número de la cédula y el teléfono”. Entonces yo
les decía, “convóqueles para que salgan a caminar con nosotros”. Nuestros princi-
pios siempre estaban muy claros.
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13)La confianza entre las personas que dirigen la Administración es esencial para
garantizar la legitimidad del Estado.
14)La vida es el valor máximo y no hay una sola idea ni propósito que amerite el
uso de la violencia para alcanzarlos.
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En México hablan de niños de 14 años de edad que ya tienen armas y son sica-
rios. Pero, piensen que el problema del narcotráfico se va transformando. Noso-
tros aún lo tenemos; sin embargo, hemos desarrollado enormes capacidades de
resistencia, hemos aprendido mucho y generado la capacidad de soportar dificul-
tades enormes. La policía de Colombia y otras organizaciones de justicia cooperan
con México en este sentido, explicando lo que se ha hecho.
En Colombia hay jóvenes de 13 años haciendo lo mismo que ustedes ven en
México con horror. Pero hay tres generaciones de violencia antes de él: su madre
fue una adolescente embarazada, su padre pertenecía a una pandilla y fue asesi-
nado en ese mundo, al igual que el abuelo. Esto quiere decir que tenemos que ser
capaces de generar oportunidades en este espacio cultural de violencia. Y eso es
complejísimo.
Ustedes hablan de la primera generación de la violencia. Por eso es muy impor-
tante entender el árbol descrito anteriormente. Entender las raíces y saber cómo
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cinco años como rey a toda la vida como buey”. Se debe acabar con esa forma de
ver el mundo en la que no se considera el futuro. Hay que tener acciones respecto
al lugar de la puerta en el que están ubicados los individuos que pueden cruzarla.
Una cosa es el capo que está en el fondo y otra es el joven que está entrando por
primera vez al mundo de la delincuencia. Se debe actuar de forma distinta en cada
etapa.
¿Qué le diría yo a México si fuera presidente? O ¿si fuera presidente de Colombia?
Diría que hace falta un programa nacional para jóvenes. En México y otros países
existen algunos programas como Oportunidades; en Brasil se ha hecho Bolsa
Familia; en Colombia Familias en Acción, etcétera. Pero se requiere aumentar el
capital social mediante varios factores y recursos: la información, la ciencia, la tec-
nología, la innovación, el emprendimiento y la cultura. Otra parte imprescindible
es la reconstrucción del tejido social, ya que sin éste, no hay convivencia, ni capital
social. Mediante una nueva política con principios sólidos y un énfasis en lo que sig-
nifica entender los problemas, hacer planteamientos y convertirlos en acciones, se
puede mejorar la relación entre las personas y generar estas capacidades.
La relación de la política con el mundo académico radica en que muchos
políticos no entienden el problema fuera del discurso que escriben los asesores.
Entender el problema es fundamental para resolverlo. La nueva política no sólo
consiste en ello, sino en mantener los principios, plantearnos adecuadamente los
problemas para abordarlos de la mejor manera, y finalmente, caminar hacia la
solución. Por supuesto que no es un proceso sencillo, ni rápido, pero es el único
hacia una verdadera transformación.
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Repensar la ciudadanía. Los desafíos de un nuevo pacto global
se terminó de imprimir en noviembre de 2011
en los talleres de Editorial Pandora, SA de CV,
Caña 3657, Guadalajara, Jalisco, México, CP 44470.
La edición, que consta de 1,000 ejemplares,
estuvo al cuidado de Tres60 Editores.