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¿Qué es la biodiversidad?

La biodiversidad es la diversidad de vida, la variedad de seres vivos que existen en


el planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea, es
el resultado de millones de años de evolución.

La especie humana y sus culturas han emergido de la adaptación al medio, su


conocimiento y su utilización. Es por ello que la biodiversidad tiene dos dimensiones:
la biológica y la cultural.

Comprende tanto a la diversidad genética, de especies (animales, plantas, hongos


y microorganismos), de poblaciones y de ecosistemas, como a la de los múltiples
procesos culturales que en diferentes épocas y contextos han caracterizado la
relación del ser humano con su entorno natural

¿Cuál es la importancia de la biodiversidad?

La biodiversidad posee un valor intrínseco independiente de las necesidades de los


seres humanos. Asimismo, constituye el sustento de la mayoría de las actividades
humanas y la base de una gran variedad de bienes y servicios ambientales que
contribuyen al bienestar social. Provee materias primas, alimentos, agua,
medicamentos, materiales para la construcción, combustibles, entre muchos otros.
También aporta servicios ecológicos relacionados con las funciones de los
ecosistemas, como la regularización del clima, la fijación de CO2, la recuperación
de la fertilidad del suelo, la amortiguación de las inundaciones y la descomposición
de residuos. Además brinda un aporte clave para mantener la variedad de recursos
genéticos de cultivos.

La biodiversidad también posee valores intangibles, aquellos difíciles de cuantificar


en términos materiales: los valores éticos, estéticos, recreativos, culturales,
educativos y científicos.

Por lo tanto, conservar y utilizar sustentablemente la biodiversidad es una forma de


preservar la estabilidad de los ecosistemas de los cuales obtenemos los servicios
esenciales para el desarrollo humano.

La pérdida de biodiversidad y el compromiso global

Los bienes biológicos de la Tierra son vitales para el desarrollo económico y social
de la humanidad. Sin embargo, las especies y los ecosistemas están hoy
severamente amenazados a causa de un desarrollo incompatible con la
sustentabilidad ecológica.
Como resultado, existe un creciente reconocimiento de que la diversidad biológica
es un bien global de enorme valor para las generaciones presentes y futuras y que
debe ser conservado.

En respuesta a esta problemática, el 5 de junio de 1992, la comunidad internacional


aprobó el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB por sus siglas en inglés) en
Rio de Janeiro durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y Desarrollo, conocida como “Cumbre de la Tierra”.
La CDB es un tratado internacional jurídicamente vinculante que entró en vigor el
29 de diciembre de 1993. Actualmente cuenta con 193 estados que lo ratificaron
(Partes) y su órgano rector es la Conferencia de las Partes (COP) que se reúne
cada dos años (o según sea necesario) para examinar los progresos en la aplicación
del Convenio, fijar prioridades y adoptar planes de trabajo.
La República Argentina ratificó la CDB mediante la ley 24.375, que fue sancionada
en septiembre de 1994 y promulgada en octubre de 1994.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica se inspiró en el creciente compromiso de
la comunidad mundial con el desarrollo sostenible. Representa un avance sustancial
en la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes
y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de
los recursos genéticos

Por otra parte, en el año 2010 la Conferencia de las Partes del CDB, adoptó el Plan
Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 junto con las 20 Metas de Aichi
sobre la biodiversidad, mediante el cual insta a las Partes a desarrollar metas
nacionales y regionales utilizando el Plan Estratégico como un marco flexible, y a
examinar, actualizar y revisar, según proceda, sus estrategias y planes de acción
nacionales en materia de diversidad biológica.

Es por ello que, mediante la ejecución de las políticas ambientales formuladas en la


Estrategia Nacional sobre la Biodiversidad y su Plan de Acción 2015-2020 (ENBPA),
el Estado nacional se propone, además, cumplir con los compromisos adquiridos en
el marco del CDB. Es importante destacar que, tanto el Plan Estratégico como las
Metas de Aichi, fueron elaborados a fin de servir como un marco de referencia
orientativo para que los países elaboren sus propias metas nacionales y estrategias
acordes a sus realidades.

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