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“AÑO DEL DIALOGO Y LA

RECONCILIACION NACIONAL”
POLICIA NACIONEL DEL PERU
ESCUELA TECNICA SUPERIOR DE HUANCAYO

ASIGNATURA: Enfoque De Género En La Función Policial


TEMA: La Masculinidad Y Roles En El Perú
CATEDRATICO: St2 PNP Aguilar Aponte Arturo
INTEGRANTES: INGA ROJAS
VILLAR INGA
GERONIMO RAMOS
NAVARRO CRISPIN
TORRES ALIAGA

SECCION: 2 SECCION

PROMOCION HONESTIDAD
2017-2019
0
DEDICATORIA: El presente trabajo va dedicado a dios, a mis padres por el
esfuerzo y a la institución por brindarnos lo necesario para lograr nuestras metas. Y
convencido de que muchas cosas en nosotros cambiaran solamente cuando nosotros los
jóvenes nos atrevamos a perseguir nuestros anhelos con mucha fe y coraje.

1
AGRADECIMIENTOS: Nuestro Agradecimiento a la institución, por
dárnosla oportunidad de capacitarnos y a nuestros catedráticos por impartirnos sus
conocimientos para lograr nuestra superación profesional.

2
Índice:
Portada …………………………………………………………………………. 1-2
Introducción ……………………………………………………………………..4
Historia ……………………………………………………………………………5
Masculinidad……………………………………………………………………… 6
Precio de la masculinidad …………………………………………………………7
Ejes normativos que definen la masculinidad ……………………………………. 8
Modelo hegemónico de la masculinidad…………………………………………. 11
Características de las culturas masculinas ………………………………………. 12
Una nueva masculinidad…………………………………………………………. 15
Beneficio de una nueva masculinidad ……………………………………..………17
Masculinidad y poder ……………………………………………………..……….18
Construcción de la cultura en la masculinidad ……………………………………20
Repensar en la masculinidad ……………………………………………………... 22

Nueva idea de masculinidad………………………………………………………. 23

Características de masculinidad ……………………………………………………26

Aprendizaje de los roles genéricos………………………………………………… 28

La masculinidad desde una perspectiva sociológica ………………………….……29


Una masculinidad que exige ser proveedor………………………………………...31
espacios y característica……………………………………………. ………….…32

micro machistas…………………………………………………………………… 36

Hombres Por La Igualdad ………………………………………………………………...37

conclusión ……………………………………………………………..…………40

bibliografía …………………………………………………………………………41

anexos …………………………………………………………………………… 42

3
INTRODUCCION:

los hombres han estado siempre presentes en los estudios y reflexiones sobre
casi cualquier tema, ya sea como autores o como sujetos de quienes se habla.
Sin embargo, no ha sido sino hasta hace unos treinta o cuarenta años que
comenzaron a hacerse notar numerosos esfuerzos intelectuales orientados a
saber más sobre los hombres. ya no como sujetos tácitos de la realidad y de
la historia, sino como seres con género. Sobre todo, en ciencias sociales y
humanidades.
Empezó a ser tomada como punto de partida para analizar y re-examinar un
amplio rango de temas, que van del poder y la política, hasta la salud y la
sexualidad, pasando por el desempeño económico, la familia, las
representaciones masculinas en la historia y la ficción, entre muchas otras
áreas.
Este trabajo tiene como propósito brindar algunos alcances sobre el tema
masculinidad y sus géneros en el Perú,

4
1.-HISTORIA:

La masculinidad (también llamada hombría o virilidad en su acepción popular) ha

significado la esencia propia de los varones en relación con su sexo biológico. Por el

contrario, distintas corrientes académicas han señalado que la masculinidad es un

conjunto de atributos, que los comportamientos y roles asociados con los varones, niños y

adultos, que son definidos social y biológicamente, distinta de la definición del sexo

anatómico masculino.

En esta línea de pensamiento académico, desde los estudios de género, se ha señalado

que la masculinidad es la construcción cultural de género que designa el rol de los

varones en las sociedades patriarcales.

Entre los rasgos considerados masculinos, en tanto el conjunto de conductas y valores

asociados al rol tradicional del varón, se incluyen la valentía, la independencia y la

asertividad.

Estas características varían según la ubicación y el contexto, dependiendo de factores

sociales y culturales.

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2.-LA MASCULINIDAD:

La masculinidad posee un elemento clave que es el poder; ser hombre significa tener y

ejercer poder. El poder asociado a la masculinidad exige poseer algunas características,

tales como ganar, ordenar, lograr objetivos y ser duro. Por otra parte, las características

genéricas atribuidas al hombre, tales como objetividad y racionalidad, le otorgan un

dominio sobre la mujer. Aplicado en un sentido amplio, poder también significa controlar

sentimientos, emociones y necesidades afectivas, para evitar la pérdida de dominio y el

control sobre los otros, y también por el temor de que le atribuyan características

femeninas, que son absolutamente rechazadas

De esta forma, la masculinidad se ha transformado en alineación, ya que implica suprimir

emociones, sentimientos y negar necesidades. El varón llega a temer que si experimenta y

demuestra sentimientos de ternura y afecto puede transformarse nuevamente en un niño

dependiente. Se siente obligado a creer que la mujer le pertenece y que las relaciones con

ella deben ser más de poder que afectivas

En la medida en que la sociedad caracteriza al varón como una persona dura, que rechaza

los afectos, principalmente con personas de su mismo sexo, es fácil entender que el

adolescente que tiene y a quien le gustaría expresar sentimientos de ternura comience a

tener dudas sobre su masculinidad. Se entiende que cuanto más exigentes son los

atributos del macho en una sociedad, más difícil será identificarse como tal. La respuesta

puede ser tanto una ruptura e identificación homosexual como una conducta

exageradamente machista para ocultar y disimular las dudas sobre su propia

masculinidad. Casi siempre habrá conflictos y tensiones frente a la bisexualidad, a la cual

se renuncia inconscientemente optando por la heterosexualidad, sobre la cual se construye

6
la masculinidad una coincidencia en torno a que estamos ante una crisis Refleja un profundo

cambio de época, donde es necesario realizar reflexiones y análisis profundos en cuanto a la

resignificación no solo de la conceptualización de la masculinidad sino de la transformación que

estamos viviendo los varones en los diversos ámbitos de nuestra vida.

CONCEPTO:

Para Robert Connell (1997, 2002) es necesario precisar que la definición de masculinidad

puede acotarse desde cuatro enfoques, primero, un enfoque esencialista que define un

núcleo de lo masculino, un rasgo central y características propias de las vidas de los

hombres, segundo según el autor, un enfoque positivista propone analizar lo que los

hombres realmente son; sin embargo encuentra que no es posible describir a las persona

sin tener un punto de vista, tampoco se puede hablar de atribuciones sociales fijas de

género. tercero, un enfoque de tipo normativo plantea que la masculinidad es lo que los

hombres deberían ser, y cada hombre se aproxima en mayor o menor medida a esta

norma, este enfoque no resuelve los problemas entre rol e identidad. Como Cuarto

enfoque señala al semiótico, indica que la masculinidad es definida por un sistema de

diferencias simbólicas, en los que la masculinidad ocupa una posición de autoridad

simbólica y la feminidad es definida por la carencia o la negación. Connell considera que

este último enfoque permite un análisis de la masculinidad conectada con símbolo en un

sistema relacional de género, aunque se debe tener en cuenta la excesiva focalización en

el discurso desconociendo relaciones importantes de poder y consumo, centrales en el

análisis social.

7
Por otra parte, Gutmann (2003) realiza una propuesta en la que ubica cuatro formas

diferentes de entender la masculinidad y conceptos relacionados como identidad

masculina, virilidad, hombría y roles masculinos, entre los académicos que tratan estos

temas. Primero, masculinidad es todo lo que los hombres piensan, dicen o hacen.

Mientras haya hombres, entonces mucho de lo que hagan será masculinidad. Segundo,

masculinidad es lo que los hombres piensan, dicen y hacen para distinguirse ellos mismo

como hombres. de acuerdo a esto, algunos hombres podrían conseguir ser más masculinos

que otro, por su educación o formación. Tercero, la masculinidad es vista como una

cualidad que ciertos hombres tienen más que otros hombres, ya sea porque fueron

formados de esa forma o por alguna clase de logro personal. finalmente, otros estudios

han enfatizado la significativa anulación de la mujer en la negociación de las

masculinidades frente a la mayoría de los hombres durante la mayor parte de su vida.

3.-EL PRECIO DE LA MASCULINIDAD

La identidad genérica masculina influye en la salud del individuo. De acuerdo con la

cultura en que él está inserto, la masculinidad se asocia con correr riesgo, con someterse a

situaciones peligrosas y violentas. La salud masculina es construida de acuerdo con el

contexto social y a lo que significa en ella ser hombre. La morbimortalidad en el hombre

es mayor que en la mujer, a causa principalmente del efecto de la violencia física y

psicológica. Considerando que la masculinidad es aprendida en la niñez y está centrada en

el modelo del héroe, es el padre o la figura paterna el que refuerza esa imagen de hombre,

el que le dice que “debe ser y debe comportarse como un hombre”. Por otro lado, el

cuerpo masculino aparece como aquel que busca o se expone a riesgos y, por ende,

desarrolla la violencia y el enfrentamiento como una forma de obtener respeto de la mujer

8
y de otros hombres. El varón necesita que su vida sea ilustrada por hechos heroicos y, al

mismo tiempo, tener historias para contar. Se observa que en esta sociedad los hombres

mueren primero que las mujeres y que habitualmente las causas de muerte reflejan una

exposición deliberada de enfrentar riesgos y peligros. Las diferencias se observan en el

mayor número de muertes, entre los hombres, causadas por violencia y accidentes y

también en la mayor morbimortalidad por alcoholismo o sus consecuencias En el campo

laboral, existe una división social del trabajo entre el hombre y la mujer en que

generalmente el varón asume las actividades más peligrosas, violentas y que requieren de

mayor capacidad física.

La necesidad de responder a una norma de masculinidad también afecta la solicitud de la

atención en los servicios de salud. Para el hombre es muy difícil ocupar el papel de

paciente y, con frecuencia, niega la posibilidad de estar enfermo y acude a un médico en

último momento, ya que lo contrario será asumir un papel pasivo, dependiente y de

fragilidad (Careaga, 1996). El modelo aceptado de masculinidad, hace también muy

difícil que el varón acepte estar enfermo dentro de su familia y de su grupo social.

4.-EJES NORMATIVOS QUE DEFINAN LA IDENTIDAD MASCULINA:

1.El natural está vinculado con la sexualidad activa y la fortaleza, aspectos que forman

parte de la virilidad, la cual se aprende y socializa a partir de la familia y la escuela,

principalmente. De acuerdo este primer eje, la masculinidad se construye en una relación

de oposición a lo femenino, de manera que cumple con la función de mantenerla virilidad

del varón A pesar de ello para que un varón sea considerado como “hombre”, debe dejar

9
de lado esta virilidad como parte del proceso de maduración. La hombría entonces es

considerada como un producto cultural, y está asociada a los ejes doméstico y público.

Por un lado, el eje doméstico está vinculado a la paternidad; por otro lado, el eje público

está constituido por el trabajo. De este modo, la paternidad y el trabajo forman el núcleo

fundamental del varón adulto pues le permite acumular bienes y prestigio para proveer a

su familia

2.Es importante mencionar que los ejes doméstico y público se encuentran en oposición

por varios motivos. Por un lado, la paternidad vinculada al eje doméstico implica tomar

responsabilidad por la familia, y desde una postura más ortodoxa, esto se vincula con los

roles femeninos de cuidado de la madre, lo cual descuidaría la virilidad del varón. Del

mismo modo, darle importancia al eje doméstico podría traer dificultades para cumplir

con las exigencias laborales del eje público, lo cual es calificado por el grupo de pares

como una situación que transgrede la masculinidad.

imperativos en torno a las características de lo masculino:

2.1. Primero está el no tener características femeninas como la pasividad, vulnerabilidad,

emocionalidad, dulzura y el cuidado de los demás.

2.2. Segundo, la cualidad de sustentar el éxito y establecer una superioridad frente a los

demás, situación que permite demostrar una alta competitividad, poder y estatus social.

2.3. Tercero, la capacidad de ser visto como una persona calmada, auto confiada y

resistente ante los embates de la realidad, lo cual l implica una impenetrabilidad en las

emociones.

2.4. cuarto, él ser agresivo y realizar acciones arriesgadas en espacios públicos.

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5.-EL MODELO HEGEMÓNICO DE MASCULINIDAD:

está aún presente en el imaginario social peruano, y para muchos sujetos continúa siendo

un referente para organizarla diferencia sexual, las formas de relacionarse, los roles y las

jerarquías. Según los estudios realizados por Fuller (1997;2003) los significados de ser

varón en varones de clase media en zonas urbanas de Perú retoman muchos elementos de

una masculinidad hegemónica, caracterizada por el poder y la dominación masculina. Del

mismo modo, la investigación de Fernández (2004) mostró que los adolescentes de Nivel

Socio Económico (NSE) bajo tienden a reproducir un modelo hegemónico de

masculinidad debido a que viven presiones sociales

basadas en un modelo tradicional (como el tener una familia conservadora, éxito escolar,

trabajar desde edades tempranas o conseguir un trabajo que les permita ser proveedores).

Ambas investigaciones se vinculan al segundo imperativo de la masculinidad

hegemónica, el cual se vincula con las características de la competitividad y el poder.

Por otro lado, Polo (2011) realizó una investigación más descriptiva de las

representaciones sociales (RS) de masculinidad de un grupo de adolescentes varones de

NSE alto en la cual se encontraron ciertas conductas que los varones no deben mostrar

para ser considerados como tales. En este sentido, no deben mostrar elementos ligados a

las emociones y los afectos, por el contrario, deben mostrar rasgos de fortaleza y

agresividad, así como sus logros profesionales; y ante una mujer deben mostrarse como

protectores, colocándola entonces en una posición más frágil.

Esta investigación permite ver la presencia de los cuatro imperativos mencionados con

anterioridad.

Las investigaciones mencionadas permiten dar cuenta de la existencia de características y

roles que los hombres deben tener mostrar para ser considerados como tales.

11
Los distintos contextos de socialización (como la familia, la escuela, el grupo de pares y

los medios de comunicación) juegan un papel fundamental para difundir o no el modelo

hegemónico, es decir, para colocarlo o mostrarlo como el modelo principal a seguir,

subyugando a las diferentes formas de ser varón.

6.- CARACTERÍSTICAS DE LAS CULTURAS MASCULINAS:

6.1. Valores y actitudes:

En las culturas masculinas se valora más el desafío y el reconocimiento, frente a la

cooperación y las buenas relaciones que son más valoradas en las femeninas.

Las culturas masculinas presentan un alto estrés laboral frente al bajo estrés laboral de las

culturas femeninas

En las culturas masculinas predominan las creencias en decisiones individuales frente a

las decisiones grupales de las culturas femeninas.

En las culturas masculinas el trabajo es central para las personas, mientras que en las

culturas femeninas no lo es tanto.

En las culturas masculinas predominan valores materialistas y de subsistencia frente a

valores post-materialistas, de bienestar y calidad de vida de las culturas femeninas.

6.2. En la familia:

12
En las culturas masculinas están menos satisfechos con la vida en el hogar que en las

culturas femeninas.

En las culturas masculinas la familia es importante, mientras que en las culturas

femeninas lo son los amigos y conocidos.

En las culturas masculinas es importante la castidad para las novias y ser trabajador para

los novios, mientras que en

las culturas femeninas los criterios son similares para novios y novias.

6.3. En la escuela:

En las culturas masculinas los niños y niñas estudian temas diferentes y en las culturas

femeninas temas similares.

6.4. Roles de género:

En las culturas masculinas hay menor igualdad de sexos en el trabajo y educación, frente

a una mayor igualdad en las culturas femeninas- aunque esto sólo en países desarrollados

-.

En las culturas masculinas los hombres son más competitivos que las mujeres, mientras

que en las culturas femeninas las

mujeres se describen como más competitivas

que los hombres.

13
En las culturas femeninas se encuentran estereotipos de genero específicos o

idiosincrásicos para cada país, mientras que en las culturas masculinas se encuentran

estereotipos compartidos.

En las culturas femeninas hay atributos típicos menos diferenciados (mujeres se describen

en términos masculinos), mientras que en las culturas masculinas hay atributos típicos

más diferenciados (mujeres se describen en términos diferentes de los hombres).

6.5. En política e ideología:

En las culturas masculinas hay poca colaboración al desarrollo, mientras que ésta es alta

en las culturas femeninas.

En las culturas masculinas el crecimiento económico tiene una alta prioridad, mientras

que en las culturas femeninas la tiene la protección del medio ambiente.

En las culturas masculinas hay más votantes de centro, mientras que en las culturas

femeninas hay menos votantes de centro y más de izquierda.

En las culturas masculinas más personas perciben al mundo como injusto mientras que en

las culturas femeninas más personas perciben el mundo como justo.

En las culturas masculinas la corrupción es mayor que en las culturas femeninas - en

países pobres, concretamente.

14
En las culturas masculinas es menor la confianza en sindicatos y la participación

voluntaria en asociaciones, frente a una mayor confianza en sindicatos y mayor

participación voluntaria en asociaciones en las culturas femeninas.

En las culturas masculinas los hombres discuten de política más frecuentemente que las

mujeres, mientras que en las culturas femeninas los niveles de discusión son similares.

En las culturas masculinas hay menos mujeres en cargos electos políticos y de gobierno

que en las culturas femeninas.

En las culturas masculinas la religión es más importante en la vida que en las culturas

femeninas.

7.-UNA NUEVA MASCULINIDAD.

La idea que los hombres y las mujeres podían tener iguales derechos fue difícil de aceptar,

y su aceptación no fue por la cesión o la voluntad de los hombres, sino más bien a la lucha

de mujeres valientes para hacer desaparecer el patriarcado, consiguiendo disminuir la

influencia de éste en algunas estructuras políticas, sociales y económicas, mujeres que

rompieron esquemas y se aventuraron a exigir lo que inalienablemente les corresponde, y

que ha sido tomado dictatorialmente por el hombre durante mucho tiempo.

Una nueva masculinidad es desarrollar el empoderamiento de las mujeres, que el hombre

se cuestione individual y colectivamente sobre lo que sus actos implican, es decir una

deconstrucción de su masculinidad tradicional. Al reconocer que las relaciones de género

son aquellas que miden la situación de poder de hombres y de mujeres en su interacción,

es consecuente advertir la necesidad de incluir a los hombres en el trabajo por la equidad

15
de género, pues el cambio de sus conductas es la clave para respetar la igualdad de derechos

entre el hombre y la mujer.

Las nuevas masculinidades buscan involucrar a los hombres en la lucha por la equidad,

además de señalar los problemas específicos de género en los hombres que resultan de la

socialización sexista, es decir de la construcción del modelo de hombre hegemónico, donde

desaparezca el privilegio que se ha otorgado a los hombres y todas aquellas barreras que le

impiden vivir con humanismo.

Es urgente comenzar a analizar los problemas de la socialización sexista en los hombres, y

el modelo de hombre que hemos de construir, de des empoderar, y de transformar. Así

podemos afirmar que todo proceso de cuestionamiento de la masculinidad debe ir

acompañado de un fin concreto, el buscar la equidad entre hombres y mujeres.

Pero hablar de concientización del hombre para que se despoje de la idea de la mujer como

un ser frágil y servil, es una visión muy limitada, más bien es de examinar qué políticas

públicas se están desarrollando, para combatir el machismo y darle pie a una nueva

masculinidad, un nuevo rol del hombre, que no es más que el cumplimiento de la igualdad.

Para citar un ejemplo y dar pie a la nueva masculinidad, podríamos iniciar ese camino

cuando una pareja planifica un embarazo, o la mujer descubre que está embarazada. Al

nacer la o él bebe ¿qué actitud toma el padre? ¿Toma un papel privilegiado de dejar el cuido

de su hija o hijo a la madre? ¿Se excusa afirmando que es quien lleva el dinero a la casa,

por lo que no puede desvelarse en el cuidado del bebé ya que debe descansar para poder

trabajar al día siguiente? O toma un nuevo rol de masculinidad, buscando la equidad de

derechos, apoyando a la mujer en el parto, ambientando el espacio que será de su hijo, se

preocupa por su nombre, se preocupa por garantizarle su derecho a la identidad, se preocupa

16
por su cuidado y se reparte equitativamente todas las tareas que trae consigo el acogimiento

de un nuevo miembro de la familia, quitando su papel privilegiado que el rol de hombre le

ha otorgado por el hecho de serlo, desapareciendo el poder que la cultura le ha consentido,

más bien buscando la justicia para su familia.

8.-BENEFICIO DE UNA NUEVA MASCULINIDAD PARA LA SOCIEDAD:

Los nuevos hombres están pensando en la corresponsabilidad, como se conoce en

Europa, y es precisamente, “tengo que compartir una serie de tareas que puedo hacer”.

Ellos están pensando en involucrarse corresponsablemente en las tareas que le

competen dentro del ámbito doméstico, tales como llevar los niños al médico, atender

su recreación, colaborar con el lavado, el planchado, la gastronomía.

Pero lo más interesante es que finalmente ante esos cuestionamientos están cambiando

sus afectos y obviamente eso va a producir un nuevo tipo de hombre, un ser masculino

mucho más favorable para la sociedad. Definitivamente la sociedad patriarcal les había

anulado, castrado los afectos, las expresiones, las emociones.

Ahora los hombres están siendo más explícitos con sus emociones, más evidentes, las

están haciendo más visibles, ante una mujer que también está exigiendo que ellos se

hagan visibles, ante jóvenes que se están criando con un nuevo estilo de mujer. Por eso

si existen nuevas mujeres, existirán nuevos hombres.

_ Su relación se basará en la reciprocidad.

_ Habrá un equilibrio, una nueva perspectiva.

_ Un niño que crece con padres que lo acompañan en su afecto, será una persona más

estructuradas, más completa.

17
9.-MASCULINIDAD Y PODER:

“La subjetividad aún hoy se conforma principalmente alrededor de la idea de

que ser varón es poseer una masculinidad racional autosuficiente y defensiva-

controladora que se define contra y a costa del otra, dentro de una jerarquía

masculina y con la mujer como sujeto en menos, generando además una lógica

dicotómica del uno u otro, del todo o nada (donde la diversidad y los matices

no existen)” (Luis Bonino, 2000).

La unión del significado de lo masculino con el poder y el control sobre las cosas y los

“otros”, especialmente sobre las mujeres, ocupa en la actualidad una atención que se

extiende a diferentes disciplinas, desde las Ciencias Sociales y los Estudios de Género

(Castells y Subirats, 2007; Lorente, 2004; 2009; Lomas, 2004; 2005), a la Psicología

(Rojas Marcos, 2005; Bonino, 2000) o la Filosofía y Estudios de Paz (Martínez Guzmán,

2001; 2002).

Desde al análisis sociológico interesa la mayor tendencia masculina a manifestar

comportamientos violentos, arriesgados o competitivos, aspecto que se refleja en un

mayor índice de mortalidad de los hombres en comparación con el de las mujeres, por

motivos de accidente o violencia (Subirats, 2007: 49-135). Eta tendencia, basada en la

demostración de

valía o superioridad y en la rivalidad como elemento central de las relaciones personales,

guardaría relación con un aprendizaje de género dentro de los valores tradicionales que

han constituido El significado de la masculinidad para el análisis social Anastasia Téllez

18
y Ana Dolores Verdú Revista Nuevas Tendencias en Antropología, nº 2, 2011, pp. 80-103

la idea del hombre como sujeto protagonista y superior con respecto a las mujeres,

otorgándole una autoridad material y simbólica en todos los órdenes sociales.

El heroísmo, la combatividad y el conocimiento sexual experimentado serían para

Morgan (1999) los tres valores más importantes del aprendizaje de género masculino; el

sexismo, la misoginia, la agresividad y la homofobia, para Guas

ch (2008), lo que le llevaría a suponer que la masculinidad, en tanto que conjunto de

valores o construcción cultural, constituiría una herramienta básica para preservar el

control social por parte de la población masculina.

Se ha de notar que la construcción de la identidad masculina se caracterizaría desde esta

visión por ser un proceso negativo o reactivo, es decir, ser hombre significa

fundamentalmente no ser mujer (Castells y Subirats, 2007: 63). El varón e hace

hombre al romper el vínculo psíquico con su madre y al aprender lo que no debe ser

asumiendo una identidad que se opone a la de otros grupos, estos son, mujeres, niños y

homosexuales. Como consecuencia el hombre no expresa, sino que inhibe, de ahí que uno

de los rasgos que mejoren caja en la identidad típicamente masculina sea el control de los

sentimientos, y especialmente del miedo.

10.-LA CONSTRUCCIÓN CULTURAL DE LA MASCULINIDAD

A partir del análisis contemporáneo de las relaciones de género Connel (1997) nos ofrece

una manera de distinguir diversos tipos de masculinidades, y una comprensión de las

dinámicas de cambio. Si bien, como afirma Connel (1997), todas las sociedades cuentan

con registros culturales de género, no todas tienen el concepto masculinidad.

19
En su uso moderno el término asume que la propia conducta es resultado del tipo de

persona que se es. Es decir, una persona no-masculina se comportaría diferentemente:

sería pacífica en lugar de violenta, conciliatoria en lugar de dominante, casi incapaz de

dar un puntapié a una pelota de fútbol, indiferente en la conquista sexual, y así

sucesivamente. Esta concepción presupone una creencia en las diferencias individuales y

en la acción personal. El significado de la masculinidad para el análisis social Anastasia

Téllez y Ana Dolores Verdú, Pero el concepto es también inherentemente

relacional. La masculinidad existe sólo en contraste con la femineidad.

Una cultura que no trata a las mujeres y hombres como portadores de tipos de carácter

polarizados, por lo menos en principio, no tiene un concepto de masculinidad en el

sentido de la cultura moderna europea/americana. La investigación histórica sugiere que

aquello fue así en la propia cultura europea antes del siglo XVIII. Las

mujeres fueron vistas como diferentes de los hombres, en el sentido de seres incompletos

o ejemplos inferiores del mismo tipo (por ejemplo, con menos facultad de razón).

Mujeres y hombres fueron vistos como portadores de caracteres cualitativamente

diferentes; esta concepción también formó parte de la ideología burguesa de las esferas

separadas en el siglo XIX.

En cualquier caso, nuestro concepto de masculinidad parece ser un producto histórico

bastante reciente, a lo máximo unos cientos de años de antigüedad. Al hablar de

masculinidad en sentido absoluto, entonces, estamos haciendo género en una forma

culturalmente específica. Se debe tener esto en mente ante cualquier demanda de haber

descubierto verdades transhistóricas acerca de la condición del hombre y de lo masculino.

Las definiciones de masculinidad han aceptado en su mayoría como verdadero nuestro

punto de vista cultural, pero han adoptado estrategias diferentes para caracterizar el tipo

20
de persona que se considera masculina. Se han seguido cuatro enfoques principales que se

distinguen fácilmente en cuanto a su lógica, aunque a menudo se combinan en la práctica.

Las definiciones esencialistas usualmente recogen un rasgo que define el núcleo de lo

masculino, y le agregan a ello una serie de rasgos de las vidas de los hombres. Freud se

sintió atraído por una definición esencialista cuando igualó la masculinidad con la

actividad, en contraste a la pasividad femenina -aunque llegó a considerar dicha ecuación

como demasiado simplificada.

Pareciera que la más curiosa es la idea del socio biólogo Lionel Tiger de que la verdadera

hombría, que subyace en el compromiso masculino y en la guerra, aflora ante “fenómenos

duros y difíciles”. Muchos fans del rock metálico pesado estarían de acuerdo con esto.

11.-REPENSAR EN LA MASCULINIDAD:

En un ámbito familiar donde el machismo predomina, a los niños menores de edad se les

debe enseñar que ése no es el camino que deben seguir, que los estereotipos o roles de

género que han visto en el hogar no es el correcto.

Tienen que saber que los hombres cambian, las nociones de la paternidad cambian y que

la libertad de las mujeres no significa una especie de “amenaza” a su masculinidad.

Por ello, la familia es el entorno más importante, es la clave para dar ese “paso” a fin de ir

rompiendo el machismo social, para ir evolucionando hacia una sociedad más justa.

La sociedad va transformándose y se perciben cambios: diversos tipos de familia, los

hombres apoyan a las labores domésticas y no por eso dejan de ser hombres.

21
Es necesario aclarar que las actitudes machistas de niños y adolescentes responden

siempre a las expectativas que los adultos han puesto sobre ellos; a veces, la forma de

actuar o de ser de los varones menores tiene como objetivo encajar en ese modelo rígido

de masculinidad tradicional para sentirse “uno más” o para no hacer sentir vergüenza a

alguno de sus semejantes pues, generalmente, no ser ese modelo de masculinidad, acarrea

represalias, sobre todo en la infancia y adolescencia.

La escasez de referentes de masculinidad no violenta en la cultura de masas genera que

muchos niños y jóvenes tengan dificultades para identificar horizontes distintos a los que

mirar, y anden perdidos a la hora de desechar ese patrón tradicional y mirar hacia

referentes nuevos.

Es momento de cambiar eso, es el momento de que sepan que los hombres nunca dejarán

de ser hombres así desempeñen cualquier actividad doméstica o laboral similar a la de

una mujer, deben aprender que todos somos iguales y todos somos capaces de realizar las

mismas actividades.

12.-NUEVA IDEA DE MASCULINIDAD

Los varones tenemos mucho trabajo pendiente y es una tarea que no podemos posponer

eternamente. Mientras que las mujeres han pasado décadas analizando los roles que las

sociedades tradicionalmente les han impuesto, los varones hemos permanecido pasivos,

aferrados a una idea de Masculinidad que resulta degradante tanto para nosotros como

para ellas.

22
Mientras las mujeres avanzaban en su esfuerzo de construir un nuevo modelo de lo

Femenino, liberado de las cadenas de unas sociedades ranciamente patriarcales, los

varones no nos hemos movido apenas del sito. Basta formular la siguiente pregunta a un

joven: ¿Qué significa ser un hombre de verdad? Para recibir un abanico de respuestas

siempre cercanas a la idea tradicional del Macho: “Un hombre es el que pone a los demás

en su lugar”, “un hombre es el que no se rinde”, “el que no acepta dar un paso atrás”, “el

que siempre está dispuesto para el sexo”, “el más fuerte”, “el más duro”, “el que tiene que

proteger a su chica”, “el que no llora”, “el que manda”, “el que lleva los pantalones”, “el

que no siente”.

Con toda seguridad, esta inmovilidad varonil ha estado motivada por nuestra posición de

privilegio: Ser un varón tiene muchas ventajas sociales, yo diría que todas. ¿Hace falta

que las enumere? Supongo que no y agradezco ser eximido de esta obligación porque no

tendría ni tiempo ni espacio para poder describir en qué medida las mujeres del mundo se

encuentran en una situación que oscila desde la discriminación edulcorada, en el mejor de

los casos, hasta la más atroz violación de los derechos humanos básicos, en el peor de

ellos. El femicidio, es decir, su asesinato y la posterior impunidad legal de los asesinos no

es, en absoluto, un hecho testimonial, sino más una epidemia silenciada de dimensiones

planetarias.

Sin duda que esta ventaja puede haber mantenido a muchos varones cómodamente

instalados en sus sillones, pero ¿qué hay del resto? Porque no todos los varones

aceptamos ni queremos una sociedad en la que nacer mujer implique nacer sometida y

nacer varón implique nacer capataz. ¿Por qué los varones no hemos comenzado la tarea

de analizar las obligaciones e imposiciones de nuestro rol? ¿Por qué nos mantenemos en

23
este limbo acrítico sin reflexionar sobre qué debe significar la Masculinidad y cómo

comenzar a buscar nuestra libertad?

Sí, efectivamente he utilizado la palabra libertad porque los roles son en realidad corsés

que nos aprietan hasta hacernos adoptar la forma convenida. Y quien piense que el rol del

Macho no constriñe hasta cortar la respiración, se equivoca trágicamente. Si el rol

tradicional de la Madre-Esposa obliga a una mujer a todo un universo de renuncias

personales, sociales, culturales o económicas, el rol tradicional del Macho nos aprieta en

la dirección de deshumanizarnos y tiranizarnos; porque seamos sinceros con nosotros

mismos: Nuestro rol nos ofrece la injusta ventaja de ser los dominadores, pero ser

dominador no es gratis porque implica ser duro como el mármol, no emitir ni una palabra

de queja, no confiar en nadie, estar siempre peleando con todos los que cuestionan nuestra

autoridad, matar a los intrusos si es necesario, ahogar todas nuestras emociones y, lo peor

de todo, sentirnos muy solos porque para sentirnos acompañados necesitamos

compañeras y no esclavas.

La cuestión es: ¿Por qué debemos pagar este precio? ¿Por qué los varones no podemos

sacudirnos los roles impuestos por una tradición abominable? ¿Por qué no podemos

“reinventarnos”, analizarnos, decidir qué merece ser conservado y qué merece ser

destruido? La respuesta es muy sencilla: En realidad sí podemos. Podemos y lo

necesitamos si queremos llegar a crecer como personas del género masculino.

Necesitamos construir una nueva idea de la Masculinidad, un paradigma completamente

alejado del rol tradicional del Macho, un ideario propio, nuestro, creado entre nosotros y

para nosotros, para ser felices juntos en un mundo de Nosotros y Ellas. De Nosotros y

Ellas en plena igualdad y cooperación ante la vida. Necesitamos un ideal que nos

permita ser humanos, llorar cuando corresponda, equivocarnos tanto como sea necesario,

24
prodigar ternura a nuestra gente, reconocer sin culpa que hoy no tenemos ganas de sexo,

renunciar a pelearnos como gallos en un corral porque alguien miró a nuestra mujer por la

calle, sentir asco de la violencia, de todo tipo de violencia, de la misma forma que nos

repugnaba cuando éramos niños y todavía no habíamos sido adiestrados para ser machos

alfa en una guerra constante por el harén y el territorio.

¿Qué significa ser un hombre de verdad? ¿Dónde reside la esencia de la Masculinidad?

Ésta es la cuestión pendiente. La Masculinidad no puede seguir significando lo que hasta

ahora, sencillamente porque no podemos reducir nuestra condición humana a la del

estereotipo del Héroe-Macho cinematográfico que mata con un brazo y atrae hacia si a

una mujer con el otro, y en ambos casos con el mismo rictus de agresividad y violencia.

Nosotros no somos eso, no queremos ser eso, nos provoca rechazo eso. Y puesto que no

estamos dispuestos a seguir interpretando este papel -que no hemos elegido,

porque ningún bebé varón nace siendo una máquina de someter y asesinar- tendremos que

empezar a pensar en alternativas, a compartir nuestras experiencias e ideas sobre lo que

debe significar lo Masculino y puesto que no hay senda marcada… A buscarla por

nuestros propios medios e improvisar.

Estoy absolutamente seguro de que muchos varones han pensado esto en más de una

ocasión. No en vano los roles son eso, roles, papeles, corsés que no se adaptan a nuestra

individualidad y nuestra naturaleza. La fuerza del rol es tal, que los varones que se

niegan a aceptar estas imposiciones sufren un destierro del mundo masculino que les

arroja a la tierra de nadie, donde permanentemente se duda de valía y masculinidad.

Quien viva en esta tierra de nadie entenderá a qué me refiero. Sin embargo, estoy

completamente convencido de que muchos de nosotros hemos sentido, de una forma u

otra, este grito de rebelión interna, no sólo porque nos repugne lo que el Macho ha hecho

25
y hace, sino porque pensamos que debemos ser todo lo que podemos ser y no sólo un

cliché, un estereotipo, un saco de rudeza e insensibilidad.

Por todo esto creo que los varones tenemos mucho trabajo pendiente y pienso que no

podemos posponerlo más, porque es nuestra Vida lo que nos jugamos, una Vida auténtica,

propia, personal. No porque estemos obligados, no, es el rol el que se nos ha impuesto y

es la libertad de construirnos a nuestra manera lo que está puesto sobre el tapete. No es

tanto un cambio social lo que propongo, eso vendrá después, llegará solo; es más un

cambio interno, un primer paso en nuestra mente y en nuestras tripas, un puñetazo sobre

la mesa: El último puñetazo. Y que éste sea para decir: Yo no soy eso, porque puedo ser

mucho más que eso y voy a ser quien verdaderamente soy.

13.-CARACTERÍSTICAS DE MASCULINIDAD:

Autosuficiencia, auto-importancia:

hace referencia al acto mediante el cual una persona, una comunidad, una

sociedad puede abastecerse por sí mismo/a para satisfacer sus necesidades básicas

y más importantes. La autosuficiencia puede tener que ver con suplirse a uno

mismo de los productos y bienes que se estiman relevantes para la supervivencia

(por ejemplo, la comida, el abrigo, la protección) pero también puede hacer

referencia al estado anímico y emocional que hace que una persona no dependa de

los otros si no que pueda llevar adelante las diferentes situaciones de su vida por

su cuenta.

Se trata de un término que permite hacer referencia a algo o alguien relevante,

destacado o de mucha entidad.

Belicosidad heroica (a modo de guerrero) :

26
Tendencia a participar en conflictos armados

la belicosidad del líder nacionalista dificultaba la pacificación de la zona.

Diferenciación con las mujeres y con lo femenino:

Para plantearnos que es lo femenino, antes que nada, deberíamos definir bien la diferencia

entre Femenino/Masculino y Hombre/Mujer.

Hombre y Mujer son definiciones aplicadas a la distinción de seres humanos únicamente

basadas en su diferencia sexual.

Esta diferencia es muchas veces confusa ya que normalmente ligamos la condición de ser

mujer a comportamientos exclusivamente femeninos y a ser hombre con

comportamientos exclusivamente masculinos, de hecho, si algún hombre o mujer tiene

comportamientos contrarios a lo que se suele adjudicar a su sexo suele criminalizarse,

pero la naturaleza humana no es tan básica.

Hay estudios donde se ve que muchos comportamientos emocionales y sociales vienen

marcados por las hormonas (estrógenos o testosterona) y que estos niveles de hormonas

no siempre se relacionan de forma igualitaria con la diferencia genital, hay mujeres que

tienen más testosterona que muchos hombres y viceversa, entonces, ¿esas mujeres dejan

de ser mujeres? Desde luego que no.

Protagonismo invasivo: ocupar tiempo y espacio que se le roba a las

mujeres:

Convencimiento de estar en lo cierto

Culpar a las mujeres

27
Dureza emocional

Corporativismo

Negar los aportes de las mujeres a la construcción del mundo

Impunidad: Tener proyecto personal y priorizarlo

14.-APRENDIZAJE DE LOS ROLES GENÉRICOS :

Desde la infancia, los sujetos incorporan conductas en un proceso de aprendizaje e

identificación en el que las figuras a imitar —la madre y el padre- son objetos idealizados

que tienen el control de todo lo que el/la niño/a llegará a recibir.

Estas identificaciones se producen en el marco de un sistema patriarcal y, en la medida en

que no sean cuestionadas, garantizarán la reproducción del sistema, su distribución del

poder y su escala de valores.

La familia, estructurada por patrones de relación jerárquicos, constituye el primer espacio

donde se expresan las relaciones no equitativas de poder y la contradicción dominador—

subordinado.

El control y el sometimiento son elementos básicos para sostener y reproducir el ejercicio

del poder sobre los otros. La sanción moral, la indiferencia, el castigo, la manipulación

afectiva y la violencia son el bagaje instrumental. El polo subordinado puede ser sumiso,

indiferente, temeroso, resistente o reactivo. Estas formas de relación son permanentes en

la cotidianeidad de la familia. Son aprendi-zajes de roles que contribuyen a la

construcción de la identidad de género. A metida que el sujeto crece va perfeccionando

cada vez más la identificación y así desempeña los roles aprendidos entendiéndolos como

28
absolutamente «naturales». Ya en la infancia había aprendido que transgredir implicaba

un riesgo: la sociedad —a través de la familia— segrega y castiga a quienes no se avienen

a las pautas establecidas. En el proceso de asunción de los roles genéricos, las personas

no registran su carácter de construcción cultural. De una manera «natural» aprenden a

someter o a ser sometidos, a administrar o a ser testigos de lo que el otro administra, a ser

sujetos u objetos de decisión. La naturalización no excluye la coerción.

15.-LA MASCULINIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA.

Relaciones de poder

. El poder como una dimensión del género es central en la explicación del orden social

porque permite entender no sólo las dinámicas de control que ejercen los hombres sobre

las mujeres, sino las distintas formas de poder que ejercen

los hombres sobre otros hombres o las mujeres sobre otras mujeres, así como las que se

ejercen desde el Estado, las corporaciones o las leyes. El análisis del poder también

permite identificar

las distintas formas de resistencia que desarrollan los grupos y las personas para

debilitarlo.

Relaciones de producción.

El orden de género se basa también en la división sexual del trabajo, es decir, en el

sistema social que asigna determinadas actividades a los hombres y a las mujeres y que,

además, otorga significados y valores jerárquicos diferenciados al trabajo masculino y al

femenino. Ello crea asimetrías estructurales y coloca a las mujeres en desventaja en

términos de ingreso, beneficios laborales, oportunidades de promoción y de acceso al

29
consumo. Además, la división entre las esferas pública y privada que separa el espacio

productivo del reproductivo asigna a las mujeres al ámbito del trabajo invisible,

devaluado y no pagado, mientras que a los hombres los coloca material y simbólicamente

en el espacio del trabajo remunerado, la acción colectiva y el poder.

Relaciones emocionales.

Las relaciones emocionales constituyen una dimensión central del orden de género, pues

en ellas convergen el deseo, el erotismo y la vida emocional. La carga emocional

atribuida a lo masculino y a lo femenino se dirige no sólo hacia las personas sino también

hacia las instituciones y las entidades públicas. El terreno de la sexualidad está marcado

por la doble moral y por la exclusión de las mujeres incluso de la apropiación La

masculinidad desde una perspectiva sociológica de su propio cuerpo y del derecho al

placer, mientras que concede a los varones dividendos en términos de honor y prestigio

para el ejercicio de la actividad sexual.

Relaciones simbólicas.

Toda relación de género se construye en función de los significados compartidos

asociados a lo masculino y a lo femenino, pues la sociedad es indudablemente un mundo

de significados. Si bien cada cultura ha desarrollado sus propios esquemas de

interpretación, en todas ellas el lugar simbólico de la autoridad es siempre masculino.

Además, las relaciones simbólicas involucran la totalidad del sistema de comunicación de

una sociedad en tanto que incluye el lenguaje hablado y el escrito; el lenguaje corporal; la

forma de vestir; los rituales de iniciación y los religiosos; las actividades como el deporte

o el trabajo; y los productos culturales como el cine, la fotografía o la danza. Así, hablar

de hombre o mujer va mucho más allá de una enunciación descriptiva; nos remite a un

30
sistema de interpretación acumulado a lo largo de la historia que define un lugar físico y

un lugar simbólico para cada persona en el entramado social

16.-UNA MASCULINIDAD QUE EXIGE SER PROVEEDOR:

La masculinidad se desarrolla principalmente bajo el alero del ámbito laboral, sin

embargo, dicho contexto que define al hombre se desenvuelve a partir de la adolescencia

o adultez, dependiendo la situación socioeconómica de la persona, por ello, existe una

influencia directa y primeriza en la formación de la masculinidad que recae en la familia.

La importancia del contexto y de los procesos de socialización que las personas llevan a

cabo dan paso a construir perfiles de personalidad asociados a rasgos que si bien tienen

un punto subjetivo, su mayor evolución se basa en el aprehender que cada sujeto

desarrolla principalmente en la etapa infantil y adolescente

en este sentido, las mujeres identifican una clara influencia respecto al rol que juega la

tradición familiar en la generación de masculinidad, advirtiendo que es en la infancia

donde sus padres daban paso a una distinción de actividades, siendo su madre, o ellas

como hijas, las encargadas de las tareas domésticas: la preocupación sobre la comida y la

limpieza como ejes principales en su actividad, negándoles de manera rotunda que los

hombres hicieran dichas actividades. Tanto hombres como mujeres se presentan cual

sujetos sociales con características varias que surgen desde el rol ejercido por las

estructuras a las que inevitablemente se enfrentan durante todo el transcurrir de sus vidas:

la familia con sus respectivas costumbres; la escuela y el rol

31
educacional que se le adjudica; la iglesia que bajo la idea de religiosidad define el qué

hacer moral; y el Estado generando las normas sociales institucionalizadas, siendo este

último un punto importante a considerar, pues en reiteradas ocasiones las mujeres asocian

la creación de las leyes a los hombres, por ende se entiende que ellos admiten ser “dueños

de la verdad”, o expresiones como adjudicarse que “su palabra es ley”, dan cuenta de la

relación de poder existente entre hombres y mujeres, exclusivamente dada su condición

de género. Existe, sin embargo, una opción de tipo personal ante dicho contexto social, la

que nos permite ser distintos a cada sujeto en su singularidad.

17.- ESPACIOS Y CARACTERÍSTICAS:

Por lo mencionado hasta el momento, se puede entender que la construcción social de la

masculinidad supone un espacio de interacción con la feminidad, de manera que existe

una relación cercana entre las categorías de género y ambas se influyen mutuamente

(Ruiz Bravo, 82011). En este sentido, debido al movimiento feminista liberal y socialista

que emergió en la década de los sesentas, y a la presencia de roles diferentes o más

activos por parte de las mujeres, se generó el cuestionamiento de las normas tradicionales

de la división de roles y tareas para cada género (Lartigue, 1997)

. En otras palabras, los estereotipos aprobados socialmente y particularmente los referidos

a la masculinidad hegemónica están siendo criticados, localista generando que se

replanteen las formas tradicionales de asumir lo masculino ylo femenino (Ureta de

Caplansky, 2011).

Algunos autores señalan la existencia de identidades plurales que dan cuenta de múltiples

diferencias entre los varones. Esto se debe a la presencia de algunos factores inherentes al

sujeto (como las diferencias étnicas, la clase social, entre otros), los cuales traerían

consigo una diversidad de discursos en torno a la masculinidad (Glocer, 2004). Además

32
de estos factores, la exploración de las masculinidades toma en cuenta los espacios y

contextos en los cuales estas se expresan, de modo que la relación de pareja, la vida

social, el ámbito laboral, los logros, etc., permiten dar cuenta de los discursos alternativos

de lo masculino que una persona ha adquirido (Bolognini, 2009).

En la investigación realizada por Cáceres et al. (2002) sobre el significado de ser hombre

en el Perú se muestran distintos matices de masculinidad tomando en cuanta los

diferentes espacios y contextos socio culturales en los que el varón interactúa. Algunos de

estos son también explorados por otros autores, como se verá a continuación.

En primer lugar, los logros y las hazañas son elementos de reconocimiento social que el

grupo de pares tiende a evaluar

. En segundo lugar, la calle es el espacio que permite generar las relaciones de parentesco

y las redes de amistad

. Su principio rector es la jerarquía, de modo que plantea la existencia de códigos de

conducta que ordenan la construcción de hábitos a través de

la competencia frente a sus pares para demostrar su masculinidad (como son el consumo

de alcohol, el fútbol, el sexo, entre otros). En este sentido, los espacios de reunión entre

varones representan el contexto en el cual se consolida la masculinidad hegemónica

(Fuller, 1997, 1998).

En tercer lugar, el espacio de los afectases vivido mediante ciertas limitaciones en la

expresión de algunas emociones (como el miedo, la tristeza y la ternura). En cuarto lugar,

la paternidad constituye un componente central en la conformación de la identidad

masculina y está asociada a la condición de proveer y proteger a la familia. En quinto

lugar, el trabajo está también vinculado con la capacidad de proveer, de modo que el

33
ejercer una actividad remunerada se podría considerar una característica básica de la

masculinidad. Por último, la sexualidad activa es también una demostración del poder y la

capacidad como varón. En este sentido, el tener una primera experiencia sexual para los

jóvenes es fundamental en cuanto a su afirmación personal y su identidad (Ruiz Bravo,

2001). Como se puede ver, convertirse en hombre implica ingresar a ciertos espacios

como el trabajo, el matrimonio, la paternidad, etc., los cuales permiten demostrar su

masculinidad.

Prescriptivas:

La perspectiva de los derechos masculinos, está conformado por aquellos que procedentes

de posiciones profeministas consideran que los roles masculinos tradicionales son letales

para el hombre, así como por aquellos otros que llegan de posiciones liberales y

consideran que es necesario defenderse del feminismo radical.

La perspectiva espiritual, se refiere fundamentalmente a la corriente mito poética, aunque

más humanista y de mayores simpatías por el feminismo.

La perspectiva socialista, sostiene que la masculinidad, en tanto construcción social, se

desarrolla determinada por una estructura de clases.

La perspectiva de la especificidad, es asumida principalmente por grupos específicos,

sobre todo étnico-culturales y homosexuales, que critican las “discusiones estandarizadas

sobre masculinidad que presumen una masculinidad universal referida al hombre blanco,

heterosexual, y de clase media”.

34
18.- MICROMACHISMOS :

Es un término aportado y desarrollado por Luis Bonino que hace referencia a

comportamientos y hábitos de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana y en

las relaciones de pareja. Los micromachismos son a menudo prácticas inconscientes y

casi siempre imperceptibles, pero actúan por acumulación y tienden a perpetuar una

distribución injusta de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.

Para entender estos “micromachismos” hay que tener en cuenta que las relaciones entre

hombres y mujeres se producen en un escenario donde no se juegan sólo diferencias, sino

sobre todo, desigualdades y relaciones de poder asimétricas, con sus correspondientes

estrategias de dominación. Estas prácticas abarcarían un amplio abanico de maniobras

que impregnan el comportamiento masculino en lo cotidiano. Los micromachismos serían

por tanto micro abusos para procurar que el hombre mantenga su posición de género

dominante, creando una red que atrapa sutilmente a la mujer de forma cotidiana y limita

su autonomía personal.

Algunos de los micromachismos se manifiestan en acciones cotidianas como disponer de

tiempo libre porque la pareja asume tareas domésticas que nos corresponderían si el

reparto fuera equitativo. Hay muchos más: la falta de reconocimiento del valor

económico del trabajo

doméstico y la crianza de los hijos e hijas; que los hombres crean que exponer sus

argumentos les da derecho a salirse con la suya; escudarse en la dificultad para expresar

los sentimientos para evitar hablar, explicarse y comprometerse; aceptar cierto reparto de

las tareas

35
del hogar sin asumir su gestión, no estando pendiente, por ejemplo, de lo que hay que

comprar o sacar del congelador; resistirse a un aumento de sueldo o promoción

profesional de la

pareja; controlar los tiempos; criticar cómo se realizan las tareas domésticas, etcétera.

19.-HOMBRES POR LA IGUALDAD:

Conviene aclarar que tanto el movimiento de liberación de los hombres como el

movimiento de hombres por la igualdad tienen muchos puntos en común. En gran

cantidad de ocasiones ocupan los mismos espacios, reflexiones y prácticas. En ocasiones,

grupos del movimiento de hombres por la igualdad impulsan la creación de grupos de

reflexión y crecimiento personal, mientras que de los grupos de liberación surgen también

iniciativas y dinámicas que generan grupos de hombres por la igualdad. Pese a que a

menudo ambos movimientos se solapan, si el movimiento de liberación masculina tiende

a centrarse en los efectos dañinos personales que causa la socialización sexista de la

masculinidad, el movimiento anti sexista tiene una mayor proyección hacia lo social y lo

político. Se centra en denunciar el poder y la violencia machista; en analizar las

injusticias de género y los beneficios que reporta el cambio en los hombres hacia

posiciones más igualitarias.

El movimiento de los hombres por la igualdad plantea iniciar un proceso necesario de

reflexión y práctica para lograr el cambio personal de los hombres hacia posiciones más

igualitarias. Como una estrategia complementaria y paralela al empoderamiento de las

mujeres se propone el desarme moral de los hombres o, lo que es lo mismo, el análisis

36
crítico de la propia identidad de los hombres. Una de las características más importantes

de este movimiento es el reconocimiento de que el patriarcado, como origen de una

sociedad marcada por las injusticias y las desigualdades, sitúa a los hombres en una

situación de ventaja por el mero hecho de serlo, por lo que plantean y reivindican “estar

dispuestos a perder privilegios para ganar en igualdad, desde el convencimiento de que

con el cambio ganamos”. De esta manera, estos serían algunos de los ejes que distintos

grupos del movimiento de hombres por la igualdad tienen en común:

El compromiso de los hombres con el cambio personal (expresión de afectos, gestión

de la frustración, vivencia de la sexualidad, compromiso contra la homofobia...).

La lucha activa contra la violencia hacia las mujeres y la discriminación por

razones de género. Asumir de forma igualitaria de nuestra responsabilidad en el cuidado

de las personas. El apoyo, impulso y visibilizarían de modelos positivos de masculinidad

(hombres cuidadores, pacíficos, sensibles...).

El compromiso de los hombres con el cambio en el ámbito público (generar una masa

crítica de hombres a favor de la igualdad, defender estrategias de conciliación, renunciar a

espacios de poder para que sean ocupados por mujeres, propuesta de cambios

legislativos...).

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Conclusión:

De este modo, a lo largo de la historia, y todavía hoy día, los varones han experimentado

una gran presión social para responder a las expectativas culturales de masculinidad, a

través de comportamientos asociados a esos atributos. Como consecuencia, los varones

siguen desarrollando conductas que limitan su propio desarrollo humano, al tiempo que

reproducen injustas estructuras de discriminación y violencia hacia las mujeres.

la experiencia de género de un varón no se determina únicamente por su sexo sino por el

lugar que ocupa dentro de varias categorías espacios sociales

Se encontraron distintos elementos y características que permiten comprender que el

modelo de masculinidad hegemónica está aún presente en el discurso de los jóvenes.

Los sujetos elaboran un discurso sobre la masculinidad a partir de una oposición de lo

femenino, de manera que algunos elementos de la afectividad son también afectados por

este discurso.

Solo uno de los participantes tuvo un discurso más elaborado que integra los aspectos

externos e internos en torno a la masculinidad. Es probable que esta situación esté

vinculada a distintas variables

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Para considerarnos masculinos no necesitamos mostrar que no tenemos miedo a nada; que

somos capaces de realizar cualquier actividad o tarea; que necesitamos acostarnos con

cualquier mujer sin importar si nos gusta o no; que no debemos mostrar nuestros

sentimientos aunque sintamos la necesidad de desahogarnos con algún amigo, familiar o

pareja”, destaca el especialista.

39
bibliografías:

http://www.despiertaterapias.com/psicolologia/blog-de-psicologia-necesitamos-una-
nueva-idea-de-masculinidad/
https://es.scribd.com/document/305802929/Roles-de-Masculinidad-feminidad

http://psicologiasocial-ucv.blogspot.pe/2013/06/monografia-masculinidad-y-
paternidad.html

http://www.salud180.com/sexualidad/10-cosas-que-definen-la-masculinidad

http://www.scielo.org.mx/pdf/soc/v23n66/v23n66a4.pdf

http://actacientifica.servicioit.cl/biblioteca/gt/GT11/GT11_BravoVillagraC.pdf

https://repositorioacademico.upc.edu.pe/bitstream/handle/10757/617924/Lora_DE.pdf;jsessio
nid=4FD4BFF8CBFFD56B859BAC17D137154B?sequence=1

https://womenonmovement.com/la-via-femenina/%c2%bfque-es-ser-mujer/

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Anexos:

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