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Causales de Divorcio en Venezuela.

Aceptacion Hechos Juicio Divorcio,


Confesión Ficta

El Divorcio es definido por la doctrina como la ruptura legal de un matrimonio


válidamente contraído, durante la vida de los cónyuges como consecuencia de un
pronunciamiento judicial.
La Profesora María Candelaria Domínguez, en el texto “Manual de Derecho
de Familia”, señala en relación al divorcio lo siguiente:
“…omissis… el divorcio precisa de una decisión jurisdiccional que se
pronuncia en función de algunos de los supuestos taxativos en que el
legislador permita la disolución del vinculo matrimonial contraído
válidamente. …omissis… De allí que el divorcio se traduce en la disolución
legal del matrimonio en razón de una sentencia por las causas taxativas
consagradas en la ley. …omissis… si bien desde el punto de vista práctico, no
existe poder humano ni jurídico que logre mantener unidas a dos personas
contra su voluntad, el legislador en función de un sentido de preservación del
vínculo conyugal y por ende familiar, dada la importancia social de esta última,
trata de dificultar la disolución del vinculo conyugal. O si se quiere, más
precisamente tal disolución del matrimonio no procede libremente a voluntad
de los interesados, por tratarse de una materia de orden público, impregnada
de normas imperativas y por tal razón, sustraída del principio de autonomía de
la voluntad…omissis…En función de lo indicado, la doctrina señala algunas
características de la materia relativa al divorcio; es de “orden público”, y por
ende está sustraída del principio de la autonomía de la voluntad. El orden
público está de por medio en aquellas materias que se consideran vitales o
importantes para el desarrollo del Estado o la sociedad: como se afirma que el
matrimonio tiene por objeto la familia, que es la base fundamental de la
sociedad, se trata de preservar la misma no facilitando la extinción del vinculo
matrimonial. (fin de la cita, negrillas y resaltado nuestro)
Podemos observar que esta Doctrinaria insiste en que solamente por las causales
taxativas que establece la legislación debe disolverse el vínculo conyugal tras una
decisión de carácter judicial, esto tomando en consideración la necesaria
protección de la familia como asociación natural de la sociedad, a tenor de lo
dispuesto en el artículo 75 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, cabe entonces la apreciación que todo lo relativo en materia de
divorcio sea de orden público, tanto en las causales sustantivas y taxativas de la
Ley, como lo que refiere a las formas adjetivas de su procedimiento, las cuales no
pueden ser renunciadas, ni relajadas por convenio entre partes.
En el ordenamiento jurídico Venezolano, solo hay dos maneras de disolver el
vínculo matrimonial: de manera amistosa o de mutuo acuerdo, (no contenciosa)
y de manera contenciosa mediante juicio previo; en la primera de las
mencionadas, existen dos variantes, la separación de cuerpos mediante mutuo
acuerdo, y el divorcio remedio, contemplado en el artículo 185-A del Código Civil.
En el Divorcio Contencioso o por medio de una demanda judicial, las
únicas causas o causales en Venezuela, según el artículo 185 de Código Civil, son
las siguientes:
1). El adulterio

De conformidad con lo establecido en el artículo 185, numeral 1° del Código Civil,


el adulterio es causal expresa de divorcio; figura que es definida por el Diccionario
de la Lengua Española, citado por el autor Raúl Sojo Bianco (Apuntes de Derecho
de Familias y Sucesiones, Móvil-Libro. Caracas: 1.995, pág. 214) como “el
ayuntamiento carnal ilegítimo de hombre con mujer. Siendo uno de los dos o
ambos casados”.
Consecuente con esa definición, el autor Emilio Calvo Baca (Código Civil
Venezolano, Ediciones Libra. Carcas: 2002. pág. 158) lo define como:
“…la relación sexual, de un cónyuge con persona distinta de su consorte. Es la
violación más grave del deber de fidelidad conyugal.
Puede o no nacer un hijo de la relación adulterina. Si el ofendido consiente el
adulterio o perdona al ofensor, la ley le niega el derecho de pedir la separación.
Además, penalmente el adulterio constituye delito, pero para denunciarlo es
necesario que haya terminado el proceso civil de divorcio por esta causal.”
Afirma la Doctrina que para que exista adulterio, deben coexistir dos elementos:
1) el material de la cópula carnal llevada a cabo por una persona, con quien no es
su cónyuge, y 2) el intencional de realizar el acto en forma consciente y voluntaria;
de forma tal que la demostración del adulterio implica la prueba precisa de
haberse mantenido relaciones carnales durante el matrimonio, con persona
distinta del cónyuge.
El adulterio se configura con el simple acto sexual de una mujer y un varón fuera
del matrimonio, sea ocasional o permanente pero intencional; consecuentemente
en Venezuela, no constituye adulterio las relaciones sexuales entre personas del
mismo sexo -lo que en todo caso constituyen conductas deshonrosas-, las injurias
graves u homosexualidad y Lesbianismo como lo tipifica nuestra legislación
sustantiva.
La prueba del adulterio requiere la demostración de que el marido o la mujer,
según el caso, ha tenido relaciones sexuales con persona diferente a su cónyuge.
no es menester probar el elemento intencional, pues el acto humano debe
considerarse voluntario hasta que se demuestre lo contrario.
La demostración del adulterio es difícil; su prueba directa, casi imposible. Puede
resultar, sin embargo, de la cosa juzgada penal o civil o, también, del
reconocimiento, por una persona casada, de su hijo adulterino, lo que es posible,
conforme al Código reformado, y debe admitirse, al menos como indicio, en la
prueba del adulterio.
En la reciente reforma parcial del Código Penal las mujeres que cometan
adulterio enfrentan penas de hasta 3 años de prisión, pero no los hombres.
El 13 de abril del 2005 entró en vigencia la Reforma Parcial del Código Penal y
entre otras criticas es que se dejo vacíos jurídicos y ambigüedades, esta reforma
establece una pena de prisión de entre 3 meses hasta 3 años para aquellas mujeres
que cometan adulterio, pero esta pena no se aplica por igual a los hombres en la
misma situación.
Estos artículos evidencian una ruptura con el principio de igualdad ante la ley e
intentan tipificar el delito de “la mujer adultera” mas no “al hombre adultero”,
simplemente se les dará pena de “tres a dieciocho meses de prisión” en el caso
exclusivo que mantengan una concubina y “el hecho sea notorio”.
A continuación, los artículos del Código Penal sobre el adulterio:
Artículo 394. La mujer adúltera será castigada con prisión de seis meses a tres
años. La misma pena es aplicable al coautor del adulterio.
Artículo 395. El marido que mantenga concubina en la casa conyugal o también
fuera de ella, si el hecho es notorio, será castigado con prisión de tres a dieciocho
meses. La condena produce de derecho la pérdida del poder marital. La
concubina será penada con prisión de tres meses a un año.
Artículo 396. Si los cónyuges estaban legalmente separados, o si el cónyuge
culpable había sido abandonado por el otro, la pena de los delitos a que se refieren
los dos artículos anteriores, será, para cada uno de los culpables, prisión de
quince días a tres meses.
Artículo 399.- En lo que concierne a los delitos previstos en los artículos
precedentes, el enjuiciamiento no se hará lugar sino por acusación del marido o
de la mujer.
La querella comprenderá necesariamente al coautor del adulterio o a la
concubina.
La instancia o querella no es admisible si ha transcurrido un año desde la fecha
en que el cónyuge ofendido tuvo conocimiento del adulterio cometido.
La acusación no será tampoco admisible si procede del cónyuge por cuya culpa se
hubiere pronunciado sentencia de separación de cuerpos.”
De modo que para que se configure el adulterio del marido en materia penal es
necesario que mantenga concubina en la casa conyugal, o que teniéndola fuera de
ella, el hecho sea notorio, mientras que en materia civil no se exige ninguna
condición adicional, bastando, en consecuencia, que haya prueba de la ocurrencia
de una relación con persona distinta al cónyuge.

2). El abandono voluntario

Se entiende por abandono voluntario el incumplimiento grave,


injustificado y ocurrido de forma intencional, por parte de uno de los cónyuges,
respecto de las obligaciones de cohabitación, asistencia, socorro y protección que
el matrimonio impone de manera recíproca. Este abandono puede o no incluir el
desplazamiento efectivo del cónyuge culpable fuera del hogar, ya que esa
posibilidad configura solamente una de las muchas maneras cómo uno de los
cónyuges puede exteriorizar el incumplimiento de las obligaciones que le
corresponde; pero no ha de creerse, por tal motivo, que existan dos causales
autónomas de abandono, física una y moral o efectiva la otra, ya que en todo
instante el abandono voluntario queda configurado por el incumplimiento en sí
de las obligaciones, no por la manera cómo se las incumpla. (TSJ/25/02/1987)
En la doctrina patria, la autora Isabel Grisanti Aveledo de Luigi, en su obra
expone: “B. El Abandono voluntario (ordinal 2º artículo 185 C.C.)…como causal
de divorcio consiste en el incumplimiento grave, voluntario e injustificado, de los
deberes conyugales (deberes de asistencia, de socorro, de convivencia).
Para que se configure la causal de abandono voluntario, es menester que la
trasgresión de las obligaciones conyugales sea grave, voluntaria e injustificada.
Es grave, cuando el incumplimiento de los deberes conyugales responde a una
actitud sostenida, definitiva, del marido o de la mujer. No constituye abandono
voluntario, en consecuencia, los simples hechos causales, discontinuos o
pasajeros.
Es voluntaria cuando resulta del acto intencional del cónyuge. Si uno de los
esposos ha dejado de cumplir sus obligaciones conyugales por causas ajenas a su
voluntad (por estar prisionero, por enfermedad, etc.) no incurre en la causal
comentada. Los actos que configuran el abandono voluntario de un cónyuge
deben haber sido realizados con el propósito preciso y determinado de infringir
los deberes derivados del matrimonio…
Es, por último, injustificada cuando no existe causa suficiente que justifique el
incumplimiento grave y consciente de las obligaciones derivadas del matrimonio.
Así, si uno de los cónyuges ha sido autorizado por el juez competente, para
separarse de la residencia común, si existe sentencia de separación de cuerpos, si
el esposo abandonado amenazó seriamente al otro para constreñirlo al abandono,
no ha habido abandono injustificado.
El abandono voluntario es causal de divorcio facultativa. Comprobados los
hechos alegados por el demandante, corresponde al juez competente apreciar, si
en el caso concreto que se le somete, hubo o no infracción grave de los deberes
que resultan del matrimonio”. (Lecciones de Derecho de Familia-2002-p. 290).
En el mismo orden de ideas, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia Venezolano, en sentencia distinguida con el nro. 790, con ponencia del
Magistrado Franklin Arriechi, de fecha 18 de diciembre del 2003, señaló:
“En criterio de la Sala, el abandono voluntario no comprende la separación de
uno de los cónyuges del lugar en que habitan que sirve de hogar, sino el
“…incumplimiento injustificado por parte de un cónyuge de los deberes
fundamentales que conforme a la ley le impone el matrimonio con respecto del
otro…”. (Sent. 13-07-76). G.F. N° 93 III Etapa, pág. 333. Caso: Valentín García
Cuesta c/ Sonja Teodorita Quirindongo de García.
En este sentido, la misma Sala ha precisado que: “…Dos cónyuges pueden vivir
en casas y hasta en poblaciones distintas y, sin embargo, no haber incurrido
ninguno de ellos en el abandono voluntario capaz de disolver el vínculo conyugal
por divorcio. A la inversa, puede darse el caso de que los esposos vivan bajo el
mismo techo y, sin embargo, haberse consumado entre ellos el abandono
voluntario, por encontrarse separados realmente de cuerpos y espíritu…”. (Sent.
29-09-82). G.F. 117. Vol. I 3ra. Etapa. Caso: José Cirilo Rondón Lozada c/ María
de los Santos Torres.
3). Los excesos, Sevicia e Injurias Graves que hagan imposible la vida
en común
Doctrinariamente, los excesos, sevicia e injurias graves, está
constituida por el agravio o ultraje de obra y palabra que lesionan la integridad,
el honor, el buen concepto de reputación de la persona contra quien se dirigen.
Según la doctrina, la sevicia es el maltrato material que, aunque no hace peligrar
la vida de la victima, hace imposible la convivencia entre los esposos.
Injuria es el agravio, la ofensa, el ultraje inferidos mediante expresión proferida
o acción ejecutada por un cónyuge en deshonra, desprestigio o menosprecio del
otro cónyuge.
No todo exceso, sevicia o injuria constituye causal de divorcio. Para establecer la
gravedad del hecho concreto es necesario tomar en consideración las
circunstancias que lo rodean. Su gravedad depende de ellas, un mismo hecho
concreto puede ser calificado de manera diferente en casos distintos,
dependiendo su calificación, precisamente, de la circunstancia en las cuales se
produjo. No es necesario que los hechos constitutivos de los excesos, la sevicia o
la injuria estén tipificados como delitos, puesto que no lo exige así el legislador.
Si se comprueba que los hechos provinieron en legítima defensa o de cualquier
otra causa.
Por otra parte, el Profesor López Herrera define como “excesos”, los actos de
violencia ejercidos por uno de los cónyuges en contra del otro, que ponen en
peligro la salud, la integridad física o la misma vida de la victima. La “sevicia”, en
cambio, consiste en el maltrato y la crueldad, que si bien no afectan la vida o la
salud de quien la sufre, hacen insoportable la vida en común. Por último, se
entiende por “injuria”, desde el punto de vista civil, el agravio o ultraje de obra o
de palabra (hablada o escrita), que lesionan la dignidad, el honor, el buen
concepto o la reputación de la persona contra quien se dirigen”. (F. López
Herrera. Derecho de Familia. Pág. 572).
Asimismo, señala el famoso doctrinario en materia de familia, que esta tercera
causal podría cubrirse con la denominación genérica de injuria grave, puesto que
los actos de excesos y de sevicia tienen en sí y de por sí carácter injurioso. También
señala que esta causal constituye violación de los deberes de asistencia y de
protección que imponen a los esposos los artículos 137 y 139 del Código Civil y
que es de carácter facultativo pues, porque no todo acto de exceso, sevicia e injuria
grave puede servir de fundamento de divorcio, sino que ésta tiene que ser de tal
naturaleza que haga imposible la vida en común y esta circunstancia debe ser
apreciada libremente por el juez de la instancia.
Como también lo expresó el Profesor Aníbal Dominici, dependerá de la prudencia
del juez para apreciar cuándo deben calificarse como excesos, sevicia o injuria
grave los hechos que se alegan para pedir el divorcio.
Por otro lado, el Dr. Luis Alberto Rodríguez en su libro “Comentarios al Código
Civil Venezolano. Divorcio” indica que el hecho que configura esta causal debe
tener las características siguientes: importante, injustificado, intencional y que
no forme parte de la rutina diaria, semejante a la apreciación del Profesor López
Herrera cuando dice que tiene que ser grave, intencional e injustificado.

4). El Conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al


otro cónyuge a sus hijos, así como la convivencia en su corrupción o
prostitución.
La doctrina patria nos enseña sobre la causal cuarta del artículo 185 del Código
Civil Venezolano. En tal sentido, se entiende por:

CONATO: empeño o esfuerzo en la ejecución de una cosa.


Propensión, tendencia, propósito. Acto y delito que se empezó y que no llegó a
consumarse.
CONNIVENCIA: “Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las
transgresiones que cometen sus súbditos, y también acción de confabularse.
Jurídicamente tiene importancia en el Derecho Penal y con principal referencia a
los delitos de robo, hurto, traición, espionaje, rendición al enemigo, así como en
la quiebra”.
CORRUPCION: “En derecho penal la corrupción está representada por diversas
figuras delictivas, entre las que cabe señalar, de modo orientador, la prostitución
de menores de edad, cualquiera que sea su sexo, sin violencia, y aún mediante su
consentimiento; la ejecución de esos mismos hechos mediando engaño, violencia,
intimidación, abuso de autoridad o relación familiar; la promoción o facilitación
con ánimo de lucro, o para satisfacer deseos ajenos, de la corrupción o
prostitución de mayores de edad mediante engaño, violencia, abuso de
autoridad,etc.; la publicación o circulación de libros, escritos, imágenes, u objetos
obscenos; el ejecutar o hacer ejecutar a otro en sitio público exhibiciones
obscenas; realización de actos obscenos con personas de uno u otro sexo sin que
haya acceso carnal, teniendo la victima menos de doce años o si se hallare privada
de razón, así como también si se empleare la fuerza o intimidación.
PROSTITUCION: ejercicio de comercio carnal mediante precio. Por regla general
es practicado por la mujer en relación heterosexual, pero también cabe admitir
que se realice en una relación homosexual así como también que la prostitución
sea masculina en una relación heterosexual y mas frecuentemente homosexual:
Con respecto al derecho penal se castiga a quien con animo de lucro o para
satisfacer deseos ajenos promueva o facilite la prostitución de una persona, sin
distinción de sexo; a quien se haga mantener, aunque sea parcialmente, por una
persona que ejerza la prostitución explotando las ganancias provenientes de esa
actividad, y a quien promueva o facilite la entrada en el país o salida de el de una
mujer o de un menor de edad para que ejerzan la prostitución.
El autor Luis Alberto Rodríguez en su obra Comentarios al Código Civil
Venezolano expresa que:
CONATO es el intento de realizar algo, independientemente que el acto
propuesto se realice o no. En el caso que el conato o intento de prostituir al otro
cónyuge ya configura la causal de divorcio. Sin embargo, al igual que cualquier
otra causal, va a ameritar las pruebas necesarias para sustentar la validez. No
bastará que en una oportunidad el cónyuge haya susurrado al oído de sus pareja
la posibilidad de llegar a un acuerdo mercantil que involucre cederlo/a a otra
persona por ejemplo, por dinero, o sugerir medio en chiste que existe la
posibilidad de unirse al grupo z que presta o vende sus servicios sexuales en x
lugar. No, es necesario que el intento tenga cierta fuerza, cierta validez,
independientemente que se consuma o no. No se pide en las exigencias de la
causal que el intento haya convertido al otro en un ser prostituido, simplemente
se exige que pueda ser susceptible de probarse la intención activa que animó al
cónyuge culpable, y los hechos que siguieron a esa intención para completar la
prostitución del compañero, o de los hijos.
CARACTERISTICAS DE LOS HECHOS ACONTECIDOS EN EL CAMINO DE LA
CORRUPCION O PROSTITUCION DEL CONYUGE O DE LOS HIJOS.
El hecho que se atribuye al cónyuge demandado debe reunir las siguientes
características:
1. Importante: el acto, o la cadena de hechos constitutiva de la causal debe tener
su propio peso específico para que se pueda convertir en un conato de uno de los
cónyuges para corromper o prostituir al otro, o a los hijos. No basta que uno de
los cónyuges exhiba un lenguaje soez, y unas costumbres un tanto groseras, y que
las mismas constituyan un ejemplo dañino para la familia entera. Con todo lo
poco edificante de esa actitud no configura la causal de divorcio.
2. Intencional: En lo relativo a lo intencional del acto, no cabe ni siquiera la
posibilidad, de que los intentos carentes de intención de uno de los cónyuges para
corromper al otro puedan convertirse en causal de divorcio. Es decir, si las
actitudes de uno de los cónyuges están desprovistas de intención, o son fruto de
ingenuidad, o maneras características del actuar, desprovistas en todo momento
del elemento de intencionalidad; o si son producto de problemas de tipo mental,
que pueden hacer que el que los padezca sugiera a los demás actuaciones fuera de
los esquemas que rigen el buen comportamiento social y moral, ellas no
constituyen fundamento para erigir la causal de divorcio. Sobre “… la connivencia
en su corrupción o prostitución…” se refiere el legislador, no ya al conato para
corromper o prostituir, sino a la complicidad o tolerancia para aceptar dicha
conducta por parte del otro cónyuge, configurándose igualmente la causal.
Muchas veces hay actitudes de negligencia, o de dejar hacer, que se convierten en
tácitas aceptaciones de la corrupción o prostitución del cónyuge , y sobre todo de
los hijos, por exceso de tolerancia, y hasta de mimos, pero en ello no ha habido la
intención especifica de corromperlos, por lo cual no se configura la causal. La
explicación anterior nos hace deducir que se requiere de hechos concretos que
puedan ser demostrados ante el juez de la causa.
En lo referente a los hijos de menor edad; niños y adolescentes, hay que decir que
el artículo 351 de Lopna, parágrafo segundo, dice: “ Si el divorcio o la separación
de cuerpos se declara con lugar, con fundamento en alguna de las causales
prevista en los ordinales 4° y 6° del artículo 185 del Código Civil, se declarará
privado de la patria potestad al cónyuge que haya incurrido en ellas, en cuyo caso,
la patria potestad la ejercerá exclusivamente el otro padre. (omisis)”.

5). La condenacion a presidio.

La condenación a presidio doctrinalmente ha sido considerada,


solo cuando la misma, es la impuesta después del matrimonio. Se basa en la
deshonra que importa la comisión de un delito, así como el abandono forzoso que
tiene que hacer el condenado, del hogar y por ende de los deberes inherentes al
Matrimonio.
Para que pueda alegarse esta causal de divorcio ad causam, es indispensable que
la condenación a presidio reúna varios requisitos, que son:
a) Sentencia definitivamente firme: Mientras el juicio criminal no haya concluido
totalmente con decisión forme que imponga a uno de los cónyuges la pena de
presidio, no existe la causal de divorcio.
b) Sentencia posterior a la celebración del matrimonio: La condenación a presidio
anterior al matrimonio no puede constituir causal de divorcio; pues mientras el
vínculo conyugal no ha nacido, no puede hablarse de incumplimiento de los
deberes que resultan del mismo.
c) Sentencia dictada por Tribunales Venezolanos: Como la sentencia criminal
dictada en el extranjero no puede surtir efectos en Venezuela, se ha creído
necesario que la condenación a presidio derive de una decisión de tribunales
nacionales. Pero, reiterada jurisprudencia considera, que es suficiente, como
prueba de la causal de divorcio (condenación a presidio), traer a juicio la
sentencia extranjera que impuso la condena.
Constituyendo el colorario de lo expuesto la causal contenida en el artículo 185
del Código Civil, son causales únicas de Divorcio… Ordinal 5° del Código Civil, -
la condenación a presidio-; dicho planteamiento, es exactamente lo imperante a
titulo sustantivo en nuestro ordenamiento jurídico, no obstante adjetivalmente
tiene el siguiente: 760 del Código de Procedimiento Civil, establece: “Si en los
juicios de divorcio o de separación de cuerpos, fundados en la causal quinta del
articulo 185 del Código Civil, se presentare copia autentica de la sentencia firme
de condenación a presidio, el juez declarara que no hay lugar a pruebas por ser el
punto de mero derecho, y procederá a sentenciar la causa en el lapso legal”, siendo
éste acápite la aplicación legislativa del Artículo 389.1 del Código de
Procedimiento Civil no habrá lugar al lapso probatorio…1° Cuando el punto sobre
el cual versare la demanda, aparezca, así por ésta como por la contestación, ser
de mero derecho.

6). La adicción alcohólica u otra formas graves de fármaco-


depedencias hagan imposible la vida en común.

Según el Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales


de Manuel Osorio, el Alcoholismo es definido como:
“Vicio consistente en abusar de las bebidas alcohólicas productoras de una
autointoxicación. El estado de embriaguez a que llega el alcohólico tiene
importancia jurídica no solo por lo que afecta a la sociedad, sino también por las
repercusiones que presenta con respecto al Derecho Penal, ya que el alcoholismo
es una de las causas modificativas de la responsabilidad. Asimismo puede
repercutir en el Derecho Civil en cuanto afecte a la capacidad jurídica del
alcohólico, principalmente en lo que se refiere a la administración de los bienes,
al ejercicio de la patria potestad e inclusive a la subsistencia del matrimonio”.
El Alcoholismo (dependencia del alcohol) y el abuso del alcohol son dos formas
diferentes del problema con la bebida.
El alcoholismo ocurre cuando una persona muestra signos de adicción física al
alcohol y continúa bebiendo, a pesar de los problemas con la salud física, mental
y las responsabilidades sociales, familiares o laborales.
No existe una causa común conocida del abuso del alcohol y del alcoholismo. La
razón por la cual algunas personas beben de manera responsable y nunca pierden
control de sus vidas mientras que otras son incapaces de controlar la bebida no
esta clara.
Señalado lo anterior se debe tener en cuenta que la causal bajo estudio, configura
la dependencia del individuo de las sustancias alcohólicas, y demás drogas
capaces de producir fármaco-dependencia con las mismas o peores
consecuencias que el alcohol.
No se trata de la ocurrencia de un eventual disfrute alcohólico por parte de uno
de los cónyuges, sino de una adicción que amenace de manera concreta al hogar
y sobre todo que haga imposible la vida en común entre los esposos.
En este sentido, se requiere para que se estructure la causal referida, que existan
varias características:
- Que el consumo sea habitual. – Que las dosis revistan cierta importancia
relativa, es decir de acuerdo a la bebida o droga que ingiera: si el individuo
consume una cerveza diaria no podemos hablar de adicción a los efectos de la
causal, pues en este caso, a pesar de que el consumo sea habitual la dosis
alcohólica no es importante. En cambio si se trata de una botella de ron diaria,
estaremos hablando de una ingesta alcohólica de connotación, por cuanto se debe
tener claro que una copa o trago de licor se define como una botella de cerveza de
12 onzas o un vaso de vino.
- La adicción, además, debe implicar abandono del hogar en el sentido de
descuido de los deberes matrimoniales y familiares.
- En todo caso la fundamentación del divorcio en esta causal debe sustentarse, en
una argumentación sólida profesionalmente hablando, que permita, además de
los hechos probados, que el juez decida las implicaciones de la conducta del
demandado

7). La interdición por causa de perturbaciones psiquiátricas graves


que hagan imposible la vida en común.

El Dr. José Luís Aguilar Gorrondona, en su libro “Derecho Civil I, Personas,


UCAB, 23º edición, página 371” define la interdicción judicial:

“ como la privación de la capacidad negocial en razón de un


estado habitual de defecto intelectual. Su nombre deriva de que es necesaria la
intervención del juez para pronunciarla .”

Para iniciar la demanda de divorcio confundamento en esta causal 7ma , debe


preexistir con anterioridad una sentencia definitivamente firme que haya
declarado la interdicción del cónyuge demandado.
No basta con que el demandante alegue la existencia de perturbaciones
psiquiátricas en la persona de su cónyuge, sino que el mismo debe haber sido
declarado entredicho, pues no es durante la tramitación de la acción de divorcio
cuando va a establecerse la procedencia de la interdicción, sino que, se insiste, es
menester que la misma haya sido declarada previamente conforme al
procedimiento establecido en el Capítulo III, Título IV, del Libro III del Código
de Procedimiento Civil.

Aceptacion Hechos en el Juicio Divorcio. Confesión Ficta?


En esta oportunidad vamos discernir sobre la imposibilidad de admitir la figura
de la Confesion Ficta de la parte demandada en el caso específico del Juicio de
Divorcio, es decir, pretender probar una causal de divorcio, con admisión por
parte del Demandado (a) de los hechos alegados por el demandante (o) o lo que
es equivalente a la Confesión.

Para ello como argumento de autoridad citaremos la sentencia de fecha 26 de


junio de 2001, pronunciada por la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, bajo ponencia del magistrado Omar Alfredo Mora Díaz
(Caso: FILINTO JOSÉ BRACHO VERA contra BENIS DEL ROSARIO
VILLAVICENCIO NAVAS, Exp. N° R.C. N° AA60-S-2001-000166), en la que, al
respecto, se expresó lo siguiente:

“…la disolución del vínculo conyugal por divorcio, en virtud del orden público que
rodea toda la materia relacionada con la institución del matrimonio, en donde el
Estado tiene un interés en la conservación del vínculo, se rige por un
procedimiento especial, que difiere del proceso ordinario por las previsiones
tomadas por el legislador, tendientes a preservar el matrimonio como base
fundamental de la familia y la sociedad; en este sentido este procedimiento
especial adolece de la confesión ficta por la falta de comparecencia del
demandado a la contestación de la demanda, supuesto en el cual, se le tendrá por
contradicha en todas sus partes, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
758 del Código de Procedimiento Civil, el cual regula a su vez, la extinción del
proceso ante la falta de comparecencia del demandante al acto de contestación a
la demanda.
En este sentido, la Sala, en decisión de fecha 29 de septiembre de 2000, dejó
sentado el criterio que de seguidas se transcribe:
‘Las cuestiones en materia de familia son de riguroso orden público y
especialísima, por lo que no se pueden tratar sólo a la luz de los conceptos
procesales por ser un hecho social fundamental que escapa de los mismos’.
Ahora bien, a raíz del interés que tiene el Estado, el orden público que resguarda
las acciones de divorcio hacen de ella materia indisponible e irrenunciable, y por
ende escapan del poder negocial de los sujetos de derecho.
Así lo establece el Código Civil, que en su artículo 6º establece (sic): ‘No pueden
renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres’.
De allí que la confesión, sea ésta espontánea o provocada, esté excluida, en
principio, como medio probatorio en los juicios contenciosos de divorcio, por
cuanto, se ha sostenido que la confesión de los hechos invocados por el
demandante, envuelve la admisión de la ruptura del vínculo por mutuo
consentimiento y ello equivaldría a la disposición por las partes de la institución
familiar.
Este criterio ha sido expuesto reiteradamente por trataditas patrios y extranjeros,
quienes se han expresando en los siguientes términos:
‘Rige para la prueba de las causales de divorcio la libertad de medios y la libre
apreciación de éstos por el juez, con una limitación (…) ‘no podrá probarse con la
sola confesión de los cónyuges’ ninguna causal. Esto es correcto porque de lo
contrario se obtendría el divorcio por mutuo consentimiento disfrazado de
confesión; pero no significa que esta carezca de todo mérito probatorio, sino que
será una prueba incompleta que debe reforzarse con otras de cualquier clase,
inclusive, la de indicios plenamente demostrados, graves, concurrente y
concordantes, lo mismo que testimonios y documentos (…)’ (HERNANDO DEVIS
HECHANDÍA, El Proceso Civil Parte Especial, 7º edición 1991).
‘El único distingo que ha hecho la doctrina y la jurisprudencia respecto de la
prueba de posiciones juradas en los juicios de divorcio, es que en estos está
interesado el orden público, y por lo tanto, las dichas posiciones no pueden
referirse a la disolución del vínculo mismo, porque los expresados juicios están
regidos por el principio de la contradicción a la demanda; y la ley obliga a las
partes a cumplir los trámites del procedimiento especial que al respecto ha
pautado; pero ello no significa, que las posiciones sean inadmisibles en esta clase
de juicios, sino que los efectos de la prueba y su apreciación, en definitiva, es
diferente de la que haría el juez en otra clase de juicios’. (HUMBERTO BELLO
LOZANO, Pruebas, Tomo I, 1966).
‘No existe en dichos juicios (de divorcio) la confesión ficta, y el demandado no
puede en ellos convenir en la demanda. Mal se podría, en consecuencia, en virtud
del medio indirecto de la absolución de posiciones por el demandado, llegar a
esos mismos efectos prohibidos, disolviéndose el matrimonio por la conveniencia
de los cónyuges’. (ARMINIO BORJAS. Comentarios al Código de Procedimiento
Civil, Tomo V, 1979).
‘(…) La expresada limitación objetiva ha de entenderse en cuanto a los juicios de
divorcio y de separación de cuerpos en el sentido propio de que las partes no
pueden mediante convenios, allanamientos, admisión de los hechos, o cualquier
otra forma voluntaria, determinar el resultado del proceso o el contenido de la
sentencia (…)’ (ARÍSTIDES RENGEL ROMBERG. Tratado de Derecho Procesal
Civil, Tomo II).
(omissis).
Por otra parte, considera la Sala oportuno destacar dada su relevancia en el
proceso, que la confesión presenta una serie de características fundamentales
para su procedencia y permiten al juez al momento de dictar su fallo valorarlas
como plena prueba y, emitir un pronunciamiento ajustado a los alegatos y
excepciones o defensas opuestas.
El tratadista patrio Arístides Rengel Romberg al referirse al medio de prueba
en estudio expresa:
‘La confesión es la declaración que hace una parte, de la verdad de hechos a ella
desfavorables afirmados por su adversario, a la cual la ley le atribuye el valor de
plena prueba’.
En el análisis del referido medio probatorio, prosigue el mencionado autor
señalando los elementos que se destacan de la anterior definición, exponiendo:
‘a) La confesión es una declaración de parte, y como tal, un acto voluntario, que
vale para el proceso.
(omissis)
Para nosotros, la declaración de la parte en que consiste la confesión, es por su
naturaleza y estructura, una declaración de ciencia o informativa (en atención a
la tesis sostenida por el maestro Carnelutti al tratar la clasificación de los actos
jurídicos según su desenlace) dirigida a expresar el conocimiento del hecho
afirmado por el adversario; y por su función, una declaración de verdad del hecho,
puesto que la ley le otorga el valor de plena prueba a dicha declaración,
constituyéndola así en prueba legal. (entre paréntesis de la Sala)
b) La declaración confesoria se refiere a hechos singulares afirmados por el
adversario, y no a la relación jurídica controvertida, objeto de la pretensión.
c) La declaración confesoria se distingue de la simple admisión en que aquélla se
refiere a hechos puestos como fundamentos de la demanda contraria y la
admisión se refiere a hechos puestos como presupuestos de la demanda propia ya
presupuestos en la demanda contraria.
d) La confesión se refiere a hechos desfavorables a la parte confesante y
favorables a la parte contraria.
e) La confesión tiene la función de hacer plena prueba, lo que significa que es
prueba legal, cuya valoración no está entregada a la libre apreciación del juez,
sino que ha sido dada ya por el legislador(…)’.

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