Galileo
Galileo
3 .1 Preliminares
Las investigaciones de Galileo (1564-1642), fundamentales en el campo de la
dinámica, están enraizadas en los trabajos de crítica a la concepción aristotélica .
sobre el movimiento, que se remontan a los primeros comentaristas del filósofo.
Éstos encontraron problemática la explicación del movimiento de los proyectiles
y de la caída libre, basada en la afirmación de que "todo lo que se mueve es
movido por algo".
El mismo Aristóteles-anotemos para comenzar- comprendió que su "ecuación
de movimiento", expresada en términos modernos en la· fórmula v a FIRW, era Galileo analiza y crítica
válida sólo para grandes fuerzas: en efecto, si varios hombres pueden mover una la física aristotélica
barca, no es cierto que· la tercera parte de ellos sea capaz de moverla en el mismo
tiempo una tercera parte de la distancia. Por el contrario, podría ser imposible
moverla. Es claro para nosotros que la razón es la fricción, efecto que acompaña
la mayoría.de los movimientos en la vida cotidiana. Temistio, comentarista del
siglo rv, argumenta, tratando de justificar la falla de la ley de movimiento, que
"cuando la fuerza se divide, se pierde algo que se añadía y aumentaba por el
mismo hecho de hacerlo juntos". El hecho de obrar juntas varias fuerzas hace
que la fuerza resultante sea un poco mayor que la suma de las partes, lo que
supone una ley no lineal de suma de fuerzas; ley que, de acuerdo con Temistio y
Filóponus, también se obedece en la agregación de pesos.
Hemos conocido los esfuerzos de Aristóteles por explicar el movimiento de
un proyectil lanzado en dirección diferente a la de su movimiento "natural".
Si guiendo a Simplicio, "en al guna forma [el aire] se convierte, por breve tiempo,
en una cosa de movimiento autónomo cuya naturaleza es absorber, mediante
alguna propiedad, la fuerza del motor" que luego transmite al proyectil. Sin esta
acción, el proyectil empezaría a caer verticalmente (sin movimiento horizontal)
en el momento en que la fuerza de la honda, del arco o de la mano dejará de
actuar. Todo ocurre aqu{de una manera análoga al fuego que puede transmitirse
al agua, adquiriend� ésta algo de su poder y tal que el agua ya caliente puede a su
yez calentar otros objetos sumergidos en ella, capacidad de calentar que se conserva
durante algún tiempo: Sutilmente, como vemos, en la explicación se va
introduciendo de un modo supremamente vago, basado casi exclusivamente en
analogías y aplicado en principio al aire, la idea de un poder asimilado que se
disipa lentamente y que se transmite al proyec�il. El proyector mueve al proyectil
a través de un intermediario: el aire. Dando un paso más, Simplicio se pre gunta:
"¿Por qué no decimos qlie ese movimiento le es dado al proyectil sin tener que
recurrir al aire y por tanto sin que nos veamos obligados a suponer que no sólo es
movido sino que también mueve?" De no haberse situado para su respuesta en el
64 / Los conceptos de la fisica
Luz solar
Los cuerpos celestes no son El Sol, al presentar manchas, revela que está sometido_a las leyes "terrestres"
perfectos
del cambio y, por tanto, no es un cuerpo perfecto. A p'artir del movimiento de las
manchas, Galileo obtuvo el período de rotación solar.
Los planetas aparecen como pequeñas lunas con límites definidos, en tanto
que las estrellas siempre aparecen como puntos luminosos sin periferia. Esto
permite concluir que las estrellas deben estar muy lejos, lo que hace factible la
idea de Copémico acerca de que la imposibilidad de medir el paralaje estelar se
debe a la gran distancia entre la Tierra y las estrellas. La V ía Láctea -como lo
habían afirmado Anaxágoras y Demócrito 2.000 años antes- "no es otra cosa
que una masa de innumerables estrellas apiñadas en racimos".
Júpiter y cuatro de sus satélites Galileo considera como el más importante de sus descubrimientos, el de cuatro
satélites de Júpiter, a los-que denominó "estrellas mediceas" (lo que le aseguró el
puesto de matemático del gran duque Cosme de Médicis). Observando los
movimientos de 4 astros en el transcurso de varias noches, encontró que sus
órbitas y sus períodos de revolución, eran diferentes y que siempre acompañaban
al planeta en su movimiento alrededor del Sol. Esta observación es aducida por
Galileo como argumento empírico a _favor del sistema de Copérnico, puesto
queJúpiter y sus satélites son un "sistema solar en miniatura". Sijúpiter si gue
en su órbita sin perder sus lunas, ¿por qué no puede moverse la Tierra sin
perder la suya? No hay en el texto, sin embargo, una vehemente afirmación
acerca de la "verdad" del sistema copernicano.
Anotemos de paso que, cuando se entera del descubrimiento de los 4 satélites,
Kepler, con su habitual fe en las re gularidades numéricas, predice, teniendo en
cuenta que la tierra tiene un solo satélite, que deben existir satélites de otros
planetas, distribuidos así: Tierra, l; Marte, 2;Júpiter, 4; Saturno, 8; sucesión que
puede escribirse como 2u (u = O, 1, 2, 3).
Venus presenta fases y brilla con
luz reflejada
Galileo encuentra además que Venus presenta fases, lo que demuestra que
brilla con luz reflejada y no propia, asemejándose en esto a la Luna. La existencia
de estas fases verifica que el planeta gira alrededor del Sol y no alrededor de la
Tierra, mostrando así la incorrección del sistema de Ptolomeo. Según éste, en
efecto, Venus no presenta sino pequeñísimas fases, siendo imposible, por ejemplo,
la fase correspondiente a Venus llena. Veámoslo en la fi gura 3.2:
En la práctica Venus no se
presenta completamente
opaco en las posiciones 2 y 4
debido a la inclinación de su
epíciclo respecto a la eclíp
tica, pero la iluminación que
2 • presenta es muy poca.
Las ilustradas en lafigura
serían las fases presentadas
aceptando que Venus no tiene
luz propia. En el cuadro aris
totélico, por el contrario, se
asume que los planetas brillan
con luz propia, y el cambio
de brillo se debe sólo a la
Figura 3.2 Fases de Venus en el sistema de Ptolomeo variación de su distancia
respecto a la Tierra.
A diferencia de los sistemas ptolemaico y aristotélico, en el sistema copemi
cano -y también en el de Tycho-, la .predicción con respecto a las fases de
Venus concuerda con la observación, como se puede ver en la fi gura 3.3.
Galileo / 67
3.3 Aceptación
del sistema de Galileo
Poco después de la publicación
Figura 3.3 Fases de Venus en el sistema de
de El mensajero de las estrellas, los
Copérnico. En la posición 2, Venus es pequeño y jesuitas --que constituían la avan
muy brillante, mientras que en la posición 4, es gran zada en cuestiones científicas en
de y poco brillante el seno de la Iglesia-, al princi-
pio opuestos, terminaron por
comprobar, aceptar y mejorar las observaciones de Galileo, lo que implicaba la
aceptación del movimiento de Venus alrededor del Sol y el consiguiente abandono
de la astronomía ptolemaica. Los astrónomos jesuitas del continente fueron
gradualmente inclinándose hacia la aceptación del sistema de Tycho, que daba
cuenta de la existencia de las fases de Venus. Poco después la consideración de la
· "naturaleza" terrestre de la Luna, y la aceptación de la existencia de manchas
solares, indujeron a la avanzada jesuita a apartarse de Aristóteles y Ptolomeo y
asumir una actitud que finalmente, de no haberse precipitado el conflicto con
Galileo, podría haberlos llevado a la explícita aceptación del sistema copemicano.
En esta época el único freno impuesto a la aceptación de la doctrina
heliocéntrica era su aparente contradicción con las Escrituras, si éstas habían de SIDEREVS
NVNCIVS
ser literalmente interpretadas. La discusión era sin embargo libremente permitida
en tanto el heliocentrismo fuese tratado como hipótesis válida para describir los '
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MAGNA, LOHCl
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YI AOMIIAIILIA
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movimientos y no con la pretensión de verdad, a menos que se presentara una GALILEO GALILEO
prueba concluyente del movimiento de la Tierra, caso en el cual el exégeta debería ?ATRJT(O FLOIUNTINO
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reinterpretar los Libros Sagrados.
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Las disputas no comenzaron por tanto directamente con la Iglesia, sino con 'llt.,.,.#,,,,.,....,._,_..,,,,__ln(JA,.«n.nfff,.,
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la reta guardia aristotélica atrincherada en las universidades, de quienes dice O_YATVOl PLANETfl
Galileo:
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Su educación ha consistido en sentirse alimentados desde la infancia con la MEDICEA SIDERA
NVNCVPANOOS DECAE vn.
opinión de que filosofar no es ni puede ser otra cosa que realizar un examen
acabado de los textos de Aristóteles, cuyos diversos pasajes pueden recoger
rápidamente y dar con ellos un gran número de soluciones a cuálquier problema
que se proponga. No desean levantar nunca los ojos de esas páginas, como si el
gran libro del Universo estuviera escrito para que sólo Aristóteles lo leyera.
En 1613 Galileo publica las Cartas sobre las manchas solares en que por
primera vez y abiertamente se expresa en favor de Copérnico. En vez de ser
rechazado, el texto recibió acogida en los círculos eclesiásticos, en particular
del cardenal Barberini -futuro papa Urbano VIII-. Poco después, con
Frontispicio de
ocasión de al gu nas reuniones donde se ponía en duda el sistema copernicano El mensajero de las estrellas
desde el punto de vista teológico, escribió una carta con el propósito de rebatir
aquellas objeciones. Si las proposiciones probadas contradicen las Escrituras
en al gu nos de sus pasajes -escribía- es necesario reinterpretar su signi
ficación, pero si las proposiciones meramente enunciadas (no probadas)
contradi_cen las Escrituras, debe probarse que son falsas (y no simplemente con
siderarse como hipótesis valederas, como trataba la Iglesia al s1stema
68 / Los conceptos de la fisica
Definiciones de
después de I m: 4 + 2 m/s = 6 m/s.
velocidad y aceleración después de 2 m: 6 + 2 m/s = 8 m/s.
después de 3 m: 8 + 2 m/s = 1 O m/s.
Si se acepta con Galileo que la naturaleza realiza las relaciones matemáticas
más simples, debe sospecharse que en el movimiento de caída libre la velocidad
cambia de manera uniforme; pero, ¿de acuerdo con cuál alternativa? Puesto que 1 .
ambas relaciones-son igualmente sencillas, debe utilizarse un criterio adicional,
que Galileo encuentra al "demostrar" matemáticamente que la segunda relación
debe desecharse, pues su aceptación conduce a algo que no es lógico. (La
incongruencia no existe, lo que ocurre es que v a x no es compatible con. la
suposición de que el cuerpo comienza a moverse a partir del reposo y en x = O).
Lo que tiene interés para nosotros aquí no es el "desliz" de Galileo sino el
hecho de que efectivamente hay en la naturaleza un fenómeno que realiza la ley
simple v a t: la caída libre. El plan de Galileo no es el de partir de la experiencia
para obtener una ley de movimiento; por el contrario, después de analizar las
posibilidades más simples, pre guntará al más polemizado movimiento conocido
en la época, al movimiento "natural" por excelencia, si responde a la ley más
simple que ha logrado desarrollar. Es en este punto donde podemos ubicar el
comienzo de la aventura científica moderna, caracterizada por el plan matemático
experimental.
que caen con aceleración, tal como ocurre realmente en la naturaleza y hacer que
esta definición del movimiento acelerado exhiba los rasgos principales del
movimiento acelerado observado.
X -:- X
2 3
= 3 -:- 5
Figura 3.7 Tiempos y distancias en el plano inclinado El experimento que
acabamos de esquema
tizar no verifica de modo directo la relación v a t, sino la relación x a t2 • Galileo
había sin embargo probado que la se_ nda relación es consecuen�ia mat;:;;;;;;,--:O,
de la primera, de modo que probada una de ellas, la corrección de la otra es
inmediata. Esta demostración la realiza Galileo haciendo uso de la regla de la
velocidad media conocida en 1500 por los escolásticos y que demostramos enseguida
a la manera de Oresme.
La regla dice: "Un cuerpo uniformemente acelerado (va t) desde una velocidad
v O a v recorre en un tiempo t la misma distancia que recorrería si se moviera a velocidad
constante e igual al valor medio de v y v". O
= ½(v + v )t = vt,
0
Regla de Oresme
de la velocidad medía donde v = ½ (v + vJ define la velocidad media v.
Galileo parte de este resultado para mostrar que la relación x a t2 se sigue de
v a t. Esquematicemos el procedimiento:
Si el área es igual a la distancia recorrida, entonces:
x = v0 t + ½ (v - v0 ) to también x = v0 t + ½ t2(v - v0 )/t
y puesto que la aceleración es definida como a = (v -vJ/t, tenemos:
X = VO t + ½at2 y V = V��+ at •
Si el movimiento comienza desde el reposo (v 0 = O), entonces:
X = ½(at2),
lo que muestra que x a t2, y también que v a t.
Galileo / 73
_ De paso observemos
Velocidad que, dex = v 0 t + ½at 2 y
V --------------------------- B
a = (v-vJ/t, se si gu e,
eliminando t:
v 2 = v/ + 2ax.
Los experimentos con
el plano inclinado habían
permitido a Galileo con
cluir que cuerpos de dife
rente peso ruedan en el
plano con igual acelera
ción. Pero notemos que al
Caída libre en un tubo al vacío
diluir el movimiento, es
decir, al lograr que las
V
velocidades sean menores,
:o
___________________________ ]
A ha disminuido el efecto de
1
1 resistencia del aire. Sabe
1
1 mos por otra parte -y la
1
experiencia de la época lo
e, Tiempo confirmaba- que cuerpos
1
o
de diferente peso no caen
libremente con la misma
Figura 3.8 Gráfica de velocidad versus tiempo, de la que
se deduce la regla de Oresme velocidad. Esto sig�ifica,
de acuerdo con Galileo,
que la resistencia del aire
impide la igualdad de velocidades: en el vacío todos los cuerpos caen con igual velocidad A nivel del mar y en el Ecuador,
la aceleración de la gravedad
y aceleración, si son dejados libres desde el reposo. es de 9, 78 mls2
Si los cuerpos caen desde una altura considerable, alcanzan una velocidad
que no pueden sobrepasar (velocidad límite), pues la resistencia del aire, -que
aumenta con la velocidad del cuerpo- lo impide. Esto equivale a afirmar que si
las fuerzas que actúan sobre un cuerpo (en este caso el peso y la resistencia del
aire) se i gualan, el cuerpo se mueve con velocidad constante, uniformemente; En la caída libre
proposición rotundamente antiaristotélica, pues el filósofo afirma que si la fuerza desde el reposo:
motriz y la resistencia se igualan el cuerpo queda en reposo. Es éste en Galileo un X=½ gt
2
una parábola).
Que los movimientos vertical
y horizontal no interfieren puede
verificarse notando que los cuer
pos 1 y 2 en su caída siempre se
encuentran en la misma línea
horizontal, alcanzando por tanto
Figura 3.9 Movimientos rectilíneo y parabólico en
el plano inclinado simultáneamente el suelo (véase
Las componentes vertical y horizontal fi gura 3.10).
del movimiento parabólico Observemos que lo anterior
son independientes implica la imposibilidad de establecer si un
observador se encuentra en reposo o en mo
y
vimiento uniforme. Sea un barco en movi
miento rectilíneo y uniforme respecto. a la
playa. Se suelta una piedra desde lo alto del
. ---------------
mástil, como lo ilustra la figura 3.11.
El observador situado en la playa admite
X
-de acuerdo con Galileo- que la esfera ha
comenzado su caída con una componente
Figura 3.1 O Movimiento parabólico horizontal de velocidad i gual a la velocidad
Y de caída libre del barco,· por lo cual el movimiento es
parabólico. El navegante encontrará que la
piedra cae paralelamente al m.ástil, igual que si hubiese realizado el experimento
en tierra firme. La trayectoria de la piedra no le proporciona por tanto
información acerca de si el barco se mueve o permanece en reposo respecto a la
playa: la ley de caída es la misma, lo que exige -contra Aristóteles- relativizar
las nociones de "reposo" y "movimiento uniforme".
De acuerdo con Aris-tóteles, si un barco se mueve lo hace respecto a la Tierra,
que está en reposo absoluto en el centro del universo. Al soltar una piedra desde
el mástil no caerá verticalmente sino en curva hacia atrás, pues al no existir
fuerza motriz su movimiento horizontal debe cesar. La piedra, vista por un observa-
Galileo / 75
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B . C B'\ \ \
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menos curva. En el límite, cuando concibamos que la longitud del hilo es "infinita",
el cuerpo B se moverá siguiendo la recta (a) y de modo uniforme.
2. Sea la superficie cóncava C sin fricción. Cualquiera sea la inclinación del
plano C, la esfera dejada en libertad en B alcanzará siempre la misma altura h
(véase figura 3.14b). En el límite, 0 = Oº, la esfera se moverá de modo uniforme
· sobre el plano horizontal.
¿ Es la física una ciencia de Aristóteles, en contra de Pitágoras, había sostenido que la matemática ----,que
esencias o de fenómenos? se conservaba en su plena validez como. disciplina puramente intelectual- no
era apta para expresar la "esencia" de las cosas y en particular no podía
proporcionar un conocimiento verdadero del movimiento, pues ignoraba las
diferencias cualitativas que, pretendía, se encontraban al enfrentar los fenómenos;
así por ejemplo, la matemática no podía pretender establecer la diferencia de
"naturaleza" entre movimiento "natural" y "violento", entre movimiento perfecto
e imperfecto, pues se restringía a relaciones cuantitativas, terreno en el cual le
reconocía su utilidad.
Según Descartes, el estudio de las La aplicación progresiva de la geometría a la física (en particular a la descripción
causas debe preceder a toda del movimiento) comenzó a ser corriente en el siglo XVI -recordemos el esquema
investigación de Oresme para la obtención de la regla de la velocidad media-, aUnque ya se
utilizaba desde la Antigüedad en la astronomía y en la óptica. Los físicos comenza
ron a abandonar las explicaciones cualitativas de Aristóteles, a abordar descripciones
matemáticas ( como las realizadas en la Antigüedad por Arquímedes) y a buscar el
acceso al método experimental por su puerta más precisa: la medida. Este camino
encuentra su culminación en Galileo.
Al orientar su indagación hacia el cóm d_e.Lmov.imÍ&U19, �ileo se gana el
reproche de Descartes, para quien cualquier investigación que no elucide también
qué es el peso, la gravedad, el movimiento, etc., y clarifique sus causas no
puede pretender ser completa: "sin haber considerado las primeras causas de
la naturaleza -escribe Descartes sobre Galileo- sólo buscó las razones de
algunos efectos particulares: y así [ ...] ha edificado sin cimiento". En su
programa, Galileo prescinde del método cartesiano que trata de ir de las causas
a los fenómenos, no haciendo uso tampoco -por lo menos en su extensa
generalidad- del método de inducción, que no le proporciona una visión de
conjunto de los fenómenos del movimiento, por no permitir desprenderse de
los efectos asociados a éste -como la fricción o la resistencia del aire-.
Consciente de que es imposible tratar simultáneamente todas las propiedades
de un fenómeno, decidió reducirlo a las esenciales: desplazamientos, tiempos,
pesos ... , dejando de lado así la consideración de las cualidades "secundarias"
a favor de las "primarias". Después de esta reducción y basándose en la regla
de simplicidad que afirma que "la naturaleza [ ...] no hace por muchos medios
lo que puede ser hecho por pocos", adopta la hipótesis más sencilla y extrae de
ella las consecuencias matemáticas que a continuación pone a prueba
experimentalmente. El ejemplo típico es el estudio de la caída libre, donde
comienza por atenuar el efecto resistente del aire y por proponer la fricción
como no inherente a todo movimiento. Si las consecuencias resultaban
verificadas consideraba como verdadera la hipótesis, en caso contrario la
d�sechaba para proponer una nueva. Estas hipótesis no se refieren a las causas
sino al modo en que el movimiento se realiza. Al respecto, escribe A C. Crombie:
"La intuición intelectual, la abstracción y el análisis matemático descubrían las
posibilidades hipotéticas; el experimento se hacía indispensable para eliminar
las falsas hipótesis y para identificar las verdaderas".
3.6 Apéndice