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Galileo

La fisica es un proyecto experimental pensado matemáticamente

Galileo

3 .1 Preliminares
Las investigaciones de Galileo (1564-1642), fundamentales en el campo de la
dinámica, están enraizadas en los trabajos de crítica a la concepción aristotélica .
sobre el movimiento, que se remontan a los primeros comentaristas del filósofo.
Éstos encontraron problemática la explicación del movimiento de los proyectiles
y de la caída libre, basada en la afirmación de que "todo lo que se mueve es
movido por algo".
El mismo Aristóteles-anotemos para comenzar- comprendió que su "ecuación
de movimiento", expresada en términos modernos en la· fórmula v a FIRW, era Galileo analiza y crítica
válida sólo para grandes fuerzas: en efecto, si varios hombres pueden mover una la física aristotélica
barca, no es cierto que· la tercera parte de ellos sea capaz de moverla en el mismo
tiempo una tercera parte de la distancia. Por el contrario, podría ser imposible
moverla. Es claro para nosotros que la razón es la fricción, efecto que acompaña
la mayoría.de los movimientos en la vida cotidiana. Temistio, comentarista del
siglo rv, argumenta, tratando de justificar la falla de la ley de movimiento, que
"cuando la fuerza se divide, se pierde algo que se añadía y aumentaba por el
mismo hecho de hacerlo juntos". El hecho de obrar juntas varias fuerzas hace
que la fuerza resultante sea un poco mayor que la suma de las partes, lo que
supone una ley no lineal de suma de fuerzas; ley que, de acuerdo con Temistio y
Filóponus, también se obedece en la agregación de pesos.
Hemos conocido los esfuerzos de Aristóteles por explicar el movimiento de
un proyectil lanzado en dirección diferente a la de su movimiento "natural".
Si guiendo a Simplicio, "en al guna forma [el aire] se convierte, por breve tiempo,
en una cosa de movimiento autónomo cuya naturaleza es absorber, mediante
alguna propiedad, la fuerza del motor" que luego transmite al proyectil. Sin esta
acción, el proyectil empezaría a caer verticalmente (sin movimiento horizontal)
en el momento en que la fuerza de la honda, del arco o de la mano dejará de
actuar. Todo ocurre aqu{de una manera análoga al fuego que puede transmitirse
al agua, adquiriend� ésta algo de su poder y tal que el agua ya caliente puede a su
yez calentar otros objetos sumergidos en ella, capacidad de calentar que se conserva
durante algún tiempo: Sutilmente, como vemos, en la explicación se va
introduciendo de un modo supremamente vago, basado casi exclusivamente en
analogías y aplicado en principio al aire, la idea de un poder asimilado que se
disipa lentamente y que se transmite al proyec�il. El proyector mueve al proyectil
a través de un intermediario: el aire. Dando un paso más, Simplicio se pre gunta:
"¿Por qué no decimos qlie ese movimiento le es dado al proyectil sin tener que
recurrir al aire y por tanto sin que nos veamos obligados a suponer que no sólo es
movido sino que también mueve?" De no haberse situado para su respuesta en el
64 / Los conceptos de la fisica

contexto aristotélico de explicación y de haber desechado el aire como inter­


mediario, podría Simplicio habe'r intuido el concepto de impulso.
Este concepto fue propuesto en el siglo II a.C. por Hiparco, con ocasión del
estudio del movimiento ascendente de los proyectiles. De algún modo -sostiene­
Surgimiento de la teoría del ímpetu, la fuerza impulsora persiste en el proyectil, aunque disminuye gradualmente,
precursora del momento lineal ··
ocasionando la disminución en la velocidad de ascenso, la fuerza impulsora
continúa actuando aun en el descenso, produciendo con su disminución el
aumento de velocidad. En los cuerpos simplemente sostenidos y luego soltados,
la fuerza que los ha retenido obra también en lo sucesivo, lo que explica por qué
el movimiento aumenta gradualmente en intensidad. El aire nada tiene que hacer
en esta explicación, lo que supone el abandono de la explicación aristotélica en
uno de sus puntos fundamentales.
La idea sólo vuelve ·a aparecer en el siglo VI, con Juan Filóponus (también
conocido comojuan el Gramático), uno de los más finos críticos del pensamiento
de Aristóteles. Después de rechazar el mecanismo de la antiperístasis (el aire que
está delante del proyectil es desplazado hacia atrás desde donde actúa impulsándo­
lo), consid�rado y luego descartado pqr Aristóteles, se vuelve a otro argumento
defendido por éste: el aire detrás del proyectil, y el proyectil mismo, son puestos
en movimiento por el lanzador; el aire continúa impulsando el proyectil. Sigamos
el argumento de Filóponus contra esta concepción: "Si [la mano] no le imparte
una fuerza a la piedra, sino que la mueve simplemente empujando el aire... ¿de
qué sirve el contacto entre la mano y la piedra?" A cqntinuación propone un
experimento imaginario: si el aire es el que mueve el proyectil ¿podría éste moverse
en la forma observada generando con una máquina un fuerte viento? No, aunque
durante el experimento la mano esté siempre en contacto con la piedra: "Debe
tratarse más bien, de al guna fuerza cinética incorpórea que le ha impreso el
lanzador al objeto arrojado y el aire empujado no contribuye o contribuye muy
poco a ese movimiento".
Filóponus rechaza por otra parte la pretensión aristotélica de que los tiempos
gastados en la caída libre son tanto menores mientras mayor sea el peso: "Pues si
uno deja caer, simultáneamente, desde la misma altura, dos cuerpos que difieren
mucho en peso, descubrirá que la razón de los tiempos no es i gual a la razón de
Experimentos de caída libre
antes de Galileo los pesos (inversamente), sino que la diferencia de los tiempos es muy pequeña".
I gualmente, para cuerpos i guales que caen en medios distintos la razón de los
tiempos no es igual a la razón de las densidades. Afirma que esas leyes sólo son
válidas en el vacío (lo que es incorrecto, como mostrará Galileo) y que allí el
movimiento finito es posible.
La idea de que "una cierta fuerza motriz incorpórea debe ser dada al proyectil
a través del acto de lanzar" reaparecerá en el siglo XIV en la teoría del ímpetu,
anticipada por Hiparco y sostenida por Juan de Buridan, quien concluye que el
ímpetu (cantidad de materia por la velocidad) dado al proyectil disminuye
gradualmente por efecto de la resistencia del aire. Vemos aquí que el trabajo de
Buridan, retomado más tarde por Alberto de Sajonia, Oresme y los "calculadores"
del Merton College, constituye un paso hacia la elaboración del concepto de
inercia,_ que recibió una clarificación fundamental en los diálogos de Galileo
Sobre dos nuevas ciencias.Volveremos sobre esta cuestión.

3.2 Astronomía telescópica


La introducción del telescopio en la astronomía cambió el tono de la discusión
acerca de la "naturaleza" de los cuerpos celestes, d_esplazándola del plano de la
especulación al plano de la observación, aportando así bases empíricas para la
Galileo / 65

sustentación del sistema de Copémico y el rechazo de la astronomía ptolemaica,


particularmente en el reconocimiento de las fases de Venus y la "naturaleza" terrestre
de los cuerpos celestes, puntos claves de la concepción heliocéntrica.
No fue sin embargo Galileo el primero en dirigir a los cielos el telescopio, ni
tampoco puede ser considerado el inventor del mismo; tan temprano como
en1608, el telescopio era conocido en la Europa continental; de esa época datan
las primeras observaciones sobre la Luna y las manchas solares. Galileo fue, sí, el
primero en publicar observaciones detalladas y en construir el más perfeccionado
instrumento de la época.
Las observaciones galileanas comienzan en 1609, el mismo año de la publicación
de laAstronomía nueva de Kepler, obra en la que se enuncian las dos primeras leyes
para el movimiento de Marte. El mensajero de las estrellas, texto publicado en 161 O,
contiene la descripción de los hallazgos que Galileo pretende haber hecho en los
cielos.
La Luna, cuerpo considerado esférico, perfecto, completamente liso, aparece
ante la observación con características similares a las encontradas en la Tierra:
pueden localizarse extensas manchas ("mares"), cráteres, cadenas de montañas.
Parece, así, estar compuesta de materiales terrestres. Galileo no sólo afirma la
existencia de montañas sino que pretende presentar una medida de su altura, Dos de los telescopios
de Galileo
utilizando el siguiente método:
Sea M un punto brillante correspondiente al pico de una montaña, iluminada
por el Sol en cuarto creciente (o menguante). Conocida la distancia de la Tierra
a la Luna (calculable por combinación de los métodos de Aristarco y Eratóstenes)
y el ángulo que ésta subtiende vista desde la Tierra, es posible calcular el radio lunar
R = CN, lo que permite hacer una estimación del arco MN (véase figura 3 .1).
De acuerdo con el teorema de Pitágoras:

(CM)2 = (MN)2 + (NC)2 o (R +x)2 = (MN)2 + R2; así: .


x2 + 2Rx-(MN)2 = O

Esta ecuación permite calcular x (al�ura de la montaña). El cálculo de Galileo


da un valor de x = 6.400 m.

Luz solar

En la Luna hay montañas


más altas que los Alpes
(dibujo original de Galileo)

Figura 3.1 Medición de la altura de las montañas ·lunares

Si en la Luna hay montañas como en la Tierra, ¿qué razón puede aducirse


para afirmar·que los cuerpos celestes son distintos en "naturaleza" de los cuerpos
terrestres?
66 / Los conceptos de la fisica

Los cuerpos celestes no son El Sol, al presentar manchas, revela que está sometido_a las leyes "terrestres"
perfectos
del cambio y, por tanto, no es un cuerpo perfecto. A p'artir del movimiento de las
manchas, Galileo obtuvo el período de rotación solar.
Los planetas aparecen como pequeñas lunas con límites definidos, en tanto
que las estrellas siempre aparecen como puntos luminosos sin periferia. Esto
permite concluir que las estrellas deben estar muy lejos, lo que hace factible la
idea de Copémico acerca de que la imposibilidad de medir el paralaje estelar se
debe a la gran distancia entre la Tierra y las estrellas. La V ía Láctea -como lo
habían afirmado Anaxágoras y Demócrito 2.000 años antes- "no es otra cosa
que una masa de innumerables estrellas apiñadas en racimos".
Júpiter y cuatro de sus satélites Galileo considera como el más importante de sus descubrimientos, el de cuatro
satélites de Júpiter, a los-que denominó "estrellas mediceas" (lo que le aseguró el
puesto de matemático del gran duque Cosme de Médicis). Observando los
movimientos de 4 astros en el transcurso de varias noches, encontró que sus
órbitas y sus períodos de revolución, eran diferentes y que siempre acompañaban
al planeta en su movimiento alrededor del Sol. Esta observación es aducida por
Galileo como argumento empírico a _favor del sistema de Copérnico, puesto
queJúpiter y sus satélites son un "sistema solar en miniatura". Sijúpiter si gue
en su órbita sin perder sus lunas, ¿por qué no puede moverse la Tierra sin
perder la suya? No hay en el texto, sin embargo, una vehemente afirmación
acerca de la "verdad" del sistema copernicano.
Anotemos de paso que, cuando se entera del descubrimiento de los 4 satélites,
Kepler, con su habitual fe en las re gularidades numéricas, predice, teniendo en
cuenta que la tierra tiene un solo satélite, que deben existir satélites de otros
planetas, distribuidos así: Tierra, l; Marte, 2;Júpiter, 4; Saturno, 8; sucesión que
puede escribirse como 2u (u = O, 1, 2, 3).
Venus presenta fases y brilla con
luz reflejada
Galileo encuentra además que Venus presenta fases, lo que demuestra que
brilla con luz reflejada y no propia, asemejándose en esto a la Luna. La existencia
de estas fases verifica que el planeta gira alrededor del Sol y no alrededor de la
Tierra, mostrando así la incorrección del sistema de Ptolomeo. Según éste, en
efecto, Venus no presenta sino pequeñísimas fases, siendo imposible, por ejemplo,
la fase correspondiente a Venus llena. Veámoslo en la fi gura 3.2:
En la práctica Venus no se
presenta completamente
opaco en las posiciones 2 y 4
debido a la inclinación de su
epíciclo respecto a la eclíp­
tica, pero la iluminación que
2 • presenta es muy poca.
Las ilustradas en lafigura
serían las fases presentadas
aceptando que Venus no tiene
luz propia. En el cuadro aris­
totélico, por el contrario, se
asume que los planetas brillan
con luz propia, y el cambio
de brillo se debe sólo a la
Figura 3.2 Fases de Venus en el sistema de Ptolomeo variación de su distancia
respecto a la Tierra.
A diferencia de los sistemas ptolemaico y aristotélico, en el sistema copemi­
cano -y también en el de Tycho-, la .predicción con respecto a las fases de
Venus concuerda con la observación, como se puede ver en la fi gura 3.3.
Galileo / 67

En este punto resulta preciso


abandonar el sistema de Ptolo­
meo, quedando en pie de igual­
dad explicativa los sistemas de
Copérnico y Tycho.

3.3 Aceptación
del sistema de Galileo
Poco después de la publicación
Figura 3.3 Fases de Venus en el sistema de
de El mensajero de las estrellas, los
Copérnico. En la posición 2, Venus es pequeño y jesuitas --que constituían la avan­
muy brillante, mientras que en la posición 4, es gran­ zada en cuestiones científicas en
de y poco brillante el seno de la Iglesia-, al princi-
pio opuestos, terminaron por
comprobar, aceptar y mejorar las observaciones de Galileo, lo que implicaba la
aceptación del movimiento de Venus alrededor del Sol y el consiguiente abandono
de la astronomía ptolemaica. Los astrónomos jesuitas del continente fueron
gradualmente inclinándose hacia la aceptación del sistema de Tycho, que daba
cuenta de la existencia de las fases de Venus. Poco después la consideración de la
· "naturaleza" terrestre de la Luna, y la aceptación de la existencia de manchas
solares, indujeron a la avanzada jesuita a apartarse de Aristóteles y Ptolomeo y
asumir una actitud que finalmente, de no haberse precipitado el conflicto con
Galileo, podría haberlos llevado a la explícita aceptación del sistema copemicano.
En esta época el único freno impuesto a la aceptación de la doctrina
heliocéntrica era su aparente contradicción con las Escrituras, si éstas habían de SIDEREVS
NVNCIVS
ser literalmente interpretadas. La discusión era sin embargo libremente permitida
en tanto el heliocentrismo fuese tratado como hipótesis válida para describir los '
s,.......,.....,,-na ...
MAGNA, LOHCl

..UÍII".
j
YI AOMIIAIILIA
¡· ,, ...,_
,.,,.,.,.,,, ., .1�rH•o1111,,-J
movimientos y no con la pretensión de verdad, a menos que se presentara una GALILEO GALILEO
prueba concluyente del movimiento de la Tierra, caso en el cual el exégeta debería ?ATRJT(O FLOIUNTINO
,-...JC,....,Mlca ........
reinterpretar los Libros Sagrados.

"'�--
PERSPICILLl
Las disputas no comenzaron por tanto directamente con la Iglesia, sino con 'llt.,.,.#,,,,.,....,._,_..,,,,__ln(JA,.«n.nfff,.,
)IJ'IIIQ/Jo UCTIO �" STI.LLll,cpt,
la reta guardia aristotélica atrincherada en las universidades, de quienes dice O_YATVOl PLANETfl
Galileo:
c-10-..1s11111ao�_...,,.,..,.... • .-

--=..;:...:::J:· ,.-:.,�"""
....,.,._,_
Su educación ha consistido en sentirse alimentados desde la infancia con la MEDICEA SIDERA
NVNCVPANOOS DECAE vn.
opinión de que filosofar no es ni puede ser otra cosa que realizar un examen
acabado de los textos de Aristóteles, cuyos diversos pasajes pueden recoger
rápidamente y dar con ellos un gran número de soluciones a cuálquier problema
que se proponga. No desean levantar nunca los ojos de esas páginas, como si el
gran libro del Universo estuviera escrito para que sólo Aristóteles lo leyera.

En 1613 Galileo publica las Cartas sobre las manchas solares en que por
primera vez y abiertamente se expresa en favor de Copérnico. En vez de ser
rechazado, el texto recibió acogida en los círculos eclesiásticos, en particular
del cardenal Barberini -futuro papa Urbano VIII-. Poco después, con
Frontispicio de
ocasión de al gu nas reuniones donde se ponía en duda el sistema copernicano El mensajero de las estrellas
desde el punto de vista teológico, escribió una carta con el propósito de rebatir
aquellas objeciones. Si las proposiciones probadas contradicen las Escrituras
en al gu nos de sus pasajes -escribía- es necesario reinterpretar su signi­
ficación, pero si las proposiciones meramente enunciadas (no probadas)
contradi_cen las Escrituras, debe probarse que son falsas (y no simplemente con­
siderarse como hipótesis valederas, como trataba la Iglesia al s1stema
68 / Los conceptos de la fisica

· copernicano ), y este trabajo corresponde al teólogo, no al científico. Galileo se


abstenía así de presentar una prueba (que no poseía) de la verdad del sistema
heliocéntrico y transfería al teólogo la obligación de probar su falsedad, con lo
cual quería obligar a la Iglesia a pronunciarse sobre el copernicanismo de modo
decisivo. La carta -que circuló manuscrita- fue entregada al Santo Oficio a·
comienzos de 1615; aunque no se originó ninguna disputa y la carta fue archivada,
el libro de las Revoluciones de Copérnico fue suspendido a comienzos de 1616,
hasta ser "corregido". Con las debidas "correcciones", fue reeditado en 1620.
Poco después Galileo, que había prometido presentar una prueba del sistema
copernicano, como lo exigía el cardenal Bellarmino, consultor del Santo Oficio,
El Tribunal de la Inquisición era
mixto: la parte eclesiástica
fue notificado de una declaración papal que establecía que la doctrina coperni­
estudiaba los delitos contra la fe, cana era contraria a las Escrituras y por tanto no defendible. A Galileo no se le
la parte civil aplicaba las penas impuso en esta ocasión una prohibición absoluta en cuanto a la discusión del
sistema. Para aceptarlo se exigía una prueba y la presentada por Galileo era
contradictoria con la experiencia.
La actitud de los jesuitas hacia Galileo cambió sin embargo con los años,
debido ante todo a las disputas persol).ales entre Galileo y algunos prestigiosos
clérigos por la prioridad en algu nos descubrimientos astronómicos. De la
toleranci_a se pasó a la hostilidad: baste con anotar que un adversario de Galileo
llegó a ser posteriormente comisario general de la Inquisición, para darnos
cuenta de que los problemas que tuvo pudieron ser evitados desde un comienzo
si no hubiese dominado en él su temperamento polémico y su fina y a veces
descarada ironía. No obstante, la actitud del Santo Oficio hacia Galileo fue
indulgente.
En 1632 Galileo publica los Diálogos sobre los dos principales sistemas del mundo, el
de Ptolomeo y el del Copérnico, en el que intenta refutar las objeciones al sistema
del segundo, aunque sin presentar pruebas concluyentes del movimiento de la
Tierra. Desarrolla en el mismo texto su particular concepción de la inercia circular
y aduce el movimiento de las manchas solares como verificación (muy débil por
cierto) del movimiento de la Tierra. El libro fue rápidamente confiscado y Galileo
llamado a comparecer ante la Inquisición. Terminado el juicio, se le impuso la
"Y declaramos que vos, obligación de abjurar de sus convicciones copernicanas. Se retiró entonces, bajo la
el dicho Galí/eo, [...] os habéis
vuelto sospechoso de herejía" estrecha vigilancia del Santo Oficio, a continuar sus investigaciones sobre la dinámica,
Del texto de abjuración de Galileo disciplina a la que dedica su último libro, Diálogos sobre dos nuevas ciencias, publicado
fuera de Italia en 1638.
En 1741, Benedicto XIV hizo que el Santo Oficio concediera el imprimátur
para la primera edición de las obras completas de Galileo.

3.4 La nueva dinámica J

Las investigaciones galileanas, como sabemos, fueron precedidas por agudas


críticas a la mecánica de Aristóteles, cuyos frutos pueden recogerse en el trabajo
de los "calculadores" del Merton College de Oxford.
Una investigación pr�cursora de importancia en la rama de la estática, inscrita
en la lí:Qs:a del método de Arquímedes, fue la realizada por un contemporáneo de
Galileo, Simon Stevin. Su más importante descubrimiento es la regl.a del paralelogramo
de fuerzas, que logra deducir mediante una combinación de intuición y recurso al
ex erimento.
..__.__ ===::::,,..
Shakespeare, Mí/ton, Dada la disposición de la cadena mostrada en la figura 3.4a, Stevin concJuY..e
Aríosto, Tízíano, Cervantes, que, puesto que el�ovimiento _er etuo ��' las partes AB y BC deben
Rembrandt, Velázquez,
son contemporáneos de Galileo estar en equilibrio, lo que implica que dos cuerpos colocados a uno y otro lado
de un plano inclinado (véase figura 3.4b) y unidos por una cuerda se equilibran
Galileo / 69

si sus pesos_ (W1 , W2 ) están en la misma


B relación que las longitudes AB y BC. � partir
de esta� osición_y por razo-namiento
matemático, c;!e_gl!_cda ley del paralelogramo
(véase figura 3.4c): dos fuerzas F 1 y F2 _son
equivalentes, en su efecto, a una fuerza F3
e obtenida completando el paralelogramo del
cual forman los lados. En términos
modernos esta l�y equivale a la afirmación
del carácter vectorial de las fuerzas: éstas se
B suman como vectores, no como números.
Así: F3 = F l + F2
,.S.teyjn realizó el experimento,..atribuido
_!��bién a Galileo, de dejar caer simultá­
A�� neamente dos cuerpos; uno diez veces más
pesado que el otro, desde una altura de 30
b pies, encontrando que llegaban al suelo al
· mismo tiempo. Afirma que igual cosa ocurre
con cuerpos de diferente material e igual
volumen. Experimentos como éste eran
Fl>?J conocidos desde siglos antes (Filóponus en
particular lo menciona). También Benedetti
c
(1530-1590) lo realizó, y llegó a la conclusión
Figura 3.4 Regla del paralelogramo de · sobre la i aldad en la velocidad de caída si
fuerzas, según .Stevin: a. Una cadena los cuerpos son de la mismª-!!1-ªteria, aunque
cerrada permanece en reposo; b. Las Hay igualdad de tiempos en la caída
�rróñeamente �):'.Ó que cue!P9S de igua_l
porciones AB y BC de la cadena se í libre de cuerpos
remplazan por w; y' W2; c. Descripción volumen pero U!fer.§l!e_JPªts;_riaj saerí� c_on de diferente peso
del teorema de Stevin velocig.�d proporcional � s� _pes_o.
Particularmente im ortante entre los
tempranos trabaj�s g_e Galileo es-el descubrimiento deljsocroni_smo ~ �n�fola:r:: el
período del Qé!)-dulo es· inde- endiente del· eso suspendido y de la -ª..mplitud de
la oscilación (en tanto ésta no sea exagerada).
El-resultado del experimento va en directa oposición a la física aristotélica, según
la cual, puesto que un peso doble cae dos veces más rápido, el período será mayor
para menores pesos. El período (T), sin embargo, de acuerdo con los experimentos
de Galileo, depende sólo de la longitud (l) del péndulo, en la forma T 2 a l.
En los Diálogos sobre dos nuevas ciencias Galileo presenta sus novedosas Ley del péndulo:
concepciones acerca del movimiento, resultado de los trabajos realizados entre
T = 2n.[lig
1600 y 161 O y completados al final de su vida.
Comienza Galileo, en la parte III de su libro, presentando una definición de
movimiento rectilíneo uniforme como aquél en que la distancia recorrida es
proporcional al tiempo, o equivalentemente, en el que distancias i guales son
recorridas en tiempos iguales (véase fi gura 3.5).
7O / Los conceptos de la fisica

Pasa luego al movimiento acelerado, en el que pueden plantearse diversas


alternativas para el cambio de velocidad. Las más simples son aquéllas en que la
velocidad aumenta siempre en la misma proporción, ya sea con el tiempo o con
la distancia recorrida. En el primer caso, sea como ejemplo:
inicialmente: 4 m/s.
después de I s: 4 + 2 m/s = 6 m/s.
después de 2 s: 6 + 2-m/g = 8 m/s.
después de 3 s: 8 + 2 m/g = 10 m/s.
En el se gundo caso, sea
inicialmente: 4 m/s.

Definiciones de
después de I m: 4 + 2 m/s = 6 m/s.
velocidad y aceleración después de 2 m: 6 + 2 m/s = 8 m/s.
después de 3 m: 8 + 2 m/s = 1 O m/s.
Si se acepta con Galileo que la naturaleza realiza las relaciones matemáticas
más simples, debe sospecharse que en el movimiento de caída libre la velocidad
cambia de manera uniforme; pero, ¿de acuerdo con cuál alternativa? Puesto que 1 .
ambas relaciones-son igualmente sencillas, debe utilizarse un criterio adicional,
que Galileo encuentra al "demostrar" matemáticamente que la segunda relación
debe desecharse, pues su aceptación conduce a algo que no es lógico. (La
incongruencia no existe, lo que ocurre es que v a x no es compatible con. la
suposición de que el cuerpo comienza a moverse a partir del reposo y en x = O).
Lo que tiene interés para nosotros aquí no es el "desliz" de Galileo sino el
hecho de que efectivamente hay en la naturaleza un fenómeno que realiza la ley
simple v a t: la caída libre. El plan de Galileo no es el de partir de la experiencia
para obtener una ley de movimiento; por el contrario, después de analizar las
posibilidades más simples, pre guntará al más polemizado movimiento conocido
en la época, al movimiento "natural" por excelencia, si responde a la ley más
simple que ha logrado desarrollar. Es en este punto donde podemos ubicar el
comienzo de la aventura científica moderna, caracterizada por el plan matemático­
experimental.

3 .4.1 · Los experimentos en planos inclinados. Caída libre


Galileo diseña a continuación su experimento: escogerá cier�as dis!ancia�, medirá
Manuscrito galileano
sobre las lunas de Júpiter
los tiempos necesarios para recorrerlas y, consciente de las dificultades para medir
las cantidades básicas en la caída debido a su velocidad y a la imprecisión de su
reloj, "diluirá" el movimiento: obligará a una esfera a moverse en un plano
inclinado, "violentará" su movimiento. Medirá la cantidad de agua que sale por
un pequeño orificio de una gran recipiente mientras la esfera recorre una cierta
distancia: el peso del a gua dará la medida del tiempo transcurrido. �Retirá
cada medida las veces necesarias par� disminuir el error y de su plan experimen­
tal surgirá la verifi,cació'(l, de una ley obtenida por un requerimiento de simplicidad.
No hay que creer, sin embargo, que estamos aquí en el terreno de la predicción
de la ley, del a priori. El proyecto matemático de la naturaleza involucra un plan
experimental. Sigamos al propio Galileo:

Cualquiera puede inventar un tipo arbitrario de movimiento y estudiar sus


pr�piedades [... ] pero hemos decidido considerar los fenómenos de los cuerpos
Galileo / 71

que caen con aceleración, tal como ocurre realmente en la naturaleza y hacer que
esta definición del movimiento acelerado exhiba los rasgos principales del
movimiento acelerado observado.

La referencia al trabajo de los escolásticos es directa. A é.sJos k.s bastaba el


· estudi_Q_ del movimiento como ��icio_p.urame.nte ló ico, sin referirse directa­ El libro de la naturaleza está
� a sit4aciones..e�per:im@:r:1tale . Sin proponerse un plan experimental, Alberto escrito en lenguaje matemático
de Sajonia afirmó que la elocidag de caída es proporcional a la dÍstáncia; Galileo
Domin __o de_ S9�q_ afirmó la .12ropo:r�ionafül_ad con el tiempo. Galileo, en con­
traste, afina su preguntar, planea el experimento y lo realiza.
Veamos: se permite a una esfera pulida rodar por un canal liso practicado en
un plano inclinado cuya distancia es L (véase figura 3.6).

Figura 3.6 Plano inclinado

Galileo encuentra que:


Para rodar L demora t
Para rodar L/4 demora t/2
Para rodar L/9 demora ti3
Para rodar L/16 demora t/4

La relación entre L y L/4 es 4, en tanto que la relación entre los tiempos


es 2. La relación entre L y L/9 es 9 y la relación entre los tiempos es 3; de
modo que:
Relación entre distancias = (Relación entre los tiempos)2 ; o x a t2 .
Galileo comprueba que esta relación de proporcionalidad es válida para
diversas inclinaciones del plano, lo que le permite concluir que si el plano se
coloca verticalmente, la relación debe seguirse cumpliendo, aunque nunca lo
comprobó de modo directo. Así: en caída libre la distancia recorrida por.un cuerpo es
proporcional al cuadrado del tiempo gastado en la caída.
Los experimentos en el plano inclinado, realizados además con esferas de La aceleración de gravedad (g)
diferente peso, le permitieron concluir que.cuerpos diferentes en peso ca�n todos en el vacío es independiente
(bajo inclinación consta.nte del plano) con la misma aceleración, es decir, en el de la masa
mismo tiempo. Para caída libre, entonces, la.aceleración es independiente del
peso: cuerpos dejados caer desde la misma altura caen con igual velocidad.
7 2 / Los conceptos de /,a fisica

Alternativamente el resultado de Galileo puede e�presarse así: las distancias


recorridas durante iguales intervalos de tiempo por un cuerpo cayendo desde el
. reposo están una a otra en la misma relación que los números impares partiendo
de la unidad. La relación x 1 -:- x2 -:- x3 -:- x4 es la misma que 1 -:- 3 -:- 5 -:- 7, lo que
puede verificarse fácilmente a partir de la relación x a t2 (véase figu ra 3. 7):
l. x 1 a l 2
2. x 1 +x 2 a22
3. x 1 +x 2 +x 3 a 32
etc.
De 2. -1. x 2 a 3
De 3. -2. x 3 a 5
De donde:

X -:- X
2 3
= 3 -:- 5
Figura 3.7 Tiempos y distancias en el plano inclinado El experimento que
acabamos de esquema­
tizar no verifica de modo directo la relación v a t, sino la relación x a t2 • Galileo
había sin embargo probado que la se_ nda relación es consecuen�ia mat;:;;;;;;,--:O,
de la primera, de modo que probada una de ellas, la corrección de la otra es
inmediata. Esta demostración la realiza Galileo haciendo uso de la regla de la
velocidad media conocida en 1500 por los escolásticos y que demostramos enseguida
a la manera de Oresme.
La regla dice: "Un cuerpo uniformemente acelerado (va t) desde una velocidad
v O a v recorre en un tiempo t la misma distancia que recorrería si se moviera a velocidad
constante e igual al valor medio de v y v". O

Oresme asume que el área en un gráfico v versus t da la distancia recorrida


desde el momento en que la velocidad es v O hasta cuando es v, como se observa
en la figura 3.8:
x = área OABC = área OADC + área ABD = v t + ½(v - vJt O

= ½(v + v )t = vt,
0
Regla de Oresme
de la velocidad medía donde v = ½ (v + vJ define la velocidad media v.
Galileo parte de este resultado para mostrar que la relación x a t2 se sigue de
v a t. Esquematicemos el procedimiento:
Si el área es igual a la distancia recorrida, entonces:
x = v0 t + ½ (v - v0 ) to también x = v0 t + ½ t2(v - v0 )/t
y puesto que la aceleración es definida como a = (v -vJ/t, tenemos:
X = VO t + ½at2 y V = V��+ at •
Si el movimiento comienza desde el reposo (v 0 = O), entonces:
X = ½(at2),
lo que muestra que x a t2, y también que v a t.
Galileo / 73

_ De paso observemos
Velocidad que, dex = v 0 t + ½at 2 y
V --------------------------- B
a = (v-vJ/t, se si gu e,
eliminando t:
v 2 = v/ + 2ax.
Los experimentos con
el plano inclinado habían
permitido a Galileo con­
cluir que cuerpos de dife­
rente peso ruedan en el
plano con igual acelera­
ción. Pero notemos que al
Caída libre en un tubo al vacío
diluir el movimiento, es
decir, al lograr que las
V
velocidades sean menores,
:o
___________________________ ]
A ha disminuido el efecto de
1
1 resistencia del aire. Sabe­
1
1 mos por otra parte -y la
1
experiencia de la época lo
e, Tiempo confirmaba- que cuerpos
1
o
de diferente peso no caen
libremente con la misma
Figura 3.8 Gráfica de velocidad versus tiempo, de la que
se deduce la regla de Oresme velocidad. Esto sig�ifica,
de acuerdo con Galileo,
que la resistencia del aire
impide la igualdad de velocidades: en el vacío todos los cuerpos caen con igual velocidad A nivel del mar y en el Ecuador,
la aceleración de la gravedad
y aceleración, si son dejados libres desde el reposo. es de 9, 78 mls2
Si los cuerpos caen desde una altura considerable, alcanzan una velocidad
que no pueden sobrepasar (velocidad límite), pues la resistencia del aire, -que
aumenta con la velocidad del cuerpo- lo impide. Esto equivale a afirmar que si
las fuerzas que actúan sobre un cuerpo (en este caso el peso y la resistencia del
aire) se i gualan, el cuerpo se mueve con velocidad constante, uniformemente; En la caída libre
proposición rotundamente antiaristotélica, pues el filósofo afirma que si la fuerza desde el reposo:
motriz y la resistencia se igualan el cuerpo queda en reposo. Es éste en Galileo un X=½ gt
2

enunciado particular (pues se refiere sólo a efectos asociados a la caída libre) de V= gt

la primera ley del movimiento de Newton. El aire ya no juega aquí el papel de


motor del movimiento, apareciendo sólo en su efecto resistente.
Los experimentos con el plano inclinado han sido planeados en presencia
del aire, aunque se ha tenido el cuidado de atenuar los efectos resistentes. Ahora
1¡¡ íí/TIT/1í/T//;
bien, eliminando estos efectos puede llegarse a la conclusión de que en el vacío
todos los cuerpos caen con la misma aceleración: tómense dos cuerpos de pesos
diferentes y permítaseles caer en un líquido, luego cámbiese en varias ocasiones
el líquido por otro menos resistente; Galileo afirma: Kv

Si de hecho llegamos a comprobar que los móviles de pesos diferentes se mueven


a velocidades cada vez menos diferentes a medida que los medios atravesados
son menos resistentes y que finalrµente, en un medio más tenue que cualquier V
1
otro (aunque no vacío), la desigualdad de las velocidades entre móviles de pesos mg
extremadame:p.te desi guales se hace muy débil y casi inobservable, me parece
que podremos admitir como una coyuntura muy probable que, en el vacío las
velocidades serán ri gurosamente iguales.
7777777777777
74 / Los conceptos de la fisica

La diferencia en la velocidad no depende, por tanto, de la diferencia de


pesos sino de la resistencia del medio.

3.4.2 Movimiento parabólico, relatividad e inercia·


En el movimiento de un proyectil -prosigue Galileo- hay una componente
horizontal d� la velocidad (v o> que permanece constante y una componente de la
velocidad variable, correspondiente al movimiento de caída libre. Los dos
movimientos no se influyen mutuamente, son independientes. Ocurre así que
dos cuerpos soltados desde la misma altura, uno desde el reposo y otro con
velocidad inicial horizontal, caen al mismo tiempo, pues las componentes
verticales de la velocidad son idénticas. Para atenuar el efecto de resistencia del
aire el experimento puede hacerse en un plano inclinado (véase fi gura 3.9).
El movimiento de un proyectil
se realiza siguiendo una trayecto­
ria parabólica:
Si x = v/ y y = - ½ at 2 + h,
entonces:
y = -ax2/(2v 2) + h (ecuación de
O

una parábola).
Que los movimientos vertical
y horizontal no interfieren puede
verificarse notando que los cuer­
pos 1 y 2 en su caída siempre se
encuentran en la misma línea
horizontal, alcanzando por tanto
Figura 3.9 Movimientos rectilíneo y parabólico en
el plano inclinado simultáneamente el suelo (véase
Las componentes vertical y horizontal fi gura 3.10).
del movimiento parabólico Observemos que lo anterior
son independientes implica la imposibilidad de establecer si un
observador se encuentra en reposo o en mo­
y
vimiento uniforme. Sea un barco en movi­
miento rectilíneo y uniforme respecto. a la
playa. Se suelta una piedra desde lo alto del

. ---------------
mástil, como lo ilustra la figura 3.11.
El observador situado en la playa admite
X
-de acuerdo con Galileo- que la esfera ha
comenzado su caída con una componente
Figura 3.1 O Movimiento parabólico horizontal de velocidad i gual a la velocidad
Y de caída libre del barco,· por lo cual el movimiento es
parabólico. El navegante encontrará que la
piedra cae paralelamente al m.ástil, igual que si hubiese realizado el experimento
en tierra firme. La trayectoria de la piedra no le proporciona por tanto
información acerca de si el barco se mueve o permanece en reposo respecto a la
playa: la ley de caída es la misma, lo que exige -contra Aristóteles- relativizar
las nociones de "reposo" y "movimiento uniforme".
De acuerdo con Aris-tóteles, si un barco se mueve lo hace respecto a la Tierra,
que está en reposo absoluto en el centro del universo. Al soltar una piedra desde
el mástil no caerá verticalmente sino en curva hacia atrás, pues al no existir
fuerza motriz su movimiento horizontal debe cesar. La piedra, vista por un observa-
Galileo / 75

dor en la playa, cae vertical­


mente hacia el centro del
mundo, pues liberada de
acciones violentas su línea
natural es hacia el centro.
Aun en el caso (admitiendo
que el aire si gue actuando
. como motor) de existir algún
movimiento horizontal, la
trayectoria sería la de un
Figura 3.11 Dependencia de la trayectoria de un pro-
yectil del sistema de referencia proyectil, para el observador
en -la playa; y algo me-nos
curva, pero hacia atrás, para
el navegante. En cualquier caso el experimento de caída libre revelaría el estado
de movimiento del barco: aristotélicamente "reposo" y "movimiento" son
nociones con sentido absoluto.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si el proyectil no fuese lanzado horizontalmente El movimiento inercial
desde cierta altura sino a nivel del suelo y en un plano liso? De acuerdo con lo es circular, según Galileo; lineal,
según Descartes
anterior, debería moverse rectilíneamente y manteniendo constante el valor de
su velocidad: "Concibo un cuerpo arrojado sobre un plano horizontal, excluido
todo obstáculo, resultará entonces[...] que el movimiento del cuerpo sobre este
plano sería uniforme y perpetuo si el plano se extendiera en el infinito". Pero,
puesto que Galileo no hace abstracción de la gravedad, y como la Tierra es
esférica, el cuerpo,debe describir un arco de círculo y no un segmento de recta.
El movimiento inercial es circular, no lineal como lo planteará posteriormente
Descartes antes de Huygens y Newton. Sigamos a Galileo en su argumentación
acerca del carácter circular del movimiento en ausencia de fuerzas: "Como el Firma de Galileo
movimiento recto es por naturaleza infinito (porque una línea recta es infinita e
indeterminada) es imposible que al guna cosa tenga por naturaleza el principio
de moverse en línea recta".
Puesto que todo movimiento en la naturaleza es finito en su trayectoria, el
movimiento inercial no puede ser rectilíneo; y puesto que, por otra parte; el
universo es finito, la trayectoria más natural (que permite a la vez la eternidad y
finitud del movimiento) es el círculo.
Su concepto de inercia permite a Galileo explicar el movimiento circular de Según Galileo,
los planetas alrededor del Sol como movimiento inercial; la idea de que el Sol el movimiento de los planetas
mueve los planetas por medio de alguna fuerza no tiene lugar en su dinámica. · alrededor del Sol es inercial
Éste desarrolla una mecánica sólo para eventos terrestres. Desechando los trabajos
astronómicos de Kepler (que sin embargo conocía), Galileo no aplica la física de
Kepler a los cielos. Su astronomía-y su mecánica simplemente se yuxtaponen sin
penetrarse. Aún concibe la gravedad como un principio motor intrínseco del
que están dotados los cuerpos, sin concebirla en términos de atracción, y sin
sospechar como Kepler que la gravedad es universal.
Hemos anotado que Galileo no cesa de referir a la Tierra su concepto de
inercia. La siguiente consideración, extractada de los Discursos (1638), nos lo
aclara. Sea un plano tangente en A a la superficie de la Tierra (véase figura 3.12).
El movimiento de un cuerpo desde A hasta B o C será hacia "arriba", pues
aumenta la distancia desde el centro de la Tierra, y por tanto no será uniforme.
Para que lo sea debe mantenerse invariable la distancia desde cada punto ocupado
por el cuerp.o al centro de la Tierra, lo que sólo ocurre si el cuerpo recorre un
arco de círculo. Naturalmente, si se toman pequeños recorridos la trayectoria
puede ser considerada como un segmento de recta. Siendo éste el caso en la
7 6 / Los conceptos de la fisica

experiencia cotidiana, podemos afirmar que


el movimiento inercial sobre la superficie
terrestre es rectilíneo.
Según experiencia de la época, un cuerpo
que se deja caer libremente lo hace estric­
tamente en línea vertical. Pero, ¿qué ocurre si
• la Tierra gira sobre sí misma (como afirma
Galileo)?
Al dejar el cuerpo en libertad, el movimiento
de rotación· que le impartía la Tierra es con­
servado. Además, cae aceleradamente (véase fi­
gura 3.13), lo que implica, si ha de caer en A
Figura 3.12 Imposibilidad del movi-
miento inercial rectilíneo, según Galileo (que ha rotado haSta A'), que debe recorrer
ángulos iguales en tiempos iguales; como, al
caer, el arco es menor cada vez para ángulos
iguales, el cuerpo no recorre arcos iguales en
tieII_lpos iguales. La ley galileana de inercia no
es así una ley de distancias uniformemente
recorridas (arcos), sino una ley de ángulos
uniformemente recorridos.
De este modo, la ley de inercia galileana
se convierte en un argumento para "demostrar"
que el experimento de caída libre no permite
concluir que la Tierra está en reposo o que
gira sobre sí misma, y se constituye a la vez en
un argu mento que posibilita la validez del
sistema de Copémico en cuanto no contradice
la experiencia. De todos modos, no es una
"prueba" de la verdad del sistema.
Presentemos ahora dos experimentos que
Figura 3.13 Descripción galileana permiten intuir el principio de inercia (véase
del movimiento de caída de un cuerpo figura 3.14):
si se considera la rotación de la Tierra
1. Manteniendo fijo un clavo en el punto C,
donde el hilo de un péndulo se dobla hasta
alcanzar B y manteniendo la distancia X ftja
pero aumentando en experimentos sucesivos la longitud L del hilo, se verá que,
si se suelta en B, la masa oscilará hasta alcanzar el punto opuesto de i gual altura
(B') (véase fi gura 3.14a). Cada vez la trayectoria a la derecha será más larga y

\ \
\ \

\
\
\
\
\
\
\ \
\ \
\
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- - -' .....J_ 1'.� �::: � - ., - - - - - - � a


a b
Figura 3.14 Experimentos que insinúan la ley de la inercia: a. Utilizando un péndulo; b. Utilizan­
do un par de planos inclinados
Galileo / 77

menos curva. En el límite, cuando concibamos que la longitud del hilo es "infinita",
el cuerpo B se moverá siguiendo la recta (a) y de modo uniforme.
2. Sea la superficie cóncava C sin fricción. Cualquiera sea la inclinación del
plano C, la esfera dejada en libertad en B alcanzará siempre la misma altura h
(véase figura 3.14b). En el límite, 0 = Oº, la esfera se moverá de modo uniforme
· sobre el plano horizontal.

3 .4.3 . Aristóteles reinterpretado


Avanzando sobre el trabajo de Buridan hemos visto cómo Galileo formula el
principio de inercia y propone por primera vez un principio de relatividad del
movimiento que con toda justicia conocemos como principio de relatividad de Galileo.
Al considerar este principio equivalentes el reposo y el movimiento uniforme, y
al afirmar que el movimiento uniforme y rectilíneo no necesita fuerzas que lo
mantengan, se vuelve necesario considerar la fuerza como causa, no de la
persistencia del movimiento sino de su cambio, es decir, de la .aceleración. El
germen de la segunda ley de Newton puede encontrarse en las implicaciones del
principio de relatividad.
La proposición del principio de inercia plantea la incorrección de la ley de
movimiento de Aristóteles, donde, al ser F av, no hay un principio de relatividad.
Naturalmente todas las proposiciones dinámicas de Aristóteles han de caer por
su base; al consumar este derrumbamiento Galileo levanta el edificio de la nueva
mecánica.
Observemos, sin embargo, que podemos intentar una reinterpretación de las
"leyes" de Aristóteles basada en la concepción galileana. La primera ley de
movimiento de Aristóteles afirma que la fuerza motriz debe ser mayor que la
resistencia del medio, para que exista movimiento. Actualmente consideramos
-siguiendo a Galileo-- que el movimiento sin resistencia es concebible y realizable,
y enunciamos la primera ley en la forma: siempre que exista fricción la fuerza
motriz debe ser mayor, para que comience el movimiento. La (segunda) ley v a W/R La ley de caída
conserva su validez para caída libre pero solo si la referimos a la velocidad límite y libre de Aristóteles se
refiere a velocidad límite
no a cada etapa del movimiento y menos aún a la caída libre en el vacío. Así, en un
medio resistente la velocidad límite es igual al cociente del peso del cuerpo sobre
la resistencia del medio. Desde el punto de vista de la nuevá mecánica ésta no es
una ley fundamental; por el contrario, puede obtenerse a partir de los axiomas o
leyes newtonianas (véase el Apéndice 3.6).

3.5 A modo de conclusión

Hemos intentado seguir el hilo de las investigaciones de Galileo detallando sus


observaciones como astrónomo y sus logros en la matematización del movimiento
y desarrollando su c,oncepto de inercia. A diferencia del tratamiento escolástico
de los problemas del movimiento, Galileo se remite en cada caso al movimiento
observado en el que puede investigar las leyes más simples.
En este sentido, Qfiliko puede ser consid_erado_como el:e_rimer_inye_sti_ adq_r
que_con Rlena ��ne� �oduce e�étodo m�t<:_mático, en su estrecha
correlación al experimento, en el terreno de .la física. Los trabajos de los escolásticos
se realizaban dentro de un marco de explicación de tipo aristotélico, más discursivo
que experimental, ten.diente más a la elucidación de la "naturaleza" del
movimiento, de sus "causas", que al entendimiento de las regularidades que s,e
presentan en los fenómenos observados. La pregunta sobre el movimiento es más
referida al porqué que al cómo del mismo�- -
7 8 / Los conceptos de la fisica

¿ Es la física una ciencia de Aristóteles, en contra de Pitágoras, había sostenido que la matemática ----,que
esencias o de fenómenos? se conservaba en su plena validez como. disciplina puramente intelectual- no
era apta para expresar la "esencia" de las cosas y en particular no podía
proporcionar un conocimiento verdadero del movimiento, pues ignoraba las
diferencias cualitativas que, pretendía, se encontraban al enfrentar los fenómenos;
así por ejemplo, la matemática no podía pretender establecer la diferencia de
"naturaleza" entre movimiento "natural" y "violento", entre movimiento perfecto
e imperfecto, pues se restringía a relaciones cuantitativas, terreno en el cual le
reconocía su utilidad.
Según Descartes, el estudio de las La aplicación progresiva de la geometría a la física (en particular a la descripción
causas debe preceder a toda del movimiento) comenzó a ser corriente en el siglo XVI -recordemos el esquema
investigación de Oresme para la obtención de la regla de la velocidad media-, aUnque ya se
utilizaba desde la Antigüedad en la astronomía y en la óptica. Los físicos comenza­
ron a abandonar las explicaciones cualitativas de Aristóteles, a abordar descripciones
matemáticas ( como las realizadas en la Antigüedad por Arquímedes) y a buscar el
acceso al método experimental por su puerta más precisa: la medida. Este camino
encuentra su culminación en Galileo.
Al orientar su indagación hacia el cóm d_e.Lmov.imÍ&U19, �ileo se gana el
reproche de Descartes, para quien cualquier investigación que no elucide también
qué es el peso, la gravedad, el movimiento, etc., y clarifique sus causas no
puede pretender ser completa: "sin haber considerado las primeras causas de
la naturaleza -escribe Descartes sobre Galileo- sólo buscó las razones de
algunos efectos particulares: y así [ ...] ha edificado sin cimiento". En su
programa, Galileo prescinde del método cartesiano que trata de ir de las causas
a los fenómenos, no haciendo uso tampoco -por lo menos en su extensa
generalidad- del método de inducción, que no le proporciona una visión de
conjunto de los fenómenos del movimiento, por no permitir desprenderse de
los efectos asociados a éste -como la fricción o la resistencia del aire-.
Consciente de que es imposible tratar simultáneamente todas las propiedades
de un fenómeno, decidió reducirlo a las esenciales: desplazamientos, tiempos,
pesos ... , dejando de lado así la consideración de las cualidades "secundarias"
a favor de las "primarias". Después de esta reducción y basándose en la regla
de simplicidad que afirma que "la naturaleza [ ...] no hace por muchos medios
lo que puede ser hecho por pocos", adopta la hipótesis más sencilla y extrae de
ella las consecuencias matemáticas que a continuación pone a prueba
experimentalmente. El ejemplo típico es el estudio de la caída libre, donde
comienza por atenuar el efecto resistente del aire y por proponer la fricción
como no inherente a todo movimiento. Si las consecuencias resultaban
verificadas consideraba como verdadera la hipótesis, en caso contrario la
d�sechaba para proponer una nueva. Estas hipótesis no se refieren a las causas
sino al modo en que el movimiento se realiza. Al respecto, escribe A C. Crombie:
"La intuición intelectual, la abstracción y el análisis matemático descubrían las
posibilidades hipotéticas; el experimento se hacía indispensable para eliminar
las falsas hipótesis y para identificar las verdaderas".

3.6 Apéndice

De la segunda ley de Newton (I F = ma) se sigue que, si sobre el cuerpo m actúan


la atracción terrestre mg y la fuerza resistente del aire (-kv), entonces ma = mg-kv
tal que si el cuerpo comienza a caer desde el reposo, su velocidad de caída será:

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