Eran dos seres muy distintos, dos animales de mundos distintos.
Uno era un ave, frágil, de plumas tibias y compleja estructura. El otro en cambio era un sapo, que le importaba el agua más que a todo en el mundo. Caminaba dejando huellas de humedad y su canto bajo la lluvia era una canción feliz. Cuando la lluvia caía y arreciaba, el anfibio croaba de felicidad y se cobijaba en su pozo; el ave en cambio temía mojarse las alas y buscaba protegerse en cualquier lugar. Cuando el viento soplaba fuerte el sapo se aferraba temeroso de las piedras cercanas al pozo; el pájaro al contrario era feliz y se dejaba llevar por la corriente. Los dos eran muy distintos, pero vivían en el mismo mundo, uno en el agua, otro en el aire, tan distintos. El sapo hábil cazando moscas, anunciaba las lluvias y se sumergía en el agua con asombrosa facilidad. El pájaro era un volador formidable, veía paisajes que los ojos del sapo no alcanzaban a ver, eso le daba un horizonte amplio, era un pájaro enamorado. En el país de los anfibios el sapo era admirado, era querido y estimado. Nadie más que él para dar saltos largos y para nadar en cualquier charco, habilidades que el ave no tenía y que nunca las tendría. Cierta vez el ave intentó imitar al sapo y se lanzó a un pozo profundo para nadar como lo hacía el verdusco animal pero sus plumas se mojaron, su cuerpo se entumeció y fue varado como un frágil papel por las olas que el viento hacía y se salvó de morir de milagro. Al comienzo el sapo y el pájaro no se llevaban muy bien, creían que sus diferencias eran insalvables, pero cierto día encontraron la forma de ayudarse mutuamente y desde entonces el ave tomaba al sapo del lomo y lo llevaba largas distancias usando sus alas, por su parte el sapo capturaba insectos que eran un deliciosos banquete para el ave. El sapo anunciaba las lluvias y así el pájaro cuidaba su plumaje. El pájaro desde lo alto le anunciaba los peligros cercanos al sapo y se hizo una feliz armonía. Y mientras tanto van pasando los días y mientras tanto va pasando la vida, la vida, la vida.