Federico Salazar
"Los derechos constitucionales deben ejercerse y reclamarse dentro del
ordenamiento institucional".
FEDERICO SALAZARPERIODISTA
Federico Salazar22.01.2017 /
09:00 pm
Una jueza quiere proteger los derechos de una pareja homosexual. Ha ordenado a
Reniec inscribir su matrimonio, realizado en México, en el 2010. Lo ha hecho pasando
por encima de la ley.
La ley es el Código Civil. El artículo 234 define el matrimonio como la unión voluntaria
de varón y mujer “a fin de hacer vida común”, “con sujeción a las disposiciones de este
código”.
Hay quienes piensan que esta ley colisiona con el principio constitucional de “igualdad
ante la ley”.
Los derechos fundamentales están por encima de la legislación. La ley que tiene un
contenido injusto debe ser denunciada y cambiada. Se la puede cambiar a través del
control constitucional o se la puede cambiar a través de nueva legislación.
Un juez no puede ni debe usar una sentencia para expresar su opinión sobre lo que
debería ser la ley. No puede porque no está facultado para crear leyes. Solo el Congreso
tiene esa facultad.
La jueza que ha resuelto el caso no cree que deba convencer a nadie. No cree que las
leyes deban pasar por el proceso democrático y electoral en el que la mayoría expresa
su opinión. Cree que ella está por encima de todo eso.
Reniec no puede hacerle caso a una jueza que salta por encima de la ley. No basta con
que se invoque un derecho constitucional. Antes hay que adecuar la ley.
Si una ley vulnera un derecho constitucional, hay un procedimiento formal para cambiar
la ley o desconocer su vigencia. Pueden hacerlo el Tribunal Constitucional o el Poder
Legislativo. No puede hacerlo una jueza.
La jueza, para fundamentar su sentencia, recurre a votos en minoría del TC (Exp. 00139
2013-PA/TC). No se basa en la resolución en mayoría, sino ¡en los votos singulares!
La jueza dice que defiende los derechos de la minoría homosexual porque el proyecto
de ley de unión civil no fue aprobado. Reconoce que “existe aún incertidumbre con
respecto a si en el Perú se reconocerá derecho alguno a dichas parejas” (homosexuales)
(Considerando 27).
La jueza cita una serie de países en los que se reconoce estos derechos. En todos es a
través de leyes o a través de control constitucional. Ella propone para el Perú su propia
decisión jurisdiccional.
Las personas afectadas, dice la jueza, “no pueden estar a la espera de que se legisle a
favor de ellos” (Considerando 29). Si ese fuera un criterio jurisprudencial, los jueces
podrían ordenar invasiones de terrenos, apropiaciones de dinero o cambios de
propiedad en registros públicos.
La mejor manera de proteger los derechos de las personas no es, precisamente, burlar
la ley. Es hacer leyes que consagren los derechos.
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Introducción
He querido empezar este análisis con esa frase para hacerme la siguiente
pregunta: con la Resolución emitida por el 7º Juzgado Constitucional, ¿se estará
impartiendo justicia a nombre de todos los peruanos y peruanas de nuestro país?
Y más aún, ¿es constitucionalmente posible que, bajo la premisa de impartir
justicia, las resoluciones judiciales creen –den vida– a instituciones jurídicas que
no están reguladas en nuestros sistemas legales, es decir, instituciones jurídicas
inexistentes para nuestras leyes?
Es conocido que los magistrados del Poder Judicial tiene en sus manos una tarea
trascendental en la vida social de todo país democrático, que es la de resolver
conflictos sociales, justamente aplicando la legislación existente e
interpretándola en cada caso en concreto. En esa misma línea, si leemos el
contenido del inciso 8 del artículo 139° de la Constitución “(…) 8. El principio
de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. En tal caso,
deben aplicarse los principios generales del derecho y el derecho
consuetudinario (…)”, podremos advertir que el juzgado tiene por finalidad
aplicar la ley existente; sin embargo, de su lectura se aprecia que toda la
argumentación y motivación de la resolución –ampliamente cuestionada– está
basada en una interpretación extensiva de la norma constitucional y la normativa
internacional, alejándose de su función, por cuanto según, incluso, el sistema de
Derecho romano germánico (civil Law) al cual pertenece el derecho peruano, la
ley es fuente de derecho, es decir, el juez debe partir de la premisa de aplicar la
legislación existente, a falta de ley rige la costumbre, y a falta de ley y
costumbre, se aplican los principios generales del Derecho.
Lea también: Así reaccionaron las abogadas frente a la sentencia a favor del
reconocimiento del matrimonio homosexual
El juzgado pudo pensar que era posible declarar fundada la demanda, en tanto no
había, por otro lado, ningún ordenamiento jurídico que le prohibiera; sin
embargo, ya que el juzgador ha querido interpretar ampliamente las normas
internacionales, pudo también hacer lo propio con lo dispuesto en el artículo
2049 de nuestro Código Civil, donde se indica claramente:
Era tan sencillo realizar la interpretación de esta norma que es parte de nuestro
derecho Internacional Privado, debiendo entender, en primer término, qué
constituye el Orden Público Internacional, del que se derivan varios principios,
como la prohibición de aplicar a ciegas una ley extranjera y hacer prevalecer el
conjunto de principios que inspiran un ordenamiento jurídico y que reflejan los
valores esenciales de nuestra sociedad; y en segundo que buenas costumbres
serán los criterios relacionados con la moral jurídica.
Lea también: D.L. N° 1279, que establece el deber de registrar los vínculos de
parentesco y otras vinculaciones derivadas de las inscripciones que lleva a
cabo el RENIEC
Samuel Abad
Miércoles, 11 de enero de 2017 | Leída 1360 veces
UN AVANCE EN LA LUCHA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN
Reconociendo el matrimonio
de una pareja del mismo sexo
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Fuente: Web
La sentencia dictada por la Dra. Malbina Saldaña, jueza del Sétimo Juzgado Constitucional
de Lima (Exp. 22863-2012), es una sólida e histórica resolución que reconoce la validez en
el Perú de un matrimonio celebrado en el extranjero (México) de dos personas del mismo
sexo. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) se negaba a reconocerlo.
Alegaba que el Código Civil sólo permite el matrimonio entre “varón y mujer” (artículo 234).
La jueza señala con absoluta razón que la Constitución, los tratados y tampoco la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos establecen tal
impedimento. Un caso importante de interpretación constitucional y de lucha contra la
discriminación por orientación sexual.
La jueza reitera que el Estado peruano es laico y que las convicciones religiosas -
ciertamente legítimas- no pueden imponerse sobre la Constitución. En una democracia las
decisiones judiciales se basan en la Constitución y en las leyes. No en creencias religiosas.
Por ello, considera que la negativa del Reniec a inscribir en el Perú un matrimonio de una
pareja del mismo sexo discrimina al demandante en razón de su orientación sexual y vulnera
sus derechos a la dignidad y al libre desarrollo de la personalidad. El Código Civil de 1984
no se ajusta a la Constitución, a los tratados ni a la jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.
Debemos recordar que la Corte Interamericana en el “Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile” de
febrero del 2012 señaló que la Convención Americana sobre Derechos Humanos no acoge
un “modelo tradicional” de familia (párrafo 142). La familia no es un concepto estático. Es
dinámico. Además, una lectura correcta de la Convención permite concluir que garantiza el
derecho a contraer matrimonio tanto a los hombres como a las mujeres y ello puede ocurrir
entre personas de distinto o del mismo sexo. Como sabemos lo dispuesto por la Convención
y resuelto por la Corte Interamericana vincula a los jueces por expreso mandato del Código
Procesal Constitucional. Estamos ante el ejercicio de un control de convencionalidad.
Hubiera sido ideal que el Reniec decida no apelar la sentencia. Lo podía hacer. Sería una
excepción. El Decreto Legislativo 1068, Ley de Defensa del Estado, y su reglamento no lo
impide. Después de litigar más de cuatro años para obtener una sentencia favorable de
primera instancia, no resulta razonable obligar al demandante a seguir discutiendo
judicialmente el tema cuando existen sólidas razones para tutelar sus derechos. La teoría
enseña que el proceso de amparo es una manifestación de la tutela de “urgencia
constitucional”. La realidad y la decisión del Reniec evidencian lo contrario.
De otro lado, haría bien el Grupo de Trabajo convocado por la Ministra de Justicia encargado
de revisar el Código Civil en proponer una reforma del artículo 234. Después de más de 32
años no puede seguir subsistiendo una regulación que discrimina a las personas por su
orientación sexual. La tendencia en el mundo así lo viene demostrando.
En definitiva, se trata de una valiente sentencia que debería establecer un precedente y que
ratifica la relevancia de los jueces constitucionales en la lucha constante contra la
discriminación.
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(*) Samuel Abad es abogado y Doctor en Derecho, especialista en Derecho
Constitucional y Derechos Humanos. Socio del Estudio Echecopar desde el 2008.
Abogado (PUCP), Diplomado en Derecho Constitucional (Centro de Estudios
Constitucionales - España), Doctor en Derecho (Universidad Autónoma de Madrid),
Profesor Principal de la Facultad de Derecho y de la Maestría Constitucional de la
PUCP. Autor de numerosos artículos sobre Derechos Humanos, Derecho
Constitucional y Procesal Constitucional. Ha publicado los libros "El proceso
constitucional de amparo", "Derecho Procesal Constitucional", "Constitución y
procesos constitucionales", entre otros.
Gonzalo Monge
Lunes, 16 de enero de 2017 | Leída 1367 veces
DUDAS MATERIALES Y PROCESALES CON MOTIVO DE UNA RECIENTE
SENTENCIA SOBRE EL MATRIMONIO IGUALITARIO
La igualdad se va abriendo
paso
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El 9 de enero de 2017 se hizo pública una histórica y sólida sentencia, con especial
trascendencia constitucional y social para el Perú. Me refiero a la sentencia dictada en
el Expediente N° 22863-2012 por la jueza Malbina Saldaña, del Sétimo Juzgado
Constitucional de Lima. La sentencia declaró fundada la demanda de amparo interpuesta
por un ciudadano peruano, ordenándole al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil
- Reniec que inscriba su matrimonio celebrado en México con su pareja del mismo sexo.
Es hasta irónico que, en la misma semana en que Lima aparecieron carteles contra la falsa
“ideología de género”, se haya publicado esta sentencia. Desde luego, este mismo sector
conservador ya ha cuestionado la decisión y ha ido señalando, palabras más o palabras
menos, lo siguiente:
1. “¡El matrimonio es entre hombre y mujer porque así lo dice la Biblia!”: Se respetan
las creencias y convicciones religiosas de todas y todos. Sin embargo, el Perú es un Estado
laico, por lo que los jueces resuelven de conformidad con el ordenamiento jurídico y no por
lo que señalen las confesiones religiosas.
Así como el Estado no interfiere en las decisiones de las confesiones religiosas, éstas no
deberían interferir en las decisiones públicas. Si así lo hicieran, pretendiendo convertir en
jurídicos sus argumentos dogmáticos, estos serían inconstitucionales por
discriminadores. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Para entrar a ello, hagamos un poco de historia: en 1984 (cuando se promulgó el Código
Civil) y en 1993 (cuando entró en vigencia la Constitución), era impensable en el mundo un
matrimonio entre personas del mismo sexo. Ello ocurrió muchos años después (2001), en
los Países Bajos.
3. “¡Esto es un gobierno de los jueces, la decisión debería ser del Congreso!”: Cuando
a los jueces se les dio la facultad de ejercer el control de constitucionalidad (difuso o
concreto), se dijo que ellos “tomarían las decisiones a su mero arbitrio”, por encima del Poder
Legislativo. Pues eso no ha ocurrido. La Jueza no ha resuelto caprichosamente o sin
fundamentar. Por el contrario, todos podemos reconocer el enorme esfuerzo de motivación
y argumentación jurídica realizado por la Jueza. Es una sentencia impecable, pues ha
resuelto de la mano con todas las herramientas jurídicas con las que disponía: la
Constitución, los tratados internacionales sobre derechos humanos (como la Convención
Americana y la jurisprudencia de la CIDH), así como sobre la base del Derecho Comparado.
Cuestionar la motivación de esta decisión es, por demás, ocioso.
Para que el caso sea de conocimiento del Pleno del Tribunal Constitucional (los siete
magistrados) y no sea rechazado sin más trámite, éste recurso de agravio constitucional
deberá superar el filtro establecido en el precedente Vásquez Romero (Exp. N° 00987-
2014-PA/TC), debiéndose acreditar que: (i) la vulneración a los derechos de los
demandantes está bien fundamentada; (ii) la cuestión de Derecho contenida en el recurso
es de especial trascendencia constitucional; (iii) no se contradice ningún Precedente
(Vinculante) del Tribunal Constitucional; y, (iv) no se ha decidido de manera desestimatoria
en casos sustancialmente iguales.
¿Y esta decisión implicaría que ahora todas las parejas del mismo sexo se puedan
casar e inscribir sus matrimonios? No. Estamos ante un proceso constitucional de
amparo, que sólo produce efectos jurídicos para las partes (la pareja demandante y el
Reniec). A eso se le conoce como efectos inter partes, por lo que la decisión judicial sólo los
afectaría a ellos.
Para que la sentencia tenga efectos para todos (efectos erga omnes), el caso debería
llegar necesariamente al TC. El Supremo Intérprete cuenta con dos mecanismos para hacer
que un proceso de amparo (que en principio sólo tiene efectos inter partes) adquiera eficacia
para todos (erga omnes): (i) el precedente vinculante, a través del cual se establecen
reglas procesales y sustanciales con efectos para todos (el TC podría establecer que se
puede demandar la inscripción de matrimonios entre personas del mismo sexo, por ejemplo);
y, (ii) el estado de cosas inconstitucional, el cual es un mecanismo a través del cual el TC
declara que ciertos hechos resultan contrarios a la Constitución por vulnerar de manera
masiva derechos y principios, ordenándose medidas para corregir tal estado de cosas
inconstitucional (en Derecho Comparado, ver las Sentencias C-577/11 y SU214/16 de la
Corte Constitucional de Colombia).
Como se puede apreciar, existen diversos escenarios procesales. Muchas cosas pueden
ocurrir a partir de este momento, pero espero que la decisión de la jueza del Sétimo Juzgado
Constitucional de Lima sea confirmada en segundo grado por la Cuarta Sala Civil de Lima
o por el Tribunal Constitucional (en caso la sala revoque la decisión y la declare
improcedente o infundada).
Los peruanos que creemos en la plena igualdad entre las personas debemos celebrar esta
sentencia, que no soluciona todos los problemas que enfrenta la comunidad LGBTI, pero
vaya que ha sido positiva. Pese a sus carteles, la igualdad se va abriendo paso.
(*1) La sentencia no analiza el caso sobre la base del Derecho Internacional Privado (no es
su competencia), pero ya doctrina muy autorizada se ha encargado de señalar que no se
afecta el "orden público internacional". Ver: ZELADA, Carlos y GURMENDI, Alonso. “Entre
el escudo y la espada: el matrimonio igualitario visto desde el orden público internacional y
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. En: Thēmis. Revista de Derecho. Nº
69, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2016. pp. 257-274.
(*) Gonzalo J. Monge Morales: abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Exeditor General de Thēmis. Adjunto de Docencia en el curso "Derecho Procesal
Constitucional" del Dr. César Landa Arroyo. Asociado del Estudio Echecopar, miembro de
Baker & McKenzie International. Co-Coordinador de Perspectiva Constitucional, asociación
para la investigación y difusión del Derecho Constitucional.
De la jueza Saquicuray a la jueza
Saldaña. A propósito de la sentencia
que dispone la inscripción en el
Reniec del matrimonio Ugarteche-
Aroche
POR
CAROLINA LOAYZA
-
ENERO 14, 2017
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Carolina Loayza
La historia de la construcción de la convencionalidad como construcción
argumentativa y no como idea autónoma, se inicia en el Perú en el año 1995 con
la jueza Antonia Saquicuray, quien ejerciendo el «control difuso
constitucional», decidió inaplicar las leyes de amnistía dictadas por el régimen
de Alberto Fujimori en el caso Barrios Altos.
Lea también: Así reaccionaron las abogadas frente a la sentencia a favor del
reconocimiento del matrimonio homosexual
La jueza Saquicuray resolvió que la mencionada Ley era inaplicable por ser
contraria a la Constitución y a las obligaciones internacionales de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos. Así, dispuso la continuación del
juzgamiento del caso Barrios Altos en la justicia penal. Sin perjuicio de las
críticas iniciales de las que fue objeto, la jueza Saquicuray marcó un punto de no
retorno en la protección de los derechos y libertades fundamentales en el Perú,
que ha sido seguido por algunos jueces y juezas, así como por el Tribunal
Constitucional.
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Lea también: ¡Fail! Fiscalía requirió prisión preventiva por un delito cuya
pena máxima no supera los cuatro años
El Código Civil es una ley que está por debajo de la Constitución, la cual no
define el matrimonio y se debe interpretar conforme a parámetros
de convencionalidad (tratados y sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos) que ya reconocen el derecho de las personas del mismo
sexo a casarse y formar una familia. Si a una pareja le niego el reconocimiento de
matrimonio por ser gay es un acto de discriminación por orientación sexual y está
prohibido.
[Extracto del artículo publicado en el portal web Altavoz, intitulado “Los gays
vienen marchando”.]
En relación con la primera habría que precisar que la sentencia no establece que
el matrimonio homosexual sea un derecho. Aduce que no reconocer el vínculo
matrimonial constituiría una forma de discriminación por la orientación sexual de
los demandantes, además de una vulneración al derecho al libre desarrollo a la
personalidad y al bienestar, todos ellos con base constitucional y convencional.
Por otro lado, la supuesta limitante del Código Civil tampoco resulta atendible,
por la supremacía de la Constitución Política, de los tratados de derechos
humanos ratificados por el Estado peruano y las decisiones de tribunales
internacionales que interpreten los DDHH (v.g. Corte IDH) sobre las normas
legales (art. 55 y cuarta disposición final y transitoria de la Constitución).
Así pues, querer escudarse en la literalidad del artículo 234 del Código Civil no
es posible en un Estado constitucional de Derecho como es el nuestro.
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Por primera vez en el Perú se emitió una sentencia que reconoce el matrimonio
homosexual celebrado en el extranjero (México). El 7°Juzgado Constitucional
ordenó al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), reconocer
el matrimonio entre el economista Óscar Ugarteche y el mexicano Fidel Aroche.
Lea también: Juez ordena a Reniec reconocer e inscribir matrimonio
homosexual celebrado en México
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pena máxima no supera los cuatro años
Los jueces, en ese sentido, deben ser como decía Merryman: no los defensores de
la ‘ley’ sino de los ‘derechos’.
Muy bien por los ciudadanos que hoy han dado, en nombre de todos, un paso
adelante en bien de la democracia y de la igualdad.
Lea también: Ya es oficial: Dejan sin efecto rol de vacaciones de jueces y
personal auxiliar establecidas mediante Res. Adm. N° 314-2016-CE-PJ
Ocurre que los jueces, contra lo que se pudiera pensar, no tienen que ser audaces
para garantizar los derechos. Simplemente tienen que cumplir su función. No
hacerlo es contentarse con hacer las veces de funcionarios leales a letra de la ley.
Y ese es uno de los principales males del sistema de justicia, porque con él se
enmascara la corrupción, la ineptitud y la indolencia. Seguramente todos
queremos superar este estadio lamentable en el que se encuentra buena parte del
sistema de justicia: sus instituciones, pero también los jueces y funcionarios que
lo conforman.
Pero estamos contentos con esta sentencia porque el juez ha cumplido su función.
Parece que se empiezan a abrir pequeñas grietas en el escenario preconstitucional
que ha tenido hegemonía, incluso en los escenarios del constitucionalismo
oficial. Salud por eso!
Cuando un juez va «más allá de la Ley» o la transgrede sin fundamento; hay que
impugnar esa sentencia y criticar duramente al Juez. Pero cuando un juez “va
más arriba de la Ley” para encontrarse con el Derecho y la Constitución;
entonces hay que felicitarnos como sociedad de contar con tales Jueces. Desde
los tiempos antiguos, la Justicia consiste en adecuar las leyes al Derecho (hoy
solemos decir a la Constitución) cuando éstas son arbitrarias o están
descontextualizadas.
Lea también: Jueza y abogado discuten porque este último no traía corbata
JUAN MONROY
—Problemas de fondo—
“Las leyes como el Código Civil están vigentes hasta que son
derogadas. No corresponde a la jueza determinar cuándo una
norma debe ser incumplida. Además, es discutible que el
matrimonio se considere un derecho, cuando en realidad es una
institución jurídica”, explicó Álvarez.
—Claves de la sentencia—
Cambios sociales
El juzgado consideró que el Código Civil, que data de 1984, “no
se ha adaptado a cambios sociales” como el matrimonio
homosexual.
Derechos
Se precisó que el fallo solo verificó “si se vulneraron o no los
derechos constitucionales” de Óscar Ugarteche, como el de la
igualdad.
Discriminación
El juzgado indicó que el Reniec se negó a inscribir la unión de
Ugarteche porque fue celebrado entre homosexuales, “lo que
resulta altamente discriminatorio”.
Estado laico
Se indicó que “no es factible una oposición religiosa al
reconocimiento de un matrimonio homosexual”, ya que el Perú
es un Estado laico.
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Lea también: Ramiro Salinas Siccha comenta la reciente modificación del art.
25 del Código Penal sobre complicidad
De una lectura detenida del art. 2 de la Ley 30506, se advierte que uno de los
objetivos de la delegación en materia de seguridad ciudadana consistía en
revisar la legislación del delito de feminicidio con la finalidad de combatir la
violencia familiar y violencia de género. Este –y no otro- era el marco de la
potestad delegada dentro del tema seguridad ciudadana y feminicidio.
Hasta antes de la entrada en vigencia del D.L. 1323, el art. 323 del Código Penal
tenía como verbos rectores: a) discriminar, b) incitar c) promover en forma
pública actos discriminatorios. De acuerdo con la redacción actual se considera
discriminación “realizar actos de distinción” que anulan o menoscaban el
reconocimiento, goce o ejercicio de cualquier derecho de una persona o grupo de
personas reconocido en la ley, la Constitución o en los tratados de derechos
humanos de los cuales el Perú es parte, basados en motivos de orientación sexual,
identidad de género.
Entre otros significados del verbo distinguir destacan: “Hacer que algo se
diferencie de otra cosa por medio de alguna particularidad, señal, divisa, etc.”;
“Dicho de una cualidad o de un proceder: caracterizar a alguien o algo”.
Lea también: D.L. 1307: Modifican Código Procesal Penal para dotar de
eficacia a persecución y sanción de delitos de corrupción de funcionarios y
criminalidad organizada
INICIO
ACERCA DE
Opiniones:
A favor
http://laley.pe/not/3733/reconociendo-el-matrimonio-de-una-pareja-del-mismo-sexo/
http://laley.pe/not/3745/la-igualdad-se-va-abriendo-paso/
http://legis.pe/la-jueza-saquicuray-la-jueza-saldana-proposito-la-sentencia-dispone-la-inscripcion-
reniec-del-matrimonio-ugarteche-aroche/
4.- Así reaccionaron las abogadas frente a la sentencia a favor del matrimonio homosexual
http://legis.pe/asi-reaccionaron-las-abogadas-frente-la-sentencia-favor-del-reconocimiento-del-
matrimonio-homosexual/
5.- Así reaccionaron los profesores de derecho frente a la sentencia a favor del matrimonio
homosexual
http://legis.pe/profesores-de-derecho-frente-a-la-sentencia-a-favor-del-matrimonio-homosexual/
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/matrimonio-homosexual-y-derecho-peruano-juan-
monroy-noticia-1965500
En contra
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/matrimonio-sin-ley-federico-salazar-noticia-1962407
http://legis.pe/la-inscripcion-de-una-institucion-juridica-atipica/
http://blog.pucp.edu.pe/blog/jaimedavidabantotorres/2017/02/05/caso-oscar-
ugarteche/