Las redes puras de fibra óptica que llegan hasta dentro del hogar están compuestas
completamente por cables de fibra óptica, de ahí que también se las conozca
como Fiber To The Home (FTTH). Son un medio de transmisión con muy buenas
características por su alta capacidad a la hora de transportar datos y por su baja
atenuación, lo que permite enlaces de muchos kilómetros sin problemas de que la señal
pierda potencia.
El ángulo con el que la luz se propaga por el medio “2” depende del ángulo con el que
se propagaba por el medio “1” y de los índices de refracción (densidades) de cada uno
de los medios. Sin embargo, no siempre se produce este efecto, en ciertas circunstancias
el haz de luz no atraviesa la frontera entre ambos medios, sino que rebota y vuelve al
primer medio. Este fenómeno se conoce como reflexión y es el causante de que la luz
se mantenga guiada dentro de la fibra óptica.
Al trabajar a frecuencias del orden de THz, las velocidades que es posible alcanzar con
las redes de fibra óptica son extremadamente elevadas, mucho más allá de los 100, 200
o 300 Mbps que ofrecen ahora las operadoras. De hecho, todavía no se ha llegado a un
tope concreto y de vez en cuando nos sorprenden anuncios con nuevos récords como
por ejemplo los 43 Tbps que la DTU mostraba con orgullo hace año y medio.
Además, dado el tremendo ancho de banda disponible, no hay ningún problema para
ofrecer canales con velocidades simétricas tanto de subida como de bajada. Otra de
las ventajas de estas redes es la seguridad en las comunicaciones, ya que las
transmisiones en teoría no pueden ser interceptadas por un usuario ilegítimo sin que
alguien se dé cuenta, como sucede en el caso de los cables tradicionales donde se puede
hacer un empalme sin que receptor o emisor se enteren.
Sin embargo, no todo son ventajas, ya que la fibra óptica en sí misma es un material
delicado que se puede romper con facilidad, de ahí que tenga que ir recubierta con
plástico. El simple hecho de pisar un cable de fibra óptica puede provocar que los
índices de refracción varíen, por lo que la luz podría perderse en esa zona, o una unión
imperfecta del núcleo y el revestimiento haría que todo haz de luz que incida sobre esa
zona se refracte, en lugar de reflejarse.
En España no hemos tenido una gran tradición en redes de cable coaxialpara llevar
servicios de televisión de pago hasta los hogares durante el siglo XX como sí sucedió
por ejemplo en Estados Unidos. De ahí que al comenzar la era de Internet este tipo de
conectividad no estuviese desplegado en una gran mayoría de viviendas.
A pesar de ello, las cableras tanto locales como nacionales se esforzaron en los últimos
años por acercar el cable coaxial hasta muchos pueblos y ciudades de nuestro país
ofreciendo velocidades que hacían palidecer a las redes de ADSL de las operadoras
telefónicas clásicas.
En la mayoría de los casos, el cable coaxial es solo la punta del iceberg de la instalación
total de la red. Es decir, es el medio utilizado en el último tramo que llega a casa del
cliente, en los últimos cientos de metros, y que enchufamos a un cable-módem que
suele hacer las veces de router. Es lo que se conoce como redes de tipo HFC (Híbrido
Fibra Coaxial), que algunas operadoras tratan de vender como de pura fibra óptica
aunque claramente no lo son.
¿Es que hay diferencias? Pues sí. En una red FTTH como las del apartado anterior, la
fibra llega hasta dentro de casa. Tenemos una fibra para nosotros solos que se conecta
a un ONT (Optical Network Terminal) encargado de transformar los fotones en
electricidad y de ahí va al router por medio de un cable Ethernet (si es que el router no
está integrado con el ONT).