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ESGRIMA
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ESCRITA POR EL OFICIAL DE CÍBALLERIA

DON FEDfiRK^O (il^IllONA Y KNSENAT

Edición de hijo ihistrada con 19 láminas.

MADRID
IMPRIÍNTA B)3 T. FORTANET
2!) — r-AT.r.E DE LA I.mEKTÍ I) — 29

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ESGRIMA DEL SABLE
Los pedidos se harán á D. Ricardo Fortanet, calle de la
Libertad, 29, Madrid.
ESGRIMA
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SABLE
ESCRITA POR EL OFIOlkL DE CtBAUERlt

DON FEDERICO GERONA Y ENSEÑAT

Edición de lujo ilustrada con 19 láminas.

MADRID
I M P R E N T A DE T. F O R T A N E T
29 —CJII.LE DE r,A LIBERTAD —29

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M ÍXCMO. SESOK TESIEJÍTE GETÍERAL

DON ANTONIO LÓPEZ DE LETONA,


DIEECTÜU GENERAL DE CABALLERÍA, ETC., ETC.

Tiene La alta })onra de dedicar esta obra

s u AUTOR,

Federico Gerona y Enseñat,


PRÓLOGO.

La historia del noble arte de la esgrima ofrece


un interés por demás grande.
Naciendo este arte de las primeras luchas que
son tan antiguas cuasi como el hombre, recorre
la larga escala de los siglos apareciendo siempre
triunfante.
En la Edad antigua, en que dos poderosas do-
minaciones sucesivas, la griega y la romana, ex-
tendieron al mundo sus civilizaciones, se ve ya
á la esgrima desempeñando un papel principalí-
simo.
Los griegos la enseñaban en sus renombrados
gimnasios de Atenas junto al sitio donde espar-
PRÓLOGO.

cian su notable filosofía, y era dirigida por un


magistrado que, elegido anualmente por el Areó-
pago con el título de Gimnasiarca, presidia todos
los gimnasios.
Las admirables luchas de los atletas, son prue-
bas bastantes á demostrar el sublime grado de
perfección que nuestro arte alcanzó entre los
griegos.
Más tarde, los romanos en su época de pode-
rosa dominación, practicaban la gimnasia mili-
tar en el famoso Campo de Marte, donde todos,
grandes y pequeños, acudian á recibir la conve-
niente instrucción.
Los gimnasios eran visitados á la vez con pro-
fusión , y hasta las damas de la nobleza se hon-
raban aprendiendo el manejo de las armas.
Si grandes habían sido las luchas de los atletas
griegos, mucho mayores fueron las de los gla-
diadores romanos, que, aunque sanguinarias y
feroces hasta el colmo, dieron una muestra de la
maravillosa perfección de la esgrima en los tiem-
pos antiguos.
PROLOGO.

La Edad-media, esa Era de. gran reconstitu­


ción para todas las naciones, encierra la creación
de la Caballería, admirable concepción que elevó
hasta la sublimidad las desordenadas costumbres
de aquellos tiempos.
En esta época fué donde la esgrima ocupó el
más bello lugar que nunca alcanzara, pues prac­
ticada sin excepción por todas las clases, fué no
obstante premisa indispensable para aspirar al
título de Caballero.
Más aún, la gloria y el amor, esos dos poderosos
agentes del hombre para las grandes empresas,
hacian de la esgrima en el torneo y en el paso hon­
roso la escala que conducia á su deseado logro.
Épocas fueron la antigua y la media en que
este arte se colocó á la mayor altura de aprecio
y esplendor.
Durante la Edad moderna, ha disminuido so­
bremanera el general conocimiento de las armas,
con la modificación de las costumbres de los pue­
blos, y no poco, por la generalización del uso de
jas armas de fuego.
10 PRÓLOGO.

También la reforma de las armas blancas ha


modificado notablemente las Escuelas.
A principios de este siglo publicaba aún el
maestro Brea su tratado áe Destreza del espadín,
arma antigua de gavilanes, que acompañaba de la
daga ó del sombrero, y cuyo manejo se apoya
cuasi del todo en la escuela antigua.
Más tarde, los maestros Zea y Orange dedi-
caban su celosa actividad á la juiciosa modifica-
ción de la esgrima y, por último, la escuela mo-
derna representada sucesivamente por varios ex-
celentes Profesores, entre los que debo citar á mi
querido y excelente maestro Mr. Nicolás, el Zua-
vo, ha sentado por completo las excelencias de la
esgrima del florete, y hoy muchos brillantes afi-
cionados lucen en difíciles asaltos la proverbial y
admirable destreza castellana.
Hemos de dedicar aquí un recuerdo al emi-
nente tirador Sr. Marqués de Heredia, á quien
justamente se le ha designado como el Principe
de los aficionados.
Mas si tratándose del florete hay unidad de es^
PRÓLOGO. 1 1

cuelas, en el sable, por el contrario, existen va-


rias y muy diversas, que como las pocas obras que
acerca de él hay escritas, son bastantes compli-
cadas é imperfectas.
A modificar convenientemente lo que existe vi-
cioso, suprimiendo lo superfino, y sentando so-
bre bases sencillas y exactas la esgrima del sable,
dedicamos estos trabajos.
Al efecto, hemos dividido nuestra obra en las
tres partes de que debe constar la enseñanza del
arte que nos ocupa: la primera, trata de las lec-
ciones preparatorias, para poder entrar de lleno
en la segunda, que se compone de todos los mo-
vimientos simples, la cual, aprendida convenien-
temente , abre lugar á la tercera, que se extiende
en los compuestos y los golpes especiales.
En todo este libro hemos prescindido de la
pomposidad que viene siendo condición peculiar
de las obras de armas, aceptando la sencillez más
útil. Por lo tanto, nuestros lectores sólo hallarán
movimientos y consejos, y en forma alguna largas
é inútiles consideraciones que nada dicen.
15 PRÓLOGO.

Desechando tradiciones ridiculas, hemos divi­


dido el cuerpo en menos líneas (cuatro), desig­
nando el golpe de ataque con la denominación de
cuchillada, y prescindiendo de los distintos nom­
bres de revés, tajo ó mandoble, con los que se
lograba únicamente confundir al discípulo.
Como aceptamos solamente seis paradas y seis
golpes simples de ataque que se pueden aplicar
como respuestas, creamos una base fácil y sencilla
de movimientos simples, que sin más que combi­
narlos entre sí por medio de fintas, nos dan los
compuestos de dos y de tres, con lo que el d iscípulo
desde el primer dia tiene una noción perfecta de
la esgrima, y puede dedicarse con libertad á ad­
quirir la práctica, y á deducir profundas consi­
deraciones sobre cada uno de los movimientos,
derivando la oportuna aplicación de los arrestos.
Suprimimos las teorías de los planos, círculos
y gradación de brazo y sable, pomo considerar­
las de utilidad.
Crear una Escuela completa á la parque sen­
cilla, ha sido nuestro objeto, y la bondad del fin
PBÓLOGO.

disculpa la temeridad de la empresa y reclama la


indulgencia de los lectores hacia quien sin otra
pretensión, es únicamente un ardiente apasio-
nado de las armas españolas.

EL AUTOR.
imM v
ESGRIMA DEL SABLE.

PRIMERA PARTE.

LECCIONES PRELIMINARES.

Nomenclattira del sable.

El sable (Lám. I) se compone de varias pie-


zas que contribuyen á formar bien la empuña-
dura ó bien la hoja; mas como quiera que exis-
ten en él partes de una misma pieza que por su
distinta forma llevan otro nombre, de aquí la ne-
cesidad de dividirlo en dos partes principales, que
como queda dicho, son: empuñadura y hoja.
La empuñadura se forma con el pomo («), la
empuñadura {h) y \h guarnición [c).
La hoja se subdivide en racazos superior (á) é
ESGRIMA DEL SABLE.

inferior íe), filos superior (y) é inferior [g), es-


piga y punta.
Considerando aquí el sable desnudo, hacemos
caso omiso de la vaina que puede aceptar distin-
tas formas.
Respecto á sus condiciones más esenciales, se-
ñalaremos : la de que la empuñadura sea del peso
necesario para aligerar la punta y de la longitud
necesaria, procurando que nunca sea corta y ha de
tener indispensablemente un gavilán (í), que pre-
serve la mano de los golpes á que habría lugar sin
ser dirigidos en el caso de faltar este requisito; la
taza debe ser calada ó formar un reborde en su
límite exterior que evite igualmente toda esto-
cada casual dada en la guarnición.
Los recazos de la hoja tendrán de longitud: el
superior, la mitad de la hoja; el inferior, un ter-
cia. (Lám. I.)
ES&RIHA DEL SABLE. 17

Primera posición.

Es la colocación primitiva de todo tirador an­


tes de tomar la guardia, y á la que debe r ^ i -
tuirse inmediatamente que en el combate haya
tocado á su adversario.
Se obtiene, formando con los pies un ángulo
recto de modo que el talón del pié derecho toque
al tobillo interno del izquierdo, las. rodillas ten­
didas, el cuerpo derecho, el brazo izquierdo caido
con naturalidad á su costado, aunque sin tocarlo,
el derecho extendido hacia este lado, al frente y
formando línea recta con el sable, de modo que
la mano quede á la altura de la vista, la cabeza
flexible y en dirección del contrario.
La mano derecha agarrará el sable con firmeza
pero sin contracción, de-modo que el pulgar se
18 ESGRIMA DEL SABLE.

extienda á lo largo del canto exterior de la em-


puñadura. Cogida así el arma, la mano ha de que-
dar uñas abajo. (Lám. II.)

El saludo.

A más de ser ana forma social imprescindible


entre los combatientes, y de éstos para coii los que
están á su alrededor, tiene por objeto preparar
la distancia entre ambos.
Para ejecutarlo:
1." Se establecerán los dos adversarios frente
á frente colocando el cuerpo en primera posición,
agarrando el sable con la mano izquierda por de-
bajo de la empuñadura, la que se colocará á la al-
tura de la cintura y de modo que el sable esté algo
inclinado hacia adelante; Q1 brazo derecho caido
con elegancia á esté costado.
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ÉS&RIMA DEL SABLE. 19

2." Extenderán sus brazos derechos al frente


como invitándose á tomar el sable.
3." Llevarán la mano á la empuñadura que
soltará la izquierda, elevando el sable hasta colo-
carlo enfrente de la boca, cerca de ésta, y con la
punta arriba.
4." Se saludarán entre sí, volviendo para ello
la mano de modo que las uñas queden al frente,
bajando el brazo y el arma hasta que quede ésta
muy cerca del suelo, llevando luego la mano de-
recha á la primera posición, que conservará todo
el cuerpo.
5." - Saludarán á la izquierda, dirigiendo á este
costado la vista y la hoja hasta colocar la mano
uñas arriba á la altura del hombro.
6.° Volviendo la mano al frente, saludarán á
la derecha, llevando el sable, el brazo y la vista
á este costado, luego de lo que, se tomará lá pri-
mera posición,
7." Los dos tiradores se invitarán á tomar la
distancia, y el que acepte, lo hará partiendo á
fondo pero sin tocar al contrario con la hoja. Éste
se acercará ó alejará entonces lo suficiente para
20 ESGRIMA DEL SABLE.

que la punta del que partió quede á la altura de


su pecho.
8.' El que se tiró á fondo volverá á la primera
posición.
9.° Ambos harán un molinete con el sable,
empezando por la izquierda de abajo á arriba y
continuando de igual manera por la derecha. Este
tiempo exige mucha flexibilidad en la muñeca á
fin de que sea independiente del brazo.
10.' Los tiradores tomarán la guardia.

Los saludos requieren mucha soltura, elegan-


cia y perfección en los movimientos; pues nada
dispone tanto el ánimo de los circunstantes en
favor de un tirador desconocido, como el verle
practicar un correcto saludo; mientras que, la
imperfección en estos casos, inclina á calificarlo
al menos de vulgar.
ESGRIMA DEL SABLE. 21

Segunda .posición.—La guardia.

Es la adoptada universalmente para prevenirse


al combate, y como tal debe reunir las mejores .
condiciones para el ataque y la defensa. (Lar-
minaJII.)
Pai-a colocaros en guardia desde.la primera po­
sición, bajad el brazo derecho hasta que quede
á la inmediación del cuerpo, con la mano delante
y á la altura del codo, é inclinad el sable hacia la
izquierda y adelante hasta tocar el del contrario;
los pies colocadlos á medio metro uno de otro,
adelantando al efecto el derecho; y por último,
subid la mano izquierda y apoyadla graciosamente
en su costado.
El cuerpo en esta posición debe gravitar igual- -
mente sobre las dos piernas, proporcionando asi
ES&HIMA DELr SABLE.

al tirador igual ventaja para avanzar ó retroceder,


aprovechando ó esquivando un golpe.

Los antiguos sostuvieron: unos, la convenien­


cia de cargar el peso del cuerpo sobre el pié de­
recho (Lám. IV, fig. i.'J, fiando su defensa á
una retirada más fácil-y aprovechando los golpes
de arresto; y otros, por el contrario, creyeron de­
ber apoyar la guardia en la pierna izquierda, fiando
la defensa á la mano hasta el punto de ver malla
retirada, y teniendo de este modo más facilidad
para avanzar, (lám. IV, fig. 2.')
Ambas guardias son á su vez defectuosas; la
primera, porque no permite afacar con esa rapi­
dez admirable que exigen los prontos movimien­
tos de un adversario diestro; la segunda, por
cerrar ridiculamente la defensa á la retirada, por
una vana preocupación que hoy está completa­
mente desechada.
Asi, pues, la guardia en su justo medio, debe
ser y es en nuestra escuelai la que coloca al tira-
FIG.* 1^

FIG* 2 '

LAMINA 4/
ESGRIMA DEL SADI.E. 23

dor en un verdadero equilibrio que le permite


estar á la ofensiva tanto como á la defensiva, y
aprovecharse en ambos casos de todos los re-
cursos.
Respecto á la posición del sable señalada en la
Fig. í.', podrán ver nuestros lectores, á nada que
la examinen, que expone al que la toma á recibir
una estocada tirada directamente, en la que,
como en todo movimiento, lleva la gran ventaja
de la iniciativa el tirador que parte á fondo.
Con este solo golpe, tirado con un poco de opo'
sicion baja, se desmiente completamente el tan
decantado golpe al brazo, que ningún hombre de
armas os tirará, ante la evidencia de recibir una
estocada.
Yo recomiendo á los tiradores que hayan de
luchar con adversarios de está guardia, bajen el
hierro horizontalmente hacia ellos, y luego par-
tan vivos á fondo con oposición baja.
Respecto á la posición (Fig. 2.'), que más que
guardia, parece una parada, diré únicamente: que
como retira.el sable á gran altura colocando.el
brazo invertido, no permite al tirador los grandes
24 ESGRIMA DEL SABLE.

recursos de los eficaces ataques repentinos que


puede verificar desde nuestra guardia, que sitúa
el sable en el centro de las líneas, desde donde
puede acudir asimismo muy rápidamente alas
paradas contra todos los golpes.
Contra los tiradores de la referida guardia (Fi­
gura 2.'), hay que ser cautos y esperar á que su
brazo derecho se fatigue, lo cual les sucederá an­
tes que á vosotros, y entonces vuestra será la ven­
taja. En tanto, podéis darles algún juego, atacan­
do con precaución, y estando prontos para darles
un golpe al brazo con rapidez, cuando al retiraros
á la guardia ó á la parada os pretendan contestar.

A primera posición.

Estando en guardia, para tomar la primera po­


sición, se estirará la pierna izquierda, uniendo á
ESGRIMA DEL SABLE. 25

este pié el derecho y haciendo con los brazos lo


prevenido para esta posición.
Este movimiento se emplea generalmente para
terminar un asalto, después del que se deben sa-
ludar siempre ambos tiradores.

En guardia atrás.

Tiene por objeto colocarse en tal posición, pero


ganando terreno á la espalda, cuyo movimiento
se ejecuta como ¿adelante, si bien retirando la
pierna izquierda medio metro de la derecha.
26 ESGRIMA XtEL SABLE.

Tercera posición.—A fondo.

Este movimiento sirve para hacer llegar al ad-


versario el golpe que se le dirija. (Lám. Y.)
Se ejecuta, extendiendo el brazo rápidamente
á toda su longitud, sin rigidez, desasiéndolo, por
decirlo así, del hombro, y colocando la mano á
la altura de la vista con las uñas abajo. Al propio
tiejnpo se adelanta el pié derecho cuanto se pue-
da, sin que el talón avance más que la rodilla, y
se extiende el brazo izquierdo sobre la pierna de
este lado,

El partir exige una ligereza admirable, y al


Terificarlo, se ha de tener presente, que la ex-
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i-r>
ESGRIMA DEL SA,BLE. 27

tensión pronta y completa de la pierna izquierda


hace más vivo y firme el movimiento.

Los Profesores han de cuidar de que sus discí­


pulos, al irse á fondo, vejrifiquen primero la ex­
tensión del brazo, evitaiido así el grande incon­
veniente de partir sin concluir los movimientos
del brazo, cuyo defecto, de gran, exposición, lo
conservarían en adelante.

En guardia.

Para restituirse á la guardia, se retirará el pié


derecho hasta medio metro del izquierdo, hacien­
do fuerza para ello, más particularmente con la
pierna de este lado.
28 ESGRIMA DEL SABLE.

A guardia adelante.

Tiene por objeto ganar terreno al frente, y al


efecto, se adelantará la pierna izquierda hasta la
tx)nsabida distancia de la derecha.

Marchar.

Colocados en guardia, si queréis ganar terreno


hacia adelante, avanzad el pié derecho á unos
treinta y cinco centímetros, y á igual distancia,
é inmediatamente, el pié izquierdo, rasando el
ESGRIMA DEL SABLE. 29

suelo casi con ambos/ sentándolos bien de plano


y conservando siempre la guardia en lo restante
del cuerpo.

Romper.

Es el acto de retirarse, y debe empezarse con


el pié izquierdo á los treinta y cinco centímetros,
acortando en seguida la distancia con el derecho.

En ambos casos es muy recomendable la ma­


yor celeridad.
30 ESGRIMA DEL SABLE.

DE LAS LINEAS.

Se entiende por línea cada una de las partes


en qae, para la apreciación de los golpes y para-
das, se considera dividido el cuerpo del tirador.
Nosotros reconocemos cuatro líneas, que son:
la de primera, la de segunda, la de tercera, y la
Ae marta.
Linea de primera es la parte superior del
cuerpo comprendida en el ángulo bae. (Lám. VI.)
Linea de segunda, es la que forma el ángulo
hac.
La de tercera, está'señalada por el ead.
Y la cuarta;, por último, es la cad.
LAMINA 6.^
ESGRIMA DEL SABLE. •'*

Los antiguos dividían en ocho las líneas; pero


nosotros no podemos aceptar más que cuatro en
la esgrima del sable, considerando que pueden y
deben comprenderse en cuatro todos los golpes
simples que pueden tirarse desde cualquier posi­
ción, á (excepción del golpe á la cabeza de arriba
á abajo, y de la estocada, que aceptamos como
golpes complementarios, y para los que seílala-
mos más adelante las paradas en quinta y sexta;
y considerando también la innegable verdad de
que sonlás cuatro paradas en primera, segunda,
tercera y cuarta,-que indicamos en otro lugar, se
pueden parar todos ios golpes siic^les.

Esta nueva división de líneas, proporciona'


además la gran ventaja de que el discípulo tenga
desde el primer día una idea fácil y casi comple­
ta de la esgrima del sable, sin que se confunda,
cual sucedía antes, al aprender cada una de las
distintas líneas, y los muchos golpes y paradas
que de ellas parecían desprenderse, y qué repe-
32 ES6RI1ÍA DEL SABLE.

timos son otras tantas exageraciones de la escuela


antigua, inaplicables hoy á la esgrima del sable.

También se han dividido en dos las líneas, y


no há muchos años, llamándolas de tercera y
cuarta, pero esto es también incompleto, puesto
que no está en armonía con ios golpes de ataque
ni con las paradas.

Ligamentos.

Ligar ó unir los sables, es lo mismo.


. Así, se dirá que están ligados en primet^a,
cuando estando cruzados amenacen la línea de
primera del contrario; en tercera, cuando ame-
nacen la de tercera, y así en las demás líneas. .
ESGRIMA DEL SABLE. 33

Cortar la linea.

Tiene por objeto cubrirse del lado por el que


se tiene el ligamento, lo que se consigue cor­
riendo el arma y la mano á dicho lado, hasta co­
locarlas fuera de la línea del cuerpo.

Cambio de linea.

Es el movimiento de pasar la espada de una


línea á otra, lo cual deberéis ejecutar, pasando
vuestra hoja por debajo de la del adversario por
medio de un movimiento de rotación del pufio,
luego de lo que, deberéis cruzar las hojas.
SEGUNDA PARTE.

DE LOS GOLPES SIMPLES.

GOLPES DE.ATAQUE.

Se entiende por golpe simple en ataque,, el que


se ejecuta por un sólo movimiento.
... En nuestra Escuela, como ya dejamos consig­
nado, reconocemos un golpe simple en cada una
de las líneas, y á más, la cuchillada á la cabeza
y la estocada, de suerte, que podemos sentar que
los golpes simples se reducen á seis, de los cuá­
les cinco son cuchilladas.
A fin de evitar toda confusión, los denomina­
mos: cuchillada en primera, en segunda, en ter-
36 ESGRIMA DEL SABLE.

cera, y en cuarta, los que tiramos sobre las lí-


neas respectivas; en quinta, el tajo á la cabeza,
y por sexta entenderemos la estocada.

Oposición.

Que tiene por objeto cubrirse el tirador con su


sable al partir á fondo, evitando de esta suerte el
golpe doble.
Para tomar la oposición, suponiendo, por ejem-
plo, que tiréis una cuchillada en primera, como
al partir, el sable del contrario amenazarla vues-
tra línea de primera, será necesario llevéis el
puño á la altura de la cabeza y fuera de vuestra
línea por este lado.
I )

>
ESGRIMA DEL SABLE. 37

Cuchillada en primera.

Para tirar esta cuchillada, es preciso que el


adversario descubra su línea de primera. Si él no
Iq hace por sí, podéis cortar vuestra línea en
primera, con lo que descubriréis la suya; en se-
guida, alargad rápidamente el brazo á toda su
extensión, sin rigidez, describiendo con el puño
y el sable el arco de círculo preciso para que ten-
ga bastante fuerza el golpe, que dirigiréis al cen-
tro de la misma línea; y al mismo tiempo, par-
tid á fondo velozmente, manteniendo el puño á
la altura de vuestra cabeza con oposición en "pv'i-
mera.CZáw. VIL)
38 ESGflIMA DEL SABLE.

Cuchillada en segunda.

En el momento de descubrir el contrario su lí-


nea de segunda, extended rápidamente el brazo,
volviendo completamente la mano uñas arriba,
y describiendo con ella y el sable el arco nece-
sario á pasar vuestro sable por encima del suyo,
asestándole un fuerte golpe en su citada línea.
Al partir á fondo, cuidad de tomar la oposición
en segunda. (Lám. VIH.)
od

—1
>
ESGRIMA DEL SABLE. 39

Cuchillada en tercera.

Debe tirarse al levantar el adversario su sable,


bajando la punta de la hoja á esta línea, dando
un fuerte golpe, partiendo con prontitud y to­
mando la oposición en primera. (Lá,m. IX.)
40 K8GRIMA DEL SABLE.

Cuchillada en cuarta.

Si queréis tirar esta cuchillada, haced,pasar la


hoja de vuestro sable con la mayor rapidez por
encima de la del contrario, dirigiendo el golpe á
la cintura, extendiendo vivamente el brazo, des-
cribiendo un pequeño círculo con el puño que se
ha de volver uñas arriba, y partiendo con pron-
titud. (Lám. X.)
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>•
ESORIHA DEL SABLE. 41

Cuchillada en quinta.

Se ejecuta siempre que un tirador descubra


mucho sus líneas de primera ó segunda. Al efec-
to, se extiende el brazo al frente levantando el
puño y la hoja lo precisamente indispensable, y
tomando la oposición por el lado en que se halle
el sable del contrario, (Lám. XI.)
42 ESGRIMA DEL SABLE.

Sexta ó estocada.

Si viereis que el contrario levanta mucho su


puño, bajad vuestra hoja con viveza, ciñéndola
al rededor de su mano hasta colocar la punta al
centro de su cuerpo, y partir á fondo tomando la
oposición alta y por el lado en que quede su ar-
ma. (Lám. XII.)

Observaciones.

Los golpes de ataque exigen del tirador una li-


gereza admirable y grandefirmezaal partir; pues
I—'
ESGRIMA DEL SABLE. 43

sin lo primero, serian ineficaces, y faltando lo


segundo, quedarla el tirador imposibilitado para
volver á la parada con la libertad y prontitud ne­
cesarias para evitar una respuesta hábil.

La oposición perfecciona el ataque, y es tan


indispensable, que sin ella pueden siempre tener
lugar los golpes dobles. Por esto no cesaremos de
recomendarla como una de las primeras necesi­
dades.

Cuando el contrario baja mucho la punta del


sable, hay que atacarle con pregaucion suma,
prefiriendo á todo golpe la estocada; pues podría
ocurrir, que al dirigirle una de las cuchilladas,
se lanzase él con la estocada, golpe siempre más
temible.
ESGRIMA DEL SABLE.

Por regla general, los ataques obedecen á los


movimientos del contrario, pero si éste se con­
denara á una perfecta inmovilidad, se le debe
obligar á quebrantarla cortándole la línea ó cam­
biándola, y atacándole en seguida con cautela y
prontitud.
ES&RIMA DEL SABLE. 45

PARADAS.

La parada es el movimiento por el cual sepa­


ráis con vuestro sable el deltíbntrariode la linea
de vuestro cuerpo, evitando así el golpe que
aquél os dirija.
Asi como en el ataque hay seis distintos golpes
simples, en la defensa existen seis paradas con
aplicación á cada uno de aquéllos, por cuya ra­
zón, y para evitar confusiones, llevan igual nom-
. bre que el golpe á que se aplican. Por lo tanto,
la destinada á evitar la cu(|||illada en primera, se
denomina parada en primera, y así respectiva­
mente todas las demás.
GSGRmA DEL SABLE.

Parada en primera.

Para parar la cuchillada en,primera, elevad


rápidamente la punta del sable hasta colocarla á
la altura de la payte superior de la cabeza, lle-
vando el puño un poco á la derecha y volvién-
dolo lo bastante para que el filo inferior quede
casi á este lado. (Lám. XIII.)
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^
ESGRIMA DEL SABLE. 47

Parada en segunda.

Al tirar vuestro contrario la cuchillada en se-


gunda, llevad rápidamente el puñoá la izquierda
hasta que rebase por completo vuestro costado,
de modo que la hoja cubra perfectamente esta
linea y la cabeza, y colocad el puño con las uñas
hacia el cuerpo, para que el filo inferior quede
casi á la izquierda. (Zám. XIV.)
ESGRIMA DEL SABLE.

Parad»ien tásrcet^.

La para3a?én tercera se Rae» bajando tó|)ida-


merite la mano hasta colocar la punta unos vein-
ticinco centímetros del suelo, por medio de una
rotación pronta del puño, que ha de quedar con
las uñas hacia los piés/ y fuera de la línea del
cuerpo. El filo inferior á la derecha. (Záml-
na XV.)
LO
K8&RIMA DEL SABLE.
49

Parada en cuarta.

Se ejecuta bajando el sable en dirección del


cuerpo, y Üevándolo en seguida al costado dere-,
che, el puno fuera de la línea de cuarta, y con
las unas hacia la derecha, para que el filo quede
casi á la izquierda.

esta parada hay que tener presente, que


como para tirar la cuchillada correspondiente el
adversario habrá conseguido colocar su hoja de-
líajo de la vuestra, es necesario bajar el sable
como queda prevenido, llevándolo luego á la de­
recha, como para sacar el de aquél de la línea
de vuestro cuerpo. (Lám. XYI.)
50 ESGRIMA DEL SABLE.

Parada en quinta.

Para emplear esta parada, subid la hoja con


prontitud hasta colocarla casi horizontal y poco
más alta que la cabeza, con elfilosuperior arriba,
y la punta todo lo adelantada que se pueda, sin
descubriros. La mano ha de quedar con las uñas
al frente, á la altura de la cabeza, un poco más
á la derecha que el codo, y adelantada del hom-
bro como unos cuarenta centímetros. El brazo
doblado sin rigidez. (Lám. XVII.)
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ESGRIMA DEL SABLE. 51

Parada en sexta.

Ha de emplearse contra la estocada del modo


siguiente: se baja la punta con prontitud por una
veloz rotación del puño, quedando éste y la hoja
como en la parada de tercera, con la única dife-
rencia de que la punta no ha de bajar más que lo
muy preciso, como indica la Lám. XYIII.

Observaciones.

En todos los movimientos se ha de tener un


especial cuidado de conservar el dedo pulgar ex-
ESGRIMA ÜBL SABLE.

tendido á lo largo del borde exterior de la empu-


ñadura, pero especialmente en las paradas; pues
la fuerza del golpe hace que el sable se incline,
dejando lugar á aquél, si no se observa esta pre-
caución.

El puflo ha de quedar siempre fuera de la linea


en que se para.

El cuerpo, en la defensa, debe, en lo posible,


permanecer en guardia, é independiente á los
movimientos del brazo y pufio. Aceptamos desde
luego la defensa rompiendo, si bien debemos in-
dicar que de esta suerte, como se agrandan las
distancias, queda el tirador imposibilitado para
contestar, aunque libre del ataque que le hayan
dirigido.
KS&RIM^L DEL SABLE. 53
- — • • — • r—' " ' 1 ^

Todas las paradas deben comenzar por la punta,


y se han de practicar con rapidez suma, si bien
conservando el dominio del sable; pues de lo
contrario, os sucedería que á una finta bien mar-
cada del adversario pararíais bien, pero al ser en-
gañados, recibiríais el golpe decisivo por no po-
der restituiros á otra parada con la prontitud nece-
saria.

El corte ha de quedar mirando al frente y al


lado por el cual se para.

Es de suma importancia en las paradas conser-


var la punta tan adelantada como sea posible,
pues así son más breves las segundas paradas y
más fáciles y prontas las oportunas respuestas.
54 ES6RIHA DEL SABLE.

RESPUESTAS.

Respuesta es el golpe que se tira al adversario


inmediatamente que se para su ataque.

Aparte de los golpes al brazo y del cupé de co-


ronacion, de que hablaremos más adelante, y que
ya conocemos con la denominación de especia­
les, las respuestas que pueden tirarse son única­
mente los seis golpes simple?, que se emplean
como marcan los párrafos siguientes,
ESOaiMA DEL SABLE. 55

Respuestas desde la parada en primera.

En las respuestas conviene para su ejecución,


como en los golpes simples de ataque, que el con­
trario descubra alguna de sus líneas al restituirse
á guardia; pero de no hacerlo así, hay que elegir
la respuesta más ventajosa.
Desde la parada en primera, por ejemplo, será
muy conveniente responder con las cuchilladas
en tercera ó cuarta, ó la estocada; puesto que de
responder primera, segunda ó quinta, el con­
trario hallaría mucha más facilidad para parar en
su movimiento de elevación á guardia.
En el caso presente, como en todos los demás,
nos limitaremos á exponer las respuestas más
ventajosas; volviendo á repetir que si el que atacó
56 ESGBIMA DEL SABLE.

descubre cualquiera de sus líneas, sobre ésta de­


beremos contestar preferentemente.

Resptiesta por la cíichülada en tercera. En


cuanto el adversario retire su sable ó se restituya
á la guardia, extended rápidamente el brazo
dando la cuchillada en tercera, partiendo é fondo
y tomando una perfecta oposición en primera.

Respuesta por la cuchillada en cuarta. Tirad


este corte como en ataque, colocando inmediata­
mente vuestro sable debajo del contrario, y to­
mando al" partir una correcta oposición en se­
gunda.

Respmstapar la estocada. Ésta se hace como'


la preanterior, si bien dirigiendo la punta al cen-
ESORIMA DEL SABLE. 57

tro de las líneas y tomando la oposición consi­


guiente.

Respuestas desde la parada en segunda.

Son preferibles las respuestas por las cuchilla­


das en tercera ó quinta, ó por la estocada.

Respuesta por la cuchillada en tercera. Siem­


pre que el tirador que atacó se retire precipita­
damente á la guardia, se le podrá responder por
esta cuchillada con la oposición en primera.
58 ESGRIMA DEL SABLE.

Respitesta por la ctichillada en quinta. En el


momento que paréis el ataque, tirad rápidamente
quinta, restituyéndoos á guardia con no menor
prontitud, pues así lo exigen las condiciones de
este golpe.

Respitesta por la estocada. Dirigid veloces


vuestro sable con elevación y oposición en se­
gunda, partiendo con firmeza.

Respuestas desde la parada en tercera.

Se tirarán con éxito las tres siguientes;


SSñRIUA. DEL SABLE. 59

Respuesta por mcMllada en pñmera. Desde


la parada en tercera, elevad rápidamente la hoja
extendiendo el. brazo y dirigiendo la cuchillada á
la línea de primera con oposición de este lado.

Respuesta por cuchillada en tercera. Se efec-


túa como la anterior, pero dirigiendo el golpe á
la línea de tercera, y tomando bien la oposición
en primera en el momento de partir.

Respuesta por estocada. Desde la parada, lle-


vad la punta directamente al centro del cuerpo
del contrario con oposición en primera, exten-
diendo el brazo y partiendo con prontitud.
60 ESGRIMA DEL SABLE.

Respuestas desde la parada en cuarta.

Se pueden practicar estas tres:

Respuesta por cuchillada en tercera. Al le­


vantar el contrario su sable, llevad el vuestro á
su línea de tercera, extendiendo el brazo con
oposición en primera, y lanzaos á fondo con ra­
pidez.

Respuesta por cUfCMllada en quinta.' Ésta ne­


cesita tal ligereza, que se confundan en un solo
movimiento la parada y la respuesta; y exige
ESGRttfA DEL SABLE. 61

también, la pronta restitución á guardia que en


otro lugar dejamos consignada.

Respuesta por la estocada. Se hace como la


respuesta por cuchillada en tercera, si bien
tirando la estocada.

Respuestas desde la parada en quinta.

Cinco son las que pueden practicarse.

Respuesta por cuchillada en primera. Se hace


con ligereza suma, y tomando la oposición en
primera al bajar sii sable el contrario.
62 ESGRIMA DEL SABLE.

Resjmesta por cuchillada en segunda. Como


la anterior, pero con oposición en segunda.

Respvssta por cuchillada en tercera. To­


mando la oposición en primera.

Sespuesia por cuarta. No olvidándose de to­


mar la oposición en segunda en el momento de
partir.

Hespuesta por la estocada. Bajando la punta


directamente al cuerpo del contrario por debajo
de su brazo derecho, y partiendo á fondo con
elevación y oposición en primera.
E8SR1MA DEL SABLE. 63

Respuestas desde la parada en sexta.

Creemos deber preferir las respuestas por pri­


mera, tercera y sexta.

Respuesta por cuchillada en prim&ra, En«l


momento que el contrario se retire á guardia,
partid con oposición baja en primera.

Resptiesta por cuchillada en t&rcera. Gomo la


anterior.
64 E8GRIHA DEL SABLE.

Respuesta por la estocada. Alargad el brazo


levantando el puño y tomando la oposición en
primera.

Observaciones.

En las respuestas, como en los golpes de ata-


que, es indispensable tomar una buena oposi-
ción, á fin de evitar golpes dobles quizás más
temibles que los que se tiraran como respuestas.

En caso de que el contrario no vuelva á la


guardia, no se deberá partirá fondo al responder.
ES&RIMA DEL. SABLE. 65

Como el que ataca pierde algo de su fuerza y


equilibrio, y gasta su ligereza en volver á guar-
dia, resulta que el que contesta lleva alguna
ventaja, á más de la que le dá la iniciativa. Para
aprovecharla es necesario contestar con precisión,
y al efecto, tener presentes las respuestas má¡
convenientes, para aplicarlas sin demora en el
momento mismo de la parada.
66 ESGRIMA DEL SABLE.

DE LAS FINTAS.

Se entiende por Jinta el movimiento de figu-


rar un golpe cualquiera, con el objeto de enga-
ñar la parada que el adversario tome contra el
fingido ataque.

Finta de cuchillada en primera.

Extended el brazo al frente con la misma lige*


reza que si fueseis á tirar la cuchillada, tomando
la oposición en primera, pero sin partir á fondo.
BS9KI)U OBt SABIiB. 67

Finita de cuchillada en segunda.

Alargad el brazo, girando el puño y marcando


perfecta y rápidamente la cuchillada en segunda,
con-oposición por este lado.

Pinta de la cuchillada en tercera.

Marcad bien la tercera, pero'sin partir, y lle-


vando alguna oposición en primera.
68 BSGIlIMA DEL SABLfi.

Finta de cuchillada en cuarta.

Se hace como la finta en segunda.

Finta de cuchillada en quinta.

Ésta se reduce á extender el brazo al frente


marcando la cuchillada, y exige grandísima pron­
titud, pues descubre al que la ejecuta.
ESGRIMA DEL SABLE. 69

Finta en sexta ó de estocada.

Gomo en ataque, pero sin partir.

Observaciones.

Se ha de poner especial puidado en Ja ejecu-


ción de las fintas, pues de darles la rapidez y
parecido de un golpe de ataque, ano hacerlo así,
resulta la diferencia de que el adversario no tom¡
la parada, ó que lo haga con prevención, no des-
68 ESGRIMA DEL SABLfi.

Finta de cuchillada en cuarta.

Se hace como la finta en segunda.

Finta de cuchillada en quinta.

Ésta se reduce á extender el brazo al frente


marcando la cuchillada, y exige grandísima pron­
titud, pues descubre al que la ejecuta.
ESGRIMA DEL SABLE. 69

Finta en sexta ó de estocada.

Como en ataque, pero sin partir.

Observaciones.

Se ha de poner especial cuidado en la ejecu­


ción de las fintas, pues de darles la rapidez y
parecido de un golpe de ataque, á no hacerlo así,
resulta la diferencia de que el adversario no tome
la parada, ó que lo haga con prevención, no des-
70 ESGRIMA DEL SABLE.

cubriendo, por lo tanto, la parte del cuerpo en


que debierais herirle.

La oposición se ha de tomar como dejamos in­


dicado, á fin de evitar que el contrario os tome
el tiempo á vuestra finta^

Los pies han d,e permanecer inmóviles.

En el caso de que á vuestra finta sobre una


línea descubierta, la de primera por ejemplo, no
tomase el adversario la parada conveniente, de­
beríais partir en seguida con la misma cuchillada
en primera, con buena oposición, y retiraros in­
mediatamente á guardia para preveniros contra
cualquier asechanza.
TERCERA PARTE.

DE LOS GOLPES COMPUESTOS.

GOLPES DE DOS MOVIMIENTOS EN ATAQUE.

Se entiende por golpe de. dos movimientos en


ataque, el compuesto de una finta y un golpe
simple, que se llama golpe final.

En esta teoría se podrían combinar cada una


de las fintas con todos los golpes simples, resul-
tando infinidad de compuestos; pero nosotros se-
ñalaremos únicamente los más ventajosos, recor-
72 ES&BIMA DEL SABLE.

dando á los señores Profesores, que sobre éstos


debe versar la enseñanza de sus discípulos, pues
es indispensable no embrollar su mente, ni acos-
tumbrar su brazo á golpes que sobre ser ex-
puestos, no ofrecen seguridad de éxito.

Golpes desde la finta de cuchillada en


primera.

Finta m primera, y cuchillada en tercera. Al


eimpezar el adversario la parada á vuestra finta,
bajad rápidamente el sable, asestándole el golpe
en la línea de tercera, partiendo á fondo y to-
mando alta la oposición.

Finta en primera y cuarta. Hecha la finta,


pasad vuestro sable por encima de la hoja del
ESGRIMA DEL SABLE. 73

contrario, sin tropezaría, dirigiéndole la cuchi­


llada en cuarta, y cuidando de tomar alta la opo­
sición en segunda al empezar el golpe final.

Finta en primera y estocada. Como el golpe


preantérior, |iero dirigiendo la estocada algo baja,
y con oposición alta en segunda al final del mo­
vimiento.

Golpes desde la finta en segunda.

Finta en segunda y cuchillada en t&rc&ra. Mar­


cad muy bien la finta, y en seguida, tomando la
oposición en primera, tirad Ja cuchillada levan­
tando y retirando un poco la hoja, y bajándola
luego sobre la línea de tercera.
74 ESGRIMA DEL SABLE.

Golpes desde la finta en tercera.

Finta de t&rc&ra y primera. En cuanto el ad­


versario pare tercera tiradle la cuchillada en pri­
mera baja sin elevación y restituiros á guardia
con prontitud.

Finta de tercera y estocada. De igual modo y


con la misma oposición que el anterior, y diri­
giendo la estocada por encima de su brazo.
ESORIMA DEL SABLE. 75

Golpes desdé la finta en cuarta.

Se debe hacer únicamente la

Finta de cmrta y mchülada en segunda, pues


es la más breve, y aún exige oposición baja y
pronta restitución á guardia.

Golpes desde la finta en quinta.

Finiaenquintayprimera. Al.tirár el golpe final,


mareadlo alto y con perfecta oposición en primera.
76 ESGRIMA DEL SABLE.

Finta de quinta^ y segunda. Sobre esta línea y


en la misma forma que el precedente.

Finta en quinta y estocada. Al levantar el sa-


ble el contrario, dirigidle la estocada alta, con
oposición en primera y describiendo con la, punta
un arco tan pequeño como se pueda.

Gtolpes desde la finta de estocada.

Finta de sexta y primera. Es el único golpe


que puede intentarse, y se ha de ejecutar con li-
gereza suma, y restituyéndose á guardia sin de-
mora.
E8&RIMA DEL SABLB. 77

Observaciones.

Es indispensable que las hojas no se tropiecen


en las fintas; pues si tal acontece, disminuye la
ligereza del golpe del que ataca, y el contrario,
á su vez, no pierde más tiempo en prolongar su
parada.

Si el adversario no se previniese contra una


finta bien marcada sobre una línea descubierta,
deberéis continuarla sin temor como si tiraseis
un golpe simple sobré la misma, pero tomando
una perfecta oposición.
78 BS6RIHA DBL SABLE.

Las dos oposiciones que exigen la finta y


el golpe final, se han de practicar con sumo
cuidado á fin de evitar todo golpe doble ó de
arresto.
ESGHIMA DEL SABLE. 79

PARADAS Y RESPUESTAS.

Las paradas contra los golpes de dos movi­


mientos, no son más que la aplicación de dos
paradas simples, que conservan por lo tanto sus
mismos nombres. Así, si tenemos que parar la
finta de quinta y estocada, usaremos de las pa­
radas en quinta y sexta.
Insistimos en recordar que tódáí parada debe
empezarse por la punta, y que ésta debe quedar
en aquéllas todo lo adelantada posible, á fin de
que sea más corto el espacio que necesite recor­
rer para asistir á las segundas paradas ó para res­
ponder oportunamente.
80 ESGRIMA DBL SABtB.

Las respuestas desde las paradas contra los


golpes de dos movimientos, pueden ser simples
y compuestas. En el primer caso, se verifican co-
mo está consignado en el capítulo que trata de
las respuestas desde las paradas contra los golpes
simples; en el segundo, se hace la finta de cual-
quier respuesta simple, añadiéndole como golpe
final aquel que esté más en armonía con la finta
elegida, según se señala en los golpeado dos mo-
vientos en ataque.

Todos los compuestos exigen un perfecto do-


minio del sable, que dá la práctica, y no deben
ser enseñados hasta tanto que los discípulos eje-
cuten con perfección todo lo prevenido en las
teorías que forman las dos primeras partes de
este tratado.
ESGRIHA DEL SABLE. 81

GOLPES DE TRES MOVIMIENTOS.

Son los compuestos de dos fintas y un golpe


final.

Como las fintas en la esgrima del sable son


bastante abiertas, resulta que en estos compues-
tos de tres, se halla el tirador más expuesto que
en los de dos movimientos á recibir un golpe de
arresto; por cuya razón aconsejamos á nuestros
lectores los apliquen rara vez.
En las sala¡s de armas, no obstante, deben
practicarse mucho los más convenientes; pues
como exigen gran fuerza y ligereza, hallan luego
los discípulos mayor facilidad para aplicar los
golpes de dos movimientos.
82 ESGhIMA DEL SABLE.

Vamos á exponer un ejemplo de estos com-


puestos, en ataque, en defensa y como respuesta,
dejando á juicio de los Profesores la fácil elección
de los más útiles para la enseñanza.

Fintas de cuchilladas en tercera y primera,


y estocada.

Haced una finta perfecta á la línea de tercera;


cuando el adversario baje á la parada, amenazad
la linea de primera con oposición baja, y estad
atentos para qlie en el momento que aquél cam-
bie de parada subiendo su hoja, bajéis la vues-
tra al rededor de su puño, lanzándoos con la es-
tocada al centro de sus líneas, y tomando una
correcta oposición y elevación.
ESGRIMA DEL SABLE. 83

Parada contra el tnovimiento anterior.

Se emplearán la tercera, la primera y la sexta,


conservando en todas ellas el dominio del sable
para acudir á la final con la prontitud que exige
el ataque.

La respuesta se verifica como el ataque, de­


biendo el tirador elegir la respuesta más conve­
niente, siempre que el contrario no se descubra.
ESGRIMA OEL SABLE. 89

DEL CUERPO Á CUERPO.

En la, lucha sucede algunas veces que un tira-


dor poco delicado ó diestro, al partir á fondo,
por flojedad ó demasiado ímpetu, se aproxima á
su contrario hasta anular las distancias y chocar
las empuñaduras, produciendo un efecto tanto
más desagradable, cuanto que no obedece á ob-
jeto alguno.

Contra estos tiradores hay que retirarse al pa-


rar, aprovechando el arresto en este momento ó
cuando se restituyan á guardia.
84 ESGRtUA DEL SABLE.

DE LOS GOLPES DE ARRESTO.

Se entienden por tales los que se efectúan rec­


tos sobre los movimientos del contrario, antes
de que su sable llegue á ofender al que los em­
plea.

La escuela moderna ha refundido en estos gol­


pes los llamados antiguamente de tiempo, á fin
de evitar toda complicación y por ser lo mismo
en su esencia; puesto que debian únicamente
su distinta denominación á que los detienjpo
se tiraban hallándose los tiradores á pié firme,
mientras que los de arresto exigían que el con­
trario estuviese marchando.
ESGRIMA DEL SABLE. 85

En cada una de las líneas, alta& ó bajas, puede


caber un golpe de arresto, si bien donde se em-
plean más generalmente es sobre el brazo, á fin
de inutilizar al contrafio para el combate, y por
ser esta parte la más adelantada y que más se
descubre en la lucha.

A nuestro juicio, los golpes de arresto no de-


ben formar, como sostiene algún autor, la serie
más propia y preferible de la esgrima del sable;
pues si bien es verdad que cuando se verifican
oportunamente deciden el combate, en cambio
no reconocen base determinada, son, expuestos
en la práctica y carecen de aplicación fija, puesto
que siempre obedecen á descuidos del adversario
ó falta de perfección en sus movimientos.

Por lo tanto, vamos únicamente á reseñar los


casos más preferentes en que pueden eipplearse.
86 ESGRIMA DEL SABLE.

encargando muy especialmente á los señores Pro-


fesores, que dediquen un delicado interés en su
enseñanza y aplicación, haciéndolos practicar
oportunamente á sus discípulos cuando hayan ad-
quirido un conocimiento exacto de la esgrima, y
vituperándoles la costumbre de emplearlos cons-
tantemente á los que así lo verifiquen, faltos de
la calma y buen juicio que debe distinguir á todo
tirador.

Cordelois, el escritor de armas que considera-


mos como el primero de los tiempos modernos,
fundado en su larga y respetabilísima experien-
cia, asegura que el tirador que emplea siempre
los arrestos, expone más su vida que la defiende,
y los califica de recursos de la debilidad contra
la fortaleza cuando se verifican sin probabilida-
des de éxito,
ESGRIMA DBL SABLE. 87

En conclusión, los golpes de arresto pueden y


deben verificarse:
1." Cuando el adversario ataque sin extender
el brazo.
2." Cuando se descubra en todafintaó ataque.
3." Contra los que abusen de los compuestos
de tres.
4." Si tiraseis con un tirador que os oprimiese
constantemente vuestro sable.
5." Imnediatamente después de un ^ataque
frustrado, si el contrario os contesta descubrién-
dose, cuyo movimiento es conocido en la escue-
la francesa por la remise; y
6." Con el golpe al brazo como respuesta
cuando al restituirse el enemigo á guardia lo ha-
ga desordenadamente.

Dejamos á juicio de los Maestros la enseñanza


de la oportuna aplicación de las salidas de línea
para favorecer algunos arrestos sobre los ataques
del contrario; único caso en que las considera-
88 E8GBIMA DEL SABLE.

mos oportunas, pues el aplicarlas con el fin de


preparar el ataque, no da resultado alguno, en
razón á que el adversario halla más facilidad en
dar frente al tirador que salió de línea, que éste
en ejecutar dicho movimiento, cuyos efectos
quedan de esta suerte totalmente anulados.
90 ES&RIHA DEL SABLE.

El que rompe ha de procurar cubrirse perfec­


tamente con el sable, colocándolo, no obstante,
tan horizontal como sea posible, á fin de acudir
más vivamente á todas las líneas, ya con el ar­
resto ó con otra segunda parada.

Los antiguos castigaban esta acometida desor­


denada con el cupé de coronación, representado
por la Lám. XIX, golpe desechado hoy dia para
el asalto, y por el cual, el tirador acometido ase­
guraba á su contrario por el brazo, privándole del
uso del arma.
ESGRIMA DEL SABLE. ' 91

EL ASALTO.

Es la lucha en que los tiradores lucen su ha­


bilidad y se disponen para la práctica, y no debe
ejecutarse más que por aquellos discípulos que,
muy hábiles en la ejecución continuada de los
compuestos de tres, se hallen ya en estado de
tirar con alguna perfección.

El Profesor debe presenciar los primeros asal­


tos y estudiar en ellos los defectos más sobresa­
lientes de sus alumnos, para corregírselos antes
que se conviertan en hábitos, procurando verifi­
quen aquéllos, en lo posible, con aficionados in­
teligentes, á fin de que sean más pí<ovechosos.
92 ESORIMA DEL SABLE.

La prudencia, la calma y la atención perfecta


á los movimientos del contrario, son las condi­
ciones más esenciales del buen tirador; pues la
primera, evita los deplorables accidentes que
ocasiona el arrojo desmedido; la segunda, es in­
dispensable para obtener el fruto conveniente,
que es error muy lamentable de la generalidad
de los principiantes, creer hallar la perfección
combatiendo con frenesí; y por último, la aten­
ción fija es quien nos revela el ataque correspon­
diente,, la parada precisa, la hábil respuesta ó el
golpe de arresto oportuno.

Las pasiones, en estos juegos, han de adorme­


cerse totalmente, pues á más de que ofuscan ó
distraen la imaginación, arrastran al hombre á
excesos que paga siempre con el ridículo, aun
cuando satisfagan su excitado amor propio.
ESGRIMA DEL SABLE. 93

El tirador, al colocarse en guardia, ha de pre­


venirse por si su adversario le atacara inmediata­
mente, y debe colocarse fuera de distancia, á fin
de estar más á la defensiva que á la ofensiva,
condición que nunca se ha de olvidar.

Conviene empezar el ataque por golpes sim­


ples, para conocer el juego del contrario y apro­
vecharse de sus flaquezas, y se han de aplicar
aquéllos con perfección y rapidez, restituyéndose
á guardia con ligereza suma, y teniendo siempre
presentes las respuestas más ventajosas para apli­
carlas oportunamente.

Cuando vuestro adversario pretenda lanzaros á


un golpe determinado, no aceptéis, y se destrui­
rán sus maquinaciones. Por el contrario, dis-
traedle siempre con cualquier medio, y estudiad
la manera de obligarle á un juego determinado
94 SSGRtMA DEL SABLE.

que OS convenga para aprovechar una buena res­


puesta.
Estas combinaciones en que brillan darás las
dotes del tirador, deben ser siempre el objeto
principal y la esperanza del asalto.

En caso de que el adversario se salga de las


reglas establecidas, negándose á ligar su sable,
ó cambiando constantemente de línea, redoblad
la atención, en la seguridad de que intenta algo,
y preferid atacarle por la estocada, aprovechando
los golpes al brazo sobre sus cambios.

Cuando luchéis con un tirador de más estatu­


ra que se coloque fuera de distancia, prevenios
á la defensiva al acercaros, eligiendo respuesta,
por si él os atacase en vuestra marcha.
ESfiRIMA DEL SABLE. 95

.El aficionado que tenga presentes las anterio­


res prevenciones, sin dejarse nunca alucinar, y
que á la vez cuide de amenazar constantemente
el pecho de su adversario con el sable, cerrando
el juego cuanto es posible, hallará seguridad en
su defensa y ventajas inmensas con que conquis-
'^ar una completa y brillante victoria.
ÍNDICE

PágB.

PRÓLOGO 7

PRIMERA PARTE.

LECCIONES PRELIMINARES.

Nomenclatura del sable 15


Mmera posición 17
El saludo 18.
Segunda posición. —La guardia 21
A primera posición 24
En guardia atrás 25
Tercera posición.—Á fondo..' ..,.,. 26
En guardia.^ 27
A guardia adelante 28
Marchar 28
Romper 29
7 ' •
98 ÍNDICE. •

Vigs.
De las lineas 30
Ligamentos 32
Cortar la línea 33
Cambio de linea 33

SEGUNDA PARTE.

DK LOS GOLPES SIMPLES.

Golpes de ataque 3&


Oposición 36
Cuchillada en primera 37
Cuchillada en segunda 38
Cuchillada en tercera 39
Cuchillada en cuarta 40
Cuchillada en quinta 41
•Sexta ó estocada '.. 42
Observaciones 42
Paradas..... 45
Parada en primera 4&
Parada en segunda ».. 47
Parada en tercera , 4&
Parada en cuarta 49
Parada en quinta.^ 50
Parada en sexta 51
ÍNDICE. 9'^

P¿ga.

Observaciones • 51
Seapuestaa 5*
- Respuestas desde la parada en primera 55
Respuestas desde la parada en segunda 57
Respuestas desde la parada en tercera 58
Respuestas desde la parada en cuarta fiO
Respuestas desde la parada en quinta. 61
Respuestas desde la parada en sexta 63
Observaciones. fi*
De las fintas 66
Píata de la cuchillada en primera 66
Pinta de la cuchillada en segunda .. 67
Finta de la cuchillada en tercera 67
Pinta de la cuchillada en cuarta..- 68
Finta de la cuchillada en quinta .68
Finta en sexta ó estocada 69
Observaciones • < f*9

TERCERA PARTE.

DE LOS GOLPES COMPUESTOS.

Golpes de dos movimientos en ataque 71


Golpes desde la finta de cuchillada en primera 72
Golpes desde la Anta de cuchillada en segunda 73
100 ÍNDICE.

Viga.

Golpes desde la finta en tercera 74


Golpes desde la finta en cuarta 75
Golpes desde la finta en quinta 75
Golpes desde la finta de estocada^ , 76
Observaciones 77
Paradas y respuestas 79
Golpes de tres movimientos 81
Fintas de cuchillada en tercera y en primera, y es­
tocada 82
Parada contra el moTÍmiento anterior 83
De los golpes de arreiíto 84
Dd cuerpo á cuerpo 89
El asalto 91
Precio: 4 pesetas.

Esta obra se halla de venta en Madrid en las


principales librerías.
Los pedidos se dirigirán á D, Ricardo Fortanet,
calle de la Libertad, 29, Madrid.

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