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“Prat guiado al sacrificio por el genio de la Patria” 1883 Óleo de Cosme San Martín
Colección Museo Histórico Nacional. Actualmente en préstamo al Palacio de la Moneda.
Departamento Educativo
Museo Histórico Nacional
Los antecedentes previos:
21 de Mayo de 1879:
En la tarde del día 20 el Huáscar y la Independencia zarpaban de Arica con rumbo
al sur; a la mañana del 21 de Mayo de 1879 aparecían ante las atónitas miradas de los
tripulantes de la Esmeralda y la Covadonga, que se encontraban realizando el bloqueo de
Iquique. Estas dos naves, que por su debilidad y mal estado no estacaban en condiciones de
enfrentar una batalla tan desigual.
La Esmeralda, vieja corbeta de madera, comandada por el capitán Arturo Prat
Chacón, y la goleta Covadonga, comandada por el capitán Carlos Condell de la Haza.
Ambas debieron enfrentar a las dos más poderosas naves peruanas, la fragata acorazada
Independencia y el monitor Huáscar, comandados por el capitán Juan Guillermo Moore, la
primera, y por el contralmirante y jefe de la flotilla don Miguel Grau Seminario, el
segundo.
Antes de iniciado el combate y ante la adversidad que se les presentaba, el capitán
Prat hizo tocar atención para arengar a sus marinos, en los siguientes términos: “Muchachos
la contienda es desigual, pero como sabéis, nuestro pabellón nunca ha sido arriado ante el
enemigo y espero que ésta no sea la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, os aseguro que
esa bandera flameará en su lugar; y si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber.”
La Esmeralda en su afán por alcanzar una posición estratégica, averío sus calderas,
inutilizando por completas a dos de ellas, reduciendo así su movilidad. A pesar de esto el
Huáscar no se atrevía a acercarse a la nave chilena, pues había recibido información que
esta transportaba torpedos. Ya había transcurrido cerca de una hora y media de combate y
ninguno de las naves recibía daño alguno. Pero la suerte de la Esmeralda iba a cambiar
drásticamente. El general Juan Buendía hizo transportar hasta la playa cuatro cañones, con
los que comenzó a abrir fuego contra la Esmeralda. La situación se torno insostenible por lo
que Prat decidió cambiar su posición. Grau, al observar el movimiento de la Esmeralda, se
percató que la información de los torpedos era errónea, por lo que decidió atacar usando su
espolón. El capitán Grau enderezó la proa de su buque hacia la Esmeralda y dió así el
primer espolonazo. La esmeralda se recostó sobre estribor recibiendo además el fuego de
los cañones a quemarropa. El capitán Prat tomó la heroica decisión de abordar al enemigo y
gritó ¡al abordaje!, pero lamentablemente y debido al estruendo de la artillería disparada a
boca de jarro, que impidió oír la orden del capitán, sólo el sargento Aldea pudo
acompañarlo en su temerario y audaz acto.
En la cubierta del Huáscar, el capitán Prat y el sargento Aldea, sucumbirían,
víctimas de su valiente arrojo.
En un segundo espolonazo, el teniente Ignacio Serrano, siguió el ejemplo de su
capitán e intentó abordar el Huáscar, encontrando también la muerte.
El tercer espolonazo fue certero y mortífero, pues provocó el hundimiento de la Esmeralda.
De los 200 hombres con los que contaba Prat, 143 encontraron la muerte y 57 fueron
rescatados de las aguas por Grau, quien también entregó a la viuda de Prat, una carta que
honraba al heroico Arturo Prat. Debido a esta acción Grau se ganó el apodo del “Caballero
del Mar”.
Al mismo tiempo, más al sur, la Independencia y la Covadonga, libraban desigual
combate, conocido con el nombre de Punta Gruesa. En el que el acorazado peruano encalló
sobre los arrecifes.
“Hundimiento de la Esmeralda con sus tripulantes en el Combate Naval de Iquique”
1882 Óleo de Nicolás Guzmán Bustamante. Colección Museo Nacional de Bellas Artes.
Actualmente en exhibición en el Museo Histórico Nacional.