TRASTORNOS AFECTIVOS
Debido al frecuente uso del termino depresión ha quedado un poco desvirtuado
y muchas veces a cualquier estado de ánimo negativo se le llama depresión.
Sí es cierto que casi todos los trastornos mentales, hay mas de trescientos,
producen síntomas depresivos y probablemente será por esta razón por la que
el termino depresión se use con tanta frecuencia. Sin embargo y según las
clasificaciones internacionales para el diagnóstico de los trastornos mentales CIE-
10 y DSM la depresión se engloba dentro de los trastornos afectivos o estados del
ánimo entre los que se encuentran son los siguientes:
Estos síntomas deben ser más o menos constantes durante un periodo de tiempo
de al menos dos semanas para poder diagnosticar un Episodio depresivo mayor.
TRASTORNO DISTÍMICO
Trastorno afectivo menos grave que el anterior pero es precisamente esta
diferencia de intensidad en sus síntomas lo que hace que en muchas
ocasiones la distimia se confunda con un problema de carácter o “mal
humor”.
Se caracteriza por los mismos síntomas que el Episodio depresivo mayor pero
estos síntomas son menos intensos y deben de estar presentes al menos durante
dos años para poder se diagnosticado.
Cuando se aprecia en una persona que “no es como antes”, “está siempre
irritado”, “se levanta con el pie izquierdo”, “se ha vuelto muy callado”, “está
amargado” y esto ocurre desde hace tiempo (al menos dos años) puede padecer
una distimia. Sobre todo son las personas que le rodean los que se dan mas
cuenta de que “algo raro pasa” ya que las personas distímicas se muestran
irritables con facilidad, se vuelven puntillosas y critican por pequeñeces.
El principal problema de la distimia al pasar desapercibida y ser confundida con un
problema de carácter es que puede llegare a cronificarse si no se trata e incluso
puede desarrollarse y convertirse en un Episodio depresivo mayor con
consecuencias mas graves.
Todos sentimos ansiedad y estrés de vez en cuando. Hay situaciones que suelen
despertar sentimientos de ansiedad como, por ejemplo, cumplir plazos de entrega
ajustados, obligaciones sociales importantes o conducir con mucho tránsito. Esta
ansiedad leve puede ayudar a mantenerlo alerta y concentrado para enfrentarse
a situaciones amenazadoras o difíciles.
Pero las personas que sienten temor extremo y preocupaciones que perduran
pueden estar lidiando con trastornos de ansiedad. La frecuencia e intensidad de
este tipo de ansiedad es a menudo debilitante e interfiere con actividades diarias.
Sin embargo, con un tratamiento adecuado y eficaz, las personas que tienen
trastornos de ansiedad pueden llevar vidas normales.
¿Cuáles son las principales clases de trastornos de ansiedad?
Hay varios tipos principales de trastornos de ansiedad. Cada uno tiene
características particulares.
Las personas con trastornos de ansiedad generalizados tienen miedos o
preocupaciones recurrentes como, por ejemplo, la salud o la situación económica,
y con frecuencia tienen una sensación constante de que algo malo está por
suceder. La causa de estos sentimientos intensos de ansiedad puede ser difícil de
identificar. Sin embargo, los temores y preocupaciones son muy reales e impiden
muchas veces que las personas se concentren en sus tareas diarias.
El trastorno de pánico implica sentimientos repentinos, intensos y no provocados
de terror y pavor. Por lo general, las personas que tienen este trastorno
desarrollan mucho miedo respecto a cuándo y cómo se producirá su próximo
ataque de pánico, y en consecuencia a menudo limitan sus actividades.
Un trastorno relacionado incluye fobias, o miedos intensos, respecto a
determinados objetos o situaciones. Las fobias específicas pueden incluir
situaciones como encontrarse con determinados animales o volar en avión,
mientras que las fobias sociales incluyen miedo con relación a entornos sociales o
lugares públicos.
El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por sentimientos o pensamientos
persistentes, incontrolables y no deseados (obsesiones) y rutinas o rituales que
realizan las personas para tratar de evitar o para liberarse de estos pensamientos
(compulsiones). Ejemplos de compulsiones comunes incluyen lavarse las manos o
limpiar la casa en exceso por temor a los gérmenes, o verificar algo una y otra vez
para detectar errores.
Algunas personas que tienen graves traumas físicos o emocionales, como por
ejemplo, los producidos por un desastre natural o un accidente o delito grave
pueden experimentar un trastorno de estrés postraumático. Los pensamientos,
sentimientos y patrones de conducta se ven seriamente afectados por recuerdos
de estos sucesos, a veces durante meses o incluso años después de la
experiencia traumática.
Los síntomas como el temor extremo, falta de aire, taquicardia, insomnio,
nauseas, temblores y mareos son comunes en estos trastornos de ansiedad.
Aunque pueden producirse en cualquier momento, los trastornos de ansiedad
surgen con frecuencia en la adolescencia o en el inicio de la adultez. Hay algunas
evidencias de que los trastornos de ansiedad son hereditarios. Aparentemente, los
genes, así como las primeras experiencias de aprendizaje en las familias, hacen
que algunas personas sean más propensas que otras a padecer estos trastornos.
¿Por qué es importante buscar tratamiento para estos trastornos?
Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias graves.
Por ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes evitan a
toda costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un ataque.
Esta conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con requisitos
del trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida diaria.
Muchas personas que tienen trastornos de ansiedad no tratados son propensas a
otros trastornos psicológicos, como depresión, y tienen una mayor tendencia al
abuso de alcohol y otras drogas. Sus relaciones con familiares, amigos y
compañeros de trabajo pueden volverse muy tirantes y su desempeño laboral
puede decaer.
¿Hay tratamientos eficaces disponibles para los trastornos de ansiedad?
Por supuesto. La mayoría de los casos de trastornos de ansiedad pueden ser
tratados satisfactoriamente por profesionales de la salud y la salud mental
apropiadamente capacitados. Varias investigaciones han demostrado que tanto la
terapia de conducta como la terapia cognitiva y de conducta (CBT) pueden ser
muy eficaces para tratar los trastornos de ansiedad. Los psicólogos usan la CBT
para ayudar a los pacientes a identificar y aprender a controlar los factores que
contribuyen a su ansiedad.
La terapia de conducta implica usar técnicas para reducir o detener las conductas
no deseadas asociadas con estos trastornos. Por ejemplo, una táctica implica
tratar a los pacientes con técnicas de relajación y respiración profunda para
contrarrestar la agitación y la hiperventilación (respiración rápida y superficial) que
acompañan a determinados trastornos de ansiedad.
A través de la terapia cognitiva, los pacientes aprenden a entender cómo sus
pensamientos contribuyen a los síntomas o trastornos de ansiedad y cómo
modificar aquellos patrones para reducir la probabilidad de ocurrencia y la
intensidad de la reacción. La conciencia cognitiva aumentada del paciente se
combina a menudo con técnicas conductuales para ayudar a la persona a
enfrentar y tolerar gradualmente situaciones de temor en un entorno controlado y
seguro.
Conjuntamente con la psicoterapia, la medicación adecuada y eficaz puede
desempeñar un papel importante en el tratamiento. En los casos en que se usa
medicación, la atención de los pacientes puede ser manejada por un terapeuta en
colaboración con un médico. Es importante que los pacientes se den cuenta de
que algunos fármacos tienen efectos colaterales, que deben ser controlados
atentamente por el médico que los receta.
¿Cómo puede un terapeuta calificado ayudar a una persona que tiene un trastorno
de ansiedad?
Los psicólogos autorizados para ejercer están altamente calificados para
diagnosticar y tratar los trastornos de ansiedad. El entrenamiento extenso a cual
se sujeten los psicólogos incluye el conocimiento y uso de una variedad de
psicoterapias, incluso CBT o terapia cognitiva y de conducta.
A veces, los psicólogos usan otros métodos además de la psicoterapia individual.
La psicoterapia en grupo, típicamente con personas que no son relacionadas pero
que tienen un trastorno de ansiedad, es una manera eficaz de proveer apoyo.
Además, la psicoterapia entre familia puede ayudar a los miembros de la misma a
entender la ansiedad que siente su ser querido, y aprender nuevas formas de
interactuar que no agraven su ansiedad ni los comportamientos relacionados con
la ansiedad.
Las personas que sufren de trastornos de ansiedad también podrían considerar
una clínica de salud mental u otros programas de tratamiento especializado
dedicados a tratar trastornos específicos de ansiedad como pánico o fobias
disponibles en su zona de residencia.
TRASTORNOS DE ADICCIÓN