Lara pone a prueba la hipótesis de que “el significado principal del artículo lexicográfico proviene
de un hecho cognoscitivo y de memoria, no de una pura convención lexicográfica, y que tal
significado corresponde al estereotipo.”(p.139), esto lo anuda a trabajos sobre los significados
estereotipitos y prototípicos para poner sobre la mesa el cuestionamiento sobre el papel que
juega el ordenamiento de las acepciones como un condicionamiento e imposición de importancia
sobre los significados para los hablantes o el orden cognoscitivo como un esquema de
subordinación semántica que parte de especificar el orden “lógico”.
Este capítulo sin ser la excepción se trabaja desde la aplicación, en este caso retoma la elaboración
del Diccionario del español de México, donde unos de los retos es hacer en el artículo lexicográfico
solución a la polisemia y una interpretación de esta al organizar los significados. En esta ocasión se
problematizan aquellas palabras cuyos significados no se explican con prototipos, o que no
corresponden a esquemas de interpretación que taxonomizan el significado estereotípico, es
decir, aquellas palabras cuyo significado ha sido construido a través del devenir cultural. Lara
propone para el ordenamiento de significado una teoría de significado léxico para los vocablos que
cambian de significado con el tiempo y que dependen en mayor parte de las experiencias sociales
una organización basad en esquemas taxonómicos que organicen la interpretación de textos como
criterio de definición.