Según afirma el artículo 170: “Las expresiones que tengan varios sentidos deben
entenderse en el más adecuado a la naturaleza y al objeto del acto” y en la presente obra
Don Dimas de la Tijereta y Satanás, a través de Lilit, celebran un contrato en el que
convienen el objeto del contrato y el plazo de vigencia, la contraprestación de la
obligación debida a Satanás es la entrega de su “almilla”. Por lo tanto, la cesión de su
“almilla” es la obligación de Dimas y derecho de Satanás.
Al presentarse ambigüedad por el hecho de que la palabra almilla tenía dos acepciones se
aplicó la interpretación finalista dando como resultado se le otorgue la razón a Don Dimas
de la Tijereta.