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Sociología crítica al derecho ¿una sociología fuera del canon legal?

Rosembert Ariza Santamaría, PhD 1

"[...] Porque mesmo que queimem a escrita,


Não queimarão a oralidade.
Mesmo que queimem os símbolos,
Não queimarão os significados.
Mesmo que queimem o nosso povo,
Não queimarão a ancestralidade."

Nego Bispo

Resumen:

Se aborda en la presente reflexión cómo en las últimas décadas en América Latina se consolidó

una sociología jurídica liberal auspiciada por el empuje de algunas fundaciones y escuelas

norteamericanas, en contraste con la sociología de las presencias y otras sociologías que actuan

fuera del canon sociológico del derecho. Se interpela igual la forma derecho(s) y las tensiones del

Estado frente a los movimientos sociales latinoamericanos que reivindican otro derecho y

transformaciones societales que estén más allá de las clásicas miradas de la cultura jurídica, la

administración de justicia, el pluralismo jurídico y el cambio social. Se propone una sociología

crítica al derecho que sea capaz de incorporar las categorías dadas por los movimientos sociales y

sus actores.

Palabras claves

Forma Estado-Derecho, canon sociológico, sociología de la crítica, sociología crítica del derecho.

1
Abogado, Doctor en Sociología Jurídica, profesor Departamento de Sociología Universidad Nacional de
Colombia, Becario estancia posdoctoral junior CNPq en la Universidade de Brasilia, UnB.
rarizas@unal.edu.co. (Texto en publicación Revista el Otro derecho, 2017)
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Summary:

The present reflexion has approached how the last decades in Latin America has been adopting a

liberal legal sociology sponsored by the push of some foundations and American schools. This in

contrast to the sociology of presences and other sociologies acting outside the sociological canon

of the law. It is questionable also the rights form and state's tensions of Latin American social

movements claiming other rights and societal transformations that are beyond the classic looks of

legal culture, administration of justice, legal pluralism and social change. It proposed a critique

sociology of the law that would be able to incorporate the categories given by social movements

and their actors.

Keywords:

State-Law form, sociological canon, critical sociology, critical sociology of the law.

Durante las últimas dos décadas los estudios críticos del derecho y los sociólogos jurídicos

críticos han realizado fuertes cuestionamientos a la forma derecho, desde el derecho, y ello los

condujo a lo que se denomina en el presente análisis una sociología jurídica liberal activista, que

defiende el Estado de derecho, la soberanía, la constitución y el recetario neo-jurídico de la

defensa legal “estratégica” de derechos colectivos e individuales que no afecten el orden

económico y societal vigente.

El recorrido de este discurso liberal sociologizante se inicia con una perspectiva crítica que

abrevo entre otros del sociólogo francés Pierre Bordieu y del sociólogo jurídico Portugués

Boaventura de Sousa Santos a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, ahora los análisis

retornan a Max Weber y junto con él a las clásicas discusiones de legalidad, legitimidad,
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dominación tradicional y mantienen a las audiencias entretenidas con resultados de consultorías,

opiniones en periódicos y textos sobre las formas liberales de salvar la democracia republicana y

cómo el derecho es la cura a todas las crisis del Estado.

En nuestra tradición académica, los estudios de la teoría del Estado y del derecho suelen

fundamentarse en los pensadores europeos y norteamericanos, en el caso de la teoría del derecho

en las últimas décadas se ha dado el fenómeno denominado la norteamericanización del derecho,

expresión que identifica la hegemonía jurídica de los Estados Unidos en nuestra América.

Se desconocen las producciones teóricas regionales y se acoge el debate que los centros de

producción hegemónica recetan para el pensamiento jurídico y sociojurídico latinoamericano.

En contra vía de lo señalado, por dar un ejemplo la vice presidencia de Bolivia organizó los

seminarios internacionales que denominaron “Pensando el mundo desde Bolivia”, allí

establecieron un diálogo entre intelectuales reconocidos mundialmente y los intelectuales

indígenas y no indígenas Bolivianos, en dichos seminarios y en las publicaciones producto de

este ejercicio 2 se constata la influencia de estos y otros académicos extranjeros sobre los teóricos,

políticos e intelectuales Bolivianos, tal vez lo más destacado en los debates asumidos en estos

diálogos, fue la necesidad de comprender el proceso de Colonización/descolonización en materia

de conocimiento en nuestros países, y recogiendo esta reflexión para nuestro campo de estudio

constatamos que en efecto carecemos de estudios sistemáticos del papel del derecho como

instrumento del colonialismo.

2
El primer ciclo del seminario pensar el mundo desde Bolivia organizado por la vice presidencia de Bolivia se puede
consultar en: http://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/pensando_elmundo.pdf
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La comprensión de que existen culturas que no están completamente subsumidas por el capital o

de saberes y prácticas socioculturales de resistencia milenaria, solo son visibles para el

conocimiento hegemónico cuando son “objeto de estudio” o cuando no hay respuestas en los

canonistas de la teoría central, percatarse y asumir estos saberes de siempre en condiciones reales

de igualdad con el conocimiento occidental dominante, es una tarea pendiente en todas las áreas

del concimiento pero más explictamente en el mundo jurídico y en particular en una sociología

crítica del derecho.

La estrategia ahora para muchos académicos del norte global es la “construcción de lo común”

cuando durante siglos el conocimiento dominante excluyo el pensamiento popular y el

pensamiento comunitario propio de los pueblos originarios y africanos como el de sus

pensadores, en el ejercicio de reflexión realizado en Bolivia el centro intelectual se esfuerza por

hacer un dialogo con la periferia para entender la complejidad de las sociedades olvidadas y

encontrar respuestas a las presentes formas de opresión; tal vez este sea un camino para construir

una real sociología de las presencias 3 y escuchar otras voces portadoras de saberes sociojurídicos.

Lo avanzado por los llamados gobiernos progresistas en Cuba, Argentina, Bolivia, Ecuador,

Venezuela, Brasil y varios Estados latinoamericanos sorprende a propios y extraños en las nuevas

“formas” del capital trasnacional de retoma del Estado, sorprende más el papel de los juristas que

siguen en la convicción que la forma Estado y la forma derecho a “la seguridad jurídica del

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Este idea de sociología de las presencias la tomamos como un punto equidistante entre lo que el profesor
Boaventura de Sousas llama sociología de las ausencias y sociología de las emergencias, para significar que tenemos
presencias negadas históricamente que tienen voz y que el derecho ni escucha, ni toma en cuenta.
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contrato” son los elementos institucionales republicanos a preservar, tal es la influencia de la

sociología jurídica liberal activista que predomina en nuestra región en los últimos veinte años.

Se presenta a continuación una reflexión acerca de la agenda olvidada en la sociología jurídica

crítica en algunos países latinoamericanos y la perspectiva del Estado de Derecho agenciada en el

actual contexto, la pretensión es simplemente identificar algunos elementos básicos de la

discusión y señalar las preguntas que nos suscitan las encrucijadas de estos tiempos y el aporte

que una sociología crítica al derecho podría hacer.

La urgencia de la forma Estado

Distintos autores abordan la reflexión del Estado de Derecho en América Latina, distintas

posiciones hay alrededor de lo que es hoy esta noción que para algunos debe ser escindida del

derecho y para otros es inescindible. Partimos de la pregunta por la transmutación de los atributos

característicos que fueron inherentes al Estado desde su fundación en la era moderna, y los

cambios suscitados a principios del siglo XXI, particularmente en Latinoamérica, donde hay

transformaciones ostentosamente dicientes de lo que ya no es el Estado de Derecho, por tanto es

clave revisar para una sociología critica del derecho qué tanto el pensamiento de los autores

regionales asumen estas nuevas dinámicas políticas desde lecturas propias o si registran estos

cambios desde la matriz eurocéntrica clásica.

Se requiere precisar entonces que la forma Estado-Derecho en América Latina ha sufrido en los

últimos 30 años transformaciones profundas por cuenta de varios acontecimientos político-

jurídicos:
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Uno: La constitucionalización del Derecho, que para algunos se expresa entre otros aspectos en el

activismo judicial (politización de la justicia y la judicialización de la política) que se expresa

también en un nuevo “equilibrio” de poderes que pone en duda la tridivisión del poder. Pero lo

más destacable es el nacimiento del Estado plurinacional y el desarrollo de una concepción de

Estado social de derecho(s) en “armonía” con el Derecho ancestral y de las comunidades y

pueblos originarios.

Dos: El enfrentamiento agudo por el reconocimiento jurisdiccional de los Derechos económicos,

sociales y culturales y la estabilidad fiscal o económica en algunos países de la región.

Tercero: Transformaciones de los movimientos sociales que se apropian de la forma derecho y

los discursos de los derechos para reivindicarlos y estratégicamente enfrentar sus luchas en otras

instancias a las tradicionalmente utilizadas.

De estos aspectos señalados, lo que nos ocupa es establecer la centralidad del Estado en esta fase

del capitalismo y en las dinámicas socio políticas latinoamericanas. Partimos entonces de las

siguientes preguntas ¿asistimos a la disolución de la forma Estado? o ¿el Estado de Derecho dejó

de ser la forma que responde a las realidades sociopolíticas y jurídicas latinoamericanas?, y ¿qué

se propone como sustituto de la forma Estado de Derecho?

El Estado es un fenómeno esencial del mundo contemporáneo, ligado a la modernidad que

supuso el advenimiento del capitalismo. No es posible adherirse a las concepciones que aprecian

la figura del Estado de una manera neutral, que ven en este la simple organización política de la

sociedad. Ni mucho menos compartir el apreciarlo como un conjunto de aparatos utilizados en


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determinado momento por quienes detentan el poder, pero que podría estar en otras manos, al

servicio de otros intereses.

El Estado y su forma(s) son expresión del poder y del monopolio de una elite que protege sus

intereses en la institucionalidad. De la separación de las esferas económicas y políticas se han

ocupado diferentes teorías como los reduccionistas y politicistas, unos y otros no logran

responder por las diferentes rupturas y complementaciones de los procesos políticos y

económicos en la sociedad capitalista, esta posible escisión permite compartimentar los

problemas de la política nacional sin que sea evidente las contradicciones del modelo político y lo

insustancial del poder económico en los fines sociales proclamados por el Estado.

Dos posiciones ilustran para dónde va la forma Estado. La primera de ellas la del profesor

Moncayo quien considera que el llamado Estado nacional es el gran derrotado al final del

milenio; el Estado nación ha pasado a ser imperial, esto es, desnacionalizado y

desterritorializado. Siguiendo a Toni Negri, Moncayo se plantea en las páginas iniciales de su

texto El Leviatán Derrotado que el “Estado es un elemento más de la oposición capital-trabajo, y

que sus especificidades y configuraciones históricas son, en lo esencial reorganizaciones o

reestructuraciones que siempre reiteran y reconstituyen la forma”, que pese a sus variaciones

permanece idéntica a sí misma. (Moncayo 2004:76)

Este abordaje de la forma Estado se complementa con las formaciones nacionales

latinoamericanas, a la luz de las tendencias universalizadoras del capital y de la ideología liberal.

Constata el autor los terrenos comunes entre las formaciones nacionales euro-occidentales y las

latinoamericanas del siglo XIX, vistas las últimas casi como extensiones orgánicas de las
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primeras, en términos de configuración de Estados, de regímenes políticos, de sistemas de

representación, de construcción de los sujetos sociales y políticos, de oscilaciones entre la idea

democrática y la tentación autoritaria, de los avatares de la monopolización de la fuerza y la

formación de los ejércitos.

Asistimos, afirma Moncayo, a la declinación progresiva de las soberanías nacionales, al

reconocimiento de la incapacidad de los Estados nacionales para regular los llamados factores de

la producción y su intensa movilidad y difusión, y la pérdida del control en el interior y el

exterior, sin necesidad de las figuras coloniales o imperialistas de otrora, sin la necesidad de un

solo y único centro nacional hegemónico; pero todo ello acompañado de una redefinición de su

papel en muchos ordenes, siempre en función de los intereses colectivos del capital y no del

pueblo nacional, al que aún se continua apelando.(Moncayo 2004: 129)

A lo anterior se puede agregar so pena de ser reiterativo que los procesos de reforma institucional

o política, del último siglo, son lo que acicalan y reconstituyen la forma. Y esta forma tiene todo

su basamento en la forma Derecho.

La segunda posición es la del sociólogo Chileno Jaime Osorio quien propone una nueva

funcionalidad del Estado dentro de la época actual e igual establece que dicha funcionalidad

puede recolocarse en la centralidad política mediante la conformación de redes sociales de poder

similares a las ocupadas por éste a lo largo del desarrollo histórico capitalista. (Osorio, 2011: 26)
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Existen dos Estados según el autor, uno visible, el de las instituciones, el personal que lo

administra, el de las leyes y las normas; y otro, el invisible que es aquel que condensa la red de

relaciones de poder, dominio y fuerza que atraviesan la sociedad.

No podemos asépticamente estudiar el Estado sin precisar el poder político, pues su forma

cualquiera sea es expresión del poder político, que se manifiesta en la dominación de unas clases

sobre otras; con lo cual el profesor Osorio afirma que el Estado se convierte en una instancia

central en donde se disputa el poder político.

En ese mismo orden de ideas, Osorio distingue entre clases dominantes, aquellas que detentan y

ejercen el poder, y las clases reinantes, aquellas que administran el Estado.

Es por ello que define un Estado invisible, pues es éste donde realmente las clases dominantes,

cuyas acciones se llevan a cabo ocultamente, ejercen el poder político para impulsar sus

proyectos e intereses.

El autor critica una serie de ideas que manejan actualmente los teóricos de la democracia acerca

de la forma Estado y de las formas de gobierno. Específicamente, aborda la idea de la

democracia, la cual, en efecto, otorga igualdad política a los ciudadanos; sin embargo, precisa

que se olvida por completo la desigualdad económica, que es la más grave, y destaca que en los

últimos años se ha buscado escindir lo político de lo económico a través de una democracia

“procedimental” que enmascara políticamente la exclusión económica de grandes sectores

sociales. (Osorio, 2011:56)


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Aborda la función del Estado en el proceso de mundialización y, al respecto, expone que el

capitalismo es un sistema económico que siempre ha requerido de un espacio planetario para su

funcionamiento; es decir, de una expansión hacia los rincones más alejados del planeta.

En ese sentido, la expansión del capitalismo –definido como un sistema que reclama,

fundamentalmente, ganancias–, o su mundialización, ha agudizado la lucha de clases y la lucha

también entre las naciones centrales y las dependientes.

En esta situación, señala Jaime Osorio, sería contradictorio pensar en un debilitamiento estatal,

pues se requiere de todo su aparato para mantener la estabilidad política y económica,

continuamente amenazada por los conflictos inherentes al sistema.

Estos autores nos dejan entonces frente a dos posiciones, una la perdida de centralidad del

Estado, y la segunda la nueva centralidad del Estado, la segunda tesis es más sugestiva aunque la

primera acierta en la descentración que sufre el Estado pero no agota ni amplia lo elementos que

configuran el nuevo papel del Estado en su conjunto en las sociedades periféricas, son en últimas

dos análisis que se complementan, para ilustrar la encrucijada de la forma Estado en este nuevo

tiempo.

Lo anterior nos conduce a una evidente conclusion, se requiere una sociología crítica del derecho

que parta de la crítica a la forma Estado, ello implica una sociología del Estado latinoamericana

pensada desde nuestro presente estatal y desde nuestras propias maneras de producir estatalidad.

La forma-derecho
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La nueva fase del capitalismo afecta también la forma Derecho que como se sabe está

íntimamente ligada a la forma Estado. Como más la forma derecho se supedita a las lógicas

económicas y es evidente el proceso de privatización de la producción jurídica que genera

regulaciones globales y desregulación nacional, proclive al capital transnacional.

El profesor Brasilero Marcelo Neves se preocupa en indicar el carácter heterogéneo que marca la

sociedad moderna, definida en cuanto sociedad mundial (sin barreras territoriales y de

comunicación), que condiciona de maneras diferente la realización del Estado democrático de

derecho, razón por la cual distingue, en el desarrollo de la sociedad moderna, una bifurcación que

lleva a su división en una modernidad central y otra periférica.

Esta distinción entre modernidad central y periférica –también explorada por el autor en

diferentes libros- constituye un esfuerzo de fundamental importancia para la superación de una

visión homogenizada y empíricamente limitada de la sociedad moderna.

Enfatiza que los países de la modernidad central dentro de los cuales se encuentran los Estados

democráticos de derecho, tienen autonomía sistémica funcional y la constitución de una esfera

pública fundada en la generalización institucional de la ciudadanía, mientras que los países de la

modernidad periférica tienen exactamente lo contrario, es decir, una falta de autonomía sistémica

funcional y una insuficiente constitución de la esfera ciudadana (Neves: 2006, 178).

En lo que concierne al análisis de los problemas específicos de los países de la modernidad

periférica estaría relacionado esencialmente con la auto referencia deficitaria de los sistemas

políticos y jurídicos.
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Las sociedades de la modernidad periférica definidas como negativas, asumen la exclusión social

y el bloqueo destructivo de la auto referencia del derecho que es lo que conduce a una situación

de “corrupción sistemática” tendencia generalizada en las experiencias jurídicas

latinoamericanas.

Pero el aporte más importante a la presente reflexión la hace Neves a partir de dos preguntas. La

primera es ¿en qué medida las constituciones que proclaman asegurar derechos fundamentales

que son sistemáticamente irrespetados y no implementados pueden ser caracterizados como

horizonte capaz de orientar la acción jurídica de los individuos? y la segunda ¿en qué medida el

déficit de concreción jurídico normativa de los textos constitucionales no constituyen a penas un

problema reductible a la cuestión de ineficacia de las normas constitucionales y si a la hipertrofia

de su función simbólica?

Este déficit de concreción jurídico normativo es entendida por el autor como un problema

específico de la modernidad periférica que es común a las sociedades latinoamericanas, de allí

que el autor acuñe el concepto “Constitucionalização simbólica da sociedade mundial”, la

constitucionalización simbólica de la sociedad mundial.

Marcelo Neves define, negativamente, la constitucionalización simbólica en términos de déficit

de concreción jurídico normativa del texto constitucional, que hace que el mismo pierda su

capacidad de orientación generalizada de las expectativas normativas y observa que, en el plano

de la fundamentación político ideológica, la constitucionalización simbólica desempeñaría un


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papel activo en el sentido de encubrir problemas sociales, obstruyendo trasformaciones efectivas

y consecuentes de la sociedad.

Resalta que esa capacidad de encubrimiento de la constitucionalización simbólica presentaría

límites que podría encerrar consecuencias de difícil previsión, en ese sentido el distanciamiento

en relación a la realidad social puede conducir a un desgaste de las constituciones cuyo resultado

sea la eclosión de los movimientos sociales y en la transformación efectiva del sistema

constitucional, también es posible que conduzca a la apatía de las masas y al cinismo de las elites,

sin dejar de descartar la posibilidad de posturas autoritarias que instrumentalicen la constitución

de modo que restrinja drásticamente el espacio de crítica en relación a la realidad del poder.

Estas advertencias del libro entre Temis y el leviatán (2006) resalta además que la expansión del

código de poder económico en escala mundial puede provocar efectos destructivos en la

autonomía de los sistemas jurídicos y políticos de los Estados de la modernidad central, como la

consecuente pérdida de la normatividad jurídica de las constituciones que en esos contextos

pasarían a cumplir una función hipertrofiante político simbólica.

Las consecuencias no son solo para nuestra región lo que deja claro que la forma derecho será

profundamente imbricada por la nueva fase del capital articulando los marcos normativos

nacionales a las dinámicas económicas mundializadoras.

La principal advertencia del profesor Neves se expresa como profética: “... a perda de nitidez dos

contornos diferenciadores do sistema jurídico em relação ao seu ambiente, acarreta uma

“politização desjuridicizante” da realidade constitucional com efeitos profundamente deletérios.”


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Esta politización desjuridizante con efectos perjudiciales para la realidad constitucional nos

implica a los latinoamericanos que no estamos blindados ni frente a la crisis económica global ni

a la eminente cooptación de la forma derecho constitucional por el mercado global.

La aproximación teórica inicial a este complejo debate de la forma Estado y la forma derecho en

la actual fase del capitalismo nos deja frente a dos posiciones, el Estado fuera del centro o un

nuevo modelo Estadocentrico; los dos análisis en últimas se complementan, para ilustrarnos la

encrucijada jurídico político y sobre todo económica de la forma Estado en este nuevo tiempo. La

forma jurídica es contemporáneamente tributaria de las politicas económicas neoliberales.

Una tarea que debe acometer una sociologia critica del derecho de manera concreta es lo ya

señalado hace tres décadas por el profesor Boaventura de Sousa Santos, que ha propuesto una

tarea científica desde la sociología del derecho y del Estado, como sociología jurídica crítica, que

se oriente a “identificar los múltiples contextos sociales de la construcción y aplicación del

derecho, de manera que determine sus potencialidades y sus límites en los procesos de

transformación social”, transformación social que “es diferente e incluso antagónica a aquella que

está implícita en la teoría política liberal que subyace a la ciencia jurídica” (Santos, 1991, p. 16).

En palabras de Rivera Lugo (2016) la lógica subyacente del ejercicio del poder bajo el

neoliberalismo es la guerra para la sumisión de todo foco de oposición o resistencia a las lógicas

del modelo prevaleciente de acumulación del capital. La guerra social le es consustancial ante la

precarización y la desigualdad que se vive de facto, lo que hace de la seguridad pública y

personal uno de los problemas centrales del momento. El Estado neoliberal responde con actos de

fuerza: la represión, el incremento de la vigilancia mediante las escuchas electrónicas y demás


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controles, el encarcelamiento y las guerras. La sociedad ha advenido así, en el fondo, en sus

mecanismos esenciales, en un orden civil de batalla consistente en una guerra o lucha, entre

silenciosa y abierta, entre clases y grupos, lo cual va redefiniendo las relaciones de poder y la

naturaleza del poder mismo (2016: pág. 27)

La paradoja moderna ya no opera en simple lógica eurocéntrica, o imperial, las nuevas dinámicas

regionales de la periferia hacen repensar el papel del Estado, y esto sin duda permitirá saber al

servicio de quién o qué está la posible nueva forma Estado- Derecho.

Más allá del canon legal

Acertadamente plantea José Vicente Tavares que la sociología latinoamericana actual está inserta

en el espacio mundializado del conocimiento sociológico, y aunque haya conquistado plena

legitimidad académica y científica y sea reconocida por la sociedad latinoamericana y mundial,

desde el Estado hasta la sociedad civil, como un saber constructor de una autoconsciencia crítica

de la realidad social, todo esto no es suficientemente reconocido por la sociología internacional.

Y el propio Tavares (2005) insiste en la hipótesis que: así como no existe teoría sociológica

formulada únicamente por autores franceses, anglosajones o alemanes, no es posible comprender

el pensamiento sociológico contemporáneo sin la lectura de los sociólogos latinoamericanos.

Sería entonces posible afirmar que no existe una sociología latinoamericana, sino una sociología

en América Latina, la cual configura un estilo intelectual marcado por el internacionalismo, la

preocupación con el destino de sus sociedades y por las explicaciones e interpretaciones

teoréticas.
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Conforme a lo dicho, nos preguntamos por la sociología jurídica latinoamericana y su destino no

es diferente al de la sociología general, tenemos una comunidad académica en ciernes y tenemos

un pensamiento crítico del derecho en América Latina que contribuye desde sus interpretaciones

sin ganar todavía plena resonancia internacional y entre sus pares.

La sociología latinoamericana esta en un momento crucial, como lo afirma Lucio Oliver, ella

puede co-participar en la crítica de las nuevas formas modernas y posmodernas, vislumbrando

nuevos modelos de civilización, haciendo crítica a la democracia liberal y a los Estados

nacionales en los procesos latinoamericanos, e impulsando la recuperación de lo público

democrático frente a la actual tendencia del autoritarismo estatal. Los aportes que América Latina

puede hacer a la crítica y a la renovación de la democracia política, a la reforma de la producción

de la vida, al humanismo y al comunitarismo radical renovado, se tiene que encontrar en los

objetivos siempre vigentes de la liberación nacional y social del mundo actual, adaptados a las

nuevas condiciones (OLIVER: 2005).

El pensamiento crítico jurídico debe encarar el mundo legal no solo teóricamente sino en la

praxis con la denuncia de la lucha de los propios oprimidos contra las falsas legitimidades y las

falacias opresoras del formalismo legalista de la modernidad eurocéntrica como lo señalan

Wolkemer y Machado, un auténtico y genuino pluralismo jurídico de alteridad y de liberación,

en otras palabras una crítica que permita una retoma histórica para reconocer una nueva cultura

jurídica marcada por el pluralismo comunitario participativo y por la legitimidad construida a

través de las prácticas internalizadas de los nuevos sujetos. (Wolkmer & Machado, 2016, pág.

68).
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En estos años de sociología jurídica es determinante el papel de la reflexión en materia de

pluralismo jurídico, pero no suficiente, el pluralismo conservador que menciona Wolkmer sigue

presente en la doctrina y en la propia jurisprudencia, este pluralismo conduce a una sociología

liberal activista que circunscribe su accionar en las formas jurídicas y en las “luchas legales” en

sede judicial.

Una evaluación a los logros de las luchas judiciales de los movimientos sociales esta en mora de

hacerse, tenemos un marcado activismo legal jurídico liberal, como el que se realiza con el

derecho a la consulta y el consentimiento previo libre e informado (Convenio 169), esta

perspectiva de los llamados litigios estratégicos se esfuerza por demostrar que en sede judicial es

posible defender derechos colectivos de comunidades frente a intereses de multinacionales y del

propio Estado.

Una sociología que se pretenda crítica debe cuestionar los individuos que la realizan y para quién

la realizan, no puede simplemente abstenerse de teorizar sobre los que se asumen en este campo

de conocimiento social como críticos sin interpelar a los propios críticos. Por ello, se requiere

revisar las preguntas centrales de estos críticos en nuestro caso frente al derecho. ¿Qué se critica

del orden jurídico pasado y vigente? ¿Qué críticas hay al poder jurídico hegemónico y sus élites?,

¿Cómo se realiza esta crítica y para qué?, ¿Qué perspectivas de la teoría crítica son más

recurrentemente usadas por los teóricos del área?

Para hacer critica a los críticos tal vez sea conveniente no ser crítico como lo propone Bolstanski

crítico de Bordieu -el teórico más usado en los marcos teóricos y empíricos de los estudios de

sociología jurídica en nuestra región- nos da una mano para aclarar el alcance de una sociología
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de la crítica: El principal problema de la sociología crítica es su incapacidad de comprender las

operaciones críticas emprendidas por sus actores. Una sociología que desee estudiar tales

operaciones -una sociología que se desdoble sobre la crítica como su objeto de estudio

específico- debe abandonar temporalmente su postura crítica, a fin de reconocer los principios

normativos que sustentan la actividad crítica de las personas comunes (Bolatnski y Thévenot,

1990, p. 364).

Esto nos refiere por supuesto al insuperado debate de sujeto-objeto de investigación clásico en las

ciencias sociales, como a las conocidas críticas metodológicas de Boltanski a Bordieu, en nuestra

región, en la práctica los geógrafos brasileros plantean una salida a este impasse, una geografía

de las existencias (Da Silva. 2016, p.18), se trata de un desafío que transcurre entre la

comprensión de los agentes/sujetos/actores/ y el espacio/territorio/lugar/paisaje, es decir, pensar

el objeto de investigación y pensar al mismo tiempo sobre el propio hacer del investigador.

Comprender los movimientos de los fenómenos y al mismo tiempo, activar el pensamiento en

movimiento es un desafío que hace del trabajo de investigación un acción dialéctica entre

reconocimiento de posibilidad de reflexión y análisis de las contradicciones (Ribeiro, 2011,

2013).

Retomando esta idea se plantea una sociología de las presencias jurídicas que nos permita la

comprensión de los agentes/sujetos/actores/ del derecho y el espacio/territorio/lugar/paisaje,

jurídico, es decir, pensar el derecho y pensar al mismo tiempo sobre el propio hacer de los

llamados actores del derecho.


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Las críticas al derecho que consideramos pertinentes nacen dentro del propio campo jurídico, y

también fuera de él, debemos superar la idea de escucha –análisis de los actores sociales, y de los

movimientos sociales que resisten al mundo jurídico-, requerimos dar voz propia a estos sujetos

de producción jurídica y aquellos que operan las ilegalidades y a todas los que luchan contra el

derecho como instrumento de opresión.

La propuesta de un derecho orgánico y un derecho sintético planteada por el líder quilombola

Antonio Bispo4 -liderança quilombola da comunidade Saco do Curtume, município de São João

do Piauí/PI- conocido como negó Bispo da cuenta como desde otros saberes fuera del canon legal

se producen otras perspectivas sociológicas del derecho. Entiende Bispo como derecho orgánico

ese conjunto de pautas de la comunidad que permite la vida comunitaria sin imposiciones y sin

deberes más allá de lo que es necesario para estar bien con los otros y consigo mismo. Y por

derecho sintético ese conjunto de normas hechas fuera de la realidad comunitaria y que imponen

un bienestar imaginado por otros.

En la perspectiva de este líder del movimiento quilombola de Brasil, el derecho desde siempre es

y sigue siendo un instrumento de opresión a los negros y a todas las formas de resistencia que se

hace en Brasil y en cualquier lugar del mundo.

Precisamos escenarios que promuevan diálogos entre saberes académicos y otros saberes como lo

hace la vicepresidencia de Bolivia, la propia Universidad de Brasilia y los propios movimientos

4
Conferencia realizada por Bispo el 14 de septiembre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Brasilia UnB –
Brasil. 2016
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sociales 5 estos espacios fuera del canon legal nos permite retomar las propias críticas de la

sociedad al derecho.

Sea una sociología con capacidad crítica o una sociología de las presencias es necesario

comprender el papel del derecho y la teoría jurídica en el presente latinoamericano, una

sociología que sea enunciada como crítica al derecho debe reconocer sus límites dentro del

campo jurídico, y sobre todo constituirse fuera de él, la sociología de las presencias está en los

actores sociales, en los movimientos sociales que resisten al mundo jurídico, en todos aquellos

que saben que el derecho es y sigue siendo un instrumento de opresión.

La agenda inconclusa de la sociología jurídica crítica en la región

Si de algo carecemos en el campo de la sociología jurídica llamada crítica, es de autocrítica,

desde lo planteado en el 2003 en la consolidación de los estudios críticos sobre el derecho como

campo de investigación, enseñanza y debate público, depende de dos condiciones según se

propuso en ese momento (García& Rodríguez. 2003). En primer lugar, se requiere una

comunidad activa de estudiosos del derecho, esto es, investigadores que, a través de contactos y

actividades diversas, vean a sus pares de otros países de la región y de su propio país como una

parte esencial de su grupo de referencia. En segundo lugar, se requiere que dicha comunidad

debata explícitamente los temas relevantes y las aproximaciones epistemológicas alternativas que

deben orientar el estudio del derecho. En otras palabras, la discusión debe comenzar por dos

preguntas esenciales: ¿Cuáles son los temas de estudio centrales para una perspectiva que

5
O Instituto Nacional de Ciência e Tecnologia e Inclusão no Ensino Superior e na Pesquisa (INCTI), em parceria
com Universidade Federal do Piauí (UFPI) e Coordenação Nacional de Articulação das Comunidades Negras Rurais
Quilombolas (CONAQ), realizou no dia 08 de julho de 2011, no Memorial Zumbi dos Palmares, Teresina/PI, o
seminário Modos de Vida e Saberes Quilombolas: Desenvolvimento ou Biointeração?
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combine el rigor científico, la interdisciplinariedad y la perspectiva crítica? ¿Qué posiciones

epistemológicas y estrategias metodológicas son más adecuadas para analizar dichos temas? Esta

pregunta incluye, por supuesto, el interrogante sobre qué significa una perspectiva de estudio

interdisciplinaria y en qué sentido es crítica. (2003: 16)

En un segundo momento se publica en el año 2011, el texto “El derecho en América Latina: un

mapa para el pensamiento jurídico del siglo XXI”, el coordinador de la publicación (Rodríguez:

2011) propone un nuevo mapa para el pensamiento jurídico latinoamericano, y afirma que: Para

cumplir su función, todo mapa debe distorsionar la realidad desde una perspectiva que gira

alrededor del centro geográfico elegido. Lo mismo ocurre con el derecho. En el caso de América

Latina, cualquier mapeo rápido de lo que se escribe y se enseña en las facultades muestra que el

pensamiento jurídico de la región ha enclavado su centro de visión en Europa y Estados Unidos.

En nuestros textos y nuestras clases, la producción intelectual del Norte es magnificada

desproporcionadamente (y la del Sur, reducida en consecuencia), como en los mapas clásicos de

Mercator. En efecto, una porción tristemente desmedida de tiempo, recursos y energías de los

juristas sureños se consume en asimilar, traducir y glosar –o simplemente “estar al día” con los

materiales que se producen en el Norte. Este mapeo crítico es, a la vez, un ejercicio de

autocrítica. En la construcción de una mirada subordinada al derecho y la sociedad

latinoamericana ha sido partícipe todo. No hay quien esté libre de culpa para tirar la proverbial

primera piedra. (2011:12).

En los estudios críticos del derecho poco se avanzó y lo que no se ha logrado consolidar aún es

una comunidad académica con perspectiva crítica, los sociólogos jurídicos se articularon a Ong´s

internacionales o nacionales que financian sus pesquisas y otros realizaron parcerías académicas
22

para adelantar investigaciones de interés de estos centros globales de conocimiento y seguir

esperando el llamado del norte para mirar el sur.

Los Critical Legal Studies como red, y grupo de personas que trabajaron en pro de una

perspectiva crítica agenciada desde Harvard o desde los Estados Unidos cumplió un papel, igual

ocurre hoy con la Red de Empirismo Critico del Derecho (REED) sugerida por los académicos

del seminario de Amsherst en los Estados Unidos, que proponen estudios empiricos que aborden

una crítica radical, con la apertura de su Revista de Estudos Empíricos em Direito Brazilian

Journal of Empirical Legal Studies, demuestran que los aportes de su perspectiva en esencia se

deben a la manifestación de la crisis del movimiento de derecho y sociedad en los Estados

Unidos (2014.p, 212). Esta red que funciona en Brasil y ahora piensa llegar a otros países de

América Latina, nos demuestra una vez más la incapacidad de articulación que tenemos en

nuestros propios centros de pensamiento, y la dependencia que tenemos de otros en la

constitución de una comunidad jurídica crítica.

En el año 2015, en reuniones que se celebraron en Bogotá y en Santiago del Estero, en el marco

del Congreso Internacional de Sociología Jurídica organizado por la Universidad Católica de

Colombia y del Congreso de Sociología Jurídica Nacional y Latinoamericano, realizado por la

Sociedad Argentina de Sociología Jurídica -SASJU-, con la participación de académicos de todo

el continente, fue creada la Red Latinoamericana de Derecho y Sociedad -RELADES-. La Red

tiene como propósito principal, además de otros específicos “promover el desarrollo y

consolidación de un pensamiento sociojurídico latinoamericano, autónomo, crítico e innovador,

además de comprometido con la búsqueda de soluciones a las problemáticas del continente

latinoamericano”.
23

La agenda para una sociología de las presencias implica un primer paso como lo sugiere el

“grupo de trabajo en sociología jurídica en América Latina” coordinado por la Universidad

Nacional de Colombia6, hacer el balance de cada uno de los países latinoamericanos y a partir del

estado del tema, proponer la agenda que los centros universitarios involucrados en el grupo

desarrollarán conforme a cada contexto y a la realidad de la región. Sin olvidar esas presencias

sin voz que el derecho impide escuchar en cada país y en el continente.

El grupo de trabajo destaca la ausencia de investigación sobre la variable raza y racismo en el

mundo jurídico, tal como lo manifiesta la profesora e investigadora de historia del derecho

Gabriela Barretto y el criminologo Evandro Piza (Memorias 2016): La investigación sobre la

variable raza como factor criminógeno no tiene fundamento teórico válido. Por ello, es

importante investigar por qué y cómo los sistemas penales modernos pasaron a incluir tal variable

como determinante en la selección de específicos grupos sociales. Esta problematización depende

de una perspectiva teórica sobre la naturaleza de las relaciones inter raciales. En este sentido, se

debe pasar a comprender “raza” como una categoría sociológica compleja e históricamente

construída (raza como dispositivo) por tanto, se opone a una teoría de las razas de cuño

biologicista y, al mismo tiempo a una posición teórica que coloque el estudio sobre las prácticas

raciales como secundarias delante de otras prácticas de exclusión de presentes en las sociedades

modernas.

6
El grupo de trabajo realizó un Seminario Internacional de Sociología Jurídica en Octubre 13, 14 y 15 de 2016
donde fijó la agenda para los próximos años en la materia.
24

Y como lo reafirma el profesor Piza: Las teorías sobre racismo deben conducir a la Criminología

Crítica a una teoría compleja sobre las relaciones de poder, superándose las concepciones

economicistas de la teoría social. (Piza, 2002).

El intelectual negro Santiago Arboleda (2016: p, 73) nos formula la siguiente pregunta. En el

compartimento o división del trabajo por “objetos”, establecido por las ciencias sociales y

humanas ¿Qué disciplina debería hacerse cargo del negro en su heterogeneidad y

contemporaniedad en nuestras sociedades?, al pensarlo detenidamente salta a la vista que

entonces no se trata sólo de los límites y limitaciones disciplinarias, lo que esta en la base y que

contribuye a comprender por qué la antropología incluso después de “incluirlo” en su repertorio,

lo margina, es el racismo/clasismo estructural de la modernidad colonial presente también en las

propias ciencias y en sus cientistas.

En una reciente investigación sociojurídica sobre las percepciones de estudiantes y profesionales

del derecho sobre casos que contenían insultos raciales y que fueron juzgados y archivados por el

tribunal de justicia del Estado de Sāo Paulo (Gislene Aparecida dos Santos, Helton Hissao,

Camilia T.M. 2014), concluyen que la legislación no consigue alcanzar aquello que la sociología

define como racismo y que se refleja más de cerca, a la vivencia de las víctimas de

discriminación (es por ello que se tiene la percepción de que los crimenes no son castigados).

Desde el punto de vista jurídico, aquello que es descrito como racismo en lo cotidiano de las

relaciones sociales dificilmente podrá ser punido ya que no deja pruebas materiales ni testimonios

(que son los alimentos de las acciones judiciales), y concluyen que sin que se mire para este

fenómeno del racismo a partir de una perspectiva interdisciplinar será imposible tanto alcanzarlo

en su completud como punirlo en su especificidad (2016, Pág. 72).


25

Son pues muchos los temas olvidados o no abordados por la sociología jurídica crítica, Oscar

Correas afirma que el pensamiento jurídico crítico se ha desarrollado en todo el mundo, y destaca

como en México se desarrolló la crítica jurídica marxista, el iusnaturalismo histórico analógico,

la reivindicación de la tradición hispanoamericana de defensa de derechos humanos, el

pluralismo jurídico o la hermenéutica dialéctica transformacional, por ejemplo, aparecen como

firmes vertientes contemporáneas de la reflexión crítica que asume al derecho moderno estatal y

capitalista como su objeto (Correas 2002), pero su alcance es y sigue limitado a pesar de más de

treinta años de esfuerzo en el proceso de la Revista “Crítica Jurídica” y de los múltiples

encuentros de este proceso, la incidencia de crítica jurídica es muy restringido y hoy a la hora de

los recambios personales el panorama no es halagüeño.

La investigación jurídica actual carece de trabajos profundos de investigación histórica con

fuentes primarías de archivo, sobre el papel del derecho en la construcción de las desigualdades

sociales, la esclavitud, las formas patriarcales y discriminatorias, como el orden socio jurídico de

las ciudades contemporáneas entre otros. Una investigación socio jurídica que se constituya en

acción concreta y en conocimiento pertinente hace trabajo de campo y esta de la mano con los

movimientos y luchas legales de época y acompaña la producción de conocimiento en la acción

política directa (Barretto, 2014). Y como se afirmó en otro texto (Ariza&Barretto: 2016). La tarea

es más sencilla, tenemos que indisciplinar el derecho, esto significa sacar el derecho de su

encierro y tumbar sus fronteras con las ciencias sociales y humanas y evidenciar la producción

del discurso legal en la dimensión real como lo que es: una mera vanalidad del poder.
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El Trabajo de ILSA son testimonio de los desarrollos de las diferentes corrientes de la sociología

jurídica en estas ultimas décadas (Ariza, 2014) tanto como la revista el Otro derecho, ella se

constituyó en un medio fundamental para la difusión y conocimiento de los avances teóricos y

prácticos del tema en Colombia y Latinoamérica, gracias a esta publicación se ha conseguido en

gran parte la divulgación de la investigaciones sociojurídicas en nuestra región.

Enhorabuena existen más de tres iniciativas latinoamericanas y otras extranjeras en curso para

articular la investigación sociojurídica y la producción de una perspectiva propia de este campo

de saber, esto pasa como ya fue dicho y señalado muchas veces por constituir una comunidad

académica y de sabedores sociales que dentro y fuera del canon legal ayuden a proponer salidas a

este presente social.

Para finalizar recordemos a Pontes de Miranda (1924, p.19) que con acierto decía frente al receso

de la sociologia del derecho brasilera: “En las puertas de entrada de las escuelas de derecho

debería estar escrito: aquí no entrará quien no sea sociólogo”.

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