1. Introducción
En líneas generales, se indica que para que un esfuerzo físico ocasione mejora de la
resistencia se requiere:
La carrera ha sido hasta nuestros días la más utilizada para el desarrollo de la resistencia.
Por ello se pueden establecer criterios que deben cumplir los entrenamientos de resistencia.
3. Desarrollo de la resistencia
Las actividades con carácter lúdico se plantean como las más convenientes para
conseguir estos objetivos. Tanto la utilización de habilidades básicas y genéricas,
ejecutadas de manera continua, como el uso de juegos de animación de resistencia, ayudan
a realizar un programa de entrenamiento adecuado. En la actualidad para esto, se usa un
tipo de entrenamiento rotativo, que se caracteriza por realizarse a través de ejercicios a
intervalos con fases alternadas de carga y descarga. Se puede desarrollar de dos formas:
Por otra parte, la danza y las formas bailadas, mantenidas en el tiempo, pueden ser otra
forma adecuada de mejorar la resistencia. Así la realización de actividades con música de
fondo, hace que las actividades sean más motivantes y pueden ser mantenidas más tiempo.
En esta fase de edad dada la gran mejora a nivel neuromuscular que se produce en el
organismo del niño, la coordinación muscular y la coordinación general en los movimientos
y gestos mejora muchísimo, lo que posibilita la realización de todo tipo de actividades de
manera económica.
A nivel metabólico, los objetivos que se plantean en esta fase con el desarrollo de las
capacidades aeróbica y anaeróbica aláctica, para las cuales el organismo del niño está
capacitado. El trabajo aeróbico prevalece sobre los demás y en estas edades se iniciará el
trabajo no sistemático de la potencia aeróbica.
Si algo caracteriza al niño en esta etapa de su vida es la gran capacidad para desarrollar
esfuerzos continuos pero moderados a alta frecuencia cardíaca. Algunos autores opinan
que los niños prepúberes no deben ser entrenados en resistencia, dada su insuficiencia
cardiovascular. Por el contrario y como ha sido demostrado, el trabajo de carácter aeróbico
bien dosificado para el cual el niño está bien dotado, ocasiona una hipertrofia del miocardio,
la mejora de la circulación sanguínea y un proceso ventilatorio y respiratorio más adaptado
al esfuerzo físico.
En estas edades además del trabajo físico con actividades continuas, comenzará a
realizarse un trabajo fraccionado con tiempos de recuperación. Las actividades continuas
no deberán superar los 20 ó 30 minutos y siempre atendiendo a los intereses de los niños
y las actividades fraccionadas, no deberán tener un tiempo de trabajo máximo total de 4 a
6 minutos, dando recuperaciones amplias, que podrán ser en reposo, o mejor si son con
algo de movimiento.
Una o dos sesiones semanales se han considerado como necesarias para conseguir una
mejora de la resistencia con fines de salud para niños de estas edades. En estas sesiones
debe tenerse bien programado el trabajo de la resistencia como objetivo principal. Por
último, si se plantea un entrenamiento con fines de rendimiento a corto plazo, el
entrenamiento de esta cualidad física debe ser cotidiano, alternando esfuerzos donde se
pongan en funcionamiento las diferentes vías metabólicas.
A partir de esta etapa, los adolescentes, se decidirán por realizar un entrenamiento más
sistematizado, pasando de las anteriores actividades extraescolares a formar parte de
federaciones, escuelas deportivas, etc.