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Metodología para el desarrollo de la resistencia en escolares

1. Introducción

El trabajo de la resistencia en niños se puede entender no como un entrenamiento


específico para mejorar esta cualidad concreta, sino que deber formar parte de su
entrenamiento general con el fin de conseguir un adecuado estado de salud, de condición
física y de forma físico-deportiva.

La motivación es realmente el factor que impide en la mayoría de los casos aplicar un


programa de entrenamiento de resistencia de forma adecuada, dado que el trabajo
repetitivo de un movimiento o gesto cíclico durante un tiempo prolongado, a veces no
permite ni la comunicación entre los niños originando una falta de interés por la actividad
física. Por ello, este factor deber ser considerado de importancia y se deben aplicar de
forma adecuada los principios de multilateralidad y variedad, es decir, buscar que el trabajo
de resistencia no se realice solamente por medio de repeticiones.

La posibilidad de mejora de resistencia tal y como se va produciendo la maduración del


individuo, puede venir originada por diferentes hechos. El primero y fundamental, es la
mejora coordinativa en el comportamiento motriz del niño desde edades tempranas. La
aplicación de una técnica correcta supone la realización de un gesto más económico, que
ocasione una menor fatiga orgánica, aunque hasta la edad de 7 años, el niño no posee
mucho control motriz y le cuesta más hacer los movimientos, pero a partir de este momento
el niño será capaz de mantener el movimiento durante un tiempo prolongado con un menor
cansancio.

A nivel metabólico se observan diferentes factores que mejoran con la realización de un


programa de entrenamiento. Los procesos oxidativos se ven favorecidos por el trabajo en
resistencia, por otra parte, la capacidad anaeróbica aláctica no tiene inconveniente para ser
trabajada desde edades muy tempranas. Por su parte, también se ha comprobado que la
capacidad anaeróbica láctica puede mejorar con el entrenamiento, pero deben ser tenidos
en cuenta los efectos antifisiológicos que origina este tipo de trabajo, como son el aumento
de hormonas de estrés.

También se aprecian mejoras cardiovasculares y respiratorias, causadas por el


entrenamiento que pueden originar un incremento de la resistencia.

2. Medios, sistemas y métodos para el desarrollo de la resistencia

En líneas generales, se indica que para que un esfuerzo físico ocasione mejora de la
resistencia se requiere:

1. Cargas dinámicas de grandes grupos musculares, tales como las que


originan actividades como correr, nadar, patinar, etc.
2. Duración mínima de 5 minutos, siendo más efectivas actividades continuas
a partir de los 10 minutos.
3. Intensidad mínima 50% respecto a la capacidad máxima cardiovascular y
respiratoria, aunque son más aconsejables intensidades cercanas al 70%.

La carrera ha sido hasta nuestros días la más utilizada para el desarrollo de la resistencia.
Por ello se pueden establecer criterios que deben cumplir los entrenamientos de resistencia.

 Actividades en carrera continua:


o Adecuar el esfuerzo al tipo de resistencia a desarrollar. Parcelar los
esfuerzos con niños.
o Es posible cambiar de ritmo pero cuidando no entrar de forma
continuada en fases anaeróbicas.
 Actividades en carrera discontinua:
o Adecuar esfuerzo, distancia y número de series al tipo de resistencia
a desarrollar.
o Recuperación insuficiente.
 Actividad sin carrera:
o Adecuar el trabajo al tipo de resistencia a desarrollar.
o Recuperación insuficiente.
o Alternancia de grupos musculares, salvo que se desee desarrollar la
resistencia específica de un grupo muscular.

Ambos grupos de actividades se debería potenciar en las edades escolares.

3. Desarrollo de la resistencia

Se ha descrito en la literatura especializada que los componentes de la condición física


para la salud son la resistencia cardiorrespiratoria, flexibilidad, fuerza y resistencia
muscular, y composición corporal (Pate, 1988; ACSM, 1998), siendo la resistencia uno de
los más importantes.

A continuación, nos detendremos en determinados rangos de edad para definir el trabajo


adecuado para un correcto desarrollo de la resistencia en cada uno de ellos.

3.1. Período de 4 a 8 años

En esta fase evolutiva, el objetivo principal que se debe conseguir en el entrenamiento


de la resistencia con niños, es la mejora de la capacidad aeróbica. Se debe desarrollar a
través de una ejercitación no sistemática de la misma, evitando ejercicios repetitivos. Un
trabajo de estas características (que sea repetitivo), puede ocasionar que el niño tenga que
abandonar la actividad físico-deportiva, bien por una sobrecarga del organismo, por
trastornos en el correcto crecimiento de los huesos o microtraumatismos en músculos,
tendones, etc., o bien por pérdida de la motivación hacia la práctica de la actividad física.
La finalidad del entrenamiento de resistencia a estas edades, es conseguir un desarrollo
orgánico genérico y que el niño crezca con un correcto estado de salud.

Las actividades con carácter lúdico se plantean como las más convenientes para
conseguir estos objetivos. Tanto la utilización de habilidades básicas y genéricas,
ejecutadas de manera continua, como el uso de juegos de animación de resistencia, ayudan
a realizar un programa de entrenamiento adecuado. En la actualidad para esto, se usa un
tipo de entrenamiento rotativo, que se caracteriza por realizarse a través de ejercicios a
intervalos con fases alternadas de carga y descarga. Se puede desarrollar de dos formas:

1. Entrenamiento rotativo continuo: Sin descansos, idóneo para estas


edades.
2. Entrenamiento rotativo fraccionado interválico: Con descansos entre
series y/o entre ejercicios. Inadecuado para estas edades.

El objetivo principal del entrenamiento rotativo es el desarrollo general del organismo,


con una influencia positiva en los sistemas circulatorio y respiratorio. El entrenamiento
rotativo continuo consiste en la ejecución ininterrumpida de los ejercicios que componen el
circuito.

La intensidad de trabajo debe suponer un esfuerzo en régimen aeróbico, por lo que en


adultos se aconseja que se realice por debajo de 150 ppm, con el fin de no superar el umbral
anaeróbico. Dado que el niño trabaja a una frecuencia cardíaca más elevada y que su
umbral anaeróbico relativo es más alto, la frecuencia cardíaca idónea para realizar este
trabajo en estas edades es de 70 ppm.

Por otra parte, la danza y las formas bailadas, mantenidas en el tiempo, pueden ser otra
forma adecuada de mejorar la resistencia. Así la realización de actividades con música de
fondo, hace que las actividades sean más motivantes y pueden ser mantenidas más tiempo.

3.2. Período de los 8 años hasta la pubertad

En esta fase de edad dada la gran mejora a nivel neuromuscular que se produce en el
organismo del niño, la coordinación muscular y la coordinación general en los movimientos
y gestos mejora muchísimo, lo que posibilita la realización de todo tipo de actividades de
manera económica.

A nivel metabólico, los objetivos que se plantean en esta fase con el desarrollo de las
capacidades aeróbica y anaeróbica aláctica, para las cuales el organismo del niño está
capacitado. El trabajo aeróbico prevalece sobre los demás y en estas edades se iniciará el
trabajo no sistemático de la potencia aeróbica.

Si algo caracteriza al niño en esta etapa de su vida es la gran capacidad para desarrollar
esfuerzos continuos pero moderados a alta frecuencia cardíaca. Algunos autores opinan
que los niños prepúberes no deben ser entrenados en resistencia, dada su insuficiencia
cardiovascular. Por el contrario y como ha sido demostrado, el trabajo de carácter aeróbico
bien dosificado para el cual el niño está bien dotado, ocasiona una hipertrofia del miocardio,
la mejora de la circulación sanguínea y un proceso ventilatorio y respiratorio más adaptado
al esfuerzo físico.

En estas edades además del trabajo físico con actividades continuas, comenzará a
realizarse un trabajo fraccionado con tiempos de recuperación. Las actividades continuas
no deberán superar los 20 ó 30 minutos y siempre atendiendo a los intereses de los niños
y las actividades fraccionadas, no deberán tener un tiempo de trabajo máximo total de 4 a
6 minutos, dando recuperaciones amplias, que podrán ser en reposo, o mejor si son con
algo de movimiento.

Para cualquier tipo de actividad utilizada no se deben hacer referencias a distancias a


ejecutar, ya que el niño a estas edades no tiende a dosificar bien sus esfuerzos. Esto podría
ocasionar un trabajo excesivo en régimen anaeróbico, que no es adecuado. Y las
actividades en esta fase de edad deben seguir siendo lúdicas y muy variadas. En caso de
tener que repetir alguna actividad, es aconsejable cambiar el tipo de escenario donde se
desarrolle la actividad, siendo las actividades en la naturaleza una de las variantes más
interesantes.

En todo este tipo de actividades se deben controlar continuamente signos de fatiga en


los niños (palidez, asfixia, cara desfigurada, etc.). Esto debe llevar al cese de la actividad.
Para evitar estos cuadros, es conveniente enseñar al niño el control de su frecuencia
cardíaca. La agrupación de los niños por niveles de capacidad, permitirá un esfuerzo más
adaptado a cada sujeto.

Una o dos sesiones semanales se han considerado como necesarias para conseguir una
mejora de la resistencia con fines de salud para niños de estas edades. En estas sesiones
debe tenerse bien programado el trabajo de la resistencia como objetivo principal. Por
último, si se plantea un entrenamiento con fines de rendimiento a corto plazo, el
entrenamiento de esta cualidad física debe ser cotidiano, alternando esfuerzos donde se
pongan en funcionamiento las diferentes vías metabólicas.

3.3. Periodo de la pubertad y la adolescencia

La cantidad de cambios producidos en el púber abarcando todos los niveles, van a


repercutir considerablemente en el comportamiento motriz del mismo año. La modificación
de la imagen corporal y, por tanto, la de la conciencia corporal, con su favorable o
inadecuada aceptación, va a originar una mejor o peor disposición para el trabajo físico-
deportivo. Habrá adolescentes que busquen en la actividad física el afianzamiento de su
esquema corporal, otros evitarán la práctica deportiva por la sobrecarga física que les
supone para su organismo, la cual se une a la fatiga generalizada producida por los cambios
morfológicos y funcionales. En estos últimos casos es fácil apreciar un estancamiento muy
evidente del rendimiento en actividades que requieren de la cualidad resistencia, dado que
el posible aumento de peso que se produce en esta fase de edad, haga disminuir la
capacidad de rendimiento.

En esta fase madurativa, los objetivos de entrenamiento de la resistencia seguirán siendo


los mismos que en la etapa anterior, solo que a ahora se intentará perfeccionar y ampliar
con nuevos objetivos.

A partir de esta etapa, los adolescentes, se decidirán por realizar un entrenamiento más
sistematizado, pasando de las anteriores actividades extraescolares a formar parte de
federaciones, escuelas deportivas, etc.

En la Educación Física escolar se siguen los planteamientos anteriores, pero se progresa


en cantidad y calidad. Las actividades continuas pueden llegar a durar entre 30 y 35
minutos, sin perder las características de juego y variedad. Por otro lado, las actividades
fraccionadas aumentan su tiempo de trabajo hasta llegar a los 10 ó 15 minutos, y siempre
permitiendo amplias recuperaciones, que deben de ser activas. El entrenamiento rotativo
continuo seguirá siendo aplicado y se introducirá la variante del entrenamiento rotativo
interválico de forma paulatina y a intensidades bajas.

La actividad continua podrá desarrollarse incluyendo cambios de ritmo, que ocasionen


esfuerzos que obliguen al corazón a trabajar a frecuencias cardíacas próximas a 170 ppm.
Además, las actividades ya podrán estar referidas a distancias a correr o a tiempos de
ejecución, a que el adolescente puede llegar a tener un control más adecuado de la
dosificación del esfuerzo.

Otra posibilidad de entrenamiento es el interval training, en la cual se ejecutan una serie


de ejercicios con fases alternadas y bien definidas de trabajo y descanso. Al final de cada
intervalo de trabajo, debería de terminar con una frecuencia cardíaca próxima a las 170-
180 ppm, mientras que tras el intervalo de descanso y antes de volver al trabajo, la
recuperación debería permitir que el miocardio estuviera latiendo sobre las 130-140 ppm.
La duración total del interval training debe ser de 20 a 30 minutos, mientras que el tiempo
de trabajo debe suponer de 10 a 12 minutos, lo que indica la duración de los períodos de
descanso.

Por último, en esta edad se comenzará a utilizar el entrenamiento continuo interválico,


que va guiado por patrones de ejecución parecidos a los del interval training. Se aplica con
la finalidad de desarrollar la resistencia aeróbica junto con otras cualidades físicas. Este
tipo de entrenamiento se aplica a intensidades entre el 50% y el 70%, realizando
recuperaciones más cortas que las usadas anteriormente. Se establecen como mínimo de
8 a 12 ejercicios con duraciones no superiores a 1 min, que permitan ejecutar hasta 20
repeticiones de cada ejercicio.

Se pueden realizar 3 variantes:


1. Realizar 3 series o recorridos: No deben suponer agotamiento, y se
realiza un descanso de 3 a 5 minutos entre cada rotación.
2. Cada ejercicio del recorrido se repite durante un tiempo determinado,
seguido de un tiempo de descanso fijo. Se realizan de 2 a 3 series
con un descanso entre 3 y 5 minutos entre cada una de ellas. La
norma cardíaca inicial rondaría las 130-140 ppm, mientras que la final
sería de 170-180 ppm.

Con este tipo de entrenamiento se puede conseguir:

 Aumentar las reservas alcalinas.


 Desarrollar la resistencia anaeróbica láctica.
 Mejorar la coordinación y potencia de la musculatura.
 Mejorar el funcionamiento cardiovascular por hipertrofia del
miocardio y por el aumento de la capilarización.
 Aumentar el gasto cardíaco al incrementar el volumen
sistólico.
 Aumentar el VO2 máx. al incrementarse la diferencia arterio-
venosa de oxígeno.
 Disminución de la frecuencia respiratoria en reposo.

3. Realización de la mayoría de los ejercicios con cargas entre el 60-


70% del máximo. Se realizan entre 6 a 10 repeticiones con un tiempo
máximo por ejercicio de 15 segundos y recuperaciones de 90
segundos. El circuito se repite de 2 a 3 veces. Cada 2 ó 3 semanas
hacer un test para actualizar las cargas. Realmente es un
entrenamiento parecido al body-building pero tiene tiempos de
recuperación menor y se evoluciona circularmente.

Con este planteamiento se estará desarrollando fundamentalmente el metabolismo


aeróbico. Además, si los ejercicios son generales, se desarrollará la resistencia orgánica
cardiovascular respiratoria, mientras que si son localizados, se desarrollará la resistencia y
la fuerza.

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