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Capítulo 1.

Introducción al Índice de
Severidad de Emergencias: una
herramienta de triaje basada en
investigaciones
Estandarización de la agudeza de triaje en los Estados Unidos

El objetivo del triaje en los Servicios de Urgencias (ED) es priorizar a los pacientes que
ingresen e identificar a los que no puedan esperar para ser atendidos. El enfermero de
triaje realiza una evaluación breve y focalizada, y asigna al paciente un nivel de agudeza
de triaje, que representa una medida aproximada del tiempo que puede esperar un
paciente en particular sin correr riesgo hasta que se le realice un examen de detección
médica y se le administre un tratamiento. En el año 2008, se registraron 123,8 millones
de visitas a los Servicios de Urgencias de los EE. UU. (Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades, 2008, Tablas 1 y 4). De esas visitas, solo el 18% de los
pacientes fueron atendidos dentro de los 15 minutos de su llegada, lo que implica que la
mayoría de los pacientes permaneció en la sala de espera.

El Instituto de Medicina (IOM) publicó el emblemático informe, “El futuro del cuidado
de urgencia en los Estados Unidos” (The Future of Emergency Care in the United States)
y describió el empeoramiento en la crisis producida por la acumulación diaria de
personas en la mayoría de los Servicios de Urgencias (Instituto de Medicina, 2006).
Debido a que hay una mayor cantidad de pacientes en las salas de espera, la precisión del
nivel de agudeza de triaje es aún más crucial. Con una categorización errónea en un nivel
inferior (subtriaje) el paciente corre el riesgo de que su estado se deteriore mientras
espera. Con una categorización errónea en un nivel superior (sobretriaje) se utilizan
recursos que son escasos y se limita la disponibilidad de camas libres en el ED para otros
pacientes que puedan necesitar cuidado inmediato. Es importante realizar un triaje rápido
y preciso del paciente para lograr el correcto funcionamiento de los ED. Las
calificaciones de agudeza de triaje constituyen datos útiles que pueden utilizarse para
describir y comparar la agudeza general de la casuística hospitalaria de un ED en
particular. Esto es posible únicamente cuando el ED utiliza un sistema de triaje válido y
confiable y cuando se asigna un nivel de triaje a todos los pacientes, independientemente
del modo de ingreso o la ubicación del triaje (por ejemplo, en la cabecera del paciente)
(Welch & Davidson, 2010). Al contar con esta información, es posible responder
preguntas complejas e importantes, como “¿cuáles son los ED que se encargan de atender
a los pacientes más enfermos?” y “¿cómo se ve afectada la aglomeración en los ED por la
agudeza de la enfermedad del paciente?”. Además, en los Estados Unidos se ha dado un
creciente interés en el establecimiento de estándares de agudeza de triaje y otros datos
sobre los ED que respalden el cuidado clínico, la vigilancia en los ED, las evaluaciones
por comparación y las actividades de investigación (Barthell, Coonan, Finnell, Pollock y
Cochrane, 2004; Gilboy, Travers, & Wuerz, 1999; Haas et al., 2008; Handler et al., 2004;
Centro Nacional para la Prevención y el Control de Lesiones, 1997).
Históricamente, en los ED de los Estados Unidos no se utilizaban sistemas estandarizados
de calificación de agudeza de triaje. Desde el año 2000, se ha establecido una tendencia
de estandarización de las escalas de agudeza de triaje que tienen cinco niveles (p. ej., 1-
reanimación, 2- emergencia, 3- urgencia, 4- menos urgente, 5- no urgente). En el año
2002, la Asociación de Enfermería de Emergencia (ENA) y el Colegio Americano de
Médicos de Emergencia (ACEP) formaron un grupo de trabajo conjunto sobre triaje de
cinco niveles para revisar la bibliografía y hacer recomendaciones a los ED de los
Estados Unidos sobre el sistema de triaje que se debería utilizar. Previo a este grupo de
trabajo, se utilizaban varios sistemas de agudeza de triaje en los Estados Unidos, donde
predominaban las escalas de tres niveles (p. ej., 1-emergencia, 2- urgencia, 3-no urgente).
En el año 2003, el Directorio de ambas organizaciones aprobó la siguiente declaración:
“El ACEP y la ENA consideran que la calidad del cuidado al paciente se beneficiaría con
la implementación estandarizada de una escala de triaje para los Servicios de Urgencias
(ED) y un proceso de categorización de agudeza. A partir del consenso obtenido por los
expertos sobre la evidencia disponible actualmente, el ACEP y la ENA respaldan la
adopción de una escala de triaje válida y confiable de cinco niveles” (Colegio Americano
de Médicos de Emergencia, 2010; Asociación de Enfermería de Emergencia, 2003). El
grupo de trabajo publicó un segundo artículo en el año 2005 y recomendó
específicamente a los ED utilizar el Índice de Severidad de Emergencias (ESI) o la Escala
Canadiense de Triaje y Agudeza (CTAS) (Fernandes et al., 2005). El ESI y la CTAS
tienen una validez y confiabilidad reconocida. En el año 2010, el ACEP modificó la
declaración original: “El Colegio Americano de Médicos de Emergencia (ACEP) y la
Asociación de Enfermería de Emergencia (ENA) consideran que la calidad del cuidado al
paciente se beneficia con la implementación estandarizada de una escala de triaje para los
Servicios de Urgencias (ED) y un proceso de categorización de agudeza. A partir del
consenso obtenido por los expertos sobre la evidencia disponible actualmente, el ACEP y
la ENA respaldan la adopción de una escala de triaje válida y confiable de cinco niveles,
como el Índice de Severidad de Emergencias (ESI)” (ACEP, 2010). Tras la adopción de
esta declaración, ha disminuido la cantidad de ED que utilizan sistemas de triaje de tres
niveles y ha aumentado notablemente la cantidad de ED que utilizan el sistema de triaje
ESI de cinco niveles (McHugh & Tanabe, 2011).

Algunos hospitales continúan utilizando otros sistemas de triaje. En el año 2009, la


Asociación Americana de Hospitales informó los siguientes datos obtenidos a partir de
encuestas en las que los hospitales informaron el sistema de triaje utilizado: ESI (57%),
sistemas de 3 niveles (25%), sistemas de 4 niveles (10%), sistemas de 5 niveles que no
sean el ESI (6%), sistemas de 2 niveles u otro sistema de triaje (1%), sin triaje (1%)
(McHugh & Tanabe, 2011). El Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades informa datos sobre las visitas a los ED
a nivel nacional (Niska, Bhuiya, & Xu, 2010). Actualmente, el informe categoriza la
agudeza de la enfermedad al momento de llegada del paciente según cinco niveles
basados en la urgencia con la que el paciente necesita ser atendido por un médico o
profesional de la salud, e incluye las siguientes categorías: inmediato (de inmediato),
emergencia (1 a 14 minutos), urgencia (15 a 60 minutos), semi urgencia (1 a 2 horas) y
no urgencia (2 a 24 horas). Si bien este sistema de categorización basado en el tiempo no
se ha validado, proporciona datos a nivel nacional sobre la casuística hospitalaria
relacionada con la agudeza de la enfermedad al momento de la llegada del paciente.

Antecedentes del Índice de Severidad de Emergencias

El ESI es una escala de triaje de cinco niveles creada por los médicos de ED Richard
Wuerz y David Eitel en los EE. UU. (Gilboy, Travers, & Wuerz, 1999; Wuerz, Milne,
Eitel, Travers, & Gilboy, 2000). Wuerz y Eitel consideraron que el rol principal de un
instrumento de triaje para los Servicios de Urgencias es facilitar la priorización de
pacientes según la urgencia de administración de un tratamiento para las enfermedades de
los pacientes. El enfermero de triaje determina la prioridad con la siguiente pregunta: “¿a
quién se debe atender primero?”. No obstante, Wuerz y Eitel se dieron cuenta de que
cuando se presenta más de un paciente con máxima prioridad al mismo tiempo, la
pregunta eficaz sería: “¿cuánto tiempo puede esperar cada paciente sin correr riesgos?”.

El ESI se creó en base a un nuevo modelo conceptual de triaje para ED. Además de
preguntarse a qué paciente se debería atender primero, los enfermeros de triaje también
utilizan el ESI para considerar los recursos necesarios para determinar la disposición final
del paciente (ingreso, alta o derivación). El ESI conserva las bases tradicionales al
evaluar primero la urgencia del paciente y, luego, buscar maximizar el flujo de pacientes:
llevar al paciente correcto a los recursos correctos en el lugar correcto y en el momento
correcto.

La versión 1 del ESI se implementó originalmente en dos ED basados en universidades


en el año 1999. En el año 2000, con información brindada por los médicos clínicos de los
ED, se modificó el ESI y se incluyeron criterios de triaje de pacientes pediátricos. Luego,
se implementó la versión 2 en otros cinco hospitales (incluso hospitales que no fueran
universitarios y en entornos comunitarios). A partir de las devoluciones de los enfermeros
y médicos que utilizaron el ESI en estos centros, junto con la más sólida evidencia
científica disponible, el ESI se perfeccionó aún más y en el año 2001 se presentó la
versión 3 (Wuerz et al., 2001). En la versión 3, se tuvieron en cuenta las limitaciones de
los criterios correspondientes a los niveles 1 y 2 del ESI. Tanabe y colaboradores
realizaron un estudio de investigación prospectivo de 571 pacientes con nivel 2 del ESI
en cinco hospitales. El 20% de los pacientes del nivel 2 recibieron medidas de
reanimación inmediatas. El equipo del estudio concluyó que dichos pacientes se
beneficiarían al ser clasificados como nivel 1 del ESI. En consecuencia, el equipo de
investigación del ESI modificó los criterios correspondientes al nivel 1, lo que dio lugar a
la versión 4 del ESI, la versión más reciente del algoritmo de triaje (Tanabe et al., 2005),
incluida en este Manual de implementación.

Los médicos y enfermeros de emergencia de los Estados Unidos y Canadá han llevado a
cabo diversos estudios de investigación para evaluar la confiabilidad y la validez del ESI.
Como en el caso de las escalas australasianas, canadienses y británicas, el triaje ESI tiene
cinco niveles. El ESI difiere tanto en su enfoque conceptual como en su aplicación
práctica. La premisa respecto de las escalas de triaje de Australia, Canadá y el Reino
Unido es que el objetivo del triaje es determinar el tiempo que puede esperar el paciente
hasta que recibe cuidados médicos en los ED. Contar con definiciones claras del tiempo
que transcurre hasta que el médico realiza la evaluación es una parte crucial de ambos
algoritmos. Esto representa una diferencia principal entre el ESI, la CTAS y la Escala de
Triaje Australasiana (ATS). En el ESI no se definen los intervalos previstos hasta la
evaluación del médico.

Una característica exclusiva del ESI es que, en el caso de pacientes con patologías menos
agudas, además de evaluar la agudeza de la enfermedad, el enfermero de triaje debe
anticipar los recursos necesarios previstos (p. ej., pruebas y procedimientos de
diagnóstico). En la Figura 1-1, se detallan los niveles de triaje ESI. En los capítulos
posteriores, se describirá en detalle el proceso de categorización de pacientes en los ED
utilizando el ESI. En resumen, primero se abordan las decisiones sobre la agudeza de la
enfermedad, basadas en la estabilidad de las funciones vitales del paciente, la
probabilidad de que se vea amenazada la vida o un órgano en forma inmediata o la
posibilidad de una situación de alto riesgo. En el caso de los pacientes que no se
encuentren en riesgo de presentar una enfermedad aguda de alto nivel y que se consideren
“estables”, los recursos necesarios previstos se determinan según la predicción del
enfermero de triaje experimentado sobre los recursos necesarios para disponer del
paciente en forma correcta desde el ED. Si bien los recursos necesarios pueden variar de
cero a dos o más, el enfermero de triaje nunca calcula más de dos recursos definidos.

Investigaciones sobre el Índice de Severidad de Emergencias

Para que un sistema de triaje sea ampliamente adoptado y utilizado, debe contar con
excelente confiabilidad y validez. Los investigadores se han centrado en la evaluación de
estos conceptos (Pedhazur & Schmelkin, 1991; Waltz, Strickland, & Lenz, 1991). La
confiabilidad es la coherencia, o el acuerdo, entre las personas que utilizan un sistema de
calificación. Existen dos tipos de confiabilidad que conciernen a las calificaciones de
agudeza de triaje en los ED. La confiabilidad entre calificadores es una medida de
reproducibilidad: ¿dos enfermeros diferentes calificarán al mismo paciente con el mismo
nivel de agudeza de triaje? La confiabilidad de una misma persona indica si, con el paso
del tiempo, el mismo enfermero calificará al mismo paciente con el mismo nivel de
agudeza. La validez es la precisión del sistema de calificación y evalúa qué tan bien mide
el sistema aquello que debe medir. La validez de los niveles de agudeza indica si, por
ejemplo, el nivel “no urgente” constituye una evaluación precisa de la falta de urgencia o
agudeza del problema de un paciente en el ED. Para las evaluaciones de validez de triaje
se utilizan medidas aproximadas de agudeza en las que se han incluido índices de
ingreso, uso de recursos y mortalidad a los seis meses. Si ingresan al hospital muchos
pacientes con niveles bajos de triaje de agudeza, el sistema de triaje no es válido. Lo
mismo ocurriría en el caso de niveles muy altos de agudeza. Si se diera de alta a muchos
pacientes con niveles altos de agudeza, probablemente el sistema de triaje no sería válido.

En un estudio piloto desarrollado en 1998 sobre las calificaciones en la versión 1 del ESI,
con 493 encuentros de triaje en dos hospitales de Boston, los investigadores descubrieron
que el sistema era válido y confiable (Wuerz et al., 2000). El enfermero de triaje realizó
el triaje de los pacientes en forma simultánea con la escala tradicional de tres niveles y el
enfermero de la investigación hizo lo mismo con la versión 1 del ESI. Tras este triaje, un
investigador realizó el triaje de los pacientes nuevamente utilizando el ESI. El
investigador se encontraba a ciego respecto de la calificación del ESI provista por el
enfermero de la investigación y para tomar la decisión de triaje utilizó únicamente la nota
de triaje redactada por escrito. Los niveles de triaje se asociaron contundentemente con
los recursos utilizados en el ED y con resultados como la internación. Los pacientes con
un nivel mayor de agudeza (niveles 1 y 2 del ESI) consumieron más recursos y fueron
más propensos a ser ingresados al hospital que los pacientes con calificaciones menores
de agudeza (niveles 4 y 5 del ESI). Se determinó que la confiabilidad entre calificadores
observada entre el enfermero de la investigación y el investigador era buena; con un 77%
de coincidencias exactas y un 22% dentro de un nivel de triaje.

Se evaluó la confiabilidad del ESI en diversos estudios utilizando las estadísticas de


Kappa para medir la confiabilidad entre calificadores. Los resultados obtenidos con las
estadísticas de Kappa pueden oscilar de 0 (sin coincidencias) a 1 (coincidencia exacta).
En uno de los dos centros originarios de implementación del ESI, se llevó a cabo un
estudio para comparar la confiabilidad de las calificaciones de triaje en una escala de tres
niveles con la versión 1 del ESI (Travers, Waller, Bowling, Flowers, & Tintinalli, 2002).
La confiabilidad mejoró de un nivel incongruente para el sistema de tres niveles (Kappa
ponderado de 0,53) a un nivel aceptable para el ESI de cinco niveles (Kappa ponderado
de 0,68).

En otro estudio, los investigadores examinaron la confiabilidad y la validez de la versión


2 del ESI durante la implementación del sistema en la práctica de triaje, y el período
posterior, en siete hospitales ubicados al Noreste y al Sudeste. Durante el programa
educativo de triaje ESI, se indicó a más de 200 enfermeros de triaje en los siete centros
que calificaran 40 estudios de caso utilizando el ESI (Eitel, Travers, Rosenau, Gilboy, &
Wuerz, 2003). Los resultados del estudio indicaron una notable confiabilidad entre
calificadores utilizando las estadísticas de Kappa que oscilaron de 0,70 a 0,80. Además,
se evaluaron 386 decisiones de triaje en pacientes reales y se determinó que presentaban
una alta confiabilidad entre calificadores, con un valor que oscilaba de 0,69 a 0,87 en las
estadísticas ponderadas de Kappa. En otro estudio realizado en un ED urbano del Medio
Oeste, los investigadores evaluaron la confiabilidad de la versión 3 del ESI en 403 triajes
de pacientes reales e informaron una estadística de Kappa de 0,89 (Tanabe, Gimbel,
Yarnold, Kyriacou, & Adams, 2004).

Además, los investigadores compararon la confiabilidad entre calificadores del sistema


de triaje ESI con la CTAS (Worster et al., 2004). Se asignaron aleatoriamente diez
enfermeros canadienses a la capacitación inicial de la versión 3 del ESI o a la
capacitación de actualización de la CTAS y, luego, se les indicó que calificaran 200
estudios de caso con el ESI o la CTAS, respectivamente. Ambos grupos presentaron una
excelente confiabilidad entre calificadores, con un valor de Kappa de 0,89 (ESI) y 0,91
(CTAS).

La validez del ESI se evaluó examinando el desenlace clínico de miles de pacientes. En


los estudios se detectaron correlaciones fuertes y coherentes del ESI con internaciones,
duración de la estadía en los ED y mortalidad (Eitel et al., 2003; Tanabe et al., 2004;
Wuerz, 2001; Wuerz et al., 2001). Además, se observó que el ESI presenta correlaciones
moderadas con la evaluación del médico, los códigos de tratamiento y las medidas de
carga de trabajo del personal de enfermería (Travers et al., 2002). Se demostró que el ESI
facilita las comparaciones significativas de la casuística hospitalaria entre hospitales. Se
seleccionó una muestra aleatoria estratificada de 200 pacientes de cada uno de los siete
hospitales iniciales donde se implementó el ESI y se comparó la casuística hospitalaria
(Eitel et al., 2003). Como era de esperar, hubo un mayor porcentaje de pacientes con alto
nivel de agudeza en los centros de cuidado terciario en comparación con un mayor
porcentaje de pacientes con bajos recursos en los hospitales comunitarios. En una
encuesta realizada al personal de enfermería en los dos hospitales universitarios
originarios, las respuestas ante la implementación del ESI fueron positivas (Wuerz et al.,
2001). Los enfermeros informaron que el ESI era más fácil de utilizar y más útil al
priorizar a los pacientes para la administración de tratamiento en comparación con los
sistemas anteriores de tres niveles en uso en los dos centros.

También se evaluó el rendimiento del ESI en pacientes pediátricos. Travers y


colaboradores (2009) realizaron la evaluación del ESI más importante en pacientes
pediátricos (Travers, Waller, Katznelson, & Agan, 2009). Se evaluó la confiabilidad en el
contexto de casos hipotéticos por escrito y triajes en vivo con pacientes en cinco centros
diferentes. Se evaluó la validez del ESI en un grupo de 1173 pacientes pediátricos según
el ingreso al hospital, el consumo de recursos y la duración de la estadía en el ED. La
confiabilidad entre calificadores en el contexto de casos hipotéticos por escrito fue de
0,77 y para los triajes en vivo 0,57. Esto sugiere que se debe mejorar la capacitación
educativa de los enfermeros de ED. La validez de las categorías de triaje en pacientes
pediátricos se estableció con las medidas de las consecuencias de internaciones, el uso de
recursos y la duración de la estadía en el ED. Los resultados de este estudio sugirieron la
necesidad de continuar capacitando a los enfermeros de los ED en el área de triaje
pediátrico en general, lo que llevó a la inclusión de un capítulo sobre pediatría en esta
nueva edición del manual del ESI. En otra investigación, 16 médicos de los ED y 17
enfermeros de los ED puntuaron 20 casos pediátricos hipotéticos por escrito (Durani,
Breecher, Walmsley, Attia, & Loiselle, 2009). La confiabilidad total entre calificadores
fue excelente (valor de Kappa ponderado = 0,93).

En diversos estudios se evaluó el rendimiento del ESI en una población más anciana. En
un estudio con 929 pacientes de 65 años o más, con un total de 1087 visitas a los ED
durante un período de un mes en el año 2004, se evaluó el uso de los recursos de los ED,
la duración de la estadía en los ED, el ingreso al hospital y la tasa de supervivencia
durante 1 año. El algoritmo ESI tuvo buenos resultados en todas las áreas (Baumann &
Strout, 2007). En otra investigación con 782 pacientes > 65 años, se investigó la precisión
del ESI para identificar pacientes ancianos que requieran una medida de reanimación
(Platts-Mills et al., 2010). Si bien la especificidad fue elevada (99%), la sensibilidad fue
deficiente (42%). Esto sugiere que deben llevarse a cabo más evaluaciones sobre el
rendimiento del ESI en pacientes ancianos.
El ESI se tradujo a diversos idiomas y se evaluó su confiabilidad y validez. Se observó
buena confiabilidad entre calificadores y en el mismo calificador (valor de Kappa
ponderado de 0,73 y 0,65) en las evaluaciones realizadas en Holanda (Storm-Versloot,
Ubbink, Chin a Choi, & Luitse, 2009). El ESI se tradujo al alemán y los investigadores
observaron una excelente confiabilidad entre calificadores (k = 0,985) y buena validez
con comparaciones de los niveles de triaje ESI y la cantidad de recursos utilizados,
internación y fallecimiento (Grossman et al, 2011). En otra evaluación realizada en un
país urbano europeo, se estableció la validez de las categorías del ESI según la cantidad
de recursos utilizados y la proporción de pacientes que debieron ser ingresados al hospital
(Elshove-Bolk, van Rijswijck, Simons, van Vugt, 2007). Van der Wulp y colegas
compararon la validez de predicción de ingreso entre el ESI y los sistemas de triaje de
Manchester. Ambos sistemas demostraron una correcta capacidad predictiva pero el ESI
presentó una puntuación más elevada (van der Wulp, Schrijvers, van Stel, 2009).
Finalmente, se comparó la validez evaluada según las internaciones entre el ESI y el
Sistema de Triaje de Taiwán (TTS). Al compararlo con el TTS, se observó que con el ESI
se pudo discriminar mejor la agudeza de la enfermedad del paciente y las internaciones
(Chi & Huang, 2006).

Beneficios del Índice de Severidad de Emergencias

El ESI ha sido implementado por hospitales de diferentes regiones del país, por hospitales
universitarios y comunitarios y por centros docentes y no docentes. Los médicos clínicos,
jefes e investigadores de los ED de esos centros han identificado diversos beneficios del
triaje ESI en comparación con las escalas convencionales de tres niveles. En el año 2008,
el Centro Nacional de Investigación de Opinión realizó una encuesta a 935 personas que
solicitaron material de capacitación sobre el ESI a la Agencia para la Investigación y la
Calidad de la Asistencia Sanitaria. Se solicitó a los encuestados que califiquen su nivel de
satisfacción con el ESI como herramienta de triaje y que comparen el ESI con otras
herramientas de triaje. En general, las calificaciones de satisfacción fueron elevadas; los
encuestados informaron que el ESI era simple de utilizar, que reducía la subjetividad de
la decisión de triaje y que era más preciso que otros sistemas de triaje (Friedman, Singer,
Infante, Oppenheimer, West, & Siegel, en prensa).

Uno de los beneficios del ESI es la rápida identificación de los pacientes que necesitan
atención inmediata. El objetivo del triaje ESI es la rápida clasificación de pacientes en
contextos con recursos limitados. El triaje ESI consiste en una clasificación rápida en
cinco grupos con diferencias significativas a nivel clínico respecto de los recursos
necesarios proyectados y, por lo tanto, de las necesidades operativas relacionadas. El uso
del ESI para esta clasificación rápida puede generar una mejora en el flujo de pacientes
en el ED. Por ejemplo, los pacientes que correspondan al nivel 1 ó 2 pueden ser llevados
directamente al área de administración de tratamiento para que se les realice una
evaluación rápida y se les administre el tratamiento, mientras que los pacientes con una
enfermedad de menor agudeza pueden esperar hasta ser atendidos sin correr riesgos.

Otros beneficios del ESI incluyen la capacidad de determinar cuáles son los pacientes que
no necesitan ser atendidos en el ED principal y los que pueden ser atendidos sin riesgo y
más eficazmente en áreas de atención rápida o cuidados urgentes. Por ejemplo, en
muchos hospitales, la política de triaje asume que todos los pacientes de nivel 4 y 5 del
ESI pueden ser derivados a las áreas de atención médica rápida o a áreas de atención de
traumatismos leves en el ED. Además, la política de triaje permite que algunos pacientes
de nivel 3 sean derivados al área de cuidados urgentes (UC), como en el caso de
pacientes que necesiten un simple tratamiento para la cefalea. En el programa de mejora
de la calidad se monitorea a los pacientes de nivel 3 del ESI derivados al área de UC y a
todos los pacientes derivados desde el área de UC al área de cuidados agudos debido a
afecciones más serias. Los enfermeros que utilizaron el ESI informaron que la
herramienta facilita la comunicación de la agudeza de la enfermedad del paciente en
forma más eficiente que con las escalas previas de triaje de tres niveles utilizadas en los
centros (Wuerz et al., 2001). Por ejemplo, el enfermero de triaje puede decirle al jefe de
enfermería: “necesito una cama para un paciente de nivel 2” y mediante este lenguaje
común, el jefe de enfermería comprende lo que se necesita sin que el enfermero de triaje
proporcione una explicación detallada sobre el paciente. Los administradores de los
hospitales pueden utilizar la casuística hospitalaria en tiempo real para ayudar a tomar
decisiones respecto de la necesidad de contar con recursos adicionales o, posiblemente,
desviar la llegada de ambulancias. Si en una sala de espera se encuentran varios pacientes
de nivel 2 y hay un período prolongado de espera, el hospital deberá desarrollar un plan
para resolver la disposición de esos pacientes que están esperando una cama para
internación y que están ocupando lugar en el ED.

Además, el ESI se ha utilizado como la base de las políticas de los ED que tratan
poblaciones específicas. Por ejemplo, se espera que el servicio psiquiátrico de un centro
proporcione consultas para pacientes de nivel 2 y 3 con síntomas psiquiátricos dentro de
los 30 minutos de notificación, y en el caso de pacientes de nivel 4 y 5, dentro del
transcurso de una hora. En otro centro, se ha incorporado el ESI a una política para
pacientes con más de 20 semanas de embarazo que acuden a los ED. Las pacientes
calificadas con nivel 1 y 2 del ESI reciben tratamiento en el ED mediante medicina de
emergencia con una consulta obstétrica. Las que obtienen una calificación de 3, 4 ó 5 son
clasificadas y derivadas al área de partos del hospital.

La estandarización de los datos de agudeza de triaje en los ED con el uso del ESI resulta
beneficiosa para usos secundarios de los datos proporcionados por los ED. Por ejemplo,
los investigadores que centran sus estudios en la acumulación de personas en los ED han
incorporado el ESI en métricas utilizadas para medir y predecir la acumulación de
personas en los ED (Bernstein, Verghese, Leung, Lunney, Perez, 2003). Una mayor
adopción del ESI en los hospitales de los EE. UU. podría llevar al establecimiento de un
estándar real de evaluación de agudeza de triaje que, a su vez, facilitaría el desarrollo de
evaluaciones por comparación, la vigilancia de la salud pública y la investigación.

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