La composición académica clásica fue sustituida por una estética con referencias a las
distintas tendencias del denominado arte moderno (cubismo, impresionismo,
neoplasticismo, y futurismo, etc.). La arquitectura es influenciada por el cubismo, el
equilibrio dinámico factores apoyados en relaciones funcionales.
Hay una nueva visión del espacio. En las pinturas ya no se representa el espacio sino
la articulación del espacio., en arquitectura ya no hay fachadas principales ni
secundarias, puntos de vista, sino puntos de vista obligatorios, sino una configuración
espacial ligada al valor funcional del lugar.
El proceso avanza desde el interior hacia el exterior. Se destaca la función, mientras
que en el pasado se ocultaba el beneficio de la imagen, ahora la función se pone de
manifiesto, y se trata de obtener una imagen a partir de ella.
El racionalismo se desarrolló con autonomía, elaborando una técnica derivando del
principio arte para todos. La arquitectura se integra a la urbanística.
En la villa saboye el recorrido de la promenade de arquitectura es recorrido
íntegramente a través del movimiento del Víctor Pelli: “Elegí vivir en una ciudad y
trabajar en una universidad donde faltaba todo por hacer”.
Con frecuencia, los análisis de tecnología para viviendas priorizan la definición material
de la misma, sin observar, o a veces muy tímidamente, la dimensión de los sectores
que involucra: la organización de la mano de obra, la organización financiera de los
recursos, la capacidad técnica de los profesionales, la adopción cultural de un modelo
estereotipado, o los modelos de gestión dominantes. Desde esta perspectiva, la
gestión de tecnología para viviendas pocas veces está considerada en su dimensión
real.
La decisión tecnológica se toma a partir de los actores y de los agentes (1) que
intervienen en la gestión sociohabitacional. En las tecnologías formales (2), la decisión
tecnológica recae sobre los agentes que promueven (y dominan) la operatoria (3).
Para dar marco conceptual al análisis, se presentan cinco estrategias tecnológicas que
traspasan lo material, y que se relacionan con variables de índole económica,
intelectual, legal, técnico- constructiva, social, y también cultural.
-El Estado Municipal como organizador, financista, ejecutor parcial de la obra (en los
roles de director de obra y capataz).
-El Estado Nacional como proveedor de mano de obra (Plan Trabajar).
-Empresas pequeñas a cargo de la infraestructura financiadas por PROMEBA
(Programa de Mejoramiento Barrial)).
-Los pobladores / destinatarios de la obra, destinatarios a su vez del Plan Trabajar, y a
cargo de los costos de completamiento, mantenimiento y ampliaciones.
-La figura clásica del comitente es compartida entre la Secretaría de Obras Públicas
Municipal y los usuarios.
Los criterios de selección y definición de la operatoria obedecen claramente a razones
económicas: bajo costo de la solución habitacional y desocupación inmediata del
inmueble fiscal.
La condición de tenencia de las nuevas viviendas es precaria, el compromiso
contractual se regula por un boleto de compraventa donde las viviendas no pueden ser
vendidas ni alquiladas, y
solo habitadas por el titular responsable de la vivienda y su grupo familiar.
1. REVISIÓN DE LAS TEORÍAS SOBRE EL MEJORAMIENTO DEL HÁBITAT DESDE
LA EDUCACIÓN POPULAR
“La arquitectura de hoy le entrega productos y servicios sólo a aquel que los pueda
pagar”
Para partir, el arquitecto señala que el problema radica en la desconexión entre las
escuelas y la sociedad, asegurando que existen algunas universidades que tienen un
“cierto aire aristocrático” del oficio, donde la obra de arquitectura se entrega a la
sociedad como un bien precioso que no interactúa con la comunidad a la que está
destinada.
Es por eso que sugiere que debe existir un intercambio mutuo entre las escuelas y la
sociedad: "La sociedad como conjunto y su parte más crítica haciéndole a la
universidad conocer la realidad, y la universidad haciéndole transferencia al resto de la
sociedad de lo que por misión propia tiene acumulado y procesado".
Para él, la gran mayoría de los estudiantes de hoy están siendo formados dentro de las
reglas del mercado, donde según sus palabras:
. La gente en estas condiciones carece totalmente de recursos para acceder, por sus
propios medios, a la solución de sus necesidades en general y de las habitacionales
en particular. Esto requiere estrategias especiales por parte de las instituciones. El
planteo que yo cultivo se orienta al trabajo intersectorial y concertado. Esto es un
trabajo en el que actúan en un nivel de paridad todos los sectores involucrados:
habitantes con derecho a introducir sus criterios y sus intereses, técnicos de una gran
diversidad de profesiones, municipio, Estado, etcétera, compartiendo todas las
decisiones y responsabilidades del planteo, de la gestión y de la ejecución de un
proceso. El arquitecto allí no es el autor de la solución habitacional, si entendemos que
la real solución de vivienda es algo mucho más complejo que el edificio o casa. Visto
de esta manera, el arquitecto pone su oficio y las herramientas de su profesión al
servicio de la elaboración de una solución conjunta y concertada entre todos esos
actores.
Sabemos que la mejora del hábitat contribuye al desarrollo humano, ¿qué significa
para usted una mejora del hábitat?
- Lo de mejora está muy ligado a una escala de valores y de prioridades, lo que hace
que desde un punto de vista, cultivado por un sector de la sociedad, una obra sea una
mejora, y que desde otro punto de vista, la misma obra sea un retroceso o un daño.
Siempre, cualquier cambio en la conformación del hábitat da origen a una latente o
manifiesta puja político-social.
–En muchas ciudades, según dónde se realice la intervención, es la calidad que elige
el Estado en materiales y diseño. ¿Por qué se acepta esto, por ejemplo, en el
urbanismo?
–Se hace por un concepto muy simplista de lo que debe ser la arquitectura para
erradicar la pobreza. El concepto equivocado es que a los pobres hay que darles lo
que corresponde de acuerdo a las pautas culturales de nuestro medio, pero reducido.
Lo llamo “jibarización”, la vivienda como es cara, para que hayas muchas se las
reduce y parece que salen más baratas, pero tiene todas las connotaciones que tiene
reducirle el cerebro a alguien. No me consta que se acepte. Hay una buena cantidad
de personas a las que no se les puede adjudicar la reacción de no aceptarlo, sino más
bien no les importa.
–¿Hay algún modelo que se pueda seguir en Argentina de vivienda social?
–Puede ser que sí. Mi línea y de la gente que trabaja conmigo es pensar en procesos,
modificarlos. Cuando participa en el diseño del proceso el propio interesado, aparece
al comienzo, no al final. Generalmente se construyen las casas y después se sortean.
No es una utopía o algo que esté inventando, las cooperativas de vivienda de Uruguay
tienen al usuario antes de las viviendas, y el usuario tiene un poder de participación en
la decisión muy grande. El tipo de solución al que yo apunto es a cambiar el esquema
de procesos y cambiar la ubicación de los actores. Hay mucho trabajado en eso, y no
sólo entre arquitectos, como crear mesas de concertación entre los sectores que no
son solamente los usuarios. Incluso, la composición ideal de una mesa de
concertación con los que se oponen a determinado cambio. Ahí se concibe la solución
habitacional. Para nosotros esa solución no es solamente la casa. La casa se define a
través de la experiencia personal, cuando alguien busca una casa busca otras cosas:
precio, financiamiento, sobre todo ubicación... La mejor solución se consigue con la
gente interviniendo en todo el proceso.
–Eso se contrapone lo que se sue
“La arquitectura de hoy le entrega productos y servicios sólo a aquel que los pueda
pagar”
Para partir, el arquitecto señala que el problema radica en la desconexión entre las
escuelas y la sociedad, asegurando que existen algunas universidades que tienen un
“cierto aire aristocrático” del oficio, donde la obra de arquitectura se entrega a la
sociedad como un bien precioso que no interactúa con la comunidad a la que está
destinada.
Es por eso que sugiere que debe existir un intercambio mutuo entre las escuelas y la
sociedad: “la sociedad como conjunto y su parte más crítica haciéndole a la
universidad conocer la realidad, y la universidad haciéndole transferencia al resto de la
sociedad de lo que por misión propia tiene acumulado y procesado”.
Para él, la gran mayoría de los estudiantes de hoy son formados dentro de las reglas
del mercado, donde según sus palabras, “se le entregan productos y servicios a aquel
que los pueda pagar, no al que no los pueda pagar. El que puede pagar, el que tiene
muchos recursos para pagar, realmente está de acuerdo en estar a la moda, en lo
mejor y lo más actual de las corrientes. Pero todo ese movimiento -que tiene sus
justificaciones- hace que se olviden o se posterguen, o se den por inaccesibles los
problemas del otro 50 por ciento”.
Pelli pone al usuario en un papel fundamental dentro del proceso de diseño de una
obra y la ve simplemente como una solución a un problema determinado. Es por eso
que cuando le piden ver sus obras, el responde: “Yo no tengo obras. Pero no es un
juego ni una postura, realmente si uno pone su interés y su trabajo para demostrar que
las cosas tienen que ser producidas por un grupo donde el habitante, el usuario, el
receptor, es un personaje importante, bueno ¡no son obras mías!”.
“Si uno va más allá y cala más hondo en la naturaleza de la pobreza, pasa a proponer
que no se piense solamente en el objeto como el elemento activo en la reducción de la
situación de la pobreza, sino también en el proceso como un elemento activo. (…) El
proceso, con criterios de participación y de respeto -no sometimiento- del punto de
vista del receptor y de los otros actores, empieza a funcionar como un reductor de la
parte de la pobreza que no es carencia sino exclusión. Ese hombre, sobre todo el
beneficiario, entra en la práctica de hacerse cargo del problema, de tomar decisiones,
de hacerse responsable, de discutir… en paridad de condiciones con personas que en
el esquema convencional de la sociedad están por encima de él y no admiten otro tipo
de soluciones que no sean las propias. A mí no me gusta la idea de ayudar a los
pobres, yo creo que eso es beneficencia. Realmente a mí me gusta la idea de construir
una sociedad donde no haya pobres, que es otra cosa distinta”.
“No estoy en el mercado, no tengo estudio y casi no hice obras que pueda mostrar”,
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