Escuela de Psicología.
En el ámbito educativo, se hace necesario un abordaje más amplio del tema, saliendo
del clásico desarrollo moral por etapas, que en cierta manera coarta su contextualización, ya
que el ser humano es un ser versátil, que constantemente se mueve de un estado a otro. Sí es
encomiable la dedicación al estudio de la moral, ya que sienta un referente desde el cual
puede ser abordado en la práctica, haciendo las comparaciones pertinentes entre la realidad y
la teoría. Y es sabido que la realidad, supera con creces a lo que pueda estar escrito en un
libro.
Con las problemáticas actuales que niños y jóvenes enfrentan en la escuela, familia y
comunidad, se hace necesario educar en moral, lo cual no necesariamente tiene relación con
lo religioso, ya que es imperante una reflexión profunda acerca de lo que es ético y lo que no,
lo cual beneficia o daña a la persona; en vista del costo- beneficio que supone para la persona.
Marco teórico
Jean Piaget (1923) desarrolló varios conceptos referidos al desarrollo moral de los
niños, mediante observación y entrevistas referentes a reglas del juego y temas de ética. Así,
estableció que los niños desarrollan su pensamiento moral a través de dos etapas,
principalmente (Santrock, 2007):
Moralidad heterónoma: la cual va desde los cuatro a los siete años de edad, donde los
niños piensan en la justicia y las reglas como propiedades inmutables del mundo, que están
fuera del control de las personas.
Moralidad autónoma: esta etapa la atraviesas los niños desde los diez años, donde se
dan cuenta que las personas son quienes crean las reglas y leyes, tomando en cuenta al juzgar
las intenciones del actor y las consecuencias.
Cabe destacar que existe una Etapa de transición, que los niños atraviesas desde los
siete a los diez años de edad, donde aún manifiestan algunas características de la primera
etapa (moral heterónoma), comenzando a presentar algunas de la etapa siguiente (moral
autónoma).
Por otro lado, Lawrence Kohlberg (1958, 1976, 1986), luego de una investigación
donde plantea dilemas éticos a varios individuos, con los resultados describe que el desarrollo
moral se da en tres niveles, cada cual posee dos etapas (Santrock, 2007):
Razonamiento Preconvencional: El bien y el mal se interpretan en relación a
recompensas y castigos externos. Se subdivide en:
Razonamiento Convencional: Los individuos son capaces de seguir normas, que están
planteadas por otros. Posee dos etapas:
4) Moralidad de los sistemas sociales: Los juicios morales del sujeto se basan en la
comprensión del orden social, la ley, la justicia y el deber.
Otra autora relevante en el estudio del desarrollo moral, es Carol Gilligan (1982,
1992, 1996), quien argumenta que la teoría de Kohlberg posee un sesgo de género masculino
(Santrock, 2007). Es por ello, que la autora se centró en entrevistar a mujeres desde los seis a
los dieciocho años de edad, concluyendo que las mujeres interpretan los dilemas morales en
función de las relaciones humanas, basando estas interpretaciones en escuchar y observar a
otras personas (Gilligan, 1992, 1996; Gilligan y colaboradores, 2003; Citado en Santrock,
2007). A diferencia de Kohlberg, quien propuso una perspectiva de justicia, es decir, que los
hombres ponen los principios abstractos por sobre las relaciones personales y el interés por
los demás, poniendo la justicia en el centro de la moralidad. En cambio, Gilligan plantea una
perspectiva de interés, la cual es una teoría moral que da énfasis a la comunicación
interpersonal, las relaciones con los otros y la preocupación por los demás (Santrock, 2007).
Por último, un autor no tan reconocido ni estudiado, es Thomas Lickona, quien centra
sus estudios en el ámbito educacional. Sus estudios se enfocan en cómo enseñar respeto y
responsabilidad en la escuela, en concreto, educar el carácter, en diferentes ámbitos: valores,
drogas y alcohol, vida sexual, disciplina moral, incorporación de los padres y la comunidad en
la crianza de los niños y jóvenes, aprendizaje cooperativo, entre otros temas, los cuales se
pretenden desarrollar a través de dinámicas, estrategias, debates y otras actividades. En las
palabras del mismo Lickona (1991): “La buena educación es más fácil de proporcionar en lo
abstracto, que proveer en lo concreto”. En tanto, el autor otorga recursos prácticos, los cuales
pueden ser llevados fácilmente al ámbito escolar, los cuales no necesitan grandes recursos
materiales para ser implementados. Así, el docente se constituye como el referente moral de
los alumnos en el aula, la autoridad (Lickona, 1991).
Por ende, plantea una serie de ideas acerca del aprendizaje que pueden desarrollar los
docentes en el aula, siempre actuando como mediadores del aprendizaje de los alumnos. Por
ejemplo, Lickona (1991) señala que el profesor puede utilizar como recursos de aprendizaje,
las entrevistas personales con los alumnos, para promover el entendimiento y la cercanía entre
ambas partes. Además, el autor dice que se debe dejar en claro las consecuencias de infringir
las normas, siendo estas lógicas y atingentes a cada caso en particular, promoviendo el auto -
control en los educandos.
Análisis comparativo
Según mi experiencia en observación del aula, en este caso de un quinto año básico, a
los niños se les educa en una moral heterónoma, ya que casi siempre se enfoca al posible
castigo que supone transgredir las normas, lo cual dificulta hallar el trasfondo real que tiene
obedecerlas. Por ejemplo, se usa bastante la disciplina basada en el condicionamiento
operante, donde los niños obtienen un refuerzo por su buen comportamiento (buenas notas,
anotaciones positivas, alabanzas del profesor) y un castigo por su comportamiento negativo
(anotación negativa, suspensión, citación de apoderado, ir a inspectoría general). Hace falta
una reflexión profunda respecto a las consecuencias a largo plazo que supone tener un mal
comportamiento, por ejemplo, perder el respeto de compañeros y profesores, ser etiquetado
con calificativos negativos, consecuencias hacia sus padres, los cuales sufren en muchos casos
con el mal comportamiento de sus hijos, y en definitiva, el daño que a sí mismo se acarrea con
su conducta.
Por otro lado, los beneficios de tener una conducta positiva, que puede constituir un
ejemplo hacia sus compañeros y ganarse el cariño tanto de ellos como de los profesores y el
orgullo de sus padres, además de tener en general una imagen positiva de sí mismo y una sana
autoestima.
Sin duda, en la vida adulta, las consecuencias suelen ser mucho más profundas, por lo
tanto, tener una base sólida en lo moral, reporta beneficios a largo plazo en las personas. Y
puesto que el ser humano debe tomar innumerables decisiones a lo largo de su vida, es
imprescindible que aprenda a tomarlas basadas en la relación costo- beneficio, que suponen
tanto para sí mismo, como para los demás. Esto también está relacionado con la empatía, ya
que el comportamiento propio repercute definitivamente en los demás
La realidad que observo en la escuela como institución, está muy ligada a la moral, a
hacer lo bueno, a tener buena conducta, también haciendo hincapié en el castigo, como la
principal consecuencia de la conducta negativa de los alumnos. Se da énfasis en documentos
oficiales, como el PEI, manual de convivencia escolar, a valores como responsabilidad,
justicia, verdad, respeto, entre otros. Los profesores que he podido observar, usan tácticas de
intimidación y advertencia, más que propiciar un ambiente reflexivo respecto a las
consecuencias de la mala conducta. Son contados los docentes que, en vez de amenazar con
un posible castigo por la mala conducta, instan a los alumnos a destacarse por tener buenas
cualidades.
Conclusiones
Además, se debe pasar del nivel heterónomo (según Piaget y Kohlberg) que impera en
la mayoría de los estudiantes, quienes actúan por temor a un castigo más que por haber
internalizado el sentido de las normas. Inclusive los docentes, enseñan la moral a través de las
consecuencias de las conductas, enfatizando los reglamentos y castigos consecuentes a una
conducta negativa.
En lo referente al Psicólogo Educacional, este debe ser sensible al tema ético y moral,
debido a que constantemente se va a enfrentar a dilemas éticos de distinto grado de
complejidad en el ejercicio de su profesión. Siendo así, puede ser también un mediador en lo
que tiene que ver con ayudar a la comunidad escolar a internalizar el sentido que tienen las
normas, más que seguir con un modelo conductista en lo referente a la moral.
Propuestas
Tal como menciona Carol Gilligan, hace falta primar el ámbito relacional por sobre las
normas (perspectiva del interés), es decir, primar las relaciones interpersonales. A diferencia
de Kohlberg, que daba mayor importancia a los principios abstractos, poniendo a la justicia
como el centro de la moralidad. Es por ello, que hace falta que se desarrollen instancias de
reflexión con los alumnos, además de enseñar el uso de la facultad de la empatía, una cualidad
fundamental para llevar relaciones interpersonales armónicas, donde prime el respeto por los
derechos de los otros, cumpliendo con la frase “mi libertad termina donde comienza la del
otro”.
Además, como Lickona propone, se debe hacer una labor didáctica en la escuela, que
enseñe la moral a modo de debates, discusiones, hablar cara a cara tanto con alumnos como
padres. Este último es un recurso útil para involucrar a la familia en el proceso de formación
de los educandos, los cuales muchas veces se encuentran solos en su proceso educativo.
También, se hace necesario, primar el refuerzo positivo por sobre el castigo. No quiere
decir que no deban existir castigos por transgredir las normas, mas bien, se debe enfatizar que
los alumnos se destaquen por sus conductas positivas, reforzándolas, en vez de centrarse
únicamente en el castigo luego de infligir una norma. En este sentido, el castigo resultante de
una transgresión, debe ser particular a cada caso, atingente, dispuesto de tal forma que ayude
a comprender el sentido que subyace a las reglas, en vez de atribuir a supuestas características
intrínsecas de los niños las conductas disruptivas.
Los padres deben implicarse en el proceso de formación moral de los niños. De ser
posible, en el hogar debe haber normas claras, bien estructuradas y construidas en conjunto,
que contribuyan a reflexionar en los beneficios de seguir las pautas, no solo para evitar un
castigo, así como las consecuencias a largo plazo que tienen los castigos. Así se logrará
internalizar las normas.
Referencias Bibliográficas
Lickona, T. (1991). Educating for Character: How Our Schools Can Teach Respect
and Responsibility. Bantam Books, New York.