No existe impedimento alguno para que una persona pueda demandar la división y
partición de los bienes que ingresaron al patrimonio de su difunta esposa, como
consecuencia de la herencia dejada años atrás por la madre de esta. Esto es así
porque el cónyuge tiene la potestad de demandar la partición de la herencia que le
correspondería a su pareja.
Así las cosas, tanto el a quo como el ad quem admiten la referida vocación del yerno
de la causante para demandar la partición y división del bien constitutivo de la
herencia dejada a sus descendientes. Pero, en la sentencia de vista se deja entrever
que no existe representación sucesoria del ascendiente, conforme al artículo 681 del
Código Civil, toda vez que un yerno no puede entenderse como descendiente de su
suegra.
Así las cosas, la Corte declaró improcedente el recurso de casación, toda vez que los
hechos expuestos en la impugnación no eran congruentes con los deducidos en el
proceso.