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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Vásquez Rocca, Adolfo


Estética de la virtualidad y deconstrucción del museo como proyecto ilustrado
Nómadas (Col), núm. 28, abril, 2008, pp. 122-127
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116292012

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Estética de la virtualidad
y deconstrucción
del museo como
proyecto ilustrado nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 122-127

Adolfo Vásquez Rocca *

Se intenta aquí superar la tradicional antinomia entre arte y tecnología. En cambio, se propone una comprensión del arte
posmoderno a partir de la inscripción del artista en el seno de una cultura de la información. Es así como asistimos a un cambio de
paradigma en el estatuto del arte, a una revolución en la escena artística y de nuestros regímenes de visibilidad, de allí la necesidad
de explorar el desarrollo de las estéticas de la virtualidad que nos instalan en nuevas lógicas de producción de verdad, emancipadas
del museo como instancia última de legitimación artística.
Palabras clave: museo, régimen de visibilidad, verdad del arte, pliegue.

Intenta-se aqui superar o tradicional contraste entre arte e tecnologia. Entretanto, propõe-se uma compreensão da arte pós-
moderna a partir da inscrição do artista em base à cultura da informação. É assim como assistimos a uma troca de paradigma no
estatuto da arte, a uma revolução na cena artística e de nossos regimes de visibilidade, daí a necessidade de explorar o desenvolvimento
das estéticas da virtualidade que nos traz novas lógicas de produção da verdade, emancipadas do museo como instância última de
legitimação artística.
Palavras-chaves: museo, regime de visibilidade, verdade da arte, pliegue.

We try to surpass the traditional antinomy between art and technology. We propose an understanding of the postmodern art from
the inscription of the artist in the core of a culture of information. We assist to a change of paradigm in the status of the art; to a
revolution in the artistic scenario, and in our visibility regimes. Hence the necessity to explore the development of the aesthetics of
virtuality that puts us in new logics of the production of truth, which are emancipated from the museum as the last instance of
artistic legitimating.
Key words: museum, visibility regime, truth of the art, fold.
Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

ORIGINAL RECIBIDO: 30-I-2008 – ACEPTADO: 22-II-2008

* Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Profe-


sor del Instituto de Filosofía de la PUCV, del Departamento de Artes y Huma-
nidades de la UNAB y profesor asociado al grupo Theoria, proyecto europeo
de investigaciones de postgrado, UCM. E-mail: adolfovrocca@gmail.com

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1. Megalópolis, cipalmente en su papel de archivo que Red que se articula a partir de un en-
transformación del fija la verdad del arte, esto es, como tramado de navegaciones o trayectos
estatuto del arte y el dispositivo fundamental de la auto- enlazados y federados: multilíneas en
cultura global reflexión en orden a construir un paralelo que pueden ser contempla-
imaginario epocal en el cual recono- das en su conjunto, de modo hori-
En la ciudad global, en la mega- cerse, ejercicio verticalista desde el zontal. Esto funda un nuevo orden de
lópolis hiper-conectada y sus carrete- cual se pauta la cultura y se adminis- visibilidad abierto a los puntos de
ras de la información –entre el flujo y tra el gusto. contraste y fractura con los discursos
la densidad de las unidades de datos– canónicos, unidimensionales y políti-
nos desplazamos a través de figuras y Hoy, en nuestras sociedades líqui- camente correctos, a la vez que propi-
entidades híbridas, espectros de una das del flujo y la deriva de la identi- cia la creación cooperativa y la acción
cultura post-humana, capturadas y dad, el arte no puede ser fijado e colectiva de inteligencias. Es precisa-
encapsuladas en bloques de bits. inmovilizado para ser objeto de pro- mente aquí donde el descentramiento
aparece como la estrategia
Las nuevas mega-ciudades más efectiva para deconstruir
con sus sofisticados proyectos la lógica del discurso único,
de desarrollo urbano, basados de “la verdad del arte”, que
en su prioritaria preocupación precisamente el museo
por la conexión inmediata con tradicional lucha por pre-
otras ciudades globales y el de- servar. Así pues, se enfrenta-
sarrollo de megaestructuras rán esta memoria despótica,
arquitectónicas multifuncio- archivística y docu-monu-
nales y autosuficientes, han mental del museo con la
provocado la desertificación memoria relacional, inter-
del entorno y gestionado el productiva, de las tecnologías
hábitat sofocado de los nuevos informáticas.
centros comerciales, recintos-
feriales y estadios cubiertos.
Son los nuevos invernaderos, 2. Virtualidad,
caparazones para una vida que producción
apunta –en la era del capita- simbólica y
lismo integral– a la total ab- régimen de
sorción del mundo exterior visibilidad
en un interior planificado en
su integridad1 . Pedro José Figueroa, “Bolívar y la alegoría de América”, 1819, óleo/tela, 125 x 97 cm Debe resaltarse, por más
(detalle). Colección Casa Museo Quinta de Bolívar, Ministerio de Cultura que parezca evidente, que el
Asistimos así a la transfor- museo no siempre ha estado
mación del estatuto de lo real y a la cesos de indexación. Hoy –como nun- ahí, ni seguramente estará ahí eterna-
diversificación de las formas de produc- ca– arte y vida se codeterminan y se mente. Como cualquier otra institu-
ción de verdad y de circulación de ideas copertenecen (Vásquez, 2006), y ha ción humana debe situarse social,
y obras, con la consiguiente acelera- sido precisamente la digitalización de histórica y epistémicamente, ya que
ción de su difusión telemática, así las imágenes, su tránsito e incluso su pertenece a un determinado proyec-
como a los procesos de descentramien- constante y aleatoria modificación por to cultural, civilizatorio cabría decir,
to que instalan el arte en un nuevo parte de usuarios que comparten en y cobra sentido como parte de un
horizonte de interactividad y resonan- la Red sus licencias creativas, lo que conjunto de prácticas de representa-
cias políticas globales. configura nuevas formas de transferen- ción y asentamiento de la verdad es-
cia de conocimientos y circulación de pecíficas de una época. El museo,
Es en este contexto donde cabe imágenes en una nueva comunidad como institución epocal, no puede
revisar las funciones del museo, prin- virtual sin centro y sin periferia. Una por tanto ser ajeno a las transforma-

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ciones tecnológico-comunicativas, ni propiciar nodos capaces de introducir La consigna adorniana de museo
a los modos de producción artística en nuestra experiencia interconectada, como “mausoleo” da cuenta de este
y cultural derivados de dichas trans- reflexividad, interacción y diálogos distanciamiento de las vanguardias, así
formaciones, al modificarse las for- mínimos en el gueto de nuestra ciu- como toda la tradición del museo sin
mas de representar simbólicamente, dadanía internaútica. paredes o del arte público –sacado a
de construir la verdad y la memoria, la calle– que explicita esta desconfian-
notas identitarias que le permiten al No estamos, por tanto, ante la za creciente en el arte museográfico,
ser humano su autocomprensión y idea de un todo simultáneo y su re- concentrado cada vez más en la lógica
–con ello– su sentido de pertenencia presentación correspondiente. La del espectáculo y la industria cultural
e inclusión en las comunidades con idea de redes refiere a múltiples tra- y menos en su potencial de produc-
las que se identifica y en las que se yectos individuales –que se entre- ción cognitiva, de verdad.
reconoce (Marchán, 2006). cruzan, a menudo chocan, y otras
veces se interrelacionan– más que a Aquí no podemos dejar de apun-
En las sociedades informatizadas la pertenencia a un conjunto homo- tar lo paradojal que resulta el hecho
y globalizadas, el museo ha sido des- géneo y estable. Aquí se subraya so- de que si bien las vanguardias históri-
plazado de su papel hegemónico como bre todo el carácter constructivista cas anatematizaban el museo como
administrador del régimen de visibili- que asume la navegación por la Red. panteón del arte, ellas sólo se vieron
dad de una cultura, de dispositivo de consagradas cuando fueron acogidas
verdad, para dar paso a nuevas prácti- Esto es determinante para todo en sus salas, únicas garantes de la rele-
cas artísticas de producción simbóli- el discurso posmoderno, abierto a los vancia de la obra y, en consecuencia,
ca de imágenes y relatos –asociadas con puntos de contraste, fractura y sos- sacralizadoras del arte: exactamente la
la digitalización y la virtualidad–, es- pecha sobre todo texto y –por qué función tan denostada por los auto-
trategias de reconocimiento siempre no señalarlo– sobre el autor que lo res de las obras que colgaban de sus
provisionales propias de las identida- ha articulado. Es precisamente aquí muros. Esta observación, pese a todo,
des en fuga y del tránsito constante donde el descentramiento aparece no contradice nuestra tesis central acer-
del animal que se desplaza en asenta- como la estrategia más efectiva para ca del papel sacralizador del museo,
mientos nómadas. Este activismo a la deconstruir la lógica del discurso úni- más bien la confirma.
vez político y medial que propician los co, la tiranía del principio de no con-
dispositivos digitales de interacción tradicción y la voluntad de sistema a Ahora bien, los cimientos del
social, genera modos de comunicación él adherida. museo han sido socavados desde va-
directa entre los ciudadanos, no me- rios frentes: éste que hemos venido
diados por el interés de las industrias analizando, el desmantelamiento del
culturales o los aparatos del Estado. 3. Valor de verdad concepto de museo operado desde la
del arte y la crítica cultural, ha removido parte
La introducción en el imaginario deconstrucción del importante de las bases del panteón,
colectivo del ciberespacio, abre nue- proyecto de museo pero los procesos de banalización de
vos horizontes políticos y nuevas re- ilustrado la cultura han hecho también su par-
laciones de poder. Espacios de te; la deriva del museo al territorio
redefinición constante de las prácti- Sin duda, el cuestionamiento del de la industria cultural y el entreteni-
cas discursivas y ensayo de nuevas museo como el lugar del valor de ver- miento ha propiciado esa particular
subjetividades. dad del arte está vinculado con toda dinámica de percepción propia del
la crítica que la vanguardia realiza del turismo cultural, aquella que Benja-
Así, en ausencia de patrias, los proceso de fetichización del que el min teorizará al dar cuenta de cómo
hombres fijan sus huellas y gestan ima- propio museo forma parte (Marchán, se introduce una inclinación a la per-
ginarios tribales –en los que recono- 2006). Para las vanguardias, esta insti- cepción distraída, no reflexiva.
cen filiaciones acotadas y pertenencias tución tiende cada vez menos a ser ese
locales a determinados nichos comu- lugar de realización de la verdad del En la era digital el museo ha sido
nitarios–. De modo que nuestros des- arte y a ser concebida más como el –también– objeto de una desterritoria-
plazamientos en la Red debieran lugar de su muerte, de su falsificación. lización; con la emergencia de las gale-

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rías virtuales y la desmaterialización del El archivo, como depósito de aura, de la fetichización de la pieza úni-
arte, la circulación de bienes cultura- memoria, es pues hijo directo del ca) realizado mediante la crítica de la
les ha asumido nuevas formas, desar- racionalismo ilustrado, que aspira a la tradición aristocratizante de las Bellas
ticulando el hegemónico circuito de clasificación total del saber. El museo, Artes y el cuestionamiento del marco
exhibiciones, y dando paso a una nue- como invención del siglo XVIII inspi- institucional de validación y consagra-
va escena artística, donde el arte pue- rada en el espíritu de la Ilustración, ción de la “obra maestra”, de las histo-
de estar en todas partes a la vez, sin parte del principio de ordenación del rias del arte y del museo. No obstante,
centro y sin periferia. saber. La transformación de la colec- sí cabe atender la génesis del proyecto
ción palaciega en museo no significa museo ilustrado dado que éste en sus úl-
El museo es heredero del mismo sólo el paso de los objetos de arte de timos enclaves de resistencia sigue vin-
programa ilustrado de la Enciclopedia. una estancia en palacio, y por tanto culado con intereses de clase y de
Caracteriza a los conocimientos el he- de carácter privado, a un edificio des- dominación cultural, cumpliendo su
cho de que se acumulen como función hegemónica conser-
un capital: un capital que per- vadora de salvaguarda del es-
tenece a una humanidad ilus- tablishment cultural, de
trada en su conjunto y que administrador interesado y
adquiere el sentido de verdad por parcial de un imaginario
obra de teóricos y privatizadores particular, que intenta pre-
del saber, sobre todo, por las sentarse despóticamente ho-
clases gobernantes y sus porta- mologado con la cultura
dores de secretos. Las ciencias perenne, resistente a los ava-
empíricas –con sus géneros li- tares del tiempo y, sobre
terarios filiales– se registran en todo, a las embestidas de las
el gran libro de la teoría neo- vanguardias con su agitación
europea; fueron los franceses y sus propuestas de ruptura
ilustrados los que con su carac- en el plano político-estéti-
terístico genio práctico, ya a me- co, irrumpiendo como lo
diados del siglo XVIII llevaron han hecho con un nuevo
a cabo el proyecto de la Enciclo- régimen de visibilidad y
pedia (Sloterdijk, 2004). Del produciendo las transforma-
mismo modo, la concepción ciones de lo artístico.
Pedro José Figueroa, “General Santander”, c. 1825, óleo/tela (detalle).
moderna del museo es un hecho Colegio de San Bartolomé. Archivo fotográfico: ICC, 1960.
relativamente reciente, también
surgido con caracteres precisos de tinado a tal efecto y con finalidad pú- 4. Las
autoconciencia y de voluntad progra- blica, sino la aplicación de los princi- transformaciones
mática a partir de la mitad del siglo pios enciclopédicos a la clasificación del estatuto
XVIII, como parte de la afirmación y y catalogación de las obras de arte, de de lo artístico
difusión de la cultura ilustrada. El paso modo tal que las funciones del mu-
del carácter privado al público de las seo están estrechamente vinculadas a Como vemos, y esto no sólo en
colecciones de arte transcurre de di- la Academia y a la empresa ilustrada la esfera de la virtualidad, lo artístico
versos modos en la Europa del siglo de la formación de un gusto público, ha alcanzado un estatuto ontológico
XVIII, relacionado con la consolida- esto en la ciega creencia en la universa- propio como instancia de interpela-
ción del concepto de patrimonio artís- lidad del arte y la cultura. ción de lo real. Esto acontece con el
tico como bien de la colectividad. El arte que ha devenido un ejercicio crí-
decreto por el cual la Asamblea Na- No parece necesario mostrar aquí tico, cercano a la propuesta concep-
cional transformaba las colecciones cómo este sueño ilustrado ha sido roto tual y a los performances, movimientos
reales del Louvre en el Musee Central en la posmodernidad con el desmon- que se han constituido en una resis-
des Arts asume el valor de inicio de una taje del cuadro y del rito contemplati- tencia frente a la estetización de lo ba-
nueva era en la historia del museo. vo de la pintura (de la sacralización del nal amparada por un proceso de

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masificación del gusto y del juicio es- ha logrado reingresar constantemen- derosa que cualquier obra individual.
tético, así como por la pérdida de sen- te el gesto iconoclasta al inventario De allí también el protagonismo que
tido histórico hasta convertir las obras calculado (razonado) de las desviacio- han adquirido los curadores, dado que
en objetos cosméticos y ornamentos nes permitidas, neutralizando así el se les asigna el papel de editar, esto es,
superficiales, averiados en su sentido. ademán irreverente y reeducando el de dar un sentido a un conjunto de
exabrupto (Vásquez, 2005). producciones que si no fuera por la
El proceso de globalización del unidad dada por el crítico como in-
consumo de arte, donde el gusto ha térprete super-dotado, aparecerían en
devenido “elitismo de masas”, ha dado 5. El arte se repliega su radical autonomía, dispersas, sin
lugar a una “cultura estetizada” en la en sí mismo ánimo de suscribir ninguna teoría del
que proliferan las multitudes de turis- arte, ni adscribirse a tendencia alguna
tas que invaden los museos y galerías, Como lo señala Sloterdijk en “El que le reste peso de realidad a su radi-
que consumen información artística arte se repliega en sí mismo”: “Los cal voluntad expresiva –necesariamen-
con una actitud de shopping propia de museos, bienales y galerías son las ins- te individual– insurrectas y resistentes
la sociedad del espectáculo y el impe- tituciones actuales para la producción a su subsunción en un catálogo
rio de la moda, devorando las homogeneizador. La produc-
producciones artísticas –sobre ción de exposiciones, con su
todo las audiovisuales que correspondiente tranza bur-
exigen un menor esfuerzo–. Pro- sátil, su núcleo mercantil y
lifera así una estética que reivin- la puesta en escena fashion,
dica el “mundo del arte”, es son parte de las estrategias
decir, “todo lo que tiene que socializadoras con que el
ver con el arte exceptuando el mercado del arte y la socie-
arte mismo” (Gardner, 1996): dad del espectáculo coque-
la empresa cultural que gira en tean con una clase intelectual
torno al artista, desde los críti- cada vez más farandulera, se-
cos conciliadores, los curadores ducida por los flashes y la
convertidos en súper-estrellas, ocasión socialite ampliada en
pasando por los compradores, las páginas sociales de algún
hasta los snobistas, la farándu- prestigioso matutino. Esta
la y los pseudo-intelectuales corte con sus flancos publi-
(Fajardo, 1999). citarios, sus sistemas de in-
fluencia y especulación se ha
De forma paralela a estas vuelto autónoma por enci-
Luis García Hevia, “Muerte del General Santander”, óleo/tela, 1841
elitistas prácticas mercantiles (detalle). Colección del Museo Nacional. Fotografía: ICC. ma del valor de las obras ex-
y al obsceno gusto decorati- puestas y no muestra en
vo e indigesto en auge, se produce de visibilidad estética, y la misma última instancia ningún otro poder
una tendencia a aligerar el arte de producción estética se halla irremisi- creativo que el suyo propio, el de la
su contenido crítico, de su actitud blemente colonizada museística y exposición misma. Como certera-
transgresora, innovadora y –por mo- galerísticamente. Allí donde hay una mente apunta Sloterdijk (2002), el
mentos– corrosiva. Se trata de una galería, hacia ella fluye el arte de gale- negocio del arte tiene como conflicto
particular tendencia a despolitizar el ría” (Sloterdijk, 2002). hacerse visible. El negocio del arte es
arte, restándole toda fuerza de rup- así un sistema de celos y exhibicionis-
tura e innovación. El arte contempo- De este modo, la producción ar- mo. En él, el deseo de las obras con-
ráneo ha dejado de ser cáustico como tística gira en torno a la elaboración siste en convertirse en objetos de
lo fueron las vanguardias de los años de exposiciones. El aparato moderno deseo. El mercado las hace sensuales,
veinte. No se debe ser ingenuo y sub- de mediación del arte se ha instalado el hambre de deseo las hace bellas, la
estimar la habilidad con la que el sis- como una máquina de mostrar que obligación de llamar la atención gene-
tema de convenciones institucionales desde hace ya largo tiempo es más po- ra lo interesante (Ibíd.).

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Pero en su fuero íntimo las obras en su defensa, no muestran enojo, no cotidianeidad de la revelación. ¿Qué
desean sustraerse al régimen de visi- toman ninguna iniciativa contra sí es entonces revelación? Que algo nos
bilidad, es decir, replegarse sobre sí mismas, se preservan. Reclaman algo ilumine con su visibilidad. Cuando
mismas. Casi nada en ellas ofrece su- de espacio al margen, sin jactarse de estamos al aire libre. Cuando estamos
perficies vulnerables a la mirada. La su existencia. Están en el margen, tan afuera que el mundo se muestra.
obra permanece plegada, enrollada en humildes como estanterías en una
sí misma, encuadernada en sí misma, bodega; puestas, no expuestas; colo-
por así decirlo, cerrada. Su día de cadas unas junto a otras, no presen-
exposición y despliegue no es hoy, tal tadas en primer plano (Sloterdijk, Cita
vez ya no lo sea nunca, tal vez no lo 2002).
sea aún. No obstante, tiene una for- 1 Particularmente en las artes se obser-
va un refuerzo del papel de las insti-
ma de existencia, aunque no una del ¿Están tristes esas obras? ¿Tienen tuciones directamente ligado a pro-
tipo habitual. La presencia de la obra nostalgia de las grandes paredes va- gramas de promoción de las ciuda-
no es ni la presencia de su valor ni de cías? ¿Se sienten no realizadas en su des, como la implantación de gran-
aquello que contiene de visible. No íntimo ser-para-la-compra? ¿Simulan des museos que albergan exposicio-
nes internacionales, inmensas edifica-
se revela en su plenitud, se mantiene ante las grandes exposiciones una ca- ciones que contribuyen a la es-
en un ángulo agudo respecto al mun- pacidad para el exilio de la que se pectacularización de las ciudades y al
do. La curiosidad no puede leerla arrepienten secretamente? turismo cultural, lo que conduce, a
hasta el final y consumirla, la mirada su vez, a un redimensionamiento de
la producción artística concebida
choca con las cubiertas. En algunos ¿Pueden los artistas ensimismarse y para esos espacios.
casos el pliegue es tan denso que uno convertirse en autistas, abandonar el
ni siquiera puede estar seguro de si arte sin exponer? Pero qué es lo que
en realidad hay obras en el interior. tendrían que abandonar realmente,
¿Dónde está la pared blanca en la que tal vez sólo el sistema de galerías y Bibliografía
pueda ser extendida la totalidad de visualidad social. Es decir, aquello en
FAJARDO, Carlos, 1999, “Arte de medio-
superficies plegadas? ¿No sería bueno lo que ya no está el arte, sino más cre convivencia”, en: Magazín El Espec-
que existiera una pared así? ¿O esas bien donde se le encubre y enmascara. tador, Bogotá, abril.
obras han rehusado por su cuenta GARDNER, James, 1996, ¿Cultura o Ba-
dicha pared? ¿Se han resignado ante Este fue, sin duda, el sentido del sura?, Madrid, Acento.
su imposibilidad de ser descubiertas? gesto iconoclasta de Beuys con su
MARCHÁN, Simón (comp.), 2006, Real/
¿Están enfadadas con la pared blan- declaración de abandono del arte, virtual en la estética y teoría de las artes,
ca? En aquella otra pared hay un cua- con el que puso en operación el sue- Barcelona, Paidós.
dro blanco sobre fondo blanco o sólo ño vanguardista de la disolución del SLOTERDIJK, Peter, 2002, “El arte se re-
un espacio, el vacío de un cuadro arte en la vida. Quizás haya que fraca- pliega en sí mismo”, en: Brumaria, No. 1,
robado por su propio pintor. sar como artista para avanzar como Madrid, disponible en: <http://www.
hombre. Quizás deban descansar in- brumaria. net/textos/petersloterdijk.
htm>.
cluso los mismos poderes creadores
6. El negocio del arte de obra como terrenos ya demasiado , 2004, Esferas II. Globos. Macro-
esferología, Madrid, Siruela.
como sistema de explotados durante largo tiempo. Los
celos y desmontajes de la felicidad creativa VÁSQUEZ, Adolfo, 2005, “La crisis de las
vanguardias artísticas y el debate mo-
exhibicionismo muestran al arte la dirección para dernidad posmodernidad”, en: Arte, In-
hacerse a un lado. dividuo y Sociedad, Facultad de Bellas
Las obras no dejan percibir nada Artes - Universidad Complutense de
sobre sus experiencias con paredes y Pese a todo, éste no es un tiem- Madrid, Vol. 17.
galerías. Su historia previa cuenta po del cual esperar mucho. Pronto , 2006, “El giro estético de la
poco en el momento. Su estar por saldremos también de esta sala. Nin- epistemología; la ficción como cono-
cimiento, subjetividad y texto”, en:
ahí tiene algo de repentino y casual. guna distancia habla ebria de una fu- Aisthesis, No. 40, Instituto de Estética
Ahora permanecen plegadas en sí tura gran felicidad. Pero lo visto es lo - Pontificia Universidad Católica de
mismas ante nosotros, no alegan nada visto. ¿Qué es visibilidad? Quizás la Chile.

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