Pregunte a un niño cómo obtuvimos la Biblia, y las respuestas que reciba pueden variar desde la
tienda de la esquina hasta un ángel del cielo. Pero, interesantemente, algunos adultos todavía
están inseguros de cómo exactamente llegamos a obtener la Biblia. Desafortunadamente, la
respuesta no aparece mágicamente con la edad. Considere por un momento si un amigo o un
compañero de trabajo le pidiera que le contara cómo obtuvimos la Biblia. ¿Cuál sería su
respuesta?