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VIH – SIDA

SIDA son las siglas del Síndrome de Inmunodeficiencia Humana Adquirida, un


conjunto de síntomas causados por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH),
Barra (2003) menciona que es una enfermedad que se caracteriza por producir una
deficiencia en el sistema inmunológico de quien la padece. Señala que este virus
ataca al sistema inmunológico afectando en la capacidad del organismo para
defenderse de otras enfermedades causando su disfunción progresiva e irreversible.

Luque (2001) y Barra (2003) Mencionan que el VIH actúa de manera lenta dentro del
organismo y la progresión de la enfermedad se divide en cuatro fases:

Fase I: Periodo Ventana o “infección aguda”: en esta fase no se presentan síntomas


evidentes; comienza desde el día cero ( cuando se tiene la relación de riesgo) hasta
semanas subsiguientes. A las pocas semanas (2 a 4 semanas posteriores a la relación
de riesgo) el sistema inmunológico comienza a reaccionar ante la presencia del virus
en el organismo, suele presentarse en algunas personas síntomas de una gripe común
que suele desaparecer en menos de 48 horas. Esta etapa esta comprendida entre el
día uno hasta los tres o seis meses después, cuando en las pruebas diagnósticas
detectan ya la presencia del virus.

Fase II: Asintomática: Esta etapa comprende seis meses posteriores a la relación de
riesgo y hasta la presencia de los primeros síntomas de la enfermedad característicos
de la destrucción del sistema inmune. Su duración aproximada se estima de 6 hasta
10 años de la infección.

Fase III: “linfadenopatía generalizada” o complejo relacionado a SIDA: en esta etapa


son evidentes los síntomas de la falta de defensas en el organismo, la persona
comienza a sentirse enferma, existe inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre,
diarreas, sudoraciones nocturnas excesivas, perdida de peso evidente (mas de 3 kg
por semana) y la presencia de otras enfermedades llamadas “oportunistas” ya que se
aprovechan del que el sistema inmune se encuentra deteriorado y llevan a las
personas a presentar graves síntomas e inclusive hospitalizaciones de larga estancia (
de mas de 15 días y en ocasiones uno o dos meses).

Fase IV: etapa de SIDA: está reservada para las personas cuya enfermedad causada
por el virus de inmunodeficiencia adquirida se encuentra avanzada, con importantes

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complicaciones en el sistema inmune, la presencia simultanea de dos o tres
enfermedades “oportunistas”. Si bien es cierto hasta la fecha no se tiene cura para
este virus, siendo el tratamiento médico a través medicamentos llamados
antiretrovirales, los únicos que ayudan a disminuir la producción del virus y la
destrucción del sistema inmune.

Cabe mencionar que como menciona Hernández R y López Z. en su informe que en la


actualidad las personas que viven con el VIH en las etapas III y IV pueden recuperar
nuevamente un estado de buena salud, todo dependerá del tratamiento médico
oportuno y adecuado, así como del buen estado animo (psicológico) de las personas.

Como actúa el virus del VIH en la destrucción del sistema inmune.

Cuando el VIH entra al organismo infecta a las defensas del sistema inmune (llamadas
CD4), el virus entra en las células y combina su material genético con el de las células,
utilizándola para generar muchísimos virus que posteriormente destruirán más células
de defensa, este ataque es latente durante varios años. La mayoría de las personas
infectadas por VIH se mantiene sana y puede vivir mucho tiempo sin experimentar
síntomas. Esas personas están infectadas por VIH, pero no presentan síntomas de
SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)

El VIH ataca a dos grupos de leucocitos, llamados linfocitos CD4+ y monocitos /


macrófagos. En condiciones normales, las células CD4+ y los macrófagos ayudan a
reconocer y destruir las bacterias, los virus y los demás agentes infecciosos que
invaden el cuerpo humano a lo largo de la vida causando enfermedades. En las
personas infectadas por VIH, el virus mata los linfocitos CD4+, mientras que los
macrófagos actúan como reservorios y transportan el VIH a diversos órganos vitales.
El VIH se une a los linfocitos CD4+ y continúa desarrollándose en su interior. Esto
hace que la célula produzca más VIH, pero, al mismo tiempo se destruye. Con la
disminución de las células CD4+ del organismo, el sistema inmunitario se debilita y es
menos capaz de luchar contra infecciones víricas y bacterianas.

Los síntomas de la enfermedad son variables y complejos pero pueden incluir: fiebre,
inflamación de los ganglios linfáticos, erupción cutánea, diarrea persistente, tos,
pérdida de peso significativa, fatiga, lesiones cutáneas y pérdida de apetito.La persona
infectada se vuelve susceptible a una amplia gama de infecciones “oportunistas”,
como la neumonía por Pneumocystis carinii, que es poco común en los individuos con

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un sistema inmunitario normal. La tuberculosis (TB) constituye una amenaza particular
para las personas VIH-positivas. Las personas infectadas por VIH también son más
susceptibles a cánceres poco habituales, como el sarcoma de Kaposi, un tumor de los
vasos sanguíneos o linfáticos y la presencia de otros virus como el de la toxoplasmosis
y el citomegalovirus que atacan el sistema nervioso causando daños a nivel cerebral
y/o neuropsiquiátricos hasta causar la muerte.

Vías de Transmisión.

De acuerdo con Barra (2003) las principales vías de transmisión son:

 Vía Sexual: se transmite por mantener contacto sexual (penetración vaginal,


anal y/u oral) en las relaciones heterosexuales u homosexuales con individuos
infectados sin utilizar protección ( condón)
 Vía Sanguínea: se transmite por compartir con individuos infectados agujas de
jeringas, cepillos dentales, maquinas de afeitar y objetos personales que
hayan podido tener contacto con la sangre infectada. (los usuarios de drogas
intravenosas pueden infectarse por esta vía)
 Vía Perinatal: a través de esta vía madres portadoras del virus pueden
transmitir a su bebé durante el desarrollo del embarazo, en el momento del
parto o durante el periodo de lactancia.

Este autor menciona una cuarta vía según su criterio, y es quizás la mas importante,
ésta se refiere a la ignorancia sobre el tema, ya que la mayor parte de la gente no
conoce sobre que sucede con esta infección, y a la falta de un compromiso real sobre
la divulgación en la sociedad sobre esta situación.

Como no se transmite el virus.

El VIH no se transmite por: dar la mano, toser o estornudar, utilizar un teléfono público,
ir al hospital, abrir la puerta, compartir alimentos, cubiertos o utensilios de bebida,
utilizar fuentes de agua potable, utilizar lavabos o duchas, utilizar piscinas públicas,
sufrir una picadura de mosquito u otros insectos.

En general, es probable que un 50% de los adultos infectados por el VIH desarrolle el
SIDA en el curso de los 10 años siguientes a la infección original. Sin embargo, que el

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tratamiento temprano con los fármacos actuales esta prolongando significativamente la
vida de las personas con SIDA.

Formas de prevención.

Hernández R. y López Y (2008) mencionan que existen estrategias para prevenir la


infección por VIH inclusive otras enfermedades sexualmente transmisibles, dado que
la causa principal de infección es por la vía sexual, describen los siguientes métodos.

Los métodos de prevención son:

1. Fidelidad
2. Abstinencia
3. Sexo Seguro
4. Sexo protegido

La primera se refiere al compromiso que se tiene en pareja para llegar al acuerdo de


fidelidad, (sexo sólo con mi pareja), aunque es bien sabido que es una práctica que no
siempre suele darse.

La segunda se refiere a evitar el contacto sexual con la pareja o personas que viven
con el VIH, en plena conciencia del hecho, aunque realmente son pocas las personas
que deciden abstenerse de mantener contactos sexuales.

La tercera, sexo seguro: implica mantener prácticas sexuales sin que haya penetración
como: caricias besos, jugueteos sexuales, en las que no hay contactos entre fluidos
sexuales (semen y fluidos vaginales).

El sexo protegido hace referencia al uso del Condón como método infalible para la
prevención, no sólo del VIH sino de otras infecciones de transmisión sexual (sífilis,
gonorrea, herpes, etc.). Su uso correcto del condón garantiza la no infección por VIH y
otras enfermedades.

Para Hernández R. y López Y. (2008) practicar el sexo seguro y el sexo protegido en


la relaciones sexuales, son los métodos mas eficaces para la prevención de
infecciones sexualmente transmisibles, en conjunto con la información adecuada e
higiene mental sobre el autocuidado personal.

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Pruebas diagnosticas para detectar el VIH

El diagnóstico de la infección por VIH, se realiza por métodos basados en la detección


de anticuerpos anti VIH 1 y 2 en el suero de las personas infectadas a través de la
prueba clínica llamada ELISA, según sus siglas en inglés, ésta debe ser especifica
para VIH (ya que también se realiza para buscar la presencia de otras enfermedades
virales) y consiste en la toma de una muestra de sangre que se analiza, buscando
anticuerpos VIH en la sangre; actualmente se realiza esta prueba de forma rápida sin
la necesidad de obtener la muestra de sangre, sólo basta con raspar el interior de las
mejillas y obtener una muestra de tejido epitelial de la boca, colocándola en tubos con
el reactivo y obteniendo el resultado entre 10 y 15 minutos.

Una vez realizada la prueba de ELISA y esta sea positiva, se practica una segunda
prueba llamada confirmatoria que lleva por nombre Western Blot, si esta prueba
confirma la presencia del virus en el organismo el diagnóstico de VIH se dictamina
como positivo (VIH+), cabe mencionar que existen criterios específicos para aplicar las
pruebas dependiendo el país en el que radique la persona.

Es importante señalar que toda prueba diagnóstica que se practique debe realizarse
con el consentimiento de la persona y los resultados deben exponerse de forma
confidencial; independientemente del resultado que arrojen las pruebas se debe tener
siempre un acompañamiento psicológico antes, durante y posterior a los resultados.

Tratamiento para la infección por VIH

Luque (2001) menciona que mucho se ha insistido en que el VIH (SIDA) es una
enfermedad incurable, sin embargo, gracias a los estudios clínico-biológicos se ha
podido desarrollar una serie de medicamentos (esquemas de tratamiento) lo
suficientemente efectivos para disminuir la reproducción del virus en el organismo y
evitar el daño inmunológico, lo que permite considerar la infección por VIH como una
enfermedad crónica manejable.

El tratamiento comienza cuando el paciente ha sido notificado y se ha analizado su


estado físico, el deterioro que ha causado el VIH, el estado psicológico, medidas de
autocuidado y manejo oportuno de complicaciones inherentes al VIH. Hernández R y
López Y. (2008) mencionan que al iniciar el tratamiento se tenga en consideración la

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calidad de vida del paciente, y la disposición para seguir un tratamiento. Sugieren que
el paciente y el medico decidirán cuando iniciar la toma de los medicamentos tomando
en cuenta los factores antes mencionados, previos estudios clínicos que determinan el
numero de virus presentes en el organismo y la cantidad de células inmunes no
infectadas, así como la presencia o no de enfermedades oportunistas, siguiendo los
protocolos establecidos por organismos internaciones.

Cifras.

Según cifras de ONUSIDA (2010) reflejan que durante últimos años los casos de
infección por VIH no se han cambiado significativamente en los países que integran
América Latina, el número total de personas que viven con el VIH ha seguido
aumentando hasta un estimado de 1.4 millones en 2009, con respecto al 2001 de 1.1
millones casos por año; debido mayormente a la disponibilidad de los tratamientos
antiretrovirales. Se estima que en 2009 ocurrieron 92.000 nuevas infecciones de VIH
en la región. Velásquez S. & Bedoya B. (2010) Mencionan que en los países que
integran América Latina y el Caribe la forma de transmisión es diversa, en países que
integran el Caribe la infección se da entre personas que mantienen relaciones
heterosexuales, mientras que el resto de los países de América la infección la
población afectada es la de hombres que mantienen sexo con hombres, los usuarios
de drogas intravenosas y trabajadores sexuales. Dos tercios de la población infectada
con el virus se concentra en los cuatro países más grandes de latino América: México,
Argentina, Brasil y Colombia.

Factores psicológicos inherentes al VIH.

Hernández R. y López Y. (2008) en su informe mencionan diversos estados


psicológicos relacionados con el VIH al momento de recibir un diagnóstico positivo de
la presencia del virus en el organismo. Ante la situación de enfrentarse a la perdida de
la salud, es decir, que las personas cuando acuden a los servicios médicos ante la
duda de saberse portadores del virus el primer sentimiento que experimentan es el
miedo, ya que comienzan a visualizarse un panorama negativo relacionado con el VIH
y su vinculación con la inminente muerte, situación por la cual las personas se rehúsan
a realizarse las pruebas clínicas para confirmar el diagnóstico; enfrentarse a la
situación posterior, dejar planes y proyectos de vida a futuro inconclusos, así como al
estigma y discriminación que hay alrededor del VIH. Toda esta carga emocional se

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traduce en angustia y ansiedad, baja autoestima y si el diagnóstico resulta positivo en
depresión.

Kübler-Ross (2005) Describe cinco etapas por las que atraviesa una persona al
enfrentarse ante la eminente muerte, la primera de ellas es la negación, en esta etapa
la persona se niega a enfrentar su realidad y comienza a cuestionarse el por que de su
desafortunada situación hasta llegar a la siguiente etapa denominada ira, una vez que
la persona comienza a enfrentar la realidad se llena de enojo comúnmente con Dios,
con la vida y con las personas que le rodean que gozan de buena salud, esta etapa
comienza a trasladarse a la siguiente, el pacto, en esta etapa la persona comienza a
pactar con la vida y deja atrás su enojo con Dios para poder pactar con él, a través de
buenas obras para con su ambiente y sus semejantes a cambio de que una mejoría o
cura, toda vez que la persona se va adentrando más en estos procesos oscilantes,
llega a la siguiente etapa, la depresión, aquí la persona comienza a llenarse de
sensaciones de tristeza y derrotismo ante la vida, comienza a dejar de pelear, no le
quedan fuerzas para pactar un nuevo panorama y comienza a aceptar su inminente
muerte, que constituye la última etapa, aceptación, menciona esta autora que esta
etapa no se transforma en un sinónimo de alegría, sino una etapa en la cual la
persona comienza a planear y dejar de lado sus rencores, comienza a subsanar las
heridas del pasado, atiende temas inconclusos en los pasajes de su vida, encuentra
momentos de paz y serenidad, prepara a su familia y espera tranquilamente el
momento de la muerte.

Hernández R. y López Y (2008) corroboran que los pacientes con diagnóstico positivo
de VIH trascurren por estas etapas y observaron en su trabajo terapéutico en grupo e
individual que los pacientes transcurrían su proceso de aceptación de la enfermedad
de manera oscilante aún cuando las personas en aparente aceptación tenían
regresiones a etapas anteriores, pero esto no les impedía seguir su tratamiento
médico, sólo aquellos que no superan la etapa de la depresión encontraban
dificultades para seguir un tratamiento médico y las enfermedades oportunistas son
más comunes que incluso pueden llevarlos a la muerte, no por la infección de VIH sino
por estas enfermedades oportunistas que se aprovechan de la baja de defensas, que
como se sabe, el estado de ánimo es un factor fundamental para el bienestar o no de
las personas seropositivas.

Los Jóvenes un sector vulnerable a la infección por VIH

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La población joven es sin duda la más vulnerable por diversos factores. Esta
vulnerabilidad en los jóvenes se debe comúnmente al inicio de su vida sexual activa a
edades tempranas alrededor de los 15 años según las cifras de ONUSIDA (2010) y a
que muchas de las personas infectadas desconocen ser portadoras del virus por lo
que la diseminación del virus tiende a dispararse dentro de la población. Hernández R.
y López Y. (2008) mencionan en su informe que existe una falta de percepción de
riesgo, generando una mentalidad de “a mi no me va a pasar”, situación que se
convierte en una negación de la realidad pese a las campañas sobre el uso del condón
como método eficaz de prevención de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual). En su
informe Hernández R. y López Y. (2008) refieren también que los jóvenes
comúnmente no utilizan el condón argumentando que no “no se siente igual” y ubican
la infección por VIH se da sólo entre hombres homosexuales.

Otra de las características que forman parte de la vulnerabilidad de los jóvenes ante el
VIH es como menciona Velázques S. y Bedoya B (2010) que más del 50% de los
jóvenes tiene concepciones erróneas sobre el tema y que entre la población de entre
15 y 19 años, la información es aún más deficiente. Así mismo los jóvenes son
vulnerables ya que tienen conductas sexuales en el ejercicio de su sexualidad de
forma poco responsable, teniendo encuentros no protegidos (no utilizan condón) y las
múltiples parejas sexuales que en ocasiones pueden tener, si a esto le agregamos que
antes o durante el acto sexual existe consumo de sustancias psicoactivas (drogas) y
alcohol , así como el desconocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos, pese
a que en los últimos años se han difundido estos derechos los jóvenes se sienten
ajenos y distantes. Mencionan también que las medidas de prevención son aisladas y
no logran atender las necesidades de los jóvenes, los servicios de prevención del VIH
e ITS dirigidos a los jóvenes deberían ser ampliamente accesibles y estar basados en
datos fundamentados en los derechos humanos y adaptados a la edad y al sexo;
además deberían contribuir a desarrollar para la vida que les permitan reducir su
vulnerabilidad; además de contar con la participación de los jóvenes que viven con el
VIH para aportar estrategias de prevención, equilibradas e integrales, que promuevan
la fidelidad, la igualdad y la autonomía principalmente para las mujeres, la reducción
de parejas sexuales, y el uso sistemático del condón.

Se ha encontrado como menciona Velázques S. y Bedoya B (2010) que los jóvenes


son eficaces a la hora de poner en marcha intervenciones de prevención de VIH
dirigidas a sus iguales. Las discusiones abiertas sobre el sexo son necesarias para la
prevención eficaz dirigida a los jóvenes. El acceso a la educación es un factor

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importante para la prevención ya que estas oportunidades educativas se suman a los
esfuerzos, se ha observado que los niveles educativos altos no sólo están asociados
con comportamientos sexuales más seguros, sino con el inicio de la sexualidad tardío.

Es importante destacar que se deben generar programas educativos en materia de


educación sexual y reproductiva de jóvenes y para jóvenes desde el estado, el sistema
educativo nacional y la representación de la sociedad

Referencias.

Barra N. (2003) SIDA/AIDS, Todo lo que necesita saber, Imaginador ediciones,


Argentina.

Hernández R. y López Y. (2008) Importancia del grupo terapéutico de autoapoyo para


personas que viven con VIH, así como para personas que conviven con ellos, Tesis de
Licenciatura, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional
Autónoma de México, México.

Kübler-Ross E. (2005) Sobre la muerte y los moribundos, Editorial de Bolsillo, México.

Luque R. (2001) El SIDA en primera persona: información y claves para el logro de


acuerdos preventivos, Panamericana, Bogotá.

Roca R y cols. (2004) Temas de inmunopatología, ed. Oficina del Libro, Uruguay.

UNAIDS, disponible en:


http://www.unaids.org/es/regionscountries/regions/latinamerica/ consultado el 18 de
julio del 2012

UNAIDS, datos y análisis, disponible en:


http://www.unaids.org/en/dataanalysis/tools/aidsinfo/factsheets consultado el 18 de julio del
2012

Velázques S y Bedoya B. (2010) Los jóvenes: población vulnerable del VIH/SIDA,


Medicina UPB, vol. 29, núm. 2, julio-diciembre, 2010, Universidad Pontificia

grupo.19tic@hotmail.com
Bolivariana, Colombia, pp. 144-154. Disponible en:
http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=159017434008, consultado el 18
de julio del 2012.

Velázques S y Bedoya B. (2010) Los jóvenes: población vulnerable del VIH/SIDA,


Medicina UPB, vol. 29, núm. 2, julio-diciembre, 2010, Universidad Pontificia

Bolivariana, Colombia, pp. 144-154. Disponible en:


http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=159017434008, consultado el 18
de julio del 2012.

MSP-(2006) Infección por Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH-SIDA). Guías para


diagnóstico, tratamiento antirretrovirales y monitorización adultos y embarazadas.
Uruguay

 Sitos o enlaces de interés:

http://www.onusida.org.co
http://www.cruzroja.es/vih/
http://www.unesco.org.uy/ci/fileadmin/cultura/Inventiva/El_VIH_y_SIDA_en_Uruguay.pdf
http://www.censida.salud.gob.mx/
http://www.casadelasal.org.mx/indice.html
http://www.aidforaids.org/

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