3 de la Ley
544-14, sobre Derecho Internacional
Privado de RD, a la famosa Ley
No.142-71?
Por Juan Manuel Suero. 1 de octubre de 2015 - 12:05 am - 0
No cabe duda alguna, que cada país o jurisdicción busca la mejor solución, para
proteger su orden público, su soberanía y respetar acuerdos internacionales.
El pasado mes de Diciembre del 2014, fue promulgada la Ley No.544-14, sobre
Derecho Internacional Privado de República Dominicana, que a pesar de no ser una
ley completa ni perfecta, ha llenado –en parte- un gran hueco legal sobre esa rama
del derecho dominicano, y estableces disposiciones para la solución de conflictos de
derecho internacional privado en la Republica Dominicana, que antes tenían que ser
dirimidos mediante la búsqueda o la analogía jurídica de jurisprudencia dominicana, o
la larga espera de una decisión de nuestra Corte de Casación sobre un conflicto
especifico; pero, debido al principio jurídico de la relatividad de las sentencias, las
decisiones de nuestra Corte de Casación, a diferencia del sistema Anglosajón, no son
obligatorias erga omnes, porque no pueden crear una ley, ni modificar una ley. En
consecuencia, en la Republica Dominicana, cuando una ley debe ser ampliada,
modificada o derogada, debe ser mediante una ley posterior, pero bajo ciertas reglas y
condiciones, que han sido reconocidas por más de dos milenios y generaciones de
abogados y jueces, desde el surgimiento del Derecho Romano a la fecha de hoy.
1
La disyuntiva sobre la nueva Ley de Derecho Internacional Privado Dominicana, surge
con dos corrientes de pensamientos jurídicos.
La primera, es una corriente de abogados que consideran que el articulo 15.3 deroga
la famosa Ley No.142-71, que permite a extranjeros y dominicanos no radicados en el
territorio dominicano, a solicitar -mediante un previo acuerdo de estipulaciones- a un
tribunal dominicano, en atribuciones de jurisdicción graciosa, el reconocimiento de su
acuerdo y la disolución de su matrimonio, mediante un divorcio por mutuo acuerdo; y
la segunda, es la corriente de abogados que consideran que el artículo 47.4, no
deroga dicha Ley No.142-71.
Pero nos preguntamos: Que sucede si existe uno de estos escenarios legales: i) si los
cónyuges son extranjeros que contrajeron matrimonio en la Republica Dominicana, y
nunca han tenido residencia habitual en la Republica Dominicana?; ii) si los cónyuges
son dominicanos que contrajeron matrimonio en el extranjero, pero no tienen
residencia habitual en la Republica Dominicana?; iii) si los cónyuges no pueden
disolver su matrimonio ante el foro extranjero donde tienen su residencia habitual
común?; iv) si los cónyuges se encuentran radicados en diferentes jurisdicciones y los
tribunales de dichas jurisdicciones no tienen competencia?; iv) si no existe
demandante o demandado, porque los cónyuges quieren divorciarse mediante un
mutuo acuerdo?
Es ahí, cuando se presenta uno de esos cinco escenarios, al igual puede surgir otros
escenarios legales, cuando el abogado debe continuar leyendo la nueva Ley
No.544-14, más allá del artículo 15.3, y comience a atar cabos, con el considerando
número seis, y los artículos 12, 14, 18, 21 y 47.4, para encontrar el verdadero espíritu
del legislador.
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hecho que cuando un cónyuge quiere divorciarse en la Republica Dominicana, tiene la
opción de procurar un divorcio, de manera litigiosa, por incompatibilidad de
caracteres, actuando como demandante; o llegar a un acuerdo, y disolver su
matrimonio sin un litigio, sin demandante o demandado, ante una jurisdicción
graciosa.
De igual manera, el artículo 12, permite que los tribunales dominicanos puedan ser
competentes, con carácter general, sin excluir los divorcios, cuando las partes se
hayan sometido de manera expresa o tácita a dichos tribunales. Es decir, que la
nueva Ley 544-14 reconoce el principio juridico Derogatio fori, ya que las partes
pueden derogar su foro; y por via de consecuencia directa de la tercera ley física de
Isaac Newton, la misma ley reconoce que las partes pueden hacer elección de foro,
tal y como lo establecen los artículos 14, 18 y 21 de la Ley No.544-14, donde los
términos jurídicos demandante(s), demandado(s),o residencia habitual, no aparecen,
porque el interés del legislador es permitir la vigencia de los principios jurídico de la
autonomía de la voluntad de las partes y la libertad contractual.
Por esas razones, la segunda corriente de abogados cree que la famosa Ley
No.142-71, no ha sido derogada por el artículo 15.3 de la Ley No.544-14, pues la
misma ley, permite a los cónyuges de poder convenir por escrito, antes o durante el
matrimonio, (mientras no sean demandante o demandado), en designar la ley
aplicable al divorcio y a la separación judicial, siempre que la ley dominicana y los
tribunales dominicanos sean competentes.
3
Pero esos problemas legales sobre matrimonios o divorcios extranjeros han existido
por varios siglos, no es nada nuevo, ni en Francia, el país de origen de nuestra
legislación, ni en los países con un sistema judicial Anglosajón. No cabe duda alguna,
que cada país o jurisdicción busca la mejor solución, para proteger su orden público,
su soberanía y respetar acuerdos internacionales.
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privadas entre dominicanos y extranjeros en materia civil y comercial.
Se trata de la denominada ¨Ley de Derecho Internacional Privado¨, la
cual, en noventa y ocho artículos, regula diferentes aspectos ligados al
Derecho Privado.
Del ámbito procesal existen dos artículos que merecen nuestra atención.
5
presentar los extranjeros accionantes principales en justicia o
intervinientes voluntarios. Dicha fianza es improcedente hoy día, por lo
siguiente: en primer orden, esta fianza, establecida mediante los
artículos 166 y 167 del Código de Procedimiento Civil, y posteriormente
en el artículo 4 de la ley 845 de 1978, que enmienda el artículo 16 del
Código Civil, una vez firmado y ratificado el Código de Bustamante,
quedaron derogadas, ya que el artículo 383 reza: ¨No se hará distinción
entre nacionales y extranjeros en los Estados contratantes en cuanto a
la prestación de la fianza para comparecer en juicio¨. Al tratarse de un
Tratado Internacional, posee un rango paralelo al de la Constitución, por
lo que cualquier ley adjetiva que le adverse es nula. En segundo lugar, y
habiendo sido siempre un principio constitucional la tutela judicial
efectiva, tras la entrada en vigencia de la Constitución del 26 de enero
de 2010, el artículo 69 en toda su extensión no deja lugar a dudas de
que dicho derecho alcanza a los extranjeros. Así, no solamente proviene
en improcedente, sino, además, en inconstitucional. Recordemos,
además, que por vía adjetiva el criterio de la fianza judicatum solvi,
incluso antes de la entrada en vigencia de la Constitución del 2010, ya
demostraba dejar atrás esta malsana limitación en nuestro sistema de
justicia, cuando la Ley 479-08, denominada Ley General de Sociedades
Comerciales y Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada,
incluyó la eliminación de esta fianza. Y no es casualidad, que una ley
con carácter comercial sea la que iniciara esta rectificación legislativa,
hoy confirmada.
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imposibilidades financieras y materiales para obtener pruebas dentro de
los procesos, pero no debe constituirse esta imposibilidad en una
apertura a que los jueces puedan abstenerse de conocer el fondo, bajo
la sombrilla de la incompetencia territorial. En realidad, no se trata de la
incompetencia de los tribunales dominicanos en este caso, como se
titula el capítulo al que pertenece el articulado, sino de la facultad
otorgada al juez, de que ante la onerosidad de las pruebas, éste pueda
abstenerse de dilucidar el fondo.
7
importancia del derecho internacional privado, o derecho civil internacional, el cual establece los
parámetros para dar solución a los conflictos de aplicabilidad de leyes, jurisdicciones y regula la
relación de los Estados con las personas, nacionales o extranjeros.
El objeto de la ley de marras es regular las Relaciones Privadas Internacionales, según las mismas
son definidas por esta ley como aquellas vinculadas a un sistema jurídico extranjero, sea por los
elementos objetivos o por los elementos subjetivos de las partes que conforman la relación jurídica
de que se trate. Dicha regulación se enfoca en delimitar tres puntos neurálgicos en materia de
conflictos de leyes: (i) la competencia de los tribunales locales; (ii) el derecho aplicable; y, (iii) el
reconocimiento y ejecución de decisiones extranjeras en nuestro país.
Dentro de este ámbito, la Ley No. 544-14 ha limitado su alcance excluyendo expresamente la
materia administrativa, arbitral y/o cualquier otra facultad delegada a las Cámaras Oficiales de
Comercio, así como la quiebra. Asimismo, se ratifica el reconocimiento de la supremacía de los de
tratados internacionales en esta materia.
Entre las novedades que introduce la ley que nos ocupa podemos mencionar: el establecimiento de
competencias exclusivas a favor de los tribunales dominicanos para determinadas materias; el
procedimiento para la solicitud de reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras
internacionales; la posibilidad de elegir la ley aplicable a las relaciones patrimoniales durante el
matrimonio y en caso de divorcio; la aplicación de la ley extranjera designada por la norma de
conflicto y eliminación del reenvío; y, el establecimiento de la figura del foro de competencia no
conveniente que permitirá a un tribunal local declinar un caso para el cual es competente ante un
tribunal extranjero cuando deban de celebrarse medidas de instrucción altamente onerosas, entre
otras.
La Ley No. 544-14 se constituye como un gran avance para la República Dominicana,
considerando que ayuda a fortalecer la seguridad jurídica dentro de nuestro sistema normativo
llenando lagunas legales que los tribunales habían tenido que suplir con interpretaciones
extensivas de dispersas normativas. En adición, cabe resaltar que esta ley se perfila como una ley
modelo para otros países de Latinoamérica que aún se encuentran rezagados en este ámbito.
8
La nueva Ley de Derecho Internacional Privado de República Dominicana y el orden público
*Artículo publicado en la edición número 340 de la revista jurídica "Gaceta Judicial", del mes de
abril de 2015 (ISSN 2076-619X), páginas 62-65. La versión publicada en "Gaceta Judicial" fue
modificada en fase de diagramación, removiendo las citas/notas al pié de página sin
consentimiento del autor. La versión incluida en este Blog se encuentra completa en su forma
original tal y como fue enviada originalmente por el autor a la revista.
9
partes, hasta los lugares de suscripción y cumplimiento de obligaciones cuando se trata de
relaciones contractuales).
De acuerdo con los Doctores Fernández Rozas y Sánchez Lorenzo[2], el orden público, en sentido
amplio, representa un conjunto de principios que inspiran el ordenamiento jurídico interno, en el
cual se reflejan los valores esenciales de una sociedad en un momento dado. Según explican, la
aplicación del orden público deviene necesaria, sin importar los elementos extranjeros que se
encuentren presentes en el supuesto de hecho, y en cuanto a su manifestación en el Derecho
Internacional Privado agregan: "la dimensión negativa del orden público (...) se utiliza como
correctivo funcional frente a la norma de conflicto; en virtud del mismo, se elude la aplicación de la
ley extranjera reclamada por la norma de conflicto".
La "ley extranjera" cuya aplicación se evita comprende, grosso modo, todas aquellas normas que
sean ajenas al ordenamiento jurídico del foro y que son pertenecientes a otro Estado (incluyendo
Estados plurilegislativos), sin importar su "rango" constitucional o infraconstitucional (legal o
infralegal), y sin importar la naturaleza civil o comercial de su contenido[3]. De la misma forma, el
orden público, si así lo dispone el Derecho Internacional Privado interno, es un límite a la aplicación
del contenido sustantivo y los efectos jurídicos del derecho extranjero material designado por la
norma de conflicto que en condiciones normales regularía el fondo del supuesto de hecho, por lo
que resulta indiferente lo que prevea el Derecho Internacional Privado del Estado extranjero cuya
ley resulta inaplicable por causa de la excepción de orden público del foro[4].
Tal y como expone el Dr. Sánchez Lorenzo[5], se suele diferenciar entre "orden público interno" y
"orden público internacional"[6]. El primero, puede resumirse de forma práctica en las normas
estatales que son indisponibles para ser derogadas por convenciones particulares, de conformidad
con la lex contractus. El segundo, se refiere a normas dispositivas del Derecho interno que, en
razón de su interés público primordial, son aplicables incluso si la lex contractus depende de una
legislación extranjera, como es el caso de las normas sobre libre competencia, protección al
consumidor, derecho laboral e, incluso, las reglas que emanan de sectores regulados mediante
intervención administrativa, como es el caso de la intermediación financiera y los servicios de
seguro y reaseguro. Dicho de otra forma "En el orden público internacional dejamos de lado una
norma extranjera, mientras en el orden público interno dejamos de lado lo convenido entre las
partes" (...) "Cuando normas del derecho local del tribunal <<lex fori>> deben ser aplicadas
inexorable y automáticamente con preeminencia sobre cualquier disposición extranjera, estamos
frente a normas imperativas. Las normas imperativas legislan sobre materias de orden público
internacional. (...) Si el juez aplica una norma imperativa, no llega a averiguar[7] el contenido del
derecho extranjero declarado aplicable a la causa por nuestra norma de derecho internacional
privado (...) En este caso, el legislador deja de lado la ley extranjera y nos indica cómo solucionar
el caso. Se trata de una norma directa y no de una norma de colisión"[8].
Una de las principales razones que promueve el carácter imperativo de estas normas de orden
público internacional reside en la injerencia organizada que ejerce el poder público dentro de su
espacio en determinados sectores (por ejemplo, materias de derecho público y sectores
económicos y sobre ordenación del mercado), como sucede en las áreas de libre competencia y
protección a los consumidores, ya mencionadas anteriormente[9]. En otras palabras, el legislador
del foro garantiza la aplicabilidad de las normas imperativas de determinados sectores mediante el
mecanismo de orden público internacional, excluyendo así la posibilidad de aplicar un Derecho
ajeno potencialmente lesivo en distintas escalas. Sin embargo, el Doctor Pedro de Miguel Asensio
10
afirma: "Con gran frecuencia, el ordenamiento - o la norma relevante - no aclara de manera
expresa si ciertas disposiciones son o no imperativas en las relaciones internacionales ni, en caso
afirmativo, cuál es su ámbito espacial de necesaria aplicación, lo que exige una valoración por el
aplicador de las disposiciones relevantes y de los objetivos perseguidos"[10].
Bajo tal tesitura, la difícil tarea de valorar lo que constituye o no las normas de orden público
internacional y la forma de ejercerlas es delegada en los análisis jurídicos críticos y propositivos de
la jurisprudencia y la doctrina. La eficacia, vigencia e idoneidad de tales valoraciones estarían,
entonces, inevitablemente supeditadas a una multiplicidad de factores, entre ellos: primero, al nivel
de compatibilidad de la ley, acto o decisión extranjera con el contexto del sector doméstico
concernido (v.g., normativas de corte económico con capacidad de lesionar agentes del mercado
cuyo territorio coincide con el foro, tales como los sectores de libre competencia, de protección al
consumidor y los trabajadores); segundo, el nivel de flexibilidad y carácter derogable o inderogable
del contenido de las normas locales que atañen de forma específica a la materia concernida por la
ley, acto o decisión extranjera, al igual que las consecuencias jurídicas de su calificación y
trasgresión (v.g., nulidad o validez de los actos jurídicos vulneradores de los preceptos legales
aplicables y la posibilidad de ser pasible de sanciones penales y/o administrativas por la autoridad
competente); tercero, la identificación de la ley, acto o decisión extranjera con los principios y
valores socialmente aceptados, contextualizados en el espacio y tiempo, priorizando aquellos que
se encuentren, de alguna forma, juridificados. En este sentido, el Dr. Ramón Viñas Farré
acertadamente señala: "El carácter de orden público es deducido de ciertas disposiciones legales,
de principios que han surgido y han sido adoptados por una sociedad (...) Su contenido es variable
según los criterios que rigen la sociedad en cada momento y lugar. Por su naturaleza, es un
concepto dinámico, cuya fijación corresponde a los jueces, con lo que la aplicación de dicha noción
se convierte en una actividad, en cierto modo, discrecional y creadora del juez"[11].
Parte de la doctrina local[12] que ha abordado las cuestiones relativas al orden público
internacional dentro del Derecho Internacional Privado dominicano lo ha hecho, frecuentemente,
desde la esfera de disposiciones aplicables de la Constitución de la República, el Código Civil, la
Ley No. 659 sobre Actos del Estado Civil y las disposiciones ya muy desfasadas de la Convención
de Derecho Internacional Privado de La Habana, del 20 de Febrero de 1928 (Código Bustamante).
Evidentemente, el mismo carácter mutable del orden público internacional sostiene que su
contenido no puede ser "estático en el tiempo, ya que los principios fundamentales en los cuales se
erige un Estado no son permanentes. Éstos pueden cambiar con el paso de los años y, por tanto,
con ellos cambiará el significado del concepto de orden público internacional"[13]. En esa misma
tónica, la República Dominicana, con la promulgación de la nueva Ley No. 544-14 sobre Derecho
Internacional Privado de la República Dominicana, de fecha 5 de diciembre de 2014, G.O. No.
10787 (de ahora en adelante "Ley 544-14"), ha adquirido un nuevo sistema de Derecho
Internacional Privado, contentivo de nuevas disposiciones sobre la excepción de orden público,
orden público internacional y "disposiciones imperativas", definidas y desarrolladas en materia de
determinación de la ley aplicable de la siguiente manera[14]:
11
2) Orden Público Dominicano: Comprende las disposiciones o principios imperativos no
derogables por la voluntad de las partes;
3) Orden Público Internacional: Es el conjunto de principios que inspiran el ordenamiento
jurídico dominicano y que reflejan los valores de la sociedad en el momento de ser apreciado;"
Artículo 66. Disposiciones imperativas. No obstante lo previsto en el Artículo 58, en los contratos se
aplica las disposiciones cuya observancia la República Dominicana considera esencial para la
salvaguardia de sus intereses públicos, como su organización política, social o económica.
Artículo 86. Causales de no aplicación de ley extranjera. No se aplica la ley extranjera si sus
efectos son incompatibles con el orden público internacional.
Párrafo I. La incompatibilidad de la ley extranjera se aprecia teniendo en cuenta la
vinculación de la situación jurídica con el orden jurídico dominicano y la gravedad del efecto que
produciría la aplicación de la ley.
Párrafo II. Admitida la incompatibilidad de la ley extranjera, se aplicará la ley señalada
mediante otros criterios de conexión previstos para la misma norma de conflicto y, si esto no es
posible, se aplicará la ley dominicana.
12
consumidor es inaplicable por incompatibilidad absoluta y grave con el orden público internacional,
o si debe simplemente aplicarse disposiciones imperativas específicas de la materia.
En ambos casos prácticos anteriores, se trata de materias con incidencia directa en derechos
constitucionalizados y normativa adjetiva que expresamente declara su contenido como "de orden
público"[17] (las cuales no prevén reglas especiales de orden público internacional por lo que
resulta aplicable la Ley 544-14, siempre y cuando no colida con lo dispuesto en convenios
internacionales). No obstante, los casos que pudieren surgir en la práctica pueden ser de mucho
mayor complejidad y con incidencia en materias cuya legislación omite aclarar en su articulado si
se trata o no de disposiciones de orden público. Los aplicadores de leyes extranjeras deberán
enfrentar la dificultad (al menos provisionalmente) de la inexistencia prácticamente absoluta de
profundización en el concepto de orden público internacional por parte de la jurisprudencia
dominicana, tanto sobre la definición imprecisa y errática prevista en el Código Bustamante, como
la nueva definición reconocida por la Ley 544-14. En adición a esto, los aplicadores deberán
encontrar formas de diferenciar en la Ley 544-14 el "orden público dominicano" (artículo 7.2) de las
"disposiciones imperativas" aplicables en materia contractual (artículo 66), individualizando sus
respectivas consecuencias.
[1] "Los autores no formulan un concepto científico y acabado de esta expresión, debido a que,
seguramente, no existe en el Derecho noción más difícil de definir y que haya dado lugar a más
interpretaciones que ésta; y ello debido a la impresión y a la mutabilidad de los conceptos en que
descansa. El orden público se presenta variable, relativo, movedizo, de modo que escapa a la
posibilidad de concretarlo en los límites de una fórmula matemáticamente exacta" - GUZMÁN
LATORRE, Diego: "Tratado de Derecho Internacional Privado", Editorial Jurídica de Chile, 1989,
Santiago de Chile, Chile, p. 365.
[2] FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos y SÁNCHEZ LORENZO, Sixto: "Curso de Derecho
Internacional Privado", Editorial Civitas, 1996, Madrid, España, p. 314, 315 y 381.
[3] GONZÁLEZ CAMPOS, Julio D. y FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos: "Orden Público como
correctivo funcional: artículo 12, apartado 3, del Código Civil", en "Comentarios al Código Civil y
13
Compilaciones Forales", Volumen 2, Editado por Manuel Albaladejo y Silvia Díaz Alabart, Editorial
Revista de Derecho Privado, 1995, España, p. 898.
[4] Ibíd., p. 899.
[5] SÁNCHEZ LORENZO, Sixto A.: "Introducción al Derecho de los contratos internacionales",
Editorial Funglode, Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales, 2013, Santo Domingo,
República Dominicana, p. 186 y ss.
[6] La expresión "orden público internacional" es de utilización común en la doctrina, pero ello no le
exime de críticas razonables, puesto que por sí sola puede ser engañosa y confusa, en tanto que
sugiere falsamente la existencia de principios universalmente aceptados, cuando en realidad se
trata de "orden público en el Derecho Internacional Privado". Ver MADRID MARTÍNEZ, Claudia:
"Instituciones Generales de Derecho Internacional Privado: Más allá del problema conflictual",
extraído de "Estudios de Derecho Internacional Privado: homenaje a Tatiana Maekelt: contribución
de sus alumnos", Editado por GUERRA, Victor Hugo, Universidad Católica Andrés Bello, 2012,
Caracas, Venezuela, p. 155-226.
[7] "Averiguar" el contenido del derecho extranjero realmente sí es necesario, porque sólo
conociendo su contenido y sus efectos es posible tomar la decisión de no aplicarlo en base a la
excepción de orden público internacional.
[8] WEINBERG, Inés M.: "Derecho Internacional Privado", Editora LexisNexis Depalma, 2004,
Buenos Aires, Argentina, p. 139 y 144.
[9] DE MIGUEL ASENSIO, Pedro A.: "Contratación comercial internacional", extraído de "Derecho
de los Negocios Internacionales" de FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos; ARENAS GARCÍA, Rafael
y DE MIGUEL ASENSIO, Pedro Alberto, Editora Iustel, 2013, Madrid, España, p. 343.
[10] Ibíd.
[11] VIÑAS FARRÉ, Ramón: "Dret Internacional Privat del Principat D'Andorra", Vol. I, Editora
Marcial Pons, 2002, Barcelona, España, p. 100 (traducción libre).
[12] ROSARIO, Juan Manuel: "Tratado de Derecho Internacional Privado", Ediciones Jurídicas
Trajano Potentini, 2005, Santo Domingo República Dominicana, p. 91-93.
[13] ROLDÁN PARDO, Juan Felipe: "El estado del arte del concepto de orden público internacional
en el ámbito del derecho internacional privado y arbitraje internacional", publicado en Revista de
Derecho Privado N° 44, Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, julio-diciembre 2010,
Bogotá, Colombia, p. 10.
[14] Los subrayados que figuran en los artículos citados de la Ley No. 544-14 corresponden al
autor.
[15] Ver artículo 3 de la Ley No. 544-14.
[16] En este caso, determinar si existe una ley especial que incluye contenido regulador de
supuestos de Derecho Internacional Privado; en caso positivo, prevalecen las disposiciones de
dicha ley especial, en consecuencia, también prevalece todo lo que diga esa ley referente al orden
público internacional (ver artículo 4 de la Ley No. 544-14).
[17] Ver artículo 1 de la Ley General de Defensa de la Competencia No. 42-08 (G.O. No. 10458);
artículo 2 de la Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario No. 358-05
(G.O. No. 10337); y artículo 111 de la Constitución dominicana.
[18] MOJICA GÓMEZ, Liseth A.: "Manual Práctico Derecho Internacional Privado", Centro Editorial
Universidad del Rosario, Facultad de Jurisprudencia, 2003, Colombia, p. 38-42.
[19] GRAHAM, James: "Teoría General de Derecho Internacional: Derecho Internacional Público,
Derecho Internacional Privado, Derecho Transnacional", Zamanga Editores, 2014, p. 137.
14
CISG Y DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO: APLICABILIDAD CONFORME A
LA NUEVA LEY NÚM. 544-14
___________________________________________________________
15
- Primero, incertidumbre sobre cuál ley regirá el contrato, dependiendo del
Estado donde sea iniciado el litigio y la forma en que su DIPr sea aplicado por el juez;
y
En palabras del Profesor Dr. Fernández Rozas, la CISG elaborada por la UNCITRAL
logra alcanzar un equilibrio entre lo deductivo del civil law y lo inductivo del common
law. En síntesis, ésta recoge en un sólo texto uniforme y sustantivo, o de regulación
material del contrato, los temas relativos a la perfección o formación del contrato
(aceptación y oferta), y su contenido en cuanto a los derechos y obligaciones de las
partes (comprador y vendedor).
A pesar del gran éxito y las críticas positivas de la CISG, su contenido no pudo ser
más abarcador, y parte de las causas de ese éxito se debe a las dificultades del
enfrentamiento técnico-jurídico entre las culturas jurídicas anglosajona y
romano-germánica. Por ello, la CISG excluye de su ámbito de aplicación lo que
concierne a la validez total o parcial del contrato y los efectos del contrato sobre la
propiedad de las mercancías.
16
con 83 Estados parte, y ello se debe a la certeza jurídica que brinda a la regulación
contractual material de las compraventas internacionales.
1.- Difícil adaptación al Derecho positivo y/o la cultura jurídica doméstica del
país adoptante.
Es válido afirmar que las primeras cuatro posibles desventajas no han caracterizado a
la CISG. La CISG entró en ejecutoriedad a partir de 1988, y las ratificaciones a su
texto han continuado incesantemente hasta el mes de septiembre de 2014, cuando
ocurrieron las más recientes adhesiones: la República Cooperativa de Guyana y la
República de Madagascar. La cantidad y la naturaleza de las reservas declaradas,
según consta en la base de datos de la UNCITRAL, tampoco ha surtido un efecto
perjudicial que comprometa la eficacia de la CISG.
17
En aspectos concretos, discusiones como, por ejemplo, si la CISG se adapta o no a
las formas electrónicas contemporáneas de celebración de contratos internacionales
de compraventa, están prácticamente resueltas. El "CISG Advisory Council" o
"Consejo Consultivo de la CISG", establecido en París desde 2001, reconocido en
2012 como observador de la UNCITRAL, y utilizado en ocasiones como fuente de
interpretación por la doctrina y tribunales estatales (por ejemplo: la Suprema Corte de
Alemania y el "Federal District Court" de Nueva York)[2], ha emitido opiniones
favorables, sosteniendo que la emisión de oferta y aceptación entre partes, por medio
de Internet, es perfectamente compatible con la aplicación de la CISG. Resumido por
el profesor Sixto Sánchez Lorenzo, bajo la luz de la CISG y la opinión de su Advisory
Council, resulta claro que "El término verbal incluye el sonido transmitido
electrónicamente en tiempo real; el término comunicación incluye las comunicaciones
electrónicas y el término escrito incluye todo tipo de comunicación electrónica que sea
susceptible de ser recuperada de forma tangible" (SÁNCHEZ LORENZO, Sixto, 2012).
18
Éste último punto resalta una característica práctica atractiva de la CISG, en caso de
ausencia de acuerdo entre partes en cuanto a la ley aplicable al contrato. Mientras,
por un lado, el derecho material aplicable está subordinado a una remisión a posteriori
por parte de la norma de conflicto prevista por el DIPr del foro (cuya aplicación
corresponderá al criterio del juez apoderado), por otro lado, la CISG constituye la
norma material aplicable a priori, siempre y cuando se cumplan los requisitos
previstos en la misma CISG para que ésta sea aplicable. En resumen, estos requisitos
son (FLECHTNER, Harry):
19
Derecho, y más aún, para garantizar que prevalezca la previsibilidad de la solución
jurídica que dota a la CISG de un peculiar mérito.
20
temporal de la CISG, la calificación jurídica del "momento de celebración del contrato"
se desarrollará conforme al derecho civil dominicano o conforme a la misma CISG.
Tomando en cuenta que la CISG forma parte del Derecho de Estados Unidos y
España, es entendible que la República Dominicana debe identificar como un
elemento provechoso la aplicación de la CISG con esos interlocutores comerciales.
21
Informaciones oficiales han reseñado que EE.UU. y España representan el 45% de
inversión extranjera en RD[5]. Además, de acuerdo a los datos del año 2010 y 2012
publicados por la Dirección de Comercio Exterior del Ministerio de Industria y
Comercio, los intercambios comerciales entre RD y DR-CAFTA, y RD y
CARIFORUM/EPA se encuentran actualmente entre los principales canales de
comercio internacional del país[6]. Estas son razones más que suficientes para dotar
de seguridad jurídica material a las relaciones comerciales privadas en materia de
compraventa internacional de mercaderías.
Pero, para elaborar una conclusión justa, en el contexto de la CISG existirá siempre
un costo residual de potencial necesidad de familiarizarse con legislación estatal
extraña, y ello sucederá para todos los aspectos no regulados por la CISG. Por esa
razón se recomienda apoyarse en la priorización del principio de autonomía de
voluntad de las partes como columna vertebral de la CISG, con el objetivo de
fomentar la elaboración sofisticada de textos contractuales. Para ello, no sólo es
imperativo explorar el contenido de la CISG y la nueva Ley 544-14 (en cuanto a sus
disposiciones sobre ley aplicable, sus alcances y sus límites), sino además ponerse
en contacto con otras normas que marcan la tendencia de armonización del derecho
de los negocios internacionales, a nivel extra estatal, como son los principios
UNIDROIT y los INCOTERMS.
BIBLIOGRAFÍA
22
FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos: "Ius Mercatorum", Colegios Notariales de
España, 2004, España, p.248, 249 y 252.
FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos: "¿Por qué la República Dominicana necesita una
Ley de Derecho Internacional Privado?", publicación en la revista jurídica Gaceta
Judicial, No. 329, del mes de abril de 2014, Santo Domingo, República Dominicana, p.
20.
(https://www.uncitral.org/pdf/english/CISG25/Hahnkamper.pdf).
23
(http://www.cisg.law.pace.edu/cisg/biblio/biblio.html).
24
latinoamericanas, las cuales, contrario a nosotros, han optado por repudiar esta
doctrina.
El 19 y 20 del mes de noviembre del pasado año 2014, tuve la oportunidad de
compartir una mesa de diálogo con el distinguido jurista Lic. Carlos F. Concepción,
abogado estadounidense con sede en Miami, experto en litigios comerciales y
arbitraje internacional, en el marco del Seminario sobre Arbitraje Comercial
Internacional.
Allí discutíamos el caso de países latinoamericanos que han adoptado políticas
anti Forum Non Conveniens. Tales son los casos de Nicaragua, Costa Rica,
Guatemala, Dominica y Ecuador. Por ello, en el 1998, el Parlamento Latinoamericano,
del cual la República Dominicana forma parte, aprobó una ley modelo, sugerida a sus
Estados miembros, que proponía reglas que bloqueaban el acceso a invocar
el Forum Non Conveniens por motivos tales como utilizar la figura para escapar de las
jurisdicciones que imponen sanciones rigurosas por daños al medio ambiente y a la
salud humana.
En el caso de Guatemala, la doctrina del Forum Non Conveniens fue calificada como
“inaceptable, inaplicable e inválida”. Pero en otros casos, como el de Ecuador, se
han adoptado posiciones más radicales, calificando la doctrina de discriminatoria.
Otros países, en cambio, lo que han hecho es limitar el ámbito de aplicación
del Forum Non Conveniens. Tal es el caso de Venezuela, que solo aplica el Forum
Non Conveniens en la jurisdicción marítima.
Ahora bien, este no ha sido el caso de la República Dominicana. Como ya se ha
indicado, el 15 de octubre de 2014, la Cámara del Senado aprobó en segunda
lectura, la Ley de Derecho Internacional Privado, promulgada el 18 de diciembre de
2014, la cual consagra por primera vez en nuestro derecho positivo la doctrina del
Foro de competencia no conveniente.
No obstante, no es esta la primera vez que la República Dominicana contempla lo
que en el trasfondo propone el Forum Non Conveniens, o sea, el desapoderamiento
del foro doméstico para apoderar al tribunal extranjero que esté en mejores
condiciones de conocer la demanda. El 14 de diciembre de 2009, la República
Dominicana se adhirió al Convenio de La Haya de 19 de octubre de 1996 Relativo a la
Competencia, la Ley Aplicable, el Reconocimiento, la Ejecución y la Cooperación en
materia de Responsabilidad Parental y de Medidas de Protección de los Niños, en
vigencia desde el 1 de octubre de 2010. El artículo 8 de dicho Convenio permite al
juez, que, aún cuando tuviere competencia, la decline a favor de otro Estado que
estuviese en condiciones de apreciar el caso en mejor interés del niño, lo que es en
esencia el Forum Non Conveniens.
Ya entrando en materia, conforme a las reglas de nuestro derecho procesal, una vez
el tribunal está apoderado, uno de los primeros aspectos que está obligado a verificar
es lo relativo a su propia competencia y, si es competente, no puede desapoderarse,
bajo pena de denegación de justicia.
Ahora bien, qué sucede, la problemática con la aplicación del Foro de competencia
no conveniente en la República Dominicana no es un asunto de competencia, ya que
conforme a la nueva Ley de Derecho Internacional Privado, queda claro que las
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partes tienen base legal para invocarlo, por lo que el tribunal, aun siendo competente,
pondría declinar la competencia a una jurisdicción más conveniente. Y es aquí donde
radica el punto controvertido.
El art. 23 de la nueva Ley de Derecho Internacional Privado de la República
Dominicana limita a dos los casos en que, a instancia de parte, el tribunal dominicano
puede aplicar el Forum Non Conveniens, estos son:
1. Cuando deban practicarse pruebas testimoniales y los testigos residan en el
extranjero, y sea altamente oneroso para cada una de las partes la práctica de
tales pruebas en el extranjero, o la comparecencia de los mismos ante los
tribunales dominicanos.
1. Cuando sea necesario una inspección judicial para una mejor apreciación de los
hechos y dichas diligencias deban ser efectuadas en el extranjero.
2. La localización de la mayoría de las partes;
3. La localización de los testigos claves y las pruebas;
4. Las disposiciones contractuales que especifican las leyes aplicables, o los
acuerdos de jurisdicción;
5. El que se evite una multiplicidad de procedimientos;
6. La aplicación del derecho y su valoración en relación con las cuestiones de hecho
que deberán ser decididas;
7. La localización geográfica de los factores que sugieran que es el foro natural
8. Determinar si declinar la jurisdicción privaría al actor o los demandados de una
ventaja jurídica legitima disponible en el foro doméstico”.
Esta redacción del artículo 23 de la citada ley, con respecto al Foro de competencia
no conveniente, presenta serias lagunas y sus conceptos legales están sujetos a
interpretaciones muy subjetivas:
1.- Primeramente, se habla de prácticas de pruebas testimoniales “altamente
onerosas”. ¿Cuál es el alcance de esta onerosidad? ¿Quién determina qué monto es
oneroso? ¿Cuál es el parámetro de medición utilizado? Ciertamente no lo sabemos.
Incluso, una de las críticas mismas del Foro de competencia no conveniente lo ha
sido el determinar hasta qué punto puede hablarse de qué resulta realmente más
beneficioso para una parte.
Imaginémonos el caso en que se apodere una jurisdicción, en la cual se invoca el
Foro de competencia no conveniente. En dicho caso, hay que esperar a que esa
jurisdicción se desapodere, para luego ir a la jurisdicción alternativa e reiniciar el
pleito. Todo porque una parte alega que una prueba testimonial sería potencialmente
onerosa.
Entonces nos preguntamos: ¿No es esto contraproducente? ¿No es más oneroso
reiniciar el proceso considerando los gastos legales que esto implicaría?
2.- Por otro lado, el citado artículo establece que se puede invocar el Foro de
competencia no conveniente cuando sea necesario una “inspección judicial”.
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Nos preguntamos: ¿qué es la inspección judicial? Ciertamente no es una terminología
de nuestro derecho positivo ¿Se trata de una inspección de lugares o bien de una
verificación personal del tribunal, conforme se contempla en el Proyecto de Código
Procesal Civil? Es necesario precisar términos.
3.- En tercer lugar y la problemática más importante ¿por qué dos medios de
prueba? ¿por qué no incluir el caso de un peritaje que resulte altamente oneroso?
Que es incluso más probable que un informativo oneroso ¿por qué no otros medios
de prueba? O, más aún ¿por qué limitarlo a los medios de prueba?
Ya hemos dicho que el Foro de competencia no conveniente es la doctrina del
tribunal más apropiado o conveniente para atender de una controversia. Entonces
¿Por qué limitarlo a estos dos casos?
Según la doctrina internacional, el Foro de competencia no conveniente podría ser
invocado incluso en una situación en la que durante un proceso que se ventile en un
foro determinado surgieren varias situaciones en otra jurisdicción que son esenciales
a la solución de la controversia trabada en la jurisdicción inicial. Conforme a nuestra
legislación, no sería posible invocar el Foro de competencia no conveniente en este
caso.
En países con sistemas similares al nuestro se han percatado de que no obstante los
esfuerzos por legislar normas jurisdiccionales que consideren la relación entre las
controversias y el estado del foro, es imposible prever todas las posibilidades. Ello
hizo necesario un instrumento flexible como el Foro No Conveniente. En la República
Dominicana, parecería que esa flexibilidad que se procura con el Foro de
competencia no conveniente desaparece, ya que solo se aplica a dos casos antes
indicados.
Para plantearles un caso práctico, en el año 2009, el Tribunal Supremo de Puerto
Rico ventilaba un caso en el que un abogado dominicano tenía una controversia con
un cliente puertorriqueño por la ejecución de un contrato de cuota Litis.
Resulta que el abogado dominicano le ofreció a su cliente sus servicios para
regularizar una situación con un inmueble localizado en la República Dominicana.
Resuelto el problema y una vez el abogado dominicano le entrega su título a su
cliente, el último comienza a realizar pagos parciales de lo que se pactó como
contingencia.
En el ínterin, el inmueble fue objeto de nuevas Litis, por lo que el cliente retiene los
pagos que le hacía al abogado alegando que este último no había cumplido su
función cabalmente.
Ante esta situación, el abogado dominicano demanda a su cliente en Puerto Rico,
conforme a la legislación de dicho país.
El proceso fue así instruido en Puerto Rico, de tal manera que estaba casi a nivel de
una sentencia y no fue sino hasta ese momento que la barra de la defensa invocó
el Forum Non Conveniens, justificándose en que la mayor parte de las evidencias,
incluso el inmueble en cuestión, se encontraban en la República Dominicana.
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En su Sentencia, el Tribunal Supremo de Puerto Rico rechaza el Forum Non
Conveniens en base a lo siguiente, y dice:
“Para determinar si un foro es claramente inapropiado, se deben ponderar, entre
otros, los siguientes factores privados:
1.- La conveniencia para las partes de litigar en el Estado donde se encuentra el foro;
2.- La localización de las fuentes de prueba y los mecanismos para obtenerlas;
3.- Los términos prescriptivos;
4.- El reconocimiento de sentencias y la posibilidad de ejecutar la sentencia en el país
donde el demandado tiene sus bienes; y
5.- Que la petición para paralizar se presente en un momento oportuno.”
Evidentemente, este último punto fue el motivo del rechazo en el caso de marras. Si
bien todas las pruebas y hasta el inmueble en cuestión estaban en la República
Dominicana ¿de qué vale invocar esta figura si ya todo lo que resultaba oneroso o de
difícil ejecución en el proceso había sido completado? Por ende, resultaría “menos
conveniente” para las partes iniciar el pleito desde cero en la jurisdicción alternativa.
Con este ejemplo, lo que quiero poner de relevancia es que la doctrina del Forum
Non Conveniens, en la mayor parte de las jurisdicciones en las que son aplicadas, no
tiene estas limitantes que presenta nuestra ley.
Hay otros casos interesantísimos que ameritan un estudio profundo y que nos
ayudarán a entender la forma que ha tomado el Forum Non Conveniens a través de
los años y las creativas soluciones que los tribunales han tomado en cada caso
particular.
Por ejemplo, en diciembre de 1984, una planta química radicada en la India y
manejada por una compañía cuya casa matriz se encontraba en Estados Unidos,
causó daños irreparables a la salud de aproximadamente medio millar de personas
producto de un escape de gas tóxico. El incidente fue mundialmente conocido como
“el desastre de Bophal”.
Luego de procesos judiciales y transaccionales que duraron años, la parte
demandada invocó el Forum Non Conveniens ante la Corte de New York. Lo
interesante de este caso es que dicha Corte acogió el Forum Non Conveniens pero
dictó una sentencia “condicionada”. Estas condiciones fueron:
1.- Que la demandada no planteara la incompetencia en la India;
2.- Que no opusiera la prescripción de la acción y;
3.- Que cumpliera con la sentencia que dictara la justicia de la India.
Otros países, como es el caso del Reino Unido, han rechazado la aplicación
del Forum Non Conveniens invocando la incompatibilidad de esta figura con el
artículo 2 del Convenio de Bruselas, siendo esta última una especie de excepción
del Forum Non Conveniens. En fin, los casos son muchos y variados.
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Finalmente, en estudios de derecho comparado Américo-Canadiense se ha discutido
la metodología que debe utilizarse para aplicar el Foro de competencia no
conveniente a cada caso en particular.
Entiendo que esta metodología contempla lineamientos interesantísimos que serían
de gran ayuda y servirían para sentar las bases de esta doctrina en la República
Dominicana.
Conforme a ella:
“El criterio de análisis consiste en determinar si hay claramente una jurisdicción más
adecuada que el foro domestico elegido por el acto en el cual el caso debe ser
ventilado. La elección del foro más adecuado está diseñada para asegurar que la
acción sea ventilada en la jurisdicción que tenga la vinculación más cercana a las
partes, para cuya aplicación los tribunales deben analizar los siguientes factores:
Por último podemos agregar dos factores más:
1. Evaluar si quien invoca la figura lo hace exclusivamente con el interés de evitar las
altas sanciones o condenaciones pecuniarias de un país u otro, evitando así la
proliferación del “forum shopping”, que no es más que la tendencia a elegir el
tribunal en función de la generosidad de la indemnización, en casos de
jurisdicción concurrente.
2. El respeto del orden público internacional.
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Industria Musical". Director de Tutela de Derechos del Defensor del Pueblo, Profesor
de la Materia "Derecho Migratorio y Consular de la PUCMM", Abogado Socio de la
Oficina Castillo Pantaleón Asesoría Jurídica y autor de artículos sobre comercio
internacional y migraciones internacionales.
[1] Las cuestiones sobre derecho del comercio internacional, como por ejemplo, el
sistema de normas multilaterales y plurilaterales de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) y los acuerdos comerciales regionales (ACR), se encuentran fuera
del área de trabajo de la UNCITRAL. Los destinatarios de las regulaciones de la OMC
y los ACR son los Estados y los organismos internacionales, quienes reconocen y
aplican sus normas y se someten a sus métodos de solución de disputas propios, por
lo que tales cuestiones se encuentran mucho más ligadas a la materia de Derecho
Internacional Público (FERNÁNDEZ ROZAS, 2004) y el Derecho Económico
Internacional (FERNÁNDEZ ROZAS, 2010).
[2] Este dato puede ser confirmado consultando el enlace "Case law", al final de la
página: http://www.cisg-ac.org/.
[3] Por ejemplo: principio de autonomía de las partes, principio de buena fe, principio
de informalidad.
[4] Resolución del Congreso Nacional No. 42-10, de fecha 25 de febrero de 2010
(G.O. No. 10566).
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