leucorrea patológica
leucorrea fisiológica
Lavar la vulva únicamente con agua, ya que una higiene excesiva podría
favorecer la colonización de bacterias y agravarla con una infección.
Deben guardarse en un lugar fresco y seco, y lejos del alcance de los niños.
Introducción en la vagina
Los óvulos vaginales se fabrican con la forma idónea para introducirlos en la
vagina con facilidad, de modo que luego la sustancia activa se libera
lentamente a medida que el óvulo se funde al someterse a la temperatura
corporal. La técnica para ponérselos es sencilla:
Para ponérselo se debe estar sentada o tumbada con las piernas abiertas y
dobladas.
Ya sea con los dedos o valiéndose del aplicador, se debe introducir el óvulo en
la vagina con suavidad y empujarlo lo más adentro como sea posible. Si se
utiliza el aplicador, una vez colocado en su sitio hay que presionar el émbolo
del mismo para liberarlo y luego retirarlo con suavidad.
Al fundirse el aceite vegetal que constituye la base para la sustancia activa,
cabe la posibilidad de que se exude un poco a través del conducto vaginal, por
lo que es recomendable utilizar una compresa para evitar manchar la ropa.
Por último hay que lavarse nuevamente las manos para eliminar los restos que
hayan podido quedar en la piel al manipular los óvulos vaginales.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois,
Estados Unidos, han desarrollado un aparato reproductor femenino en miniatura del tamaño de
la palma de su mano y podría eventualmente cambiar el futuro de la investigación y el
tratamiento de enfermedades en los órganos reproductivos de las mujeres.
Esta nueva tecnología tridimensional, denominada EVATAR, está fabricada con tejido humano y
permitirá a los científicos realizar pruebas muy necesarias sobre la seguridad y la eficacia de nuevos
fármacos en el sistema reproductivo femenino. EVATAR también ayudará a los científicos a
entender las enfermedades del tracto reproductivo femenino, como la endometriosis, los
fibromas (que afectan hasta el 80 por ciento de las mujeres), el cáncer y la infertilidad.
El objetivo final es utilizar células madre de un paciente individual y crear un modelo
personalizado de su sistema reproductivo. EVATAR, que se asemeja a un pequeño cubo, contiene
modelos tridimensionales de ovarios, trompas de Falopio, útero, cuello del útero, vagina e hígado
con bombeo de líquidos especiales a través de todos ellos que realizan la función de la sangre.
"No es nada menos que una tecnología revolucionaria", afirma la investigadora principal,
Teresa Woodruff, científica en cuestiones de reproducción y directora del Instituto de Investigación
de la Salud de la Mujer en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. Los
modelos de órganos son capaces de comunicarse entre sí a través de sustancias secretadas,
incluyendo hormonas, para parecerse mucho a cómo trabajan todos juntos en el cuerpo.
Woodruff está trabajando en el proyecto con otros científicos de Northwestern, la Universidad
de Illinois en Chicago (UIC) y Draper Laboratory. El proyecto, que se detalla en un artículo que
se publica este martes en 'Nature Communications', es parte de un esfuerzo más grande de los
Institutos Nacionales de Salud estadounidenses para crear "un cuerpo en un chip". "Si tuviera tus
células madre y creara un corazón, un hígado, un pulmón y ovarios, podría probar diez fármacos
diferentes en diez dosis distintas en ti y decir 'Aquí está el medicamento que te ayudará a tratar tu
Alzheimer o Parkinson o diabetes -dice Woodruff-. Es lo último en medicina personalizada, un
modelo de tu cuerpo para probar fármacos. Esto nos ayudará a desarrollar tratamientos
individualizados y ver cómo las mujeres pueden metabolizar los fármacos de manera diferente de los
hombres".
Un cultivo dinámico de comunicación entre órganos
La tecnología EVATAR es revolucionaria porque el tracto reproductivo crea un cultivo dinámico en
la que los órganos se comunican entre sí en lugar de tener células estáticas quietas en un plato de
plástico plano. "Esto imita lo que realmente sucede en el cuerpo -destaca Woodruff-. En diez años,
esta tecnología, llamada microfluídica, será la tecnología predominante para la investigación
biológica".
Para el proyecto, Woodruff desarrolló los ovarios; Julie Kim, profesora asociada de Obstetricia y
Ginecología en Feinberg, el útero; Spiro Getsios, profesor asistente en Dermatología y Biología
Celular y Molecular en Feinberg, creó el cuello del útero y la vagina y Joanna Burdette, de la UIC,
hizo las trompas de Falopio. El hígado también se incluye en el sistema porque metaboliza los
fármacos.
El dispositivo microfluídico es del tamaño de una caja de bento y tiene una serie de cables y
bombas que hacen que los materiales (sangre simulada) fluyan entre los huecos. La tecnología
también abrirá puertas en las causas de la endometriosis, fibromas y algunos cánceres. "Todas estas
enfermedades son impulsadas por hormonas y realmente no sabemos cómo tratarlas, excepto
con la cirugía -señala Burdette, de la UIC-. Este sistema nos permitirá estudiar qué causa estas
enfermedades y cómo tratarlas". "El sistema es fantástico para el estudio del cáncer, que a menudo
se analiza como células aisladas en lugar de células de todo el sistema, lo que va a cambiar la forma
en que estudiamos el cáncer", agrega.
El sistema también permitirá a los científicos probar millones de compuestos en el medio ambiente
y nuevos productos farmacéuticos para entender cómo afectan al sistema reproductivo y muchos
otros órganos en el cuerpo. "Esta tecnología nos ayudará a ver las pruebas de fármacos y el
descubrimiento de medicamentos de una manera completamente nueva", plantea Woodruff.
"Con la investigación de Teresa Woodruff usando la plataforma del sistema de órganos humanos de
Draper, tenemos una demostración convincente de la importancia de un microambiente que permite
que las células funcionen in vitro como lo harían in vivo y la capacidad de interconectar modelos de
órganos en una plataforma y trabajar de manera estable y precisa durante semanas o meses", añade
Jeffrey T. Borenstein, ingeniero biomédico de Draper.
El sistema de órganos humanos de Draper debería ser capaz de identificar fármacos eficaces e
ineficaces al comienzo del proceso de descubrimiento de medicamentos, permitiendo a los
desarrolladores reorientar los recursos sobre los candidatos fuertes antes y terminar la investigación
improductiva antes, minimizando los costos, según Borenstein. La nueva tecnología funciona en
gran medida porque los científicos desarrollaron un medio universal que actúa de la misma
manera que la sangre y circula entre cada uno de los sistemas de órganos. "Razonamos que los
órganos del cuerpo están en un medio -la sangre- por lo que creamos una versión simple de la sangre
y permitimos que los tejidos se comuniquen a través del medio", concluye Woodruff.