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SUEÑOS EN GESTALT

… el sueño es un mensaje existencial. Es algo más que una situación


inconclusa, algo más que un deseo insatisfecho, algo más que una profecía:
es un mensaje de uno mismo a uno mismo, a la parte de uno que está
escuchando, sea cual fuere esta. Es posiblemente la expresión más
espontánea del ser humano, una pequeña obra de arte que forjamos con
nuestra vida; y todos los fragmentos del sueño, todas las situaciones que en
él aparecen, son creación del propio durmiente. Por supuesto, algunos
fragmentos proceden de la memoria o de la realidad, pero lo importante es:
¿qué lleva al durmiente a escoger ese trozo particular? Ninguna de las
elecciones que se hacen en el sueño es obra de la casualidad. Como en la
paranoia, la persona que proyecta busca una percha donde colgar su
sombrero. Cada uno de sus aspectos es una parte de la persona que sueña,
pero una parte de la que en cierta medida se reniega, proyectándola en otros
objetos. ¿Qué significa la proyección? Que nos hemos desapropiado de
ciertas partes de nosotros mismos, que las hemos enajenado de nosotros y
colocado en el mundo en vez de tenerlas a nuestro alcance como potencial
propio. Hemos vaciado una parte de nosotros en el mundo; por ende,
debemos presentar agujeros, vacíos. Si queremos recuperar nuevamente
esos trozos nuestros tenemos que apelar a técnicas especiales, que nos
permitan reasimilar esas experiencias.

El sueño se constituye en una oportunidad única para el trabajo hacia la


integración de la persona, ya que se hallan allí articulados, en forma
espontánea, conflictos y respuestas, los modos de defenderse, lo temido y
evitado y la potencia para dar nuevas resoluciones a lo planteado. El sueño,
como una totalidad que expresa al soñante, exponiendo su entramado
existencial, posibilita la integración de lo alienado, lo extraño, lo no
reconocido como propio. Esta alienación no hace otra cosa que
empobrecer, angostar el desarrollo del potencial vital con que contamos.

No reconocer, rechazar una parte de nuestro potencial, puede haber sido


necesario en algún momento de la vida, Tal situación se encuentra
seguramente desactualizada.
Las técnicas utilizadas son las mismas que se usan comúnmente en la
terapia grupal o individual: traer el sueño al presente y al aquí; narrarlo en
primera persona (es aconsejable que inicie el relato con la frase "esta es mi
existencia" o "esta es mi vida" para facilitar la identificación con lo que
se narra), inicialmente tal y como ocurrió, y luego, en un segundo relato,
centrándose en los diversos elementos que van apareciendo. El sujeto debe
"ser" cada cosa que figura en su sueño. Si sueña con un mar agitado, pues
él mismo debe ser el mar, su agitación, los peces que contiene, las algas, la
arena, el cielo que lo cubre, las nubes..., sentirse como tales, representarlos,
de tal modo que al actuarlos -como en un psicodrama individual donde el
cliente representa todos los roles, incluyendo el de libretista- pueda acceder
a su mensaje, entenderlos, ver de qué manera se asocian con su vida, e
incorporarlos al sí mismo. El terapeuta se limita, primero, a contener sus
ímpetus interpretativos y a escuchar con atención lo que se dice y, luego, a
guiar al cliente por el sueño haciendo que se detenga en las partes que,
según su experiencia, pueden ser importantes, para que las vivencie; en las
Gestalten inconclusas que surgen en el relato; en lo que experimenta y,
sobre todo, en lo que evita experimentar (llamo aquí la atención sobre las
polaridades ocultas: trabajar también con lo opuesto de aquello que se
presenta en el relato del sueño; por ejemplo, si en el sueño todo es un prado
verde y primaveral se puede hacer que el sujeto se sitúe imaginariamente
en un desierto estéril y en medio de una tormenta de arena, así surgirán
cosas o-cultas que cautamente se evitan y se vivenciarán los opuestos).

En todo momento se debe preguntar: ¿Qué sientes? ¿De qué te das cuenta?
¿Qué te recuerda ello? ¿Cómo se vincula tal o cual cosa con tu vida? ¿Qué
evitas? ¿Con quién estás ahora? ¿Dónde estás?, etc., de tal modo que
facilitemos el awareness del sujeto.

En el trabajo le proponemos al soñante que traiga su sueño al presente y lo


vivencie como sucediendo en el aquí y ahora. Promovemos luego el juego
del reconocimiento de cada aspecto del sueño como un aspecto del soñante.
Recuperamos la emoción que allí emerge y estimulamos la expresión y el
contacto con los distintos elementos escindidos. Se trata de recrear y
facilitar el encuentro con lo más evitado y temido, explorando y
expandiendo actitudes rechazadas prejuiciosamente por los límites del
autoconcepto.

Los elementos más significativos de los sueños son los que se rechazan.
Generalmente es en lo más rechazado (ya sea desagradable o agradable),
donde encontramos la fuerza de resolución del conflicto planteado
dramáticamente en el sueño. Este punto suele reflejar alguna conflictiva de
la vida cotidiana del soñante.

Los sueños se constituyen así en una puerta de entrada hacia el


conocimiento de nuestra intimidad psíquica, revelando situaciones
pendientes de resolución, cuestiones inconclusas, formas repetidas de
afrontar nuestras cuestiones existenciales, evitaciones riesgosas del dolor y
a la vez una inmensa fuente de potencia y creatividad.

Toda la intuición, conocimiento y presencia del terapeuta gestáltico se


ponen al servicio de trabajar el sueño, teniendo siempre presente que es el
soñante quien guía. El terapeuta no interpreta, acompaña y facilita con sus
consignas, los procesos de contacto y expresión vivencial de lo soñado. El
objetivo es darse cuenta del mensaje que el sueño trae para la propia
existencia

Al decir de Perls, la dificultad en recordar los sueños a pesar de


los esfuerzos para revivenciarlos nos indica una fuerza de la
tendencia del individuo para alienar el sueño de su propia
existencia. En la alienación, en lo enajenado vemos una parte que
no se puede reposeer, se trata de una parte de uno mismo que se
ha empobrecido, que queda por fuera de nuestra propia
responabilidad, al no reposeerlo nuestro potencial se va
achicando.

P. dice :”si uno se niega a recordar sus sueños, uno se niega


realmente a encarar su propia existencia, a encarar lo que
realmente esta mal en su existencia. Uno evita luchar con sus
asuntos desagradables”……

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