Tres años después, en 1998, con su segunda novela, Sara sonríe de último, obtiene el
Premio de Novela Mario Monteforte Toledo, una obra publicada en 2001, que perfila a
anunciar los nuevos rumbos de su narrativa.
Pero el verdadero fuerte del escritor, continúa siendo el relato breve. Víctor Muñoz es uno
de los mejores cuentistas que surgió en este país en la segunda mitad del siglo XX. Vidas
que se apagan por asfixia, por tristeza, por desesperanza. “Vidas inútiles”, como el mismo
autor titula uno de los cuentos mejor logrados del libro y uno de los más sobrecogedores
de su trayectoria literaria.
He aquí entonces una disección fría de las clases medias guatemaltecas y sus rituales
cotidianos, paradójicamente realizada a partir de un enorme respeto por la escritura y por
el ser humano, sin ninguna pose posmoderna, sin arrebatos mesiánicos ni apocalípticos.
Además de narrativa ha publicado paquetes de poesía en edición de autor.
Biografía de Manuel Galich
En 1952 fue candidato a la Presidencia de la República pero fue derrotado por Jacobo
Arbenz. Durante la década democrática de 1944-1954 ocupó diversos cargos, entre ellos
Presidente del Congreso de la República, Ministro de Educación, y Ministro de Relaciones
Exteriores durante el gobierno de Arbenz.
Cuando sucedió el golpe de estado en contra de Jacobo Arbenz en 1954, financiado por
la CIA y comandada por mercenarios, Manuel Galich se encontraba en Argentina. Se exiló
en Cuba, en donde fue Subdirector de la Casa de las Américas. Falleció en la Habana,
Cuba, en 1984.
Dos obras caracterizan ese momento: "El canciller Cadejo" (1940), de Manuel Galich y
"Voz y voto del geranio" (1943), de Otto Raúl González. El primero (teatro de espantos) es
una sátira abierta, que utilizando figuras del folclore guatemalteco, hace una crítica de la
dictadura ubiquista, emparentándola con el fascismo. El segundo, un hermoso poema
donde el poeta canta y exalta, en forma atrevida para la época, al geranio como un
símbolo proletario, reinició la poesía de tendencia social en Guatemala.
Rafael García sobresale en las letras guatemaltecas, como uno de los escritores
desarrollados en nuestro país, su trabajo por la realización de las fabulas, en donde se da
a conocer una observación zagas del medio que vivía y su extenso conocimiento del alma
humana, así como la vida de los animales, en los cuales sirve de disfraz para profundizar
en el comportamiento humano.
En sus treinta y tantas fábulas desarrolladas, las nuevas ideas en un lenguaje satírico y
mordaz, sin ocultar las dificultades que llevaría consigo la transición del régimen colonial
al régimen de independencia. Algunas de sus títulos son: Los muchachos, los sanates y el
loro, Los fueros jumentiles, Los sanates y el burro, El sopilote con golilla, Nuevos sistemas
de gobierno en el reino animal y Los sanates en consejo.
Guatemala lo percibe como uno de sus mejores narradores guatemaltecos, por sus
habilidades y sus entidades literarias que han marcado historia como fabulista e varias
ediciones publicadas de su obra.