Sin duda alguna, muchos de los comportamientos cotidianos, de los juicios y valoraciones éticas y
estéticas manifiestos en nuestros niños -y en nosotros mismos-, son conformados por los universos
sígnicos promovidos por los medios. Universos impuestos desde una perspectiva adulta, muchas
veces ajena a las necesidades del desarrollo infantil. Impuestos desde los grandes centros
transnacionales de la información, que ven en el niño un consumidor, no solo en el mercado de
sueños, sino también, en el mercado de bienes. E impuestos, en no menor medida, desde los centros
de poder político, que ven en la infancia un blanco de manipulación ideológica.
Esta es solo una cara de la historia. Del otro tenemos a una escuela que se sitúa de espaldas a la
totalidad de imágenes que el escolar contemporáneo lleva a su pupitre. El vertiginoso desarrollo
científico-técnico operado en las ultimas décadas ha provocado,ante nuestros
propios ojos, toda una revolución en las distintas esferas de la vida y, en
particular, en los medios audiovisuales de comunicación. Si cuando Johannes
Gensfleish -llamado Gutenberg-, imprimía en Europa los folios de la Biblia,
hacia ya muchos siglos al Este que se conocía el arte de los caracteres
móviles, hoy apenas separan escasos meses la creación de sofisticados
ingenios electrónicos en el Imperio del Sol Naciente y su introducción como
elementos de globalización de una aldea cuyos habitantes, al filo de estrenar
un milenio, aun se desencuentran.
La pantalla ha pasado a formar parte consustancial de los ambientes cotidianos: del cine y el
televisor, hasta el video y el ordenador, la imagen conforma y estructura nuestros modos de percibir
y significar la realidad. Pero, pese a esta explosión icónica, escasos son los programas educativos
que consideran la enseñanza del lenguaje audiovisual y el uso consecuente de los medios a nivel de
formación docente y a nivel escolar. La escuela, atrincherada en una concepción pedagógica que
privilegia a la palabra como único espacio de la racionalidad, no se encuentra preparada para hacer
frente a estos retos. De ahí su antagonismo contra un sistema paralelo de influencias que entroniza lo
imaginario y lo sensorial por sobre la razón y el discurso lógico. Que tramposo y que fácil -ha
apuntado el colombiano Jesús Martín Barbero- echarle la culpa a la televisión de la apatía que los
mas jóvenes sienten hoy por los libros.(1)
Y, en medio de este fuego cruzado de acusaciones mutuas entre la escuela y los medios, se halla el
niño. Los dualismos y dicotomías que han marcado al pensamiento occidental (lo cognitivo vs lo
afectivo; la palabra vs la imagen...), están, como los paradigmas que han guiado a la investigación,
en crisis. En un mundo donde se ha dado inicio a la destrucción de muros y tabiques -con
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Afortunadamente, los giros metodológicos experimentados en los últimos tiempos han venido a
confirmar una verdad que la practica y el sentido común evidenciaban: ni la relación entre ambos
polos de la comunicación de masas es tan simple, ni sus efectos son tan directos.
Deudora del concepto gramsciano de hegemonía, la llamada vuelta al receptor enfatiza las relaciones
interactivas y lúdicas que adjudican un protagonismo a los sujetos de la comunicación y a las
mediaciones que instituciones, culturas y quehaceres cotidianos imponen al consumo de los medios
de comunicación de masas.
Es aquí donde ha de insertarse, de forma sistemática y coherente, las mediaciones que instituciones
tales como la familia y la escuela deben ejercer, como una de las maneras de hacer espectadores.
Para el investigador mexicano Guillermo Orozco Gómez, lo que hagan o dejen de hacer la familia y
la escuela con respecto a la televisión y los niños tiene efectos no solo en su cantidad de exposición
al medio, sino también al tipo de preferencias programáticas, gustos y opiniones sobre lo que se le
ofrece y sobre la forma de apropiarse de sus contenidos. Tal interacción comunicativa es susceptible
de ser modificada en la dirección que se juzgue conveniente, lo que corrobora la importancia de una
educación para la recepción, a través de la cual se abra el camino para que el disfrute de los medios
audiovisuales de comunicación llegue a convertirse en una experiencia lúdica y a la vez de
aprendizaje, mucho mas intensa y productiva de lo que actualmente es y mas acorde con el tipo de
socialización que deben promover los educadores (4).
El lento proceso convergente entre educación y comunicación que se opera en América Latina -
proceso que para la argentina Graciella Carbone ha ido del divorcio, el recelo, y la denuncia, hacia
las posibles vinculaciones (5). , esta aun por consolidarse. Educación, formación o iniciación
cinematográfica, alfabetización audiovisual, educación para los medios de comunicación o
educomunicacion , lectura critica, dinámica o activa son, con distintos énfasis, formas que ha
adoptado y adopta esa aun no determinada disciplina de la didáctica -como ha acotado Ewelina
Nurczynska-Fidelska, profesora de
la Universidad de Lodz (6) ,esa
asignatura pendiente -en opinión
del español Adolfo Bellido López
(7)-.
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El Lic Pablo Ramos es Psicólogo, Jefe del Departamento de Investigaciones del Instituto del Arte y
la Industria Cinematográfica de Cuba (ICAIC), coordinador de la Red "El Universo Audiovisual del
Niño Latinoamericano"
(1) Jesús Martín Barbero, Nuevos modos de leer . Texto realizado para el seminario Mito o realidad
del libro que se llevo a cabo en Bogotá durante la V Feria Internacional del Libro.
(2) Eduard Carpenter y Marshall McLuhan, El aula sin muros, Ed. de Cultura Popular, Barcelona,
1968.
(3) Educación al servicio de los países de Iberoamérica, Segunda Cumbre Iberoamericana, Madrid,
23-24 julio 1992.
(4) Guillermo Orozco Gómez, No hay una sola manera de "hacer" televidentes , Estudios sobre las
culturas contemporáneas, vol. IV, no. 10, p. 153.
(5) Graciella Carbone, Educación y comunicación social , Revista Alternativas, Centro de
Producción Educativa, Pcia. de Buenos Aires, Tandil, 1991, año V, no. 7, pp. 55-80.
(6) Ewelina Nurczynska-Fidelska, Edukacja filmowa na tle kultury literackiej, Wydawnictwo
Uniwersytetu Lodzkiego, Lodz, 1989.
(7) Adolfo Bellido López, Asignatura pendiente: la comunicación audiovisual , en: Juan de Pablo
Pons y Carlos Gortari Drets (Ed.), Nuevas Tecnologías de la información en la educación, Ed. Alfar,
Sevilla, 1992.
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